Ya pasó una semana desde que terminé con Jeremy. En estos últimos siete días mis únicos amigos fueron galones de helado y pañuelos. Me dediqué a mirar cada película romántica que me gusta por simple placer masoquista. En cada una de ellas, identificaba a la protagonista femenina como "Sam" y al masculino como "Jeremy", y luego lloraba porque no tendremos oportunidad de ser así porque me engañó y rompió mi corazón en muchos pedazos.
Si no veía películas románticas, estaba escuchando cada canción triste que tenía en mi playlist y luego las repetía, hasta que mi celular se quedaba sin batería. Entonces, estaba abrazando mi almohada en la oscuridad y cubierta totalmente por mis sabanas.
No fui a la escuela ni salí de mi habitación. Solamente salía de ella para buscar comida y pañuelos. Obviamente esa decisión no fue vista de buena manera por mis amigos y Tyler, pero honestamente, ellos no pueden sentir lo que siento. Así que ignore sus opiniones solo porque hablan desde la ignorancia. Cerré con llave y me acurruqué en mi cama. Las veces que me escabullí de mi guarida, lo hice cuando Tyler, Caroline o Luke no estaban haciendo guardia en mi puerta o merodeando por la casa.
Una vez cometí el error de salir cuando ellos estaban y no resulto nada bien, ya que casi me atrapan. Me corrieron por toda la casa. Cerraron puertas y ventanas además Caroline se paró en medio de la puerta de mi habitación evitando mi paso, así que tuve que estar como cuatro horas escondida en el cesto de ropa sucia hasta que se cansaron y se distrajeron.
Siete días después, decidí que mi etapa de ermitaña tiene que terminar. Ya desahogué mis penas y estoy lista para volver a la sociedad. Agradecí que Tyler no les informara de esto a mis padres porque me habrían enviado al mismísimo director a obligarme a ir al instituto. Fue semana de exámenes, pero vamos, ¿Qué culpa tengo yo de que mi corazón se rompiera? Solo tengo la culpa de ser estúpida. Además, quiero graduarme, los haré de una forma u otra. Por suerte para mí, Luke consiguió que su padre haga un justificado médico. Lo presentaré para que me den la oportunidad de sacarme un uno.
Me esmeré en mi apariencia, bueno, teniendo en cuenta que pasé los últimos siete días usando mi pijama. Decidí usar un vestido rosado que me llega hasta un poco más debajo de los muslos. Una chaqueta de jean que tiene bordadas algunas flores en la parte de atrás y unos tacones negros no muy altos. Me maquillé para borrar las pruebas de que estuve llorando por noches y desvelándome para sufrir. No tuve contacto con el mundo exterior, pero estoy muy segura de que ya todos deben saberlo. Lo que significa que recibiré muchas miradas de pena. No seré la pobre Sam.
—Sam, hola... —me saluda Tyler sorprendido al verme abandonar mi habitación. Está desayunando cereal con yogurt. Observa su plato y a mí—. ¿Quieres?
—No, gracias —le contesto caminando hasta el refrigerador para buscar una botella de agua fría. Puedo sentir que sigue viéndome—. ¿Me llevas al instituto? —pregunto.
—Por supuesto —asiente sonriendo.
Cuando enciendo mi celular, nuevamente comienza a vibrar por los mensajes que tengo de Jeremy y de cualquier persona que le interese saber cómo estoy. De reojo puedo notar cómo Tyler sigue viéndome de esa manera tan triste que detesto.
—Deja de verme así. —No le devuelvo la mirada, pero sé que se puso de pie.
—No te veo de ninguna forma —responde.
—Sí, lo haces. Me ves como a la chica que engañaron.
—Te veo como a Sam Donnet. —Muerdo mi labio para evitar que tiemble—. La chica cuyo exnovio es un imbécil y tiene un amigo genial.
Eso me hizo sentir mejor y mis ganas de llorar desaparecieron. Suelto mi labio para esbozar una pequeña sonrisa.
—Luke va a sentirse halagado —le digo devolviéndole la mirada.
—Hablaba de mí. —Se encoge de hombros.
Niego con la cabeza sonriendo.
(...)
Sin embargo, el instituto no es tan agradable como Tyler. A ellos no les interesa si me incomodan o lastiman sus miradas para nada disimuladas y susurros indiscretos sobre mi persona. Solo siguen alimentándose del chisme del momento. Del cual formo parte. El triángulo amoroso del Instituto, escuché murmurar a unas chicas en el estacionamiento.
—¿Estarás bien? —me pregunta Tyler. Tenemos clases distintas, así que debemos separarnos.
—Sí. No te preocupes —asiento dudando de mi respuesta, pero mostrándome segura.
Tyler se va por el pasillo de la izquierda, mientras que yo debo ir por el derecho. Lo cual significa hacer frente a muchas más miradas indiscretas a medida que piso. Algunos no están enterados de lo que está pasando, esas personas me caen bien, pero hay otras que están viendo cada paso que doy y comentando sobre ello.
—Bueno, bueno, ¿qué no tienen algo más interesante que hacer? —les espeta Caroline de mala gana a las personas que estaban viéndome. Ellas entornan sus ojos o le dan una mala mirada a mi mejor amiga—. Te extrañé. —Coloca una de sus manos sobre mi hombro.
—Yo a ti —le respondo con una sonrisa decaída—. ¿Quieres ir de compras a mañana?
—¡Ay, sí! Necesito terapia de compras —me dice, entrelazando nuestros brazos para comenzar a caminar.
Las clases podría resumirlas en más susurros, yo entregándoles el justificativo de mi ausencia a los profesores y ellos diciéndome que esperan que me encuentre mejor o que estudie para el examen que me darán en la siguiente clase.
—¡Sam! —escucho cuando salgo de la clase de física.
Reconozco esa voz, sin embargo, continúo caminando.
—Sam —vuelve a insistir.
—¿Qué quieres? —digo viéndole con desdén.
—Debemos hablar.
—No quiero.
Intento seguir caminando, pero Jeremy me toma levemente del brazo. En un movimiento brusco me alejo.
—Lo siento, fue una confusión ¿Okay? Ella me engañó yo... —lo interrumpo.
—¡Deja de intentar echarle la culpa! —exclamo enojada—. Daniela no es mi persona favorita, pero tú eras mi novio. Quién debía respetar nuestra relación... —Titubeo un momento—. Ese eras tú Jeremy. No Daniela. Así que ya déjame en paz.
Todos a nuestro alrededor quedan en silencio. Puedo ver a Daniela a unos metros, quedarse sorprendida ante mis palabras. Baja la mirada en cuanto hacemos contacto visual.
—Sam, lo lamento. —Me vuelvo a centrar en Jeremy—. Discúlpame. Te lo compensaré.
—Si en verdad lo sintieras, me dejarías en paz.
Así termina nuestra conversación. Verlo después de una semana, tiene un efecto en mí. Jeremy se ve igual destrozado que yo, con ojeras marcadas y una reciente barba. Pero no me siento mal por él. Quizás las cosas podrían haber sido distintas si admitía que fue un error y que fue un imbécil, pero no, utilizaba la excusa más típica; "Fue una confusión" y además le echaba la culpa a Daniela. Cuando no es así. Ella es insoportable, falsa, odiosa y me odia. Pero no es la culpable de que mi relación con Jeremy haya terminado.
—Acabo de tener el reencuentro más intenso de mi vida —digo al sentarme en la mesa que siempre ocupamos cuando estamos en la cafetería.
Caroline, Luke y Tyler me observan atentos esperando a que prosiga. No fui a buscar comida, vine directamente a sentarme con ellos, así que le quito una papa frita a mi mejor amigo y me la llevo a la boca.
—¿Viste a Jeremy? —me pregunta Caroline.
—¿O a Daniela? —le sigue Luke.
—A ambos —contesto cuando termino la papa frita.
—Bueno, lo peor ya pasó —habla Tyler, abriendo una lata de Coca Cola—. Ahora, debes disfrutar de tu soltería.
—¿Haciendo qué? Los últimos siete días disfruté mi soltería llorando.
—Eso fue la etapa luto. Ya sufriste por tu relación. Ahora toca la etapa fiesta.
—¡Oh! —Caroline comienza a brincar en su lugar—. Puedes disfrutarla viniendo al baile.
Comienzo a hacer una mueca de desagrado y ella vuelve a hablar, porque sabe muy bien que iba a decir.
—Solo porque terminaste con tu novio, no significa que todo va a ser malo y aburrido —me dice viéndome como si yo fuera una niña que no quiere entrar en razón.
—Además, yo podría ser tu pareja —sugiere Tyler.
Me miran ansiosos por mi respuesta. Lo pienso mejor. Necesito olvidarme un poco de todo el tema de Jeremy. Perderme en la música es posiblemente lo mejor que puedo hacer por ahora.
—Está bien —repongo en voz baja, recibiendo aplausos.
Luego del almuerzo robado (porque les quitaba partes de su comida por turno), las clases se hicieron más llevaderas. Para mi suerte, dejé de ser el centro de atención el mismo día que me convertí en el centro de atención. Otro rumor surgió, entonces a las personas dejó de importarles lo que Sam Donnet hacía o decía. A medida que el día va transcurriendo, mi estado de ánimo mejora. Porque mi vida sigue transcurriendo sin Jeremy, y lo hace como siempre. Dentro de mí creía que todo sería distinto sin él, pero nada cambio. Mi vida sigue igual y sigo contando con mis mejores amigos, y ahora con Tyler.
De camino a casa con Tyler vamos escuchando música y hablando de cosas triviales. Por ejemplo, me contó que su tipo favorito de series son las de misterio o suspenso. Ama pensar en diversas teorías, por esa razón también ve videos sobre conspiraciones. Leyó todos los libros de Sherlock Holmes, aunque si pudiera leer un solo libro por el resto de su vida sería el principito. Es su favorito. Su mamá se lo leía siempre antes de dormir y tiempo después, él lo leyó por su cuenta.
—¿Esperas visitas? —me dice Tyler, manteniendo la vista al frente.
Dejo de observarle con una sonrisa por todas esas cosas que me contó y presto atención al hombre que está parado en la puerta de mi casa. Está de espaldas, pero siento que ya había visto esa camiseta roja antes. Al ver ese cabello rubio, casi cobrizo, despeinado. Sé perfectamente quién es.
—¡Hola, intruso! —exclamo contenta de verlo.
Nick Donnet voltea a verme, bajando un poco sus gafas negras para verme. Lleva una camiseta roja, unos pantalones deportivos grises y sostiene la manija de su maleta gris a un lado de él. Todo parece indicar que esto es más que una breve visita.
—Escuché que tenías compañía —me dice viendo a Tyler con una sonrisa.