Mientras esperaba a que el señor Jackson bajara. Sentado en el sofá miraba a la pequeña fotografía que guardaba en mi bolsillo derecho, siempre lo cargaba conmigo, aunque nadie sabía de su existencia. Fue entonces que escuché unos pasos acercarse a la sala, rápidamente guardé el objeto a su lugar de regreso. Esto era un secreto que ni él difunto padre de Jackson sabía.
- ¿Bambam? -entrando con su hermosa sonrisa, la señora Jennie se mostraba emocionada de verme- ¿Por qué no dijiste que vendrías? ¿Has esperado mucho?
- No señora, acabo de llegar.
- Entonces déjame traerte una bebida. Me imagino que estás esperando a mi marido ¿Verdad?
- En efecto, señora, pero no se preocupe. Usted está embarazada, no deseo causar molestias.
- Pero qué tonterías dices ¿Nunca causarías molestias? Iré rápido -dijo dándose la vuelta camino a la cocina.
Mas no pretendía que sus delicadas manos sirvieran a alguien inmundo como yo.
Atreviendome a sujetar su mano, sentí una corriente eléctrica llegarme hasta el cerebro. Inmerecedor de solo tocarla, aparté mi mano avergonzado.
- Perdone mi atrevimiento, señora.
Ella en cambio solo mostró su sonrisa con hoyuelos en las mejillas.
- No pasa nada, Bambam. Somos familia.
Observando esa dulce y tierna mirada. Los sentimientos que tanto tiempo llevo ocultando, se morían por salir a flote, pero me aseguraba de usar una coraza para evitar su desborde. Esto nunca sería correspondido. Jamás me atrevería a traicionar al hijo del hombre que tanto me dio en la vida. Debía apartar cualquier pensamiento que no fuera más que respeto por la esposa de mi jefe.
Luego de que el avión aterrizará Jungkook y yo fuimos a tomar la habitación en el hotel donde él había hecho la reservación.
Bajo ninguna circunstancia dejé que se acercara a mí, hasta que el recepcionista solo nos entregó una llave.
- Creo que hay un error -dije rápidamente.
- ¿A qué se refiere señor? -respondió el sujeto que nos atendió.
- Somos dos personas y supongo que nos tiene que dar dos llaves para nuestras habitaciones.
- Sí, el señor Jeon nos confirmó por el teléfono que serían dos personas, pero el nos ordenó que fuera una habitación amplia, ya que ustedes son esposos
- ¡Separaste solo una habitación! -grité indignado mirando a Jungkook.
- Bueno somos esposos qué querías que haga -su actitud de que le importaba poco lo que sucediera su alrededor, provocó que mis nervios se pusieran de punta, por lo que apreté los puños furioso y tomando la llave que el recepcionista dejó, me aleje de ellos con pasos firmes y de ira.
- Señor lo ayudo -me dijo el botones.
- ¡Puedo solo, gracias! -exclamé llevándome la maleta conmigo.
- No se preocupen yo me encargaré de mi esposo -Jungkook se entrometió arrancándome la maleta de mis manos. Abrí la boca para reprocharle el acto, pero él cubrió mis labios con sus manos, evitando que soltara mil y un groserías -. Estamos de luna de miel y el viaje no le cayó muy bien.
- ¡Oh! ya entiendo, en ese caso no le hago perder su valioso tiempo señor, que tenga una maravillosa luna de miel con su esposo -finalizó el botones, para continuar con su trabajo.
- Debes controlar tu carácter, querido esposo -sus manos por fin soltaron mi boca y yo mirándolo con reproche, le di un golpe con mi puño a su pecho.
- Si vuelves hacer lo mismo te juro que morderé tu mano
-No me parece mala idea - contestó acercando su rostro-. De hecho también me gustaría morder otras partes, pero de tu cuerpo.
- ¡V-vete al diablo! -grité dándome vuelta hasta llegar al ascensor.
Fácilmente podría irme a otro hotel, pero conseguir una reservación en estas alturas y tan pronto; sería una tarea titánica. De modo que no tenía otra opción más que compartir la habitación con el demonio de mi esposo.
Un momento ¿acaso lo había llamado esposo? ¡No! definitivamente no.
Entré a la habitación, dejando la puerta abierta, busqué por lo ancho de la Suite que compartiremos en lo que duraba este viaje, si había algún otro lugar para dormir, pero no. Solo existía una maldita cama estilo matrimonial ¿Dónde se supone que voy a dormir? No pensaba compartir el lecho con ese demonio libidinoso.
Cuando él entró, se percató de que mi mirada estaba fija en la cama. Él sonrío con provocación ¿Qué clase de pensamientos lujuriosos tendría en su cabeza? ¿Acaso pensaba que esto era como una luna de miel? Seguramente había perdido el juicio, porque eso no ocurriría.
- Lo que sea que estás imaginando ahora en tu maquiavélica cabeza, no va a ocurrir.
- ¿Y cómo sabes que estoy pensando en eso?
- Es lo único que me puedo imaginar, tu mirada te delata.
- Ja, ja, ja - empezó a reír con voz ronca-. Así que te imaginas lo que pasa por mi cabeza conforme hablaba se acercaba en grandes pasos
- ¿Qué crees que haces? ¡Aléjate! -le dije retrocediendo.
-¿Por qué debería hacerlo? Mejor adelantemos nuestra noche. Aquí y ahora nadie nos va a interrumpir.
- Acaso has bebido antes de llegar aquí. ¡Ah! -caí de espaldas a la cama.
- No intentes cambiar el tema -atrapándome bajo su peso, me susurró cerca a los labios -¿Por qué crees que solo reservé una habitación? Me tienes como loco desde esa última noche. Y sí, tienes razón, no sabes cuántas veces ha pasado por mi cabeza tenerte en una habitación así de grande y a solas ¿Qué te parece sí intentamos una vez más hacer a ese bebé? - dejando sus palabras, bajó sus labios a mi cuello lentamente, deslizando su lengua; humedeció mi delicada piel, y yo simplemente cerré los ojos, iba entregándome a esa sensación de placer y deseo.
- Ah... -gemí al sentir sus labios en mis pechos, luego de que hubiera abierto mi camisa-. ¡Oh Jungkook! -enredé mis dedos en sus cabellos negros-. Oh, sí, sí.
- Mi pequeña florecilla -pronunció, deslizando su mano en mi mejilla-. Hasta tus gemidos son tiernos -su boca no estuvo mucho tiempo sin tocarme, rápidamente acarició mis labios con los suyos, tomando uno de mis botones con su mano, mientras la otra se aventuraba a meterse dentro de mis pantalones. Sus dedos largos; no perdieron el tiempo de humedecerse entre mis pliegues, con cada caricia me arrancaba los gemidos más hondos y agudos que pudieran salir de mi garganta.
- ¡Oh, Maldición! -apretó los dientes-. Sigues tan apretado -jadeó.
- Jungkook...
- ¿Qué pasa pequeña florecilla, estás ansioso? Primero quiero saborearte.
- ¿Qué dices?
- ¡NO! -grité.
Me levanté todo sudado y agitado. La habitación estaba a oscuras, mire de un lado a otro, la única luz que tenía era la de la ventana.
- Fue un sueño... -murmuré- ¿Qué hora es? -me pregunté, entonces, busqué mi celular sobre la cama donde estaba sentado, dí con mi móvil y procedí a encender la linterna-. Pero esta es... ¡Dios! Fue un sueño ¿verdad?
Al instante, la puerta del baño se abrió, dejando salir a una figura alta y musculosa en toalla, quien al final encendió la luz de la habitación.
- Veo que ya despertaste -dijo caminando sin pudor alguno en medio de la habitación ¡Maldito! Estaba semidesnudo ¿A quien se le ocurría andar así?
- ¿Podrías cubrirte? -le dije desviando la mirada de su cuerpo de escultura griega.
- Se supone que debo bañarme desnudo ¿Acaso tu lo haces con ropa?
Me di cuenta de otra toalla sobre una silla en la habitación, de modo que, me levanté para tirarsela, mas hacerlo me descubrí frente al espejo en ropa interior.
- ¿Q-qué? -dije completamente avergonzado metiéndome como un rayo debajo de las sábanas de la cama- ¡Donde está mi ropa! -le reclamé.
- En tus maletas, supongo -respondió divertido.
- ¡No te hagas el tarado! Hablo de la ropa que traía puesta, mi camisa y pantalones.
- Ah, sobre eso. Está en la silla debajo de esa toalla.
Pasé saliva con dificultad, a pesar de estar cubierto por sábanas no dejaba de temblar ¿Por qué estás semidesnudo, y yo estoy así?
Él comprendió de inmediato a lo que me refería, pero como es un maldito que le gusta hacerme la vida cuadritos, se hizo el desentendido.
- No entiendo, pequeña florecilla.
- ¡No! me llames así.
- Ja, ja, ja -no aguantó más y se burló en mi cara.
Estúpido y sensual Jungkook ¿Por que tenía que aparecer delante de mí con su cuerpo deslumbrante y esas gotas de agua resbalando por todo su torso? Lugar donde tocaron mis dedos y se perdieron mis ojos. No, un momento, él no es sensual. Solo es un dictador arrogante y pervertido.
-Muy bien, pequeña florecilla. Tú ganas, y antes de que pienses lo peor de mí. Te diré que no ocurrió nada. Lo único que pasó fue que te desmayaste luego de enterarte que compartiríamos la misma habitación, y eso fue todo.
- ¡No te creo!
- ¿Crees que me aproveche de ti, qué te tome mientras dormías? Jamás haría tal cosa, puedo ser el dictador arrogante que tú dices, mas no un monstruo.
- ¿Entonces por qué estoy sin mi ropa? -le reclamé.
- Pensé que estarías más cómodo luego de un largo viaje en el que casi no dormiste, además no entiendo de qué te avergüenzas, eres mi esposo y has sido mío. Conozco cada espacio y parte de tu cuerpo no tienes que...
- ¡Muy bien! Ya entendí -lo detuve de que siguiera dando explicaciones-. Ahora date vuelta-ordené.
- ¿Qué? pero.
- ¡Date vuelta! No quiero que me veas, mientras me cambio.
Levantando las manos como rindiéndose, me dio la espalda. Su ancha y mojada espalda, la que abracé con mis manos cuando me entregué a él.
- ¡Basta Jimin! -sacudí mi cabeza para quitar esos pensamientos-. No soy un lujurioso como él.
𝐇𝐨𝐥𝐚, 𝐦𝐞 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚𝐧̃𝐚𝐫𝐨𝐧🥹
𝐏𝐞𝐫𝐝𝐨́𝐧 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐫𝐚, 𝐩𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭𝐨 𝐧𝐨 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫 𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞𝐫𝐦𝐞
🪷😶🌫️❤️🔥𝐍𝐨 𝐬𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐞 𝐯𝐨𝐭𝐚𝐫❤️🔥😶🌫️🪷