La Habitación 428.

By TBOL22

1.1K 147 54

-Lena. - Su voz salió casi como un hilo; no podía soportar que me mirase y que me hablase de esa manera, como... More

Capítulo 1. - ¿Por qué él?
Capítulo 3 - Romperme más. (De Lena para Kara)
Capítulo 4.- Si pudiera.
Capítulo 5. - A-Dios.

Capítulo 2. - No me olvides.

239 29 7
By TBOL22

Lena.

18 de marzo, 22:47 horas.

El brazo cálido de Alastor rodeaba dulcemente mi espalda, mientras me acunaba en su pecho y me proporcionaba caricias distraídas, manteniéndose en un estado aletargado medio balbuceando una canción que su abuela solía cantarle.

Acostada en su pecho, tranquilizada por ese sonido constante me invadió la culpa; ese hombre era maravilloso conmigo desde que lo había conocido, me había conquistado con paciencia única y dedicada, me había enseñado sus secretos, había permitido que le enseñara los míos sin huir de una oscuridad latente y yo lo había traicionado de una manera vil.

Él había sanado una parte de mi alma, algo que no había roto en absoluto, me había reparado las grietas de la tormentosa amistad que me había envuelto con Kara, que se a haber sanado en gran medida, aún mantenía cicatrices que no parecían desaparecer con facilidad. El darme cuenta de que me había enamorado perdidamente de ella no había ayudado a esas heridas, logrando sumergirme en esa sensación latente de estar estancada mirando un sueño vívido que jamás tendría.

Cuando vencimos a Nyxly, cuando Kara reveló su identidad, la calma y esa sensación de haber llegado a un punto medio me hizo sentir la soledad en la que me había sumergido por voluntad propia. Estaba tan enamorada de la Kriptoniana que me había privado de cualquier oportunidad del amor, quizás por esa sensación constante de estar engañando a quien en este momento solo era mi mejor amiga.

Me consumía la idiota idea de fidelidad, quizás guardando una esperanza absurda de que algún día la rubia me mirase con ojos diferentes, que me mirase como la miraba yo. Esa esperanza se fue deshaciendo poco a poco con la normalidad de las rutinas, cuando volvimos a lo mismo y de pronto esa sensación especial que rodeaba nuestras interacciones desapareció.

Comprendí, Kara no me quería como la quería yo y nunca lo haría.

La noche en que esa revelación llegó a mi mente, la decisión de volver para poder saber más de mi madre apareció de inmediato. No debía consultarlo con nadie, solo tenía que correr lo más rápido posible, concentrarme en algo que fuese exterior a Kara y olvidar esa sensación maravillosa que me había invadido cuando ella, de alguna manera, se acercó tanto a mi mientras trabajamos para combatir ese mal.

Los pensamientos me invadieron con más fuerza una vez que Alastor se fue y yo quedé de pie en la cocina, mirando a la nada y debatiéndome cuando sería el momento indicado para confesarle esa idiota que amaba con el corazón, que me iría, que correría como una cobarde porque mi corazón no resistía más.

Entonces, como si ella lo sintiera, apareció en mi balcón con esa cara suya, derribando todo mi parte racional y dejándome perdida en sus divagaciones.

—¿Podemos ir a desayunar juntas? — Kara saltaba como su estuviese excelsa de energía, llena de una sensación vívida de poder. — Yo invito, podemos ir a...

—Mi iré. — Corté antes de que pudiese seguir divagando. — Tengo un pasaje para el 24 en la mañana.

—¿Por... por cuánto? — Vaciló un poco antes de dar dos pasos torpes. — Yo... es que... ¿por qué?

—Necesito saber más. — Susurré. — Necesito saber cosas de mi madre, de su historia, lo que le gustaba. — Kara vaciló, hasta que simplemente comenzó a mover las manos. — Yo volví sin importar nada, volví por ti, por nuestros amigos y dejé a medias todo lo que estaba investigando. — La mirada vacilante de la superheroína me removió. — Yo... yo no sé por cuanto me iré.

Ella solo abrió la boca. — Oh. — Lanzó ausente. — Bueno, puedo ir a visitarte y... — Había algo bailando en sus ojos, algo que no sabía leer o descifrar. — Puedo volar y pasar el rato.

No era la idea, yo quería poner distancia para dejar de sentir que había algo, que aún tenía una esperanza vana en la que apoyarme. Necesitaba distanciarme de ella para dejar de tener alojado ese sentimiento absurdo de fidelidad a quien no era nada mío.

—Kara, esto es algo debo hacer sola. — Musité hasta con culpa por rechazarla. — Puedo escribirte y contarte, pero creo que necesito este tiempo para mí. — La decepción de sus ojos azules era como un puñal clavado en mi pecho. — Por favor, no creas que yo estoy dejándote de lado, pero necesito hacer esto por mi misma, deshacer mi propio pasado para poder construir un futuro, poder avanzar. — Quise abrazarla, pero no sabía si eso sería bienvenido. — Por favor, entiéndeme.

Kara dio un paso más, pasando sus manos tenuemente por mi cintura. — Si me necesitas, promete escribir.

—Lo haré, no me expondré. — Antes de poder hacer algo los brazos de la rubia me rodearon y me abrazaron con fuerza. — Gracias por comprender. — Por inercia, mis labios aterrizaron en su hombro. — Te extrañaré.

Entonces se fue, dejándome una vez más la sensación de que esta era una decisión correcta.

Alex.

23 de marzo, 10:25 a.m

—¿Qué diablos está pasando contigo? — Apenas Kara aterrizó en la torre la abordé, sabiendo que sorprenderla era la única manera de que no escapara de cualquier pregunta. — Kara, sé que está pasando algo contigo y no me quieres decir.

La vi arrugar el entrecejo. — No me pasa nada. — De inmediato se adentró, viendo algo en el celular con una mueca de disgusto. — Estaba patrullando, como cada mañana.

—No estabas patrullando. — Sabía que me estaba mintiendo, tenía totalmente claro hacia donde iba. — Kara, ¿dónde estabas?

Desde hace un par de días que me había dado cuenta de los patrones de vuelo de Kara cada vez que supuestamente iba a patrullar, encontrando un patrón en horas específicas y en lugares. El recorrido siempre comenzaba a primera hora de la mañana hacia el departamento de Lena, una hora después era el mismo destino, dos horas después era la sede central de LL Fundatión, el mismo destino era repetidos dos horas después y una hora luego de eso; finalmente, las últimas tres rondas, con afluencia de dos horas entre cada una eran nuevamente en el departamento de Lena. Ninguna superaba una extensión de 20 minutos, incluyendo el recorrido, lo que me hacía presumir que en efecto, Kara no alcanzaba a entrar.

Ella solo me miró una vez más. — Estaba patrullando, Alex.

—A no ser que tengas una sospecha legitima en Lena, eso que haces sería una patrulla. — Lancé sin anestesia. — Al único lugar al que te diriges es a su pent-house o a la fundación, estás menos de 20 minutos, contando el recorrido, así que tampoco entras a verla. — Los ojos de Kara rehuyeron a mi mirada y el sonrojo de sus mejillas subió de manera indiscutida. — ¿Qué demonios está pasando Kara?

—No lo entenderías.

—¡Inténtalo! — Exploté, porque su mirada era torturada, su alma rota me destruía. — Soy tu hermana, Kara, quien te ha escuchado en cada pequeño problema. — La respiración de ella comenzó a alterarse. — ¿Por qué me estás apartando ahora? ¿Qué te tiene así?

Kara lanzó un alarido roto y luego golpeó la pared haciéndola añicos. —¡Se va a ir con él! — Gruñó, dejando que las lágrimas por fin migrasen de sus ojos humedecidos. — ¿¡Por qué se tiene que ir con él si apenas lo conoce!?

—¿Quién se va?

—Lena. — Su nombre salió como un susurro roto, derrumbándose por completo. — Se va a ir a Irlanda con Alastor. — La mirada torturada cada momento tambaleaba más. — Apenas lo conoce y prefiere irse con él a dejarme a mi ser parte de esto, de acompañarla a descubrir su pasado.

No comprendí. — Alastor es el novio de Lena, Kara. — Musité un poco perdida. — Es nativo de Irlanda y claramente es lógico que sea él quien lo acompañe.

—¿¡Por qué no yo!?

Kara estaba teniendo un ataque de celos, no había otra explicación razonable para esto. Cuidadosamente tomé su brazo y la arrastré conmigo a la barraca vacía; esa era una conversación que no era pertinente que todas las personas escucharan, no cuando ella parecía enormemente conflictuada o torturada.

Dejé que se derrumbara y que sollozara perdida entre los insumos de esa bodega olvidada, mientras la miraba e intentaba buscar una manera suavizada de decirlo.

—¿Por qué estás teniendo un ataque de celos por algo que es normal que pase?

—¡No son celos! — Rugió. — Y esto que está pasando es de todo menos normal. — Sabía que Kara quería comprensión, pero estaba completamente equivocada en los reclamos que surgían uno tras otro. — Llevan meses, Alex, meses, ¿qué tanto puede conocerlo en meses?

Estaba siendo testaruda. — Kara, no es que Lena se vaya a vivir con él.

—No lo dijo, pero sabemos que pasará.

—¿Y qué de malo tiene? — No veía razones a esas aprensiones, tampoco veía una razón coherente para este berrinche. — Kara, son novios, tienen que interactuar de maneras diferentes; mientras se sientan seguros, el resto no tenemos que opinar. — Ella abrió la boca para volver a reclamar. — Y Lena es adulta, ella tiene derecho a experimentar cosas que desde hace tiempo no hace; tiene derecho a tener amor.

Kara pareció desinflarse, volverse pequeña. — Me va a olvidar. — Lanzó temblorosa, como si el hecho de que Lena se fuese la pudiese herir de una manera irremediable e incurable. — Ella me va a olvidar y yo... yo no podré recuperarla...

Era cosa de segundos para que comenzara a divagar, para que las ideas fueran tan fuertes que no pudiese escuchar esa pequeña voz que le pediría un atisbo de razón y de empatía. Kara se estaba rompiendo de adentro hacia afuera y yo no sabía las razones reales, no sabía como ayudarla; de momento solo veía a una super completamente asustada de perder a su mejor amiga, teniendo un ataque de celos.

Cuidadosamente tomé sus hombros, logrando que por una vez los ojos de Kara se clavaran en los míos, transmitiendo un abandono absoluto; ella estaba perdida en un mar de emociones y estaba completamente dolida.

—¿Qué está pasando, Kara? — Pregunté. — Y no quiero esa divagación de una pertenencia absurda, quiero la vedad. — De pronto esa sensación de angustia se mitigó, solo dejando un absoluto temor, ella estaba aterrada. — Desde hace un tiempo estás extraña, me atrevería a decir que fue desde el incidente de la kriptonita roja.

La sentí temblar. — La habitación del hotel. — Susurró. — Algo más pasó en esa habitación y ahora estoy tan confundida. — Sus ojos se cerraron fuertemente, evitando que las lágrimas se le escaparan. — Yo... yo no la quiero perder.

La abracé, sabiendo que en ese momento Kara estaba a punto de derrumbarse sin tener certeza de porque le pasaba, porque todo en su cabeza era unos caos que no parecía tener ni pies ni cabeza. Ella temblaba entre mis brazos, parecía un verdadero cervatillo enfrentado a un millón de faros.

—¿Qué pasó en esa habitación, Kara? — Hablé con suavidad, sabiendo que cualquier cosa volvería a poner unos muros infranqueables en su corazón. — Tu y ella concordaron que no pasó nada, Lena no confirmo más de una vez.

—Mintió.

Lo sospechaba. — ¿Entonces?

—Nos acostamos. — Sollozó. — Nosotras hicimos el amor esa noche y... y... — De pronto todo el cuerpo de Kara pareció ser una especie de barra de metal. — Yo no sé porque lo hice, porque a mi no me gustan las mujeres, Alex, pero pasó, nosotras lo hicimos.

—¿Crees que la forzaste? — Sabía que eso era imposible, pero quería descartar esa idea en caso de que estuviera rondando la cabeza de mi hermana. — ¿Crees haberlo hecho a la fuerza?

—No. — Sentí como sus manos se apretaron en mi espalda. — Yo lo recuerdo todo, sé que no la forcé.

—¿Entonces?

Escuché como salió un suspiro tembloroso y su abrazo se hizo aún más fuerte. — ¿Por qué lo hizo conmigo si estaba con él? ¿Por qué se va con él si fue capaz de estar conmigo esa noche? — Se separó milimétricamente, dejando ver el rostro surcado de lágrimas y los ojos llenos de confusión. — No lo quiere, Alex, Lena no lo quiere, pero se va a ir con él y no me quiere cerca. ¿Por qué se va a ir con él y no quiere que yo vaya con ella?

—Kara. — Con cuidado acaricié su rostro, encontrando por primera vez una mirada menos tumultuosa. — Te creo, no te gustan las mujeres. — De inmediato le di una sonrisa comprensiva. — Pero si te gusta Lena y estás enamorada de ella.

De inmediato negó con la cabeza. — Es mi mejor amiga, esto no...

—Te acostaste con ella porque la deseabas, porque llevas años mirándola con amor y porque dejaste de pensar tanto las cosas, simplemente sentiste. — Cuidadosamente acaricié sus mejillas. — Y no, no estás así porque temas que esté cometiendo un error, estás así porque quieres ser tú, quieres robarla de los brazos de Alastor para ser tu quien la bese, quien la acaricie, quien le haga el amor.

Ella se separó de mi como si le estuviera quemando. — Estás loca, es mi mejor amiga.

—Kara, sé que puede ser confuso, pero no puedes vivir con miedo toda la vida. — Tomé su mejilla, dándome la libertad de besarle la frente. — Porque cuando te des cuenta puede ser demasiado tarde para hacer algo. — Comencé a caminar, sin saber como darle ese empujón suave que la llevase hacia adelante. — No te puedo solucionar la vida, solo puedo estar para ti cuando realmente quieras mi ayuda; pero piensa en esto, ¿estás preparada para verla caminando a un altar hacia otro?

Lena.

25 de marzo, 22:48 hora Irlandesa.

Después de que Alastor partió a su departamento me serví un whisky, intentando que de alguna manera la culpa de no haberla confesado lo que había pasado en National City se disipara. Esto no se hacía más fácil, no cuando él centraba todo su tiempo libre en darme todo el amor que tenía, haciéndome sentir enormemente querida.

Él había dado toda su tarde para escuchar cada cosa que tenía para contar ese primer día de investigación, me había escuchado atentamente con esos grandes ojos azules, me había servido té y me había tomado la mano cuando la nostalgia me invadió; sin embargo, cuando yo miraba sus ojos azules, deseaba furiosamente que fuesen otros ojos lo s que me mirasen.

Era despreciable, pero sabía que podría repararlo, que podría quererlo con tanta entrega como él lo hacía y que por fin, de manera indiscutida a esa rubia torpe que se perdía entre el cielo.

Solo necesitaba tiempo.

Mientras me perdía en esos pensamientos esperanzados, la puerta sonó suavemente, sacándome por completo de esas tribulaciones. De seguro Alastor había resentido el no dormir conmigo y había inventado una excusa vaga de olvidar algo para justificar su vuelta.

Caminé hacia la puerta, abriéndola con una sonrisa grande. — ¿Qué has olvidado, bobo?

Abrí la puerta, pensando ingenuamente que encontraría esos ojos azules vivaces, cuando únicamente encontré unos tormentosos ojos azules llenos de tristeza, anegados en lágrimas hasta el punto de perder el foco y comenzar a difuminarse con el oscuro de la noche.

Ella estaba ahí, temblando como un pequeño asustado, mientras se mordía el labio en un gesto absurdo por tragarse las lágrimas.

—¿Kara? — Suspiré al verla tan vulnerable. — ¿Qué...?

Antes de poder terminar las palabras ella se arrojó sobre sus rodillas, rodeó mi cintura con sus brazos y enterró su cara en mi vientre mientras sollozaba completamente perdida.

—No puedo. — Sollozó completamente perdida. — Por favor...

Mis dedos se enredaron por inercia en su cabello, intentando darle algo de consuelo, pero solo contribuyó a que sus sollozos fueran más fuertes.

—Sé que él te quiere de verdad, sé que te puede hacer feliz, pero por favor, no me olvides. — Musitó entre sollozos, apretando con fuerza sus brazos. — Sé, lo sé que cambiará todo, pero no puedo evitar decirte que esa noche cambió mi vida entera, que te entregaras a mi esta noche, cambió toda mi vida y no puedo dejar de pensarlo, no puedo evitar ser egoísta y pedir que no me olvides. — La sensación de ser metida en un tanque con hielo en ese instante me invadió, más aún cuando sus ojos buscaron los míos y la transparencia de su alma se coló en la mía. — Sé que él volverá mañana, Lena, sé que eres su novia en este momento, sé que esta noche pasará y que... que volverás a besarlo, a abrazarlo y a amarlo, pero esta noche, solo por esta noche, quiéreme a mí, Lena, vuelve a quererme. — El sollozo roto me atravesó a alma, me hizo sentir rota, pero sabía que no podía dejarlo pasar. — Abrázame un rato, Lee.

Pasé saliva duramente, intentando encontrar las palabras menos agresivas. — ¿Qué es lo que recuerdas?

—Que te hice mía en la habitación 428, que te entregaste a mí, que... que te... te...

—No tienes que decir algo que no sientes, Kara. — Musité. — Pero tampoco es justo que me pidas estar atada a una ilusión. — Con cuidado pasé los dedos por sus pómulos. — A mi no me pesa decir que te amo, pero tu no puedes y no es justo que me pidas que te espere para toda la vida, que espere algo que no va a llegar.

—No. — Lanzó apresurada, poniéndose de pie mientras tomaba mis mejillas y me dejaba pegada a su nariz. — Yo... yo...

—No sabes lo que sientes. — Lancé amargamente.

—Si lo sé, solo...— Sus ojos se cerraron y si frente se recargó sobre la mía. — Estoy aterrada y confundida, Lee, son muchas cosas que procesar, son... — La vi suspirar para luego lanzarse hacia adelante, capturando mis labios en un intenso beso que me arrancó el alma apenas nuestros labios se tocaron; fue intenso, pero corto, y antes de poder procesar lo que pasaba me encontraba boqueando como un pez fuera del agua. — Yo quiero amarte, deseo amarte en cada estrella, pero... Lee, todo esto es nuevo para mi y estoy aterrada.

—No pienso esperarte. — Sentencié aún con la vista clavada en su boca. — No quiero seguir esperando, Kara.

Ella me miró con ojos encendidos. — Solo quiero que no me olvides, Lee. — Su vista estaba clavada en mis labios. — Estoy aterrada, pero pienso regresar, lo haré por ti. — Dio un paso, llevándonos a quedar contra la pared. — Solo, no me olvides.

El silencio nos invadió, y pese a que ella no me había entregado su corazón y yo no había dejado a Alastor, estábamos ahí, pegadas la una a la otra, mirándonos con intensidad, debatiéndonos si ceder a eso que nos estaba quemando. 

Continue Reading

You'll Also Like

12.5K 587 9
no soy bueno poniendo descripcion solo entra y disfruto xd Este fic es 100% original mio y no permito copias sin mi permiso esto contiene lemon
399K 26.3K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
6.7K 806 31
Sunoo es un chico muy inteligente y dulce siempre sobresalía en todo tenía una belleza impresionante y por eso y más era bastante conocido en su escu...
8K 503 11
Ella era un chica insegura, inestable y con una fuerte dependencia emocional y él tenía problemas de ira, egocéntrico e insensible.Pero para el campu...