—Brooke. —Comienzo a moverme incomoda y con pereza bostezando.
La fiesta de anoche fue la mejor de mi vida entera, después del slime y varias locuras más todos caímos rendidos, se alargó más de lo previsto y terminamos llegando a mi casa como a las 3 o 4 de la mañana, sinceramente no me acuerdo y lo único que deseo es volver a dormir.
Me coloco una almohada en la cabeza tratando de ignorar todo y volviendo a dormir.
—Brooke —insiste esa voz ahora moviéndome un poco.
—Mmmm. —Comienzo a quejarme aun dormida.
—Brooke, despierta, por favor.
Maldigo para mis adentros, levantándome lentamente. Comienzo a abrir mis párpados pesados y mi visión se nubla, tallo mis ojos con toda la pereza del mundo y después veo a mi alrededor. Estamos en la sala de estar donde mi tía amablemente colocó colchonetas, no recuerdo bien que pasó en ese momento, pero por lo que veo mis amigos se vinieron a mi casa, todos están aquí de manera amontonada e incómoda. Me miro y compruebo que no me quité el vestido, de verdad llegamos rendidos. Todos estamos hechos un asco, con restos de pintura verde, despeinados, nosotras seguramente con el maquillaje corrido y el pelo más que enredado.
Volteo hacia la voz que enfadosamente me está hablando, Sofía está frente a mí, aún en su vestido rojo y con algunas lágrimas en sus ojos. Mis sentidos se ponen alerta despertándome por completo.
—¿Qué sucede, Sof? ¿Por qué estas llorando? —pregunto torpemente y con voz ronca.
—Brooke, tu tía y yo lo tratamos de correr, pero está mal y está hecho una fiera, de verdad lo siento. —Sin comprender nada comienzo a tranquilizarla pasando mi mano una y otra vez por su enredado cabello.
Todos comienzan a despertarse debido a sus sollozos. Austin al abrir los ojos y ver de quien trata se alerta, llegando a mi lado.
—¿Qué sucede? —pregunta mi primo, abrazándola. Ella lo abraza enseguida, llorando. Nadie comprende y todos me miran esperando respuestas, pero yo no tengo ni la más remota idea.
—¡Brooke! —un grito rebota en las paredes, extrañándolos a todos y helándome la sangre a mí.
Me levanto enseguida, ignorando la voz de Heyden que me llama. Descalza y con aspecto horrible salgo enfurecida hacia el responsable de los gritos. Escucho pasos rápidos por la escalera una vez que estoy cerca de la puerta. Mi tía está ahí, llorando y tratando de cerrar la puerta pues alguien intenta abrirla; se ve aterrorizada, cosa me enfurece aún más.
Nadie. Se. Mete. Con. Mi. Mejor. Amiga. Y. Mi. Tía. Y. Vive. Para. Contarlo.
Quito de manera sutil y educada a mi tía, abriendo la puerta de par en par y encontrándome con alguien a quien pedí mil veces no volver a ver en mi vida. Ryan está parado ante mí, claramente borracho y llorando peor que Sofía. Al verme sus ojos se suavizan e intenta acercarse a mí; lo permito solo para que mi mano viaje de mi cadera a su rostro, dándole el mejor puñetazo de mi vida, uno que siempre soñé con dar. Él cae al suelo, sobándose la mejilla comienza a levantarse.
—Tenemos que hablar —dice, valiéndole un comino el puñetazo que le he dado. Me toma de las muñecas acercándome, veo de reojo como Heyden, rojo de la furia, se acerca rápidamente seguido de todos mis chicos dispuestos a defenderme; pero soy más rápida y me zafo de Ryan con el más sincero asco.
—¡¿Cómo te atreves a venir aquí, a hacer llorar a mi mejor amiga, a mi tía y tener la mínima esperanza de hablar conmigo?! —le grito con odio puro en mi voz.
Todos se sobresaltan en la habitación, jamás he estallado así, ni siquiera con Dylan, siento mis mejillas calientes y húmedas. Estoy soltando un mar de lágrimas, estoy hirviendo en coraje, después de todo lo que me hizo cómo se atreve a siquiera nombrarme.
James, conociendo toda la historia, no lo soporta más —no le gusta verme así y sé que lo detesta— y se abre paso entre todos hasta que llega a mi lado, le lanza un golpe seco a la mandíbula de Ryan y lo saca de la casa. Ambos están dispuestos a pelear, yo salgo corriendo preocupada porque la situación se agrave. James esta por darle otro golpe cuando vuelvo a gritar para llamar su atención.
—¡Basta!
Todos me ven asustados, sé que me he de ver peor que en un funeral y así me siento. Está claro que el pasado te persigue hasta el fin del mundo. Justamente cuando me sentía más plena que nunca vuelve el dolor a recordarme quien soy.
Ryan se libra de James y se me vuelve a acercar, se lo permito. Si quiero ser feliz debo enfrentar mi pasado. Debo luchar si es que quiero seguir, por Heyden, por Eli, por mí.
Heyden Maxwell
Brooke debe tener el corazón más grande del mundo como para permitir que ese infeliz hable. Yo estoy que me lleva el diablo, jamás he visto a Brooke así, con ese odio, con ese dolor, siendo tan vulnerable, tan frágil. Ella siempre está sonriente, es divertida, fuerte, ocurrente e irradia una luz que nos transmite a todos. Verla así es lo peor que he sentido en mi vida, algo que jamás quiero que se repita y quiero que se acabe ya.
Me acerco cabreado hasta que una mano me detiene. Es James, este se ha alejado de ellos al oír a Brooke pedir que los dejaran un momento a solas, claramente nadie aceptó, sólo estamos un poco atrás. Las chicas están asustadas y no se diga mi madrina, quien está más blanca que una hoja. Desde que llegó Brooke es la primera reacción negativa que tiene y claramente le duele verla así.
—Déjala, él no le hará nada —contesta al percibir mis planes.
—¿Cómo puedes decir esa estupidez después de lo que fuimos testigos? —Key me roba las palabras cabreada.
—¡Ey! Chicos, con esto no ayudamos en nada, si Brooke accedió a hablar con él es por algo. Vamos, la conocemos y sabemos que no hace nada que no quiera —habla Oliver tratando de aligerar la situación como siempre.
—¿Seguro que la conocemos? —pregunta Ale con los ojos cristalinos.
—¿Cómo dices eso? —le reclama Sofía ya más calmada, pero alerta.
—¿Qué no se supone es su amiga? —grita James, se ve como Brooke, a excepción por las lágrimas, pero si con un dolor encima que lo está hundiendo poco a poco.
—Lo somos, y la queremos demasiado... solamente o a lo que se refiere Ale es que no la conocemos. No sabemos por qué vino aquí, de dónde viene, jamás ha mencionado a su familia, sus padres, hermanos, no sabemos de su pasado, no sabemos por qué es como es, no sabemos nada. Sabemos cómo es ahora y con eso ha bastado para ganarse el corazón de todos, no te confundas James, simplemente nos gustaría nos tuviera confianza —dice Allen, abrazando a su novia.
James parece asentir comprendiendo todo, él es el único aquí que la conoce mejor que todos, no puedo evitar sentir celos ante eso y no por él, simplemente me gustaría poder decir que la conozco. Algo que sé, a diferencia de ellos y que seguramente comparto con James, es el motivo por el cual llegó, y comprendo perfectamente porque no ha hablado. Ella ni siquiera asimila el hecho del porqué está aquí.
—James, ¿tú sabes por qué vino aquí y quién es Ryan para ella? —pregunta Cam. Lo miro de soslayo, pes no despego la mirada de Brooke.
—Mejor habla tú, Allen, ¿quién es Ryan? Porque según yo, tú lo trajiste aquí —habla despectivamente Sofía, sin duda ella defendería a Brooke con uñas y dientes como sé igual Brooke lo haría.
—Es Ryan Grey, mejor amigo de Axel y primo de Kaetlin —contesta él, confuso por todo. Lo veo ya que mueve sus cejas de un lado al otro cada vez que esta así.
—Ahí está el gato encerrado, es primo de esa arpía —grita Alejandra, dramática como siempre—. ¿Y qué tiene que ver Brooke en todo esto?
Nadie comprende nada y sé que todos se sienten impotentes, justo como me siento yo, estoy que no me calienta ni el sol. Odio esto, odio ver a Brooke así, odio esta situación y detesto a Ryan tan solo por el simple hecho de hacer que de esos ojos grises azulados caiga ese líquido salado.
—James, quizá ella nos deba contar y lo entiendo, pero por favor al menos dinos ¿quién es Ryan para ella? ¿Por qué pasa todo esto? ¿Qué le hizo ese infeliz? —suplica Key.
Es increíble como Brooke se ha ganado a todos en tan poco tiempo a este punto.
—Creo que esto ya se salió de control y en cualquier momento lo sabrán, solo diré esto—dice él aun mirando hacia ella.
—Solo dinos —pide Sofía cansada.
—Él es su exnovio, el infeliz que se acostó con su hermana.
Brooke Summer
Camino nerviosa hacia los chicos, todos me ven expectantes, nerviosos, furiosos, preocupados y confundidos por la situación. Es justo lo que no quería, no quería que el pasado los alcanzara a ellos, pero parece que nada se puede controlar en este mundo y mucho menos lo que vaya a pasar.
—Chicos, necesito hablar de verdad a solas, en un momento regreso —digo sin ánimos y con la mirada abajo.
—¡No! —levanto de golpe la cabeza para ver que todos gritaron ese no al unísono.
—No permitiré que vayas con ese infeliz —dice James cabreado.
—Estás loca si crees que te dejaremos ir así como así —exclama brava Sofía.
—Ese infeliz lo tiene que pagar —grita Oliver descompuesto de ira.
Todos comienzan a gritar cosas al aire sobre no dejarme ir. Comienzo a preocuparme, mi tía sigue en la puerta con los ojos rasgados y su cara melancólica.
Quiero que esto pare ya, no soporto un minuto más de esto, por eso quiero acabar con todo y hablar con ese... no hay palabra para definirlo. Quiero enfrentar todo para poder seguir, no puedo permitir que ellos sufran por mí. Observo a la única persona que realmente me está mirando, Heyden está enfrente de todos, pensativo, pero mirándome fijo. Cuando nota que lo miro él me guiña el ojo y susurra un "ve" quedito; sonrío un poco ante eso.
[...]
Ahora estamos en un parque, cuyo nombre no recuerdo, algo alejado. Ryan camina con las manos metidas en los bolsillos mirando sus pasos, yo solo tengo el corazón en la boca y mis nervios desbordan de mi cuerpo. De repente para en seco y se da vuelta para verme con los ojos rojos.
—Bien, creo ahora si podemos hablar —dice con voz fuerte.
—Bien. —No soy capaz de pronunciar algo más, una sensación extraña se acomoda en mi pecho y estómago, como un presentimiento, pero no estoy segura, quizá simplemente son los nervios.
—Eres muy hermosa, ¿sabes? Más de lo que recordaba.
—¿Ryan, que quieres? No estoy para chistes.
—Hablar. —Su voz se ha vuelto difícil de descifrar, ya no se ve tan mal como cuando llegó, incluso se ve divertido, la misma sensación me invade provocando de un paso hacia atrás.
—Ha-habla
—¿Qué sucede, Summer? ¿Miedo? —Comienza a acercarse a mí lentamente con una estúpida sonrisa en los labios.
—No me hagas reír. —No sé qué decir, estoy asustada, jamás me pasa eso con nadie, pero algo me dice que debo salir de ahí.
—No veo que rías —contesta él, acercándose más. Yo comienzo a retroceder con los vellos de punta.
—¿Sabes qué, Ryan? Quiero enfrentar todo y tratar de superar, no sé tus razones por la cual hiciste todo y huiste cual cobarde, pero quiero superar y no lo podré hacer si no te perdono, creo es lo más importante.
—¿Y quién dijo que quiero me perdones? —La sangre se me hace hielo al escuchar su tono, frío, calculador, amenazador. Me alejo aún más de él al ver su mirada, una mirada que conozco bien y solo vi en una persona.
Mi madre.
—Brooke, eres más estúpida de lo que pensé. No vine a disculparme si es lo que pensaste, ni a decirte mentiras que sé que adorarías escuchar. No, yo amaba a tu hermana, sólo a ella, pero la muy estúpida jamás se fijó en mí, ni en nadie.
—¡Cállate! —grito con las lágrimas corriendo.
—Esa es la verdad, se lo confesé a ella ¿y qué hizo? Sólo se burló de mí y se fue. Eso no lo toleré. Claro que yo sabía muy bien lo que tú sentías por mí, eso era lo mejor para vengarme de ella, eras y eres muy bonita y sumamente ingenua. En verdad creías que te estimaba, puede que más chicos, pero crecí y vi que no me convenía congeniar mucho contigo, teniendo a ese monstro de madre menos, por ello sólo te hablaba de vez en cuando en la cuadra y me arriesgaba sólo por Elizabeth, tu jamás me importaste de verdad. —Cada palabra se me iba encajando poco a poco, abriendo heridas que estaban cicatrizando, heridas que quiero olvidar.
—Pero al verme rechazado aproveché tu enamoramiento para vengarme de ella, era perfecto ilusionar a su hermana para después herirla y así herirla a ella. Yo sabía bien que en su locura ella te adoraba entonces me aproveché de eso.
—¡Cállate! No te quiero oír más en mi vida, aléjate de mí. —Comienzo a alejarme cuando él me toma fuertemente del brazo obligándome a quedar.
—¡Suéltala! —Mi corazón da un brinco al escuchar aquella voz, una que tanto esperaba oír.
—Suéltala. Si tienes media neurona, hazlo —grita Heyden, acercándose a paso veloz. Ryan me suelta enseguida mirándolo de la peor manera.
Hey llega a mi lado y se pone enfrente de mí, cubriéndome con su cuerpo. Ryan es más bajo que Heyden y con un cuerpo más delgado, por un momento veo correr miedo por sus ojos al ver a Heyden enfrente de él, dispuesto a defenderme con todo.
—Está bien, no soy estúpido como para ponerme contigo, solo quería recordarle a Brooke, quién es y de dónde viene. El pasado jamás te suelta Brooke, no puedes huir de él por mucho. Estás maldita, eso que jamás lo olvides. Esto es solo por Kae, sino créeme, en mi vida me hubiera rebajado a volverte hablar.
—Lárgate antes que te rompa todo.
Ryan sonríe ante la amenaza de Heyden y con ello da media vuelta para irse.
Mis piernas comienzas a fallar al igual que mi respiración. Sin verlo venir mis rodillas se estampan en el suelo y mi respiración se entrecorta. Heyden se gira enseguida, alarmado. Yo no puedo gritar o hablar, siento como se me va cerrando la garganta impidiéndome respirar. Heyden comienza a gritarme, pero ya no estoy escuchando, veo terror en sus ojos y varias lágrimas derramarse. Siento como me levanta en sus brazos y corre conmigo, escucho sus latidos acelerados, su preocupación acelerada.
Comienzo a cansarme, la respiración cada vez es menor, pero me siento mejor en sus brazos. Por alguna extraña razón siento que me hacía falta ver a Ryan y darme cuenta de que todo lo que dijo lo sabía inconscientemente, me sirvió para darme cuenta de lo que tengo ahora y valorarlo aún más. Dolieron sus palabras, pero me liberaron de algo mayor, algo que cambiará todo.
[...]
—Tuvo un ataque de pánico.
Siento mi cabeza estallar, escucho voces a mi alrededor, trato de escuchar y definir a quien pertenecen, pero me es un poco difícil.
—¿James, por qué Ryan dijo todo eso? ¿Qué fue lo que paso? —alguien grita con voz fuerte, pero derrotada.
—Tranquilízate, Hey, no tengo derecho para hablar, ella lo hará si así lo quiere. Solo debemos esperar. Ahora me preocupa la reacción que tuvo, tengo varias teorías, pero debo hacerle análisis. ¿Ella ha tenido otros ataques?
Comienzo a moverme con quejidos, abro mis ojos y la luz me encandila haciendo que los vuelva a cerrar de golpe.
—¡Brooke! —Vuelvo a abrir los ojos para encontrarme con todos en mi habitación, todos ya están cambiados, lo que me recuerda yo debo aun estar descalza y con el vestido, pero me sorprendo al verme con un short de lana y mi suéter de lo mismo. Me asusto un momento, pero veo como mi tía se acerca dándome su maternal abrazo, mi corazón vuelve a tranquilizarse, ahora mismo es lo que necesitaba.
—Mi niña, por Dios, no sabes que susto que me llevé, pero ya estás aquí. Te juro no dejaré que nada te vuelva a lastimar. O, al menos, estaré ahí para cuando suceda. —Sonrío ante su lógica, es cierto los padres o parientes no pueden evitar el sufrimiento, pero pueden estar ahí para cuando suceda.
—¿Te encuentras bien? —Sofía llega hasta mí dándome otro abrazo, le respondo sonriendo mientras algunas lágrimas rebeldes se asoman.
—Lo estoy ahora —contesto, todos parecen asentir aun melancólicos. Heyden está frente a mí, con la mirada abajo, se le ve mal y aun preocupado.
—Oigan, estoy bien, ahora lo estoy el mal momento ya pasó, pero aun no acaba el día y ¡México! Ya lo olvidaron, ¿Qué hora es? Debemos estar ahí antes de la una. —Todos sonríen al verme, quitando la tensión de la habitación.
—¡Volvió nuestra Brooke! Vamos, quiten esas caras que mi enana tiene razón, hoy nos vamos y tenemos menos de 2 horas para estar listos. Así que déjenla un momento que hoy es para celebrar. ¡Ahuevo cabrones! —grita esto último en español, ¿qué haría sin mi Oliver?
Todos comienza a negar, sonriendo. Tanto mi tía como Sofía me besan en la sien al despedirse y todo mundo sale. Todos menos Heyden, quien parece estar en otro mundo.
—Perdóname —dice de repente aun sin mirarme.
—No tengo... —Me mira directo y me interrumpe en el acto.
—Claro que sí, creo que no lo merezco, te dejé ir pensando que así lo querías, que querías enfrentar el pasado y dejarlo ir para convertirlo sólo en recuerdo. Creí que era lo mejor una manera de avanzar, pero no tenía planeado ese infeliz hiciera lo que hizo.
—Hiciste lo que necesitaba y estuviste para mí. Gracias. —Asiente sin mirarme aun y eso me frustra.
—Heyden, mírame. —Voltea enseguida mirándome fijo—. No tienes la culpa de lo que pasó, a pesar de que me dolió cada palabra de ese idiota me ayudó, me quitó un peso de encima, me ayudó a valorar lo que tengo aquí. Sé que es difícil seguir y me costará, pero los tengo a ustedes, tengo una familia aquí y sé que poco a poco superaré todo con su ayuda, por favor superemos esto. —Heyden rodea la cama para después envolverme en sus brazos, no entiendo el motivo, pero le correspondo enseguida.
—Aunque no lo creas, Brooke, te conozco. Aunque no sé mucho de tu pasado no lo necesito, te veo, veo quien eres y eso es lo único lo que me tiene loco por ti y por ello sé que, aunque te pudo haber servido, te estas guardarlo el dolor que sientes —dice contra mi cabello.
—Yo...n-no. —Y como si fuera un decreto, las lágrimas comienzan a salir sin poder controlarlas. Hey profundiza el abrazo, yo me aferro a su camisa sollozando, comienzo a descargar todo lo que acumule con el suceso. Él llora conmigo, entendiendo mi dolor y así terminamos ambos sollozando en nuestro abrazo, un abrazo que significa más de lo que parece como si nuestras almas se abrazaran y sacaran todo lo malo permitiendo así solo este lo que realmente importa.
[...]
Miro por la ventanilla del avión, hace ya más de cuatro horas que despegamos rumbo a México, Quintana Roo. Se puede ya apreciar el inmenso mar azul turquesa que choca contra la arena blanca de México. El paisaje es único y hermoso. Después de un día tan drástico eso es reconfortante. Todos miran ansiosos por las ventanillas, Heyden está a mi lado, sosteniendo mi mano.
Después de aquel abrazo no se me ha despegado ni un momento, tampoco es que me moleste. Ese abrazo nos sirvió para mucho, para darme cuenta de lo que él siente, de lo que yo siento, para desahogarnos y superar. Será difícil, pero no hay arcoíris sin un poco de lluvia. Sé que lo lograremos con el tiempo, aunque suene trillado.
—Es precioso —susurra Hey haciéndome cosquillas en el cuello.
—Lo es —contesto embelesada.
—¿Estas preparada para ser conquistada? —pregunta con un brillo en los ojos.
—Solo si tú eres lo suficientemente astuto y paciente, no caigo tan rápido, Maxwell,
Suelta una carcajada limpia, cosa que imito.
—Así sean años, además ser astuto es el menor de mis problemas. —Me regala la más grande de sus sonrisas la cual es correspondida por una mía.
Las azafatas nos indican las instrucciones para aterrizar, el avión va descendiendo hasta que por fin estamos en tierra. Por fin estamos en México, por fin me siento que merezco ser feliz, aunque duela. Por fin estoy decidida a luchar por lo que quiero y deseo.