El chico que vive en mi casa

By SammyLM

373K 10.7K 1.2K

Emily es una chica de dieciséis años divertida, competitiva y un poco inocente, que vive felizmente con su tí... More

El chico que vive en mi casa.
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4 ''Niñata, no te emociones tanto''
Capítulo 5: ''Pánico''
Capítulo 6 Quédate conmigo, por favor
Capítulo 7 ''Soy sexy''
Capítulo 8 ''¿Celos?''
Capítulo 9 ''Un poquito bastante''
Capítulo 10 ''Lagrimas con sabor a besos''
Capítulo 11 ''Mi No-Novia''
Capítulo 12 ''Te quiero pequeña''
Capítulo 13 "La despedida"

Capítulo 1

23.1K 746 25
By SammyLM

Traspasé el portón de metal que se encontraba abierto todos los días a esa hora y me enfrenté a todas mis pesadillas hechas de ladrillo rojo. El instituto era un verdadero infierno, menos mal que hoy era el último día de clases antes de las vacaciones y por fin me daban las notas.

Cuando entré en clase, vi a todos mis compañeros levantados, se movían frenéticos delante de la profesora, un poco asustada, esperando su turno para que les diera ese tan temido papel amarillento. Algunos con caras largas y otros muy felices de haber sacado buenas notas.

Algunas de mis amigas estaban hablando animadamente cuando me vieron.

—¡Emy! —Me saludó Maia, y a continuación me abrazó. —Tía, la bruja de la profesora me ha puesto un cinco en literatura. —Puso mala cara mirando a nuestra profesora mal. Y es que está profesora en concreto, nuestra tutora, era demasiado exigente.

—Bueno, ya subirás nota, no te preocupes guapa. —Le dije calmándola.

Las otras chicas me saludaron muy contentas, pero aquí faltaba una personita muy importante para mí. Mi otra mitad. Mi mejor amiga se había ido de vacaciones una semana antes a Croacia, así que tuve que aguantar todos estos días sin ella, la muy suertuda, que estaba subiendo unas fotos a las redes sociales que parecían hechas por un fotógrafo, posando cual modelo. Ojalá estar con ella ahora mismo, disfrutando del sol en mi piel, el sonido de las olas del mar, visitando nuevos sitios...

Diez minutos después la tutora me entregó mi boletín de notas dentro de un gran sobre, lo saqué con cuidado y miré con detenimiento fila por fila, cuando terminé, puse una mueca en mi boca. Tenía un siete en gimnasia. Un jodido siete.

—¿Que tal?—Me preguntó Maia curiosa.

—Mal Maia, mal.

—¿Y eso por qué, si se puede saber?

—Tengo un siete en Educación Física—Hice un puchero. Ella me arrebató el papel de las manos y me miró con cara extraña, lo mismo hicieron mis otras amigas.

—Pero tía, si en todas las demás asignaturas tienes sobresalientes, anda no te quejes. —Contestó otra.

Vale, admito que tenían razón, debería de estar contenta. Pero yo soy muy exigente conmigo misma, y vale, también competitiva, así que quiero lo mejor de lo mejor, y en todos los ámbitos, a ser posible.

Una vez comentado todo y despidiéndonos del resto de compañeros, salimos y caminamos alejándonos poco a poco del instituto, perdiéndolo de vista por fin, al menos durante todo el verano.

Llegué a mi casa, una casa blanca con un garaje en el lateral izquierdo, cuyas puertas y ventanas eran de un color azul cielo, que le daban un toque costero (aunque viviésemos lejos de la playa). También, teníamos un patio delantero pequeñito dónde teníamos unas cuantas plantas con flores que alegraban la vista. Era un lugar bonito y acogedor. Aquí vivíamos únicamente mi tía y yo, por lo que estábamos muy tranquilas y a gusto.

Cuando entré en casa dejé las notas encima del recibidor y me adentré por el pasillo hasta llegar a la cocina.

—¿Tía? ¿Estas en casa?. —grité, pero no recibí respuesta.

Subí al segundo piso, y oí el sonido de la ducha en la habitación de invitados, ¿qué hacía mi tía duchándose ahí cuando tenía su propio baño en su habitación?, que extraño.

Entré y la esperé rodando en la silla del escritorio. Puse mi playlist favorita en el móvil, canciones de antaño, o al menor lo eran para mí y empezó a sonar "El secreto de las tortugas", de Maldita Nerea.

Estuve unos minutos mirando las redes sociales que me tenían completamente enganchada. Aunque yo no subía fotos ni era muy activa en estas redes, ya que no estaba muy a favor de publicar voluntariamente mi vida privada, siempre me entraba el gusanillo de entrar y ver que hacían los demás, cotillear un poco. Era un mal vicio que tendría que evitar en un futuro.

Estaba tan ensimismada moviendo la cabeza con la música, que no oí cuando la puerta del baño se abrió. Cuando me giré, o mi tía se había transformado en un hombre, o alguien desconocido salía del baño con tan solo una toalla en la cintura.

—Pero ¿quién coño eres? —Grité asustada levantándome y poniéndome en posición de ataque, o algo parecido.

Lo inspeccioné de arriba abajo en un segundo, o bueno, puede que pasaran dos o tres. Era un chico. Un puto chico en mi casa. ESTABA DESNUDO. ¡Y TENÍA TATUAJES! Bueno Emily, concéntrate, no es momento de analizar sus tatuajes, ¿y si era un ladrón? ¿o un violador?

—Espera, deja que te expli...

Tomé lo primero que vi encima del escritorio y se lo lancé.

—¡Fuera de mi casa! —Le grité.

El chico lo esquivó, así que le tiré otra cosa. Lo primero había sido una botella de agua, y lo segundo la lampara de la mesita. Ups, la lampara. Mi tía se enfadaría. Se estrelló también contra la pared, maldita puntería.

Él me miró sorprendido y fue entonces cuando reaccionó, dando dos zancadas y cogiéndome de los brazos.

—¡Quieres parar ya, agresiva! —Me dijo, y yo me empecé a zarandear moviendo los brazos para que me soltara.

—¡Que me sueltes, ladrón! No sé quién coño eres, pero como no me sueltes...-Lo amenacé.

—Como no te suelte, ¿qué? —Me preguntó con chulería, con una media sonrisa en la boca. Joder, era sexy.

Emily concéntrate, es un loco, no estás en situación de pensar estas cosas.

—Te voy a matar. —Lo miré mal y lo pensé mejor. —Voy a llamar a la policía. —Rectifiqué.

—Sí, ¿tú y quién más, enana? —Se río, y a continuación, giró sobre sus talones y me estampo contra la pared, cogiendo mis brazos con una sola mano y levantándolas por encima de mi cabeza, inmovilizándome.

Yo, grité asustada y le empecé a intentar dar patadas, pero era más fuerte que yo y me tenía totalmente sujeta. Levanté la mirada, y por primera vez me fijé en sus ojos. Eran de un intenso azul, con toques verdes y marrones, acompañados de unas largas pestañas rubias y enmarcados por unas cejas oscuras y pobladas. Tenía una mirada intensa que me imponía. El resto de su cara estaba compuesta por una nariz de tamaño medio adornada por una gran cantidad de pequeñas pecas del color de la tierra. Sus labios entreabiertos eran rosados y a su alrededor se extendía una barba bien cuidada y apenas imperceptible. Su pelo estaba mojado y era de color rubio ceniza, varios mechones caían por su frente, dándole un aspecto sexy. ¡Era guapísimo! Vale, concéntrate por favor, estás en una situación de peligro, joder.

Cuando salí de mi aturdimiento, descubrí que el tipo que me tenía agarrada se reía carcajada limpia.

—Se te está cayendo la baba, disimula anda. —Me dice guiñándome un ojo.
—Sí, ya te gustaría. —Me sonrojé. —Sigo sin saber quién eres. —Le dije cortante.

Me miró de pies a cabeza lentamente, y una media sonrisa se formó en su boca. Me puse más nerviosa de lo que estaba.

—Soy Jason, el hijo de la mejor amiga de Laura. —Dijo aun sin soltarme. —¿Y tú?
—¿Me podrías soltar? —Le gruñí, esto me parecía irreal.

Mirándome por última vez, me soltó y me fijé en los músculos de su estómago, sonrojándome inconscientemente, de nuevo.

—¿Te gusta lo que ves?. —Dijo el muy creído.
—N..no. —Aparté la mirada avergonzada.
—¿Y por qué tartamudeas? —Dijo acercándose lentamente hacía mí, yo retrocedí.
—¡Quieres parar ya! —Le grité como loca y salí corriendo de allí.

Señor dame paciencia, porque cojo una pistola y lo mato.

Nada más bajar las escaleras, mi tía Laura apareció por la puerta con bolsas del supermercado y me miró sonriente.

—Hola Emily.
—¡¿Por qué no me dijiste que vendría un chico a casa?!
—¿Como estás?, yo bien, gracias por preguntar, ¿y tú? —Se hizo la graciosa. Puse los ojos en blanco.
—¿Quién es Jason, y que hace en nuestra casa? —Pregunté histérica señalándolo. Él se encontraba en lo alto de las escaleras, sujetándose la toalla con una mano.
—El hijo de Rebeca, que por trabajo se ha tenido que ir a Londres y me pidió si Jason podía quedarse aquí, así que yo le dije que sí y aquí estamos. —Explicó cruzándose de brazos.
—¿Y no sabes avisarme? —Hice un puchero.

Mi tía y yo fuimos a la cocina farfullando cosas, mientras el desconocido se quedó en la habitación para ponerse algo de ropa. Lástima, se podría quedar así con la toalla.

—Lo siento Emily, ha sido una cosa de última hora, ¿ha pasado algo? —Se disculpó mi tía por no haberme contado que el hijo de su amiga se iba a quedar con nosotras y empezó a sacar la comida de las bolsas.
—Nada, solo que se asustó cuando salí de la ducha y empezó a lanzarme cosas. —Dijo el imbécil apareciendo por detrás ya vestido, riéndose. Su risa era hermosa, burbujeante. ¡No! ¡Emily no pienses eso!

Mi tía se puso a reír como loca, mirándolo estupefacta, ¿estamos todos tontos o qué?

—¿Que le lanzaste? —Me preguntó cuando se calmó.
—Primero me ha lanzado una botella de agua y después una lámpara—Contestó él por mí. —Ah, creo que la ha roto.
—Ya vale, no? —Dije con irritación. —Compraré otra. —Puse los ojos en blanco.
—Bueno, ya hablaremos de eso... —Dijo mi tía mientras me miraba con el ceño fruncido. —¿Ya has instalado tus cosas? —Le preguntó a Jason.
—Sí, la habitación me encanta, es mucho más grande que la de mi casa.
—Entonces bien. —Dijo sonriendo mi tía. —Venga poned la mesa que hoy comeremos macarrones, que con lo de ir a comprar no me ha dado tiempo a preparar nada.

Una vez puesta la mesa, Jason se sentó a mi lado, y yo lo miré con odio.

—Tía, ¿no se puede quedar en otro lugar? —Le pregunté, suplicando con la mirada.
—Pues claro que no, no digas tonterías. —Me regañó. —Además, tú ya habías oído hablar de él, no te hagas la tonta. —Me guiñó un ojo.

Vale, aquí me había pillado. Sí, es verdad que ella me hablaba del hijo de su amiga como si fuera un santo, como si fuera el mismísimo dios, un dios griego de los que ya no quedaban, educado, caballeroso, guapo... así que yo en su día me puse curiosa y empecé a preguntarle cosas sobre él, lo normal en una adolescente. Y vale, también puedo admitir que me moría de ganas por conocerlo, pero eso es pasado, ¡pasado! Ya que no sabía que era un engreído maleducado.

—Ósea, ¿que ya habías oído hablar de mí? —Me preguntó Jason con una sonrisa picarona.

—A ver, tampoco te creas... —Dije esquivando el tema.

—Pero si me pidió hasta tus apellidos para buscarte en las redes—Contestó mi tía riendo.

Mierda, creo que había encontrado su pasatiempo favorito, ponerme en ridículo.

—¿Qué me buscaste? —Preguntó sorprendido. —Y, ¿me encontraste? —río.

—No. —Resoplé. —No había nada que ver ahí.

La verdad es que pasé bastantes minutos buscándolo y no aparecía ningún perfil que pudiera pertenecerle, por lo que me rendí.

Él me miró, sonrió y sin quererlo ni beberlo puso su mano en mi rodilla, apretándola. Lo bueno de todo esto es que llevaba falda y al estar sentada mis muslos estaban bastante expuestos. Lo miré con desagrado por tal atrevimiento y él siguió hablando como si nada con mi tía, la cual no se enteraba de nada.

Los colores de mi mejilla iban subiendo en tonalidad y puse mis manos encima de la suya haciendo fuerza para quitarla. Imposible. A todo esto, me atraganté con los macarrones. Comencé a toser.

—¿Emily, estás bien? —Dijo preocupada mi tía.

Jason soltó una sonora carcajada y gracias a dios quitó su mano de mi pierna.

—Sí, sabes, se me ha quitado el hambre, guárdalos para la noche. —Dije cabreada y salí de la habitación, subiendo con paso furioso las escaleras.

Continue Reading

You'll Also Like

802K 48.7K 41
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...
42.2K 2.2K 27
Selena quiere cumplir su sueño siendo la protagonista de la nueva película Zombies 4, pero la vida le pone algún que otro obstáculo de por medio, ent...
162K 7.7K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
106K 17.7K 44
¿Y si es muy tarde para empezar de cero? Cuando Gia Davies se muda a Nueva York, está huyendo. Se ha dado cuenta de que su carrera no le gusta, su re...