Sostenme en tus brazos

By BTbae_MinYoonJi

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Kim NamJoon es un arrogante doctor católico con una vida perfecta de acuerdo el estándar coreano pero que no... More

Sostenme En Tus Brazos
CAPÍTULO UNO: When I Was Done Dying
CAPÍTULO DOS: Oblivion
CAPÍTULO TRES: Alice
CAPÍTULO CUATRO: Tender
CAPÍTULO CINCO: Beetlebum
CAPÍTULO SEIS: Play dead.
CAPÍTULO SIETE: Bury A Friend
CAPÍTULO OCHO: Il Pleut
CAPÍTULO NUEVE: We Were Friends
CAPÍTULO DIEZ: Wake
CAPÍTULO ONCE: Save Me
CAPÍTULO DOCE: Nobody
CAPÍTULO TRECE: Let It Happen
CAPÍTULO CATORCE: Magic
CAPÍTULO QUINCE: Me Gustas Tú
CAPÍTULO DIECISÉIS: Venus As A Boy
CAPÍTULO DIECISIETE: Algo Sucede
CAPÍTULO DIECIOCHO: Song For you.
CAPÍTULO DIECINUEVE: Generous Palmstroke
CAPÍTULO VEINTE: Parents
CAPÍTULO VEINTIUNO: Peanut Butter & Tears
CAPÍTULO VEINTITRÉS: Felicidad
CAPÍTULO VEINTICUATRO: When Memories Snow
CAPÍTULO VEINTICINCO: Your Blood
Q&A PERSONAJES SETB pt1
CAPÍTULO VEINTISÉIS: Candy - Fantástico
Q&A PERSONAJES SETB pt2
CAPÍTULO VEINTISIETE: Ilomilo
CAPÍTULO VEINTIOCHO: Come Sweet Death
CAPÍTULO VEINTINUEVE: Call Out My Name
CAPÍTULO TREINTA: Final
COMENTARIOS FINALES
IMPORTANTE
CUENTA DE TWITCH
Universo En Desarrollo
NO ES UN CAPÍTULO, ES UN MEME

CAPÍTULO VEINTIDÓS: Borderline

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By BTbae_MinYoonJi

«Estamos en el límite. Atrapado entre las mareas del dolor y el éxtasis. Posiblemente una señal. Voy a tener la noche más extraña el domingo. Ahí voy, todo un espectáculo para un solitario en Los Ángeles, preguntando cómo logré terminar en este lugar y no pude escapar. Estamos en el límite. Peligrosamente lejos y todo perdonado. Habrá una pelea, será un precio a pagar el lunes (Si tú y yo nos ponemos cómodos) [...] ¿Seré conocido y amado? ¿Hay alguien en quien yo confie? Empiezo a estar sobrio. ¿Ha pasado el tiempo suficiente? ¿Seré conocido y amado? Un poco más cerca, lo suficientemente cerca. Soy un perdedor, relájate»

(Tame impala, Borderline, 2019, 0m25s)

El reloj del televisor marcaba unos minutos antes de las siete de la noche. El atardecer había comenzado hacía poco rato. Afuera el sol ya estaba a mitad de camino para ocultarse y los rayos anaranjados iluminaban el rostro moreno y perfilado de NamJoon recostado juntó a él. YoonGi lo miró fijamente.

La mañana de aquel sábado había sido el final de su primera semana en la escuela, y también el primer día de sus reuniones en el club. A diferencia de las clases normales que seguían el mismo plan de estudios que una escuela común y corriente, los clubes eran cosa aparte. Cada escuela siempre era diferente y la suya no pudo resultar mejor. YoonGi se había inscrito al club de cocina.

Para su suerte, buena o mala, aún no decidía cuál de ambas, Jeon tatuajes estaba inscrito en el club de fotografía, después de todo, el joven alto no era nuevo como él. Fue por eso que, esa tarde, no se quedó en la biblioteca, y en lugar de ello había ido directo de vuelta al departamento.

Después de tomar el almuerzo, NamJoon le había propuesto salir a pasear a cualquier parte de Seúl, sin embargo, ambos acordaron que era mejor quedarse a descansar por dos razones. La primera, porque NamJoon había vuelto a cubrir un turno de treinta y ocho horas y apenas había llegado a casa cuando YoonGi aún estaba en las clases del club, así que lucía cansado como para salir. Y, segundo, porque afuera seguía siendo un maldito infierno y se estaba mejor en los lugares cerrados con la comodidad del aire climatizado.

Así fue como, al final, habían movido la mesa de la sala, poniéndola en una esquina junto a las ventanas altas, encendido el televisor y tirado un futón en el suelo para recostarse y mirar una película. No obstante, a YoonGi difícilmente le atrapaba una película, prefería las series de anime apenas por sobre los mangas, y NamJoon, el simplemente se había quedado dormido a los minutos de haber iniciado la reproducción del video.

Entonces ahí estaban ellos dos, el tenue volumen del televisor mezclado con el murmullo del aire acondicionado, el sol anaranjado inundando la habitación, NamJoon durmiendo plácido a su lado y él observando su preciosa piel tostada. Un maullido resonó en las cercanías.

Su pequeño gato vino caminando desde el fondo de la cocina y con sigilo se acercó al rostro de NamJoon, sus bigotes se agitaron al olfatear su cabello. YoonGi imagino que estaba oliendo la fragancia de su shampoo. Se apresuró a apartarlo cuando noto las claras intenciones que tenía este de treparse a la espalda de NamJoon.

Se levantó, tomó a Guksu y se lo llevó consigo hasta su habitación donde, después de programar el aire acondicionado, lo dejó con la puerta cerrada. Antes de volver a la sala pasó al cuarto de NamJoon, recogiendo la ropa y toalla sucia del día. Sus intenciones eran sólo recoger y ordenar la pieza, sin embargo su paso por el tocador del baño le dio otra clase de ideas.

YoonGi regresó pronto al salón y se recostó de vuelta al lado de NamJoon, dejando aquellos artículos especiales en el sofá detrás suyo. Se acercó a kim doctor y acarició su rostro suavemente.

El moreno no se movió salvo sus ojos que se giraron suavemente debajo de sus párpados aún cerrados. YoonGi permaneció un segundo ahí, quieto. Jamás imaginó estar así con absolutamente nadie, mucho menos con alguien como NamJoon. Recordó el día en que lo había visto por primera vez, recién había abierto los ojos cuando aquel hombre, vestido en una bata blanca, había atravesado las cortinas con esa mirada cargada de desprecio.

Esos ojos, tenía un recuerdo previo de aquellas cuencas marrones. Una imagen que constantemente era opacada por un destello de luz y luego no había nada más que oscuridad. Varias veces se preguntaba de dónde provenía esa imagen pero por mucho que lo intentará, no lograba nada.

YoonGi apartó un mechón de cabello de la frente de NamJoon. Se acercó un poco más, dejando apenas unos milímetros de separación entre nariz y nariz. Repaso las cejas oscuras con la yema de sus dedos. NamJoon era un hombre guapo, lo había notado apenas verlo la primera vez, sólo un hombre hetero no lo notaría. Sin embargo esa tarde aquella realidad fue la verdad absoluta para YoonGi.

Con cuidado acortó la distancia una vez más y unió su boca con la de NamJoon. Dio solo un par de besos, primero uno corto, luego otro bastante largo. Se separó y miró a NamJoon aún dormido. Volvió a besarlo, está vez rozando sutilmente el labio inferior de esa boca con la lengua. NamJoon puso una mano sobre su cintura y atrapó su boca con la suya. YoonGi suspiro en silencio.

— ¿Descansaste? —preguntó YoonGi—. ¿Te sientes mejor?

— Bastante mejor —murmuró NamJoon, aún besándolo—. Perdón por quedarme dormido.

— No importa, tampoco vi la película.

NamJoon sonrió sobre su boca.

YoonGi se giró sobre su costado hasta caer boca arriba, NamJoon se recargó sobre sus codos, quedando encima de él. Ambos siguieron besándose y pudo sentir ambos sexos, comenzando a endurecerse. Lo estaba deseando tanto.

— ¿Quiéres ir a la cama? — preguntó NamJoon, metiendo una mano debajo de su playera blanca.

YoonGi sintió los dedos de este empezar a jugar con uno de sus pezones. Negó suavemente.

— Házmelo aquí —respondió.

— ¿Qué quieres que te haga, Min YoonGi? — preguntó NamJoon, ahora con una sonrisa traviesa.

YoonGi lo tomó de las mejillas y lo hizo mirarlo a los ojos. NamJoon lucía increíble bajo la luz del atardecer.

— No quiero que me cogas —dijo—. Quiero que hagamos el amor.

NamJoon no respondió, sólo permaneció observándolo directo a los ojos. No fue hasta que YoonGi le sonrió suavemente, que este se inclinó y siguió besándolo, comenzando a quitarle la ropa. YoonGi hizo lo mismo y no dejó sus manos quietas ni siquiera al despojar a NamJoon de la última de las prendas que llevaba encima. Lentamente acaricio su espalda, su cintura y sus muslos, mientras Kim doctor también lo acariciaba con delicado tacto por cada parte de su cuerpo.

Cuando ambas respiraciones parecieron acompasarse en medio de la agitación, YoonGi señaló al sofá, NamJoon alzó la mirada y dejó escapar una risa corta. El moreno tomó los condones y el lubricante, recostándose. YoonGi se sentó a horcajadas sobre su pelvis, peligrosamente cerca. Tomó uno de los condones y también se puso uno, mientras NamJoon lo observaba.

Igualmente intentó tomar el tubo de lubricante sin embargo NamJoon no se lo permitió, en cambio se sentó y tomándolo por la cintura murmuró contra su cuello:

— Yo lo hago.

YoonGi no se opuso y dejó que Kim doctor se llenará la mano con lubricante antes de introducir con suavidad y lentitud un par de dedos en su intimidad. En esa posición, NamJoon sentado y YoonGi rodeándolo con sus piernas, se besaron despacio, largo y entregados por completo a esa única tarea.

— ¿Te gusta? —preguntó NamJoon en medio de sus besos.

YoonGi ronroneo tenuemente apretando sus labios, disfrutando.

— Sí, mucho —respondió.

NamJoon siguió besándolo, complacido por aquella respuesta.

YoonGi intentó recordar si alguna vez alguien se había preocupado siquiera por algo así de básico como su placer. No demoró en reconocer que, efectivamente, nunca fue más que un objeto para los demás. Y estar así, siendo procurado, cuidado y complacido por alguien, tan desinteresadamente, le hizo sentir un inmenso hueco en su existencia misma.

¿Eso era ser amado?

Había confundido tantas veces lo que era el amor que ya no podía estar seguro de que aquello si lo fuera. Jamás se le dio esa oportunidad de saber, de conocer, de experimentar el amor verdadero. Y se asustó.

Le asustó la idea de estar volviendo a equivocarse. Que una vez más le estuvieran engañando para aprovecharse de él y tomarán lo poco que quedaba de su persona. YoonGi ya no podía dar más.

Repentinamente experimentó una profunda sensación de opresión en su pecho que lentamente se lo tragaba a un lugar demasiado oscuro de su mente. El polvo blanco se apoderó de todos y cada uno de sus pensamientos, propagándose por cada fibra de su ser el recuerdo de la quietud, del olvido.

Los labios de NamJoon se movieron sobre los suyos, sacándolo de aquel hoyo que muchas veces parecía no tener fondo.

— ¿Qué estás pensando? —dijo en un suave murmullo.

YoonGi lo sintió aún dentro suyo. No respondió, porque no podía contarle. En su lugar, se quitó de encima y lo jalo consigo, acostándose para dejar que NamJoon quedará arriba de él. Este lo siguió y pronto se encontró dentro suyo una vez más, firme, gentil y cálido. Y cerró sus ojos.

¿Así debía sentirse el amor?

El polvo cayó como nieve entre todos sus recuerdos. Vio la nítida imagen de su madre golpeándolo, la sonrisa de su maestra bajo ese labial rosa, el llanto de sus compañeras escondidas detrás de los columpios, JiMin escupiéndole en los vestidores, unos extraños sonriendo mientras lo lanzaban al basurero, los ojos afilados de HoSeok en ese callejón, los dientes amarillos de sus matones, el estómago de todos aquellos hombres que habían pagado por él.

Cada recuerdo desfiló uno tras de otro sin parar. El hueco en su pecho fue haciéndose más profundo y el nudo en su garganta más grande. Quiso gritar pero sus pulmones no obedecieron. Y solo podía pensar en la misma cosa cada vez.

Polvo blanco inundando sus fosas nasales.

— ¿En que piensas? — insistió NamJoon, haciéndole abrir los ojos mientras se mecía entre sus piernas.

YoonGi parpadeo rápidamente, permitiendo que lágrimas cayeran por sus pómulos.

— ¿Me amas? —preguntó con voz pequeña y rota.

YoonGi estaba roto.

— Te amo —dijo NamJoon.

Su corazón se estrujo. ¿Eso era ser amado? Repitió de nuevo en su cabeza. Tiro de NamJoon y lo abrazo por el cuello, jalándolo hasta rozarle los labios.

— ¿Y si yo no sé si te amo? —preguntó.

Al instante se arrepintió, asustado por la reacción que pudiera recibir.

NamJoon detuvo sus caderas y acarició sus mejillas, limpiando las lágrimas derramadas. YoonGi lo miró en silencio, jugando los dedos sobre su barbilla.

— Aún así, yo te amo —afirmó Kim NamJoon, con un rastro de dolor en su mirada.

No necesitaba escuchar más. Eso era suficiente. Se colgó de los labios de NamJoon sintiendo como cada músculo en su interior se contraía. Kim doctor siguió meciéndose en su interior, primero lento después más y más rápido. Todo dentro de él pedía más, su piel, su boca, su sexo.

— Más —pidió entre jadeos.

NamJoon obedeció, respirando tan rápido como él, cada uno al borde del límite, cerca de alcanzar la maravillosa y deseada gloria. NamJoon fue el primero en llegar pero no se detuvo y YoonGi lo agradeció tanto porque, cuando al fin explotó vaciando cada gota blanca de su ser dentro del condón, pudo sentir que nuevamente respiraba, que flotaba entre los brazos de NamJoon y el dolor de su pecho se disipaba.

No sabía lo que era el amor, pero si deseaba que fuera de algún modo, esperaba que fuera ese. Y fue allí, mientras se miraban en medio del orgasmo, que YoonGi decidió aferrarse a NamJoon con su vida misma.

Después de todo, ya no quedaba otra cosa que le pudiera dar.

....

NamJoon no solía sufrir de insomnio sin embargo, cuando se enfrentaba a cargas extremas de estrés o incertidumbre, la calidad de su sueño se veía realmente afectada. La prueba de ello era el aspecto de sus ojos aquella mañana de domingo. Se miró por un breve instante en el espejo retrovisor del auto y se dijo a modo de convencerse que no estaba tan mal.

Giro en la avenida principal y no se detuvo hasta llegar al estacionamiento fuera de la Iglesia Myeongdong. ¿Por qué carajos había aceptado ir? Porque su hermana no había dejado de llamar e insistir, y porque de algún modo lo había amenazado con ir a buscarlo hasta su casa. Y sí, sí lo hizo fue porque quería mantener a su familia tan lejos como fuera posible de YoonGi.

Llegó apenas unos minutos antes de que el Padre diera inicio con la misa. Su familia se había sentado en las bancas del medio a la derecha. Su padre apenas y lo saludo cuando le ofreció una reverencia.

Había pasado ya más de un mes desde aquella discusión y era la primera vez que se encontraban desde entonces. La discusión parecía seguir ahí, oculta en el aire, esperando a ser retomada. NamJoon no iba a ceder tan fácil.

Su madre y hermana, incluso su cuñado, debieron notar que algo estaba mal entre ellos, su semblante tenso y sonrisa forzada los había delatado, no obstante ninguno de ellos tuvo el valor de decir absolutamente nada al respecto. Por supuesto, nadie en su sano juicio sería capaz de llevarle la contraria a la cabeza de la familia, la jerarquía familiar era muy clara al respecto. Y por primera vez NamJoon se cuestionó la validez de dichos valores.

Al finalizar la misa todos habían vuelto a la casa de los padres de NamJoon. Ahora que GeongMin vivía con su esposo el ambiente en aquella vieja casa se sentía distinto, frío, sin vida. Por algún motivo aquello le provocó un escalofrío que fue desde la punta de sus pies hasta la nuca.

En ese instante se dijo que no había sido buena idea volver, sin embargo, el calendario marcaba domingo agosto doce. Su cumpleaños. Ese era el lugar en el que se suponía debía estar y a pesar de ello su corazón estaba buscando otro sitio.

Aquella sensación pareció tener absoluto sentido cuando, inesperadamente llamaron a la puerta y GeongMin, que había ido a abrir, volvió con la señorita Moon ByulYi a su lado. Su familia estaba, de nuevo, actuando a expensas de él. Y tal vez habría podido soportar la situación de no ser porque a los minutos se apareció SeokJin con su esposa y dos hijos acompañándolo.

Tenía que ser una jodida broma de mal gusto. Una vez más, si había realmente una deidad allá arriba entonces, de su parte, podía irse al carajo.

Todos fueron a la mesa del comedor.

— ¿Qué se siente tener treinta y uno? —preguntó SeokJin cuando su hermana y Moon ByulYi habían ido a la cocina.

— Nada—respondió de mala gana, adivinando las intenciones detrás de la afilada mirada de SeokJin—. ¿Se supone que deba sentir algo en particular?

— Madurez, compromiso, algo similar.

NamJoon quería responderle cualquier cosa que lo contradijera, sin embargo se contuvo por dos motivos. En primer lugar, fue la mirada de su padre al otro extremo de la mesa que le advertía comportarse, y segundo, porque su madre y las otras dos mujeres volvieron con la sopa miyeok guk y una bandeja con pastelillos de arroz.

Todos en la mesa le desearon salud y éxito cuando tomó la sopa de algas y comenzó a comer. Y a pesar de las sonrisas y los buenos deseos, la tensión alrededor de todos ellos era casi palpable. Sobre todo para NamJoon, que tenía a SeokJin sentado frente suyo y a la señorita ByulYi a su lado izquierdo, entre él y su hermana, mientras que a su derecha, apenas con su madre de barrera, estaba su padre.

Esa fue la primera vez que se sintió cien por ciento consciente de la jaula en la que estaba y a la que, por adoctrinamiento, se había acostumbrado a soportar.

Fue entonces que, por si no tuviera ya demasiados problemas, su hermana dio aquella noticia.

— YoungJae y yo vamos a tener un bebé —había dicho GeongMin, dirigiéndose a sus padres—. Estoy embarazada.

Su madre fue la primera en aplaudir antes de levantarse y abrazar a su hermana. Su padre sonrió satisfecho mientras SeokJin felicitaba a su cuñado y le recalcaba la dicha de ser padre. Mientras tanto NamJoon, observó el rostro de Park YooJeon, quién, aunque también sonreía, lucía cansada, aún sosteniendo al bebé en brazos.

Fue hasta el final que NamJoon se levantó y abrazó a su hermana antes de acercarse a Lee YoungJae y ofrecerle un apretón de manos, observando así en su rostro la duda y el pesar. Ese pobre hombre, su cuñado, quería tener hijos con el mismo entusiasmo que expresaba NamJoon por formar una familia. ¿En qué momento permitió que su hermana se casará con un tipo así?

NamJoon se prometió no ser esa clase de hombre para absolutamente nadie, nunca. Sin embargo, mientras se hacía esa promesa, su padre ya había puesto en marcha sus propios planes.

— Señorita Moon ByulYi, espero pronto mi hijo y tu puedan darme nietos también.

El aire que NamJoon inspiró se quedó a mitad de su garganta en tanto Moon ByulYi se sonrojaba y sonreía avergonzada.

— NamJoon-ssi y yo apenas hemos tenido un par de citas en estos meses—dijo ella con voz queda—. Creo que es muy pronto para hablar de niños.

— No creo que mi hijo piense eso —respondió su padre mientras lo miraba fijamente—. ¿No es así NamJoon?

El no respondió y se limitó a beber del vaso de agua que su madre le había servido. SeokJin lo seguía observando. En algún momento, cuando su madre comenzó a contar anécdotas de su tiempo como niño, NamJoon se vio obligado a abandonar la mesa, con la excusa de ir al sanitario.

No obstante, aprovechando que el baño estaba al fondo del pasillo y al pie de las escaleras, se escabulló al piso superior y se adentró en su antigua habitación. El sitio lucía tal cual después de haberse mudado a la mitad de sus años en la universidad.

Los muebles, los libros, las cajas y las sábanas. Todo exactamente igual, incluso, sobre las repisas, seguían los cientos de figuras de origami que había hecho y perfeccionado a lo largo de su niñez y adolescencia. Y ahí, sobre la cómoda, seguía la foto de Koya. Hacía mucho que no veía una foto de él.

Nunca debió dejarlo salir solo, se reprocho en silencio, de lo contrario, su perro hubiera podido vivir varios años más con él. Seguía preguntándose cómo siquiera alguien pudo haber sido capaz de aquella atrocidad. Muchos años atrás le hubiera parecido impensable que existieran personas tan malvadas. En ese momento aquellas dudas ya no tenían cabida en su cabeza. El mundo estaba podrido.

Y como un hongo esparcido en la comida de forma invisible, la podredumbre podía alcanzar sitios inimaginables a plena vista de todos. Cuando NamJoon volvió al piso de abajo no tuvo más dudas de ello.

Su madre ya estaba en las escaleras esperando cuando fue camino abajo. Su sonrisa tensa y forzada le dijo a NamJoon que algo estaba mal.

— Tu padre está en el despacho con SeokJin—anunció la mujer, acariciando su mejilla—. Me dijo que fueras con ellos, por favor, no le lleves la contraria.

¿Siempre había sido así la dinámica en su familia? Se preguntó NamJoon interiormente. ¿Su padre ordena y ellos temen?

— Está bien —contestó.

El despacho era una habitación en la parte baja de la casa que su padre había adaptado como oficina personal. Pocas veces NamJoon había estado en ese sitio pero sabía que de toda la casa ese era su lugar menos favorito. Nada bueno pasaba allí, jamás.

Al entrar de frente encontró el escritorio y detrás de él su padre, sentado, mirándolo, mientras que del otro lado, junto al librero, estaba SeokJin, recargado de espaldas, también mirándolo. NamJoon tomó asiento en uno de los sillones libres.

— NamJoon, se que ya hablamos de esto pero SeokJin y yo aún estamos preocupados por ti —dijo su padre con tono monótono y serio—. Entiendo que crees que estás haciendo algo bueno pero solo vas a terminar perjudicado por alguien que no vale la pena.

— ¿Eso piensas, papá? —respondió.

Su padre no contestó, en cambio miró a SeokJin, quién se acercó hasta ellos y dejó un bonche considerablemente grueso de papeles en frente suyo.

De nuevo lo estaban haciendo. NamJoon apartó la mirada al otro extremo de la habitación, negando suavemente con la cabeza.

— Léelo —dijo SeokJin casi como dándole una orden—. Hay nueva información.

NamJoon giró sobre sí mismo y conectó su mirada con la del policía. Había un aire de satisfacción rodeandolo.

NamJoon tomó el nuevo expediente y lo abrió. Al ver la primera imagen su corazón se aceleró. Era una fotografía vieja y desgastada de una mujer joven, según los datos de la hoja, tenía 21 años. Aquel rostro tenía un moretón grande en el pómulo derecho, el labio partido y varias laceraciones por toda la cara.

Min HaNeul, como decía que se llamaba, había sido asaltada y violada una noche a principios de junio de 1994. Sin testigos y sin pruebas acusatorias, sólo una breve descripción de los hechos y una descripción bastante «ambigua», según así habían dictado los oficiales, del rostro de su agresor.

Leyendo esas líneas pudo notar dos cosas en concreto, la primera, el reporte hacía un constante y casi absurdo hincapié en la hora de la agresión y vestimenta de la víctima, casi sugiriendo de forma ridícula que la culpa era de la chica. Lo segundo, es que Min YoonGi y Min HaNeul, fuera del apellido, no se parecían en absolutamente nada. Los ojos, la nariz, la boca, las orejas y el mentón. Nada, ni una sola similitud.

Entonces su estómago comenzó a revolverse.

Aún así siguió leyendo, encontró otro nombre: Song YeHyun, la madre de Min HaNeul. Pasó de hoja. Song YeHyun había muerto de cáncer siete años atrás. Y Min HaNeul, a los pocos meses, se había suicidado. Ambas estaban muertas. Y sin embargo, las pocas veces que YoonGi las había mencionado se refería a ellas como si estuviesen vivas. Min YoonGi aún no lo sabía.

Alzó la mirada hacia su padre, luego hacia SeokJin. Parecía como si estuvieran disfrutando su asombro. Siguió leyendo. Los siguientes ya no eran sólo informes policiacos ni informes médicos, eran expedientes psicológicos de los cuestionables comportamientos de YoonGi con sus compañeras y reportes escolares de todas y cada una de las escuelas a las que este había asistido. Incluso encontró el expediente de Guardia y Custodia del Estado, dónde le cedían la tutela y cuidado de Min YoonGi al orfanato de monjas de DaeGu.

Se topó con varias fotos y en todas ellas figuraba Min YoonGi en diferentes etapas de su vida. Allí estaba siendo niño, siendo adolescente y siendo un joven de preparatoria a inicio de año escolar.

La cereza del pastel fue el último informe redactado personalmente por el oficial y jefe Kim SeokJin la noche del robo a la tienda de conveniencia del barrio.

Era la historia completa de Min YoonGi, reducida y limitada a ochenta hojas maliciosamente recopiladas. Y sin embargo, NamJoon ya lo sabía todo.

— ¿Realmente piensas que no lo sé? —dijo al aire mientras cerraba la carpeta de hojas, cansado.

Escuchó a su padre inspirar con fuerza.

— ¿No te das cuenta? —reprochó su padre—. Cuando la gente sepa la clase de amistades que frecuentas...

— Solo hay una forma en la que se podrían enterar —interrumpió—. Y si lo hacen entonces ten por seguro que hablarán bastante del hijo de Kim ChanSung. Imagina el escándalo. A como yo lo veo, este es un secreto entre nosotros tres.

— ¿No has leído bien? —preguntó un SeokJin ya molesto—. Ese tipo está podrido desde que vino al mundo. Alguien como él jamás sería tu amigo, es sólo una maldita basura de las calles que sin ti no es nada, se está aprovechando de ti y tú dinero.

— Esa es tu opinión.

— Es la realidad.

En ese momento NamJoon se dió cuenta que aquella discusión no acabaría en ninguna parte. Su padre y SeokJin no iban a ceder, los conocía bien y él no tenía las ganas para siquiera explicar algo que aquellos hombres jamás entenderían. Así que simplemente se levantó y tomó el bonche de hojas.

— No puedes llevártelo —indicó SeokJin con firmeza.

NamJoon rió de lado.

— ¿Eso crees? —dijo—. Adelante, quítamelo. Igual estoy seguro que tienes más copias.

SeokJin se encuadro de hombros y dio un paso al frente, quedando ambos apenas a unos centímetros de distancia. Había una amenaza no dicha en esa postura y NamJoon decidió ignorarla.

Intentó girarse de camino a la puerta pero SeokJin lo tomó con fuerza del bicep. En respuesta, NamJoon tiró de su brazo y después lo empujó, apartándolo de su camino. Dio otro paso y está vez recibió un golpe directo a su mandíbula, tan fuerte y exacto que lo hizo caer al suelo, tirando en el proceso algunos adornos de cerámica que descansaban en los libreros.

Antes de poder levantarse, su hermana y madre ya estaban en el despacho, observando con preocupación la escena. NamJoon tocó su labio roto y saboreo la sangre en su boca. Debió ser él en dar el primer golpe y había desperdiciado la oportunidad. Por fortuna aún tenía las hojas en su poder.

Se levantó del suelo, cruzó la mirada con su padre, observando como a este no le producía siquiera un mínimo de remordimiento el haber provocado toda aquella situación. Fue ahí que lo supo. Su padre y SeokJin, eran personas malas. Tal vez debió saberlo desde aquel día en que su perro desapareció y su padre le ofreció comprarle uno nuevo, o cuando SeokJin sonrió al ver a su perro degollado mientras que, por esas fechas, siempre cargaba con una navaja de camino a la escuela.

Así que decidió no decir nada más, simplemente retomó su andar por el lugar, de camino a la puerta mientras la cerámica rota crujía bajo sus zapatos. Fue entonces que SeokJin dijo:

— ¿Te lo estás cogiendo?

Al fin uno de los dos tuvo el valor de decir en voz alta lo que ya sospechaban. NamJoon se giró, volviendo a mirar a su padre. No dijo nada sin embargo tampoco le preciso negar la que parecía para todos ellos ser la peor de las acusaciones hechas o dichas hasta ahora en esa casa. Kim ChanSung lo supo de inmediato.

La furia en sus ojos era la prueba.

— Sal de mi casa —ordenó su padre casi colérico—. ¡Sal de mi casa, maldito degenerado!

NamJoon apretó la mandíbula y salió de ese sitio, cruzando la puerta e ignorando a su madre y hermana cuyos rostros oscilaban entre el horror y la confusión. A la mierda esas personas.

NamJoon ya tenía una familia por la cual si valía la pena preocuparse.

...

YoonGi miró fijamente al wok en la estufa, vigilando que el dorado del pollo fuera perfecto antes de soltar la salsa agridulce. TaeHyung seguía cortando los rábanos cuando el pitido de la puerta al fondo del pasillo resonó por todo el apartamento. Ambos se miraron rápidamente.

— ¿Volvió tan pronto? —preguntó TaeHyung.

YoonGi no respondió más que encogiéndose de hombros, bajó la temperatura de la parrilla y fue directo al pasillo detrás de TaeHyung. De nuevo ambos se sorprendieron al notar el golpe que NamJoon llevaba en la cara.

— ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó nuevamente TaeHyung.

— Tu primo, eso pasó —respondió NamJoon.

YoonGi lo observó bien, más que parecer molesto, NamJoon lucía cansado.

— ¿SeokJin te hizo eso?—continuó Kim enfermero—. ¿Por qué?

NamJoon no respondió, solo fue hasta su habitación, directo al baño. TaeHyung lo miró de vuelta, ninguno supo qué decir al respecto. Entonces YoonGi le pidió que vigilara el pollo, dándole instrucciones para que apagara todo en cinco minutos exactos, y terminará de picar los rábanos y pelara los huevos duros para acompañar el Tteokbokki. El joven enfermero obedeció.

Mientras tanto, él siguió a NamJoon hacia su habitación, encontrándolo frente al espejo de su baño, revisando su herida. YoonGi se acercó y con cuidado lo hizo girarse hacia él, NamJoon no puso resistencia.

— Te ayudaré a limpiarla, siéntate en la cama.

NamJoon se sentó en la cama y YoonGi saco el desinfectante junto a un par de gasas que después empapo en el líquido azul. Con mucho cuidado limpio la herida. Pudo haber preguntado lo que había sucedido sin embargo NamJoon no parecía de humor para hablar al respecto, así que solo se ocupo de su cuidado en silencio.

Cuando ya casi terminaba se encontró con la mirada fija de NamJoon sobre él, observándolo. Su estómago revoloteó por un segundo.

— ¿Qué? —preguntó al dar el último toquecillo de desinfectante.

NamJoon parpadeó un par de veces, luego dijo:

— Me gustan tus ojos.

— Claro —respondió, rodando los ojos casi por inercia.

— Me parecen preciosos —agregó NamJoon—. Enigmáticos.

Entonces si que YoonGi sonrió después miró el rostro bronceado de NamJoon, en específico sus labios y mejillas.

— A mi me gusta tu sonrisa —confesó.

Era la primera vez que decía aquello en voz alta, hasta ese día había sido un pensamiento completamente privado para YoonGi. NamJoon respondió con una mirada escéptica, alzando una de sus cejas. YoonGi rió bajito.

— En serio, me gustan esos hoyuelos —dijo tocando con la punta de su dedo esa pequeña arruga en su mejilla.

Fue NamJoon quien sonrió entonces.

— ¿Sabías que son un defecto fisionómico? —dijo con tono gracioso.

YoonGi le prestó atención, verdaderamente interesado, NamJoon continuó:

— Son una anomalía estructural en un músculo facial llamado músculo cigomático mayor, encargado de elevar la comisura labial.

— Al menos es un defecto bello —dijo, pensando en lo bien que le quedaba a NamJoon.

— Tienes razón, al menos compensa mi color de piel —respondió Kim doctor.

YoonGi tiró la gasa de tela y pasó a lavarse las manos, pensando.

— ¿Qué tiene tu piel? —preguntó.

— Es más morena que el promedio, a muchos no les gusta —señaló NamJoon, también yendo a lavarse las manos—. No es como tú piel pulcra y blanca.

— La piel pálida puede tener sus ventajas, o desventajas —murmuró—, depende como lo veas.

— ¿Qué desventaja podría tener?

YoonGi cambió su expresión a una más seria. Lo pensó un rato, no por que no supiera la respuesta, sino porque le preocupaba como se lo tomaría NamJoon, al final decidió que estaba bien, no es como que este no conociera ya todo su pasado.

— Muchos hombres me eligieron en específico por mi piel blanca —dijo—. Ahí tienes, ventaja o desventaja, depende de tu perspectiva.

NamJoon asintió en silencio, después de eso, sin ningún aviso, jaló de él y lo abrazó. YoonGi tardó en reaccionar, sin embargo una vez entendiendo, no demoró en devolver el gesto, envolviendo la cintura de NamJoon con sus delgados brazos. Supo en ese instante que algo no iba bien con NamJoon y su familia y aunque no sabía el motivo o las circunstancias se dijo que estaría con él tanto como lo necesitara. Recargó su mejilla en el hombro de Kim doctor y aun abrazados, permanecieron allí por un minuto más.

Solo ellos dos, Min YoonGi y Kim NamJoon, y nadie más.

...


🌸✨Hola gente de internet, aquí Minmin YoonJi.

Varias personitas me han estado preguntando si planeo mudarme de plataforma ahora que Wattpad (otra vez) cambio sus POLITICAS DE CONTENIDO. Lo cierto es que, como ya se habran dado cuenta, todos mis personajes son, sin excepción, mayores de dieciocho años por lo que tecnicamente no infringo las reglas, no obstante, tal vez el unico personaje que me pueda representar un riesgo es YoonGi de «Los ojos más hermosos» ya que es una persona que se considera en estado vulnerable por su discapacidad visual, sin embargo dudo que pase algo más allá de una advertencia. 

A pesar de, si algun día la plataforma naranja decide funarme alv (como es su costumbre) pues igual puden encontrarme en Inkspired. Inkspired a mi gusto, es una plataforma mucho más completa, con una estetica visual más ordenada y atractiva que a su vez tiene muchas más ventajas que wattpad, por poner un ejemplo, nada en inkspired se promociona hasta ser "verificado". 

Tener una historia verificada implica y garantiza al lector una historia cuyos errores ortotipograficos se hallan al minimo junto a una historia de calidad. Me enorgullece decir que de 9 escritos que tengo bajo mi autoria, 7 se encuentra verificados. 

Así que aquí les dejo mi usuario de inkspired, ahí estan todas mi obras terminadas y al corriente, excepto la que en este momento nos ocupa, pues «Sostenme en tus brazos» en inkspired (o plataforma bicolor, como me gusta llamarle a veces) esta hasta el capitulo doce. Igual no se preocupen, ya la estoy poniendo al corriiente. De igual modo, aquí no se encuentra la adaptación al YoonMin de «Tan azul como la nieve» . Pronto tambien estara incluida.



De igual modo quiero invitarlos a que me sigan en mis redes sociales, por allí comparto momentos de mi día a día así como tambien algunas citas de mis fics y spoilers de mis proyectos actuales y futuros tambien. Además, algunas ya lo habran intuido o visto, estoy enviando uno de mis manuscritos a editoriales y aunque no deberia ser así, en muchos sentidos importa, más de lo que me gustaria admitir, el numero de seguidores que uno tenga para que una editorial decida publicar lo que empieza como un fanfic. 

So, si me pudieran ayudar en esa parte, se los agradeceria muchisimo. De paso así me ayudan a que más gente conozca mi obra y no sé, tal vez algun día su fic favorito pueda estar en papel. 

Mi perfil en insta es este:

En facebook no les digo que me sigan porque la verdad ahí ni memes comparto pero si igual quieren seguirme es el mismo user con la misma foto de insta. Como mis cuentas estan ligadas las historias y post de insta tambien se actualizan en face. 

Y pues nada, eso seria todo, muchas gracias por estar aquí y seguir apoyandome, si se llegan a mudar a inskpired pueden poner un comentario tipo: «Hola soy Vatisa11 de la plataforma naranjosa» así las puedo reconocer y saludar más a gusto.

IMPORTANTE: JAMÁS ESCRIBAN LA PALABRA WATTPAD EN INKSPIRED POR QUE LOS VETA, ES UNA REGLA QUE ESTA EN LOS TERMINOS Y CONDICIONES AL ABRIR UNA CUENTA «NO HACER PROMOCION O MENCION DE OTRAS PLATAFORMAS SIMILARES» 

Los quiero mucho, pasen una bonita noche y ya vayanse preparando para lo mero bueno. Si estan atentas a los comentarios ya podran ir adivinando lo que tengo preparado para el final. 

Saranghae. ✨🌸 

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