EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSI...

By MariaRose95

207K 26.6K 21.9K

Park JiMin, un omega universitario de veinticinco años, se da cuenta un día de que acaba de llegar un nuevo v... More

INTRO
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISÉIS
CAPÍTULO DIECISIETE
CAPÍTULO DIECINUEVE

CAPÍTULO DIECIOCHO

6.4K 1.1K 1K
By MariaRose95

Cuando YoonGi vio a JiMin regresar a casa, sabía que algo malo había sucedido porque tenía esa expresión sombría en el rostro, ese fantasma de preocupación que torcía su ceño con un desasosiego que le helaba la sangre. Él no demoró en preguntar si estaba bien, si quería hablar, y el propio estrés del omega llegó a él a través de su pequeño lazo, así que se sintió mucho más desesperado por saber lo que sucedía, por saber qué era lo que molestaba a su adorada pareja.

Ellos no podían leer la mente del otro ni mucho menos, no compartían una marca de pareja, pero un lazo como el que habían formado era suficiente para que entendieran sus emociones a un nivel diferente a como lo hacían con otras personas. Era algo tan positivo como negativo, podría multiplicar la satisfacción de emociones dichosas y empeorar todavía más la tristeza o el enojo si no sabía manejarse correctamente.

Pero su lazo no fue la única variable que influyó esa noche.

Desde que YoonGi conoció a JiMin, él supo que JungKook no pudo haber salido de la absoluta nada. Notó que JiMin no traía una marca, que no olía a alfa y que siempre llegaba solo a casa. No fue difícil concluir que el omega era padre soltero y, por razonamiento lógico, existía alguien además de él que respondía por la existencia de JungKook. En ese momento, YoonGi no lo vio conveniente, le atraía su vecino y le parecía encantador, pero no imaginó que las cosas irían más allá de coqueteos y sonrisas ocasionales.

JungKook era un enorme "pero" porque él supo que no quería ser padre desde el primer día que concibió la posibilidad, aun así, fue casi automático que su lobo encajara perfectamente bien con el cachorro de su vecino. Su interés por la pequeña familia no hizo más que aumentar y ni siquiera se dio cuenta de cuánto se había aferrado a ellos hasta que su pequeño rincón se vio amenazado.

Él sabía, realmente sabía, que JungKook tenía un padre biológico. Él sabía que él podía querer mirar hacia su dirección y encapricharse por conocerlo, pero una cosa era la imaginación catastrófica y otra era la realidad, la cual no daba señales de que eso fuera a suceder.

Cuando JiMin se desahogó con él en la fiesta de JungKook, cuando le dijo que HyunSoo estaba acechando, él comenzó a sentirse ansioso. No lo demostró, no creía que fuera correcto contagiar a su pareja con su propio estrés, pero su cabeza comenzó a pensar en el sinfín de posibilidades que podrían ocurrir si el tipo aparecía en sus vidas. ¿Acaso JungKook querría conocerlo? ¿JungKook sentiría con él un lazo automático de familia que lo desplace a YoonGi en consecuencia? ¿Él vendría a arrebatarle lo que YoonGi construyó con sus propias manos?

La imagen por sí sola era simplemente aterradora, pero eso tampoco fue lo único que estuvo en la cabeza de YoonGi cuando él explotó esa noche.

Así como los omegas gruñían por pocas cosas, los alfas podían volverse agresivos por otro par de cosas. Compartían con los omegas la necesidad de proteger a los cachorros, podrían defender a sus hijos con dientes y garras si era necesario; también atacaban cuando se sentían amenazados, algo funcional hacía siglos, pero poco práctico en la actualidad cuando no todas las amenazas son de vida o muerte; finalmente, defendían a su pareja con su propia vida, ellos eran los protectores de su hogar, nadie más podía entrar a su manada si ellos no lo consideraban seguro.

Por otro lado, las reacciones de las partes humanas que controlaban el espíritu de un lobo dependían no solo de la fuerza mental de las personas, sino también en la propia fuerza que el lobo tenía para manifestarse, así como en qué tan presente se encontraba el lobo en relación a la fecha de su celo.

YoonGi tenía un lobo explosivo, no era su orgullo, pero lo tenía. Lo demás fue una secuencia de cosas que salió mal: su próximo celo, el enojo de ver su manada en peligro, el miedo de ser desplazado y la angustia en el pecho de JiMin que se contagió al suyo. Era algo que sucedería, pelear era el último de sus planes, pero su lobo tomó el control más de lo que él habría querido. Fue una suma de cosas, pero eso no lo hacía menos culpable, solo menos consciente de sus acciones.

La rabia, su lobo y la angustia lo cegaron tanto que ni siquiera pudo darse cuenta del daño que le estaba haciendo a su omega. Sus tres labores principales: proteger, defender y cuidar, estaban siendo vulneradas al mismo tiempo y controlar a su enojado lobo fue lo más difícil después de controlar su acelerado corazón. El pánico corrió por sus venas cuando JiMin dijo el nombre de HyunSoo y lo único en lo que podía pensar era que JiMin había tomado una decisión estúpida.

Ignoró a la razón, a la lógica, y se encerró en la primitiva idea de que su omega lo había traicionado al darle pase al alfa que les hizo daño.

—¿Señor YoonGi? ¿A dónde va? —escuchó la pregunta de JungKook y sus pasos flaquearon, pero negó con la cabeza y siguió caminando, abriendo la puerta y cerrándola detrás de él—. ¡Señor YoonGi!

Sabía que si se quedaba ahí, probablemente le gritaría.

Él no estaba en condiciones de hablar en ese momento. Tampoco era buena idea quedarse en casa por la cercanía con la pequeña familia, así que entró a su departamento y buscó entre sus contactos el nombre de quien sea que pudiera recibirlo esa noche.

YiJeong no.

NamJoon no.

¿HyeJin? ¿Por qué todavía tenía su número?

Después de eliminar el contacto, seleccionó el siguiente contacto.

Se fue poco después, tomó a Holly, las llaves de su moto y una pequeña mochila. Necesitaba pensar antes de hablar otra vez, la cabeza le daba vueltas y su estómago se retorcía de pura rabia.

Necesitaba que alguien lo ayudara a calmarse.

JiMin se dio cuenta de que esta discusión no se resolvería pronto cuando la mañana del viernes llegó y él supo que YoonGi no había regresado a casa.

No fue difícil notarlo. Su lobo simplemente lo sabía, su lazo también, algo en él le decía que YoonGi simplemente no quería aparecer. Él se fue casi inmediatamente después de la discusión, pudo escuchar su puerta cerrándose, los pasos apresurados de Holly, incluso el rugir de su motocicleta alertando a todo el vecindario de su partida. Pensó que YoonGi regresaría esa mañana, pero no lo hizo, así que usó lo que le quedaba de esperanza para pensar que quizás lo haría en la tarde.

Por ahora, JiMin simplemente miraba el techo de su habitación, iluminado por la luz que entraba por su ventana, y suspiró pesadamente antes de levantarse de la cama con cuidado de no despertar a JungKook.

Eran las siete y media de la mañana cuando revisó la hora en su celular y decidió recostarse en el sofá para acurrucarse debajo de las mantas que había dejado ahí con la llegada del frío. Con esto, él buscaba tener la soledad que habría deseado tener en la noche, sólo quería poder sumergirse en su propia miseria un rato y tener la libertad de lloriquear suavemente sin las preguntas preocupadas de JungKook interrumpiendo sus lamentos.

Sin embargo, no iba a negar que la soledad era irritante y la incertidumbre revolvía sus entrañas de una manera nauseabunda. Él podía sentir una migraña acercarse por culpa del sueño que se acumulaba detrás de sus ojos y trató de volverse a dormir a pesar de que lo único que podía ver cuando sus párpados caían era una repetición en loop de la discusión con YoonGi.

Ellos se había peleado por una estupidez, era lógico que ninguno de los dos estaba cómodo con lo que sucedía y JiMin se preguntó incesantemente si quizás había hecho mal, si debió haber sido más cuidadoso, si acaso una palabra diferente en su discurso hubiera cambiado el rumbo de las cosas.

Él era consciente de que YoonGi era quien más había reaccionado, pero no entendía por qué fue tan repentino. Él no era así, YoonGi se podría sentar a hablar las cosas como una persona razonable, JiMin ni siquiera se imaginó que él podría enojarse tan rápido, mucho menos enojarse en general.

Bueno, él era humano, claro que podía enojarse, pero eso no quitaba que fuera extraño para él.

JiMin se acomodó en el sofá y sacudió la manta, lo que provocó que una hoja de papel cayera de la mesita de centro al suelo. El omega la recogió para volverla a colocar ahí, pero antes de hacerlo le echó un pequeño vistazo. La hoja no estaba vacía, era el dibujo que JungKook hizo la noche anterior para YoonGi en donde la pregunta de "¿quiere ser mi papá?" se encontraba garabateada arriba.

Él volvió a sentir un revoltijo en su estómago y dejó la hoja en la mesita para poder acurrucarse contra el respaldo y descansar un rato. JungKook había planeado durante días cómo preguntarle a YoonGi sobre el tema, un dibujo fue su mejor opción, pero al parecer los planetas se habían alineado para que todo saliera mal.

En algún momento de su autocompadecimiento, JiMin sintió su celular vibrar y lo tomó rápidamente con el deseo de encontrar alguna notificación de YoonGi, pero sólo era un mensaje diferente, directo de un número que él no tenía registrado en su lista de contactos y que le avisaba cuál era el restaurante en el que iban a comer para hablar.

JiMin suspiró profundamente, movió sus dedos por la pantalla y agendó el nuevo contacto como «imbécil» antes de contestar un "ok" y bloquear la pantalla una vez más.

¿Así que de este modo iban a ser las cosas?

No podía creer que se había peleado con su novio por culpa de su ex.

¿Qué era esto? ¿Una mala película?

El bufó y tomó el celular otra vez. Ahora eran las nueve. JungKook usualmente dormía hasta las doce y JiMin lo iba a dejar disfrutar de sus últimos días de descanso antes de que las clases comenzaran.

Le envió un mensaje a TaeHyung, diciéndole que necesitaba contarle algo importante y esperó su respuesta. Quince minutos después, su mejor amigo lo llenó de preguntas que JiMin respondió pacientemente hasta que, de repente, el beta lo estaba llamando.

Sin mucha energía, JiMin contestó.

¡Me tienes que estar jodiendo! —exclamó del otro lado, irritado—. ¿Tú tienes que lidiar con tu ex y él tiene el descaro de enojarse? ¡Lo mato!

Esta era la razón por la cual JiMin no quiso llamarlo en un primer momento, no estaba seguro de si quería el apoyo entre gritos, pero entendía por qué su amigo estaba así de ofendido. TaeHyung siempre estaría de su lado, aún si JiMin mataba a alguien por la razón más estúpida posible, su mejor amigo estaría ahí para argumentar que la otra persona lo tenía merecido y quizás JiMin necesitaba un poco de eso ahora mismo.

—Ah, Tae, no lo sé —se lamentó, masajeando su frente—. ¿No crees que metí la pata? ¿Debí haberlo abordado diferente?

¡Claro que no! —volvió a vociferar como si JiMin hubiera preguntado una tontería—. A ver, siempre hay cosas que podemos hacer diferentes, pero el "hubiera" no existe y esto no era algo por lo que ponerse a discutir de esta manera. Lo más lógico habría sido que se sentaran a pensar en una solución, pero YoonGi fue directo a pelear, ¡eso no está bien!

JiMin suspiró. Él había llegado a una conclusión parecida, pero ser entendido le llenaba de un poco más de calma.

—No me gustaría señalar culpables.

Mira, yo sé muy bien que tú te cierras mucho a decir las cosas, pero este no es el caso, quien se cerró fue él y te echó la culpa a ti por "darle permiso" al idiota este, ¡no tenías opción! HyunSoo te amenazó con un abogado —señaló, aunque finalmente carraspeó—. Aunque, aquí entre nosotros, me parece que en un juicio tú tienes muchas más chances de ganar.

—Sabes que él tiene dinero y yo la verdad no quiero hacer que JungKook pase por eso. Llámame mal padre, pero habría preferido mil veces que siguiera ignorando a JungKook, ¿ahora qué? ¿Tengo que obligar a mi hijo a conocer a alguien a quien él no tiene interés de conocer? Hace días tuvimos esa charla y él no quiere saber nada de HyunSoo, ¿qué se supone que tengo que hacer?

Mierda, Mimi —se lamentó TaeHyung—. ¿Realmente crees que él haya regresado para ser parte de la familia feliz que nunca fue?

—Espero que no —dijo con espanto—. Por eso mismo creo que es lógico hablar con él, mínimo saber qué es lo que quiere y a qué me estoy enfrentando. Podría ser muchísimo peor, él simplemente me habría enviado una nota de un juez o algo así para pelear por la paternidad, al menos tuvo la decencia de avisarme que quería hablar.

Bien, a pesar del pánico, pensaste en tus opciones —razonó—. ¡El estúpido de YoonGi no lo hizo!

JiMin suspiró y se colocó una mano en el rostro.

—Él no sabe lo que es ser padre, mucho menos un padre soltero.

No lo defiendas —resopló TaeHyung—. Está perfecto que estés enojado ahora, él tiene que venir a pedir perdón, si es de rodillas mejor. Tú también tienes el derecho a saber qué ha sucedido todos estos años, sé que no necesitas disculpas, pero tal vez este ha sido el cierre que has estado esperando.

JiMin suspiró.

Él realmente no quería tener un cierre, menos si eso implicaba tener que hablar con HyunSoo más de cinco minutos. Si verlo apenas en la puerta de su casa había sido suficiente para revolver su estómago, no sabía cómo se supone que sobreviviría a una cena con él.

—Debí haberlo demandado hace años, ¿no?

TaeHyung lo meditó un momento.

Todavía lo puedes hacer —razonó y JiMin frunció sus labios—. Mira, quizás habría sido mejor que sí, pero entiendo por qué no lo hiciste, tenías miedo de lo que pudiera pasar —empatizó—. Toda su familia estaba loca. ¡La bruja de mierda, por ejemplo!

JiMin tarareó.

—Él me dijo que ella falleció hace poco.

TaeHyung enmudeció y de repente una carcajada se escuchó del otro lado, provocando así que JiMin apretara los labios para no echarse a reír también.

—No deberíamos reírnos de eso... —murmuró el omega.

¡No me importa! —siguió riéndose—. ¿Qué le pasó? ¿Se mordió la lengua la víbora esa?

—Ni idea, no le pregunté —resopló con gracia y negó con la cabeza para espantar las risas—. En fin, gracias... realmente me sentía como un estúpido cuando YoonGi se fue.

El único estúpido aquí es él —acusó—. Entiendo que no te guste la idea de que tu pareja vea a su ex, pero por la sagrada Diosa, eso no significa que van a coger.

—No sé si sean celos, exactamente —dudó—. No creo que YoonGi desconfíe de mí o sea así de inseguro, hemos hablado de HyunSoo antes y no ha reaccionado así.

Más le vale porque pelear contigo por celos y hacerte sentir mal es mi límite, lo mataría.

JiMin resopló con gracia mientras raspaba el cuero de su pulgar con la uña de su índice. Hace mucho que no se muerde las uñas, pero ahora estaba teniendo la repentina necesidad de hacerlo mientras hablaba con TaeHyung.

—Quizás es cosa de alfas.

Claro que es cosa de alfas, son todos iguales —se quejó—. Seguro que cuando hables con él te dirá que tiene que ver con su territorio o algo así.

Eso tenía un poco de sentido.

—Mh, suena lógico.

Pero esa no es excusa para que te trate así.

—Yo tampoco fui muy amable, Tae.

Eso fue porque ya estabas mal —refutó—. Tú le dijiste que no querías hablar y él insistió, también trataste de cortar la conversación y él siguió insistiendo. Inevitablemente iban a terminar discutiendo porque él no quería dar su brazo a torcer y tú estabas a punto de explotar.

JiMin zumbó, pensando en ello, y se mordió la punta del pulgar.

Su discusión fue una seguidilla de cosas que salió mal, pero las palabras de YoonGi habían sido hirientes y él sabía que seguro alguna de sus propias palabras pudieron herir al alfa. JiMin simplemente quería hablar con él, disculparse por sus errores y recibir disculpas de igual manera, resolverlo como el par de adultos que eran.

Lo extrañaba.

Quería golpearlo por reaccionar como lo hizo, pero lo extrañaba tanto que el corazón le pesaba.

Su lobo yacía recostado sin ánimos, esperando por su alfa y contagiando a JiMin de su apatía. Era increíble cómo todas sus emociones estaban a flor de piel en ese momento, tanto que un par de lágrimas se acumularon en los bordes de sus ojos al pensar en la posibilidad de que esta pelea durara más de un día. No podía soportar estar así más tiempo, su felicidad dependía en gran medida de YoonGi, ¿es que acaso no había peor manera de condenar su estado de ánimo?

¿JiMin?

—¿Mh?

Tranquilo, ¿sí? —le dijo en un tono diferente, uno bajo y cariñoso, comprensivo. JiMin sintió que las ganas de llorar aumentaban y apretó sus labios para no sollozar—. Esto se va a solucionar, es solo una tonta discusión. YoonGi no es el tipo de persona que hiere y se va, él metió la pata como todo el mundo en algún momento de su vida y seguramente después de una charla ambos se van a estar riendo de esto.

JiMin sorbió su nariz y se pasó su mano libre por su rostro, quitando las lágrimas que trataban de deslizarse por su cara para caer en el acolchado sofá.

—¿Tú realmente lo crees? —preguntó con su voz temblorosa—. Se veía tan enojado...

Claro que lo creo —respondió con seguridad y cariño—. Estoy enojado con él, pero tengo que admitir que YoonGi se comunica mejor que cualquier adulto de su edad, quizás solo necesita tiempo. En cualquier momento va a volver para explicarse, no te preocupes, Mimi.

JiMin asintió a pesar de que TaeHyung no podía verlo y volvió a aspirar con fuerza. Su cara se sentía húmeda y caliente por el llanto, pero al menos no se había deshecho en sollozos.

—Está bien —suspiró—. Gracias, Tae.

No hay de qué, mi corazoncito de melón.

JiMin rió suavemente por el apodo y fue acompañado por la risa risueña de su amigo.

¿Sabes qué es lo que tienes que hacer ahora?

—¿Qué? —preguntó, mucho más tranquilo.

Pensar en un outfit lindo, un buen maquillaje y accesorios bonitos para que el maldito de tu ex se retuerza en su silla de la envidia.

JiMin comenzó a reírse otra vez.

—Tae, por la Diosa...

Lo digo en serio, ponte lindo e inalcanzable, no demasiado como para que crea que lo haces por él, pero lo suficiente como para que se de cuenta de su error y tú puedas reírte en su cara. Luego se va a arrodillar a pedir perdón y tú dirás: "¡No! Ya estoy comprometido y estoy esperando otro bebé del hombre que amo".

—¿Por qué un bebé? —se carcajeó suavemente—. ¿Qué clase de escenario es ese?

Es el mejor escenario del mundo, JiMin. Si esto fuera un drama, sería espectacular —se defendió—. Y lo del bebé es genial, imagina la cara que pondría.

—Eres un tonto.

TaeHyung se rió y JiMin escuchó un poco de movimiento del otro lado.

¿Necesitas que cuide a JungKook el sábado? —preguntó de repente—. Entiendo que la cena se puede alargar hasta muy tarde en la noche.

—Me haría sentir muy culpable, pero me gustaría —suspiró—. También necesito un poco de tiempo a solas para sufrir. Ayer no pude hacer nada porque Kookie quería dormir conmigo y yo también necesito llorar un poco.

Ah, Mimi —se lamentó su amigo—. ¿No prefieres venir a casa cuando todo acabe? Así dormimos los tres juntitos, como esas pijamadas que hacíamos, y me cuentas qué tal.

—Lo voy a pensar —acarició su manta. Estaba comenzando a hacer frío y él sólo quería sentirse cálido un rato—. ¿Mañana vamos a comprar el uniforme de JungKook, verdad?

¡Claro que sí!

—Perfecto —se subió la manta hasta el cuello y se acurrucó contra el sofá—. ¿Por qué no me cuentas sobre la fiesta de Jackson? Ayer no hablamos.

Oh... no sé, salió bastante bien, pero no sé si sea buena idea hablar de eso ahora.

—Ay, Tae. Quiero saber todo, ignora que estoy triste, vamos. Esto me va a ayudar con mi humor.

Si tú lo dices... Bueno, prepárate —tomó aire y suspiró—. Él me fue a buscar a mi casa con su jodido sedan color negro y, ya sabes cómo soy, le empecé a hacer ojitos. Entonces él me dijo "te ves precioso hoy", ¡y me besó! —se rió risueño y JiMin lo acompañó, pateando sus pies en el sofá—. Fuimos a la fiesta y había mucha gente famosa, vi a muchos idols y casi me muero porque me saludó un actor. También conseguí muchos autógrafos, luego te enseño.

—Qué envidia —se quejó.

De todos modos, yo no encajaba ahí, era mucha gente guapa y poderosa, yo soy un semi-psicólogo que le da de comer a los viejos, me sentía intimidado.

—Cállate, Tae. Eres precioso, cualquiera pensaría que eres un idol.

Me harás llorar —le dijo con chillido y JiMin volvió a reírse—. ¡Oh! Nosotros llegamos temprano, Jackson se tardó un poco más en llegar, pero cuando lo hizo, saludó a todo el mundo, incluyéndome —chilló y JiMin volvió a patear sus pies—. Traté de actuar cool y todo, pero sólo le sonreí, le dije que era su fan y me dio un abrazo. Luego se fue a bailar con la gente que sí conocía, claro.

—¿Y NamJoon?

Tuvo que dejarme solo un momento para ver que todo estaba saliendo bien. Cuando estuvo libre me sacó a bailar y... bueno, hubo un par de besos en el medio, no te voy a mentir —JiMin volvió a reírse—. Jackson también nos dio recuerdos de la fiesta cuando nos íbamos, son algo así como merch exclusiva, y NamJoon te va a dejar el suyo porque sabe que te gusta.

JiMin chilló.

—Gracias, NamJoon, te amo —pataleó.

Le diré —JiMin frunció sus cejas cuando escuchó movimiento del otro lado, luego la voz de Tae diciendo algo que no alcanzó a escuchar y luego otra vez movimiento, específicamente de sábanas chocando una contra otra—. Dice que no hay de qué.

JiMin se quedó en blanco.

—¿Dónde estás? —preguntó escandalizado.

Eh... —resopló—. Esa es la parte graciosa.

—¡TaeHyung, es viernes! —gritó en voz baja para no levantar a JungKook—. Tú, hijo de...

¡No me juzgues! —se apresuró mientras JiMin estaba tratando de contener sus propias risas—. Mira, cuando él fue a dejarme en casa pasaron un par de cosas... me invitó a venir y bueno, una cosa llevó a la otra... y me quedé a dormir.

—Dormir.

Más o menos.

—¿Dos días?

No, a ver. Me desperté el jueves a la mañana, desayunamos, luego comimos...

—¿Desayunaron y luego comi...? Olvídalo, ya entendí —gimió con asco y su amigo se rió—. ¿Luego?

Luego me fui a casa para ducharme, vestirme e ir a trabajar. Cuando terminé mi horario, NamJoon me preguntó si quería tomar algo así que salimos de nuevo y, ups, llegué a su casa otra vez —dijo con diversión—. Así que estoy aquí. El domingo vamos a salir de nuevo.

—No lo vayas a desgastar, Tae —se burló, provocando que su amigo se riera—. Dime que él no escuchó nada de lo que hablamos sobre YoonGi.

Claro que no. Le dije que necesitaba hablar contigo en privado y se fue a hacer el desayuno —entonces se quedó callado un momento—. Oh, me acaba de avisar que está listo. ¡Ya voy!

—Suena como la cita perfecta, me alegro por ti.

Gracias, amorcito —le lanzó un beso a través de la línea—. Él es un amor de arriba a abajo, me da mucha curiosidad saber porque su matrimonio no salió bien —comentó en voz baja.

—YoonGi dijo algo sobre que la química no funcionó muy bien —se encogió de hombros—, pero ni idea, cuando logres sacarle la historia, me cuentas.

—Claro que sí —le dijo como si fuera obvio y luego se escuchó de nuevo el sonido de las sábanas—. Bueno, me iré a comer algo que no sea un nudo —avisó y JiMin hizo un sonido de asco mientras se carcajeaba—. Nos vemos mañana, mi vida.

—Nos vemos, Tae... —viró los ojos con diversión.

JiMin suspiró cuando se encontró con la soledad una vez más y se asomó por el respaldo del sofá para ver la puerta de su habitación, solo para corroborar que siguiera cerrada. JungKook seguía dormido, así que él podía pensar en su sufrimiento un poco más antes de que se viera obligado a empezar el día.

A lo lejos, podía ver las flores amarillas marchitándose en la mesa de la cocina y su corazón se sintió pesado por el recuerdo fresco del alfa llevándolas con una enorme sonrisa en el rostro. Ahora las flores se estaban muriendo, aún con agua en su improvisado jarrón, y JiMin podía entenderlas a la perfección.

Por si fuera poco, tenía la sensación de que su lobo estaba un poco más ansioso de lo normal.

Debería comprar supresores, sólo por si acaso.

YoonGi suspiró con sus ojos cerrados mientras los delgados dedos de la omega peinaban su cabello con cuidado. Él siempre había sido fanático de este tipo de mimos, así que cuando SooYoung se ofreció a hacerlos mientras estaban en el sofá, no dudó en aceptar.

—Entonces —comenzó ella—, ¿podrías decirme por qué exactamente te enojaste? El otro día llegaste enfurecido como un toro y asustaste a los niños.

—Ya te lo dije —murmuró—, no quiero que JiMin vaya a verlo.

Ella zumbó.

Cuando YoonGi llegó a su casa después de la pelea, casi tiró su moto en el estacionamiento y fue recibido por su preocupada hermana, quien lo controló con un par de palabras firmes y miradas acusatorias. Su esposo llevó a los niños al parque para darles espacio y el par de hermanos se sentó a hablar en el sofá de la sala durante al menos una hora para que YoonGi pudiera desahogar todo lo que sentía. Ella no pudo opinar mucho, sabía que no sería buena idea en ese momento, y le ofreció una habitación para que pudiera dormir tranquilo cuando su charla acabó.

La mañana del viernes, YoonGi se fue a trabajar e hizo más horas extras de las que había hecho en su vida. Se quedó ahí hasta las ocho y media de la noche, ocupado con cualquiera de los arreglos pendientes que tenían en la semana. Él no quería tener un segundo libre para evitar que su cabeza lo volviera loco, pero mantener el cuerpo ocupado tampoco le ayudó mucho porque el malhumor lo llevó a tirar piezas, gruñir de pura rabia y asustar a los empleados que estuvieron a su alrededor durante el horario que correspondía. Él solo se fue de ahí cuando su hermana lo llamó y le reclamó que estaba siendo un idiota y que tenía que regresar a casa para comer algo.

Esa noche, YoonGi también se fue a dormir sin decir mucho más y SooYoung se cansó de esperar a que su hermano entrara en razón, así que el sábado, cuando logró sacarlo de la habitación y notó su aroma más suave, lo obligó a sentarse con ella en el sofá una vez más.

No era la primera vez que YoonGi tenía este tipo de arranques, una de las tantas veces ocurrió cuando ella comenzó a salir con un beta dos años mayor y tenía mucho sentido que su hermano se pusiera todo sobreprotector al respecto, pero esa era otra historia. Ahora, ella sabía un poco más sobre cómo lidiar con el malhumor de un alfa como YoonGi.

—Vamos, Yoon —tiró de un mechón de su cabello y provocó una mueca en el rostro de su hermano—. No puedes estar enojado por algo así, eres mejor que esto. Has estado encerrado dos días en la habitación de juegos de los niños, podrías ser un poco más honesto contigo mismo y conmigo. Ya escuché tu discurso enojado, ahora dime el verdadero.

El alfa suspiró, aunque sonó más como un bufido.

—Pues es verdad que me enoja que JiMin haya cedido tan fácil.

Ella viró los ojos.

—YoonGi, después de pensarlo un poco, creo que JiMin hizo lo que tenía que hacer —su hermano la miró con extrañeza—. A ver, su ex apareció prácticamente amenazándolo con un abogado. Yo también estaría asustada, no podías esperar a que él entrara a preguntarte qué opinabas y luego que volviera a salir para decirle a su ex algo como: "ya lo hablamos y decidimos que no te queremos aquí".

—Eso lo sé, pero me habría gustado que me avisara que necesitaba ayuda y no lo hizo.

—Eso tiene sentido, ¿pero qué ibas a hacer tú? —cuestionó ella—. ¿Golpearlo? —YoonGi la miró por un largo momento—. Oye, yo no soy abogada, pero creo que eso habría resultado en que te demanden a ti por agresión y el tipo se enoje con JiMin, lo cual sería muchísimo peor.

El alfa bufó, llevando una mano hasta su cara para masajear su frente.

—No es justo.

—Creo que si yo fuera él, habría hecho lo mismo —dijo ella y YoonGi abrió los ojos para mirarla con reproche—. ¿Qué? Aun si mi esposo hubiera hecho lo mismo que el ex de JiMin, creo que la desesperación me habría hecho aceptar. Él lo hace por su cachorro y, suena horrible, pero aunque ese tipo no haya estado nunca, sí debe tener algún tipo de derecho legal.

—Eso es una mierda —resopló con fastidio.

—No sé tú, pero podría haber sido muchísimo peor. No creo que sea tan malo que JiMin vaya a hablar con él y ver qué es lo que quiere.

—¿Y qué? ¿Dejar que conozca a JungKook como si nada? —preguntó con un tono indignado—. No es justo, yo me esforcé desde el primer día para ganarme su confianza, ¿y ahora viene él a querer entrar como si nada? ¿Qué pasa si JungKook siente esa conexión familiar con él? Nuestra propia relación podría irse a la mierda.

—YoonGi —reprochó ella, mirándolo con comprensión—. Los niños no son así, ellos sí se encariñan fácil con las personas, pero no se alejan de la gente como si no les importaran. Ese cachorro te quiere, te lo ha dicho explícitamente, ¿ese es tu miedo? ¿Que ya no te vea como te ve ahora?

YoonGi se quedó callado, apretando la mandíbula mientras un nudo se apretaba alrededor de su garganta y le cortaba el aliento. Se sentía un poco más vulnerable ahora, preocupado y ansioso como había estado cuando llegó.

—Ay, hermanito —consoló ella y YoonGi pudo sentir su labio temblar sólo un poco—. El amor no se construye por arte de magia, ese hombre no tiene nada que ver con tu pequeña familia, ellos son tú manada, y entiendo que quieras cuidarlos porque siempre has sido ese tipo de alfa, pero realmente creo que no tienes nada de qué preocuparte. JiMin te quiere, JungKook te quiere, ellos te adoran, ¿por qué iban a preferir a alguien que los abandonó?

—Es que... —su voz tembló y él tomó un poco de aire—. Estábamos bien, él no tenía por qué aparecer, esto no tendría que haber pasado. ¿Por qué no simplemente se va otra vez y nos deja en paz? —se cubrió la cara con ambas manos.

SooYoung suspiró y acarició el cabello de su hermano un poco más. La respiración de YoonGi se tornó irregular y ella supo que esto debía estar jodiendo la cabeza porque su hermano casi nunca lloraba, él simplemente se mantenía sereno y firme, demostrando ser lo suficientemente fuerte como para lidiar con sus propias emociones. Verlo así le rompía el corazón.

—Lo siento mucho, YoonGi —le dijo con cuidado—. Entiendo que es horrible tener que lidiar con esto, pero creo que esta es la parte inevitable de salir con un padre soltero —razonó ella con comprensión, tratando de que no se pierda el punto de la conversación y que YoonGi no se dejara llevar por sus propios pensamientos—. JungKook siempre estará atado a su otro padre por sangre y es decisión de él si quiere mantener ese vínculo o no, pero tú eres otra persona, eres la actual pareja de su papá y él te adora, no va a dejar de hacerlo solo porque un idiota quiere conocerlo, él es prácticamente tu cachorrito y tu eres su YoonGi.

YoonGi aspiró tembloroso y se quitó las manos de la cara. Sus ojos se encontraban rojos en ese momento, pequeñas lágrimas acumuladas en sus bordes. Él no quería compartir a su pequeña manada. Lo injusto de todo esto le molestaba, le producía migraña y estrés, pero ahora, pensándolo con la cabeza un poco más fría que hace un par de días, quizás era así como simplemente debían ser las cosas.

Era una mierda, una absoluta mierda, pero quizás él simplemente debía resignarse con algunas cosas.

—Oye, no creo que JiMin lo esté pasando mejor que tú —agregó su hermana al verlo tan callado—. Él fue abandonado con un cachorro en su vientre, fue rechazo por su pareja de ese momento, tuvo a un bebé en soledad y ahora ese mismo hombre quiere venir a conocerlo. Él debe estar sufriendo muchísimo... y tú no deberías estar aquí, deberías estar en casa apoyándolo. Ambos deberían apoyarse.

Y fue entonces que YoonGi se dio cuenta de que había fallado en una de sus importantes tareas: cuidar.

Él no estaba ahí con su pareja para ayudarle con la tristeza, se había enojado, le había discutido y se había ido preso de su propia rabia sin pensar en las consecuencias que sus acciones podían tener sobre el corazón de su amado. El paralelismo de su propia ida con la de HyunSoo le hizo revolver el estómago y, fugazmente, se preguntó si acaso JiMin sintió alguna especie de deja vu cuando él se fue de casa esa noche.

—Soy un idiota —exclamó en reconocimiento, sentándose de golpe en el sofá.

SooYoung estuvo de acuerdo, pero no creyó que fuera necesario repetírselo a su hermano.

El alfa jadeó, mortalmente consciente ahora de que era exactamente así como debía estar sucediendo. Se había concentrado tanto en su propio enojo que no pensó en lo que podría estar sintiendo JiMin, su novio que lo miró con ojos llenos de lágrimas antes de que él decidiera irse.

Su lobo caminaba en círculos, ansioso por ver a su omega, ansioso por no saber qué era lo que estaba pasando. Él también se sentía como un idiota, por culpa de su explosiva reacción JiMin se había enojado con él y probablemente lo había herido, así que ahora su animal espiritual gemía adolorido y pedía por su presencia, pero JiMin no podría escucharlo.

—Todo esto es culpa de mi lobo —se lamentó, encajando su mano en su pecho y apretando la zona de su corazón—. Que JiMin le haya dado permiso me... me hizo enojar mucho, pero mi lobo estaba furioso. Me cegué.

Su hermana olfateó el aire y captó un pequeño picor en el aroma de su hermano..

—Tu celo está cerca, YoonGi —dijo ella con reconocimiento y él se sentó a su lado para asentir con preocupación—. Eso debió ser lo que hizo que llegaras a tu límite —se encogió de hombros—. Es cuestión de sumar factores.

YoonGi la miró por un largo momento.

—Se supone que JiMin verá a HyunSoo hoy.

—¿Y qué vas a hacer?

—Sería estúpido encerrarlo en su casa, ¿no?

Ella rió.

—Bastante —le dio un golpecito en su frente y se cruzó de piernas sobre el sofá para encarar a su hermano—. A ti no te molesta ese tipo, mi hermano no es un inseguro cualquiera, te molesta que se acerque a tú territorio.

—No sé si eso suena peor —hizo una mueca con sus labios—. Si le digo eso a JiMin va a patearme y me va a decir que esa no es excusa para ser un idiota.

—Tendría razón.

El alfa resopló y se cubrió la cara con ambas manos.

—¡Ya lo sé!

Su hermana viró los ojos y tomó sus manos.

—Mira, solo ve a disculparte, dile que te equivocaste y que eres un tonto, él lo entenderá —le aseguró—. No es bueno para ninguno de los dos estar así de separados, menos sabiendo el lazo que los une.

—¿Desde cuándo te volviste tan sabia? —preguntó con aparente fastidio—. Se supone que eres mi hermanita menor, no al revés.

—Uno llega a una edad... —bromeó y cuando YoonGi estuvo a punto de hacer un chiste al respecto, ella se apresuró—. ¿Y si le compras algo?

—¿Un regalo de perdón?

—Podría funcionar.

YoonGi pensó un momento, no creía que fuera correcto aparecer con algún ramo de flores, esperando que eso ablandara lo suficiente el corazón de su novio como para que lo perdonara.

Sin embargo, esa pequeña reflexión le hizo recordar algo.

—Creo que ya tengo un regalo.

JiMin no era el único que no tenía muy buen humor.

JungKook no había dicho más de un par de palabras desde que salieron ese sábado para comprar su uniforme. JiMin sabía que su hijo estaba triste no solo por su cara, sino también por su aroma amargo a uvas. La última vez que lo vio así fue cuando olvidaron a Jojo en una tienda y su cachorro pensó que de verdad lo había perdido, pero esta situación era un poco más complicada porque ni siquiera abrazar a su peluche lo consolaba.

Esa mañana de sábado, después de un pésimo viernes, JungKook no le preguntó por YoonGi, sólo se sentó en el suelo frente a la puerta de entrada esperando los pasos del hombre detrás. Él sabía que como era sábado YoonGi tendría que aparecer tarde o temprano, pero eso no pasó y JiMin tuvo que llevarlo a su habitación para vestirlo y así poder salir con TaeHyung.

—¿Quizás estaría bien una talla más grande? —le preguntó JiMin a la encargada de la tienda, la cual era la distribuidora de los uniformes de las escuelas circundantes. Ella asintió y se llevó el par de camisas para buscar otra talla.

JungKook se encontraba dentro del vestidor, mirando aburridamente el espejo. TaeHyung estaba afuera, bostezando con flojera.

—¿Estás bien, amor? —le preguntó JiMin.

JungKook se encogió de hombros.

—¿Qué pasa? —acarició su cabello—. ¿No quieres ir con el tío Tete hoy a hacer una pijamada?

—¿Por qué? —preguntó bajito—. ¿Por qué tengo que ir? ¿Vas a salir con el señor YoonGi?

JiMin apretó sus labios.

—No amor, otra vez tengo que trabajar —mintió.

JungKook zumbó.

—¿No me puedo quedar con el señor YoonGi? —preguntó con su voz baja y mirada en el suelo.

—No, Kookie —negó con pesar—. Ya te dije que él también está un poco ocupado. Tiene cosas que hacer en su taller. Quizás vuelva estos días.

JungKook miró hacia otro lado, sin estar seguro de lo que decía su papá. No le estaban explicando nada y él no era tonto.

—Él está enojado —eso no fue una pregunta, JiMin se dio cuenta—. Ustedes discutieron, yo lo escuché —agregó antes de levantar la mirada hacia su papá—. ¿Por qué se pelearon?

JiMin se quedó un momento en silencio, sin estar seguro de qué decir.

—¿El señor YoonGi ya no quiere estar con nosotros? —preguntó con un puchero triste, sus ojos brillantes por las lágrimas—. ¿Ya no nos quiere?

A JiMin se le apretó el corazón y se arrodilló frente a su hijo para sostener su pequeña cara. JungKook sollozó y sorbió su nariz, mirando a su papá con ojos tristes.

—Kookie, no pienses eso —negó con la cabeza—. YoonGi te adora. Él y yo solo tuvimos un pequeño malentendido, pero eso no significa que él ya no nos quiera. Tú y yo también peleamos a veces, ¿verdad? —JungKook asintió, pero su puchero solo se pronunció un poco más—. ¿Viste? Es normal que pase, ya va a pasar. Él sólo necesita un momento a solas, todos lo necesitan.

—Pero no vio mi dibujo —murmuró, juntando sus manos y bajando la mirada.

JiMin suspiró y pensó en que YoonGi debería pensar en una disculpa increíble para arreglar el pequeño corazón roto de su hijo.

—Él lo verá, mi amor —lo hizo mirarlo una vez más—. Lo prometo.

JungKook frunció sus cejas y observó a JiMin por un largo momento.

Entonces, la encargada de la tienda regresó con un par de camisas más y el omega se apresuró a tomarlas.

—Ven, vamos a terminar de probarte tu ropita y luego vamos por un helado, ¿sí?

JungKook asintió.

Una vez finalizadas las compras, JiMin y TaeHyung se llevaron a JungKook a una heladería. El niño no habló mucho tampoco a pesar de estar comiendo su postre favorito. TaeHyung intentó hacer un par de chistes para animarlo, pero el pequeño solo apretaba sus labios en una muy pequeña sonrisa o resoplaba suavemente.

Ellos siguieron juntos hasta que la tarde llegó y TaeHyung le dijo un par de veces a su amigo que le rompía el corazón ver a JungKook tan desanimado, que si YoonGi no se disculpaba pronto con él, iría a buscarlo para matarlo. Si había algo que el beta odiaba más que los alfas idiotas era ver a su pequeño sobrino triste y era un sentimiento que JiMin compartía con él. El enojo con YoonGi era en su mayoría por JungKook, esto era lo que temía cuando comenzó una relación con él, así que debía resolverse pronto.

TaeHyung llevó a JiMin hasta su casa cuando el reloj marcó las cinco de la tarde y el omega se despidió de su hijo con un beso en su frente. JungKook formó un puchero una vez más y tomó la cara de su papá para que lo mirara.

—Habla con el señor YoonGi, por favor, papi.

JiMin frunció sus cejas con dolor y asintió.

—Lo haré, lo prometo.

Cuando miró a TaeHyung, el beta hizo un gesto de cortar cabezas que claramente iba dedicado a YoonGi y JiMin tenía que admitir que eso sí le hizo un poco de gracia.

Después, el omega atravesó el pasillo de su edificio con calma antes de llegar a su puerta y miró hacia el departamento de YoonGi un momento, sólo para darse cuenta de que seguía sin haber nadie en casa. No podía sentir la presencia de su novio cerca y su lobo gimió adolorido, pidiendo por un alfa que estaría en quién sabe dónde y haciendo quién sabe qué.

Él decidió que no se estresaría de más por ello y se metió a su departamento. Suspiró profundamente y, después de asegurarse de que estaba en absoluta soledad, pensó que comenzaría a llorar.

No lo hizo, sin embargo.

Estuvo un largo momento mirando a la nada, su cabeza en blanco. Ya ni siquiera estaba enojado, sólo estresado. No quería que esto se alargara otro día, ¿qué haría el doming? ¿El lunes? JungKook iba a empezar clases, ¿y ellos iban a seguir peleados? ¿Estaban peleados realmente? ¿Quizás JiMin debería ir a buscarlo? ¿Llamarlo? ¿Tratar de saber dónde estaba para contactarlo? TaeHyung le dijo que NamJoon no sabía nada de YoonGi, al menos el viernes cuando le preguntó.

Él suspiró y caminó hacia su habitación. Escogió su ropa, abrió el agua caliente y se metió debajo de la ducha durante un largo rato. La cena sería a las nueve de la noche y él aprovechó todas las horas de soledad que le quedaban para fingir que no se estaba arreglando para una cena con su ex, sino que estaba teniendo un momento para sí mismo.

Se colocó un labial rosa sobre los labios, un poco de sombra, una camisa blanca y un suéter color gris oscuro encima, pantalones de vestir marrones y un par de zapatos que había apartado para usar en la defensa de su tesis. Bueno. Se veía elegante, lo suficiente como para entrar al tipo de restaurante al que lo había invitado HyunSoo y, mientras veía la hora en su celular para calcular el tiempo que le quedaba de libertad, su lobo se estremeció.

YoonGi había llegado a su casa.

JiMin miró en dirección a la puerta de su casa cuando salió hacia la sala de estar, incrédulo. Agudizó el oído, prestó atención a los movimientos en la casa de enfrente, y pudo escuchar pasos, movimiento.

Él tragó.

Quizás habría sido mucho mejor que YoonGi no se apareciera sino hasta el domingo cuando la cena de HyunSoo haya pasado a segundo plano, cuando JiMin no se sienta tan frágil. Él no quiere irse a la cena con lágrimas en los ojos o con el corazón acelerado por la presencia de su novio. Ellos no podrían tener una charla ahora, le quedaba una hora a JiMin para llegar, ¿quizás YoonGi había regresado para buscar algo y luego se iría? ¿Él debería esperar?

Aun así, él no podía negar que una parte suya le pedía que por favor abriera la puerta. La idea de irse sin ver a YoonGi, sin saber si el alfa estaba bien o no, le generaba un malestar peor que la tristeza. Su lobo aulló, en pedido de su pareja, y JiMin se preguntó si YoonGi podía sentirlo, si iba a responder a ello.

Además, JiMin no quería irse de casa sin ser marcado por el aroma de su novio.

Él había considerado la idea de frotar contra su cuello la ropa que YoonGi le había dado, pero ya casi no tenía su aroma y no había mejor opción que el origen de la esencia. ¿YoonGi querría hacerlo? Que lo rechace sería muchísimo peor a que no lo hiciera.

JiMin esperó sin saber qué hacer, esperó a que el movimiento en la casa ajena se detuviera, esperó para estar seguro de que YoonGi se había ido.

Era un cobarde, claro, eso lo sabía.

Cuando faltaba media hora para la cena, JiMin consideró que ya no podía seguir fingiendo que no estaba ahí y caminó hacia la puerta para abrirla con cuidado.

Nada.

Él tragó y salió al pasillo, luego se giró para cerrar la puerta y ponerle llave.

Entonces, escuchó la puerta de YoonGi abrirse.

Se congeló.

Cuando miró por sobre su hombro se encontró con YoonGi parado en su propia entrada, sosteniendo el picaporte con fuerza y con la puerta abierta de par en par, una de sus manos apoyada en el marco de la puerta como si estuviera a punto de lanzarse hacia adelante.

Habían pasado dos días y, llámenlo exagerado, JiMin sintió un enorme peso bajar de sus hombros cuando vio a su novio de nuevo.

—¿YoonGi? —preguntó como si le doliera.

El alfa apretó el pomo entre sus dedos.

—JiMin.

Un sepulcral silencio se extendió entre ellos.

—¿Cuándo regresaste?

JiMin se dio cuenta de lo estúpida que había sonado la pregunta inmediatamente después de que la hizo porque sabía que sus lobos se habían sentido mutuamente, claro que él supo el momento en el que YoonGi llegó a casa y seguramente YoonGi sabía que su pareja estaba en su departamento cuando llegó. Esto era sólo una manera tonta de sacar conversación, pero YoonGi le siguió la corriente.

—Hace un rato —respondió él como si hubiera usado una enorme fuerza de voluntad para encontrar las palabras en su vocabulario.

—Ya veo.

Otra vez, silencio.

—¿Dónde está JungKook?

—Con Tae.

—Ah...

Silencio.

JiMin frunció sus labios y se giró para terminar de ponerle llave a la puerta. No creía que esto fuera a llegar muy lejos.

—Me tengo que ir.

—Espera.

JiMin jadeó cuando YoonGi tomó su brazo y tiró de él hasta que chocó contra su cuerpo. Cuando levantó su mirada, el alfa lo estaba mirando con tristeza.

—¿Por qué no tocaste mi puerta? —le preguntó como si eso no hubiera sido lo que JiMin estuvo meditando durante quizás una hora.

—Yo no... no quería molestarte —tragó.

—¿Todavía no has tenido la cena?

—No —respondió por lo bajo—. Debería estar allá en media hora.

YoonGi se sintió aliviado y se tomó el atrevimiento de negar.

—No vayas.

JiMin cerró los ojos un momento y se apartó del alfa porque no quería escucharlo siendo irracional otra vez, pero YoonGi seguía sosteniendo la parte baja de su brazo.

—No hagas esto ahora.

—Espera —le dijo suavemente, tirando de él una vez más. JiMin se resistió un poco, con la cabeza ladeada para no mirarlo—. Tenemos que hablar.

El labio de JiMin tembló y volvió a desviar la mirada, sus cejas fruncidas.

Había cierto aroma encima de YoonGi que él no podía reconocer.

—¿Dónde estabas? —preguntó con la voz apretada—. Hueles a omega...

—¿Eh? —lo miró con extrañeza—. No, no es lo que crees —se apresuró—. Estaba en casa de mi hermana, estos días estuve con ella —JiMin apretó sus labios y lo miró a los ojos, casi como si quisiera asegurarse de que no estuviera mintiendo—. Te lo juro por la luna, no sería capaz de hacerte algo así.

JiMin suspiró profundamente.

Claro que le creía, pero eso no impidió que su estómago se haya revuelto un poco.

—¿Si entiendes que estoy enojado contigo, no es así? —su voz trataba de escucharse dura, pero el temblor de sus palabras delataban lo frágil que se sentía en ese momento—. Actuaste muy mal el otro día. No tenías por qué gritarme o tratarme como lo hiciste —reclamó—. No te voy a perdonar tan fácilmente.

YoonGi suspiró, pero una parte de su corazón latía contenta porque JiMin estaba ahí con él. Además, le parecía adorable la manera en la que su novio trataba de verse enojado, pero su aroma a rosas dejaba en evidencia lo emocionado que estaba en ese momento y su mirada brillante le pedía que por favor no lo soltara.

—Lo sé, tienes todo el derecho de estar enojado conmigo —tomó sus manos y levantó hasta su rostro para plantar pequeños besos en ellas, provocando que el aliento del omega se quedara atorado en su garganta—, pero por eso quiero hablar contigo, quiero explicarle las cosas como corresponde.

JiMin creyó que lo mejor sería resistirse un poco, apartar sus manos, pero no encontró la fuerza para hacerlo, no cuando había extrañado tanto el contacto con YoonGi, no cuando su lobo aulló contento en su pecho.

—No me vas a comprar con besos, YoonGi —se quejó sin fuerzas y sin sonar seguro de sus palabras.

Y tal vez YoonGi sabía que él era débil.

—Lo sé, pero es que no puedo evitarlo.

JiMin apretó sus labios, mirando los profundos ojos oscuros del alfa sin saber cómo responder a esa declaración. YoonGi supo que ese era el momento para explicarse, así que tomó un poco de aire y suspiró.

—Escucha, sí me molesta que este tipo se aparezca como si nada y me parece lo más injusto del mundo, pero gran parte de mi reacción del otro día fue por culpa de mi lobo.

—¿Tu lobo? —frunció sus cejas.

—Mi celo está cerca y mis instintos están un poco fuera de control ahora —confesó, provocando que la mirada de JiMin cambiara a pura curiosidad—. JiMin, no sé si estás consciente de esto o no, pero yo los adoro, a ti y a JungKook. Ustedes ahora son mi pequeña manada y mi lobo se sintió amenazado, ver que alguien quería meterse en este lugar nos hizo enojar y me dejé llevar demasiado. Fui controlado por mi lado irracional, pero sé que eso no me da el derecho de haberme comportado como lo hice.

—No, no te lo da —suspiró, mirando a YoonGi con cautela, admirando la manera en la que el alfa besaba sus dedos con devoción una vez más. Aquella sensación cálida se instaló en su pecho, subiendo a sus mejillas y contagiándose a su sonrisa, pero él apretó sus labios para que no se notara—. No debería dejar que me beses...

YoonGi se detuvo un momento para mirarlo a los ojos, pero JiMin se mordió el labio y movió sus dedos para acariciar los labios de su novio. El alfa sonrió suavemente ante aquel permiso silencioso y continuó besando sus manos, pero no se detuvo ahí, él subió por su muñeca y siguió de largo por su brazo mientras JiMin hacía un enorme esfuerzo por no sonreír.

—YoonGi... ¿qué haces? —preguntó y resopló con diversión cuando YoonGi llegó hasta su mejilla—. Aish —se quejó en risas suaves—. YoonGi, esto es serio... —el alfa se apartó—. Mira, entiendo lo que sucedió, me gusta que nos veas como una manada porque nosotros te vemos de la misma manera, pero no entiendes lo mal que la pasé estos dos días. Te fuiste.

—Necesitaba calmarme y pensar porque si no mi cabeza no iba a llegar a ningún lado —JiMin lo miró con entendimiento—. Yo tampoco la pasé bien estando lejos de ustedes y lamento mucho las cosas que dije, no quería herirte —negó con la cabeza, serio una vez más—. Me enojé de más con la situación y, sé que suena estúpido, pero me da miedo que JungKook ya no me vea como me ve ahora. No quiero que lo conozca y piense que él es más su padre que... que yo...

—YoonGi —llamó JiMin con un tono comprensivo y amoroso en su voz. Su mano encontró su lugar en el rostro del alfa y lo acarició con cuidado, entonces YoonGi se inclinó hacia su toque—. JungKook te ama. Tú estuviste durante su presentación, cuidas de él con amor y lo tratas como si fuera tu cachorro, él no te cambiaría por nada, no preferiría a nadie por encima de ti.

—¿Cómo estás tan seguro? —lo miró con preocupación y JIMin pudo captar cierto temblor en su voz—. No sabemos si él sentirá alguna especie de conexión con HyunSoo por ser su hijo biológico o si le da curiosidad conocer a su verdadero padre. ¿Qué soy yo en contra de eso?

—Yoon, escúchame —pidió con calma y acarició su rostro una vez más para consolar la preocupación de su alfa—. JungKook no tiene interés en HyunSoo, hemos hablado de esto. Además, soy su padre, lo conozco mejor que nadie, él te ve con mucho más amor del que tu crees que te tiene. Simplemente recuerda qué fue lo que te dijo cuando nos fuimos del parque.

YoonGi tragó el nudo en su garganta y bajó un poco la mirada.

—Pero no sé si él me querría como padre, el otro día no dejó que me besaras...

JiMin estuvo a punto de hablar cuando recordó la charla que tuvo con su hijo, pero también sabía que JungKook le había pedido guardar el secreto y que él se había esforzado en su dibujo, no podía arruinar así la sorpresa.

—Tranquilo —le sonrió—. Confía en mí.

El alfa lo pensó un momento mientras miraba los ojos brillantes de su novio, él siempre habría tenido algo encantador en su mirada que YoonGi creía que lo hipnotizaba, le gustaba y lo hacía sentir en un lugar seguro, amado y querido. Sabía que JiMin no le mentiría, así que decidió que confiaría en eso y besó una vez más las manos de su omega.

—Lo siento mucho, lo digo sinceramente —repitió—. No quería que esto terminara así, simplemente enloquecí, fueron muchas cosas que salieron mal al mismo tiempo.

JiMin tomó las manos de YoonGi de vuelta, acariciando con sus pulgares.

—Lo sé, está bien —le dijo—. Yo también lo siento, estaba molesto y estresado por HyunSoo, estaba mucho más a la defensiva que lo normal. Yo también tenía muchas cosas en la cabeza en ese momento.

—Tienes razón, debí ser mucho más comprensivo, pero...

—No, YoonGi, está bien. Estoy reconociendo mi error —insistió—. Yo también sé que usualmente soy muy controlador y todavía estoy trabajando en ello.

—No, no, JiMin, olvida eso —pidió, negando con la cabeza—. Estaba enojado y lo dije sin pensar, yo sé cómo eres y no me molesta eso de ti, es algo que podemos hablar, sólo me sentí desplazado en ese momento —explicó rápidamente—, pero obviamente tomaste una decisión a las apuradas, no tenías la culpa de lo que estaba pasando.

—Pero tampoco es justo para ti hacerte sentir que tu opinión no importa.

—JiMin, fui irracional, esto no habría pasado si solo hubiéramos hablado las cosas, si yo me hubiera detenido cuando me lo pediste.

—YoonGi, esta bien —lo detuvo—. Sólo tenemos que asegurarnos de tener más cuidado la próxima vez para no volver a discutir de esta manera. ¿Sí?

YoonGi asintió.

—Está bien —le sonrió con dolor—. Realmente lo siento.

—Yo también lo siento.

JiMin aspiró y suspiró lentamente. Todavía se sentía ansioso por las incontables emociones que se atiborraron en su pecho cuando se encontró con YoonGi en el pasillo y la euforia no se calmaba todavía, incluso creía estar a punto de comenzar a temblar.

—¿Entonces estamos bien? —preguntó el omega, estaba buscando algún tipo de consuelo en algún lado.

—Por supuesto que sí, cielo —acunó su rostro con cuidado, tocando superficialmente su cara como si no quisiera arruinar una pintura. JiMin esperó un beso, pero no llegó—. No estoy enojado contigo.

—Yo tampoco lo estoy.

YoonGi rozó su nariz contra la suya y JiMin sonrió suavemente, correspondiendo el gesto.

—También lamento no haberte apoyado estos días.

—Necesitabas tu espacio, Yoon.

—Sí, pero pensar en esta cena te debe estar carcomiendo la cabeza y no sería justo que pases por esto tú solo.

JiMin cerró los ojos un momento.

—No te haces una idea... —murmuró.

YoonGi besó su frente.

—Ya estoy aquí —le dijo suavemente—. Te extrañé.

JiMin sintió su corazón golpear emocionado contra su pecho y abrió sus ojos para mirar a su novio por debajo de sus pestañas.

—Yo también te extrañé.

Entonces, ambos escucharon el tintineo del ascensor al final del pasillo y YoonGi se apresuró a meter a JiMin a su departamento. Era claro que ninguno de los dos quería terminar con la conversación, todavía había mucho que debían discutir y no lo harían en medio del pasillo del edificio en donde cualquiera podría verlos, pero JiMin se tenía que ir aun así.

—¿A qué hora dijiste que tenías que estar ahí? —le preguntó YoonGi después de cerrar la puerta.

—Pues, ahora mismo, en quince minutos tal vez.

—¿Te llevo?

—No lo sé, Yoon —dudó—. Me tardé un poco poniéndome esta sombra y peinándome, no sé si el casco me arruine el trabajo con lo apretado que está... —el alfa tomó su cara, acunando sus mejillas entre sus manos mientras JiMin trataba de mantener la serenidad de su voz—. Aparte, tengo la sensación de que si ves a HyunSoo no vas a reaccionar muy bien que digamos.

—Oye, no creas que soy así de violento —JiMin lo miró dudoso. Aun así, no podía mostrar una expresión de completa incredulidad porque YoonGi estaba apretando su cara y acariciaba sus mejillas, provocando que sus párpados cayeran de puro gusto—. Ya sé lo que dije pero yo no voy por ahí golpeando gente.

—¿Y tu lobo cerca de su celo qué dice? —preguntó mientras llevaba sus propias manos a las manos de YoonGi para acariciarlas con cuidado.

YoonGi se quedó un par de segundos callado y su lobo gruñó por lo bajo cuando él imaginó ese escenario. ¿Lo pondrían frente al tipo que amenazaba su tranquilidad? Lo mataría.

—Mh... entonces mejor solo te voy a buscar... —murmuró y JiMin no pudo evitar sonreír con diversión—. Yo te pago el taxi y... tienes que decirme apenas termines para ir por ti.

JiMin asintió, parpadeando lento.

Ambos se miraron por un largo momento.

—YoonGi...

—¿Sí?

—¿Por qué no me besas?

YoonGi acercó su rostro suavemente.

—No quiero arruinar tu maquillaje, amor.

JiMin frunció sus cejas con anhelo.

—Además, si lo hago, no dejaré que te vayas —confesó—. Te voy a retener aquí para besarte toda la noche, hasta que tu labial desaparezca —tocó superficialmente el belfo de su novio con la punta de su pulgar—. Deberías usarlo más seguido.

JiMin sonrió avergonzado.

—Siento que me veo como un payaso...

—Por favor —se quejó YoonGi, negando con la cabeza—. Te queda precioso, hace que tus labios parezcan un par de fresas hermosas.

—¿No te molesta? —preguntó preocupado.

—¿Por qué me molestaría que seas el omega más precioso del mundo? —preguntó con una sonrisa pequeña entre sus labios, sus cejas fruncidas para darle peso a su pregunta. La cara de JiMin se calentó a consecuencia y sus ojos brillantes miraron a YoonGi con amor—. Él te va a ver y va a pensar que es el alfa más insignificante que alguna vez haya existido.

JiMin negó con la cabeza, riéndose por lo bajo.

—No exageres...

—Es verdad —apretó sus mejillas y besó con cuidado su frente—. Lo digo en serio.

JiMin se mordió superficialmente su labio y miró a YoonGi a los ojos cuando el alfa se separó lo suficiente.

—YoonGi, ¿puedo pedirte algo?

—Lo que quieras, mi amor.

—No me dejes ir sin marcarme —pidió suavemente y YoonGi pudo sentir un escalofrío subir por su columna—. Por favor, estuve toda la noche molesto porque no estabas cerca para marcarme con tu aroma y sentía que se me rompía el corazón de solo pensar en irme así sin más —acercó su nariz a la de su novio para frotarla con la suya—, sin el aroma de mi alfa encima.

YoonGi suspiró aire caliente y escaneó el cuerpo de su novio con una mirada rápida. Se dio cuenta de que no podría hacer más que acariciar sobre la ropa si no quería desordenarla demasiado, así que tomó su cintura entre sus grandes manos y se inclinó hacia JiMin para besar su mejilla lentamente, pequeños besos cortos que hicieron sonreír a su novio antes de que su boca bajara hasta su cuello sin apuro, directo hacia la glándula que ahí reposaba.

JiMin descansó su mentón sobre el hombro de YoonGi, con sus brazos deslizándose hasta los hombros de su novio. La respiración caliente de su alfa contra la sensible piel de su cuello le hizo suspirar y tensarse de puro gusto, sus párpados pesados cayendo sin resistencia por la deliciosa sensación que no sólo calmó su propia ansiedad, sino el estrés que su lobo acumuló los últimos dos días. Su cara comenzó a sentirse caliente, el aire comenzó a faltar y su propio cuello se sentía caliente y quemaba por el tacto delicado de su pareja.

El omega ronroneó cuando la manos de su novio se deslizaron con cuidado sobre la tela de su ropa, deseando indirectamente poder escabullirse entre el par de prendas para tocar su sensible piel, pero simplemente bajó sus besos tanto como el suéter se lo permitía, y besó un par de veces más con labios húmedos. También frotó su propio rostro contra él, mordisqueó su glándulas, chupó, lamió y subió sus manos para frotar la garganta de su novio.

JiMin dejó caer su cabeza hacia un lado para darle más acceso a YoonGi. Su lobo ansioso pedía por más, pero él hizo lo posible para controlarse, para no lubricar o gemir mientras suspiraba frente a los besos y dientes juguetones de YoonGi que se abrían paso sobre él, manos aferradas a la propia ropa de su alfa, su cuerpo derretido bajo su contacto.

La casa se llenó de la suave mezcla de sus frescos aromas mientras ambos se fundían en su propio mundo por quien sabe cuánto tiempo. Ya no se sentía amargo como ocurrió durante la discusión, ahora era dulce y empalagoso, pesado y cálido contra sus gargantas. Le impulsaba a dar un paso más, a olvidarse de que había cosas que debían hacer, y JiMin no estaba seguro de si era por la falta del contacto de su novio o por lo fuerte que se sentían las feromonas de YoonGi en ese momento, pero su cabeza comenzó a dar vueltas y su cuerpo cálido se sentía mucho más pesado de lo normal.

Pero cuando JiMin comenzó a sentir que el calor bajaba un poco de más por su vientre y que su consciencia desaparecía en el horizonte, YoonGi se detuvo.

El alfa se paró derecho para ver a su novio, quien tenía el rostro decorado con un encantador rosado en sus mejillas y una sonrisa tímida en su boca, se veía tan satisfecho como insaciable y el lobo de YoonGi se sintió orgulloso de su trabajo, así que él resopló contento y volvió a tomar el rostro de JiMin para plantar un nuevo beso en su frente.

—Vamos a buscar un taxi.

JiMin asintió, pero no se movió, incluso tuvo la urgente necesidad de tirar de YoonGi hacia el interior de la casa, pero no lo hizo.

YoonGi tomó el picaporte de la puerta, pero rápidamente la volvió a cerrar.

—Mierda, casi lo olvido —se apartó de JiMin.

El frío de la separación hizo que el calor bajara un poco de la cabeza de JiMin, al menos lo suficiente para que se diera cuenta de que no podían quedarse ahí más tiempo.

—¿Qué pasa?

JiMin observó con extrañeza cómo YoonGi caminaba en dirección a la mesa de la cocina, de donde tomó algo pequeño entre sus manos, y se acercó de vuelta a él con cuidado.

—El plan era darte esto cuando formalizamos la relación —empezó YoonGi, tirando de una de las manos de JiMin para levantarla y hacer que tomara la pequeña caja de color negro que había traído—, pero te lo pregunté en un momento no tan adecuado y luego nos ocupamos con más y más cosas, entonces pensé que sería mejor dártelo en otro momento especial y sé que este momento no es tan especial, pero creo que deberías ir a la cena con esto.

JiMin usó sus dos manos para tomar la pequeña caja. Tenía un lazo blanco alrededor y era demasiado pequeña como para tener dentro un collar o un brazalete, pero algo le decía que debía ser algún tipo de joyería. Él miró a YoonGi, intrigado por el obsequio, pero el alfa le pidió que lo abriera y él así lo hizo.

Era un anillo.

Un anillo plateado, decorado con pequeñas piedras preciosas. Asemejaba la forma de una enredadera, con hojas pequeñas que le daban la vuelta a todo el anillo.

Con ojos abiertos por la enorme sorpresa que le cortó el aliento, JiMin volvió a mirar a su novio e intentó formular alguna frase con sentido, pero sólo boqueó como un pez fuera del agua, ahogándose en el mar de emociones que lo golpeó y lo arrastró sin piedad hacia una euforia absoluta.

—YoonGi, yo... no, espera... YoonGi, pero...

—Oye, oye —tranquilizó el alfa y tomó sus manos para que no dejara caer la caja—. No te estoy pidiendo matrimonio, tranquilo, no soy tan intenso —se rió suavemente y JiMin parpadeó, el calor de su cara hirviendo más que nunca—. Es un anillo de promesa.

Los ojos de JiMin se nublaron casi de inmediato y él parpadeó rápidamente. Sabía que no debía llorar si no quería que se le arruinara el maquillaje, pero estaba haciendo un enorme esfuerzo por retener el sollozo de felicidad que se atiborró en su garganta, el cual incluso se sentía doloroso. Se tomó un segundo, respiró con dificultad y puchereó como anuncio de un próximo llanto, pero el alfa sólo se rió con ternura por su reacción y sacó el pequeño anillo para colocarlo en la palma de su mano.

—A ver cómo te queda.

JiMin respiró entrecortadamente y, con manos temblorosas, se colocó el anillo en el dedo índice. Luego observó el dorso de su mano derecha, admirando el accesorio.

—YoonGi, es...

—Mh, espera —interrumpió y tomó su mano con delicadeza para quitarle el anillo—. Creo que se ve mejor aquí —lentamente, lo colocó en su dedo anular.

El dedo donde suele ponerse un anillo de bodas.

Y ese fue el momento en el que más cerca ha estado JiMin de que su corazón verdaderamente explote de absoluta felicidad.

—Se ven lindos, ¿verdad?

Entonces, cuando levantó la mirada, se encontró con YoonGi enseñándole su propia mano, en la cual llevaba un anillo que le hacía juego al suyo, colocado en la misma mano, en el mismo lugar.

JiMin jadeó y no lo pensó un segundo más, él se lanzó a los brazos de YoonGi con tanta fuerza que el alfa se tambaleó por lo repentino antes de devolverle el abrazo y apretarlo con cariño.

—Mierda, YoonGi —tomó su cara—. Eres el mejor alfa que he conocido.

—¿Lo soy? —se rió.

—Lo eres —lo besó, dejando tras él una fina capa de rosado en los labios de su novio—, lo eres —volvió a besarlo, provocando una sonrisa tonta en la cara del alfa—, lo eres y te amo tanto por eso.

YoonGi parpadeó y JiMin se detuvo a mitad de camino.

Ambos se quedaron en silencio, simplemente mirándose mutuamente, JiMin tratando de comprender si realmente había dicho eso en voz alta y YoonGi procesando lo que había escuchado.

—Me amas —repitió el alfa con sorpresa y JiMin lo observó con preocupación. Entonces, YoonGi se encimó sobre su novio, suspirando de pura dicha mientras se metía de nuevo en su cuello. La posición inclinada del alfa contra su cuerpo hacía que la propia espalda de JiMin se arqueara hacia atrás y se sintiera pequeño por debajo de su espalda—. Me amas —volvió a repetir, besando el cuello de su novio y arrancándole un suspiro—. Yo también te amo, mi precioso omega.

JiMin cerró los ojos cuando los labios de su novio recorrieron su cuello con un sentimiento mucho más urgente que hace un momento, su respiración pesada chocaba contra su piel y erizaba cada centímetro. YoonGi no estaba tratando de marcarlo, eso ya lo había hecho, YoonGi estaba dentro de un trance diferente ahora y JiMin ya podía sentir sus piernas flaquear con debilidad por la manera en la que estaba siendo besado.

De repente, un celular resonó con una llamada entrante y YoonGi gruñó fastidiado cuando se apartó.

—Mierda, son las nueve —dijo JiMin cuando vio en la pantalla el contacto de su ex y tragó antes de mirar a YoonGi para asegurarse de que el alfa estaba bien. YoonGi resopló y asintió, así que JiMin contestó—. ¿Hola? ¿Ya estás ahí? —carraspeó al notar el temblor de su voz y trató de regular su respiración—. Sí, se me hizo tarde, ya salgo... sí.

Después de colgar, JiMin tomó un poco de aire y se pasó las manos por el cabello para arreglarlo un poco.

—Ya debería irme.

—Bien —YoonGi carraspeó y parpadeó como si estuviera espantando el sueño—. Te acompaño a esperar el taxi.

—Sí, gracias...

Ambos salieron del departamento en silencio y caminaron hasta la avenida más cercana con sus manos entrelazadas. YoonGi se veía mortalmente serio ahora, pero JiMin no estaba seguro de si era porque había recordado la existencia de HyunSoo o porque le habían cortado el momento, quizás ambos.

De todos modos, JiMin no tuvo que preocuparse tanto porque cuando YoonGi detuvo un taxi y le abrió la puerta, tomó su mano para besarla de nuevo.

—Envíame un mensaje y estaré ahí en dos segundos —le recordó para satisfacción del emocionado lobo de JiMin—. Luego podremos terminar lo que empezamos.

—Así será —le sonrió.

Él se sentó en el taxi y YoonGi le cerró la puerta, no sin antes decirle lo mucho que lo quería.

JiMin se fue con un suspiro, pero la repentina soledad hizo que recordara todo lo que estaba sucediendo y se hizo mortalmente consciente de que estaba en camino a ver a su ex pareja, entonces la ansiedad volvió a subir hasta su pecho y el temblor en su cuerpo regresó. Sus dedos se encajaron sobre sus rodillas y se tomó un momento para respirar en un intento de evitar un ataque pánico, pero cuando bajó la mirada y observó el anillo una vez más, se sintió mucho más tranquilo.

Por iluso que sonara, JiMin pensó en ese momento que, estando juntos, ellos podrían con todo lo que se les atravesara.

También pensó en sus propias palabras, en su inesperada declaración de amor hacia YoonGi, y estuvo seguro de que había dicho la absoluta verdad.

Él realmente amaba a Min YoonGi.

Y no había nada que pudiera cambiar ese hecho. 

Continue Reading

You'll Also Like

11K 1.7K 49
Una historia en la que Jimin ha planeado su suicidio esmeradamente y Yoongi solo aparece a arruinarle sus planes. ☆ ☆ [𝐹𝑎𝑛𝑓𝑖𝑐] [𝐶𝑜𝑚𝑒𝑑𝑖𝑎]...
4M 248K 58
TERMINADA✔️ ¿Crees en las casualidades? Pues Bella era de las que no creía, pero su opinión cambia cuando descubre que está embarazada. ¿Por qué ese...
139K 18.9K 32
❝Existen muchos misterios en este mundo. Dos mundos diferentes: la vida y la muerte, humanos y fantasmas. Min Yoongi es un chico universitario que an...
136K 29.1K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...