You are loving | Rebirth

By PapasConChedd4r

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Retorcí mis extremidades por ti. Empujándome, amándome, tirando de mi, aplastándome. Los huesos se rompen, la... More

El contorsionista
Pedazo de pastel
Piel de azúcar
Vainilla
Algodón
Mientras me alejas
Glaseado
Realidad
Cumpleaños
Nombre
La ciudad
Una llamada
Olvidar
Alejarse
Rencor
La última vez
Conocer tu alma
No te vayas
Tu elección
En nombre del amor
El rey de la Lujuria
Muñeca de circo
La luz de tu corazón
No estoy roto
La feria de las vanidades
El gigante durmiente
Verosika side B
Angustia en el Paraíso
Canción de cuna
Demandando excelencia
Por siempre
Fórmula
A casa luego del rehab ((forzado))
Cada segundo cuenta
Pros y contras
Limpiando sangre
No sé si soy una buena persona
Esto ciertamente luce como "el momento"
Al menos soy amado (aunque yo me odie)

Deberíamos hacer drogas (no)

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By PapasConChedd4r

Blitz prometió obtener una familia a cualquier costo y lo lograría aunque muriera en el intento.

Adoptó una perra. La cosita más adorable de todo el mundo.

—¡ESTE LUGAR ES INMUNDO! ¡ES MIL VECES PEOR QUE EL INTERNADO! ¿CÓMO MIERDA PIENSAS QUE VOY A VIVIR AQUÍ?! ¡TÚ, REPUGNANTE BUENO PARA NADA!

Blitz estaba allí, observando como la chica llamada Loona arrojaba toda la comida podrida del refrigerador por las paredes y luego comenzaba a hacer añicos los muebles con el filo de sus colmillos, destruyendo objetos descuidados y sin arreglo.

El imp sonrió soñador, un poco en trance por la felicidad de haber logrado conquistar el paso más difícil de su lista. Esa pequeña y adorable hellhound sería su familia. Y era cierto que no había dejado de maldecirlo con las peores aberraciones ni por un minuto desde que llegó, pero no le importaba.

Blitz observaba con ojos brillosos y soñadores a la bebé. Cualquier cosa que hiciera era tierna, incluso su pequeño ataque de rebeldía adolescente.

—Sé que pronto cumplirás dieciocho, mi amor —le habló Blitz a Loona con una dulzura increíble luego de que ella arrojara una cassetera vieja por arriba de sus cuernos, la estrellara contra la pared y la destrozara por completo—. Lo tengo todo planeado, nos mudaremos de aquí la próxima semana y festejaremos tu cumpleaños en nuestro nuevo hogar.

No iba a seguir alquilando ese lugar espantoso ahora que tenía una familia. Tenía que invertir todo lo que tenía de dinero en un verdadero hogar que hiciera sentir cómoda a su nueva y hermosa hija. Debía darle buenos cuidados y un lugar sano para que pudiera crecer adecuadamente.

—Sé que también buscas enderezar tu vida fuera de ese horrible lugar donde te tenían y que estás atravesando la face rebelde —continuó diciendo Blitz mientras observaba a la chica revisar cada rincón sucio de ese departamento—. Nada de esto será fácil, tu edad es complicada. Tendrías que haberme visto cuando era un adolescente, fue como una película de terror —se rio para que su hija intentara empatizar con él, a pesar de que estaba seguro de que su adolescencia fue un poco más descontrolada—. ¡Te ayudaré a atravesar todo esto! no es imposible luchar contra la adversidad con alguien que te cuide. Jamás te dejaré sola, Loonie.

Cuando Loona notó que las palabras de Blitz llegaban desde la sinceridad, dejó de romper su alrededor y se volteó hacia el imp con una mirada confusa y analítica. En realidad, a pesar de que ese completo desconocido la adoptó y la llevó a un lugar que se caía a pedazos, parecía tener un plan para sobrevivir y tener una mejor calidad de vida. No había hostilidad o malas intenciones en sus palabras o sus vibras, porque podía percibirlo con su agudo sentido canino.

—Aquí está mi trato. Te doy un trabajo para que permanezcas estable, ganas dinero y vives conmigo —la animó Blitz con una sonrisa tranquila—. Sé que nos llevaremos bien, puedo ver a kilómetros que eres una dulzura —él confió ciegamente en ella, Loona solo arqueó una ceja con indignación y gruñó—. Bueno, estos son mis límites: nada de drogas en mi departamento, ni de meter personas que no conozca. Y nada de sexo aquí dentro... ¡Tampoco afuera! —el imp se horrorizó al pensarlo, su pequeña era muy linda y tenía que cuidarla de las personas horribles del mundo exterior—. Carajo, eres una bebé pequeña, adorable y tierna. Un bebé no puede tener sexo.

—¿Tú nunca tuviste sexo a mi edad? —cuestionó Loona con desconfianza y con sus diecisiete años totalmente bien puestos.

Blitz se rio súper incómodo porque su vida fue un libertinaje aberrante de fiestas, drogas y orgías hasta más no poder. Sin mencionar la cárcel, sus trabajos en la delincuencia y su gran convivencia con súcubos de la baja calaña. No quería que Loona supiera nada sobre ese pasado, ningún detalle del desastre que fue y de lo roto y sucio que estaba su interior. Tenía que protegerla de esa parte de sí mismo, de su pasado y del pedazo de mierda que era debido a los errores que cometió. Lo que más anhelaba Blitz era regalarle su mejor versión, la parte protectora y sobria que era en ese presente.

—Hahaha, no hablemos de mi, no es... no soy un ejemplo de nada y es por eso que quiero hacer que tu vida sea mejor que la mía —él se lo dijo en un tono más serio, porque en verdad no quería que Loona sufriera aún más de lo que ya había sufrido en su vida —. No quiero que cometas todos los errores que cometí. Por eso, quiero cuidarte.

Luego de pensarlo por algunos segundos, Loona lo observó y bajó sus defensas. Honestamente, nadie se preocupó por ella de esa manera. Venía de un agujero triste, nació del trauma y pensó que moriría en ese internado y en esa jaula de adopción. Si tenía que pensarlo con racionalidad, estar ahí era mejor que no estar en ninguna parte.

—¿Cómo te llamabas?

—¡Blitz!

El imp respondió muy entusiasmado, ya que aunque se lo mencionó como mil veces, era la primera vez que Loona mostraba interés por saber su nombre o quién era. Reaccionaba de una forma muy alegre ante cada mínima interacción, Loona supo que era porque la idea de ser padre lo hacía eternamente feliz. Tal vez el tipo también cargaba con una historia lamentable, como la suya propia. No podía juzgarlo, ni arreglarlo, solo adaptarse e intentar ser parte de su nuevo presente.

—Está bien, supongo —Loona aceptó el trato y todo lo demás—. Gracias por sacarme de ese basurero, Blitz.

El imp gritó como adolescente de quince años. Y todo porque lo llamó por su nombre por primera vez. Loona seguía sin comprender la sobre reacción, sin embargo, Blitz la abrazó con fuerza y mucha alegría. Ella rodó los ojos y lo observó desde abajo con una expresión aburrida.

—¡Eres tan tierna! ¡Mi bebé, tan linda!

—Mierda, no soy un bebé.

La mudanza se realizó en tiempo y forma a su nuevo departamento. Blitz al fin tenía un hogar normal, amplio y limpio para poder establecerse como hombre de familia.

Ciertamente, aunque Loona fuera asocial, le gritara todo el tiempo, fuera grosera e irracional y se llevara pésimo con sus empleados, solo pudo sentir ternura hacia la pequeña. Ella se incorporó en su negocio, Moxxie siempre le decía que era la peor recepcionista de todo el infierno, pero Blitz simplemente no podía entender como decía cosas tan terribles de su pequeña hija.

Adoptarla fue la mejor decisión, sin duda alguna. Rectificó la mayoría de su camino y ya tenía una familia con él. Le hizo entrar en una rutina de padre de hogar. Le preparaba todas las comidas del dia aunque cocinara de una forma espantosa y limpiaba el departamento regularmente para que Loona se sintiera cómoda y a gusto. Lo más importante, la hacía trabajar de algo tranquilo para que se adaptara a su nuevo estilo de vida.

Y una vez, Loona le dijo papá.

Blitz estaba realizado como hombre. Se anestesió de felicidad como por un siglo luego de que le dijera papá. Dejó de pensar en todo, se dejó inundar por la felicidad. No recordaba haber sido feliz alguna vez después de perder a Fizzarolli, a su hermana y a su mamá. No merecía ser feliz, pero quería probarlo un poco aunque sea un poco. Descansar de la auto flagelación de odiarse y probar una cucharada de alegría momentánea, porque sabía que su dolor volvería en algún momento y que nada de esa buena vida duraría para siempre.

Así fue, de hecho. Cuando casi atrapan a la pareja a su cuidado en su último asesinato en Ira, volvió a la realidad. Ellos eran asesinos profesionales en el infierno, su trabajo regía en la clandestinidad. Y podrían ser penados si no eran cuidadosos. Blitz ya no podía jugar con su suerte, no podía poner en peligro a su familia, a sus amigos y a todo lo que conllevaba mantener su nueva vida.

Aún debían ir al mundo de los vivos para concretar su plan. Y aunque también sería cometer un gran riesgo, no serían el centro de las miradas por asesinar demonios en el infierno.

Decidió que debía visitar al búho de la realeza, ya no había más tiempo que perder.

--------

Blitz se recostó en su sofá favorito, solo en su nuevo departamento, ya que Loona se quedó la noche anterior y parte del día con sus empleados porque él tenía una misión importante. Era de gran riesgo, una misión que le podría costar la vida. Sus dos empleados cuidaron de Loona mientras Blitz ejecutaba el plan.

El imp mantuvo su sonrisa de idiota en su rostro por un largo tiempo, como si fuera un maldito genio del engaño.

—Soy un maldito genio del engaño.

Sintió alivio y placer en su cuerpo, ya que hacía mucho tiempo que no remojaba la croqueta entre las nalgas de un hombre. Sus huevos estaban por reventar, para ser honesto. Así que se sintió especialmente bien, fue un gran alivio. Mierda, no solo lo hizo venirse varias veces, sino que él eyaculó en su interior y dejó su vida en ello porque descargó lo que no había descargado en años. Fue bestial y el sujeto parecía anhelar el sexo con tanta desesperación, estaban iguales.

Y sabía que se dijo a si mismo con todo el fastidio del mundo que sería algo de cinco minutos, pero fue tan bueno que se dejó llevar. No sabía si era su abstinencia de sexo o que el tipo sangre azul era particularmente sexy, pero le daba igual. Jamás olvidaría ese orgasmo, volvió a creer en el sexo libre gracias a la experiencia.

No recordaba la última vez que se cogió a un hombre, dejando de lado a Fizzarolli. Con Verosika, fueron ella y muchas mujeres en orgías. Probablemente hubo hombres en esas maratones, pero estaba muy drogado como para recordar. Tuvo una vida heterosexual bastante común durante los años con Verosika, había olvidado que los hombres tenían un gran atractivo particular al ser tan estrechos y suaves por dentro.

Si, toda la cosa de llevarse el libro salió bien. Pero... fue raro. Sin duda alguna, la situación fue extraña dejando de lado el placer, ya que no planeó que terminara así.

Se cogió al búho y huyó con el libro al día siguiente, el búho lo recordaba y su día de infancia juntos. Blitz no era un monstruo sin corazón, a pesar de que todos dijeran lo contrario. Le dio pena el hecho de que ese búho lo recordara con añoranza. Y se quedó con él.

El encuentro le revolvió algo. Al tener relaciones con Stolas, recordó lo bien que se sentía sumergirse entre las piernas de un hombre. Era diferente, pero en un buen sentido. Stolas fue el primer tipo que se cogía estando sobrio en todo ese tiempo. El búho tenía lindas piernas, un trasero sexy, era salvaje en la cama y gemía de forma deliciosa. Aunque fingiera toda esa propiedad y educación, amaba el hecho de que se volviera un desastre cuando lo dominaba con su verga y le hacía ver las estrellas.

Blitz ya no quiso fantasear con eso, ya que el tipo seguía siendo un sangre azul y no podía dejarse llevar por alguien así. Además...  Recordaba que en algún momento de la noche, le habló sobre devolver el libro.

Claro, el búho no era imbécil. Lo percibió todo antes de quedarse dormido. No era como si hubiera sido tan discreto, pero se dio cuenta luego de pasar el tercer round.

No fue una amenaza de muerte. Pero Blitz, en su inconsciente, imaginó una amenaza de muerte entre líneas. Era normal, era solo un imp que estaba buscando apropiarse del libro, de un Grimorio de gran valor. La sacó barata, al menos no le arrancó los brazos con su poder. El tipo era un sangre azul de los más poderosos y su familia era reconocida por ser pájaros extremadamente fuertes.

Tenía que agachar la cabeza y hacerlo por el negocio.

Blitz dejó de sentirse caliente, empezó a sentirse terrible. Se cubrió el rostro entre sus manos y supo que la amargura llegó mucho más rápido de lo que creyó. Se sintió un perro acorralado y encadenado por alguien superior, por un bastardo de la realeza que lo usaría como vibrador por tiempo indeterminado. ¡Él nunca pensó que terminaría así! Nunca fue a acecharlo, solo quería robarse el estúpido libro y ya.

Sin darse cuenta de lo que había hecho, Blitz se metió en un lío gordo. Estaba atado con una correa por la realeza, esa realeza horrible que siempre odió y que en la actualidad odiaba más que nunca por arrebatarle al chico que más amó.

Era por un bien mayor, llegaría a su meta del negocio perfecto para mantener a su hija y pagar las cuentas de su nuevo departamento y oficina. Pero...

Stolas lo llamó. Casi se le salió el corazón del susto. Atendió su celular, reconoció su voz en medio del sofá, sintió nervios. No conocía al sujeto realmente, no conocía nada de él. Y pensó en cada escenario catastrófico que involucraba morir en sus manos por pasarse de listo.

¿Cómo consiguió su número de todas formas? Stolas le habló sobre los detalles de un trato y sobre la fecha de una segunda visita. No preguntó sobre su opinión, simplemente se oía encantador y sexy al establecer lo que harían para seguir viéndose y seguir ofreciendo su Grimorio a Blitz.

Y cuando dejaron de hablar, cuando Blitz cortó la llamada y supo que sobrevivió a un castigo que le podría haber costado todo, comenzó a reflexionar ante la gravedad de sus decisiones.

Iba a devolverle el libro en la segunda visita. La breve conversación sobre un trato y un intercambio de intereses fue lo que le hizo confirmar que estaría ligado a ese búho por un tiempo muy largo. No era como si pudiera asesinarlo y llevarse ese libro, porque todos los Goetia terminarían por asesinarlo a él y a sus empleados por estar directamente involucrados y por el mal uso del Grimorio.

Era solo sexo. Solo debía tener sexo con el tipo en cada ocasión.

Blitz automáticamente, empezó a sentir un total rechazo hacia todo lo que representaba ese acuerdo y Stolas. Una reafirmación de sus clases sociales, de quien estaba arriba y quien estaba abajo en la escala, de quién tenía el control y quién debía ser el esclavo.

Pero, en realidad, empezó a sentir más desprecio hacia si mismo por vender su cuerpo hacia aquella realeza que tanto detestaba. Se sintió incómodo, se sintió asqueado por lo que hacía. Criticó a Fizz por ser una perra de los sangre azul, y ahora Blitz se había convertido en exactamente lo mismo.

Allí, entregando su dignidad hacia un búho real que lo tenía bien amarrado con cadenas desde el cuello para poder trabajar con ese libro en el mundo de los vivos y para poder asegurarle una vida digna a las personas que eran importantes para él.

Blitz se sintió más asqueado que nunca. ¿Eso era mejorar su vida? ¿Someterse a la realeza y prostituirse por un libro?

No obstante, pensó en sus empleados... En su hija. En su trabajo nuevo, en su oficina y en su nuevo departamento.

Era tal vez un costo pequeño a pagar con tal de que esas personas que consideraba importantes fueran felices y permanecieran a su lado.

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