A continuación un maratón de 11 capítulos y un extra🖤
Hasta el lunes.
Tristemente, el que Abril prefiriera pasar más tiempo con Mariana y no con Daniela se convertiría en una auténtica tortura para la chica que alguna vez soñó con cantar.
Y Daniela encontraría una forma cruel de dejarle claro a Mariana que no toleraba que estuviese cerca de Abril. A ella no le importaba nadie más que sí misma y por ende creía que podía pasar por encima de cualquier persona.
—Hola prima —Daniela esperó pacientemente a que Abril se fuera para seguir causándole dolor a su prima, tanto físico como emocional.
Mariana ya sabía que no le iría bien esa noche, sabía que compartir tiempo con Abril la condenaría a sufrir más torturas, pero sentía que valía la pena.
—No sé cómo demonios lo haces —dijo Daniela mientras caminaba lentamente hacia Mariana que solo retrocedía— Incluso cuando ni siquiera puedas hablar dejas de meterte en lo que no te importa.
Daniela bajó fríamente la mirada, encontrándose así con su prima apretando contra su pecho aquel cuaderno que significaba mucho para ella… ese pequeño cuaderno tenía un valor sentimental más alto que cualquier otro que haya tenido, ese era el cuaderno de las canciones.
Mariana negó con la cabeza y se aferró a su cuaderno, sus ojos ya inundados como si suplicara que no se lo quitara.
—Me lo vas a dar —dijo con malicia Daniela antes de empujar a su prima y hacerla caer al suelo— ¡Dámelo!
Mariana se aferraría a ese cuaderno con su vida, pero solo bastaba con que Daniela pidiese ayuda y ella se quedaría en compleja desventaja.
Mientras un hombre la sujetaba, Daniela Abrió el cuaderno y solo hizo falta que encontrara dentro de él un nombre para que se enojara aún más.
En ese cuaderno, Mariana solía escribir con cuidado y dedicación letras de amor y emociones sinceras hacia Abril en esas páginas, expresando todo aquello que no podía decir con palabras y que tampoco sería capaz de decir.
—¿Qué es esto, Mariana? —preguntó Daniela con una sonrisa burlona— ¿Un cuaderno de canciones para Abril? ¡Qué patético!
Mariana solo está allí mirándola con tristeza y suplicando con su mirada que le devolviera el cuaderno.
Daniela se enfurece al percatarse de los sentimientos de su prima hacia la misma persona que le gusta a ella, Abril.
—No puedo creer que te guste la misma chica que a mí —continuó Daniela con tono despectivo—. Eres patética prima.
Mariana intenta ponerse de pie y arrebatar el cuaderno de las manos de Daniela, pero es retenida con fuerza.
—¿Quieres ver qué hago con esto?
Mariana, en silencio y con lágrimas en sus ojos, observaba cómo su tesoro más preciado es destruido sin poder hacer nada para detenerlo, ya que es retenida.
—¿Crees que alguien como tú podría tener una oportunidad con Abril? —preguntó riéndose cruelmente— Eres bastante patética y muy ridícula.
Mariana, con lágrimas en los ojos, sigue intentando recuperar las hojas de su cuaderno mientras Daniela las sostiene fuera de su alcance.
—Esto es lo que te mereces por meterte donde no te llaman —continuó Daniela con desdén—. Tus estúpidas canciones no significan nada.
No conforme con despedazar el cuaderno, ahora Daniela causó que las llamas consumieran las páginas llenas de sentimientos que alguna vez plasmó con tanto cariño, mientras Mariana experimenta un profundo dolor en su corazón.
Mariana finalmente suelta un sollozo ahogado al ver cómo su tesoro es quemado frente a sus ojos.
Una vez que la brutalidad de la destrucción termina, Mariana sostiene con tristeza las hojas quemadas de su cuaderno entre sus manos temblorosas. Su mirada perdida se cruza con la indiferencia en los ojos de Daniela, quien presencia el daño causado con frialdad, sin mostrar compasión por el dolor que ha infligido a su prima.
En medio de un silencio pesado y cargado de emociones, Mariana queda sumida en una profunda tristeza, sintiendo la herida abierta en su alma por la pérdida de sus letras y secretos más íntimos, mientras su prima observa impasible el resultado de su cruel acto. Mariana ni siquiera sabía que esa noche le sucederían cosas peores.
Ella misma tuvo que limpiar ese desorden causado por su prima y recoger las cosas que su prima dejaba caer a propósito. Le dejaron tanto trabajo que no tendría tiempo para impedir que le causarán más daño.
Esta noche se fue a dormir más tarde que nunca, pero sabía que encontraría el consuelo de su amado perro. Bueno, eso era lo que ella creía.
Sin embargo, esta vez se encontró con una trágica escena. Toby, su fiel compañero, yacía inmóvil en el suelo, sus ojitos cerrados para siempre. Un nudo se formó en la garganta de Mariana y las lágrimas inundaron sus ojos. Se arrodilló junto al cuerpo de su querido perrito y acarició su suave pelaje por última vez, sabiendo que todo esto seguramente era obra de su prima.
El silencio que reinaba en el lugar se volvió aún más abrumador, cada respiración entrecortada de Mariana era un grito mudo de dolor. El vacío que dejaba la ausencia de Toby se hacía presente en cada rincón, en cada rincón de su corazón, haciéndolo pedazos.
Mariana cerró los ojos con fuerza, intentando contener la tormenta de emociones que la invadía. A pesar de no poder expresarse con palabras, su gesto de profunda tristeza hablaba por sí mismo. Toby había sido mucho más que una mascota, había sido su amigo, su confidente, su único compañero en los momentos difíciles.
Con un suspiro resignado, Mariana se levantó y cubrió el cuerpo de Toby con una manta, como si quisiera protegerlo, incluso en la muerte. Aunque su voz había sido silenciada por la afasia, su corazón lloraba en silencio por la pérdida de su fiel amigo.
Mientras Daniela se preocupaba solo en su prima, su mamá se preocupaba por otras cosas más importantes.
—¿Cuánta información habrá brindado ese infeliz para que suceda esto? —preguntó con frustración— No pensé que llegarán a este punto con los laboratorios. Esas cosas son lo que me garantiza buenas alianzas.
—No podrá mantenerlo en secreto durante mucho tiempo.
—¿Y si esa mujer si me recuerda y se está vengando de alguna forma?
—¿Qué ellas no se benefician de eso? ¿Por qué harían algo así? Y se supone que la DEA se quedó con la información, sabemos que la DEA tiene un gran resentimiento con esta Mafia…
—No me importa, voy a encontrar la manera de destruirlas.
¿Cómo pretendía hacer eso? Su imperio literalmente se mantenía tan bien gracias a esa alianza. Una perfecta colaboración que cualquier otro clan desearía… sus deseos podrían llevar a pagar esto muy caro.
A pesar de los encuentros constantes, María no notaba absolutamente ninguna intención de Gabriella o de Lily por intentar vengarse de alguna manera. De hecho, a Gabriella se le estaba haciendo más fácil fingir que le agradaba.
—Me encanta la forma en la que diriges a todos aquí —halagó falsamente Gabriella antes de irse esa noche—, me gusta trabajar con mujeres como tú.
—Oh, créeme —respondió María con modestia—, el placer es completamente mío.
Esa noche Angelo decidió contactar al doctor y saber que tal seguía su padre. Pero cuando lo hizo, el doctor parecía preocupado por algo que no quería compartir con Angelo.
—Doctor, ¿cómo está mi padre? —pregunto Angelo con la Esperanza de una buena noticia.
—¿Está Gabriella cerca? —preguntó el doctor preocupando más a Angelo.
—No, ¿Por qué me pregunta eso? ¿Le pasó algo a papá?
El doctor guardó silencio, aumentando la ansiedad de Angelo.
—¡Dígame doctor! —gritó— ¡Dígame que mi papá está bien!
En ese momento, la voz de su padre resonó con una calma reconfortante. Pensaba que todo hacía parte de una confusión.
—Tranquilo hijo, ¿por qué esa negatividad? —preguntó de la forma más tranquila posible—. Tu padre está de maravilla.
Angelo sintió un nudo en la garganta al escuchar a su padre hablar después de tanto tiempo en coma.
—¡Papá! —exclamó sin poder contener las lágrimas— ¡Estás bien!
—Vivito y coleando.
Angelo respiró aliviado al escuchar a su padre respondiendo con su característico sentido del humor, pero algo en sus palabras lo intranquilizaba.
—Me hiciste mucha falta hijo, demasiada, pero mi corazón está confundido —dejaba notar cierta tristeza—. No sé, no estoy seguro, pero te juro que recuerdo haberla escuchado.
Angelo sintió el peso de una confesión que debía hacerle a su padre, quien recién despertaba del coma. Pues, sabía que él estaba hablando de Gabriella.
—Papá —suspiró para después hacer una pausa realmente larga—, mi tía está viva. Si la escuchaste.
Leo mostró confusión, ya que ni siquiera podía articular una sola palabra y Angelo pudo notar la lucha de su padre por encontrar las palabras adecuadas en su recuperación.
—Te lo explicaría, pero, es mejor que estés aquí y que sea ella quien te explique todo, porque yo aún estoy confundido.
A Leo simplemente le costaba creer en la posibilidad de Gabriella con vida, pero debía averiguar más, aun así, decidió pedir a Angelo que guardara silencio por el momento.
—¿Dónde están? —preguntó Leo.
—En Colombia.
Leo, con dificultad, intentó formular otra pregunta.
—¿Por qué?
—Llevamos a cabo una misión.
—Sin ninguna seguridad, ¿no es así?
Angelo comprendió la preocupación de su padre y trató de asegurarlo de que estaban cerca de lograr su objetivo.
—No es necesario, ya estamos cerca de lograr lo que queremos.
—¿Podrías decirme en qué zona están?
—Codificamos una de las camionetas con el código NGT-7257 —respondió Angelo tras unos segundos de pensamiento.
Leo, consciente de sus capacidades aún limitadas, decidió dejar la conversación por el momento. Pero, tenía en mente una cosa que su conducción no limitaría y es que si Gabriela estaba vida, debía verla cuánto antes.
—No le digas a Gabi ni a nadie nada de esto por ahora —pidió Leo una vez más—, ¿está bien?
Angelo asintió, despidiéndose y colgando el teléfono, con la certeza de que su padre estaba de vuelta.
Mientras tanto Abril estaba algo preocupada, esa noche no encontró a Mariana por ningún lado. Quizás no la volvería a ver nunca y no lo sabía, estaba encerrada y sin comer. Si continúa así va a morir pronto.
—¿Estás bien, Abril? —preguntó Lily al notar la preocupación en el rostro de Abril.
—No vi a Mariana por ningún lado esta noche… —respondió Abril, visiblemente inquieta.
—¿La mujer callada y amable? Es extraño que no esté presente —observó Gabriella, compartiendo una mirada cómplice con Lily.
—Siento que algo le han hecho, generalmente la tratan muy mal —añadió Abril, con un tono de preocupación en su voz que no podía ocultar.
Lily y Gabriella intercambiaron una mirada significativa antes de sonreír.
—¿Te preocupa Mariana, verdad? —preguntó Lily, con una sonrisa juguetona.
—Simplemente, me parece raro que no esté. ¿Por qué me están mirando así? —respondió Abril, desconcertada.
—Oh, no es nada. ¿Quieres que la busquemos juntas? —ofreció Gabriella, mostrando su disposición.
—No, gracias. No es como si fuese asunto mío —expresó Abril, mientras se dirigía hacia la camioneta.
—¿Estás hablando de Mariana? —intervino María, apareciendo de repente y sorprendiendo a todos— Parece que se ha escapado.
—¿Estás segura de eso, María? —cuestionó Gabriella, mostrando dudas.
—Eso parece ser lo que ha ocurrido —confirmó María.
Gabriella intercambió una mirada significativa con Abril, quien parecía desconfiada.
—Espero que la encuentres —dijo Gabriella con amabilidad, falsa por supuesto.
A medida que se alejaban del lugar, Angelo propuso la idea de buscar a Mariana.
—Creo que deberíamos hacer una búsqueda. Abril no podrá dormir tranquila si no lo hacemos —comentó Gabriella, antes de dirigirse a Abril— ¿Qué dices, Abril?
—No me importa lo que le haya pasado a esa mujer, pero sí me gustaría participar en la búsqueda. Me gusta buscar cosas, ¿saben? Es —guardó silencio porque todos la estaban mirando—… ¿Qué? Me parece divertido buscar cosas, ¿qué tiene de malo?
—Nadie está diciendo que tenga algo de malo —responde Angelo—, tú te alteras y lo haces ver sospechoso.
—Vamos, incluso a mí me preocupa que esa chica no aparezca —expresó Adam.
—Es demasiado sospechoso —agregó Esperanza.
—Entonces, ¿la buscaremos? —preguntó Abril— Bueno, considerando que a todos se nos hace raro todo esto.
Sí, al final si la buscarían, pero sabían que quizás no podrían encontrarla o que podrían encontrarla pero muerta.