Christian.
—¡Cariño, llegó Emilia! —Gritó mi madre.
—¡Tía, te he dicho que me llames Emily! —Le escuché gritar.
Bajé las escaleras corriendo y me abalancé sobre ella riendo, ella se colgó de mi cuello y rió junto a mi.
—¡Te extrañé, Chrisbubú!
—¡Y yo a ti, Emibebé! —Reímos por nuestros estúpidos apodos.
Nos separamos y sonreí.
—¿Qué haces aquí? —Pregunté sorprendido.
—Mamá me dejó venir a visitar a mi primo favorito, ¡Toda una semana! —Exclamó emocionada.
—Que bien, hay alguien a quien quiero presentarte —Sonreí.
—Genial, otra perra que ahuyentar... —Susurró, pero aún así pude escucharla.
—No —Espeté —. No quiero que te metas con ella —Le advertí.
—Pero Christian —Se quejó —... Tú estás reservado para Sarah —Sonrió.
Mi madre se fué a la cocina para escapar de nuestra pequeña discusión.
—¡Tiene 14 años! —Exclamé frustrado.
—Si, yo 16 y tu 18, ¿Qué con eso? —Preguntó molesta — ¡La edad no importa en el amor! —Exclamó.
—¡Yo no la amo! ¡Yo sólo amo a mi novia! —Suspiré.
El timbre sonó y mamá corrió a abrir la puerta, yo estaba de espaldas, frente a Emily, y ni me molesté en mirar. Ella miró por encima de mi hombro y un atisbo de sonrisa apareció en sus labios, pero luego suspiró.
—Está bien, lo siento, Chrisbubú. Te quiero —Sonrió mientras se acercaba a mi.
—También yo a ti, Emibebé —Reí.
Emily se acercó a mi y me besó, si, ¡Me besó!
—¡Christian! —Escuché gritar a mi madre. Me quité a Emily de encima y me di media vuelta —¿Qué se supone que es esto?
Pero yo no miraba a mi madre, yo sólo podía mirar a Mackenzie, el amor de mi vida, dirigiéndome una mirada que nunca me había dedicado antes; decepción.
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Otro capítulo, sólo para ustedes.
Los amo.