Leah se movía inquieta al lado de Hershel y Beth mientras Sophia lloraba sentada en el suelo, tenía un mal presentimiento que poco a poco le robaba el aire. Sus mejillas se encontraban húmedas por el llanto; T-Dog había sido mordido, lo había visto. Él... él posiblemente ya no estaba.
¡Su amigo ya no estaba!
Rezaba internamente por los demás, no quería perder a nadie más, no se sentía capaz de volver a pasar por lo mismo. Estaba cansada de perder a todos aquellos que amaba. Estaba cansada de verlos partir, la vida no podía seguir siendo una perra con ella. No podía.
Pasos apresurados a sus espaldas la hicieron voltear encontrándose con su padre, Glenn, Daryl y aquellos presos que no dudaron en tenderles la mano aun cuando ellos estuvieron dispuestos abandonarlos.
― ¡Hershel! ―gritó su padre con el aliento y la preocupación asfixiándole.
― ¿Los encontraron? ―preguntó Hershel.
―Pensamos que tal vez habían vuelto ―Glenn habló.
―Debemos ir a buscarlos ―apresurada quiso correr dentro siendo detenida por Daryl y Glenn ―. ¡Necesitamos encontrarlos! ¡Suéltenme!
―Necesitas calmarte, chica loca ―sin soltarla Daryl pronunció―. Los encontraremos.
― ¿Dónde están Carol y T-Dog? ―Hershel miró a Sophia, preocupado de la respuesta que obtendría.
―No sobrevivieron ―contestó Daryl ocasionando que la niña empezara a llorar con más fuerza.
―Eso no significa que los demás tampoco ―Rick deseo darles más esperanzas, no podían perderlo todo ―. Vamos a volver. Daryl y Glenn, vengan con...
Antes de que Leah pidiera ir, el llanto a sus espaldas de un bebé los hizo retener el aliento a todos. Tanto padre como hija se giraron en dirección al sonido incapaces de procesar lo sucedido.
Leah observó a una destrozada Maggie caminar hacia ellos con un pequeño bebé en sus brazos cubiertos de sangre, no necesitaba preguntar de quién era ni qué había sucedido, sus expresiones lo decían todo.
Reprimió el sollozo que luchaba por escapar de sus labios, sin embargo, las lágrimas volvieron a azotar con fuerza sobre su rostro una tras otra.
Miro como su padre se negaba a creer que Lori había muerto, con dolor lo vio acercarse a Carl y abrazarlo con fuerza para después alejarse desapareciendo entre las puertas de la prisión dejando al niño sin un consuelo que aliviara un poco su dolor, a su lado Lili lloraba junto a su madre.
Se alejó de los brazos de Daryl y Glenn para acercarse a Carl, a su vez los demás corrieron hacía Maggie para observar al bebé en sus brazos. Se acuclilló a su altura y sacando fuerzas de donde no las tenía lo acercó hacía ella abriendo sus brazos para que él pudiera refugiarse en ellos.
Solo así ambos se permitieron llorar juntos; él por perder a su verdadera madre y ella por perder a la mujer que la había acogido entre su familia y amado como a una hija. Por el rabillo del ojo pudo observar a Lili correr a abrazar a Sophia, dándole el consuelo que necesitaba.
Cerró los ojos con fuerza, deseando ser fuerte por Carl, por su padre y por ese pequeño ser indefenso que había venido al mundo. La vida por segunda vez le había arrebatado de forma cruel el amor de una madre y no podía sentirse más rota.
Horas más tarde se encontraba con su espalda recostada a la fría pared de su celda con la pequeña bebé sobre su regazo, a su costado en la pequeña cama se encontraba Carl. Ambos observaban a la pequeña con el corazón roto, no tenía ni un día de nacida y la cruel vida ya le había arrebatado a su madre.
Glenn había ido a buscar a Rick en la prisión, Maggie y Daryl habían salido por objetos para la bebé y leche, Hershel y Beth se encontraban en la cocina y Lili estaba con Sophia.
―No es justo que perdiéramos a mamá, a Carol y T-Dog.
―La vida no es justa, Carl ―sorbió su nariz―. Es una mierda.
―No quiero perder a nadie más.
―Ni yo.
Leah no quiso prometerle nada a Carl, no iba a jurarle o hacerle promesas que podrían romperse en un abrir y cerrar de ojos.
Suspiro a su vez cerrando sus ojos deseando que el dolor en su interior disminuyera.
Temerosa Leah observaba la prueba de embarazo en su mano, a sus espaldas Glenn daba vueltas sin detenerse. Iban a morir, ambos iban a morir. El coreano estaba a punto de firmar su sentencia de muerte.
No habían metido la pata hasta ahora, un descuido y todo se había ido a la mierda. Los iban a asesinar.
― ¿Qué pasa si te digo que salió positiva? ―murmuró con fingida preocupación Leah.
―No, debes estar bromeando.
―Uhm, no, no lo hago.
―Mierda, mierda, me van a matar. Dirán; maten al chino, yo les diré que soy coreano y todo habrá acabado.
La seriedad en el rostro de Leah fue sustituida por la carcajada que hizo eco en la soledad del bosque. Del otro lado en una vieja estación de servicio descansaba su familia.
―No le encuentro lo gracioso, Leah.
―No estoy embaraza, Glenn.
― ¿No lo estás?
―No.
―Dios, casi me matas del susto. No fue gracioso ―pronunció acercándose para ayudarla a ponerse de pie―. Tirare esto lo más lejos posible, no quiero que Daryl en sus búsquedas lo encuentre.
Leah asintió observándole alejarse, Glenn negó caminando sin mirar la prueba en su mano. Sus músculos se encontraban relajados, no volvería a jugar con fuego o más bien no volvería a jugar con Leah, no sin protección.
Antes de lanzar la prueba al rio frente a él, decidió darle un último vistazo para convencerse de una vez por todas que no podía salir de fiesta sin su fiel gorrito. La respiración se le corto igual de rápido que el color abandonó su rostro.
―Leah...
―Dime.
― ¿Cuántas rayas son para un positivo?
―Según el instructivo son dos, ¿por qué?
Iba a morir.
―Tiene dos líneas.
―No puedes hacer la misma broma, Glenn.
―Ojalá fuera una broma.
― ¿Qué? ―las hojas crujieron a sus espaldas hasta que Leah llegó a él arrebatándole la prueba de sus manos ―. Debe de estar mal. Nos queda una más, la haré y descartaremos esto, ¿ok?
Pero aquella nueva prueba solo confirmó su sentencia de muerte.
Una semana habían tardado en decidir cómo soltar aquella bomba, Leah miraba en silencio a Lori charlar junto a Maggie y Carol de sus hijos. Las tres mujeres no podían más que coincidir en lo difícil de ser madre primeriza y lo complicado que se volvía todo.
― ¿Sucede algo, hija? ―Lori al observar la palidez en el rostro de Leah no dudo en preguntar.
Era ahora o nunca.
―Estoy embarazada ―soltó atrayendo la atención de todos.
Rick y Glenn que estaban a sus espaldas se atragantaron con la poca comida que estaban ingiriendo.
Nadie sabía qué decir haciendo que el silencio les carcomiera los huesos a la joven pareja.
―Genial, ahora tendremos que conseguir más "arro" ―soltó T-Dog rompiendo el silencio provocando en todos una carcajada.
Claro que se habían llevado la regañada del año, pero también los buenos deseos y apoyo de su familia. Todo iba a estar bien, fueron las palabras que más escucharon ese día.
Sobresaltada, Leah abrió los ojos buscando con sus manos a la pequeña bebé o a Carl. Con cuidado se levantó de la cama para salir de la habitación en su búsqueda.
―Cielos, casi muero del susto ―no pudo evitar exclamar al llegar a la cocina y ver a Beth cargando a la pequeña―. ¿Dónde está, Carl?
―Lo siento, te vi tan dormida que decidí cuidarla para que no te despertara ―la chica sonrió a su amiga―. Carl está con Lili y Sophia.
―Gracias Beth, te quiero.
―Y yo a ti, Leah. Lamento lo que pasó.
―Yo también lo lamento ―se dejó caer en una silla cerrando los ojos unos instantes para evitar llorar.
Deseaba volver el tiempo atrás.
― ¿Puedo cargarla? ―pronunció de pronto Carl sobresaltándolas.
―Claro.
Con cuidado Beth le paso la bebé a Carl que la sostuvo con firmeza, Leah sonrió con la vista nublada y el corazón hecho añicos. Minutos después Daryl y Maggie por fin aparecieron, el hombre corrió con cuidado a tomar a la bebé en brazos.
― ¿Ya tiene nombre? ―preguntó una vez la pequeña empezó a beber de su biberón.
―Todavía no ―Carl los miro a todos ―. Estaba pensando en que podía llamarse Patricia o Carol, Andrea, Amy, Jacqui... o Lori. No lo sé.
Leah bajó la mirada y acarició el cabello de Sophia que había tomado asiento a su lado.
―Sí... ¿te gusta eso? Destructora ―sonrió mirándolos―. ¿Qué tal? Es un buen nombre, ¿no? ―preguntó provocando un par de risas ―. Destructora, ¿te gusta, linda?
―Me alegra saber que no hay un o una pequeña Dixon por ahí, eres pésimo con los nombres, Daryl ―rio Leah.
―Vas a querer que escoja el nombre de su bebé después, cualquier cosa es mejor que el coreanito lo haga.
― ¡Oye! ―exclamó Glenn indignado.
―Es la verdad.
Todos rieron, porque, aunque las perdidas dolían debían seguir adelante por su bien. Debían seguir luchando.
―Puedo quedarme a dormir aquí contigo ―sugirió Lili entrando en la celda de Sophia.
―Preferiría que no.
― ¿Sigues molesta conmigo?
―No.
―Entonces, ¿por qué sigues así conmigo?
― ¿Así cómo? ―por primera vez la miro.
―Distante y fría.
―No lo estoy.
―Sí lo estás.
― ¡Perdí a mi mamá hoy! ―dando grandes zancadas se acercó a Lili para empujarla haciéndola caer al suelo ―. ¡Estoy sola! ¿Perdiste a alguien hoy? No. Tú tienes a toda tu familia, tienes todo.
―Sé que estás molesta...
―Tú no sabes nada. Nada.
Sin que Lili se lo esperara, Sophia tomó la muñeca de trapo que por fin había podido obsequiarle y la lanzó contra ella golpeándola en el rostro. Sin poder evitarlo, lágrimas se deslizaron por su rostro.
―Vete de aquí, Lilibeth. ¡Largo!
Lili no dijo nada, con el rostro bañado en lágrimas se puso de pie y salió corriendo de la celda sin rumbo fijo hasta que su cuerpo chocó con alguien haciendo a ambos caer.
― ¿Lili? ―la preocupada voz de Carl llegó a sus oídos―. ¿Qué te pasó?
―Na... nada ―susurró limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano.
―No te creo.
―No te pido que lo hagas, so...solo no preguntes, por favor.
Carl suspiró, ciertamente deseaba ir a su celda a llorar en silencio, sin embargo, dejar a Lili sola no era una opción. Suspiro.
―Vamos a ver las estrellas ―propuso atrayendo la atención de la niña.
― ¿Quieres ir a ver las estrellas conmigo?
―Sí ―levantándose del suelo se acercó a ella extendiendo su mano ―. Tú mamá está con Leah y la bebé. No creo se den cuenta.
Lili asintió tomando aquella mano que la condujo minutos después fuera de la prisión. Ambos tomaron asiento sobre el pasto en silencio y así permanecieron por un largo rato.
―No te lo había dicho, pero eres fuerte, Carl ―pronunció Lili atrayendo la mirada sorprendida de Carl.
―Tú también lo eres.
―No, yo no.
― ¿Por qué lo dices?
―Yo no habría podido hacer lo que hiciste, incluso jamás sobreviviría a un disparo, jamás podré proteger a nadie.
―Hoy en la mañana me salvaste y a tu abuelo.
―No sé cómo lo hice.
―No es necesario que seas fuerte aún, yo lo seré por los dos, Lili ―bajó la luz de la luna sonrió ―, y cuidare de ti.
―Gracias, Carl.
Atrayendo las rodillas a su pecho, Lili miró la luna y las estrellas danzando a su alrededor con la seguridad en su interior de que esos eran sus amigos siendo recibidos allá arriba.
―Judith.
― ¿Qué?
―Pensé que mi hermana podría llamarse Judith. ¿Te gusta?
―Es lindo, me gusta.
Carl sonrió embelesado de la niña que tenía al frente, cuestionándose que era ese sentimiento extraño que le recorría el cuerpo al verla sonreír y que le oprimía el pecho al verla llorar. No podía estar enfermo siempre, pero tampoco era algo que había sentido antes y solo ocurría con ella. Era extraño y preocupante.
Tal vez moriría pronto o enloquecería.
Cualquiera de las dos opciones le parecía horrible, ¿¿Qué estaba pagando?
Holaa.
¿Qué les pareció el capítulo?
Espero el flashback les haya gustado.
No se olviden de votar y comentar, me encanta leerlos.
También si son fans de las historias de Rick los invito a pasar por Love the way you lie, es una historia de Rick, pero también tendremos historia con Carl ♡