La Chica de los Cuatro Elemen...

By karimodelarosa

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Su salvación... según sus iguales. Un fenómeno... según las personas. Otra oportunidad... según los Científic... More

Nota
Booktrailer
Introducción.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capitulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Nota de la autora.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Epílogo.
Agradecimientos.
Segunda Parte. En Busca del Quinto Elemento.

Capítulo 10.

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By karimodelarosa

Se inclinó un poco en la cama, se sorprendió al saber que ya no le dolía el cuerpo, bueno quizá un poco al girarse pero fuera de eso, nada.

Tenía sed, miró en la mesa que tenía por un lado, no había ningún vaso cerca. Con cuidado se levantó y se bajó de la cama, se fue en busca de la cocina, la encontró. Tomó un vaso y se sirvió el agua.

Cuando terminó de beber, regresaría al cuarto, pero a medio camino, resbaló.

Cayó al suelo soltando el vaso del agua lanzándolo por los cielos. Ella al caer, de apoyó sobre su codo, una de sus manos sobre ella en ademán protector. Cerró los ojos esperando recibir el impacto del agua, pero sólo escuchó el ruido sordo del vaso caer.

El agua... ¿Por qué no cae?

Lentamente abrió los ojos, tenía la vista hacia abajo, vio una sombra translucida por un lado de la suya. Poco a poco levantó la vista y lo que vio, no fue lo que esperaba.

Estaba sobre ella, el agua del vaso estaba suspendida en el aire.

¡¿Qué?!

Aún cuando se puso de pie, no retiró la mano qie señalaba al agua. Le dio curiosidad, lentamente introdujo sus dedos en el agua, los movió. Era increíble. Ella estaba sombrada con lo que sucedía ante sus ojos, retiró la mano.

- Simplemente... imposible- susurró, aún sorprendida.

En ese instante, escuchó como se abría la puerta principal.

-Daphne, soy William -la puerta se cerró tras él.

No tuvo tiempo ni de pensar en qué hacer, sólo actuó.

Con ambas manos, la movió hacia el lavatrastes, pero no lo hizo con cuidado por lo que mojó hasta los platos que estaban secos.

¡Rayos!

El muchacho no tardó en llegar a escena.

-¿Que pasó? -entró a la cocina un segundo después de que ella arrojó al agua.

-Ah... Resbalé -la miró sin comprender, siguió -Tenía sed y me tropecé al agua cayó a los platos, lo siento -se excusó.

-No pasa nada -sonrió demostrando que eso era lo de menos -Pero te dije que no te levantaras.

-Ya no me siento tan mal, la verdad.

-Bueno -levantó la bolsa que traía en las manos -Traje comida china -le sonrió de nuevo.

Aunque a Daphne no le dolieran mucho sus heridas, de todos modos necesitó ayuda de William para llegar al comedor. Era en forma cuadrada con cuatro sillas a juego. William hasta ese momento se había portado como todo un caballero.

-William... -empezó Daphne.

-Dime Will mejor -dijo antes de dar un bocado y con la mirada hacia otro lado.

-Si no es discreción ¿Dónde están tus padres? -le dijo esperando que que no le molestara la pregunta.

-Ellos, se pasan la mayor parte del día, más mi madre, buscando a mi hermana... Mi hermana perdida.

Eso la tomó por sorpresa, ¿Se había perdido su hermana? ¿Por qué rayos no le preguntó otra cosa? Ahora quizás él se siente incómodo.

-¿Cómo se perdió? -y aún así, no podía cerrar la boca.

-Bueno es una historia complicada -dijo mirando las verduras en su plato.

-Puedo intentar entenderla.

-Esta bien -cedió y comenzó a narrar -Ella es dos años mayor que yo, pero ella era diferente a nosotros, ella era... -se detuvo para mirarla, dudoso de continuar -Será mejor que no te lo cuente, no lo entenderías

-Si, lo haré. Puedo-

-No créeme que no entenderías. No eres como ella -se molestó. Había remarcado el "No" .

Dejó su plato a medio comer y salió de la pequeña casa.

Genial Daphne, has metido la pata.

Ella también se levantó de la silla y fue tras él, pero cuando abrió la puerta, tuvo la mejor vista en su vida.

Estaba en medio de un bosque, grandes pinos y algunos árboles los rodeaban, se escuchaba el sonido de los pájaros revoloteando en el cielo, una fresca brisa rodeaba el lugar, era simplemente tranquilizante.

En medio de toda la fascinación, una pregunta cruzó su mente ¿Por qué Will tenía su casa en medio del bosque? ¿Acaso le gustaba estar alejado de la gente? ¿Por qué?

Avanzó viendo todo a su alrededor, ella no había estado en un bosque, nunca habían ido a uno sus padres. Carlos siempre decía que un bosque es un lugar muy peligroso.

Escuchó un crujido, el miedo la hizo voltear enseguida, con el miedo de que alguien pudiera estar viendola, pero estaba sola. Salvo una pequeña rama rota.

Se acercó a ella. La pequeña rama estaba seca, tenía una flor marchita, la tomó y se imaginó cómo sería esa diminuta flor con vida. Estaba entre sus manos cuando lo pensó, cerró los ojos, sonrió y suspiró. Se levantó.

Dejó la planta ahí y siguió caminando, sin darse cuenta de que aquella flor marchita, volvía a la vida.

A unos cuantos metros de haber caminado, sin notar algún dolor por parte de sus heridas, encontró un gran lago.

Camino despacio hasta llegar a él, cuando lo hizo se sentó en la orilla, aún traía su vestido de el día del accidente, lo cual agradecía ya que la hacía sentir cómoda en ese momento.

Pero al ver el agua frente a ella, se le vino a la mente lo sucedido en la cocina, alargó una mano, e hizo seña de que al agua se levantara, con poca esperanza de que sucediera lo mismo.

Y justo cuando creyó que debía mejor de irse, lo hizo.

Miró el líquido como si no pudiera creerlo, una gran ola se había levantado frente a ella.

Podía ver las rocas que se suponía estaban en el fondo del lago, ahora sólo rodeadas de logo y algas viejas. Bajó la mano y la gran ola volvió a su lugar, salpicando un poco, pero a ella no le importó.

Volvió a intentarlo, pero esta vez con una cantidad más pequeña.

Al ver que de nuevo estaba suspendida en el aire, la lanzó hacia arriba, haciendo que estallara y empezaron caer las gotas como si fuera lluvia, tenía una sonrisa en su rostro, se puso de pie y alzó los brazos, las gotas caían sobre ella empapandola por completo. Hay quienes dicen que hay que ver para creer, pero aún en su situación, le era difícil creer lo que pasaba.

Sonreía, sin importarle que hubiera alguien que podría verla. Sentía felicidad en ese pequeño instante.

Sonreía cual persona ignora lo que sucede a su alrededor, para concentrase en las maravillas momentáneas que le daba la vida.

Sonreía sin saber lo que le prepararía el futuro.

Cuando terminaron de caer volvió a tomar el agua, pero esta vez fue sólo una burbuja como la del vaso y se hizo redonda cómo una esfera transparente.

-Es hermoso... ¿Cómo puedo ser capaz de hacer esto? -se preguntó a si misma -¿Cómo por qué puedo hacer esto?

-... ¿Cómo has hecho eso? -preguntó todavía atónito el joven que hace de su presencia.

Ella se volteó al escucharlo, asustada.

-N-nada, nada -la gota de agua que tenía en sus manos, cayó al suelo apemas escuchó a William.

-Eres... Tú eres...

En ese instante, se escuchó una camioneta pasar velozmente a unos diez metros. William se agachó, Daphne corrió hacia dónde estaba él y lo imitó. Se escondieron detrás de unos arbustos.

-¿Will? ¿Quiénes son? -le preguntó aún escuchando la camioneta, parecía que se acercaba.

-Agentes de el Gran Laboratorio -respondió mirando entre los árboles cómo si alcanzara a verlos-Esta no es su ruta habitual, que extraño.

-¿Por qué están aquí? -le preguntó ella, reconociendo el nombre al instante.

-No lo sé y será mejor que volvamos a la casa.

Antes de que William diera alguna indicación, Daphne echó a correr con el miedo de que la vieran.

-¡Daphne! ¡Espera! -escuchó a William gritar detrás de ella, pero seguía corriendo.

Sabía qué era lo que hacían las camionetas ahí, lo recordaba de su investigación.

Daphne se había dado cuenta, ante la presencia de los agentes y lo que había sucedido, que ahora podía considerarse una Alterada. Como las personas que vio en aquel sueño de la guerra.

No sabía cómo se había vuelto uno de ellos, pero era un hecho. Ella pudo controlar y manejar a su gusto el agua, había pruebas. Debía de mantenerse alejada de ellos a partir de ahora.

Los agentes parecieron darse cuenta de que ellos estaban ahí y giraron bruscamente el camión, en su dirección.

Corrieron más rápido, se ocultaron entre maleza del bosque y esperaron.

-¿Por qué demonios corriste?

-Teníamos que salir de ahí ¿no? -respondió, agitada por haber corrido.

- Si, pero sólo llamaste su atención -replicó -Debemos tomar otra dirección, no quiero que encuentren mi casa.

-Bien, entonces te seguiré.

Daphne vio que la camioneta daba media vuelta y se regresaba.

-Ah -suspiró Will -Se han ido, es una suerte. Regresemos.

Aún así esperaron un par de minutos para estar seguros de que las camionetas se habían ido. Una vez dentro de la casa de William, se quedaron en la sala, la joven aún pensando en la camioneta que los había encontrado.

-¿Siempre haces actos atrevidos como esos?-le preguntó William, una vez que estuvieron dentro.

-Bueno... a veces, son acciones impulsivas -le confesó -Es cuando pienso "Es ahora o nunca" -se río bajo -Cuando creo que es algo que tengo que hacer.

-Pues no hagas eso de nuevo, puedes salir herida.

-Tranquilo, esta vez fue por que tenía miedo -respondió, guardó silencio pero retomó la conversación unos segundos después -He... He leído sobre ellos, en libros e internet, y sé que no son buenos.

William la miró y acarició su cabeza, con suavidad.

-Mientras estés aquí, no te encontrarán ¿Está bien?

Daphne levantó la vista, con las mejillas sonrojadas. El joven se dio cuenta de lo que hacía y retiró su mano de inmediato.

-Yo... Ah... Ahora vuelvo.

Él caminó hasta la cocina y preparó algo para merendar. Daphne se fue al pequeño librero que tenía su nuevo amigo en su casa.

Cada quién intentando ignorar lo de hace unos segundos.

Habían tres muebles, uno largo y dos pequeños para una persona, de el lado derecho se encontraba un librero. Se acercó a él y comenzó a leer los títulos.

-¿Puedo tomar un libro? -le preguntó desde la sala.

-Claro -escuchó su respuesta.

Ella tomó el libro cuyo título era sobre la Ciencia, para ser más específicos, cosas científicas, como fórmulas, los elementos químicos y todo lo relacionado.

Tomó asiento en el sillón largo y comenzó a leerlo, totalmente interesada en el contenido del libro.

-¿Estás intereasada en la química? -le preguntó William, tomando asiento junto a ella.

-Bastante, es verdad quiero ser científica cuando sea mayor, por eso quiero estudiar todo lo relacionado con ello.

-¿En serio? -ella asintió emocionada -Sucede... -se rascó la nuca -Que yo quiero estudiar algo similar.

-¡Es broma! -exclamó Daphne, feliz -¿En que área? ¿De que especialidad?

-Eh... aún no lo decido, pero tengo esa idea.

Daphne se recargó en el mueble, dio un largo suspiro.

-Si hay algo que quiero, es eso, lograr lo que deseo. Nada me haría más feliz.

Cerró los ojos, con ese pensamiento en su mente y una gran sonrisa en el rostro.

-Sería un sueño poder cumplir todo lo que quiero -le dijo aún con los ojos cerrados -Hay... Tanto que quiero hacer.

William la miró.

Esa joven tenía grandes expectativas en el futuro, él lo sabía. Bastaba con preguntarle en que soñaba para darse cuenta de que ella tenía muchos planes a largo plazo. Él deseó que los cumpliera, todos. El brillo en sus ojos hablaba por ella.

Se hizo tarde, comenzó a sentirse el frío, William encendió la calefacción. Al rato le llevó una taza de café caliente.

-Gracias -ella rodeó el café con sus manos, para mantenerlas calientes.

-Bueno, terminamos el café y nos vamos a dormir -antes de que ella pudiese decir algo, él agregó -Tú en la cama, yo en el sofá.

- ¿Estás seguro? ¿Estarás cómodo?

-He dormido aquí más noches de las que crees, no me pasará nada -le sonrió en un intento de hacer que ella no se preocupara.

El joven tomó asiento, junto a ella.

Platicaron mucho, se rieron varias veces. Daphne nunca la había pasado tan bien con alguien, ni siquiera cuando se encontró con Mike.

-William... sabes... -ella bostezó y cerró los ojos -Siento que puedo contarte cualquier cosa y que... no me tomarías por loca o me juzgarías -se recargó en el sofá -Creo... creo que puedo contarte todo.

Fue lo que le dijo antes de caer totalmente dormida.

William la miró sorprendido. Sonrió, negó con la cabeza varias veces. Dejó su taza en la mesa de centro.

-Eres impredecible.

Con cuidado, la cargó hasta llevarla a su cama y la dejó dormir. Él regresó al sofá y se acostó.

Esperaba que las cosas mejoraran de ahora en adelante, que fueran al ritmo que van. Que no hubiera nada fuera de lugar.

Quería disfrutar esos momentos por un tiempo más.

-karimodelarosa.

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