Frey (Darks #2)

By Ariana_Godoy

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Tercer libro en la Saga Darks (2021) Portada: BetiBup33 design studio. More

0 Intro
I. E I N S
II. ZWEI
III. DREI
IV. VIER
V. FÜNF
VI. SECHS
VII. SIEBEN
VIII. ACHT
IX. NEUN
X. ZEHN
XI. ELF
XII. Zwölf
XIII. DREIZEHN
XIV. VIERZEHN
XV. Fünfzehn
XVI. SECHZEHN
17. SIEBZEHN
XVIII. ACHTZEHN

XIX. NEUNZEHN

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By Ariana_Godoy

(19)

FREY


Frey odiaba esperar.

Odiaba aún más la incertidumbre de no tener el control sobre una situación, ni saber que iba a ocurrir. El chico Stein se movió de un lado a otro en las afueras del consultorio donde su padre estaba tratando a Raella. Su preocupación creaba un ciclo de preguntas:

¿Qué tan profunda era la herida? ¿Podría su padre detener la hemorragia? No era que desconfiara de sus habilidades, pero la palidez de Rae aún le atormentaba. ¿Quién había hecho esto? ¿Qué persona sería lo suficientemente sigilosa y rápida para coger desprevenida a alguien como Raella?

—¿Aún nada? —preguntó Balkan al volver.

—Nada.

—Nos conseguí treinta minutos más, después de eso, los guardias vendrán por nosotros —explicó Balkan, mordiéndose las uñas—. ¿Cómo ha pasado esto, Frey?

—No lo sé —respondió Frey, pasándose la mano por el pelo—. Veníamos caminando y luego, ella estaba herida. Fue muy rápido.

—Se aprovecharon del caos de la evacuación.

—¿Han dicho de que se trataba?

—No, solo que fue una falsa alarma. —Balkan lo miró—. ¿Quién es ella, Frey?

—Es complicado.

—Okaaaay. —Balkan se tambaleó y Frey lo sostuvo del codo.

—¿Estás bien?

—Lo siento, esa droga aún me tiene adormilado.

—Deberías descansar, no tienes que quedarte aquí.

—¿Y dejarte solo? —Él sacudió la cabeza—. No me gané el privilegio de ser tu amigo para abandonarte en los momentos más duros, ¿de acuerdo?

Balkan levantó la mano para acercarla al hombro de Frey y cuando este no protestó, Balkan la puso sobre su hombro y apretó con gentileza, sonriéndole.

—Gracias —respondió Frey, frustrado y ansioso.

—Por cierto, —Balkan bajó la mano—. ¿Cómo conoces a ese doctor?

Frey dudó porque, aunque, confiaba en Balkan, ni siquiera Frey sabía por qué su padre estaba en P.R.E.Y. Contárselo a Balkan no tenía mucho sentido si no tenía una explicación para su presencia. Además, estaba seguro que su padre se molestaría si él divulgaba su identidad. Mayne no había usado ese nombre, había usado su antiguo nombre y Frey desconocía la razón, pero no se interpondría en sus planes.

Así que Frey Stein sacó una página del libro de su familia para hacer una de las cosas que varios de ellos hacían con facilidad: mentir.

—Luna me habló de él, ¿recuerdas? —dijo Frey, recordando las palabras de Heist cuando intentó ayudarle a mentir.

"Si mezclas una verdad con una mentira, la mentira será más efectiva."

Era cierto, Luna le había hablado del famoso doctor Stevens del sótano. Lo que ella y Balkan no sabían era que ese era su padre. Así que mintió.

A Frey siempre se le había hecho difícil hacerlo porque era un chico de hechos, y bastante directo. Sin embargo, con el tiempo entendió que si quería sobrevivir en este mundo despiadado, no podía decir la verdad siempre.

—Oh, cierto. —Balkan se pasó la mano por la cara—. Qué día tan loco.

La puerta se abrió y Frey se apresuró de inmediato, su padre salió, quitándose un tapabocas y exhalando, sudor goteando los lados de cara, lo que denotaba su increíble esfuerzo y concentración en el asunto.

—¿Cómo está? —preguntó Frey de inmediato.

Su padre le sonrió.

—Sobrevivirá, le hicimos una transfusión, y por suerte, teníamos su tipo en el banco de sangre.

—¿Pueda verla? —Frey no se molestó en ocultar la desesperación en su voz.

Mason miró detrás de él, ojeando a Balkan antes de volver a mirar a Frey.

—Aún no, está inconsciente. Después de qué se recupere un poco, te dejaré verla —murmuró—. Deberían volver a sus habitaciones.

—No —dijo Frey con firmeza.

Mason torció los labios.

—Ven conmigo. —Balkan intentó seguirlos, pero Mason levantó la mano—. Necesitamos privacidad.

Frey se giró a Balkan.

—Ve a tu habitación, yo iré a la mía antes de que vengan los guardias —prometió y Balkan no tuvo más remedio que darse la vuelta e irse.

Mason llevó a Frey a una de las habitaciones vacías del pasillo, cerró la puerta y encendió un bombillo opaco que colgaba en el medio.

—Esta es una de las pocas habitaciones que no tiene micrófonos ni cámaras en esta institución. —Mason Stevens se acercó a la ventana y se recostó contra el cristal con brazos cruzados—. Supongo que tienes muchas preguntas.

Bajo esta luz, Frey notó que el cabello de su padre, que solía ser tan oscuro como la noche, se veía un poco rojizo. Y que sus ojos... no eran de colores diferentes, sino de un café oscuro. Eso no era posible.

—Tu cabello y tus ojos —murmuró Frey.

—Ah. —Mason se sacudió el pelo, juguetón—. Sí, tuve que cambiar un poco mi apariencia, tinte y lentes de contacto. Ya sabes, lo de ojos diferentes es bastante único y llamativo.

—Pero Luna... dijo que te vio... que tus ojos eran de colores diferentes.

—¿Luna? —Mason alzó una ceja—. Vaya, que haces amigos interesantes. —Su padre se encogió de hombros—. Allá abajo tengo más libertad, solo me ven pacientes, cuando subo a hablar con la administración o nuestro preciado director, soy un amable doctor pelirrojo de ojos cafés.

—¿Por qué esforzarte tanto? ¿Qué estás haciendo aquí?

Mason unió sus manos y las rozó como si estuviera esperando esa pregunta desde que entraron.

—¿Qué te hace pensar que te lo diría?

Frey hizo una mueca.

—¿Sabías que estaba aquí?

—Por supuesto, entraste con tu apellido Stein brillando por todos lados. Todos te notaron. —Lo señaló con el dedo—. No eres bueno pasando desapercibido, Frey.

—Lo hice a propósito para que—

—Jaeda supiera que estabas aquí y emergiera, ¿no? —Mason suspiró—. Y lo lograste, así que, ¿por qué no te has ido?

Frey dudó.

—Quiero destruir P.R.E.Y.

Mason asintió y luego se lamió los labios.

—Estás mintiendo, y sigues sin ser bueno en ello.

Frey enderezó su espalda, determinado.

—No miento.

—Tu objetivo era la extradición de Jaeda, lo conseguiste, y ahora estás buscando cualquier razón para quedarte aquí. Ve a casa, Frey.

El chico Stein apretó sus puños a sus costados.

—No puedo irme sabiendo todo lo que ocurre en este lugar. Mamá nos enseñó que—

—No puedes irte porque estás evitando el duelo de la perdida de tu madre. —Frey cerró la boca—. Te inventas objetivos difíciles y peligrosos para evitar volver a casa y procesar ese duelo.

—No sabes lo que dices. —Frey sacudió la cabeza—. Estoy procesándolo a mi manera.

Mason le dio una sonrisa torcida.

—Y tu manera es... ¿exponerte abiertamente en una institución como esta? ¿Enfrentarte a enemigos que ni siquiera has distinguido entre la gente que te rodea? Porque ese desinterés por tu seguridad física tiene un nombre en mi profesión.

—Para. —Frey tensó la mandíbula—. No soy tu paciente.

—Conducta suicida —dijo Mason, dándole la vuelta a Frey—. Sé que eres demasiado lógico para atentar contra ti mismo, así que exponerte así es mucho más fácil. Si alguien termina matándote aquí, escapa de tus manos, ¿no?

—¡Basta! —Frey se giró hacia él, furioso y lo agarró del cuello de la camisa—. ¡No soy tu paciente! —repitió entre dientes.

Mason puso la mano sobre la suya en el collar de la camisa.

—No lo eres, pero aún no te he escuchado negar algo de lo que he dicho.

Frey lo soltó y le dio la espalda.

—Estás equivocado.

—Ve a casa, Frey.

Frey se volteó para enfrentarlo.

—¿Por qué haría lo que tú dices? No puedes venir a actuar como mi padre de pronto.

Mason se echó a reír, su risa resonó por todo el pequeño cuarto. Frey arrugó las cejas.

—Ah. —Mason se rascó la frente con el pulgar—. ¿Por qué siempre van a eso? Nunca he sido el padre de nadie, Frey. Tienen a Pierce y a Adam para eso.

—Tienes razón, no soy Heist, así que nunca he esperado nada de ti. —Ante la mención de su hermano, la sonrisa de Mason se esfumó—. Ahora, es mi turno.

—¿Tu turno?

—De analizarte —dijo Frey—. Lo que sea que estés haciendo aquí es malo y lo estás haciendo a escondidas porque no quieres lidiar con las reglas de la familia. Quieres la libertad de perseguir tus instintos asesinos sin tener que darle explicaciones a nadie.

Mason sonrió y se lamió los labios.

—Muy bien, veo que leer todos mis libros de psicología te han servido de algo.

—¿Qué haces aquí?

—Bueno, si tu análisis es acertado, sabes que no te lo diré —respondió su padre con seguridad—. Ahora mismo tengo la libertad de hacer lo que quiera, sin rendirle cuentas a nadie.

—¿Adam y Pierce saben que estás aquí? —preguntó Frey, buscando otra vía para que le dijera la verdad.

—No —respondió Mason—. Y no vas a decírselos.

—¿Por qué no?

—Porque si lo haces, les contaré sobre tu conducta suicida y te obligarán a volver. —Mason aplaudió—. Y ambos tendríamos que salir de aquí y no queremos eso, ¿no?

Claro, pensó Frey, Mason nunca se habría aparecido frente a él sino tuviera una forma de asegurarse de que Frey mantuviera la boca cerrada. Seguirle preguntando lo mismo no lo llevaría a ninguna parte así que intentó otra cosa.

—¿Por qué has salvado a Raella? —A Frey le costaba mucho leer la conducta de su padre, sobre todo en estas circunstancias tan extrañas.

—Porque la amas.

Frey bufó, sorprendiéndose a sí mismo. No solía hacer ese tipo de gestos, pero a veces, sin querer imitaba las conductas de las personas con las que interactuaba.

—No mientas, no salvarías a alguien solo porque me importa.

Mason suspiró.

—No he sido un padre para ti, pero eso no quiere decir que sea indiferente a tu dolor. Si puedo evitarles sufrimiento, lo haré. Sé lo que la chica significa para ti.

Frey lo miró, incrédulo.

—¿Para qué necesitábamos privacidad? —Él señaló la habitación—. No piensas decirme por qué estás aquí.

—Necesitábamos estar a solas para decirte que te vayas de aquí y que le digas a Raella que se aleje de él.

—¿De él? ¿De quién?

Mason ladeó la cabeza.

—¿No lo sabes? —Frey sacudió la cabeza—. Bueno, ella sabrá a quién me refiero cuando se lo digas.

—¿Tampoco vas a decírmelo?

—No me corresponde.

La frustración ya le hervía la sangre a Frey.

—¿Por qué haces esto? Podríamos aliarnos, trabajar juntos para lograr nuestros objetivos. Lo hemos hecho antes. —No hacía falta mencionar a la chica de la sonrisa rota para que Mason supiera a lo que se refería.

—¿Si? ¿Y cómo te ha ido con eso, Frey? ¿Aún tienes esas horribles pesadillas? Han pasado años y ese trauma aún vive en ti.

—Eso no importa. Ahora ambos estamos aquí, podemos ayudarnos.

—No, esto debo hacerlo solo.

—¡Somos una familia! —gritó Frey, ya su frustración se había convertido en rabia pura—. Te guste o no, quieras ser parte o no. Este maldito egoísmo y división fue lo que nos volvió presas fáciles para Heiner. —Mason se movió tan rápido que lo siguiente que Frey sintió fue estar presionado contra la pared, la mano de su padre enroscada alrededor de su cuello.

—No lo menciones. —Siseó su padre en su cara.

Pero Frey ya no se callaría.

—¡Es la verdad! Pierce se enfocó en las drogas del señor Fleming, Heist en Leigh y tú ni te tomaste el tiempo de analizar ese culto falso bien y llegaste tarde. Heiner nos dividió, y nos venció, ¿lo entiendes? —dijo Frey en su cara—. Entiendo que tu maldita psicopatía te hace creer que no necesitas a nadie más, que eres superior, pero lo que nos pasó... —Frey recordó la sonrisa gentil de su madre—. Lo que perdimos. —La risa alocada de Hayden resonó en sus oídos—. Tiene que servirnos de algo, papá.

Mason lo soltó y dio un paso atrás.

—No necesito a nadie.

—Y por creer eso fue que perdiste ante un chico que tenía la mitad de tu edad. Te superó un enfermo y te arrebató a la única persona que te amó, a pesar de todos tus defectos.

Mason sonrió, pero en sus ojos había un brillo de tristeza que no estaba ahí antes.

—¿Qué es esto? ¿Apelando a la perdida de tu madre para conseguir respuestas?

—No. —Frey sacudió la cabeza—. No todo se trata de juegos y manipulaciones. Estoy diciéndote hechos, como siempre. Unidos, somos muy poderosos. Separados, somos un blanco fácil como lo fuimos en Wilson.

Mason sacudió la cabeza, sonriendo.

—Siempre me pregunté donde tenías guardados los genes de tu madre. —Su padre lo miró—. Ahora los veo.

Frey se rindió, estaba perdiendo el tiempo.

Su padre tomó una silla y se sentó frente a la ventana, señaló la silla a un lado para que Frey se sentara, pero él no se movió.

Mason señaló la silla de nuevo.

—Vamos, siéntate, ¿no somos mejores unidos? —Él le sonrió con sarcasmo—. Así que, supongo que tengo mucho que contarte.


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Nota de la autora: Y así, mis queridos darkies, ponemos un pie en el arco final de Frey. Se viene el desmadre. 

Este capítulo fue muy divertido/intenso de escribir. Esto dos juntos son un show. 

Also, ¿ya vieron que actualicé Leigh? La Saga Darks sigue con el chisme. 

Muakatela,

Ariana G. (Ariana_godoyc en Tiktok) 

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