La Estrella a La Derecha (Edi...

By SOFIMN17

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En la compañía de Thorin Escudo de Roble se une una estrella, la primera de todas, la principal hija de Varda... More

Prólogo
Capítulo 1. Tertulias y Visitas Inesperadas.
Capítulo 2. Una larga jornada
Capítulo 3. Cuentos antiguos.
Capítulo 4. Un diluvio poco convincente
Capítulo 5. ¡A cenar!
Capítulo 6. Una persecución un tanto congelada.
Capítulo 7. Soledad.
Capítulo 8. Encuentros inesperados.
Capítulo 9. Batalla trueno.
Nota.
Capítulo 10. De la sartén al fuego.
Capítulo 11. Confesiones y sentimientos sueltos
Capítulo 12. Una festiva bienvenida.
Capítulo 13. Canciones.
Capítulo 14. Noticias mojadas.
Nota
Capítulo 15. Tobillos rotos.
Capítulo 16. Barriles y flechas.
Capítulo 17. Barriles de contrabando.
Capítulo 19. Sueños.
Capítulo 20. ¿Guerra o Paz?
Capítulo 21. El Final.
Epílogo.
Listo!!

Capítulo 18. Luz y Oscuridad.

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By SOFIMN17

Capítulo18. Luz y Oscuridad.

Cuando Bardo le ordenó a su hijo que los enanos no tenían que salir de la casa, los enanos y las chicas se vieron obligados a aprovechar la oportunidad; así que cuando Bardo salió tuvieron que apartar al muchacho, luego fueron a la herrería (donde estaban todas la armas), algunos entraron por una escalera hecho por los enanos y los que se quedaron afuera estaban esperando.

Los que entraron fueron: Thorin, Kili, Bilbo, Ilmarë (ya con su altura normal) y Nori. Pero, cuando Thorin les dio un arma a cada uno (me refiero a Kili e Ilamrë), se preocupó al verlo muy pálidos así que les preguntó que si estaban bien y ellos dijeron que sí, pero al tratar de bajar Kili se cayó e Ilmarë también. Para el colmo, llegaron los soldados y los llevaron frente al obeso gobernador.

— ¿Qué significa todo esto?— preguntó el gordo gobernador, mientras salía de lo que sería su enorme casa, seguido de Alfrid.
—Los atrapamos robando armas, señor— dijo el guardia al mando.
—Ah, conque enemigos del estado ¿eh?
—Un montón de mercenarios desesperados, si es que lo fueron, señor— dijo Alfrid en forma de insulto.
—¡Cierra el pico! No saben con quién hablan. Este no es un criminal cualquiera. ¡Este es Thorin, hijo de Thrain, hijo de Thror!—dijo Dwalin defendiendo a su amigo y líder, en cambio, Thorin nada más en forma de agradecimiento asintió con la cabeza. Todos los demás al oír aquellas palabras, abrieron los ojos como platos pues estaban en verdad sorprendidos.
—Somos los enanos de Erebor—empezó a hablar Thorin, a la par que la gente del alrededor comenzaba a murmurar—Hemos venido a reclamar nuestra tierra. Recuerdo los viejos tiempos de este pueblo. Flotas de botes cubrían el puerto, llenos de sedas y gemas finas. No era un pueblo olvidado en un lago. Este era el centro del comercio de todo el Norte. Yo vería regresar esposo días. ¡Encendería de nuevo las grandes forjas de los enanos y enviaríamos lujos y riquezas de nuevo desde los Salones de Erebor! — toda la gente estaba comenzando a apoyar las palabras del enano, se estaban emocionando de poder volver a tener las riquezas que en antaño tenían.
—¡Muerte!— se escuchó entre la multitud— ¡Eso es lo que nos traerás!— dijo Bardo saliendo de entre los guardias— Fuego del dragón y ruina. Si despiertan a la bestia, nos destruirá a todos.
—Pueden escuchar a este detractor, pero les prometo esto. Si tenemos éxito, todos compartiremos la riqueza de la Montaña. ¡Tendrán suficiente oro para reconstruir Esgaroth 10 veces más!— dijo Thorin emocionando a la multitud.
— ¡Todos ustedes! ¡Escúchenme! ¿Ya olvidaron lo que le sucedió al Valle? ¿Ya olvidaron a aquellos que murieron en la tormenta de fuego? ¿Y con qué propósito? ¡La a vicia ciega de un Rey de la Montaña, tan desgarrada por la ambición que no podía ver más allá de sus deseos!— dijo Bardo tratando de hacer entender al pueblo una de las posibles consecuencias. Pero, Thorin al escuchar todo lo que dijo se volteó enojado al escucharlo hablar así de su abuelo.
—Ninguno de nosotros debería de apresurase a echar culpas—empezó el disque gobernador, tratando de calmar a todos— ¡No olvidemos que fue, Señor de Valle, tu ancestro —señaló a Bardo con el dedo— quien no pudo matar a la bestia!
Todo el mundo empezó, otra vez, a hacer un alboroto. Thorin veía sorprendido a Bardo por tal revelación.
—Es verdad, señor. Sabemos la historia, flecha tras flecha disparaba y ninguna dio en el blanco— se burló Alfred. Bardo bajó la vista.
—Oh vamos, cállense. Ustedes no tienen ningún derecho a hablar así de un hombre como Bardo. A puesto a que ustedes no hubieran ni siquiera podido disparar una sola flecha. Ustedes, son unos buenos para nada que no saben hacer otra cosa más que aprovecharse se las riquezas, de la gente, de tragar como unos verdaderos cerdo y ni siquiera son capaces de gobernar un pequeño pueblo— sonó la femenina voz pero cansada de Ilmarë.
Todos se quedaron callados pues no esperaban tal revelación de una joven. Uno de los guardias le asestó un puñetazo en el lugar donde tenía la herida de la flecha, poniéndola más pálida y ahogando un grito.
— ¿Y tú qué sabes cómo es gobernar? Solamente eres una simple mujer que serviría de entretenimiento—dijo Alfred.
— ¡¡Cállate!!— le gritó Kili. La compañía empezó a defender a su amiga y acompañante. Pro para dejar todo esto de lado, Bardo se acercó a Thorin.
—No tienes ningún derecho. Ningún derecho a entrar a esa Montaña.
—Yo tengo el derecho único—Thorin se volteó a hablarle al gobernador— Hablo con el Amo de los Hombres del Lago. ¿Verá que se cumpla la profecía? ¿Compartirá la gran riqueza de nuestro pueblo? ¿Qué dice?
—Te digo... ¡Bienvenido!—dijo el gobernador mientras alzaba los brazos. La multitud estalló en gritos mientras que Bardo veía con enojo a la compañía.

*Al día siguiente*

Los enanos y las chicas estaban pasando entre la multitud tratando de llegar a un balsa (que más tarde cargarían con provisiones y cosas que necesitarían), mientras que toda la ciudad (a excepción de Bardo, que estaba en su casa) se despedía.
—Nos falta uno, ¿dónde está Bofur?—preguntó Balin, buscando con la mirada al enano que falta.
—Si no está aquí, lo dejaremos—dijo seriamente Thorin.
—Tendremos que hacerlo, no podemos retrasarnos—dijo Balin dándole la razón.

Cuando los enanos empezaron a cargar la balsa e iban abordando los enanos Thorin detuvo primero a Ilmarë, él le dijo que no los podía acompañar por su mal estado y que cuando se sintiera mejor que los alcanzará, por lo tanto Lessa también se quedó pues no podía abandonar a su mejor amiga a lo cual Thorin no se opuso.

Pero cuando Kili también iba a abordar, al igual que a Ilmarë, el enano mayor le dijo que se quedara y que se recuperara para luego alcanzarlos; el enano más joven se opuso desde un principio pero al ver una pizca de súplica en los ojos de su tío cedió. Al ver todo esto, Fili le reclamó a su tío de que lo cargaría si era necesario pero Thorin se negó rotundamente, así que Fili se quedó junto con su pequeño hermano. Óin también se quedó pues su deber eran los enfermos.

Luego de que los enanos partieran y se despidieran desde el bote de los aldeanos que les despedían con la mano, Kili e Ilamrë se doblegaron de dolor pues el veneno (que estaba corriendo por su sangre) les estaba matando lenta, dolorosa e intensamente por dentro, alarmando a Fili y Lessa quienes medio gritaron sus nombres, muy preocupados.

Buscaron desesperadamente la casa de Bardo, preguntando a cada aldeano que se topaban y éste les decía dónde. Hasta que por fin la encontraron, Bofur tocó la puerta y cuando Bardo les abrió su semblante cambió bastante (demasiado para mí), mientras Bofur trataba de explicarle la situación en el que se encontraban el hombre les dijo que estaba harto de enanos y les hubiera cerrado las puerta en la cara de no haber sido por Bofur que le dijo de golpe que los dos jóvenes estaba muy mal mientras se apartaba para que viera lo mal que se encontraban físicamente; pues los dos estaban sudando (empapando los cabellos que tenían en la frente y a los costados de la cara), la mirada dolorosa que mostraban junto con la expresión facial, su falta de fuerza (pues estaban sostenidos de Lessa y Fili) y por la enorme palidez que tenían.

Al fin fe todo eso, Bardo los dejó pasar para darles ayuda. Bardo le ofreció varias hierbas medicinales a Óin pero el enano necesitaba Aranion (que resultó ser maleza y que se la daban a los cerdos), así que Bofur fue en busca de ellas. Luego de varias horas escuchando gemidos por parte de Ilmarë y Kili (que estaban recostados en mesas), el suelo empezó a temblar por lo que todos medio se tambalearon.
—Debes tomar a tus hijos e irse de aquí, déjenos—le dio Fili al arquero.
— ¿Y adonde iremos? No tenemos a dónde ir.
— ¿Papá?— preguntó su hija mayor.
— ¿Qué va a pasar? El dragón nos matará— dijo la menor. Bardo se quedó viendo al vacío por un momento, hasta que de donde colgaban varias cosas para la cocina sacó una flecha negra. Se fue junto con Bain, y después de varios minutos solamente regresó Bain.

Momentos después, se empezó a escuchar como la madera crujía, pero lo que nadie esperaba (volviéndolo un ataque sorpresa) los orcos rompieron el techo, entraron y empezaron a atacar; Bain escindió a sus hermanas debajo de la mesa de la cocina mientras que él y los enanos trataban de matar a los orcos, pero eran demasiados.

Fue hasta entonces que aquella elfa pelirroja y un elfo rubio entraron por la puerta principal matando orcos a diestra y siniestra mientras que otro elfo rubio entró por el hoyo que los orcos habían hecho. Peleaban y peleaban hasta que de un momento a otro, Ilamrë y Kili se cayeron de los lugares en los que estaban pues unos orcos los habían atacado.

Rainiver ayudó a Ilmarë mientras que Tauriel a Kili. Cuando ya habían acabado con todos los orcos que habían atacado la casa. Legolas se volvió a ver a Ilmarë, viendo por un momento aquellos ojos que le quitaban el aliento, pero esta vez esos ojos estaban sin vida y con una sobra que los cubría. Era obvio que ella estaba pasando a ser mortal y dentro de segundos después de eso, moriría. Fue entonces cuando él se dio cuenta que la estrella estaba a punto de morir.

Creyó que en realidad estaba enamorado de la elfa de cabellos rojizos y ojos verdes, cuando en realidad su corazón siempre le había pertenecido a Ilmarë.

De pronto, algo se apoderó de él en su interior, algo que creyó que no existía pero en ese preciso momento era lo único que pasaba por su mente, y aparte era lo que estaba sintiendo: el miedo.
Él jamás sintió algo como aquello pero con tan solo ver a aquella muchacha de esa horrible manera, se debilitó como si el mundo se le cayera encima, en miles de pedazos, rompiendo su corazón.

Fue ahí cuando tuvo que apartar la mirada de su amada, para dirigirla hacia los causantes de que ella estuviera en esa situación. Pero si nos ponemos a pensar, él nunca se hubiera dado cuenta de que siempre había estado enamorado de ella. ¿Ya ven hasta qué punto tiene que llegar tal situación para darse cuenta de lo que uno en verdad siente?

Pero lo que él no sabía, era que ella todavía seguía consiente y no estaba completamente en el mundo de las sombras. Ilmarë por su parte, mal interpreto la ida del elfo que había robado su corazón años atrás, pensando que a él no le importaba lo que ella estuviera viviendo y que la estaba dejando a su propia suerte.

Después, sintió un agudo dolor (pero déjenme decirles que aliviante) en la parte baja del abdomen. Soltó un gran grito desgarrador pues la sombra que se estaba apoderando de ella la estaba dejando, pero al estar saliendo de ella se estaba llevando parte de sus fuerzas que podría recuperar descansando mucho.

Era tal aquel dolor tan insoportable e intolerable que sigue gritando pero ya menos fuerte hasta que simplemente se volvieron pequeños y cortos gemidos, pues taba volviendo a la luz y por lo tanto, a ser inmortal otra vez. Pero, el dolor también la había dejado tan cansada que lo mejor fue que se durmiera (y por dormir me refiero a que se desmayara), cayendo en un oscuridad luminosa.


mso-fareast-thwM'Bueno, eh aquí el capítulo...

Dedicado a LynMy1605 que sin ella no hubiera seguido...
No olviden dejar su comentario y su voto... También no olviden pasarse por mis otras novelas...
Besos 😘😘


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