Agnes parpadeó y se miró las manos.
«¿Lo hice con mis propias fuerzas?»
¿Resulta que tenía poderes legendarios o algo así? Si es así... No, por mucho que lo pensara, no tenía sentido.
Agnes se rascó la cabeza con expresión de asombro.
«Eso no es lo que importaba ahora.»
—Entonces... La Fuente de las Grietas no se reabrió ni nada, ¿verdad? ¿Definitivamente ha sido eliminada? —preguntó Agnes, sosteniendo a Kaylo, cuyo rostro estaba hecho un desastre por las lágrimas.
—... Sí.
—Tú estás vivo, y yo también... No sé cómo es posible, pero regresé a la vida.
Kaylo asintió levemente.
Agnes evaluó rápidamente la situación.
«Entonces...»
¿Podría haber un final más perfecto que este?
Dado que la Fuente de las Grietas ha sido eliminada, Kaylo ya no tenía motivos para morir, y Agnes tampoco tenía motivos para morir en lugar de él.
«Significa...»
Agnes miró fijamente el aspecto aún lloroso de Kaylo.
«Me pregunto... ¿Dónde diablos dejó su camisa?»
La parte superior de su cuerpo desnudo tenía heridas por todas partes.
«Parece doloroso...»
Ahora que lo pensaba, su cara parecía haberse vuelto considerablemente más delgada que antes.
Cuando vio el rostro extremadamente delgado de su favorito, su corazón tembló. Sin embargo, seguía viéndose cegadoramente guapo.
Incluso viendo por primera vez su rostro marcado por las lágrimas... Era tan hermoso que deseaba seguir mirándolo.
«¿Por qué lloras tan lindamente?»
El pervertido poder inherente al deseo hacia su favorito hizo que su corazón palpitara con fuerza.
—Primero sanaré tus heridas —dijo Agnes, apenas capaz de calmar su respiración.
Agnes miró el torso desnudo con una expresión completamente desinteresada. Como si la curación solo pudiera lograrse mirando, observó abiertamente los abdominales y le lanzó magia curativa y purificadora.
Sin embargo, no purificó las lágrimas que humedecieron las mejillas de Kaylo.
«Eres tan bonito cuando lloras...»
—Sin embargo... ¿Te entristeció mi muerte? ¿Por qué? ¿Por la carta? —preguntó Agnes con cautela, mirando los ojos llorosos de Kaylo.
—... Pensé que estaba equivocado...
—...
—Sobre que yo podría gustarte.
Kaylo le agarró de la muñeca y tiró de ella.
La fría mejilla fue tocada por una pequeña palma.
¿Cuánto tiempo llevaba esperando aquí? Tenía las mejillas muy frías e incluso la parte superior de su cuerpo desnudo estaba congelada...
Las lágrimas que brotaban de las comisuras de los ojos de Kaylo empaparon la palma de Agnes.
—No estoy seguro de cuándo empezó, pero lo hago desde hace mucho tiempo...
—...
—Cómo me atrevo...
Kaylo sacudió sus grandes hombros y se tragó las lágrimas.
Agnes fue testigo del momento en que el hombre más fuerte del mundo parecía el más vulnerable.
«Oh... Tal vez...»
De alguna manera, sentía que sabía lo que iba a pasar a continuación.
«Dirá que me ama...»
—A amarte.
El corazón de Agnes se hundió ante la confesión, que llegó con voz temblorosa.
«Disparates... ¿Desde cuándo?»
—... ¿En serio?
—No sé por qué una persona noble como tú amaría a alguien como yo...
Kaylo tartamudeó, su voz quebrada y llorosa.
Agnes levantó la otra mano y le acarició las mejillas.
«¿Existe otro hombre en el mundo que sea tan encantador?»
No había nada de qué preocuparse ya que su favorito la amaba.
—Kaylo.
—...
—Vamos a casarnos.
Agnes no dudó en lanzar el ataque confesional que llevaba tanto tiempo reprimiendo.
Sin siquiera invitarlo a salir, de repente pisó el acelerador. Fue un movimiento enorme y repentino, pero honestamente, no había razón para que dudara más en lo que a ella se refería.
Ni Kaylo ni ella debían morir, y en medio de esto, ¿su favorito la amaba? Si no se casaba, era mejor morir.
«¡Definitivamente nos casaremos...! ¡Sin duda alguna!»
Agnes juró que seguiría adelante con este matrimonio, incluso si eso significaba correr el riesgo de morir nuevamente.
—...
Kaylo parpadeó sin comprender.
Estaba claro que no podía soportar la repentina propuesta.
Agnes pasó saliva con dificultad y añadió como si estuviera poniendo excusas.
—... Oh, está bien empezar con las citas primero. Por supuesto, debes prometerme que nos casaremos.
—...
—... ¿No es un poco extraño solo enamorarse y no casarse?
Agnes esperó atentamente la respuesta.
—Yo... Merecerlo...
No había necesidad de escuchar más.
Agnes se dio cuenta de que su respuesta era lo mismo que un permiso y abrazó su cuello.
«Se siente como un sueño.»
Agnes abrazó su cuello y derramó las lágrimas que había estado conteniendo.
«Creí que tenía suerte de morir, pero estaba equivocada.»
Las palabras de los antepasados sobre que "La vida es buena incluso si te revuelcas en caca de perro" eran ciertas.
Se alegraba de estar viva.
Agnes bajó de la montaña nevada casi en brazos de Kaylo.
«¿Por qué la gente parece haber cambiado tanto?»
Había una atmósfera extrañamente diferente entre el Kaylo de sus recuerdos y el actual. Si antes lo sentía un poco brusco, ahora definitivamente...
«Parece un cachorro abandonado.»
A pesar de tener la misma cara inexpresiva de antes, se percibía su tristeza de alguna manera.
Agnes nunca pensó que su muerte tendría un impacto tan grande en Kaylo.
«¿Desde cuándo te gusto?»
Para ser honesta, era difícil hacer una suposición precisa ya que hubo más de una o dos modificaciones. Si lo hubiera sabido antes, habría encontrado una mejor manera.
«No, ¿había una manera mejor que esa?»
Se eliminó la Fuente de las Grietas y, como ambos estaban vivos, no había nada más que desear. Todo lo que quedaba era regresar sanos y salvos al Palacio Imperial.
Cuando pensó en ver el rostro de su padre, su corazón se sintió pesado, como si tuviera una gran tarea pendiente.
Ambos descendieron al pie de la montaña nevada y decidieron buscar un caballo para regresar a la capital. Sin embargo, no tenían un solo centavo.
No podía atreverse a pedirle a Kaylo, quien le confesó que la amaba, que robara dinero o un caballo.
Mientras caminaban sin rumbo, conocieron a una agradable persona.
Vieron a unos ladrones robándoles a unos vendedores ambulantes comunes, entonces... Ambos se deshicieron de esos bandidos y fueron recompensados con un pago.
Cuando llegaron a la entrada del Palacio Imperial a caballo, Kaylo desmontó primero y ayudó a Agnes a bajar.
Al estar a punto de tomarse de la mano y dirigirse con confianza a la puerta principal del Palacio Imperial, Kaylo de repente agarró la muñeca de Agnes.
—... ¿Debes ir?
—¿Eh?
Cuando Agnes giró la cabeza, Kaylo murmuró con voz insegura.
—... Su Majestad nunca lo permitirá...
—Kaylo.
—...
Agnes lo miró fijamente y extendió su mano libre.
—Solo confía en mí. Yo me encargaré de todo —añadió con voz confiada Agnes, acariciando la mejilla de Kaylo.
—...
Los ojos y la voz mezclados con el afecto que tanto había anhelado.
Kaylo asintió, sintiendo que le ardían los ojos nuevamente.
Ahora todo lo que podía hacer era confiar en Agnes.
¿Cómo no podría creer en las palabras de alguien que dio su vida por él?
—Ahora, dame tu mano.
Al escuchar las palabras de Agnes, Kaylo le tomó la mano.
Aunque la mano de Agnes era mucho más pequeña y delicada que la suya, se sentía seguro como si lo estuviera abrazando.
La Princesa Agnes murió después de eliminar la Fuente de las Grietas.
Era una espina clavada en el Palacio imperial, pero regresó a la vida y se convirtió en una heroína del Imperio.
También se contó una historia milagrosa de que su caballero escolta, Kaylo Gray, convocó a un dios antiguo para regresarle la vida a la Princesa.
A medida que siguieron una serie de noticias extraordinarias, el Imperio volvió a ponerse patas arriba.
El Emperador, que estaba enfermo, se conmovió y se alegró mucho.
Agnes le explicó al Emperador lo sucedido sin siquiera ponerse una lamida de saliva en los labios.
El relato fue un poco diferente de la verdad, pero... El contenido, mezclado con un poco de exageración y fanfarronería, era bastante creíble.