Angelina.
No puedo creer que me haya hecho eso. Dios.
Sé que me odia.
¿Pero llegar a eso?
Es demasiado.
Realmente no pensé que fuera tan cruel.
Se ha ido.
Y me ha dejado con un dolor en el pecho...
Realmente me duele.
Siento como unas gotas de agua caen en el techo. Quizás va a llover...
Lo único que podría arreglar todo esto es una lluvia. Es lo único que me gusta más que mis flores.
Me acuesto en la cama esperando escuchar más gotas caer.
Lamentablemente, no llegan, espero minutos... probablemente horas.
Pero ya estoy cansada de esperar. El cansancio me lleva a la oscuridad.
...
Un aroma a humo me despierta. Es muy fuerte. Intenso.
Demasiado.
Abro los ojos y veo como en una pared se refleja lo anaranjado de las llamas.
No puede ser.
Nos estamos incendiando.
Dios...
Corro hacia la puerta. Intentando abrirla. Pero no puedo.
La manija está caliente.
—¡PADRE!—Grito desesperada—¡PADRE AYUDAME!
Escucho gritos. Pero lejanos.
No...
No puede ser.
—!PADRE, EMILY SILVER... NO ME DEJEN!—Grito nuevamente.
Pero no pasa nada.
Nadie me ayuda.
Mis pulmones están llenos de humo.
Siento...
Siento que no puedo más...
Antes de desvanecerme lo recuerdo.
"Arderás en llamas"
No... Eso no puede...
Mi garganta se seca.
Es el fin.
Me voy a quemar.
Moriré aquí.
Y mi padre ni se preocupó por mí. La ventana no es de ayuda. Los pilares son irrompibles. Jamás podría escapar por ahí.
Igualmente corro hacia la ventana y veo a mi padre cojeando ayudando a Emily...
¿Y yo?
¿Qué pasa conmigo?
¿Por qué?
¿Por qué a ella si y a mi no?
Su propia hija...
El vidrio de la ventana se rompe en mil pedazos haciendo que se me incrusten pedazos en la piel. Por suerte logro taparme la cara.
Es todo.
Aquí moriré.
Definitivamente es mi fin.