Me odia (One Shot- Camren)

By AngyRieger

25.1K 1.2K 163

Dicen que del amor al odio hay un sólo paso ¿No? Camila y Lauren son parte del mismo círculo de amigos, pero... More

Siempre es la otra
Solas

Confusa

6.9K 347 41
By AngyRieger


- ¡Dios! ¿No hay ni una aspirina en esta casa? – Me despierta mi resacosa compañera de piso – ¡Camila! ¿Tienes aspirinas?

Salgo de la habitación, adormilada, con el paquete de aspirinas que siempre tengo en mi mesita de noche.

- Toma una y bebe mucha agua, aunque no se te terminará de ir la resaca con eso.

Ally me abraza efusivamente, dándome las gracias por las aspirinas, antes de quitármelas e ir a la cocina. Momento que aprovecho para usar el baño.

Y mientras me ducho, oigo como Ally me dice si no puedo llamar a su casa y decir que está enferma y que no puede ir. Me río y le contesto que ya la advertí ayer de que no bebiera como un elefante, que hoy debía ir. La mala elección es suya y debe sufrir las consecuencias.

Entonces suena el teléfono, y oigo maldecir a Ally contra el inventor del timbre de ese maldito aparato que, cuando salgo del baño, tiene pegado a la oreja, intentando convencer a alguien para que llame por ella y diga que está enferma. Pero parece que también le están diciendo que no y cuelga, molesta.

- ¿Quién era? –curioseo.

- La asquerosa de Lauren, que me olvidé mi bolso en la fiesta –me responde, desnudándose frente a mí antes de ir a su habitación a ponerse algo de ropa – Me lo va a traer; pero yo me tengo que ir inmediatamente.

Ahora le entra la prisa por irse. La madre que la parió.

- No esperarás que me quede aquí hasta que venga Lauren a traer tu bolso, ¿no?

Sale de su habitación, vestida y con su bolsa a cuestas, sonriéndome con esa típica sonrisa de: "Va, venga, hazlo por mí, ¿qué te cuesta?".

- De acuerdo –consiento finalmente, y recibo un besazo en la mejilla por parte de Ally, antes de que desaparezca por la puerta y, en un desesperado intento de marcar mis reglas, grito a una puerta cerrada –. ¡Pero deja el bolso y se va!

Sin embargo, mi querida compañera de piso ya se ha ido. Son las doce del mediodía, podría volver a la cama y dormir un poco más si no fuera porque no sé a qué hora se presentará Lauren, y porque ya me he duchado. No sabiendo que hacer, termino delante del espejo, mirando que tal ando de ojeras y mirar cómo voy vestida.

Bueno, un viejo pantalón pijama y una sudadera no están mal para recibir a la chica que me gusta pero que se piensa que la odio y que debe seguir pensándolo si quiero que siga siendo un secreto, ¿no? ¿Por qué nadie te dice cómo te debes vestir en este tipo de situaciones? Espera, creo que sí leí algo el mes pasado en alguna revista de moda; aunque, claro, en vez de chica, era chico.

Ya habiéndome mirado y mirado una y otra vez en el espejo, dejándome el pelo suelto y recogiéndomelo cada dos por tres, no sabiendo cómo dejármelo, decido ir a la cocina a preparar algo de café. Tras mirarme en el reflejo que me da una olla sucia que reclama ser lavada, decido dejarme el pelo suelto, y me lo alboroto un poco. Ahí, ese es el aspecto que quiero tener. Y sonrío, intentando limpiarme algo que tengo en la cara. Espera, no, es de la olla.

Un intenso aroma a café invade el piso justo cuando llaman al telefonillo.

- ¿Sí? –pregunto.

- Soy Lauren, ábreme.

- Se dice por favor –le respondo, observándola a través del video del telefonillo.

Es en días como estos en los que me encanta haber pagado ese plus a la comunidad para que instalaran ese telefonillo, sustituyendo al viejo, que pegaba cada chispazo...

- ¿Me abres o dejo el bolso aquí en la calle? –me amenaza una increíble Lauren, vestida con un pantalón de incierto color (el telefonillo tiene video, pero no es que sea la bomba), y una sudadera.

Sonriente, pulso el botón que le permite acceder al edificio y dejo la puerta entreabierta. Que pase cuando quiera.

Vuelvo a la cocina, donde el café ya está a punto, y me doy cuenta de que se me ha olvidado calentar leche. En fin.

Vierto algo en el primer cacharro de plástico que encuentro y lo pongo minuto y medio en el microondas.

- ¿Dónde lo dejo? –oigo a Lauren detrás de mí.

- En su habitación –contesto, mirándola a través de la olla, que debería limpiar de una vez. ¿Cuándo la usamos por última vez?

Salgo de la cocina y me dirijo al salón, donde enciendo la tele. Y me pongo a ver algo, tirada en el sofá, sin prestar atención a las imágenes que pasan por la pantalla puesto que estoy concentrada en los ruidos provenientes de la habitación de Ally.

¿Se puede saber qué demonios está haciendo Lauren?

Me levanto de mi sitio y me presento en la habitación de mi compañera de piso, donde descubro a Lauren revolviendo entre los CD's de Ally.

- ¿Qué haces? –pregunto, con el ceño fruncido.

- Buscar el disco que tiene Ally de John Mayer.

- ¿Acaso te lo ha dejado? ¿O pensabas robárselo sin más?

Me ignora completamente; sin embargo, aprovecho para verla de perfil el tiempo suficiente hasta que recuerdo que Ally no tiene ningún disco de John Mayer. Ese disco es mío.

- Ven –le digo.

Me mira, intentando adivinar lo que me propongo.

- ¿Adonde?

- Tú ven –repito.

Y me voy a mi habitación, donde busco entre mis discos y saco el que buscaba Lauren.

Me giro, para dárselo, y me la encuentro mirando curiosa cada detalle de mi habitación. Es verdad, es la primera vez que entra.

- Ten –le digo, tendiéndole el disco.

Y me mira, sorprendida.

- ¿Me lo prestas? –pregunta.

- Sí, ¿no debo?

- No sé. Por cómo nos llevamos, no deberías.

- Mientras no me lo devuelvas rayado.

Y vuelvo a la cocina, a prepararme una taza de ese café que casi había olvidado.

Salgo de la cocina con mi taza de café, dispuesta a despedirla, descubriendo que aún está en mi habitación, parada, mirando el disco en sus manos.

- ¿Ocurre algo? –Pregunto – ¿No es ese el que buscas?

Me mira de nuevo.

- ¿Te ocurre algo a ti? Hoy me dejas un disco, ayer me dabas una cerveza. No es normal, ¿sabes?-

Será que los planetas se han alineado –respondo, seria, dándole un sorbo a mi humeante café.

No se fía, lo sé. Cree que le estoy preparando alguna jugada.

- Mira, me he levantado de buen humor, y no me apetece enojarme sin haber disfrutado un poco más del día –respondo –. Aprovecha y llévate el disco, ¿quieres?

Me vuelvo al sofá, a ver un partido de tenis masculino, que me entretengo viendo, esperando en cualquier momento que Lauren se vaya y me deje sola. Pero no se va, se sienta a mi lado y me pregunta qué tal va el set.

- Federer va adelante. Nadal va un set abajo; pero todavía falta y parece que va a llover.

- Ya, ¿y eso es malo?

- Mucho, el juego se cancela y Nadal podría recuperarse sí le das respiro.

- ¿Es normal que no me haya enterado de nada de lo que has dicho?

Me río.

- Si no ves mucho tenis; sí, es normal.

Miro la pantalla, pero no la veo. De mis cinco sentidos, tres están concentrados en Lauren. La oigo, la huelo y le rozo ligeramente un brazo. Y no he sido yo quien ha provocado ese contacto que tan nerviosa me está poniendo.

¿Soy yo o empieza a hacer calor?

De repente, una melodía rítmica y frenética inunda la casa y Lauren se apresura a sacar su móvil, levantarse e irse a la cocina a responder la llamada.

La oigo de lejos, como un murmullo, curiosa de saber quien la ha llamado. ¿Tal vez algún chico? Por cierto, ¿tiene novio? Es algo que no me he molestado en averiguar, básicamente porque antes no me interesaba y, ahora, tengo cierto temor a la posible respuesta. Porque puede ser sí, y no sé cómo reaccionaría ante lo único que podría arrebatarme esa única y microscópica posibilidad de terminar con Lauren.

Y dirán, ¿por qué, si quiero terminar con ella, sigo fastidiándola, provocando nuestros enfrentamientos? Y yo respondo, ¿no sería raro que, de un día a otro, pasase de pelearme con ella a abrazarla? Si ya le parece extraño que le acercase una cerveza y que le deje hoy ese disco, no me quiero ni imaginar qué pasaría si llegase y le diera dos besos a modo de saludo.

- Me tengo que ir –me dice, sacándome de mis pensamientos.

Y estoy a punto de levantarme y acercarme a ella para decirle adiós, cuando recuerdo que no debo.-

Pues nada, ya nos veremos –me despido desde el sofá.

- Sí, nos veremos –me responde, antes de darse la vuelta y marcharse.

¿Noto cierto aire triste en su respuesta? No puede ser, imaginaciones mías.

Vaga, decido tirarme el resto del día en el sofá y disfrutar de ese sábado en casa, levantándome sólo para comer, ir al baño y coger el teléfono, que suena a las nueve y media.

- ¿Diga?

Continue Reading

You'll Also Like

306K 21K 25
La vida de los Omegas es difícil. Son criaturas nacidas para comercializarlas o eso piensa Alejandro Cabello. Lauren g!p -Que decirles soy #TeamLaure...
9.4K 872 19
Gulf Kanawut universitario de la carrera de administración de empresas con una vida normal, de clase media, recibe una extraña herencia de un familia...
123K 10.5K 53
Kim dan es el tercer hijo de la familia más prestigiosa de toda corea,una familia de puros alfas. Toda su familia esperaba que fuera alfa,pero cuando...
47K 3.4K 28
*** Lauren es intersexual *** El final de Lauren sería melancólico si los historiadores de la isla no la hubieran encontrado, que nació y vivió hasta...