- Resulta dificil de creer que esas coloridas mariposas que revolotean por la ventana y que ansías atrapar, vengan de unas pequeñas orugas que viven en tu jardín y que seguramente se dan un banquete con tus flores y plantas , ¿ verdad Juanito ?
- Cierto abuelo. ¿ De verdas vienen de las feas orugas ? A mi me da asco cogerlas - admite el chiquillo observando con algo de repugnancia como sus orugas devoran algunas hojas.
- Pues sí hijo, las mismas mariposas fueron una vez orugas. Pero en verdad, son de esos colores para esconderse. Asi sus enemigos no los pueden percibir.
- Abu, ¿ y por qué entonces son tan bonitas las mariposas ? ¿ Quieren que les pillen ? ¿ pueden teñirse las alas ? - pregunta el pequeño de seis años, muy inocente.
- No creo que se las puedan teñir Juanito, aunque quien sabe . En realidad, tienen esos colores tan bonitos por unas razones, ¿ sabes ?
- ¿ Y para qué ?
- Entre otras cosas, los chicos las usan para impresionar a las chicas.
- ¿ Como yo con mi coche teledirigido ?
- Bueeeeno... En el caso de las mariposas, imagínate que los chicos revolotean alrededor de las amadas y les echan un perfume por encima que les gusta mucho. Entonces ellas, atraidas por el olor, le conceden su amor - Intenta explicarle el hombre mayor a su nieto de forma que lo entienda. - Además, para protegerse algunas tienen pintadas en las alas unos falsos ojos, para que los depredadores se asusten.
- Ahh valee. Así que las mariposas vinieron de las orugas - retoma el tema anterior - Y ellas de donde vinieron ?
- Vinieron de huevos que una mariposa adulta puso en unas plantas. Cada especie de oruga requiere unas pocas de plantas para su alimentación . Por eso, si estas plantas mueren, podrían estar en peligro.
- ¿ Por eso los mayores decís que no debemos arrancarlas ?
- Entre otras cosas.
- Y....
- Mira Juanito - le corta su abuelo - Voy a contarte una historia sobre el hombre y las mariposas, a ver si así se te solucionan tus dudas, ¿ eh ?
- Me parece bien abuelito. Empieza - se acomoda en las rodillas del señor, recostado en el sillón. - Había una vez...