ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜...

By _alemoran

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𝗕𝗜𝗟𝗢𝗚𝗜𝗔 𝗟𝗨𝗖𝗘𝗦 𝗬 𝗦𝗢𝗠𝗕𝗥𝗔𝗦 𝗜 & 𝗜𝗜. «SINOPSIS COMPLETA DENTRO DEL LIBRO.» Ella es elegante... More

SINOPSIS + ADVERTENCIAS Y SIGNIFICADO.
CAPÍTULO 0.
•|CAPÍTULO 1: DASSAÚLT.
•|CAPÍTULO 2: SIMULADOR.
•|CAPÍTULO 3: LEGADO FAMILIAR.
•|CAPÍTULO 4: ANTÍTESIS.
•|CAPÍTULO 5: MUÑECA.
•|CAPÍTULO 6: PUESTA EN ESCENA.
•|CAPÍTULO 7: PARC FERMÉ.
•|CAPITULO 8: ¿CON DASSAÚLT?
•|CAPÍTULO 9: LAS VEGAS.
•|CAPÍTULO 10: LADY ADELAINE.
•|CAPÍTULO 11: SRA. DASSAÚLT.
•|CAPÍTULO 12: FACHADA.
•|CAPÍTULO 13: HIJA TROFEO.
•|CAPÍTULO 14: UN TE QUIERO EN MÓNACO.
•|CAPÍTULO 15: LÍNEA DE SALIDA.
•|CAPÍTULO 16: ANACRONÍA.
•|CAPÍTULO 17: DOLLHOUSE.
•|CAPÍTULO 18: CONTRA RELOJ.
•|CAPITULO 19: HERIDA ABIERTA.
•|CAPÍTULO 20: INEFABLE.
•|CAPÍTULO 21: HEAVEN.
•|CAPÍTULO 22: HEAVEN PARTE II.
•|CAPÍTULO 23: ADAGIO.
•|CAPÍTULO 24: SIN REGLAS EN EL PARAÍSO.
•|CAPÍTULO 25: EN LA MIRA DEL CISNE.
•|CAPÍTULO 26: EL BESO DE LA MUERTE.
•|CAPÍTULO 27: EL SILENCIO DE LOS INOCENTES.
•|CAPÍTULO 28: A UN LATIDO DEL CAOS
•|CAPÍTULO 29: LÁGRIMAS DE UN CISNE ROTO.
•|CAPÍTULO 30: EPÍLOGO.
༺✧ 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜𝗜: 𝗜𝗡𝗘𝗙𝗔𝗕𝗟𝗘.༺✧
•|CAPÍTULO 0.
•|CAPÍTULO 1: LA FUNCIÓN DE UN CORAZÓN ROTO.
•|CAPÍTULO 2: UN TÍTULO REAL Y OTROS DESASTRES.
•|CAPÍTULO 4: LOS DUQUES DE VASELLÍ.
•|CAPÍTULO 5: ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE.
•|CAPÍTULO 6: TODO QUEDA EN FAMILIA.
•|CAPÍTULO 7: ENTRE CONFESIONES Y CORAZONES ROTOS.
•|CAPÍTULO 8: DASSAÚLT BONNET.

•|CAPÍTULO 3: EL MANDATO DE LA REINA.

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By _alemoran

Marc.

Duque de Vassellí. La voz de mi abuela hace eco tras que me informara el nuevo título que me ha asignado.

—Marcus—su voz hace que eleve el rostro—, no está a discusión que desees declinarlo.

A mi lado mi madre la observa confusa.

Diane se pasea por todo el salón del trono echándose aire con el abanico.

—¿Te has dado cuenta de que le cerraste el país a tu familia?—Inquiere ella un poco molesta.

—No estoy para las lloraderas de nadie, Diane—responde la abuela con tranquilidad. Tanta que resulta peligrosa.

Me masajeo las sienes tratando de apaciguar los dolores de cabeza que he estado acarreando desde el accidente. La mujer sentada en el trono me ha tenido como león enjaulado durante casi dos años, con sus marionetas detrás de mí siguiendo cada uno de mis pasos que ha resultado desgastante.

—No son lloraderas, madre. El tema de Marc y Adelaine solo dependía de ellos y nada más. ¿Tener que cerrar el país para tu familia? Eso es indignante.

Christine se incorporó molesta y me miró.

—Sé que tu ira es palpable, que el accidente fue tan inesperado al igual que sus consecuencias—hablo ella—, pero no voy a dejar que me reprochen lo que he hecho.

—No me dejaste buscarla—musite tratando de controlarme.

—¿Creíste que llegarías un año después como si nada a derribar la poca tranquilidad que ella ha tenido? Pues dejame decirte que estás equivocado—siseó bajando los pequeños escalones.

—Es mi esposa.

—Porque así me conviene que lo sea y deberías estarme agradecido—miro a mi madre—, a nadie le daré mis razones hasta que llegue la reunión.

—Eres tan injusta—hablo mamá.

—Actuó como lo que soy, la reina de Francia y si veo que mis planes saldrán como deseo no me importan las consecuencias—soltó con dureza.

—¡Tú crees que estás haciendo un bien pero no es así!—Brame furioso.—¡Me mantuviste lejos de ella casi dos años!

—¡Ella acudió a mí buscando ayuda tras el accidente!—Reveló subiendo incluso más el tono de voz.—¡Incluso se quedó tiempo en Italia tratando de pensar pero fuiste tan estupido para salir con la ramera de Anna Haase y ella te vio!

Elevo la cejas molesta mientras me señalo.

—¿Qué creías, Marcus?—Dio varios pasos en mi dirección.—¿Esperabas que ella se quedara en una puta esquina viendo como te paseabas con la otra hasta que recuperarás la memoria? Sé todo lo que hiciste por ella y también que fuiste tan imbécil para no oír a tu familia cuando se te dijo y se te mostraron pruebas de que estabas casado que por tus huevos no te importo. Adelaine fue seleccionada por la gran compañía de París, como lo quieras ver, tú saliste con una persona casada por meses hasta tuve que intervenir como siempre en tus cagadas.

—Sé que cometí errores.

—Entonces deja de estar lloriqueando cada vez que me llames y culpando a terceras personas. Adelaine te dejo una carta explicando la razón de su partida y que estaría tiempo antes de tomar el avión e irse. No la buscaste por lo que ella actuó.

—Sé que hay algo más—la señale al momento de incorporarme—, no es porque ella justamente esté saliendo con el estirado del director ese.

Ella no me pudo responder ya que a nuestras espaldas las puertas dobles de la pesada madera se abrieron de par en par.

—¡Abuela con todo respeto te mereces pudrir en el infierno!—Angelique entró hecha una furia.

—Creeme que ya lo sé—se encogió de hombros.—¿Cómo crees que he reinado por tantos años? Ahora bajale a tu tono de voz que la única que puede hacerlo soy yo.

—¿Dónde estabas? Desapareciste en cuanto llegamos aquí—mi madre se acercó a ella.

Angie la ignora, sin embargo, la abuela sabe que ella es una bomba de tiempo por la manera en la que mi hermana sostiene el teléfono y la seriedad de su rostro.

—¿Donde estabas, Angelique?—Es el turno de la abuela de preguntar.

—Te seguí—revela ella y Christine levanta el mentón desafiante—. Sé todo, abuela.

—¿Qué es lo que pasa, Angie?—Me interpongo entre las dos visiblemente.

—Vete a tu habitación y no saldrás hasta mañana que es la reunión—le ordena mientras chasquea los dedos y varios de los guardias se acercan.

Mi madre se asusta ante eso y lo único que deseo hacer por primera vez en la vida es desear que Christine deje de una vez su poder a la corona.

—Si sabes lo que te conviene, te mantendrás callada—añade la abuela mientras la señala.

Las lágrimas que bajan por el rostro de mi hermana me confunden tanto que ella niega con la cabeza cuando ve que me deseo acercar a ella.

Se deja escoltar por los guardias saliendo de la habitación dejándonos solos.

—Ustedes me pueden odiar todo lo que deseen, en especial tu, Marcus—habla ella—. Pero a la mala aprendí a dominar mis emociones y por eso estás bajo el mando de la reina. Todos aquí en realidad, mis planes saldrán bien hasta mañana pues me he esforzado tanto porque así siga. Ahora váyanse y nadie saldrá del palacio.

Mi madre es la primera en tomar su bolso tras emitir un suspiro cansado, rápidamente agarre mi saco que descansaba en el respaldo del sofá y la seguí en silencio.

A nuestras espaldas el sonido de las puertas siendo cerradas hizo eco.

—Ve a descansar, hijo. No puedes permitir que los dolores aumenten—me habla con suavidad.

No me puedo permitir estar tanto tiempo bajo el consumo de los medicamentos así sean los dolores punzantes a causa del accidente. Simplemente asiento sabiendo que mi madre está ansiosa de irse a encontrar con mi padre en el jardín para estar más tranquila.

Tengo la información de que mis tíos ya están aquí y que ellos fueron los primeros en venir a emitir sus quejas que como nosotros, no sirvieron de nada.

Avanzo en silencio mirando todo a mi alrededor. Los empleados van y vienen, veo al equipo de comunicaciones entrar a una de las salas con tanta prisa que ni siquiera voltean a su alrededor. Los guardias están cada cinco metros y van y vienen haciendo ver toda esta situación tan irreal.

Subo las escaleras del palacio en dirección a las habitaciones de la familia irritandome ante el silencio ensordecedor que está por todo el lugar.

—¿Marc?—La voz de mi hermana llega del otro lado de la puerta de su habitación.—¿Eres tú?

Detengo mis pasos recargandome un poco en la puerta que a simple vista, se ve tiene seguro.

—¿A dónde fuiste?

—¿Te siguieron?—Quiso saber sonando un poco desesperada.

—No.

—¿Y Francis?

—Con la abuela. Se le ve muy estresado ya que tiene muchas responsabilidades con ella.

La escuché reír sin ganas.

—La ví—habló después de unos segundos—. Seguí a la abuela en un taxi, le han dado uno de los castillos. Es en pocas palabras, casi nuestra vecina y ella ni siquiera lo sabía.

Sin poder evitarlo una sonrisa se instaló en mi rostro.

Mis padres tienen a pocos metros una residencia ahí.

—¿Mi muñeca está bien? ¿Está sana? ¿Es feliz?

—Se le ve bien—la voz de mi hermana no sonó nada alegre como pensé que estaría.

—Desapareciste por horas.

—Adelaine no me esperaba en lo absoluto, sabes. La imagen que ví cuando entre fue tan falsa.

Fruncí el entrecejo ante eso.

—No me gusta tener esta charla contigo, por medio de una puerta—susurre.

—¿Sabías que ella está saliendo con uno de los directores de la organización donde trabaja?

Solté un suspiro de solo recordar eso.

Las fotografías que son filtradas y las notas que salen en los medios son casi escasas pero esas bastan para hacer shows.

—El estirado, sí.—Respondí minutos después de mi largo silencio.

Mi hermana ahora sí rió con soltura.

—Él no me da buena espina, Marc. No lo sé, tiene algo que me inquietó al verlo—emitió un suspiro—, puede que sea porque me enojó verla con el estirado.

Me senté en el suelo al oírla.

—Yo salí con Anna por meses—comente—, no solo se trataba de ella, si no del bienestar de Scarlet.

—¿Sí Adelaine te mintiera la perdonarías?—Su pregunta me confundió mucho.

—¿Todo esto es por el asunto de la abuela?

—Sí.

Me mentiría si dijera que no, pero sabiendo todo lo que tuvo que pasar, sería un poco entendible.

—Por favor, Angelique—susurre—. Dímelo ahora, no quiero estar como un estúpido mañana.

Ella no me contestó por lo que pareció un largo tiempo. Logró escuchar cómo se mueve del otro lado de la puerta y el sonido seco de su espalda cuando se pega a la madera.

—Trevor me dió esto, quiero creer que fue un buen gesto de su parte.

Con un poco de dificultad me deslizo una pequeña fotografía por el borde de la puerta boca abajo.

Tomando valor la volteó sintiendo como todo dentro de mí quiere hacerme desaparecer. Mi respiración se vuelve irregular y se que mis ojos se han llenado de lágrimas pues mi vista es borrosa.

—Es...—el temblor de mi voz me deja en evidencia. No esperaba esto—. Es... ¿Mi hija?

—Sí—la voz de mi hermana sale en un leve susurro.

Tengo una hija.

Una hija con mi muñeca. Un bebé con la mujer que amo más que a nada en este mundo aunque en estos momentos nada de eso lo parezca.

Y joder, es tan hermosa que la sonrisa que se instala en mi rostro no es suficiente.

Tiene unas largas pestañas y cabello castaño. Las pecas de Adelaine y el color de mis ojos adornado con mis hoyuelos.

Incluso me cuesta creer que ella es real por lo divina que se ve.

Mi cabeza niega una y otra vez cayendo en cuenta de todo lo que he perdido.

Casi dos putos años sin saber de su existencia.

Me perdí de la noticia de su llegada. De ver sus primeros pasos y sus balbuceos al intentar decir una palabra.

No estuve en el embarazo. Mucho menos en el nacimiento de mi primer hijo.

Todo. Casi dos años lejos de ellas.

Mi cabeza golpea la puerta con fuerza mientras muerdo mis labios para evitar soltar un sollozó por el llanto.

Grace Helena... Su nombre está escrito en cursiva y a las prisas es notaría.

Mi pequeña Grace... Deslizó mi dedo por la fotografía donde ella sonríe dejando ver sus gordas mejillas.

—Por eso la abuela se puso tan perra—musita enojada—. Es lo que ella deseaba, por eso hizo todo esto.

—Por favor dime qué Vincent no actúa como su padre—hable con dificultad ignorando lo que ella dijo.

—Según ella no.

—¿Pero?

—Te digo que él no me inspira confianza. Sin embargo, Adelaine me ha dejado en claro que ese hombre sabe quién es el padre de su hija.

La escucho en silencio sin poder dejar de ver la fotografía.

El accidente me arrebató todo en un abrir y cerrar de ojos.

Sabía las consecuencias de este deporte y lo que podría conllevar cada que salía a la pista, pero hasta ahora, no sabía que podría ser tan doloroso.

Perdí tiempo con mi esposa e hija.

Y estoy dispuesto a recuperarlas sin importarme nada, mucho menos Vincent.

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