-Spencer... levántate, vamos a recoger a Alex.
Después de ese tortuoso día Spencer dejo de ser el mismo chico alegre de antes, aunque no había pasado más de una semana desde aquel incidente, pareciese años, la seguridad fue mejorada, colocaron toque de queda a las 10:00 PM, vivíamos en un caos.
Pero él fue el que más sufrió, aún sigue traumado, sus ojos perdieron aquel brillo que lo caracterizaba ahora eran de un color oscuro, sin vida como si la luz del planeta haya sido absorbida en un chasquido, lloraba a diario, no paraba de hacerlo ¿es posible estar realmente solo en esta vida? por lo visto para Spencer, el chico alegre, así era, él estaba solo, abandonado ya no tenía razón para vivir, no me atrevía a preguntarme si ya se sentía un poco mejor o si había una forma de alegrarle, solamente era imposible.
-Spen...
-No quiero ¿para qué? -Dijo el mientras estaba acostado boca abajo con la cara hacia la almohada y el dorso descubierto- Al fin de cuentas el no desea verme ¿o sí?
-No... Pero puedes despejar tu mente claro
-¿Despejar?
Ahora era como hablar con un niño, un niño pequeño que no quería entrar en razón, no estaba listo para estas niñerías.
-Si no quieres venir no vengas al fin de cuentas, tú decides si hacer tu infierno un lugar mejor -dije saliendo de la habitación.
Comencé a bajar por las escaleras del edificio pensando, ¿cómo estarán los otros chicos? solo se de verónica y lo último que se es que estaba en el hospital y aún sigue ahí, desearía volver a ver a los chicos, la pasábamos muy bien juntos, demasiado diría yo, parecíamos familia siempre juntos sin importar que pase, aunque ya llevamos rato sin vernos y más por lo del incidente, parece como si todo rastro de la gente que conozco haya desaparecido.
Llegue hasta el hospital donde estaba Verónica, hay muchas cosas que debo saber ¿conocía la existencia de aquellas mutaciones?¿por qué no ha dicho una palabra de lo que sucede al otro lado de la brecha? Había muchas incógnitas que se me planteaban ¿porque ella? ¿Por qué no fue alguien más fuerte?
Llegue a su habitación, estaba decorada de cuadros con imágenes de tiempos pasados, y un montón de regalos de gente que vivía en este lado de la ciudad, un pequeño reproductor MP3 sonaba sobre el mesón al lado de la cama y ella estaba recostada sobre la cama comiendo una rodaja de pastel y con un libro sobre su regazo.
-Hola... -dije con un desaire y con las manos en los bolsillos.
Ella dejo de comer y me mostro una sonrisa enorme, eso me hacía alegrar.
-¿Cómo estas Stewart? -Dijo ella sonriendo.
-La verdad... mal, los extraño a todos, ver morir a esa niña frente a mi sin poder hacer nada me hizo ver lo monstruo que soy, lo indefenso e idiota que luzco, soy solo... un estúpido niño -dije sentándome en una silla que estaba al lado de la puerta.
-No lo eres... no no lo eres.... -dijo ella divagando- he visto cosas peores la verdad, solamente no supiste que hacer, explotaste en pánico, eso pasa ¿te acuerdas cuando nos venimos a Francia? Casi te hechas a llorar en una esquina solo porque no sabías el idioma -comenzó a reír muy fuerte, tiene razón, soy un gallina- aunque ahora las cosas han cambiado mientras yo, tengo que estar preparada viene una nueva vida en camino -dijo ella acariciándose el vientre.
-Así que los rumores son ciertos ¿no?
-Si... tengo tres meses de embarazo -dijo ella agachando la cabeza-
-¿Quién es el padre? -Dije engrosando la voz, la sangre me hervía en la frente
-De Gabriel... ¿qué sabes de los chicos?
-Igor murió -Ambos nos quedamos en silencia mirando el suelo- Los otros creo que llegarían mas tarde, ya que Alex regresa hoy del otro lado de la ciudad.
-Lamento lo de Igor... -dijo ella con un tono triste.
-Yo... yo lamento todo esto, si a lo mejor nunca hubiera venido a Paris ahora no se ni quien soy, no soy el mismo chico de Nueva York que soñaba con un mundo ideal, con una vida tranquila, trabajando en un periódico, no se quién soy...
-Oye... aun eres ese niño, tal vez creciste no más, vamos.... ¡Mírate! -dijo ella mirándome- ¡Eres una versión mejorada de ti!
Sonreí un poco y mire la puerta- Oye... hablamos más tarde, iré a recoger a Alex, quiero saber que ha pasado en el otro lado.
Ella volteo la cara hacia la ventana y vi por el reflejo de la luz en su rostro que no era la típica chica que conocía en Nueva York, aunque ella lo niegue yo tampoco lo soy, soy más sensible, soy alguien que no es capaz de aceptar el presente. Soy un desastre.
Llegue a la entrada de nuestra pequeña "ciudad" improvisada donde acababan de llegar las camionetas con soldados heridos y con alguna que otras personas en ella, pero solo me importaba alguien...
-Alex -susurre mientras lo veía bajarse del camión, estaba como copiloto y traía el brazo vendado y la cara llena de sangre.
Alex andaba con la mirada agachada, mirando solo la suela de sus zapatos lo veía abatido, con la típica expresión del al ver que nada de esto cambiaba, la única vez que lo vi así, fue cuando todo esto comenzó, andaba en estado shock, sin poder entender que pasaba, la manos las traía llena de sangre y su cara tenía una expresión de ver visto al propio infierno.
Quería salir corriendo a abrazarlo, pero algo, un "No sé qué" me impedía de hacerlo.
-Stewart -Dijo el mirándome, sus ojos se llenaban de lágrimas y su rostro lleno de sangre pasaba a mostrar ahora algo de inseguridad y miedo.
Corrí hacia el aguantando las ganas de llorar, ha sido una semana muy dura, he visto mucho que solo quiero estar bajo sus brazos y sentir el calor de su cuerpo ¿cómo es posible que él sea capaz de vivir todo esto? Llegue y me detuve frente a el mirándole, mis brazos no respondían aunque quisiera.
-Te extrañe demasiado -dijo el mirando al suelo.
"Yo también mi niño" Pensé, pero al igual que mis brazos mis labios no respondían, miraba a Alex y no me podría creer de lo que veía, veía al chico fuerte con miedo, al chico que solo veía por mi futuro y el de él, ahora hacia ahí, estático, mirando el suelo como si fuese el fin del mundo.
-¿Que sucede amor?
¿Amor? Hace mucho no escuche decirle esa palabra.
El camino hacia mí y me abrazo con fuerza, cerrando los ojos- Mañana... necesito que vengas con migo, no dejaremos que esto quede aquí, porque hay mucha gente muriendo de ese lado, hay cosas que ni yo soy capaz de explicar... que ni fui capaz de ver.
Vi como Micela estaba en una camilla en dirección al hospital, su cuerpo ya hacía con muchas manchas de sangre cubrían su rostro, cabello y ropa.
-¿Qué paso con ella? –dije señalando a la camilla que se alejaba.
El frunció el ceño y del chico que hace poco lloraba paso al chico fuerte y rudo que espere desde un inicio.
-Sígueme, hay algo que debo decirte –dijo el jalándome de la muñeca hacia una casa a unos pasos de donde estábamos, se veía muy vieja y por su apariencia creo que no la ocupan desde hace un tiempo ya.
Llegamos a aquella edificación oscura, donde el follaje de las paredes se veía desgastado y mohoso y el olor harapiento de humedad y agua estancada hacia que respirar en aquel lugar luciera casi como un reto.
-¿Qué hacemos acá? –Dije cubriendo mi nariz con el cuello de la camisa.
Él se acercó a mi rostro, quitando aquella franja de tela de mi nariz, pasando sus dedos por mis labios, mis pómulos, mis mejillas mi nariz, escaneando mi rostro con su tacto, se sentía suave, como si estuviera buscando con su delicado tacto alguna imperfección.
-¿Te hicieron daño?
-¿Quiénes? –dije tratando de respirar con tranquilidad.
-Stewart, no te hagas, sabes quién fue el que ataco a la hermana de Spencer, tú los viste, esas bestias... -Suspira cruzándose de brazos contra una pared- Lo que viste no llega ni a ser la cuarta parte de lo que pasa en realidad, sangre... muerte... destrucción ¿puedes creer que hasta usan niños en eso? –dijo mirando el suelo algo confundido.
-¿Eso?
-Si... lo que viste no es más que mera mal formación genética haciendo que el ser humano como tal cambie totalmente y deje de tener aquella humanidad o rasgo que lo tachen como uno... como era que se llamaba ¿Virus Opal, no? ¿De verdad crees que esto es un virus?... Fue lo que se quiso pensar en un inicio, que era cuestión de la naturaleza, que una mal formación en el cuerpo humano hizo que la gente reaccionara así –Soltó una carcajada- patrañas todo son patrañas...
-¿Y que se supone que deba hacer ahí?
-Que no harás Stew... -Sonrió el acercándose a mi mirando a mis ojos- tengo muchos demonios en ese lado, que a la mínima presencia mía no duraran en atacar en mostrarse como son –agarro mi rostro entro sus cálidas manos mirando a mis ojo- como la vil alimaña que mata y destruye todo a su camino.
-Amor... -lo aparte un momento sentándome a su lado- ¿Al menos podrías decirme que sucedió exactamente en tu salida? ¿Estás bien?
-Eso no importa, tenemos que actuar rápido, muchas cosas pueden suceder ahora si no reaccionamos a tiempo.
-¿Tu no importas? –Dije con un tono desafiante.
-¿Y el problema de tu cadera? –Dijo el con tranquilidad y firmeza.
-Solo no quiero que te suceda algo ¿sí? Perdón por no comportarme como un total visionario o anarquista ¡Yo que sé!, no estuviste en este lado por una semana y ya me agobiaba... no sabes cuantas veces llore extrañándote, extrañando aquel niño hermoso del que me enamore, extrañándote a ti, mañana partiré contigo pero, la próxima vez quiero saber que sucedió contigo, no quiero perderte ¿sabes? –Salí del edificio directo a nuestro apartamento improvisado.
Eran las Siete de la noche y aun no podía consolidar sueño alguno, había muchas cosas que aun no cuadraban en mi mente, mire al otro lado de la cama, esta Alex acostado en ella, con el pecho descubierto en posición fetal, estaba totalmente dormido y tranquilo, a lo mejor no descanso mucho estando ahí.
Me deslice a través de las cobijas para ir hacia el balcón, el frio se impregnaba en mis brazos desnudos, a pesar de ser tarde podía notar como una tormenta se avecinaba, se ve tan normal parís desde este lugar, tranquilo, oscuro a excepción de la torre Eiffel que se mantenía encendida.
-Que hermoso recuerdo –susurre sonriendo, era hermoso los momentos que pase con Alex en ese lugar.
Podía jurar que desde donde estoy ahora todo se veía como antes, ningún indicio de alguna infección, solo tranquilidad en el aire.
-Psst!
-¿Quién hizo eso? –mire a mi alrededor.
-¡Eh, aquí! –Era Spencer que gritaba en la calle- Baja necesito mostrarte algo.
Mire hacia Alex, se veía muy tranquilo, no quería molestarle.
-¿De qué es? –grite lo suficiente duro para que me escuchara.
-Algo paso con Micela.
Mire otra vez a Alex ¿tendría que ir o no? Apenas conozco a Micela pero realmente me importaba lo que había en el lado sur de la ciudad y sabía que Alex no podía ayudarme, además aún era temprano podía llegar antes de que él se despertara.
-Dame diez minutos estaré abajo.
Entre al apartamento y me acerque a Alex mirando su rostro, se notaba cansado, me acerque delicadamente a sus labios, besándolo mientras sentía su suavidad.
-Te amo
Me aleje de él y agarre una chaqueta y los jeans que me había puesto ese día, espero no haya pasado nada malo con Micela, ella es la única persona que me diría que pasa en el otro lado, Salí del apartamento y comencé a bajar por las escaleras del edificio, vivíamos en el quinto piso en un piso pequeño, no había más que una habitación, la cocina, un baño y una improvisada sala. El resto del edificio estaba muy callado, no éramos los únicos que vivíamos en el pero comúnmente a esta hora habría mucho ruido.
-¿Sabes que sucede? –Dijo una chica que estaba en la puerta del apartamento 101 que daba directo a las escaleras.
-¿A qué te refieres?
-Está muy callado esto, es como la paz que sucede antes de la guerra... nunca crei que esto llegara a suceder ¿sabes? Vi como mataban a mis padres frente a mis ojos y aun así lo encontré hermoso –dijo la chica mirando sus manos que agarraba una taza de café- ¿Y Alex?
-Durmiendo, si despierta dile que fui a visitar a Verónica
-Ambos sabemos que no es así, iras a ver a aquella chica llamada Micela –Dijo ella con una sonrisa picarona.
-¿Cómo sabes eso?
-Se más de lo que tú sabes –Estiro su mano hacia mí- Cristina, un gusto.
"Se más de lo que tú sabes" ¿acaso quien se cree?
-El gusto es mío Cristina, entonces... ¿guardaras el secreto?
-Soy como una tumba, pero cuando vuelvas necesitamos hablar y mejor apúrate, ese chico Spencer no le gusta que lo hagan esperar –dijo ella y estiro un collar a mi manos- Toma, cuando llegues al hospital quiero que se lo muestres a Micela, ella sabrá que significa
Agarre el collar entre mis manos, era un tipo de libélula metal o de algún otro material de un color pardo y sus alas eran muy finas, era algo pesada a pesar que se veía liviana.
-Está bien... ¿algo más?
-Dile que "El Gato brinco dentro de la madriguera"
-¿Eso no es un código?
-Eres más listo de lo que imaginaba –sonrió ella mostrando una hilera de dientes perfectos- Apúrate se te hace tarde, que no se te olvide lo que te dije –Dijo ella cerrando la puerta del apartamento y entrando en él.
Nunca supe cómo era el apartamento por dentro y a duras penas la conocía, casi nunca salía del apartamento y solo la vi una que otra vez en el mercado comprando víveres y algún que otro electrodoméstico, nunca la vi con amigos ni sabíamos mucho de ella, solo que era la chica que vivía en el 101 y que no superaba de los diecisiete años de edad.
-¿Por qué tardaste? –dijo Spencer con una cara de enojo, vaya, esa chica tenía razón.
-La chica del primer piso necesitaba mi ayuda, oye ¿sabes que significa "El Gato brinco dentro de la madriguera"?
-Si... es un código, en si significa "Hay problemas" o "Algo muy fuerte va a suceder", lo usábamos cuando éramos pequeños con mis hermanos... cuando hacíamos algo mal y nos atrapaban usábamos ese código ¿Por qué la pregunta?
-Por nada... -Suspire y sentí como se aceleraba el ritmo cardiaco- ¿Qué sabes de Micela?
-Pues estaba en el hospital, husmeando, ya sabes... no hay mucho que hacer y hoy no me tocó trabajar entonces fui a ver como estaba ella y lo primero que dijo fue que quería hablar contigo.
-¿Hace cuánto despertó?
-Hm... ¿Una hora o dos quizá?
Seguimos apresurando el paso hacia el hospital y nos percatamos como varios camiones se arremolinaban cerca al puente que conectaba ambas partes de la ciudad, bajaban chicos y chicas con armas y algunos traían suministros.
-Así que problemas ¿eh? –Pensé mientras miraba como llegaba más uniformados al lugar.
Al llegar al hospital este estaba lleno de gente, gente con múltiples heridas en el cuerpo, Jessica estaba en el fondo tratando de atender a todos los pacientes que podía, peor se veía agitada y agotada, nunca vi este lugar tan lleno hasta entonces.
-¿Jessica?
Ella dio media vuelta mirándome a los ojos, se veía agotada y más vieja de la edad que tenía.
-¿Y ese milagro que este saca? ¿Alex sabe?
-¿Por qué él tiene que saber todo lo que hago?
Ella abrió los ojos sorprendida- ¿Y tú cadera? –Vaya como cambia rápido de tema.
-Bien... creo –mire hacia el pasillo que estaba lleno de camillas- ¿Mucho trabajo no?
-Más que trabajo, es un infierno esto ya han muerto cinco personas y no sabemos las razones, no es una enfermedad que haya visto hasta el momento, así que si me disculpas tengo algo de prisa ¿Qué necesitas Stewart?
-Necesito ver a Micela, la chica que trajeron en la cami...
-Habitación 203
-Esta...
-Dije HABITACION 203 –dijo ella mirando el suelo y alzando la voz sobre todo el alboroto que había en el lugar- Tú y yo luego tenemos que hablar Stewart.
-¿Sucede algo?
-Que no sucede –saco de su bolsillo unas pruebas de sangre donde tenían inscritas nombres de gente que desconocía- Tenemos problemas y creo que se avecinan peores.