POV BECKY
La noche de mi cumpleaños finalmente había llegado a su fin. Miré a Alexandra mientras caminábamos en silencio hacia nuestra habitación de hotel. Estaba seria y no me había dirigido la palabra durante todo el trayecto. Me sentía mal y culpable.
"Lo siento" - murmuré - "No quería que esto sucediera, yo no..."
Alexandra me miró por un momento, su expresión era una mezcla de enojo y confusión. La habitación se llenó de un tenso silencio.
"Está bien, ahora dormiré" - dijo mientras me besaba en la mejilla y se acostaba para dormir.
Alexandra nunca me había tratado con frialdad antes, pero entendía que estaba molesta y celosa. Deseaba con toda mi alma que las cosas fueran diferentes mañana. Me duché y me acosté, con Alexandra que ya dormía tranquilamente a mi lado.
Sentí un nudo en el estómago. No quería lastimarla. A pesar de estar con Alexandra, mis pensamientos no podían evitar divagar hacia Freen. No la odiaba a pesar de todo lo que había sucedido. Aún sentía algo por ella, pero me preguntaba si era amor o simplemente gratitud por los recuerdos del pasado.
Mientras acariciaba con la yema de mis dedos el collar que Freen me había regalado, buenos recuerdos inundaron mi mente. Teníamos un vínculo especial que creció con nosotras, una conexión que se había vuelto más intensa con el tiempo. Éramos inseparables. Nuestro amor había crecido a lo largo de los años y creía que nuestro lazo parecía destinado a perdurar para siempre. Pero ahora estábamos en caminos totalmente separados. Ella eligió el divorcio y yo decidí estar con Alex.
Cada recuerdo con Freen es como un fantasma que se niega a desaparecer, despertando emociones que creía enterradas. Pero luego está Alexandra, con quien deseaba darme una oportunidad, su presencia siempre me había traído felicidad con ella todo estaba bien.
Mi conflicto interno era abrumador mientras mi mente se debatía entre el pasado y el presente. ¿Todavía siento algo por Freen o estoy comenzando a enamorarme de Alex? Era injusto para ambas que aún tuviera dudas y confusión sobre mis sentimientos.
Cerré los ojos y respiré profundamente, tratando de encontrar la calma. Pero mi mente seguía reproduciendo una y otra vez el beso de Freen, sus labios que me besaron frente a todos, sin importarle nada, queriendo tomarme y dejándome sin aliento. Sobrepasó los límites.
Intenté dormir, pero el insomnio se hizo presente. Finalmente, me levanté de la cama, sin saber qué hacer.
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POV FREEN
Miré mi reloj y marcaba las 3 de la mañana. Habían pasado dos horas desde que llegamos de la fiesta y me dolía la cabeza de tanto llorar. Nam yacía en el otro sillón, totalmente dormida. De repente, el timbre de la residencia comenzó a sonar. Era extraño, ¿quién iba a venir a esta hora? Volvió a sonar por segunda vez y me dirigí a la puerta. Becky estaba parada allí, visiblemente molesta. Era tarde, ¿cómo había llegado aquí?.
"Es tarde, Becky. Es peligroso. Entra" - le dije mientras la tomaba de la muñeca, pero ella se soltó.
"Esto no podía esperar" - dijo con actitud desafiante.
"¿De qué hablas? Bueno, discúlpame. No quise arruinar tu día..." - respondí, sintiéndome culpable.
"Voy a decirlo una vez, Freen, y espero que lo entiendas... Ahora tengo una relación con Alex. Deja de arruinarlo" - me dijo con firmeza.
"A la que amas es a mi, lo sé" - le dije con convicción.
"Freen... me enamoré de ella. Tú ahora solo eres un bonito recuerdo. Es todo" - sentenció.
"¿Lo dices para herirme, verdad, Becky? Dime que es una maldita broma" - supliqué, desesperada.
"Adiós, Freen. Cuídate" - dijo mientras se alejaba.
Sentí un nudo en la garganta y un dolor punzante en el pecho. La había perdido. Intenté protestar, suplicar, pero las palabras estaban atoradas. Solo las lágrimas salían nuevamente.
Sentí un fuerte dolor en la espalda. Había caído del sillón. Mi corazón latía con fuerza y el sudor frío empapaba mi frente. Toqué mis mejillas y me di cuenta de que había llorado. Fue un maldito sueño, dios, se sintió tan real. Me quedé en la alfombra de la sala, tratando de relajarme.
Alcé la vista y ahí estaba Nam, observándome con preocupación en sus ojos.
"¿Qué sucedió? Solo escuché un fuerte golpe" - preguntó Nam.
"Fue una pesadilla, Nam. Una horrible y detestable pesadilla" - respondí mientras me ponía de pie del suelo.
"Jaja, ven, vamos a comer. Es tarde, casi medio día". -
No me negué a la comida que Nam había preparado para mí. Hacía más de tres días que solo me alimentaba de fideos y alcohol, mi estómago estaba sufriendo.
"¿Estás mejor? ¿Estás más tranquila?" -preguntó Nam.
"Gracias por cuidarme, perdón por siempre arruinarlo todo" - le dije.
"Me preocupas. Encerrarte aquí con cientos de botellas de alcohol te está matando" - me advirtió.
"Es difícil enfrentar la realidad. Es como si Becky se estuviera desvaneciendo ante mis ojos" - le confesé.
"Quiero que mi mejor amiga esté bien, que no le pase nada" - expresó Nam.
"Lo intento, Nam. En verdad lo intento. Me aferro a algo que sé que probablemente ya no existe en Becky" - respondí.
"Sé lo que has pasado, pero arruinarte no va a hacer que Becky regrese. Ella también sufrió, te vio estar con Heidi durante años" - me recordó.
"¿Dices que debo dejarla ir? ¿Que la deje ser feliz?" - le pregunté.
"Digo que si sigues comportándote como una idiota, no va a hacer que ella vuelva" - me respondió con honestidad.
"Tal vez después de todo, ella está enamorada de Alexandra" - admití con dolor.
"Basta de atormentarte. Ahora sigue comiendo. Hoy me quedaré contigo" - me aseguró Nam.
Nam era mi mejor amiga y sabía que no iba a permitir que me autodestruyera. Al menos hoy, agradecía que estuviera aquí. De lo contrario, otras dos botellas de alcohol habrían nublado aún más mi dolor.
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POV BECKY
Desperté lentamente con el suave resplandor del amanecer filtrándose por la ventana. Me acerqué a Alex, abrazándola por detrás, esperando que ya no estuviera molesta.
Bajé suavemente mi rostro hacia su cuello, depositando tiernos besos sobre su piel mientras inhalaba su dulce fragancia. Mi mano acariciaba suavemente su cintura, esperando que mis gestos de cariño lograran calmarla.
Su respiración se volvió lenta, su cuerpo se estremeció y un jadeo escapó de sus labios. Tal vez estaba funcionando. Una sonrisa se formó en mis labios mientras continuaba besando su cuello y acariciaba su abdomen con la yema de mis dedos.
"mnh Beck..." - susurró con voz suave. "¿Qué haces?"
"Solo quería despertarte de la mejor manera posible" - respondí.
"Me encanta" - dijo mientras se giraba para mirarme.
"sigues molesta?" - pregunte preocupada.
Antes de que pudiera responder, sus labios rozaron los míos. El contacto fue suave al principio, pero luego se volvió más intenso. Me encantaba besarla. Sus labios eran cálidos y suaves encajaban perfecto y su manera de besarme me envolvía por completo. Finalmente, nos separamos y ella me miró con ternura mientras acariciaba mi mejilla y mis labios.
"¿Con eso contesto tu pregunta?" -preguntó con una sonrisa.
"Creo que tendrás que aclarármelo de nuevo" - respondí juguetonamente.
"Es un trato justo" - susurró sobre mis labios, a punto de besarme nuevamente.
El móvil de Alexandra sonó, interrumpiendo nuestro momento. Ella miró la pantalla y depositó un pequeño beso antes de retirarse para contestar. Yo me quedé en la cama absorta, mirando mi celular. Alex terminó de hablar por teléfono y se volvió a acostar en la cama conmigo, con una expresión algo molesta.
"¿Todo en orden?" - pregunté.
"El abuelo quiere que me presente en una reunión de inversionistas. Él no puede asistir" - me explicó.
"Él confía en ti" - le dije.
"Debe entender que mi carrera es otra" - respondió Alex.
"Te pido que accedas a ir. Él ayudó para sacar a mi familia de líos" - le pedí.
"Solo si vienes conmigo. Es aburrido ir sola" - propuso.
"Eso es un chantaje... pero de acuerdo, iré contigo" - acepté.
"Será en el Hotel Carlton a las 7, pero aún puedo convencerte de no ir" - intentó persuadirme.
"Basta, no hagas enojar a tu abuelo" - le advertí.
La hora de salir hacia el hotel llegó pronto. Había optado por usar un vestido negro que me favoreciera, que realzara mi figura y mis rasgos. Quería verme elegante y sofisticada para el evento.
El valet parking recibió el automóvil de Alexandra y nos apresuramos a entrar. Al entrar a la convención con Alex, siendo ella una importante CEO, era como adentrarse en un mundo nuevo. Aunque no le convencía mucho el mundo de los negocios, ella era buena en ese ámbito y yo admiraba cada trato que cerraba. Tan pronto como entramos, nos encontramos rodeadas de inversionistas de renombre de todo el mundo. Cada uno con su propio aura de poder.
Mientras caminábamos juntas por el bullicioso salón de convenciones, podía sentir la energía de egocentrismo en el aire. Alexandra mantenía un porte seguro y su mirada penetrante. Irradiaba confianza y autoridad, atrayendo miradas de admiración y respeto a su paso.
Nos íbamos deteniendo en varias mesas de discusión, donde Alexandra se sumergía en conversaciones profundas sobre estrategias empresariales, innovaciones tecnológicas y oportunidades de inversión. Yo observaba cada interacción con gracia y aplomo, cautivaba a los inversionistas con su visión audaz y su perspicacia empresarial.
A medida que avanzábamos por el lugar, nos detuvimos para saludar a conocidos de Alexandra. Eran varios CEOs, demasiado arrogantes e idiotas a simple vista.
"Alexandra Saint-Clair, ¡tanto tiempo! Al fin decidiste tomar las riendas del negocio" - dijo un chico.
"Para nada, esto es aburrido y carece de emoción" - respondió Alex.
"Tu boda con Alizée Dubois, ¿cuándo se efectuará?" - habló otra chica, mientras me miraba con desdén.
"Nunca. Ahora soy feliz" - tomó mi mano Alex.
"Tu padre hace poco mencionó que tenían un trato con la familia de Alizée. Es una noticia que se expande como pólvora en Francia" - comentó el chico, mirándome.
"Hace más de 6 años que no tengo padre. Con permiso" - dijo Alex, tomando mi mano y saliendo de esa conversación incómoda.
Era un torbellino de presentaciones, apretones de manos y sonrisas amables. Mientras caminábamos, pensaba que tal vez había sido un error venir con Alexandra. Ella era de una familia de renombre, mientras que yo no era nadie.
"Cuando cerraremos el trato, Saint-Clair" - dijo una chica detrás de nosotras.
"Tu empresa carece de estabilidad, Cami" - respondió Alex.
"Arrogante e idiota como siempre" - Alex sonrió y abrazó a aquella chica.
"Cami, ella es Rebecca Armstrong, mi novia" -me presentó.
"Mucho gusto, señorita Armstrong. Espero que no escuches las idioteces de nadie aquí. Solo hay niños jugando a ser CEOs" - comentó Cami.
"Es un poco intimidante" - respondí.
Después de saludar brevemente y cruzar unas palabras con la mejor amiga de Alex, Cami, caminamos hacia la mesa de bocadillos. Alex se acercó a mi.
"Beck, nada de lo que digan aquí estos idiotas debes creer, solo son pequeños corderos disfrazados de lobos" - Sus palabras me reconfortaron un poco, pero aún así sentía que tal vez había sido un error venir a este evento.
Mientras estábamos paradas frente a la mesa de bocadillos, pude visualizar a Alizée, la CEO que había conocido meses atrás. Alizée se acercó por detrás de Alex y la abrazó, mirándome desafiante.
"Alex, viniste. Tenía muchas ganas de que verte" - dijo Alizée. Sus palabras tenían un tono de superioridad que me incomodaba.
"Es incómodo que hagas eso, Alizée" - respondió Alex, tratando de liberarse del abrazo.
"Bien, lo siento. Solo venía por ti. Quiero que conozcas a unos inversores para unas galerías de arte que se abrirán. Necesito tu ayuda" - insistió Alizée.
"No quiero" - respondió Alex firmemente.
"Es un buen negocio, Alex. Por favor, ven" - suplicó Alizée.
"Alex, está bien. Debes ir. Yo aquí te esperaré, ¿de acuerdo?" - intenté sonreír y apoyarla.
"Ves, ahora ven" - antes de que Alex pudiera protestar, Alizée la jaló del brazo y se alejaron entre la multitud.
En ese momento, sentí como si me faltara la respiración, un nudo en la garganta a punto de ahogarme. En todo momento me sentí invisible, como si no estuviera al mismo nivel que ellas. Nunca antes me había detenido a verlo de esa manera.
Decidí alejarme del bullicio y de todas las miradas con desdén. Caminé en busca de un lugar tranquilo y pronto encontré una sala de proyecciones. Había una luz tenue que apenas iluminaba el lugar, lo cual lo hacía perfecto para mí en ese momento. Tomé asiento en uno de los enormes sofás que había en la sala y cerré los ojos, intentando tranquilizarme y encontrar un poco de paz.