La Habitación 428.

By TBOL22

1.2K 147 54

-Lena. - Su voz salió casi como un hilo; no podía soportar que me mirase y que me hablase de esa manera, como... More

Capítulo 1. - ¿Por qué él?
Capítulo 2. - No me olvides.
Capítulo 4.- Si pudiera.
Capítulo 5. - A-Dios.

Capítulo 3 - Romperme más. (De Lena para Kara)

277 24 12
By TBOL22

Lena.

25 de marzo, 23:01 hora Irlandesa.

Ahí estaba, ella me miraba a través de esos ojos llenos de miedo, repletos de aprensiones y completamente cerrados; me estaba suplicando que la amase, que lo hiciera a costa de mi sufrimiento, me estaba pidiendo que eligiese romperme más, que le diera más de mis partes rotas, de los trozos de corazón que se me caían por la culpa o por el deseo anhelante de no tener eso que tanto amaba.

No podía, no podía romperme más si ya había hecho añicos cada parte de mi alma.

—¿Me estás pidiendo que te quiera? — Kara suspiró entre un sollozo roto, mientras sus manos apresaban mis caderas y los ojos dejaban salir lágrimas mientras asentía sin vacilación. — ¿Quieres que te espere mientras dilucidas si me quieres o no me quieres?

Ella solo lanzó una queja apagada. — Lena...

—No, Kara. — No podía soportar un reclamo más, no cuando cada palabra me enterraba más. — No puedes ser tan egoísta.

—Pero yo te quiero.

—¡No como yo te quiero a ti! — Lancé sin importar que el último pedazo intacto de mi alma saliera catapultado con fuerza total y destructora, rompiendo todo lo que tenía a su paso, rompiéndola a ella. — Y ya no quiero romperme más, Kara, no soporto otra grieta en el corazón, porque no hacen más que expandirse y ya no me dejan sentir. — Me di cuenta de que no soportaba más esa cercanía, que me estaba asfixiando, así que simplemente la empujé en un intento desesperado de obtener algo de aire. — Fue un error, todo esto está siendo un error. — En un momento expreso de pánico terminé por intentar usar la razón. — No sacamos nada escarbar en lo que no fue y dañar a personas que no se lo merecen; Alastor.

Entonces, ella explotó. Esta vez no había desesperación profunda de hace unos segundos, sino una combustión espontánea, un fuego descontrolado que consumía y amenazaba con matar.

—¿¡Entonces por qué te acostaste conmigo!? — Me gritó, llevando las manos a mis costados, apretando la pared con tanta fuerza que abolló el concreto. — También estabas con él, ya eras su novia y decidiste acostarte conmigo por voluntad propia. — Podía ver como sus brazos temblaban y que el deseo de alzar aún más la voz pululaba en el gorgojeo de su pecho cada vez que exhalaba con fuerza. — ¿Con qué fin, Lena? ¿Para qué meterte en mi alma de esa manera si no me ibas a dar la oportunidad? — Pese a que había una rabia latente en sus palabras, las lágrimas seguían migrando sin ningún tipo de contención. — ¿Por qué me haces tanto daño? Si sabes para mi no es fácil olvidar.

Le miré, desafiante, sabiendo que estábamos apenas a un par de centímetros, que en un segundo podría resumirme a nada y si ella deseaba, podría tomar cualquier cosa que deseaba si se lo proponía. Pero yo, yo ya no estaba dispuesta a aceptar otro golpe directo al alma.

—¿Y crees que para mi es fácil? — Escupí furiosamente. — ¿Crees que puedo olvidar que eso pasó si cada vez que cierro los ojos y te me apareces? — Era primera vez que le gritaba con tanta furia desde que descubrí que Kara y Supergirl era la misma, y sabía claramente que hablarle en ese tono traería directamente los peores recuerdos de la época. — Kara, yo era un desastre que no valía nada, una persona que vivía por una familia que no la valoraba y que el único consuelo que encontró fue perder la existencia en el trabajo; entonces, cuando quise encaminar mi vida en algo que fuese decente, en algo que fuese humano, terminé por llegar a ti, quedándome egoístamente a tu lado y obtener tu cariño, pese a que soy mucho menos de lo que te mereces, en cualquier sentido. Permanecí, incluso después de traicionarte, incluso después de herirte; me quedé ahí porque no pude salir de tu orbita, porque no podía desprenderme de ti, así que imploré tu perdón de muchas maneras posibles, lo hice con el egoísmo de mantenerme a tu lado pese a que sabía que no me querrías jamás como yo te quiero.

—Lee.

—No, cállate. — Sentencié, sabiendo que esta sería la oportunidad de soltar cada cuerda. — Sé que no te he merecido, jamás lo he hecho, porque no valgo la pena; pero, Kara. — Levanté las manos tenuemente como un simbolismo de que no tenía nada más que dar. — Te he dado todo lo que tengo, en cada oportunidad que he tenido, lo he entregado sin condición, sin remordimiento; lo he hecho porque he estado tan enamorada de ti, que no me atreví jamás a cuestionar mi juicio cuando me planteaba entregar hasta mi propia vida si eso aseguraba tu bienestar. Y resulta que pese a eso, ahora te atreves a decir que es culpa mía que estés sufriendo, que es mi culpa ya no darte igual. — Las lágrimas me estaban cayendo furiosamente, pero cada una que escapaba se sentía como si hubiese soltado una pesa que cargaba en mi espalda que pesaba mil kilos. — Sé que no te merezco, sé que no tengo derecho, pero no es justo que me culpes de esto.

Sentí la calidez de su mano arrastrando el surco de lágrimas para eliminarlo. — No digas, eso, por favor. — Sabía que estaba en pánico y que no tenía idea de que decir. — Tu eres... eres maravillosa.

—Kara, tu nunca me notaste. — Musité rechazando su caricia. — Te llené la oficina de flores, te construí trajes, salvé a tu gente. — Sin poder contenerme, la palma de mi mano salió disparada y golpeó su pecho. — Te compré una maldita empresa; pero no me notaste, jamás viste que mis ojos siempre estuvieron puestos en ti. — Ella quiso decir algo, pero solo se quedó ahí con el entrecejo fruncido y la boca abierta. — Solo me notaste cuando viste que alguien más pudo tenerme y eso, eso querida, no es lo que yo quiero. No quiero que me noten cuando se den cuenta de que puedo amar a otro.

Negó, volviendo a tomar mi mejilla y apretando su cuerpo al mío. — Siempre te he visto, yo... yo... solo estoy confundida y te estoy pidiendo tiempo.

—Tiempo que has tenido de sobra. — Esta vez tomé su mano y la aparté de mi mejilla. — Ya no hay más tiempo, ya no quiero darte más tiempo. — Hice acopio de todas mis fuerzas para apartarla, empujándola desde los hombros para poder escapar de la prisión a la que me había sometido entre su cuerpo y la pared. — Tenía dos opciones. La primera era mentirme y mentirte, fingiendo constantemente para seguir en tu vida de alguna manera; la segunda era quererme y dejarte en paz. — Caminé a pasos firmes, hasta poder abrir la puerta. — Te estoy dejando ir, me elijo a mí.

Kara no se movió, solo se quedó ahí con los puños apretados, mirándome completamente estupefacta y quizás, solo quizás, llena de resentimiento.

—¿Lo estás eligiendo a él antes que a mí? — Preguntó. — Lena, me estás desechando por alguien que solo conoces hace meses.

Quise gritar, quería insultarla. — ¡Necesito reconstruirme!

—Dame una oportunidad. — Alzó la voz sin llegar a gritar. — Me estás desechando sin siquiera intentarlo.

—¿Me quieres?

La vi dar un paso. — Te quiero con mi alma, eres mi mejor amiga.

—Precisamente por eso. — Solté suavemente. — Tu no me quieres a mí, no me quieres como pareja, solo quieres "no perderme"

La vi comenzar a desesperarse. — ¡Solo te estoy pidiendo tiempo! — De inmediato comenzó a tirar de sus cabellos. — A mí no me gustan las mujeres y...

—¿¡Entonces qué haces acá!?

—¡Necesito dejar de estar confundida! — Me gritó de vuelta, dando pasos torpes sin llegar a estar completamente encima de mí. — ¿¡Por qué no lo quieres comprender!? — Kara era como un cachorro asustado de ser separado de su dueño. — Eres... eres... necesito comprender lo que siento por ti.

Negué. — Alastor es un buen hombre y quiero tener la oportunidad de conocerlo, quiero darme una oportunidad a mí. — Me forcé a mirarle a los ojos, batallando en ese debate de emociones desordenado que se reflejaba en sus ojos. — No voy a poner en riesgo esto porque tu no quieres salir del closet y te limitas por miedo a sufrir; estás paralizada y me estás pidiendo que siga postergándome como ya lo he hecho por años para que dejes de tener miedo. — Pensé que en algún punto su semblante solo albergaría tristeza, pero a cada segundo que la veía, podía vislumbrar como la rabia subía de manera desmedida. — ¿Y qué va a pasar si te das cuenta de que no sientes nada por mí? ¿Qué pasa si descubres que no te atraigo y que simplemente es un ataque de celos por miedo a que te quiten a tu amiga? — La vi abrir la boca, pero nada llegó a salir de sus labios. — ¿Me pedirás perdón, nos abrazamos y la idiota de Lena vuelve a romperse? — Le di una sonrisa amarga. — Ya no más, Kara, ya no puedo romperme más de lo que estoy. — Volví a señalar la puerta. — Por favor, te pido que respetes mi decisión de hacer esto sola y vuelve a National City.

La vi apretar los puños con fuerza, dando pasos desganados que lo volvieron a dejar frente a frente conmigo en un concurso de miradas que prometía exterminar al primer perdedor. Su respiración era tan fuerte que cada exhalación movía los cabellos sueltos que rebeldemente bailaban en mi frente; era como ver a un toro furibundo.

—Estás tan apurada de correrme para poder llamarlo, ¿no es así? — Lanzó entre dientes, rechinándolos con tal fuerza que asemejó al sonido de dos cuchillos colisionando. — Estás desesperada por tirártelo y borrar la huella que te dejé con mis caricias. — No lo podía creer, la muy hija de puta... — ¿Cuántas veces pretendes tirártelo para aceptar que no me va a borrar de tu piel, Lena? — La escuché reírse con suficiencia, impulsando una cólera que me estaba siendo difícil manejar. — ¿O te vas a rendir cuando tengas que imaginar que soy yo la que está sobre ti para poder mojarte?

Antes de que pudiese pensar cualquier cosa mi mano salió disparada, chocando completamente abierta sobre su mejilla. El rostro de Kara se giró por el impacto, aunque ambas teníamos completamente claro que no sintió dolor alguno y que probablemente más tarde me dolería más a mi que a ella.

Su rostro se giró con lentitud, dejándome ver como una tormenta se desencadenaba en esos azules cielo antes de que el desastre simplemente descendiera sobre mi cabeza.

La mano de Kara tomó mi cuello con fuerza, mientras que la otra tomaba mi cintura y me arrastraba contra su pecho sin ninguna compasión. Antes de poder emitir cualquier tipo de queja, su boca había abordado la mía y había terminado por acallar cualquier tipo de queja de mi parte.

La boca de la superheroína me devoraba con hambre, mientras sus manos presionaban furiosamente para no perderme, para que no me escapase entre sus brazos. La lengua me asaltaba y me arrebataba por completo la capacidad de pensar, porque no había una manera coherente o sana de resistirme a los brazos musculosos manteniéndome pegada a su pecho y a una mano completamente implacable apretando en la medida justa mi cuello para trasmitir dominio.

Pero ya lo había decidido, ya había elegido y no pensaba volver a hacerme daño.

Mis manos se hicieron a la muñeca de la suya y la separé con fuerza, logrando escapar de sus labios como si me estuvieran quemando. Sabía que Kara estaba descolocada al ser rechazada, sabía que le dolería el ego, pero a mi ya me había dolido suficientes años como para comprender que necesitaba elegirme a mí.

—Quiero que vuelvas a National City, Kara.

Ella dio dos pasos atrás, completamente ofendida. — Lena, lo estás eligiendo a él. — De inmediato intentó volver a acercarse a pasos vacilantes, mientras hablaba entre susurros. — Date cuenta, lo estás poniendo antes a él.

—No, Kara. — Corté de inmediato, volviendo a hacerle una seña para que se dirigiese a la puerta. — Me estoy eligiendo a mí.

La vi dar unos pasos, logrando salir por completo de la casa, pero no alejándose de mí. Ella sabía que nunca le cerraría la puerta si ella se mantenía demasiado cerca.

—Dices amarme. — Lazó sin apartar la mirada de sus pies, como si deseara recordarse que eso era real. — Pero eres bastante mezquina si es tan fácil olvidarme, si para ti es tan fácil simplemente remplazarme.

Había acabado, lo sabía completamente. — Kara, te amo. — Terminé por susurrar, sabiendo que ella me escucharía. — Pero me amo más a mí, me elijo a mí. — Por un segundo, no me dolió decir cosas que pudiesen lastimar, no estaba viendo por otros antes que por mí. — Kara. — Le llamé, obteniendo una mirada sentida. — Espero que seas feliz, porque si lo eres, yo seré demasiado feliz por ti; pero, por favor, no vuelvas. — Su mirada se mantuvo, desafiándome a seguir. — Fuiste mi vida entera, sin embargo, no puedo ocultar que fuiste lo peor que podía pasarle a mi corazón y a mi alma; ya has terminado conmigo, así que por favor, déjame reconstruirme.

La vi alzar el vuelo y desaparecer en la noche, llevándose con ella la poca entereza que quedaba en el corazón, dejándome hecha un ovillo en un llanto aberrante que parecía querer acabar con mi vida.

Kara.

27 de marzo, 22:45 hora Irlandesa.

Dos días, este era el segundo día en que volaba a su casa, posándome a una distancia prudente que sirviese para esquivar por completo cualquier sistema de seguridad que Lena pudiese haber activado. Me quedaba ahí, suspendida en el aire hasta la hora en que la CEO se iba a la cama, solo para corroborar que el enclenque que tenía de novio no se quedara a dormir con ella, que no la tocara.

El día después de nuestra conversación le escuché llamarle y decir que estaba cansada, que había estado moviéndose a todos lados y que deseaba acostarse temprano; escuché enervada de la rabia que él le decía "te quiero" y que ella cínicamente respondía un "también te quiero", pese a que la noche anterior había llorado conmigo, había llorado por mí. El hecho de escuchar eso, me hizo desear mezquinamente aparecer en la puerta de ese desgraciado y gritarle que su mujer se había entregado a mí, que la noche anterior había confesado estar enamorada de mí para que saliera corriendo y por fin dejase a Lena en paz, pero no lo hice.

Esta noche, sin embargo, mientras me suspendía en la misma posición durante una hora, escuchando como un vil voyeur, escuché como ese esperpento de hombre tocaba su puerta de su casa y la saludaba con un beso, escuché como comenzaban a decidir si ver "Star Wars" o "Rápidos y furiosos", en donde ese intento de novio se quedó con la estúpida película de carreras.

—¿Es que no sabes, imbécil, que Lena prefiere la ciencia ficción? — Gruñí. — Ni siquiera la conoces. — En ese momento, el reloj que siempre advertía los mensajes insistentes de Alex. — No estoy para seguir escuchando esta ridiculez.

Me había decidido a irme, sabiendo que estaba en lo correcto cuando decía que este imbécil no la quería, que ni siquiera la conocía y que no era digno de estar con ella, que no la merecía en absoluto. Me había decidido a volver a National City , porque esto era un acto precario de querer que no pensaba seguir presenciando, hasta que escuché el sonido de un beso, seguido de una declaración escueta.

—Eres muy bonita, Lena. — No, Lena no era bonita, ella era hermosa, pero ese idiota no lo notaba.

Pero los besos no se detuvieron ahí, cada vez se escuchaban más extendidos y un poco más fuertes, eran besos que prometían una segunda intención y que a mi me habían terminado por inmovilizar en un lugar perdido en el cielo de Irlanda. Sentía como mi celular sonaba, sentía como el reloj lanzaba alertas, pero yo estaba ahí, perdida en esos sonidos.

—Dios, eres tan bonita. — Una mirada agudizada me terminó por corroborar que él la había tomado de los muslos y la había subido a su regazo mientras la besaba con intensidad. — No puedo tener suficiente de ti.

Lena, no dejes que toque.

Ella lo abrazó, podía verlo cuando sus manos se movieron por el pecho de ese imbécil y terminaban por prendarse en su cuello. Podía ver como a cada segundo ese beso subía de intensidad y como las caricias comenzaban a ser cada vez más osadas.

No apretes de esa manera su cadera, imbécil, quedará con una marca que no se borrará en días.

La película seguía corriendo, podía escucharla con claridad, pero la única visual que podía presencial mi vista agudizada era el preludio de algo que sabía con seguridad que me rompería el corazón. Lo sabía, lo tenía claro, más aún cuando la camiseta fue descartada con tanta facilidad.

Lena, no lo dejes quedarse. Lena, dile que estás cansada y que quieres dormir, por favor.

—Mi amor. — Dijo él mientras aseguraba sus manos en el trasero de mi mujer. — Mi bonita, por favor.

Lena, por favor, no lo hagas, no lo dejes tocarte, no lo dejes hacerte el amor.

La pelinegra suspiró quedamente, tal como lo hacía cuando una decisión difícil cruzaba por su cabeza.

—¿Quieres ir a mi habitación? — Dijo en un susurro seductor que me pareció poco real. — Podemos terminar esto allá, con más comodidad.

Mi cielo, no lo dejes tocarte, no dejes que borre el tacto de mis caricias.

—Encantado.

Los escuché reír mientras él se levantaba con ella a cuestas. Claro que lo hizo fácil, Lena era menudita y pesaba poco, era fácil de cargar.

Lena, por favor, que no borre mis besos.

Escuché como se besaban y vi con completo horror como él desprendía las ropas de mi mujer, observé con el corazón roto como ella también se deshacía de las prendas que cubrían su cuerpo, abrazándose como si se extrañaran.

Mi estrella de Kriptón, mi mundo maravilloso; no dejes que me él me arranque de tu alma.

Los vi mientras se abrazaban desesperados en medio del sexo y como él la recorría en la punta de los dedos mientras se hundía en ella. Los vi hasta acabar, y mientras Lena, mi Lena montaba un orgasmo, yo me deslicé suavemente hasta el suelo, mientras gritaba con todas las fuerzas para aplacar el dolor de mi alma rota.

De rodillas en el suelo, gritando hasta que me dolió la garganta, derramando lágrimas que apenas podía contener, golpeé el suelo, intentando que me doliera, intentando que algo me hiciera daño y que esa sensación de estarme quebrando dejara de sentirse.

Lena tenía razón, ella no podía romperse más; pero yo, yo apenas comenzaba a resquebrajarme. 

N/A: Como ya se dieron cuenta, cada capítulo tiene que ver con una canción.

Así que dejo abierta las sugerencias para canciones que puedan ser un nuevo capítulo :3 (Nada de Reggeaton, me carga).

Continue Reading

You'll Also Like

8K 503 11
Ella era un chica insegura, inestable y con una fuerte dependencia emocional y él tenía problemas de ira, egocéntrico e insensible.Pero para el campu...
1.3K 172 8
❝Una broma, puede acabar siendo algo más que una amistad❞ Tιρo: Fᥲᥒfιᥴ kιmᥱtsᥙ ᥒo ყᥲιbᥲ -Mᥙιᥴhιro x ᥣᥱᥴtor (ᥣᥱᥴtorxᥴᥲᥒoᥒ) -Aᥴᥲdᥱmιᥲ kιmᥱtsᥙ ¡¡AUU!!
41.2K 1K 7
Este es un libro con One shots de EdwardxOC. Parte 1 y 7 : Macy y Edward de En tus Dominios 📚📝💍💞💏😎 Parte 2 y 6: Darcy y Edward de El cabo suel...
4.6K 303 4
" 𝐒𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 a̸m̸o̸r̸ 𝐬𝐞𝐫𝐚 𝐢𝐧𝐟𝐢𝐧𝐢𝐭𝐨 " Lalisa Una Joven de 23 años Clase media que lleva una vida común asta que conoce un...