๐“๐‡๐„ ๐’๐‚๐Ž๐‘๐‚๐‡ ๐“๐‘๐ˆ๐€๏ฟฝ...

By xElsyLight

20.6K 2.6K 7.8K

๐“๐’๐“๐ˆ๐…โŠฐ;โŠฑ โ Recuerda quiรฉn es el verdadero enemigo. โž แตŽ๐“‚… segundo libro de la trilogรญa. ๐€”. โธฅ ๐‘ป๐’‰๐’๐’Ž๏ฟฝ... More

โ ๐“๐‡๐„ ๐’๐‚๐Ž๐‘๐‚๐‡ ๐“๐‘๐ˆ๐€๐‹๐’ ๐ˆ๐ ๐…๐ˆ๐‘๐„ โž
โ€ ๐‘จ๐’—๐’Š๐’”๐’ ๐’‚๐’๐’•๐’†๐’” ๐’…๐’† ๐’๐’†๐’†๐’“ ;
โ—ž ๐– ๐–ฑ๐–ค๐–  ๐–ฆ๐–ฑ๐– ๐–ฏ๐–ง๐–จ๐–ข !
โ› ๐‚๐‡๐€๐‘๐€๐‚๐“๐„๐‘๐’ (ยน)
โ› ๐‚๐‡๐€๐‘๐€๐‚๐“๐„๐‘๐’ (ยฒ)
โ› ๐‚๐‡๐€๐‘๐€๐‚๐“๐„๐‘๐’ (ยณ)
โ ๐“๐‡๐„ ๐’๐‚๐Ž๐‘๐‚๐‡ ๐“๐‘๐ˆ๐€๐‹๐’ ๐ˆ๐ ๐…๐ˆ๐‘๐„ โž - ๐‘๐‘’๐‘ค๐‘ก๐‘š๐‘Ž๐‘ .
โ€ ๐‘ซ๐’†๐’…๐’Š๐’„๐’‚๐’•๐’๐’“๐’Š๐’‚ ;
โ”โ”โ”โ” ๐—•๐—ข๐—ข๐—ž๐—ง๐—ฅ๐—”๐—œ๐—Ÿ๐—˜๐—ฅ.
โ”โ”โ”โ” แด˜ส€ษชแดแด‡ส€แด€ แด˜แด€ส€แด›แด‡
โ‡ 00 โ†ผ
โ‡ 01 โ†ผ
โ‡ 02 โ†ผ
โ‡ 03 โ†ผ
โ‡ 04 โ†ผ
โ‡ 05 โ†ผ
โ‡ 06 โ†ผ
โ‡ 07 โ†ผ
โ‡ 08 โ†ผ
โ‡ 09 โ†ผ
โ‡ 10 โ†ผ
โ‡ 11 โ†ผ
โ‡ 12 โ†ผ
โ‡ 13 โ†ผ
โ‡ 14 โ†ผ
โ‡ 15 โ†ผ
โ‡ 16 โ†ผ
โ”โ”โ”โ” sแด‡ษขแดœษดแด…แด€ แด˜แด€ส€แด›แด‡.
โ‡ 17 โ†ผ
โ‡ 18โ†ผ
โ‡ 19 โ†ผ
โ‡ 20 โ†ผ
โ‡ 21 โ†ผ
โ‡ 22 โ†ผ
โ‡ 23 โ†ผ
โ‡ 24 โ†ผ
โ‡ 25 โ†ผ
โ‡ 26 โ†ผ
โ‡ 27 โ†ผ
โ‡ 28 โ†ผ
โ‡ 29 โ†ผ
โ‡ 30 โ†ผ
โ‡ 31 โ†ผ
โ‡ 32 โ†ผ
โ‡ 33 โ†ผ
โ‡ 34 โ†ผ
โ‡ 35 โ†ผ
โ‡ 36 โ†ผ
โ‡ 37 โ†ผ
โ‡ 38 โ†ผ
โ‡ 39 โ†ผ
โ‡ 40 โ†ผ
โ‡ 41 โ†ผ
โ”โ”โ” " โ˜… 3 ๐—ฎ๐—ป๐—ฑ ๐˜๐—ต๐—ฒ ๐—น๐—ฎ๐˜€๐˜ ๐—ฝ๐—ฎ๐—ฟ๐˜.
โ‡ 42 โ†ผ
โ‡ 43 โ†ผ
โ‡ 44 โ†ผ
โ‡ 45 โ†ผ
โ‡ 46 โ†ผ
โ‡ 48โ†ผ
โ‡ 49โ†ผ
โ‡ 50 โ†ผ
Epรญlogo + Noticia

โ‡ 47โ†ผ

198 27 88
By xElsyLight



「 ʏᴏ ᴛᴀᴍᴘᴏᴄᴏ ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴠɪᴠɪʀ sɪɴ ᴛɪ 」





Cuando me doy cuenta de la ocurrencia que se les ha pasado por la cabeza a los Vigilantes de los juegos, casi me dan ganas de saltar sobre una pata.

Pero por suerte y gracias a Thomas, entiendo que estamos sencillamente en un círculo, en alguna especie de bucle que indica que solo va a empeorar las cosas para nosotros mientras nos mantengamos alejados de la Cornucopia. Resulta que la cosa es así: cada hora empieza un horror nuevo, una nueva arma de los Vigilantes, dando fin al anterior.

Ya hemos tenido pruebas de ellos y esas han sido las primeras horas desde que comenzaron los juegos. No tenemos ni idea de lo que sucederá tras la ola de bolas de fuego, pero realmente espero que nos den un poco de margen; porque sé que lo peor nos espera dentro de la Cornucopia y no creo que quieran acabar con todos de golpe antes de ver lo realmente divertido.

Y echando cuentas con los dedos, es probable que nos quede solo otro horror antes de que los demás se despierten y finalmente acortemos la distancia hasta el final.

—¿Y eso qué estás despierto? —pregunto a un Thomas que se acerca restregándose un ojo y solo puedo pensar por breves segundos lo adorable que se ve.

—Me resultaba imposible dormir con esos ruidos. —Ah, pero parece ser el único, porque los demás duermen como troncos.

De todas maneras, nada más unirse a nuestro corro, Vincent no tarda en colocar las manos como jarras en sus caderas y me pregunta qué a que me refería con lo del reloj y el tic tac.

Es Thomas quién responde.

—Estamos en una especie de reloj, de eso se trata esta arena o estos juegos. A cada hora, sucede una fuerza mortífera distinta en cada sección.  

Yo completo su idea.

—¿Recordáis que empezó la niebla a eso de la medianoche? —Los dos asienten sin pensarlo mucho—. Pues ahí es donde empiezan, a medianoche. Una y media.

—Y a las dos ahí empezó la bolas de fuego —responde Thomas, señalando a la jungla. Es un bucle que no deja de repetirse hasta que lleguemos a la Cornucopia, seguramente solo para adelantar las cosas.

—¿No tendríamos que irnos ya entonces? —pregunta Minho un tanto nervioso y con la idea de ir a por sus cosas. No deja de demostrarlo pasando su lengua por sus labios inferiores una y otra vez.

Sin embargo, lo tranquilizo de inmediato.

—No. Hace nada ha oscurecido, así que a lo mucho deben ser las diez de la noche, aunque esté tan oscuro, recordad que esto lo hacen para aumentar las tensiones. —Sus hombros se relajan de inmediato y continuo—: Pero contando tiempo, podremos descansar un poco más antes de proseguir el camino para alejarnos de esta sección.

—Newt, tiene razón. Con caminar un poco más lejos, evitaremos el bucle mientras tanto, al menos hasta que se haga de día y podamos ver mejor. —Minho se rasca la cabeza, un poco confuso, pero no tarda en asentir decidido.

Después me palmea uno de los hombros, mandándome a dormir, pero lo detengo de inmediato.

—Ya que estamos, deja que tomemos el relevo —digo, con la esperanza de pasar un poco de tiempo a solas con Thomas.

Minho me mira y luego al chico del tres, luego se carcajea y pasa su brazo por los hombros de un Vincent somnoliento. Asiente sin decir nada más. Entonces el chico de cabellos rubios y barbilla delgada, dice: —Por mí no hay ningún problema, de todas maneras, no quiero dejar mucho sola a Rose.

—Admite que sólo tienes ganas de librarte de la guardia.

Ambos se alejan en risotadas algo bajas, para colocarse en sus puestos en el círculo de los tributos. Yo veo a toda mi familia allí apiñada, y pienso en las muchas veces que hemos estado cerca de la muerte. Pienso en lo horribles que son los juegos y en lo mal que me siento por haber perdido a tanta gente, por haber roto mis promesas con ellos. Mientras acaricio el carcaj de mi espalda, siento que ganas de vomitar escalan por mi garganta a pesar de tenerla básicamente vacía y, como me resulta tan horrible pensar en ello, mi cabeza intenta cambiar de tema con todas sus fuerzas; aunque lo único que me distrae de mi situación actual es fantasear sobre asesinar al presidente Snow y a Ava. A esas dos personas que realmente solo piensan en sí mismos, sin importarles a cuántos llevar por delante por seguir sus propósitos. Y encima está el tema de CRUEL, que sigo sin entender realmente de qué va del todo.

Pero pronto me detengo en seco, más que nada porque me doy cuenta de que no son buenos pensamientos para un chico de apenas diecisiete años. Me fijo entonces en qué Thomas se me ha adelantado, y está sentado, solo y en total silencio, un poco más alejado de los demás.

Mis dedos comienzan a hormiguear, de verlo allí, quizás esperándome.

Entonces, vuelvo a pesar en nuestros labios tocándose y acariciando la daga de mi cintura, me acerco a paso lento. Este es el mejor momento que tenemos para hablar de eso y de muchas otras cosas, y por supuesto, no pienso desaprovechar una oportunidad como esta.

El sudor me resbala por la nuca, porque no deja de hacer calor en la jungla, pero él se queda vigilando la jungla sin expresión aparente y yo no dejo de mirarle a él, preguntándome que le debe de estar pasando por la cabeza. Aunque los ruidos de los insectos consiguen distraerme un poco, las manos me sudan y noto la garganta seca; a pesar de que hace nada me he bebido una increíble cantidad de agua. 

Pero entonces, nuestras miradas se cruzan y sólo puedo pensar en lo adorables que son las pecas que caen como motas sobre su nariz.

Sin embargo no lo demuestro, trato de hablar con naturalidad y de encerrar mis emociones a punto de desbocarse. Por ahora, lo consigo.

—No has conseguido despegar ojo desde que nos trajeron aquí, ¿verdad?

Por unos breves segundos no dice nada, se mantiene en ese intenso silencio, para después suspirar y cruzar sus brazos por sus piernas. Yo tuerzo mi cuerpo para quedarme más cerca.

—¿Cómo podría? Todo esto empezó por mi culpa. Se me ocurrió crear el laberinto para ellos, les di muchas ideas..., Y hasta el momento, no he hecho nada realmente bueno para el grupo. Solo doy problemas, problemas y más problemas. —Señala mis dedos con sus ojos—. Eso de ahí, ha sido culpa mía también.

Y claro que se refiere a mis dedos quemados. Les dedico una pequeña mirada, ahora viéndolos un poco negros por la parte interior, debajo de las huellas dactilares. Sin embargo no me duelen, no siento nada y creo que ha ayudado la crema de antes. El problema es la pierna, como siempre.

—Tú no has tenido nada que ver con esto, Tommy. —Pronuncio aquel apodo con suavidad, casi saboreándolo en los labios y no puedo evitar notar el estremecimiento de sus hombros—. Tú me has liberado, ¿sabes?

Eso sí le atrae la atención, y no puedo ignorar la forma en la que su cuerpo toma más proximidad. Le dejo, demostrándole que no estoy asustado, que no voy a salir corriendo como la última vez.

—Gracias a ti Thomas, he podido finalmente encontrarme. Me has hecho preocuparme por cosas que por las que antes habría pasado por encima... Me has hecho encontrarme a mí mismo, y además, siempre me has animado aunque fuera desde lejos. Tú no eres culpable de nada, eres... bueno, la razón de la que siga aquí.

Aquello parece confundirlo por breves momentos, porque de inmediato deshace su tenso agarre y señala a nuestro grupo durmiendo la mona.

—No, tú eres la razón de qué todos estemos aquí. Yo no he hecho nada, desde el principio con tus acciones, tus ideales y maneras de tratar las cosas has hecho que lleguemos hasta aquí. Tú, tú si que eres... —Pero lo corto a medio camino.

Que me diga así sin mediar palabras que yo soy la razón de todo esto, que la gente decide morir por mí, es demasiado para llevar encima. Trato de negarlo mientras la respiración se me agita y, aunque el fondo sepa que lo que dice es totalmente cierto, sigo negándolo.

—No, conmigo es diferente. Sabes que lo es. —Veo que vuelve a fruncir las cejas, suspirando otra vez. Pero no cambio mi idea—. Mira, todos tenemos un papel. Heather, Ethan, Teresa, y tú también. Que simplemente yo me ponga el primero de la cola, o intente a animar todos, no significa... —Ahora es su turno de interrumpirme.

—¿Por qué no lo ves? Sabes que tú eres diferente al resto, o a mí.

De nuevo, ambos permanecemos callados y..., Suelta sus dudas, se abre conmigo como antes.

—No sé a dónde vamos, Newt. No sé si lo que nos espera en la Cornucopia será mejor que todo lo que llevamos viviendo hasta ahora... —Su voz se acalla mientras habla, hasta casi convertirse en un susurro.

Entonces mantengo mi vista sobre él, sobre sus aspectos nerviosos, sus manos cruzándose una y otra vez, y sé lo que tengo que decir, porque de alguna manera es mi sueño. Es algo que deseo para todos los que están conmigo, y para los que se han ido.

—Fuera de estos juegos, fuera de toda esta vida de mierda... Hay un lugar para nosotros por ahí en alguna parte, Tommy. Y puede que ahora mismo no sepa dónde está, pero sé que muchos de nuestros amigos han muerto por llegar hasta aquí. —El aparta su rostro del mío, pero le levanto la barbilla suavemente para que me mire a los ojos.

Cuándo lo consigo, lo suelto fijándome rápidamente en lo mucho que me tiemblan las manos.

—Ya lo sé, Newt, pero... —Escuchando ese tono incómodo, un tanto inseguro, hablo con seguridad y sin dejarse entrever mis propias inquietudes.

—No podemos darnos por vencidos. No puedes rendirte ahora. No te dejaré, ¿ya te lo dije una vez, no? Estamos juntos en esto, y lo terminaremos igual.

Vuelve a suspirar, quizás rindiéndose conmigo y lo tozudo que soy, pero después sonríe y yo también lo hago. Me percato de que mi corazón aletea en su compañía y de que hace mucho no me sentía igual de cómodo como ahora.

Hasta que claro, un curioso rojo cubre sus mejillas, siento su mirada en mis labios y su mirada esquiva lo descubre en la masa. Sé en lo que está pasando y entonces cuándo lo menciona, siento que todo va muy rápido. Las temperaturas parecen bajar de repente, pero sorpresivamente, no siento fresco alguno; más bien un agradable y atosigador calor me sube por la espalda.

—Newt —me dice en voz baja—, no tiene sentido que hagamos de lado lo que pasó entre los dos.

Y tiene razón, supongo que no tiene sentido echarlo todo a un lado, pero tampoco resulta más fácil hablarlo, al menos para mí. Todavía intento hacerme a la idea, pero seguro que los telespectadores del Capitolio estarán pegados a sus pantallas para no perderse nada de nuestro drama; de solo tener en mente que ellos vieron lo que sucedió, me hierve las venas y no en el buen sentido.

Pero de nuevo, Thomas logra sacarme de mi estupor.

—Hablo del beso, para evitar confusiones —concluye.

Eso logra captar mi atención: su voz aguda, nerviosa. Levanto la cabeza y miro a Thomas a los ojos mientras siento que también me suben los colores a la cabeza.

—Sé de lo que hablas —digo, mientras me nace el deseo de esconderme tres metros bajo tierra.

Porque ahí está de nuevo: el aleteo de mi corazón, las manos sudorosas y el nudo en la garganta. ¿Cómo puedo tratar este tema ahora? ¿Cómo lo hago sentir menos incómodo? ¿Cómo hago que sepa que no me disgustó para nada?

Entonces, bufa por la nariz y habla tan rápido que por unos segundos no le entiendo. Me doy el tiempo de procesarlo mientras parpadeo con rápidos movimientos.

—Newt, yo... Siento muchísimo haberme lanzado ese día, sin previo aviso. Fui un idiota por tomar esa decisión solo y es por eso que ahora estamos así, que no sabemos cómo tratar con el otro, pero... ¡No soporto nada de esto! —Atrapa un trozo de su camisa mientras continua—: Desde que te conocí, tengo clarísimo que si mueres y yo vivo, no quedará nada que me importe. Tú lo eres todo para mí —me dice.

—Tommy, sabes que eso no es...

Pero chasquea con la lengua. No ha terminado todavía.

—¿No lo entiendes, Newt? Yo nunca volvería a ser feliz si no te tengo a mi lado. Es más, creo que nunca lo he sido hasta que te conocí. —Su voz tiembla y sus ojos brillan diferentes ahora, más vivos, más tristes—. Y no puedes compararte conmigo, porque para ti es diferente. No digo que no sea duro, pero hay otras personas que harán que tu vida merezca la pena.

»Tienes a tu familia, tienes a Minho y a tu hermana... —La mención de ella me hace escocer el corazón—. Y a muchísima más gente que ni te imaginas, que te quieren por ser tú.

Entonces mientras siento que el aire se escapa de mis pulmones y que todo me da vueltas, vuelve a sacarse el colgante de su cuello, no el de Madi, si no el de su madre Enid.

Lo sostiene bajo la luz de la luna, para que vea con claridad la imagen de sus verdaderos padres, de aquellos que nunca pudo conocer. Después pasa el pulgar por un cierre que no había notado antes y el disco se abre. Hay un segundo compartimiento, un segundo lugar para acoplar fotos y allí dentro, está mi hermana ( mucho más pequeña ) conmigo abrazándola por los hombros. También están mis padres y hay una de Minho. Lizzy se ríe con sus mejillas de ardilla y mi mejor amigo tiene esa cara chula y esa sonrisa peligrosa. Mis padres con sus rostros amables, como siempre; y entonces, no hay nada en el mundo que pueda vencerme tan deprisa como eso ahora mismo.

Lo miro boquiabierto y no puedo evitar preguntarme de dónde las ha sacado, de dónde ha podido... Me sonríe mientras me dice: —Después de hablar sobre lo de mi madre contigo, me tomé un momento para pedirle este favor a Haymitch. Que lo mejorasen para que cupieran todas, y en serio, no sé cómo las consiguió pero aquí están.

Después me dijo que tampoco nunca se imaginó que volveríamos a los juegos y que ahora tendría una oportunidad para enseñármelo, que sinceramente, lo había hecho por impulso.

—No lo entiendo... ¿Para qué querrías esas fotos?

No duda en sus palabras.

—Porque antes de que nos mandasen a los juegos, pensé que la gira de tributos terminaría y que jamás volvería a verte. Quería... llevar a todas las personas que quieres y a ti conmigo siempre. Para soportar la distancia.

Eso me destroza más que cualquier otra cosa. Sus palabras son puñaladas repletas de lo que siempre he querido huir en toda mi vida.

—Ellos te necesitan, Newt —termina Thomas, con una sonrisa y un deje nostálgico.

Mi familia. Mis padres, mi hermana y mi mejor amigo Minho. Sin embargo, la intención de Thomas es clara: que si alguien muere de aquí en la Cornucopia, no debo ser yo. Siento entonces bailar sobre mi estómago un montón de conflictos, que no tienen desembocadura, simplemente se limitan a enredarse entre mis venas mientras observo la forma en la que tiene aceptada su idealización de quedarse atrás. Y no lo soporto, porque yo tampoco puedo vivir sin él.

No después de todo esto, de lo que me hace sentir.

Mi mano se extiende hacia la suya y aunque da un pequeño respingo y pretende apartarse, cruzo nuestros dedos con una lentitud que resulta arrolladora y doliente. Sus manos también sudan pero no me importa; no aparto la mirada de su lado, mientras sus labios comienzan a temblar con fuerza. Suelta pequeños hipidos, pero no me importa tampoco.

Porque lo único que quiero que sepa es que quiero quedarme a su lado, para siempre.

—N-newt, yo no soy nadie importante. No valgo para esta vida... A-A mí nadie me necesita. —Y la sonrisa que cubre sus labios, más que nada de inseguridad, desaparece cuándo muestro una expresión confiada y sin dudas, entre que me encargo de sujetar con mi mano libre su colgante.

Y puede que tenga razón, después de todo no tendrá a nadie que le espere en casa; porque sí, aunque pueda volver con su mejor amiga, Teresa, su casa estará vacía, fría y repleta de soledad. Pero mientras afianzo nuestras manos y literalmente estoy enfrente de él, no es difícil darse cuenta de que la única persona que quedará herido sin remedio si Thomas muere, sería yo.

Arrastro mis piernas sobre la hierba húmeda, gateando hasta quedar enfrente de suya, para acortar cercanías. Me coloco entre sus piernas, y a él se le corta la respiración.

Humedezco a continuación mis labios mientras vuelvo a unir como imanes nuestras miradas, y solo pienso en una cosa que es segura. Se la digo alto y claro, me encargo de que me escuche con la cercanía que tenemos, tan parecida a muchas otras veces, pero... Esta vez no pienso apartarme.

—Yo —afirmo—, yo te necesito. —Él vuelve a negar, no queriendo creerlo, soltando esas lágrimas que ya no aguanta y antes de que comience a decirme que nada de esto está bien, o que se me ha ido la cabeza, afianzo nuestro agarre de manos.

Después no le es difícil saber que quiero hacer. Le pido permiso con una mirada, y cuándo sus ojos achocolatados se cierran una sola vez, temblando, es lo único que necesito. Vuelve a abrirlos para no perderse nada y mientras trato de no soltar sus dedos...

Lo silencio con un beso.

Entonces y solo entonces vuelvo a sentir lo mismo, lo que sólo había sentido en una ocasión, en la habitación del refugio falso. Ese beso despertó un cosquilleo en mi interior, sólo ese beso me hizo desear más aunque saliera corriendo. En realidad quería volver, volver a sentir esa chispa. Y ahora que lo estoy haciendo, mi corazón va a hacer un agujero en mi pecho para saltar a dar brincos como a un niño que le han dado más ración de comida que a otros.

La comparación me entristece al pensar de nuevo en mi distrito, pero me doy una oportunidad para disfrutar de este momento, que es mío y me recuerdo que nadie me lo puede quitar; no ahora. Así que deshecho todo eso por una vez, lo quemo en cenizas y me centro en la sensación de mi interior que se hace más intensa, que crece rápidamente. Como una flama. Surge por todas partes, se extiende por todo mi cuerpo y me emociona darme cuenta de que me encanta.

Pero en vez de satisfacerme, los besos aumentan la necesidad que tengo de sentirlo más de cerca. Nunca en mi vida me he sentido más seguro de algo, de lo mucho que me gusta tenerlo conmigo, y se siente tan real que llega a doler. El beso es torpe, nuestros dientes chocan, pero ambos nos reímos como el par de adolescentes que somos y dejamos que el fuego nos guíe.

Nuestras manos sujetadas se separan, y las suyas exploran mi cabello, lo revuelven, lo hacen un lío y tironea varias veces. La que no sujeta el colgante se encarga de acariciar su mejilla perlada de pecas, de sentir más de cerca esa piel suave y preciosa que me deslumbró desde la primera vez que lo anunciaron en la cosecha.

Nuestras respiraciones se acompasan, y mientras, ambos nos vemos incapaces de tener menos del otro. Una fuerza más grande nos une, hasta que claro, lo que nos devuelve a la realidad es la falta de aire. Tomamos distancia, rompiendo esa magia que llevo buscando desde hace mucho sin darme cuenta, pero sus manos se mantienen enganchadas en mi cabello y parte de mis mejillas; la mía descansa sobre su pecho, escuchando los latidos de su acompasado corazón.

Ambos respiramos agitadamente sin creer todavía lo que acaba de pasar, pero no tarda Thomas ni un segundo en volver a juntar nuestros labios, claro, pero sin menos fogosidad y los siento como una droga. No lo pienso dos veces cuándo veo el rastro de lágrimas que está hecho y esa sonrisa boba que baila sobre sus labios.

—Yo tampoco puedo vivir sin ti.

N/A → eh, buenoooo, no tengo mucho que decir sobre esto, solo que disfruté muchísimo. en serio, no dejo de leerlo y en que, a pesar de que me hubiera gustado hacerlo mas largo (para contar otras cosas), creo que es lo que necesitaban. denle gracias a la canción del principio, amé.

emocionada de sus opiniones, aaaa

los quiero mucho y nos veremos pronto, tributos.

Se despide xElsyLight.

Continue Reading

You'll Also Like

26.3K 3.1K 24
La vida sin mรบsica no es nada, sรณlo gris y tediosa; al menos asรญ lo dice Eddie, quiรฉn no puede vivir sin ella. Sus horas libres son dedicadas a la mรบ...
1.4K 192 6
Regulus Holmes es un detective que necesita un compaรฑero de cuarto y James Watson es un mรฉdico militar retirado, pero... ยฟQue pueden tener en comรบn? ...
13.6K 1.3K 64
Regulus Black estรก enojado. Quiere venganza. Quiere ver el mundo arder por todo lo que le han hecho. Tambiรฉn quiere besarse con James Potter, pero es...
36K 2.2K 26
One shot sobre Jason x Percy que entran en el Concurso de Derpy_Warren