Adelaine.
—Nombre de la infanta por favor—la voz profunda del consejero real de la reina hace que parpadee para prestarle atención.
A mi alrededor, exactamente en mi sala de estar, hay más de quince personas que pertenecen a la corte francesa que me observan como si yo fuera una mentirosa.
Me aclaró la garganta mientras deslizó los papeles de Grace sobre la mesita de vidrio.
—Vamos, Adelaine—habla Christine quien bebe del té después de darme una sonrisa—, es para tener todo listo antes de la reunión familiar.
Asentí mirando a Grace que juega con la sonaja bañada en oro que me trajo hoy. Ella le hace muecas viéndose en presencia de todos, una completa desconocida ya que, bueno, Christine es total seriedad siempre.
—Grace Helena Christine Dassaúlt Bonnet—respondí totalmente nerviosa.
—¿No es una hermosura?—Preguntó ella a su personal—. Lleva mi nombre, ponle Christine II en el acta—ordenó al consejero que se apresuró a escribir.
—¿Puedo saber por qué no esperar hasta el día de la reunión?
—Haré un cambio en la línea de sucesión al trono—dijo ella como si eso no fuera importante.
Casi me atraganto con la saliva al oír la respuesta. Trevor desde el otro lado de la cocina que estaba hablando con su madre, me observo asombrado.
—Oh—ni siquiera se que decir en realidad—. Creí que alguno de sus hijos ya habrían tenido hijos.
Christine suspiro algo molesta, sin embargo, le acomodó la diadema a Grace.
—Ni siquiera se porque me esforcé tanto en tener hijos—me respondió con frialdad—, todos son unos malagradecidos con su madre. Pero ya es suficiente, es por eso que he decidido hacer un cambio en la línea de sucesión.
Me removí inquieta en el sofá en cuanto los ojos aguamarina de Grace conectaron con los míos.
Ella es la copia exacta de Marcus. Sacó sus hoyuelos, el color de cabello y hasta sus ojos.
Como me dijo Flora el día que la conoció: fui la casita de Grace ya que se fotocopio de su padre.
Lo único mio son las pocas pecas y las pestañas.
—Te daré un nuevo título—añadió sacándome de mis pensamientos.
—¿Es muy necesario?
—Lo es—intervino el consejero—, como la madre de la heredera al trono.
—¿Qué?
—Grace es la heredera al trono de Francia—afirmó con decisión Christine—, jerárquicamente se puede hacer y es lo que está planeado, no le daré la corona a ninguno de mis hijos pues yo sé que no son aptos para liderar el país.
Por el amor de Dios. Grace ni siquiera tiene dos años.
—Eso lo entiendo—susurré nerviosa—, pero Grace tiene un año y seis meses.
—Lo sé.
Asentí.
—Es por eso que el día que yo falte—aquello me revolvió el estomago de solo pensarlo—, Diane es la única capacitada y quedará como regente hasta que Grace cumpla la mayoría de edad.
Oh cielos. Tantos movimientos en la línea de sucesión atraerá tanta atención y no me siento capacitada para eso.
—¿Y él ya sabe de todo esto?
—Solo le haremos llegar la noticia de su nuevo título, la demás información será en el palacio.
—¿Desea que ya le digamos su nuevo título?—Mire al consejero.
—Eso depende—quise sonreir.—¿Qué tan importante es?
—Duquesa de Vassellí, madre de la princesa heredera al trono de Francia—me elevo las cejas con cierta diversión.
—¿Esto te resulta divertido, Francis?—Solté de malas.
—Duquesa, es que está casi tan blanca como el papel. Sus nervios son palpables—se acercó para servirme un poco de agua—, sabemos que es un título que no esperaba.
Mi única seguridad en estos momentos es que mi hermano está en la misma casa que yo.
Duquesa de Vassellí. Suena tan poderoso y a la vez tan asfixiante que es imposible de describir, porque de alguna manera, las personas sabrán a qué familia estoy relacionada.
Haber estado todo este tiempo alejada de los Dassaúlt me abrió las puertas que necesitaba, sin embargo, me da miedo pensar cómo van a reaccionar.
—¿Tengo que firmar algo?
—El anunció que se dará tras que se acabe la reunión, la prensa estará presente y deberán salir a presentar a Grace—informó Francis.
—Yo...—tartamudee mientras me ponía de pie—. Ahorita regreso.
Ni siquiera espere a que alguien dijera algo, deje el vaso en la mesita y rodee los muebles con prisa yendo en dirección a la cocina.
Los ojos oscuros de mi hermano recayeron en mi al verme cruzar el arco con tanta rapidez.
—Trata de calmarte—susurro antes de volver su atención al computador.
—Está en su derecho, Trevor—se interpuso Romina—. Cariño sabíamos que este día llegaría.
—Eso lo sé—dije casi sin aliento—, pero no deseo un título tan grande. Nuestras vidas apenas están siendo un poco estables. ¿Por qué el tiempo debía de pasar tan rápido?
—Es porque has estado tan ocupada con tu carrera y las niñas. El nuevo grado de Scarlett y sus buenas calificaciones.
—Recuerda que Scar es responsabilidad de los dos. No solo tuya y que lo estamos haciendo bien—mi hermano cerró un poco el computador para darme una enorme sonrisa—. Por favor, solo trata de estar un poco tranquila con esta situación. Sabes que Grace sería muy importante para la reina.
—Tenía la esperanza de que alguno de sus hijos hiciera la tarea que les correspondía—susurre y Romina evito soltar una carcajada.
—Bueno, princesa—comentó Trevor soltando un suspiro—, ya vimos que ellos no lo hicieron y que simplemente están disfrutando de los beneficios.
Me estire para pellizcarle con suavidad.
—Ser el CEO de Termar te está sentando bien—lo señale.
Trevor sonrió con suficiencia y no pude evitar poner los ojos en blanco. Negué un poco divertida antes de respirar profundo.
—Ya vayase Duquesa—me hizo una seña con las manos—, tiene pendientes por terminar.
Evité hacerle una mueca pero me sentí un poco más tranquila. Solté el aire que estuve conteniendo y regrese centrando mi atención en Grace que me llamó con sus manitas en un movimiento desesperado.
—Dejame la pluma, Francis—hable agachándome para cargar a mi bebé.
Sentir la calidez que ella desprende me llena de tranquilidad y al mismo tiempo, me da valor para afrontar lo que sea. Francis me sostuvo el anuncio real y me atreví a darle un rápido vistazo, la firma de Christine ya yacia ahí siendo la más importante.
Tras firmar tuve que evitar pensar en Marcus.
A mi derecha su nombre brilla a la espera de que en tan poco tiempo, tenga que poner su firma por igual.
—¿Eso es todo?
—Es todo—confirmó Christine al momento de ponerse de pie—. Debes de saber que he abierto el país para ellos.
Dios no, tiene que ser una broma.
—Necesito que la familia llegue puntual y estén en el palacio para que ninguno falte.
—Lo entiendo, gracias por decirme—baje un poco el rostro para darle un beso en la coronilla a Grace.
—No es necesario que me acompañes a la salida, no deseo que Grace salga aún con este tiempo—Christine le hizo una seña despidiéndose, causando que la niña riera con ella.
Me quedé en el centro de la sala viendo como todos salían hablando del gran día y Christine lanzaba órdenes.
—Cualquier cosa que necesite, no dude en llamarme—dijo Francis al ser el último en irse.
A mis espaldas, el sonido de los pasos se acercaban con prisa.
—Vincet está preguntando por ti—la voz de Flora me hizo girar.—¿Estás bien?
Su moño alto la hacía ver tierna.
—Sí.
—¿Segura?
—Creo que pudo ser peor.
—Oye, ve y date un buen baño. Trevor y yo nos encargaremos del desayuno en el gran jardín.
—Gracias por estar aquí, Flora.
Me guiñó un ojo divertida al acomodarse un poco la falda beige.
Me alejé con Grace en brazos. Los interminables pasillos decorados con las estatuas y retratos antiguos en cierta manera le daban un buen toque al lugar al que puedo llamar mi hogar.
Sostuve el pequeño cuerpo que jugaba con los botones de mi blusa de mangas largas antes de que sus ojos claros impactaran contra los míos.
Es como estarlo viendo a él.
Al entrar a mi habitación Vincent me dió una cálida sonrisa.
—Ya te tengo listo el baño—se acercó dejándome un beso en los labios—, yo me encargo de la niña.
El olor de su perfume causó que desviara la mirada. He tratado con todas mis fuerzas acostumbrarme a esa loción pero es imposible.
—Despertaré a Scarlett y cuidaré de Grace—antes de que pudiera responder me la quito de brazos y volvió a besarme.
Para segundos después, oí la puerta cerrarse.
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ACTA DE NACIMIENTO.
ANUNCIO DE LA FAMILIA REAL FRANCESA.
Los papeles sobresalen uno del otro en mi tocador.
La imagen que me muestra el espejo me hunde por completo. Vincent está recostado en la cama jugando con Grace tras que me ayudará a darle un baño y cambiarla.
Tuve que respirar profundo varias veces para alejar todos esos sentimientos que no me sirven de nada en estos momentos.
De mala gana tomé los papeles para meterlos en uno de los cajones y cerrar con fuerza.
Me puse la gabardina en color café antes de soltar mi cabello.
—Vincent—lo llame con suavidad.
—Dime, cariño.
—En un momento bajaré, tengo que ponerme mi dosis.
Él asintió levantándose y dejando a la niña en el centro de la cama.
Odio mentirle, pero necesito un poco de tiempo a solas.
Con calma le acomodé las pequeñas medias y el abrigo color tinto viéndola jugar con mi collar que se movía de mi cuello.
La abrace con miedo al oír gritos viniendo de la planta baja, lo cual nunca pasa en este lugar ya que carece de muchos vecinos.
—Todo estará bien—le susurre a la niña que comenzaba a alterarse.
Sin mucha dificultad tome el bolso de sus cosas y me encamine al desastre.
Conforme me acercaba el bullicio se hacía más y más grande.
—Duquesa, la están buscando en la puerta principal—una de las chicas del servicio me indico.
La espalda de Vincent fue lo primero que ví. Trataba de hablar tras presentarse pero le fue imposible seguir.
—¡¿Y tu quien carajos eres?!—Lo segundo, es que esa voz yo la conocía muy a la perfección.—¡Adelaine está casada con mi hermano!
A mí lado, Trevor se atraganto al oírla, cuando ni siquiera supe en que momento entró por las puertas traseras y Flora quiso saber la razón de su reacción.
Entonces Vincent se hizo a un lado dejándome verla.
—Creí que habías emitido el divorcio—dijo él con demasiada confusión.
Angelique entró mirándome fijamente, sin embargo, recayó en Grace y en la manera tan protectora que Trevor hizo tratando de ocultarla.
—Angie—fue lo único que pude decir.
—Con que aquí están—bramó furiosa—. Hice bien en seguir a la abuela.
Vincent me miró buscando respuestas y yo lo único que deseaba era desaparecer con mi hija.
¿Qué rayos estaba haciendo aquí?
—¿Tu eres Angelique Dassaúlt?—Preguntó Flora mientras miraba a mi hermano.
—La misma—afirmó con frialdad—, su cuñada y mejor amiga de toda la vida.
Observe como la rubia miro a mi hermano con algo de enojo y a la vez con dolor, llenándome de preguntas ya que ellos apenas si interactuaban en el pasado.
—Tú y yo necesitamos hablar—Angie me señaló molesta.
Odie a Trevor por llevarse a Vincent y a Flora al gran jardín. No quería afrontar esto hoy, necesitaba paz.
Pero siendo sincera, Angelique Dassaúlt era una pequeña gota de agua comparada con lo que sería su hermano.
—Tengo vino girando a la derecha—hable tratando de sonar tranquila.
—¿Es mi sobrina?
—Sí.
—Entonces necesito la botella—se encaminó molesta y la seguí en dirección a la cocina.
Con un Dassaúlt menos al que le debo explicaciones.
Supongo que no está tan mal.