Selena
La cabaña seguía igual a como la había dejado, aunque ahora se encontraba dos carro más afuera; Perrie y Niall ya habían llegado.
Miré con precaución antes de entrar, no quería encontrarme a ese segundo plato, por nada del mundo. La casa estaba vacía, y fue esa soledad la que me hizo darme cuenta de que el absolutismo de lo inexistente es duro, un sentimiento de cohibición y tristeza. Tal y como me sentía.
Suspiré y caminé en puntas hasta el cuarto en donde había dejado mi maleta.
Ahí estaba: negra con un lazo azul en la mitad...al parecer ya me estaba fallando la memoria, ya que, según recordaba, el listón era un tanto más claro...aunque seguramente se debía a que ya había oscurecido y los colores no se veían igual. Miré hacia mi izquierda, encontrándome reflejada en un espejo de cuerpo completo: maldita sea. ¡me veía terrible! Mi ropa estaba sucia, por algún motivo y mi maquillaje totalmente corrido. Suspiré.
Abrí la maleta, intentando hacer el menor ruido posible, quizá me estaba volviendo paranoica, pero cada movimiento que hacía, me parecía que generaba un sonido mayor que a el de un batallón completo, marchando.
El cierre llegó al final y tomé una gran bocanada de aire. Todo había salido bien.
Toda mi expresividad se fue de mi cuerpo en cuanto vi lo que había en esa maleta. Joder, esta no era mía.
El compartimiento estaba repleto de lencería roja, negra y blanca. Parecía que la dueña de esto había asaltado Victoria's Secret. Agarré una, solo por curiosidad y al hacerlo, un paquete metálico calló de nuevo a la maleta.
-¿encontraste lo que buscabas?-
La sorpresa me hizo soltar el brassier que tenía y voltearme como una idiota.
Me sentía intimidada...aunque también era cierto que ella era imponente. Miré hacia arriba, ya que me encontraba de rodillas en el suelo, para ver la expresión de Perrie. Era indescifrable, a decir verdad.
-contéstame-
-me equivoqué de maleta...-
-eso tenlo por seguro-
Dijo, mientras reía un poco, una risa fría.
-yo...-
-lo que no entiendo es porque rebuscas en una maleta que no es tuya-
Me quedé como una imbécil, sin saber que responder. No había nada que responder.
Me levanté de ahí y me dispuse para correr, hasta que unas uñas postizas se enterraron en mi antebrazo, reteniéndome.
-no le vas a decir nada de esto a Zayn. Ni tú ni nadie va a arruinar mi noche con él, ¿queda claro?-
Hice lo posible para zafarme de ella y salí corriendo.
Todo esto se había ido al diablo.
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ocho votos y tres comentarios y la sigo :)