— ¡No puedo más! — dijo Lissa jadeante.
— ¡¿Y crees que yo sí?! — le devuelvo su queja.
La niebla del bosque es muy densa, << Cuanto desearía que Dara estuviese aquí >> me digo. El bosque tiene muchos obstáculos, varias veces me he caído pues el piso esta mojado. La lluvia nos ha empapado. Lissa y yo corremos por nuestras vidas.
— Allí están atrápenlas — grita alguien a nuestras espaldas.
— ¡A la izquierda! — le digo a Lissa jalándola.
— ¡¿Estas loca?! ...¡Por allí hay un acantilado!
— ¡Y hay agua! — le digo — con un campo bastara para no morirnos. ¿Dudas de mi?.
— ¡Jamás! — exclama y corre más fuerte. — de todas... Eres la más poderosa.
Una vez cerca del acantilado no nos detenemos, Lissa y yo nos tomamos de las manos y saltamos, grita yo me mantengo firme y la abrazo por la cintura. Ciento el poder correr por mis venas como la sangre, mis pupilas se dilatan, cubro a Lissa y a mi en un campo, la suelto y ella flota. Me enderezo y controlo el campo para que descienda más lento, lo guio para que nos deje cerca del la tierra, sin embargo debido a la falta de energía caemos en el agua. Las flechas empiezan a bombardearnos como lluvia. Nos apresuramos a llegar a tierra firme y seguimos avanzando.
— No puedo más — jadea deteniéndose para tomar aire. Su cabello rubio se ve oscuro, sus ojos grises de ven cansados.
Yo debo estar igual. Me detengo — No falta mucho — la tomo de la muñeca.
— No volveré a ir a una misión contigo — jura débilmente, trotamos — Odio a los Miller.
— Auch ...duele oírlo sabes. — me burlo intentando subir los ánimos.
— Todos quieren sus cabezas ¿Qué tienen ustedes?... — niega — no ¿Qué tienes tú que ellos quieren?.
— Aunque lo sepa, no creo poder dárselo — digo.
— Odio a Malik, mejor nos da....
No término su frase. Por que cayó al piso. Una flecha sobre salía de su hombro.
— ¡Lissa! — me detengo y me arrodillo cerca de ella. Rompo la flecha, dejando la punta dentro.
— Estoy bien — gime tomándose su hombro, la ayudo a colocarse de pié y empezamos a correr
— Unos pasos más y estaremos a salvo — aliento. Otra flecha paso silbando y se clavó en un árbol. Otra le dio en la pierna a Lissa y se derrumbó.
No pudo más y se desmayó me arrodille a su lado para cargarla, pero en un santiamén estábamos rodeadas. Mi ira brotó, mi cabello empezó a moverse y empezó a bailar, como le suele pasar a Camile solo que a ella se le eriza. Mis pupilas se dilataron y cambiaron de color a un amarillo, las venas de mi temporal empezaron a brillar de color dorado.
Los que nos tenían rodeados salieron volando. Rápidamente me atacaron, pero todo parecía en cámara lenta, ellos se abalanzaban a mi, yo solo levantaba mis manos y ellos se deshacían en cenizas. una vez todos desaparecían estire mis manos hacia Lissa, le saque las flecha empecé a mover los dedos como si tocase el piano y las heridas empezaron a cerrarse como si estuviesen tejiendo, la herida.. resplandecía del color del oro.
Alguien a mis espalda me atacó, pero no me tocó, me levanté y lo mande a volar a un árbol. Avance hacia el chico acune su cara con mis manos. Su expresión es de terror
— Esto es lo que pasa cuando desato todo mi poder — le dije, mi voz se oía divertida, cada vez que usaba todo mi poder el sentido de la razón me abandonaba, no era yo misma, siempre me dio miedo usar todo mi poder, por eso lo mantenía sellado.
Crac ... Su cuello se rompió
Me levante rápidamente, y al hacerlo caí de la cama. Mi espalda choco con las baldosas del suelo. Mi respiración es trabajosa, el sudor corre por mi cara. Me levanto sujetándome de la cama. pero me vuelvo a dejar caer en el piso.
Las pesadillas se han vuelto más fuertes y frecuentes. Me levantó y me dirijo a el cajón, luego veo que esta vacío, miro al rededor y luego recuerdo que esta no es mi habitación, me maldije mentalmente me dirigí al closet y tomé los calmantes. Estas pesadillas tienen semanas atormentándome, la otra noche la pesadilla fue tan intensa que papá tuvo que llamar al doctor de la familia.
Eso incluyendo que desperté a todo la casa. Me siento en la cama y dejo que los calmantes hagan su trabajo. No puedo estar tranquila, decido ir al diván, primero miró la hora del reloj, seis de la mañana. Suspiro, sera mejor levantarse y estar preparada para lo que se avecina.
Tome las cosas necesarias, y me fui a las duchas, salí de la cabaña, a lo lejos se escuchaba voces de algunas personas. Una vez en las duchas tome un baño, cuando estaba vistiéndome, las otras duchas se encendieron, termine de alistarme, y salí, como pude no haber notado que había alguien aquí.
— Hola... — no hubo respuesta. Esto no me gusta.
Tomé mis cosas y salí rápidamente de las duchas, fui a las cabañas, una vez en mi habitación me encontré con una nota en mi cama. La nota era de Thomas, pidiéndome que lo viera en un almacén más allá de la zona prohibida. Frunzo el ceño. Thomas nunca a querido hablarme desde que llegue y mucho menos desde el temblor en la uni que de la "preocupación" me abrazo.
Dude. Pero al final decidí que él y yo teníamos muchas cosas de que hablar, la mayoría de las personas en casa no me dan respuestas, está es mi oportunidad de conseguirlas.
Sin esperar más tiempo fui más allá de la zona prohibida. Al pasar la zona prohibida me detuve. Lo que me separaba de esa zona era una valla de dos metros y medio de alto voltaje. Del resto solo eran árboles los que tapaban mi vista de lo que sea que este allí. Recuerdos nostálgico me invadieron y todos eran claros. Allí se oculta algo... No, Algo no... Algunas cosas que superan mi capacidad del entendimiento.
Dejo eso a un lado y me dirijo a la zona acordada. El sol esta ascendiendo, los rayos acarician mi piel fría. Caminé un poco más allá y encontré unas cabañas, pero por alguna razón estas estaban abandonadas, no vi ningún almacén. Camine más allá y justo cuando creí que era un caso perdido, a lo lejos entre los árboles escondido, se veía el almacén.
— Por que esto me parece que no mola — hablo conmigo misma. Ladeo la cabeza — ¿Quieres respuestas?. Pues ve a buscarla — Vacilo — Te odio instinto o lo que sea
Me encamino al almacén. El lugar está abandonado, la arquitectura del lugar se veía deteriorada. El almacén es como el de un supermercado, las enormes puertas de metal, y los ladrillos de concreto con moho. La puerta pequeña puerta del tamaño normal está entreabierta.
Dudo — ¿Quieres repuestas?. Pues ve a buscarlas — me repito. Con toda la determinación que tengo entro.
El lugar por dentro está lleno de cachivaches viejos. El olor a polvo, humedad y abandono impregna mis fosas nasales, el lugar se ve iluminado por las rejillas en lo alto de las paredes y por las ventanas.
El almacén es mucho más grande que la estructura de afuera. Las paredes son de color amarillo, que por causa del deterioro se ve blanco manchado, estantes cubren en su mayoría las paredes. Algunos camiones de carga están paralizado y cubiertos por una capa de polvo.
En los estantes vi artefactos, piezas de máquinas, ropa, herramientas, osos de peluche. Todo lo que podrías encontrar en un supermercado, eso excluyendo los autos que están cubiertos por sabanas de plástico. Ignoro el tesoro, camino recto, giro a la izquierda luego a la derecha otra vez a la derecha y por último todo recto.
Al llegar al final del pasillo no encuentro nada o más bien a nadie. Solo un feo y viejo sillón de color café. Al lado hay una mesa con un juego de té. Sin embargo para mi gusto el sofá se ve raro, hundido como si alguien estuviese sentado allí.
<< Caíste >>
<< Al fin >>
<< Te tengo Miller >>
<< Que empiece la fiesta >>
Ese tipo de voces volvió a asaltarme, mi corazón palpita rápido, las voces son en su mayoría femeninas y solo a una le hice caso y era de un hombre.
<< Corre >>
Sin pensármelo dos veces salí corriendo. Pisadas de personas detrás de mi empezaron a oírse. En mi paso alguien se puso delante de mi.
— Bu
Me bloqueo el paso, se lanzo hacia mi, me hice a un lado, y la empuje haciendo que se estrellara contra los estantes. No me detuve y seguí corriendo, sin embargo algo me cayo encima, miré hacia arriba. Sin embargo no vi a nadie. Luego ante mi se materializó un chico, sus ojos son avellanas y su cabello es pelirrojo.
— Muy bien Zac — dice una voz femenina.
El chico llamado Zac me levanta, aprovecho ese momento, me agacho y paso al chico sobre mi cabeza bruscamente. Salí corriendo, pero una chica con el cabello corto rubio estaba frente a mi << Gwen >> . Estiro sus brazos y me mando a volar cerca de un estante, los papeles se regaron por el suelo.
— No, no, no, no, no — cantonea Gwen como si estuviese preocupada — justo ahora en estos momentos eres un ser insignificante, no representas una amenaza.
Me sujeto de la cabeza, el dolor se intensificó. Miro las figuras, allí está el chico llamado Zac, Gwen, y otras personas.
— ¿Qué demonios? — pregunto aterrada.
— ¿Qué pasa? — repite Gwen divertida — es que antes de que hagamos lo que tengamos que hacer... Debes saber algo.
— ¿Que cosa.... De que hablas?
— Fácil — canta la rubia — mi patética hermana es Isabell...
Ruedo los ojos. Río — No me digas.... Esto es un rencor mutuo hacia nosotras ¿no es así?.
Niega sonriente — Te equivocas, Isabell es un cero a la izquierda. Pero como no recuerdas nada, todo lo que hablamos antes se a echado a perder — se lamenta.
— Sigo sin entender nada — digo — ustedes me engañaron diciendo que era mi hermano par venir aquí.
— Sí, sí como sea...
— ¿Dónde está Camile? — pregunta un chico de ojos tricolores y cabello cenizas.
— ¿Qué tiene que ver ella en esto? — frunzo el ceño.
En los ojos del chico veo tristeza — Entre los Jhonson nos entendemos.
— ¿Quién eres?.
— Mi nombre es Killiam... Killiam Jhonson pero puedes llamarme Liam..
— Te explicare lo que pasa chica punk — dice Gwen, la fulmino pero ésta me ignora — Nosotros somos integrantes de las doces familias guerreras y las cinco familias m{as sabias. Ya conoces a Zac... — señala al pelirrojo — Ella es Luna Drake — señala a otra pelirroja — él es Tren Anderson — señala a un chico de cabello negro y ojos café — él es.... ya me dio flojera presentarlos... después de todo ya lo recordarás
— ¿Recordar?
Liam asiente — Este es un pequeño escuadrón secreto conformado únicamente por los doce Gyrrar y los cinco Sabaen.
— ¿De qué estás hablando?.
— Tu, Lucy, Camile y Lissa deberían estar aquí... El punto de este escuadrón es resguardar los límites y evitar los desastres, somos los únicos capaces de desafiar al consejo y los únicos autorizados que pueden vagar en Evil, por sobre todo son los únicos capaces de probar mi inocencia.
— ¿Inocencia?
— No hay tiempo hay que hacer esto rápido, tu hermano y los demás te estarán esperando — dice Tren Anderson.
Todos asienten, Gwen Estira su brazos y me deja caer al suelo quedando boca arriba — esto te dolerá — anuncia un chico castaño— tu poder es mental, solo permíteme entrar a tu mente y derribar tus paredes psíquicas.
Coloca sus dedos índice y el del corazón en mi cíen, cierra sus ojos, y cuando los abre sus ojos morenos están brillando de color azul. El dolor invadió mi cabeza, grite ...Grité de dolor, alguien tomo mi brazo y el dolor cesó un poco, sentí como mi cerebro quería explotar.
Vi el rostro del chico y el sudor corría su rostro, respiraba trabajosamente. — Gwen — gime el chico.
— No te detengas Tren — ordena.
— Es muy fuerte — gruñe.
Liam se arrodilla a mi lado - Abre tu mente... no cierres las puertas, cierra los ojos y dejate llevar por la sensación... Permítete recordar. — en los ojos de Liam veo esperanza, tristeza, y dolor.
Ellos están intentando ayudarme a recordar, pero no se si esta ayuda es de fiar. Cierro mis ojos y me dejo llevar por la sensación, el dolor se redujo un poco, sin embargo aún duele.
Las imágenes me invadieron, todo llegó a mi como el agua fresca del lago... como el aire que respiramos y como la tierra que nos sostiene. Todo vino a mi, el dolor, la rabia, la tristeza, el enojo, la frustración y la nostalgia, vinieron a mi. Todo. Y al recordar se que tengo que hacer a partir de ahora.
Los recuerdos son muchos mi cabeza duele, todo empieza a tornarse borroso, hasta que la oscuridad me embriaga y me desmayo.