Yo también quiero mi final fe...

By SarahiSalinas_

8K 947 247

Hollywood la ciudad de los artistas, de los famosos; de los sueños. Hazel king Turner es una chica no tan com... More

Sinopsis
Prólogo
Dedicatoria
Epígrafe
1. Regreso
2. Inesperado
3. Amigos
4. Trato de comprenderte
5. Fiesta
6. Pensar, recordar y tratar de olvidar
7. Solo un poco de cariño
8. No todo es bonito
9. Perdón
10. Películas
11. Horneando
12. Mejores amigos
14. Simplemente no puedo
15. Cicatrices
16. Sanando heridas
17. París

13. Sabor amargo

175 28 9
By SarahiSalinas_

Drystan Bouffart

13 de septiembre

Me coloco la ropa deportiva para ir al gimnasio, sábado y tuve que levantarme temprano para mi ejercicio mañanero. Ingrid a puesto mis alarmas a las horas que tengo que hacer ciertas cosas, esto incluye el ejercicio para mantener mi cuerpo.

Me hubiese gustado seguir dormido pero eso no se podrá, peino mi cabello con los dedos. Tomo un bolso que llevaré para algo extra.

Bajo las escaleras apresurado me demoré un poco más de tiempo, tengo una hora a la que llegar, Ingrid se encargó de buscarme a un entrenador que lleve mis ejercicios así que deben de estar esperándome. Subo al auto rápido para que no se me haga más tarde.
El lugar queda a unas cuantas cuadras, podría ir a pie pero como se me ha hecho un poco tarde prefiero moverme rápido.

Esta semana ha sido de locos para mí, por poco siento el estrés encima de mi, traté lo mejor posible para organizar cada cosas que hacía, tengo que mantener la calma con el tiempo me acoplaré a ello y haré las cosas sin problema.

Hace apenas unos días inicie el gimnasio.

Bajo del auto para entrar al local donde ya hay gente, supongo que muchos prefieren aprovechar el día de hoy para mantener su cuerpo en forma.

Ser modelo me ha llevado a que hay cosas las cuales me agradan y las cuales no me agradan.

Me saluda el entrenador que se ha estado haciendo cargo de mis rutinas. Me dice en lo que trabajaremos, calentamos primero para no tener ningún calambre o desgarre por accidente.

Me coloco unos audífonos, tomo mi móvil para reproducir la música en aleatorio, me ayuda a tener mejor concentración.

A lo lejos veo entrar a una figura femenina que se me hace conocida, mientras más se acerca mejor la distingo, es Bryana. No tenía idea de que venía a este lugar, supongo que ha de ser cerca de aquí.

Me muevo para ir a levantar unas pesas, ella por igual.

—Hola Drystan —me saluda con una sonrisa de las cual ofrece en el instituto—. No sabía que venías a este sitio.

—Inicié a mitad de la semana —respondo con lo necesario—. ¿Eres nueva aquí?.

—No, llevo aquí un buen tiempo —lleva su cabello recogido por completo—. Solo que esta semana estuve asistiendo por la tarde.

Toma una pesa de igual manera pero de calibre más bajo, se pone a una distancia considerable.

Yo decido concentrarme en la música que suena en mis oídos.

—¿Te ha invitado a la fiesta Alexander? —flexiona las piernas.

Me quito un audífono para escucharla, le pido que me repita lo que ha dicho.

—Lo ha hecho

—¿Irás?

Nunca solemos cruzar ninguna palabra en el instituto, agréguenle que vamos al mismo salón y somos desconocidos que no se atreven a ver ni un poquito.

Yo solo la conozco por Hazel, eran mejores amigas y para mí solo fue eso, mejor amiga de mi mejor amiga.

Cuando salí de la casa Hazel seguía dormida, ya es un poco tarde estoy seguro que está por levantarse.

—Aún no lo sé —es la verdad, Hazel sigue sin decirme si me acompañará.

Estos días han sido pocos interactivos entre nosotros, tareas, mi trabajo y asistir a clases aunque nos sentemos al lado del uno del otro no hay suficiente tiempo como para disfrutar las charlas con ella, llenas de chisme.

Lo que sí he notado la cercanía de las tres chicas. Han creado algún tipo de vínculo entre ellas.

—Deberías —vuelve a hacer un flexión—. La vez pasada te la pasaste muy bien con nosotros.

Ni como olvidarlo fue el día que Hazel cayó al agua y el día que también conoció a Michael.

No quiero pensar que quizá siguen hablando, es lo más seguro. Yo solo lo imagino y me lleno de rabia que no entiendo de donde sale.

Cuantas veces me tengo que recordar que Haz solo es mi mejor amiga, nada más y no habrá.

Mi instinto hace que vea el tatuaje que me hice por impulso, por querer llevar tatuado en mi piel a la persona que más aprecio y adoro.

Recuerdo que le conté a mi manager que quería un tatuaje más, buscamos inmediatamente algún lugar cerca que tuviera los permisos sanitarios y fui sin pensarlo.

Cuando lo estuvieron haciendo yo solo podía pensar en Hazel, esa mariposa es ella. Es casi idéntica como la que lleva en su mano izquierda.

—¿Cómo vas con Hazel?

—¿A qué te refieres? —me quito los audífonos para escuchar lo que me tenga que decir.

—Su amistad, llevan años siendo mejores amigos —sonríe—. Supongo que fuiste uno de los primeros en saber que se fue sin despedirse de nadie —veo rencor en sus ojos—. Nunca me contó nada a mí, yo que era su mejor amiga.

No sé realmente lo que pasó, Hazel no me lo ha contando, no debo de creer todo lo que me puede decir esta chica.

—Bryana, yo no sé lo que paso entre ustedes, por respeto a ella no puedo decir nada. No me concierne en lo más mínimo —habló antes de que quiera o intente que le diga algo—. Yo siempre estaré de lado de Hazel.

—Sus padres tampoco me dijeron nada; solo recuerdo cuando toque la puerta de su casa fue: ella se fue a Canadá a un internado —narra—. No quiso contar nada para no poner triste a nadie.

Esa fue su tapadera. Ahora entiendo mejor porque no habla en voz alta, porque no se expresa con lo que realmente sucedió por un segundo pensé que era porque aún no logra superarlo de todo o que aún le duele.

—Siento que no te haya contado nada —yo tampoco lo sabía—. Fue decisión de Hazel.

Saca una toalla para secarse el sudor.

—Luego regresa después de casi dos años y me ignora. Consigue nuevas amigas, pasa de mí como si no fuera nada o como si nunca le hubiese importado —pone una cara llena de tristeza—. Yo no sé en qué fallé para ella.

No sé qué decir, no debo de opinar en donde no me llaman y menos si Hazel no me ha contado nada de eso. No sé porque su amistad dejó de ser eso, debe de haber algo muy importante en medio como para alejarse de su amiga.

—Si te sientes así deberías de hablar con ella —añado sincero—. Solo así podrán resolver lo que haya sucedido entre ustedes, yo no puedo meterme.

—Tienes razón debería de hablar con Hazel —concuerda—. Podrías llevarla contigo a la fiesta de esta tarde.

—Me ha dicho que no tenía interés —me lo dijo ayer que se lo recordé.

—Es la única forma de hablar, en el instituto cada quien está en su mundo —se sienta—. Convéncela que asista esta tarde.

No prometí nada.

—Se lo volveré a preguntar, la decisión está en sus manos.

Mi tiempo acaba para irme, hoy tendré el día libre.

—¿Ya te vas? —me detiene.

—Si

—Recuerdo que compartimos algunas vacaciones juntos hace años —eso fue hace como tres años—. Hazel pasaba la mayoría de tiempo contigo.

Las vacaciones de verano eran para nosotros dos, eran las únicas vacaciones que pasábamos juntos como amigos. Estábamos tan lejos y éramos tan inseparables.

Pocas veces tuve que compartir a Hazel con Bryana, eran tan unidas.

—También lo recuerdo —tomó mi bolso—. Si me disculpas me tengo que ir.

Aún tengo que ir a desayunar, ya es tarde para un desayuno pero tengo algo de hambre.

—Pensé que tú sentías algo por ella —me detiene su confesión—. Tenían una conexión única. Las veces que pasé tiempo con ambos vi un poco de celos en tus ojos por estar con ustedes.

Sonrió al saber que si, las acciones eran de nosotros pero sabía que ella era su mejor amiga también y no pasaba nada si se unía a nuestros planes.

¿Sentía algo por Hazel en aquel tiempo?.

Supongo que lo disfrace con el cariño que siempre le he tenido, podría estar confundida. Hazel es mi mejor amiga de años, como una hermana. No, yo jamás la veré como una hermana.

—Estas equivocada, es el gran cariño que siempre le he tenido —le dejó en claro—. No hay más que eso, ahora sí me tengo que ir.

La dejo ahí parada, camino lo más rápido posible para que no me vuelva a detener o que me diga algo más.

Me subo al auto, voy a una cafetería cerca para comprar uno café, veo unos galletas de chocolate que se me antojan. Si no ven comiendo esto nadie se enterará y así no podré recibir ningún regaño de Ingrid.

Le llevaré algunas a Hazel.

Llegó a la casa, subo las escaleras para buscar a mi amiga. Su puerta se encuentra cerrada, doy dos golpes a la madera para que abra.

—Drys, ya has regresado —lleva su cabello recogido, va en una ropa demasiado cómoda, una camisa holgada y unos shorts cortos—. Pasa, solo que está un poco desorganizado.

—Te he traído esto —le señaló la bolsita que llevo en las manos. Paso a su recámara y veo el desorden que tiene—. ¿Estás reorganizando?.

—Si —ha sacado todos sus libros de la estantería—. Necesita un aire nuevo, se ve muy solo esa parte.

Veo las pilas de libros uno encima de otros.

—Debo de darle una buena limpiada al librero, tiene polvo —se acerca al libreto junto con una franela—. Desde que me fui se empolvo mucho.

Veo como se para de puntitas para alcanzar el estante desde de arriba, corro a ayudarla para que no se vaya a caer o pasar algún accidente.

—Déjame hacerlo yo, los gnomos no alcanzan —me burlo de ella, me llevo un empujón de su parte—. ¡Oye!.

—Perdóname jirafa —suelta sarcástica—. Anda apúrate si vas a echarme una mano —ella se dirige a la bolsa que traje para ella—. Gracias.

Quito todo el polvo que hay, saco un trapo muy sucio hasta mis manos se ensucian.

—¿Crees que se vea bien si coloco una cortina o algunas enredaderas ficticias? —cómo va se ve incluso más linda—. Allí en la ventana.

—Estoy seguro que si.

Se lleva una galleta para comérsela.

—Me faltan muchos libros —frunce sus labios—. Es una lastima.

—¿Y dónde se encuentran? —voy limpiando cada estante.

—Ese es el problema, con estos me conformo igual compraré más —le resta importancia—. Sigamos con esto.

Veo como le quedó un poco de chocolate en sus labios.

—Ven un momento —la llamó para que se regrese—. Tienes algo aquí, ven —se acerca sin dudarlo.

—¿Dónde?

—Justo aquí —pasó mi dedo en sus labios.

El peor y más satisfactorio error que pude haber hecho, puedo sentir los suaves y bonitos labios que posee. Me les quedó viendo lo suficiente como para que se de cuenta.

El chocolate queda embarrado en mi dedo, sus ojos verde olivo me observan con tanto ahínco sin apartar la mirada; yo tampoco lo hago.

Por unos segundo siento como se detiene todo, como se queda plasmado en momento en mi mente.

Me dan unas dudas muy grandes, azotan mi mente unas tras otra.

¿Qué se sentirá sentirlos?.

Me veo horrorizado por tal pregunta que me he hecho, es mi mejor amiga. No debería de verla de ese modo.

Años de amistad como para que la vea de este modo, debo de olvidar cada uno de mis pensamientos.

—Es chocolate —se lo enseño.

—Oh —se aleja lo suficiente de mí—. Solo eso.

Vuelve a los libros para continuar a limpiarlos, me ignora. No me ve.

¿También pensó lo mismo que yo?.

Niego tratando de borrar el recuerdo de sus labios, como mi pulgar lo rozo. Esas miradas que nos dimos.

Estoy jodido.

No debo de sentir nada por ella más allá de la amistad. No debo, Hazel no está bien y si yo llegase a desencadenar algo más que amistad sé que no sería nada bueno.

Hazel no me correspondería, aún no está bien.

—¿Vas a mover el librero? —por fin me vuelve a dar la cara.

—Si —duda en acercarse—. Quisiera que esta más cerca de ahí.

Más cerca de la ventanal.

—Aquí pienso agregar otro más —donde está ahorita el librero—. Quiero una biblioteca entera de todos los libros que voy leyendo.

—Eres una come libros, seguro la tendrás —es capaz de conseguir más que una biblioteca—. Y quizá en muchos años veas todos esos libros que te leíste cuando eras joven y les dirás a tus nietos que fue lo mejor que te pudo suceder.

Arrastro el mueble para pegarlo más cerca del ventanal de vidrio.

—Estoy seguro que también tendrás todos tus libros que publicaras próximamente en físico —me recargó en el mueble.

—Eso aún no sucede

—Pero no significa que no vaya a suceder —atacó—. Debes de confiar en ti y luchar por lo que quieres.

—No creo que sea a lo que me dedique en unos años —deja aún lado los libros que ta limpio—. Solo es un pasatiempo.

—¿No amas escribir?

–Lo hago por el momento —agrega—, y si me dedico a escribir nada me garantiza que algún día vea un libro mío en físico, cientos de personas publican libros y no son reconocidos. Debería ir buscando alguna profesión para dedicarme a eso.

—Tienes suficiente talento como para lograrlo —la animo—. Vas a brillar, tú y tus libro.

—No creo que pueda vivir de escribir —con que es eso a lo que le teme—. Buscaré algo que me llame la atención.

—Puedes hacerlo, así como también puedes seguir escribiendo —opinó—. Que estudies algo más no quita que no puedas lograr el sueño de ser escritora.

Se sienta en la cama para ponerse a pensar.

—¿Crees que seré suficientemente buena?

—No me has dejado ver nada de lo que escribes pero no dudo de ti. Tienes una imaginación muy grande y eres muy inteligente —me paro enfrente de ella—. Espero algún día poder leer algo tuyo.

Se para con un par de libros para empezar a acomodarlos.

–Yo sería el primero en comprarlo

—¿Aunque no te guste leer?

—No soy fanático de la lectura sin embargo si es tuyo lo leería mil veces —hablo con sinceridad—. Recuerda que fui el primero en escuchar tus cuentos creativos que hacías cuando éramos niños.

Cuentos que jamás olvidaré, que atesoraré en mi corazón por siempre.

—Entonces eres mi primer fan —pone algunos hasta en la parte de abajo.

Jala una silla que no tiene dónde sostenerse para subirse en ella.

—Antes de fan soy tu mejor amigo —intervengo.

—Muy bien, pásame esos de allí —me giro para ver cuáles apunta—. Ten cuidado con esa edición, es limitada.

Se los pasó uno en uno para ir acomodándolos.

—¿Quién es tu autor o autora favorita?

—Sarah J. Maas —no tengo idea de quién sea pero se le escucha muy feliz.

—¿Qué género escribe?

—Fantasía con romance —se mueve un poco y eso hace que el banquito se tambalee.

—No te muevas mucho Hazel —le advierto.

—¿Por qué? —al preguntarme se gira allí mismo haciendo que se resbale.

Por instinto me atravieso para alcanzar a tomar su cuerpo. Siento el impacto en mi espalda caer al suelo.

—Mierda —un dolor se instala en mi espalda—. ¿Estás bien?.

—Si, ¿y tú? —su cuerpo está encima del mío—. Lo siento.

No se mueve de mi cuerpo, no me quejo hasta siento que se va por un segundo el dolor.

—Un poco —no reveló mucho.

—No me mientas

—No te estoy mintiendo —alza su cabeza para verme mejor, su moño se deshizo cayendo por ambos lados su cabello largo.

Sus pecas están muy cerca de mi rostro, otra vez tan cerca de ella. No me importa quedarme más tiempo de esta forma.

Se para para tenderme una mano.

—Vamos —tomó su mano para ayudarme a impulsar hacia arriba—. Creo que iré a buscar alguna pastilla para el dolor.

—No es necesario —la detengo—. Voy a estar bien.

—¿Seguro? —parece dudar.

—Estoy perfecto —le sonrió—. Seguimos con esto, esta vez seré yo mejor quien los acomode.

Yo alcanzo perfecto hasta el último cajón cosa que Hazel no.

—Vale —va por los libros que colocaré.

Me le quedo viendo como escoge los libros que van en la parte de arriba.

Sonrió al ver que ama estos libros. Ama leer y escribir. Solo tiene miedo de no poder ser lo suficientemente buena para lo que sueña.

•| ⊱✿⊰ |•

Hazel King

Drystan me acaba de invitar a la fiesta de esta tarde, ya hemos terminado de acomodar todos los libros gracias a su ayuda.

Le mando mensaje a Chelsea para invitarla, si acepta iré y sino me quedaré a leer como todos los días, que la verdad lo haría toda la vida.

Mi teléfono vibra anunciando un nuevo mensaje, me ha contestado con un «sí», también dice que invitará a Peyton.

¡Oh mierda!, se me ha olvidado que justo en estos instantes están en una cita juntas. La he regado. Debo de disculparme con ella.

—¿Entonces? —asoma su cabeza por la puerta.

—Voy

—En una hora más te aviso

Me da suficiente tiempo para bañarme y buscar algo decente.

Una hora más tarde estoy sacando la ropa nueva que compré, busco opciones que me agraden.

Me coloco un pantalón verde, me recuerdan a los ojos de Drystan.

Me muerdo los labios al recordar que estuvimos muy cerca del uno del otro, demasiado para mi propio gusto. Pensamientos arremolinaron mi mente, y ni uno se acercaba a ser correcto.

Me subo el pantalón, es de tiro alto y suelto más abajo de las rodillas. Saco un top blanco, hace mucho que no me arreglo tanto, para que mis muñecas no se vean tomo una camisa de manga larga que es corta como el top.

¿Qué hubiese sucedido si Drys y yo...

Ni siquiera debo de pensar así. Solo somos amigos de años. Él merece algo mejor que yo.

Yo ni siquiera soy una opción para él, nunca lo seré porque somos mejores amigos.

Dejo mi cabello suelto, pongo rímel en mis pestañas, peino mis cejas de manera natural y un poco de labial. Me encanta el resultado.

—¿Estás lista? —entra a mi habitación sin tocar la puerta.

Se me queda venido más de lo normal, ya sé que nunca me arreglo lo suficiente, solo hice algo normal.

—Luces muy hermosa Hazel —su cumplido hace que me sonroje un poco—. Te has sonrojado.

Desvío la mirada para no caer en sus burlas y chistes.

—He invitado a Chelsea y a Peyton.

—No hay problema.

Mis padres salieron muy temprano a no sé dónde de todas formas les avisa que saldría con Drys, no hubo ningún problema.

—Solo estaré un rato Drys, ya no soy tan fan de las fiestas —le aclaró—. Si tú quieres puedes quedarte lo que desees.

—Avísame cuando estés lista, no dejaré que vayas sola por ahí —su vestimenta es la habitual pero tiende a lucir fenomenal con cada atuendo elegido.

Timbra mi teléfono, una mensaje.

Es Michael, me ha mandado una foto de él, está sonriendo como siempre. Ha puesto que está en una fiesta de Alexander, lo veré de nuevo.

—¿A quién le sonríes? —la borró al saber que le tengo que decir de quién se trata, no le gustará—. ¿Ya me has cambiado?.

—Solo es Chelsea —miento—, no seas dramático.

—No quiero que nadie me quite a mi mejor amiga —estamos por llegar a la casa de Alexander—. Ya no tendré a quien molestar.

Nunca me ha molestado que me llame mejor amiga, nunca, hasta ahora. Mi estómago se revuelve con las tres palabras sencillas; es lo que soy, su mejor amiga.

—¿Solo será este año no?

Sé que el próximo estará lejos de nuevo.

—Si

Solo un año, un año para estar juntos. El próximo él regresará a París y yo me quedaré aquí esperando verlo cada vacaciones de verano, una ves al año. No sé si estoy lista para aportarlo.

Tal vez también me vaya, buscaré lo que realmente me gusta.

—Llegamos —detiene el auto lejos de la casa, hay más autos ocupando el espacio.

Busco con la mirada por si veo a las chicas.

Hay un montón de gente en diferentes sitios, música a todo volumen algunos ya están bailando cuerpos sudorosos chocan contra mí mientras cruzamos la sala.

Me dan un jalón, estoy por protestar quien se haya atrevido a tal cosa me detengo al ver que ha sido Peyton a su lado está la rubia.

—Llegamos antes que ustedes, esto está por reventar y apenas inicia —nos grita para que podamos escucharla encima de toda la música—. Tiene mucho público Alexander.

Caminamos fuera detrás de la casa donde posee un jardín bonito y la piscina donde caí esa vez, ahora está tapada con un vidrio transparente que puede hacer que pasen encima de ella.

Me acerco a mi amiga para preguntar cómo le fue con Peyton.

—Me ha ido genial, he podido conocerla más y es muy mona —la veo sonreír—. Es buena compañía.

—Lamento interrumpirte en plena cita —me disculpo—. No era mi intención.

—No te preocupes, no teníamos quehacer después de ir a la cafetería fue buen plan —pasamos por ahí.

Tanto Drystan como Peyton van en su mundo.

No tarda mucho que el grupito de Alexander se robe a Drys llevándoselo con ellos, supongo que pasará como la otra vez. Lo bueno fue que no prometió nada esta vez.

No veo por ningún lado a Michael, de tanta gente que hay no logro verlo.

—¿Buscas a alguien? —reconozco es voz—. No sabía que estarías aquí.

Me volteo para verlo, ahí está el chico que conocí semanas atrás en este mismo lugar.

—No tenía planeado venir, mi mejor amigo me ha invitado —lleva el típico vaso rojo en sus manos—. Tú eres demasiado fiestero.

–Estás semanas he estado ocupado con la universidad, no me viene mal una relajación después de tanto ajetreo —es mal alto que yo—. ¿Cómo vas con el instituto?.

—No me quejo.

Volteo a ver a ciertas chicas, cuando lo hago no hay rastro de ellas.

Que maravilloso, que perfecto. Me han abandonado, son unos...

—Vamos a bailar o algo así —me invita—. Creo que tus amigas te han abandonado.

—Es lo que merezco por interrumpir su cita —camino a su lado.

En el otro extremo está Drystan con los otros chicos de la escuela, veo a Bryana muy sonriente y muy animada platicando con Drys a lo cual él corresponde el gesto.

Mi pecho se oprime ante la escena, yo sé que él no tiene idea de nada lo que pasó pero aún así siento un poco de traición. No debe de afectarme, puede tener todos los amigos que quiera así incluya a Bryana.

Será mejor que me vaya de aquí, no quiero presenciar lo que ven mis ojos, sigo a Michael dentro de la casa.

La música retumba en mis oídos.

—¿Bailas?

—Aquella vez me dejé llevar —confieso—. No me gusta bailar frente a mucha gente.

Miro a mi alrededor.

—No tengas pena, aquí no hay nadie que te conozco o que le importe como bailes —me extiende su mano—. Deberías soltarte más.

—¿Crees que estoy reteniendo mi cuerpo? —gritó casi para que me escuche.

—Solo tú tienes esa respuesta, hay ocasiones cuando se siente, oprimes tus ganas o te quedas pensando de ojalá lo hubiese hecho —me da un vuelta para acercarme a su pecho—. Si te sientes encerrada en tu propio cuerpo libérate, déjate llevar y disfruta por un momento.

Cierro los ojos, escucho la música le presto atención para disfrutar de cada nota, me muevo al son de la música al mismo tiempo que Michael.

—Lo estás haciendo —no me suelta—. Ignora a los demás, disfruta, disfruta Hazel.

Dejo de escuchar sus palabras para concentrarme en mi.

Me gira para quedar frente al frente, hay una sonrisa enorme en sus labios. Disfruto de los balanceos de nuestros cuerpos, se acerca a mí para tomarme por la cintura.

—Esto me recuerda cuando nos conocimos, bailamos como completos desconocidos —así fue, unos desconocidos que hoy estamos conociéndonos—. Desde que te vi me pareciste muy interesante.

—¿Lo sigo siendo?

—Lo sigues siendo —afirma—. Siempre puede haber algo más por descubrir.

—Nos vamos conociendo —suelto obvia—. Aún no sabemos ni la cuarta parte del uno del otro.

—Entonces aprovechemos en conocernos más —ladea la cabeza—. Caminemos fuera y platiquemos de lo que sea.

No espera a mi respuesta, me jala para sacarme de toda la multitud en la que nos encontrábamos.

El aire fresco entra en mis pulmones, disfruto de algo más limpio. Aquí fuera ya hay menos gente, seguro que están dentro por eso se siente un poco de calor.

—Aquí fuera está mucho mejor.

Veo por los lugares para ver si hay rastro de Drystan pero no está, no sé a dónde se ha ido o donde se metió. Supongo que estar dentro con los demás, no hay nadie del grupo de amigos.

—Me has dicho que te gusta leer —no lo olvido—. Si piensas que lo olvide, estás muy equivocada.

—Es algo que a muchos no les gusta recordar, piensan que los que leemos solemos ser raritos o introvertidos, yo lo soy pero no todos.

Me presta atención a cada cosa que le cuento.

—¿Además del fútbol que te gusta hacer más?.

—Me gusta salir a correr por las mañanas, me gusta ir a fiestas pero sin ser excesivo y me gustan las chicas que son inteligentes —lo último va en dirección a mi, me sonríe de una forma coqueta sin ocultarlo—. ¿Y tú Hazel, qué haces más a parte de leer?.

—Creo que es muy obvio pero me gusta escribir —no estaba en mis planes contarlo, nos estamos conociendo. No le ha parecido raro que me guste leer así que no veo porque ocultarle que me gusta escribir—. Lo hago en mis ratos libres, publico por ahí uno que otro libro en una plataforma.

—No me lo esperaba —me mira con sorpresa—, ¿se puede saber dónde publicas tus libros?.

—Es secreto —a nadie le contado dónde están mis libros.

Tengo una comunidad lectora que jamás creí tener, una cuenta en Instagram con muchos seguidores que apoyan mi contenido.

—Chica lectora y ahora también escritora —se acerca a mi—. Cada vez me llamas más la atención.

¿En qué sentido le llamó la atención?.

Creo saberlo, solo que no quiero admitirlo. No quiero me vea de esa forma, me agrada como para dejarle de hablar por un sentimiento que jamás podré corresponderle como es debido.

—Solo soy una simple humana.

—Ante los ojos correctos serás más que eso —susurra acercándose a mi—. Serás la luz de alguien, la chica más interesante del mundo.

Michael es un chico lindo que yo no merezco, merece algo mejor. Alguien que esté a la par de esos sentimientos, no debo de darle alas, no cuando pienso cortárselas.

Tomo un suspiro grande para dejarle en claro, probablemente pierda la amistad que estamos formando si es que él también lo estaba viendo así o solo que desde el inicio haya tenido otros intenciones conmigo.

—Michael eres un chico...

—Hazel —la conversación se ve interrumpida por la chica que he tratado de evitar desde que llegué—. Necesito hablar contigo.

Hablar. Quiere hablar, ¿de qué?.

Por fin se dignará a decirme la verdad en la cara o tratará de taparlo con más mentiras donde ella es una víctima de mi cuento.

—¿Qué quieres Bryana? —hay una mueca en su rostro pulcro.

No entiendo que quiere, con la expresión que me muestra es suficiente para saber que le está costando toda su voluntad y su orgullo.

—¿No crees que nos debemos una conversación después de mucho? —suena como la amiga de años que tenía—. Todo merece un cierre.

Tiene razón, un cierre para poder continuar. Es mejor dejar el pasado atrás, no sé si sea tan valiente y capaz de hablarme con la verdad. Después de todo no hay nada que lastime, ha pasado lo suficiente como para que no duela ya.

—Dejaré que hablen —se para de su lugar—. Te veo por ahí Hazel, cualquier cosa estaré dentro.

—Va

Me quedo en silencio sin saber qué decir exactamente, yo no soy la quiere hablar pero es una buena oportunidad para hablar de todo.

—Te parece bien si vamos a un lugar más privado que esto —señala el lugar—. Vayamos a la recámara de Alexander, la segunda planta está vacía.

No protesto, solo la sigo entre toda la gente que se encuentra divirtiéndose y bebiendo a su antojo. No sé si seguirla sea buena idea.

Subimos las escaleras, al llegar a la segunda planta dejo de escuchar la música, ya es más baja y menos molesta.

Abre una de las tantas recámaras cerradas con llave, entra dándome una invitación para que lo haga de igual manera.

Hay una cama enorme con sábanas color azul rey, la almohadas combinan, muchos retratos de la familia de Alexander así como de él, hay uno donde está con Bryana.

Mientras ella guarda un silencio que pasa a ser un par de minutos, le doy una repasada completa a la habitación de su novio. Hay unos trofeos de adorno en un estante y unas medallas, el típico chico deportivo del instituto y popular.

—¿Y bien? —reparó en la figura sentada en la cama—. Has dicho que quieres hablar conmigo, aquí me tienes Bryana.

Esos ojos grises me miran sin dar señales de algo, rostro neutro para no revelar nada como de costumbre.

Aunque ya no seamos amigas sigo tenido mucho conocimiento de ella, su forma de ser que estoy segura no ha cambiado y ese rostro que no muestra ni una gota de información.
Solía ser así con las personas que no confiaba, a mí siempre me dio sonrisas llenas de travesuras y abrazos llenos de cariño.

—Necesito respuestas —lo dice sin rodeos, directo al grano.

Analizo sus palabras tratando de comprender a dónde quiere llegar con esto, respuestas.
No sé qué es lo que está buscando de mi.

—Yo no te debo absolutamente nada —no le debía nada, ni por esos años de amistad que ella se encargó de echarlos a la basura—. Aún así estoy dispuesta de decirte lo que quieras saber, pero que quede claro que no te debo ningún explicación. Ni a ti, ni a nadie.

•| ⊱✿⊰ |•

Hablando con la verdad, ¿será que por fin sabremos todo lo que pasó?.

Como que ya está surgiendo algo inevitable 💗

Nos vemos el próximo sábado 💋💅🏻

Continue Reading

You'll Also Like

3.1K 216 7
Naruto Uzumaki había vivido una vida demasiado difícil creciendo en Konoha, realmente a nadie le agradaba aparte de unos pocos individuos que lo veía...
80.8K 11.6K 58
Autor: 軟檬 Capítulos 58 completo Un Fengqing vestido como un sustituto masculino en un artículo abo. El compañero masculino firmó un contrato de a...
Alaia By Yotssanny Ojeda

Science Fiction

75.4K 7.1K 46
Trilogía 404: Libro 1 La vida en Ankara no era mala para aquellos que nacieron rodeados de fortuna. Alaia no conocía de carencias o de miedos; había...
1.2M 112K 58
☆Disponible en físico por Amazon en los formatos: ebook, tapa blanda y dura☆ ¿Qué sucede cuando estás tan quebrado por dentro que solo puedes dar fra...