—"¿Hmm?" musitó Iwaizumi al ver la extraña reacción de su compañera. "No le prestes atención, a veces es así."
Sakusa volvió a mirar al camino que tenían por delante.
—"Me imagino que sí."
~•~•~•~••~•~•~•~•
Yuki Sadashi. A sus once años era una chica considerablemente alta entre las demás niñas. Una delgaducha. Le encantaba la clase de gimnasia y era rápida corriendo. Los niños poco se fijaban en ella con propósito amoroso, aunque había escuchado que solían llamarla "de cara linda".
Le daba igual. ¿Quien quería ser el interés amoroso de alguien? Justo ahora, su único pensamiento era llegar con su mejor amigo. Estaba lloviendo y sus medias iban mojadas debido a que corría a duras penas enfocada en no perder su paraguas. Sentía frío y el aliento entrecortado, pero a lo lejos podía ver a Kiyoomi, sentado en una banca cerca de la entrada del gimnasio, esperándola y eso, solo le hizo sonreír completamente y correr más rápido.
—"¿Porque tardaste tanto?"— pregunto con molestia Kiyoomi, levantándose del asiento. Ya tenía puesto su uniforme. Antes de que pudiera responder Komori salió por la puerta sonriendo.
—"¡Si llegaste!" dijo y alzó las manos para que ella las chocará.
—"¡Claro! Venía corriendo pero valió la pena"— dijo ella chocando sus manos. Un saludo sencillo, aunque una vez intentaron tener su propio saludo de mejores amigos pero fracasaron epicamente.
—"Entremos."— Dijo Kiyoomi mientras caminaba hacia la puerta.
¿Quien necesitaba un pretendiente? Si podía ser feliz con sus amigos de la infancia.
~•~•~•~•~•~•~•
—"Creo eso sería todo. Bienvenida."— dijo colocando sus manos en su cadera.
—"Muchas gracias."
Hubo unos segundos de silencio y luego la peli rosa hablo.
—"¿Te dijeron si debías tener deberes hoy?"
—"Me dijeron que por hoy sería solo el recorrido. Mañana podría empezar con los casos."
—"Ya veo..." dudo un poco en decir lo que tenía en mente. Por qué, a ver, ahí donde trabajaba solo tenía una sola chica a la que llamar "amiga" y no es como... que le interesará hacer amigos nuevos, pero Shimizu parecía ser alguien poco irritante, buena en su trabajo y leal. "¿Quisieras ir a la sala de prácticas de tiros un rato?"
—"No veo porqué no."
Durante la caminata hasta allá, ninguna habló. Eso fue bueno, probablemente si podría llevarse bien con shimizu. Al llegar, Sadashi abrió la puerta y dejo que Shimizu entrara primero. En la sala, resonaban los disparos y se podían ver a 3 personas practicando. Una de ellas miro por el rabillo del ojo y se quitó los audífonos de cancelación de ruido.
—"¡Oh, Sadashi! Hasta que por fin te veo." dijo Tanaka Saeko sonriéndole para luego fijar su vista en su acompañante.
—"Shimizu, ella es la agente de campo Tanaka."— dijo presentándola. La rubia se acercó a ellas y extendió la mano a la pelinegra.
—"Es bueno ver un rostro bonito por acá. Hay que demostrarles a estos idiotas como se hacen las cosas." expreso mientras Shimizu reía un poco y apretaba su mano. "¿Venían a practicar sus tiros?"
—"Teniamos tiempo libre." explico Sadashi "Shimizu, puedes irte adelantando a elegir en que casillas practicaras."
—"Esta bien."
En lo que la pelinegra se fué, la expresión de la pelirosa se oscureció a totalidad.
—"Waoo, tenía tiempo que no veía ese cambio de actitud. ¿Que te fastidio ahora?" pregunto Saeko.
—"¿Viste al nuevo integrante que estaba con Iwaizumi?."
—"De lejos, pero si. Un tipo de cabello negro y cara de culo. ¿Por?"
Sadashi no respondió. Solo se dedicó a mirar con rabia a la pared un momento, antes de suspirar y volver a mirar a Saeko, quien la miraba tranquila. Aunque ella sabía, que por dentro se moría de curiosidad pero podía sacar sus propias deducciones.
Saeko con frecuencia era elegida para trabajar en cubierto. Solía atraer con facilidad. Su forma de ser coqueta era un beneficio a la hora de interpretar cualquier papel. Bailarina, prostituta, mujer de alta clase, chica fiestera, sea cual sea, se las apañaba para atraer a los sospechosos y salir ilesa... O casi ilesa. Era valiente, fuerte, sexy y atractiva. También, perspicaz.
—"¿Irás a la fiesta de esta noche?". —pregunto Saeko para cambiar los aires.
—"No lo sé... ¿Tú irás? No será muy tu tipo."
Ella se encogió de hombros.
—"Cambiar de aires un poco no estaría mal... ¡Ya se, ven conmigo!"
—"¿Que? ¿Porque?"
—"No 'ven conmigo' como de 'cita'. Ven conmigo de llegar juntas, ¡Vamos, será divertido! Llegaríamos todas divas y las personas en la entrada nos mirarían encantados." le dijo dándole una palmada en la espalda, para animarla, pero en realidad le dejo ardiendo el lugar. "Invita a la belleza pelinegra de allá y seríamos un trío rompecorazones... ¿O levanta pasiones?"
—"...Lo pensaré."
—"Nada de eso." Saeko echo el ojo por la sala para localizar a shimizu y cuando la vio, se acercó a ella corriendo, siendo perseguida por Sadashi.
Tres disparos. Uno completamente en el centro y dos muy cerca. Saeko soltó un silbido, aunque obviamente no había Sido escuchado. Le dió dos toques a los audífonos y Kiyoko se los quitó viéndolas.
—"Lo siento, ¿Me decían algo?."
—"¿Esta noche quieres venir a una fiesta que habrá? Sería organizada por esta agencia, en plan, elegante. Aparentemente anunciarán un par de cosas importantes. Nosotras queríamos llegar juntas y quisimos invitarte." dijo con una sonrisa mientras tomaba de un Brazo a Sadashi.
La pelinegra lo pensó un poco antes de sonreír.
—"Suena bien."
~•~•~•~•~•~•~•~•~•
—"Waoo, ¡Te ves increíble!"— dijo Saeko viendo a su amiga salir de la habitación.
Sadashi había decidido ir con un vestido de tela Satinada blanca, largo, hasta los tobillos, con un escote en la espalda. Se almodaba suavemente a sus curvas, más unos tacones plateados. Su cabello largo iba suelto y en cuello una cadena delgada de oro, acompañada por unos aretes sencillos.
—"Tu tampoco te ves mal."
Saeko había elegido un pantalón Negro formal, con una camisa de tirantes del mismo color que tenía transparencias en el abdomen pero no en la copa y unos tacones rojos de infarto. Sencillo, seductor, muy ella. Con su personalidad destacaria.
—"Gracias. ¿Estás completamente lista? Debemos ir por Shimizu-san."
—"Si."
Pasaron por shimizu a su departamento. Como era de esperarse, iba tan hermosa como ella era. Saeko le silbó y le aplaudió a lo que la pelinegra solo se sonrojo y agradeció. Está noche, Shimizu iba con un sencillo vestido azul profundo ajustado a sus curvas que llegaba hasta la rodilla y unos tacones del mismo color.
Al llegar, Saeko estacionó su auto y efectivamente, las personas en la entrada se le quedaron viendo al entrar al salón las tres juntas.
La fiesta (gala) apenas comenzaba.
~•~•~•~•~•~•~•
—"Espera aquí. Iré a buscar a unos amigos para que los saludes." aviso Iwaizumi alejándose de la barra, donde estaba con él.
El solo acercó su copa de champán a sus labios y tomo un sorbo.
La noche iba tranquila. Hasta que apareció ella.
En realidad, su presencia no le afectaba en nada. Después de localizarla con la mirada, volvió a ver su bebida un momento, para luego volver a verla disimuladamente.
Una figura sofisticada. Se había vuelto más adulta y los cambio le cayeron como anillo al dedo. Se había pintado el cabello de rosado y sus raíces empezaban a asomarse. Su rostro se veía serio, no le sorprendió, pero en sus recuerdos ella no era así. Si bien, verla en el día le sorprendió un poco, verla ahora era distinto.
Iba con un vestido blanco. Se encontraba hablando con alguien más, al lado de una rubia. Su vestido llevaba un escote en la espalda que descubrió cuando está apartó su cabello, colocándolo en la parte delantera de su cuerpo. Kiyoomi volvió su vista a la bebida al tiempo que Iwaizumi volvía acompañado de un pelinaranja y un chico rubio con cara de fanfarrón.
Y después de eso la noche se torno pesada.
En especial cuando fue arrastrado y prácticamente obligado a ese baile.
.
.
.