Sostenme en tus brazos

By BTbae_MinYoonJi

13.2K 1.9K 1.9K

Kim NamJoon es un arrogante doctor católico con una vida perfecta de acuerdo el estándar coreano pero que no... More

Sostenme En Tus Brazos
CAPÍTULO UNO: When I Was Done Dying
CAPÍTULO DOS: Oblivion
CAPÍTULO TRES: Alice
CAPÍTULO CUATRO: Tender
CAPÍTULO CINCO: Beetlebum
CAPÍTULO SEIS: Play dead.
CAPÍTULO SIETE: Bury A Friend
CAPÍTULO OCHO: Il Pleut
CAPÍTULO NUEVE: We Were Friends
CAPÍTULO DIEZ: Wake
CAPÍTULO ONCE: Save Me
CAPÍTULO DOCE: Nobody
CAPÍTULO TRECE: Let It Happen
CAPÍTULO CATORCE: Magic
CAPÍTULO QUINCE: Me Gustas Tú
CAPÍTULO DIECISÉIS: Venus As A Boy
CAPÍTULO DIECISIETE: Algo Sucede
CAPÍTULO DIECIOCHO: Song For you.
CAPÍTULO DIECINUEVE: Generous Palmstroke
CAPÍTULO VEINTE: Parents
CAPÍTULO VEINTIUNO: Peanut Butter & Tears
CAPÍTULO VEINTIDÓS: Borderline
CAPÍTULO VEINTITRÉS: Felicidad
CAPÍTULO VEINTICUATRO: When Memories Snow
Q&A PERSONAJES SETB pt1
CAPÍTULO VEINTISÉIS: Candy - Fantástico
Q&A PERSONAJES SETB pt2
CAPÍTULO VEINTISIETE: Ilomilo
CAPÍTULO VEINTIOCHO: Come Sweet Death
CAPÍTULO VEINTINUEVE: Call Out My Name
CAPÍTULO TREINTA: Final
COMENTARIOS FINALES
IMPORTANTE
CUENTA DE TWITCH
Universo En Desarrollo
NO ES UN CAPÍTULO, ES UN MEME

CAPÍTULO VEINTICINCO: Your Blood

162 35 34
By BTbae_MinYoonJi

«Tu sangre, ¿de qué materia está hecha? ¿Sientes que viaja dentro y fuera de tu corazón? Agujas, cosiendo los agujeros grandes. Te preparaste para la batalla, mientras te desmoronabas [...] Tu voz ahogándose en el ruido blanco. ¿Escuchas el eco que te ruega que te sueltes? Esta Tierra ¿para quién fue hecha? Espera hasta mañana, puede que no haga tanto frío. Cuando todo dentro de ti arda como una estrella. Luego de quemarte, renaceras. Y tal vez si pidieras ayuda, entonces podría ayudarte a escapar de ti mismo.»

(AURORA, Your blood, 2023, 0m0s)


El estacionamiento de los apartamentos estaba completamente vacío cuando ambos llegaron cerca de las once de la noche. NamJoon apagó el auto y se giró hacia YoonGi. En un principió pensó que este estaba dormido, sin embargo pronto noto que en realidad observaba el exterior mientras su puño izquierdo, envuelto en vendas, descansaba sobre su muslo. Bajo esas vendas había siete puntadas. Lo miró bien y se fue deteniendo en cada mancha marrón salpicada en la ropa de este, luego se miró su propia ropa y también encontró sangre en su chaqueta y su pantalón.

— YoonGi-ah —llamó suavemente.

Min YoonGi volteó más no alzó la mirada. Lucía cansado. No respondió y él decidió no insistir, solo bajó del auto y le ofreció ayuda para bajar también. YoonGi lo tomó de la mano por un momento, después, al subir las escaleras, se soltó. Le hubiera gustado poder hablar con él, pero desde el hospital hasta ahora las palabras no salían. Como el resto del día, lo siguió.

Kim TaeHyung, quien se había quedado cuidando de Guksu, los recibió y por supuesto, a pesar de que NamJoon ya había hablado con él por teléfono unas horas antes, se sorprendió al ver la sangre de YoonGi en la ropa de ambos. Lo escuchó preguntarle algo a YoonGi aunque no prestó atención. Dió igual porque YoonGi no contestó. Kim TaeHyung le miró con angustia, preguntando en silencio algo que ninguno de los dos podía saber y NamJoon simplemente negó suavemente, pidiendole igual, en silencio, que solo lo dejara tranquilo.

YoonGi fue directo a su habitación y Guksu casi de inmediato llegó a su encuentro, restregándose contra sus piernas al andar, como si supiera que su dueño no estaba bien. Ese gesto le hizo recordar a Koya. Tal vez ese tonto gato pudiera ser de mayor ayuda que ellos dos juntos. Por eso los dejo a solas mientras él y Kim TaeHyung se sentaban en silencio en el suelo de la sala.

No duraron ni dos segundos en tranquilidad.

Desde el fondo del pasillo se escuchó el estruendo de algo duro y muy grande cayendo con fuerza contra el suelo. Al instante pasó Guksu disparado con dirección a la cocina, corriendo tan rápido y asustado que sus garras apenas evitaron que se derrapara en su escape. Algo más, hecho de cristal, se rompió y ambos corrieron hasta la habitación de YoonGi. NamJoon llegó a tiempo para contemplar como YoonGi jalaba de las cortinas antes de que estas se salieran de su lugar y terminaran en el suelo.

Observó la escena rápidamente.

El closet armable estaba en el suelo, varias piezas se habían soltado y la ropa yacía amontonada debajo. La lámpara de noche se había roto por completo y los cristales estaban por todo el suelo. El cortinero se había roto y una de las cortinas ya estaba rasgada.

Vio a YoonGi tomar el edredón y arrancarlo con fuerza de su cama, tirando con él todas las almohadas y cojines mientras su rostro compungido y rojo se humedecía en lágrimas. Quiso llamar a YoonGi pero de nuevo este no escuchó y en su lugar tomó la mesa de noche y la lanzó hacia la pared del fondo, cayendo encima del closet.

Cuando ya no hubo que romper ni que lanzar, YoonGi comenzó a golpearse en la cabeza mientras repetía «deja de llorar» una y otra vez. NamJoon corrió de inmediato hacía él y lo tomó de las muñecas. De nuevo su mano sangraba, TaeHyung intentó acercarse para ayudarlo pero NamJoon le dijo que se alejara. Con fuerza contuvo a YoonGi, abrazandolo por la espalda al mismo tiempo que jalaba de él en dirección al pasillo. YoonGi opuso resistencia pero NamJoon lo mantuvo con los brazos cruzados hasta chocar con la pared. Kim TaeHyung se hizo dos pasos hacia atrás, observándolos sin saber definitivamente como actuar.

Kim NamJoon fue resbalando contra la pared hasta caer al suelo con YoonGi aún en brazos. Todavía forcejeando, empezó a repasar mentalmente los medicamentos que había en casa, cualquier cosa que pudiera tranquilizar a YoonGi servía pero fue inutil. No había nada, se había deshecho de todos los fármacos controlados cuando dejó de necesitarlos, incluso también de los tranquilizantes inyectables. YoonGi no dejaba de llorar y NamJoon no podía pensar en nada que pudiera hacer o decirle para tranquilizarlo. Porque la realidad era solo una: no había palabras o medicamentos para curar el dolor de YoonGi. Así que solo hizo lo único de lo que era capaz en ese instante.

Lo abrazo.

Lo abrazo tan fuerte como si quisiera romperle los huesos. Y se quedó allí con YoonGi en el suelo, escuchándolo llorar entre jadeos y gruñidos. Su pecho comenzó a dolerle y la angustia se apoderó de su corazón. Encajó su rostro contra el cuello de YoonGi y se llenó los pulmones de su aroma mientras intentaba contener las lágrimas que ahora también brotaban de sus ojos.


...

Algo se clavó en el dedo gordo de su pie, lo que lo hizo abrir los ojos con brusquedad. Lo primero que hizo fue mirar en dirección a sus piernas. Un par de ojos dilatados y brillosos lo observaron de vuelta desde las penumbras con suma atención. YoonGi conocía esa mirada endemoniada.

— Guksu, déjame —susurró.

El gato de nuevo fijó su atención en sus pies e intentó morderlo una vez más. YoonGi no tuvo más opción que empujarlo con el pie fuera de la cama, logrando que este se marchará todo enfurruñado de la habitación.

YoonGi se recostó de nuevo notando al fin los brazos de NamJoon rodeandolo. A escasos centímetros encontró el rostro del médico, durmiendo profundamente a su lado. Él no recordaba en qué momento habían llegado a la habitación ni mucho menos recordaba cuando se había quedado dormido.

Quiso mover los dedos de su mano, pero no pudo. Entonces recordó las vendas. De ahí las imágenes fueron todas confusas, saltando de unas a otras sin un orden bien establecido. Cerró los ojos. Tardó unos minutos en darle sentido a los recuerdos de su cabeza. Su corazón se aceleró.

— ¿YoonGi-ah? — lo llamo la voz suave de NamJoon.

Abrió los ojos y se encontró con su mirada. Al hacerlo algo se escurrió por su mejilla. Nuevamente estaba llorando. Se odiaba tanto por eso.

NamJoon lo atrajo hacia sí y le hizo recostarse contra su pecho. El collar médico colgando del cuello de este se clavó contra su mejilla. De nuevo cerró los ojos.

Escuchó el corazón de NamJoon latir debajo suyo.

— Está bien —lo escuchó decir mientras esté frotaba su espalda con la palma abierta—. Llora YoonGi-ah, llora.

Se removió contra él, negándo con cansancio. Estaba tan exhausto.

— No quiero llorar más —murmuró sintiendo como las lágrimas se acumulaban debajo de sus párpados—. No me gusta llorar.

— Pero si necesitas llorar, entonces debes llorar.

Y YoonGi quiso decir que no otra vez, que no necesitaba llorar. Porque llorar significaba que le importaba y no podía darse el lujo de aceptarlo. No podía importarle la persona a la que él le había importado absolutamente nada. Min HaNeul ya no tenía cupo en su vida, mucho menos en lo poco que quedaba de su corazón.

Quiso decir que no pero las palabras no salieron, en su lugar el llanto se hizo más fuerte y conforme más lloraba, más fuerte lo tomaba NamJoon. Estuvo sumamente agradecido por ello. Y se sintió tan amado que se dijo a sí mismo que eso le debía bastar. Pero no, que NamJoon lo amará nunca iba a bastar. Y eso sintió asquerosamente horrible porque él también lo amaba. Amaba a NamJoon tanto como sabía hacerlo y no estaba bien que su amor no bastara para hacerlo sentir bien. Para hacerlo sentir que valía la pena vivir.

Se reprochó por ello toda la noche hasta que, finalmente y entre lágrimas, volvió a dormir.

YoonGi no fue a la escuela al otro día, ni al siguiente, ni al siguiente. Kim TaeHyung había vuelto al departamento para cuidarle la herida y hacerle compañía, quedándose incluso esas tres noches durmiendo en un futón junto al sofá en compañía de Guksu. Porque claro, a falta de closet su cama aún estaba ocupada por toda su ropa.

Ese sábado NamJoon había tenido que ir al hospital por una cirugía de emergencia. Como el resto de días anteriores, no lo había visto marcharse, porque este insistía en dejarlo dormir tanto como él quisiera. Para mediodía ya estaba preguntándose la hora en que el médico volvería, no obstante no tenía modo de averiguarlo pues, por su arrebato, la pantalla de su celular estaba rota y sinceramente no quería molestar a TaeHyung haciendo que este le preguntara. Ya suficiente era que tuviera que cuidarlo y cocinarle el desayuno porque con la mano así era un puto inutil.

No esperaba mucho de ese día en particular. Había estado mirando programas de variedades de Idols solo porque TaeHyung insistió mucho en ello. Fue una sorpresa que llamaran a la puerta a eso de la una de la tarde.

— ¿Ordenaste comida? —preguntó Kim enfermero, bajando el volumen del televisor.

YoonGi lo miró seriamente, entrecerrando los ojos.

— No tengo móvil ¿recuerdas?

TaeHyung asintió dandose cuenta de lo tonto que habia sido preguntar eso. Este se levantó y fue a revisar por la mirilla de la puerta. YoonGi lo escuchó abrir y creyó reconocer la voz que saludaba antes de preguntar por él, aunque no podía estar del todo seguro. Muy pronto averiguó que se encontraba en lo correcto.

El cuerpo de Jeon JungKook apareció por el pasillo, saludándolo con una reverencia y detrás de él venía una mujer de baja estatura a la cual YoonGi no conocía. La observó detenidamente.

Era una mujer de unos cincuenta años, calculó mentalemente. Su cabello era negro y bastante corto, apenas le llegaba hasta la nuca. Alrededor de sus ojos se marcan varias arrugas. Jeon tatuajes se apresuró a presentarla.

— YoonGi-ah, ella es Lee SunHee —dijo JungKook al tiempo que la mujer también le ofrecía una reverencia—. Es mi madre.

YoonGi parpadeó consternado antes de poder devolver la reverencia.

— Yo soy Min YoonGi, es un gusto conocerla Ajumma.

— Es un gusto conocerlo, YoonGi-ssi.

Kim enfermero se incorporó a la reunión y también se presentó con Jeon tatuajes y su madre. Todos se sonrieron entre sí haciendo que YoonGi se preguntara cómo era posible ser así de feliz. Cada día lo comprendía menos.

— Perdonen que hayamos aparecido sin aviso —dijo JungKook interrumpiendo otra vez sus pensamientos—. Cuando no fuiste a la escuela te envié un mensaje pero no respondiste.

Sí, YoonGi había visto llegar el mensaje de camino a DaeJeon pero activamente lo había ignorado. Ese día no había sido el mejor de los momentos.

— Sí —respondió apenado—. Hubo un inconveniente, disculpame.

— Supuse que estabas atendiendo algo importante —dijo JungKook asintiendo—. No pensé en molestar pero han pasado cuatro días así que te llamé temprano, cuando no contestaste fuí donde la secretaría académica y ella me dijo que estabas enfermo. ¿Estás bien?

La mirada de JungKook apuntó en dirección a su mano. YoonGi tuvo el impulso de esconderla detrás de su muslo pero era inutil, ya la habían visto.

— Estoy bien —respondió, alzando la mano mientras sonreía—. Me corté con un vidrio pero NamJoon y Kim TaeHyung están cuidándome bien, el lunes volveré a clases.

Aquella noticia pareció alegrar mucho a Jeon tatuajes quien no dejó de sonreír mientras repetía «muy bien» varias veces.

JungKook y su madre se quedaron un par de horas. Ella había venido desde Busan a visitar a su hijo y curiosamente también a él. Al parecer JungKook había hablado mucho de él con su madre y su padre, y ambos habían estado esperando conocerlo en cuanto se presentara la oportunidad.

Lee SunHee había preparado mucha comida para ambos. Gimbap, Kimchi, Tteokbokki, sopa de pescado, carne, pastelillos de arroz y también panecillos de nata. YoonGi observó atento la gran cantidad de alimento que había en cada recipiente. Sorpresa fue que JungKook le confesará que en su apartamento habían dejado incluso otro tanto de comida.

—¿Le gusta cocinar señora Lee? —preguntó.

Él estaba sentado en la mesa mientras TaeHyung y la madre de JungKook servían los platos. La mujer sonrió muy amplio y asintió. YoonGi sintió un extraño sofoco al respirar cuando la vio sonreír para él, pensando al mismo tiempo que Min HaNeul debería tener la misma edad de no haber muerto.

— Mamá y papá tienen una cafetería —dijo Jeon tatuajes detrás suyo, sentado en el sofá mientras le rascaba la panza a Guksu—. Ellos insisten en hacerme volver para trabajar allí pero a mi no me gusta la cocina.

— Es porque solo quieres pasartela jugando videojuegos —lo regañó la mujer.

A pesar de ese reclamo ninguno de los dos pareció molestos, al contrato, se sonrieron entre sí. YoonGi lo observó discretamente. ¿Por qué se sentía así su pecho tan repentinamente? Tan... cálido.

Comieron los cuatro juntos, Lee SunHee hizo muchas preguntas. Nada invasivo, solo cosas triviales como su color favorito, su fruta favorita, su animal favorito. Sus gustos, sus aspiraciones. También conversó un rato con TaeHyung y este, siendo tan extrovertido como era siempre, le había seguido el juego. YoonGi solo los miro hablar y hablar. Incluso Kim enfermero y Jeon tatuajes, en algún punto indefinido de esa reunión, habían entablado un extraño debate sobre qué videojuego era mejor.

Él siguió mirando, saltando su atención de una sonrisa a otra. De pronto la habitación le pareció mucho más grande de lo que realmente era, el tiempo comenzó a ir más lento y por un segundo imaginó que podía verse a sí mismo sentado en esa mesa siendo un completo extraño. Como si fuera una película de la cual él era protagonista y espectador, todo al mismo tiempo.

Fue Lee SunHee quien lo trajo y ancló de vuelta a la realidad. Ella puso un panecillo de nata frente a él y lo invito a probarlo. YoonGi la obedeció y se maravillo al primer bocado. Dio otro mordisco y luego uno más. Estaba tan delicioso que pidió repetir. Pocas veces YoonGi disfrutaba tanto de la comida como en ese momento. Lee SunHee sonrió cuando le pasó la segunda porción.

— JungHo también amaba estos panecillos, eran sus favoritos —dijo SunHee aun mirándolo.

La mujer ya no sonreía de la misma manera. Fue ahí que YoonGi pensó que, por lo menos, no había muerto alguien de verdad importante para él como lo fue el hermano de JungKook, una persona que por lo poco que escuchó después, realmente valía la pena amar y extrañar.

Cuando llegó el momento de despedir a madre e hijo fue YoonGi quien insistió en, por lo menos, acompañarlos hasta el estacionamiento. De paso estiraba un poco las piernas y tomaba aire fresco, hacía días que no salía del apartamento. Kim TaeHyung dijo que lo estaría esperando.

JungKook fue el primero en ofrecer una reverencia para despedirse, YoonGi respondió con el mismo gesto. Lee SunHee se acercó a él y lo apretó suavemente de la muñeca sana, esta vez todo su rostro sonreía, incluidos sus ojos hechos media luna.

— Eres un muchacho bastante guapo y alto —dijo ella con voz suave—. Mantente sano, YoonGi-ssi, espero poder verte pronto otra vez.

YoonGi, interiormente y para su propia sorpresa, se dijo que también deseaba volver a verla otra vez, sin embargo lo máximo que pudo ofrecer fue una sonrisa de vuelta, inclinando la cabeza una vez más mientras ellos comenzaban su andar en dirección a la avenida. Y debió volver de inmediato al apartamento cuando ya no había más que hacer allí fuera, no obstante permaneció allí unos segundos extras.

Jung HoSeok, al otro lado de la calle, lo saludo sosteniendo un cigarrillo entre sus finos y largos dedos.


.....

Park MyungHee seguía al otro lado de la línea cuando él ya había aparcado el auto afuera de los apartamentos. Se estaba esforzando bastante para no colgarle a su madre. Sabía que debió cortar la llamada desde el primer instante en que está le dijo que había un grupo de la iglesia que podría ofrecerle ayuda para superar su pequeño inconveniente. Sin embargo, a diferencia de Kim ChanSung, a ella aún le guardaba mucho más respeto.

— No necesito ayuda mamá, estoy bien —dijo, observando los autos pasar.

— Lo que haces no está bien.

— Ya te lo dije por mensaje, Min YoonGi es solo mi amigo —mintió con absoluta seguridad—. Solo quería molestar a mi padre, eso es todo. No tiene derecho a juzgar las personas con las que me relaciono ni mucho menos a decidir cómo vivo mi propia vida.

— Él está preocupado por ti —dijo ella con la voz un tanto ronca, como si estuviera conteniendo el llanto—. Yo también lo estoy.

NamJoon supuso que su madre realmente esperaba que le creyera ese teatro. Claramente no fue así.

— No mamá, no están preocupados por mí —repuso—. Están preocupados por ustedes mismos, por la opinión de los demás. Eso es lo que realmente les preocupa y sabes que mamá, ya me ocupe de eso. Estoy saliendo con Moon ByulYi ¿No es eso lo que todos ustedes querían? ¿No fuiste tú y GeongMin quienes organizaron que la conociera en primer lugar? ¿Por qué no pueden dejarme en paz un maldito segundo?

Su madre se quedó callada por apenas unos cuantos segundos antes de farfullar un montón de cosas que ya ni siquiera tenían que ver con Moon ByulYi, con Min YoonGi o con él. Todo se había desviado a cosas tan ridículas como su educación en la Iglesia y como ella había fallado en su papel de madre. Tuvo que detenerla cuando escuchó que «realmente» comenzaba a llorar, como si con eso fuera a lograr ...¿a lograr que específicamente? ¿Qué fuera a ese estupido grupo de ayuda por la fuerza? ¿O qué se deshiciera de Min YoonGi? Porque estaba claro que ninguna de las dos opciones pasaría.

Al final, sin más remedio y con el máximo pesar que podía llegar a experimentar ante tal situación, colgó la línea. Permaneció dentro del auto algunos minutos más antes de entrar al apartamento. Lo que menos quería era llevar su terrible humor allí dentro. Ya bastante tenía YoonGi con la mierda que estaba pasando como para sumarle una preocupación más.

Mientras se calmaba sacó el móvil y revisó el directorio del hospital donde trabajaba el médico Lee DoHyun. Este había dicho que había psiquiatras y psicólogos allí. NamJoon había estado estudiando la situación con mucho detenimiento durante esos tres días y su conclusión resultaba ser siempre la misma. Min YoonGi necesitaba ayuda. Ayuda que sobrepasaba sus habilidades y capacidades, tanto médicas como personales.

Amaba a YoonGi, más que a nada, pero amarlo no bastaba. Y no iba a bastar nunca de no hacer lo correcto. Fue esa la mayor y única motivación por la cual marcó y agendó una cita lo más pronto posible. Y con certeza supo que encontrar un espacio disponible no había sido lo más difícil. Tendría que ser muy cuidadoso con las palabras que emplearía con YoonGi si quería que este aceptara ir. Mal, ahora eran dos problemas, porque lo que NamJoon menos sabía hacer era hablar sobre emociones.

Por un momento, cuando puso un pie en el apartamento y vio a YoonGi sonreírle desde el sofá con TaeHyung sentado a su lado, se le cruzó la idea de desistir al respecto de la cita con el psicoterapeuta. Quiso convencerse de que YoonGi estaría bien, que lo superaría, que solo necesitaba tiempo y se olvidaría de todo. Pero de inmediato supo que esa sería, por mucho, la peor mentira que podría decir a nombre de ambos.

Porque detrás de esa sonrisa obligada podía ver lo que con mucho esfuerzo YoonGi estaba empeñado en ocultar. Y le dolió. Le dolió que YoonGi fuera tan bueno en esconder sus propias torturas mentales. Esas que se liberaban en contra de su voluntad cuando, durante la noche, con la guardia baja y entre sollozos, sus terrores nocturnos le obligaban a llamar a su madre.

Le devolvió la sonrisa y fue a sentarse a su lado, TaeHyung también le saludó y se cambió de asiento para dejar que él estuviera a lado de YoonGi. NamJoon se lo agradeció bastante y aunque contempló la opción de pedirle que los dejara a solas, no lo hizo. Porque Kim TaeHyung también era amigo de Min YoonGi y sabía que él se preocupaba de la misma manera por él. Si él se quedaba allí tal vez las cosas irían un poco más fáciles. Tal vez no. Igual dejo que se quedara. Y tomando a YoonGi de la mano sana, mientras acariciaba el dorso de esta, dijo:

— YoonGi, hay algo importante que debo pedirte.


....

Si quedaba alguna duda, para siquiera una sola persona en toda Seúl, de que aún no era el mes de octubre, entonces el cielo mismo se encargó de disipar tales vacilaciones esa misma tarde con su incesante lluvia. Afuera del hospital el agua caía a borbotones y el suave murmullo del repiqueteo persistente de la llovizna hacía eco en la amplia estancia. Por las anchas y altas ventanas, YoonGi podía ver perfectamente el cielo gris.

A cualquiera le habría parecido un día lúgubre y triste pero para los niños del círculo infantil poco parecía importarles. YoonGi estaba a varios metros de distancia, sentado en una de las jardineras interiores, mientras los observaba con suma atención. Muchos de los menores no sobrepasaban de los once años, y los más pequeños aún debian ser cargados en brazos. La mayoría, si no es que todos, llevaban puestas las ropas del hospital.

Algunos tenían que caminar conectados a una intravenosa, misma que colgaba de un gancho que sus madres arrastraban por ellos. Otros más iban en silla de ruedas y solo unos pocos caminaban con normalidad. Sin embargo, el detalle que más llamó el interés de YoonGi, fue la falta de cabello y cejas en casi todos ellos. Y los pocos que tenían pelo, no se veían muy bien

No hacía falta ser médico para imaginar el mal que les aquejaba. YoonGi imaginó al hermano de JungKook, de acuerdo a lo poco que dijeron ellos ese sábado, Jeon JungHo no tenía más de catorce años cuando perdió la batalla contra el cáncer. ¿Habría lucido así? Probablemente. Tal vez algún día tendría el valor de averiguarlo.

Sin embargo quiso imaginarlo así. No sin el cabello y con el rostro demacrado. No, no se refería eso. Quería imaginarlo de ese modo, acompañado, amado hasta el último segundo por su padre, madre y hermano. Sabía que estaba siendo un maldito monstruo desgraciado y que probablemente no era realmente consciente de la gravedad de la puta mierda que se estaba cruzando por su cabeza. Pero en ese momento, a esos niños, les tuvo envidia.

Envidió cada gesto y cada acción que sus madres realizaban. Envidió la forma en que ellas los tomaban en brazos, les acomodaban sus ropas y les acariciaban sus rostros. Y sobre todo envidió la manera en que ellas los miraban, como sí toda la felicidad de cada una dependiera única y exclusivamente de esos niños.

Para ellas, esos niños eran su mundo entero.

Por un segundo, mientras escuchaba al joven cuentacuentos del centro de círculo recitar «El tigre que le tuvo miedo a un caqui seco», se imaginó lo que se sentiria ser amado de esa manera en particular.

«El tigre se sintió muy atemorizado y buscó un lugar para esconderse. Pensó que el establo sería un buen lugar para resguardarse del caqui seco y se dirigió allí sigilosamente, olvidándose de que tenía hambre. Allí permaneció oculto un rato, pero de vez en cuando se asomaba para ver si podía ver al terrible caqui seco. El tigre, aunque era el animal más feroz de la región, sentía miedo al pensar que existía una criatura más temible que él. Se encontraba absorto en este pensamiento cuando, de repente, una vaca que estaba en el establo mugió: —¡Muuuuuu, muuuuuuu...!» —canturreo el hombre haciendo reír a los niños—. «El tigre, cuál gatito asustado, brincó hasta el techo; pensó que ese mugido era del temible caqui seco y se dio a la fuga...»

Un destello viniendo desde la entrada principal llamó su atención. Kim NamJoon apareció en ese momento exacto, llevando consigo un paraguas negro que chorreaba allí por donde caminaba. Min YoonGi había guardado la esperanza de que este no llegara a tiempo. Fue una pena que no le resultará su plan para saltarse la cita.

—¿Por qué no has subido al consultorio? —inquirió este con tono molesto—. Son las siete con cinco.

—Estaba esperándote —respondió, quitándole importancia a esa acusación silenciosa.

Acusación que por supuesto tenía fundamento pero que de igual modo no iba a dignificar con una falsa excusa. NamJoon no le dijo más sobre ello y simplemente le señaló el camino hacia los elevadores. El psicoterapeuta estaba en el tercer piso, justo un piso antes que Lee DoHyun. También tenían cita después con él.

YoonGi subió al elevador al lado de NamJoon, y aunque tampoco dijo nada, seguía repitiendo en su cabeza que esto, tomar terapia, era una estúpida idea. Solo una completa y absoluta pérdida de tiempo y dinero. Si había accedido era por darle gusto a NamJoon. No porque creyera que lo necesitaba. Suspiró, rendido. Ya que más daba, entre más rápido llegarán más rápido acabaría con esa idiotez y Kim NamJoon no podría decirle ni reprocharle que no lo había intentado.

Todo era una mierda para YoonGi y nadie podría convencerlo de lo contrario.

...

C-5

Continue Reading

You'll Also Like

3K 291 9
A Min Yoongi le gusta ver el mundo pasar desde su balcón. Con 700 años de edad, es un shifter puma macho que está asentado en su vida. Él es un solit...
30.1K 3.6K 46
"No puedes venir y tratar de forzarme a que vea la vida de la forma en la que tu la ves...no cuando no sabes por lo que he pasado" "Puedo intentar h...
37.7K 3.8K 20
~ Donde HoSeok es un Alfa dulce y apasionado, y YoonGi un Omega fuerte e independiente - Oh, vamos, Yoonnie, confía en mí, no muerdo - Que parte de "...
1.3M 283K 66
❝ Hoseok es un niño de siete años que diagnosticaron con Hafefobia a muy temprana edad. YoonGi es un niño de nueve años que no sabe por qué tiene qu...