You are loving | Rebirth

By PapasConChedd4r

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Retorcí mis extremidades por ti. Empujándome, amándome, tirando de mi, aplastándome. Los huesos se rompen, la... More

El contorsionista
Pedazo de pastel
Piel de azúcar
Vainilla
Algodón
Mientras me alejas
Glaseado
Realidad
Cumpleaños
Nombre
La ciudad
Una llamada
Olvidar
Alejarse
Rencor
La última vez
Conocer tu alma
No te vayas
Tu elección
En nombre del amor
El rey de la Lujuria
Muñeca de circo
La luz de tu corazón
No estoy roto
La feria de las vanidades
El gigante durmiente
Verosika side B
Angustia en el Paraíso
Canción de cuna
Demandando excelencia
Por siempre
A casa luego del rehab ((forzado))
Cada segundo cuenta
Pros y contras
Limpiando sangre
No sé si soy una buena persona
Deberíamos hacer drogas (no)
Esto ciertamente luce como "el momento"
Al menos soy amado (aunque yo me odie)

Fórmula

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By PapasConChedd4r

El mundo de Blitz acababa de romperse por completo al ver aquella imagen tan hermosa de lo que fue su mejor amigo y el amor de su vida. Era increíble la manera en como podía brillar tanto en una gigantografía, como su grácil figura lo podía desbordar con tanta facilidad.

Fizzarolli mostraba una excesiva cantidad de piel, no parecía conocer la vergüenza. Su sonrisa era preciosa, pero cruel y despiadada, como si no le tuviera miedo a absolutamente nada en el mundo y como si pudiera llevarse a todos por delante con el fuego de su talento y su sensual apariencia.

Blitz pudo ver cada centímetro de piel, estaba quemado en casi todas partes, pero el maquillaje resaltaba cada zona. No se veía mal en lo absoluto, sino jodidamente sexy al lucir ese costoso atuendo de diseñador. Podía ver sus muslos expuesto, su torso, incluso como sus huesos se marcaban por debajo de su piel fina y suave. Su rostro también estaba quemado en gran parte y su piel era blanquecina, sin embargo, el color de sus ojos y los redondeles de sus mejillas lo hacían reconocerlo.

Su nariz estaba marcada en rojo, como una de las pocas áreas que no sufrieron quemaduras. Ese detalle lo hacía ver adorable fuera de todo ese escandaloso look sensual que llevaba puesto. Todo en él era destacable, incluso su gorro brillante de bufón y los detalles de payaso lo hacían lucir majestuoso y perfecto.

Lo más llamativo en él eran sus prótesis de metal negro, las cuales se aferraban a sus muslos y también a sus costados, haciéndole entender a Blitz que había perdido gran parte de sus piernas y sus brazos en totalidad.

Tal vez debajo de ese gorro elegante existía más daño, tal vez sus cuernos también fueron malheridos y había más trozos de piel dañada que no podía ver. Aunque eso no importaba, porque Mammon había logrado que cada punto débil se volviera totalmente deslumbrante y sexual, resaltó sus carencias y las hizo ventajas. Y más que un bufón común y corriente, parecía un astro de otro universo que podría dejar ciego por su talento y belleza a cualquiera que lo observara fijamente por mucho tiempo.

Blitz reaccionó, se acurrucó en su lugar y cayó de rodillas en el piso. Necesitaba respirar... Estaba teniendo un ataque de nervios. Reconoció esa sonrisa, la sonrisa que Fizzarolli colocaba frente a las cámaras y frente al público, tan hermosa e invaluable...

Se cubrió la boca con una mano, lloró porque lo extrañaba. Ahogó sus sollozos como le era posible, dejó caer sus amargas lágrimas por sus mejillas y cerró sus ojos con todas sus fuerzas.

¿Por qué colgaron ese puto anuncio comercial justo frente a su antiguo departamento?! Era el único lugar que consideraba seguro y que le traía paz y confort. Bueno, ya no, nunca más.

Blitz no pudo quedarse quieto. Volvió a mirar la publicidad andante que ahora era Fizzarolli, ubicó todas las redes sociales que tenía y que se promocionaban en una esquina del letrero y supo qué hacer. Tomó su celular comenzó a stalkear como un condenado.

Resultaba ser que Fizzarolli estaba anunciando su debut desde hacía algunos meses, Blitz no estaba al tanto de las redes y nunca pudo verlo. Tenía un equipo gigante de marketing detrás, también un equipo costoso que estaba cubriendo sus ensayos y que trabajaba para él en su acto. Todo era cortesía de Mammon, quien estaba invirtiendo una gran y excesiva cantidad de dinero por Fizzarolli para que su debut rompiera el infierno y cada uno de sus círculos.

La nueva estrella de Mammon empezó con su publicidad en todas las redes sociales existentes. Blitz se puso al tanto rápidamente, los vídeos de Fizzarolli eran virales desde sus cuentas oficiales, dónde mostraba sus actos, sus entrenamientos y su vida junto a todo el personal de Mammon organizando su muy próximo debut. Los titulares de todos los portales de la farándula decían cosas similares: El bufón más reconocido del infierno, con sus prótesis extensibles que lo hacían ágil y sorprendente en sus rutinas.

Blitz se metió en lugares profundos que empezaron a perturbarlo. No solo se estaba vendiendo como el nuevo favorito personal de Mammon, sino que existía toda una línea de productos a su nombre.

Muchísima mercancía con su cara y, lo más perturbador y costoso, muñecos mecánicos, robots, que simulaban ser él para un millón de tareas distintas. Muñecos sexuales, los cuales prostituían su imagen y que fueron elaborados por otro de los pecados capitales, el rey de la Lujuria. Esas perras mecánicas estaban a cargo de Asmodeus, otro bastardo adinerado que era un socio comercial de Mammon.

Ahora Fizzarolli estaba aún más arriba que Verosika en cuanto dinero y popularidad en redes. Debutaba en un mes, pero el talento que mostraba en sus redes, los actos que lograba hacer y los adelantos del show que iba a destrozar a todos los payasos conocidos, en conjunto a su historia de resiliencia, habían cautivado a las masas y a todos los medios sociales.

Fizzarolli, en definitiva, era la sensación del momento, al igual que sus copias sexuales que eran una innovación. Se codeaba con la realeza, con pecados importantes e influyentes, y también era protegido por ellos.

Blitz soltó el celular ante el exceso de información y lo arrojó a su lado. Tomó asiento nuevamente a metros de la azotea y observó el cielo estrellado, como si su cabeza ya no pudiera asumir más cosas.

No lo entendía...

No, si lo entendía. Lo entendía todo perfectamente. Fizzarolli siguió adelante y fue feliz sin él. Se deshizo de su recuerdo con mucha facilidad y estaba cumpliendo su sueño, el sueño del que tanto le hablaba desde que tenía como cinco años.

Y lo peor de todo era ese puto cartel, que le decía una cosa entre líneas. Algo que solo sabían Fizzarolli y él porque se conocían demasiado. Era una señal implícita que Blitz pudo decodificar rápidamente.

El mensaje que gritaba esa publicidad con la fotografía más radiante que Fizzarolli pudo haber tenido, era el siguiente:

"JÓDETE BLITZO. JÓDETE. ME DEJASTE SIN BRAZOS Y PIERNAS, ME ARRUINASTE LA VIDA. Y AHORA, VOY A REFREGARTE QUE SOY RICO, FAMOSO Y EXITOSO CON MAMMON, MI ÍDOLO DE LA INFANCIA. Y VOY A ECHARTE EN CARA EN CADA PUTO MOMENTO QUE PUDE SUPERARTE Y SEGUIR ADELANTE. JAMÁS TE AMÉ NI UN POCO Y ME OLVIDÉ DE TI CON FACILIDAD PORQUE NO VALES UN CARAJO, GRANDÍSIMO PEDAZO DE MIERDA."

Blitz sabía que era eso lo que significaba.

Fizzarolli cubría las quemaduras de su rostro y su piel con maquillaje. No dejó que su discapacidad fuera un impedimento, convirtió aquello en una belleza única e incomparable. Cubría las cicatrices de sus nuevas extremidades con ropa elegante y costosa, cubría su cabeza con un hermoso gorro porque sus cuernos debían estar lastimados.

Fizzarolli, a pesar de todo... A pesar de su dolor y su incapacidad, fue mucho más fuerte que él y siguió adelante. No como Blitz, quien estaba hundido en una depresión y una espiral de drogas y sexo del que jamás pudo salir desde el accidente del circo.

Tal vez era hora de recomponer su vida también.

¿Cómo podía hacerlo?

Bueno, dejando a Verosika. La que le facilitaba las drogas, las orgías y se la pasaba de fiesta en fiesta junto a él.

No, esa no podía ser una opción viable. Pensó en aquello. ¿Podía recomponer su vida? Era un desastre y un adicto de mierda. No sería fácil dejar de ser un adicto. Había oído que dejar las drogas era un problema jodido, ¿tenía la fuerza de voluntad de hacer eso?

No lo sabía. Pero la realidad era que si quería hacer un cambio positivo y esa imagen de Fizzarolli lo hizo pensar seriamente en eso. Blitz condujo su vehículo de vuelta a su hogar y no dejó de pensar en ello. Cuando se proponía algo, siempre encontraba alguna manera de realizar y cumplir aquello, aunque eso fuera sinónimo de tener que realizar cambios viscerales para conseguirlo.

Abrió la puerta de la casa que compartía con Verosika. Cuando entró y arrojó las llaves en la mesa, con su mente carburando a mil por segundo, una tímida súcubo llegó a su lado con un semblante arrepentido. Blitz alzó su rostro y cruzó miradas con la chica, quien se cruzó de brazos y lo miró con bastante culpabilidad. Sabía que se había sobrepasado en la discusión.

—Llegaste. Perdon por gritarte, no debí hacerlo —se lamentó en voz alta con una expresión preocupada—. En realidad, hoy no tenía que salir.

Verosika siempre hacía lo mismo, pero no parecía darse cuenta de su patrón. Gritaba bestialidades hacia Blitz, le decía que lo reemplazaría con alguien que la cogiera mejor y luego de un par de horas, le pedía disculpas como si no se hubiera pasado tres pueblos. Blitz la miró extrañado, ya que las disculpas no solían venir tan rápido.

—Esta es una de esas ocasiones que se resuelven con sexo porque estaba un poco histérica y te usé para descargarme, de verdad lo lamento —admitió Verosika con pesadez, ya que sabía que tenía un ligero problema de comportamiento y no tenía razones para liberar su enojo con Blitz—. Es solo que estoy de un pésimo humor porque Mammon consiguió a un favorito nuevo y el tipo no me gusta nada.

Blitz se alteró al escucharla, su mirada se volvió consternada y afectada hacia ella porque le estaba mencionando aquello que había contemplado hacía media hora atrás. La súcubo no detectó la angustia de Blitz, se mantuvo cruzada de brazos muy molesta y siguió hablando clavando su mirada en el suelo, ya que estaba muy frustrada y celosa por la nueva adquisición del rey de la Codicia.

—No voy a tener tratos con Mammon. Pero aún así, me enferma que el bufón ese tenga tanta atención y relevancia. Me superó en seguidores y en todas las redes en semanas —comenzó a relatarle a Blitz, como si fuera un chisme del montón—. Bueno, el entretenimiento y el ámbito de la música son diferentes, pero a Mammon le gustan los bufones y todo lo que tenga que ver con payasos. Lo está moldeando a su imagen y semejanza. Y por eso lo está eligiendo como su favorito personal.

Subió su mirada y observó el rostro afligido y desesperado de Blitz. Verosika entrecerró sus ojos con cansancio y luego rodó los ojos hacia el lado contrario.

—Si, sé que se trata de Fizzarolli. No te lo dije porque supuse que lo viste, está en todo el internet y sus videos son virales —hizo una pausa, luego torció una mueca de inseguridad y cierto temor—. Y porque no quería lastimarte al nombrarlo. Tu historia con él fue demasiado fuerte, no quiero ser una perra con ese tema tan delicado para ti.

Entonces, Verosika sabía sobre esa información desde hacía tiempo y nunca se lo dijo a Blitz. El imp reflejó esa desesperación en su semblante, porque no podía comprender como no se lo comunicó directamente.

—¿Desde cuándo lo sabes? Debiste decírmelo. Él era importante para mí —no estaba enojado, estaba dolido. Tal vez no hubiera sido un golpe tan fuerte si la información venía de ella.

Blitz le contó sobre el circo, sobre Fizzarolli y sobre las personas que perdió. Ellos estuvieron juntos por años y Verosika sabía sobre sus debilidades. Entonces, debió ser la primera en avisarle que Fizzarolli estaba bien, estaba sano y estaba triunfando en el mundo del espectáculo como la gran estrella que merecía ser.

—Desde hace un tiempo —le contestó ella con algo de dureza, difícilmente admitiendo que debió decirle desde un principio. La chica se le quedó mirando con bastante frialdad, porque de verdad pensaba que Blitz había superado todo ese tema luego de años—. Pensé que él fracasaría, ya sabes, es un imp todo lisiado y estaba destinado al fracaso. Sin embargo, el hijo de puta ahora es más exitoso que yo.

Blitz entendía su punto. Pero no lo compartía. Verosika se pondría celosa tarde o temprano de cualquier persona que Mammon lanzara a debutar, porque sus promociones serían buenas y los pagos serían muy altos. No podía sacarla de ese eje y cambiar su punto de vista con respecto al mundo.

Blitz tomó asiento en un espacio de la mesa del comedor, se sujetó a la silla y se cruzó de brazos contra la madera con un rostro receloso y enojado. Él debió suponerlo, era cuestión de meterse en las redes como por media hora, cualquier anuncio le saltaría en la cara en cuestión de tiempo.

—Acabo de enterarme de esto porque vi un estúpido cartel en la calle —le dijo a Verosika finalmente.

—Oh... mierda, lo siento —ella volvió a disculparse con una expresión genuinamente preocupada, ya que no creyó que su primer contacto con Fizzarolli sería de esa manera—. Pensé que lo sabías desde hace mucho y ya no te importaba. Y pensé que por eso jamás habías sacado el tema.

La súcubo quedó en silencio, se mordió los labios con nerviosismo y, cuando contempló el rostro angustiado y preocupado de Blitz, supo que en realidad no había superado ni un poco todo el pasado que mantenía guardado. Ese dolor seguía allí, inquebrantable y más firme que un roble.

—Pero... al parecer, si te importa —susurró ella bastante dolida al considerar que aquellos sentimientos de amor por Fizzarolli seguían más fuertes que nunca en su corazón.

Una cosa era que Blitz llorara por él en las noches de vez en cuando o que gimiera el nombre del chico inconscientemente luego de venirse. Pero si aún estaba en su mente de forma lúcida y consciente, definitivamente todavía había un gran problema residiendo en Blitz con respecto a sus sentimientos.

El imp alzó su rostro y observó con determinación a su novia. Quería hablarle al respecto de sus nuevos pensamientos y de los pasos que quería seguir.

—Creo que quiero mejorar mi vida.

Sin embargo, Verosika tardó como medio segundo en empezar a reírse. Se sostuvo el vientre entre sus brazos y se carcajeó con entusiasmo porque la idea sobrepasaba lo ridículo. Cuando volvió a mirar a Blitz, se dio cuenta de que hablaba en serio porque no se estaba riendo y la miraba con reproche. Ella no podía tomarlo en serio, le era imposible. Ese bastardo drogadicto y depresivo no podía hablar sobre mejorar, no luego de consumir de todo y de unirse a las orgías más indecentes que había visto.

—Oh, vamos —quiso hacerlo reflexionar ante la tonta idea que planteaba y le sonrió forzadamente, conteniendo su risa— ¿Solo por qué viste un estúpido cartel de Fizzarolli?

—Si, solo porque vi un estúpido cartel de Fizzarolli —le afirmó Blitz con una expresión muy seria y decidida. No estaba jodiendo, se lo estaba diciendo en serio. Y no se sacaría la idea de la cabeza hasta cumplirla de cualquier forma.

—¿Y esa mejora en tu vida me incluye? —le preguntó la súcubo con desdén. Quería saber más sobre esa idea ridícula que le estaba comentando.

Blitz aún no sabía exactamente cómo ejecutar ese plan de vida. Tampoco sabía cuáles eran los factores determinantes para mejorar una vida tan destruida como la suya. Pero si tenía una cosa en claro, una única cosa. Y se trataba de ese aspecto que sabía que lo estaba dañando de maneras que no podía describir. Definitivamente ese era el primer paso para comenzar un nuevo camino.

—Quiero dejar de drogarme.

—Entonces, no me incluye.

Verosika lo observó con una comprensión nula, sin rastro de empatía. Seguía sin tomarlo en serio. No obstante, Blitz quería ser escuchado. Por supuesto que estaba pensando en ella, porque también quería que mejorara. No la estaba excluyendo, quería incluirla en ese camino que podría forjar si se esforzaba. Nada garantizaba que sería fácil, pero no sería tan desastroso y horrible si tenía la compañía de Verosika.

—Podriamos intentarlo. Podríamos dejar las drogas y mejorar —Blitz se levantó y llegó a su lado, tomó las manos de Verosika al tenerla frente a él y la miró a los ojos con mucha seguridad en sus palabras—. Estoy súper dañado y te lo he explicado, pero quizá... No sea imposible enderezar nuestras vidas si nos apoyamos mutuamente —le sonrió con cierto tipo de esperanza, porque no quería creer que estaba condenado y arruinado a su edad, quería pensar que había alguna manera de salvarse junto a su novia—. Podríamos dejar de coger en lugares públicos, limpiarnos poco a poco de las sustancias y el alcohol. Si lo hacemos juntos... tal vez...

Verosika ya no pudo contenerse. Volvió a reírse de forma escandalosa, soltó a Blitz y se cubrió la boca entre sus manos. De verdad quería tomarse en serio sus palabras, pero no podía. Todo sonaba como una broma y como frases de películas de romance que no funcionaban en la vida real. Se recompuso a la fuerza, no quería lucir como que se estaba burlando a pesar de que si lo hacía. Y bajo el rostro desconfiado y confuso de Blitz, decidió responderle con honestidad.

—No, de ninguna manera. Ew, que aburrido —fue brutalmente honesta—. Soy un súcubo, está en mi naturaleza abusar un poco del libertinaje.

—¿Sabes que eso es pura mierda, verdad? —le cuestionó el imp con menos paciencia que al principio —. Puedes ser un súcubo y no ser una persona que se revienta en todo momento. Y, además, estás bebiendo demasiado desde que tu música empezó a despegar y desde que te empezaste a juntar con esos productores de mierda y todos esos tipos del centro de Lujuria —también decidió ser honesto ya que estaban en el ruedo—. Beber todo el tiempo no te hace bien, te está haciendo muy agresiva.

—Blitzo. No voy a cambiar —ella ignoró su preocupación y todo lo que decía en general.

Colocó sus manos en sus caderas y arqueó una ceja con incredulidad. Nunca pensó que Blitz era tan ingenuo como para pensar que podía dejar de ser un cínico ante las desgracias que le tocó vivir. Podía intentarlo, pero fracasaría. Podía ponerle parches a su dolor, pero tarde o temprano la volvería a cagar. Esa era la naturaleza de Blitz, joder todo, incluso a las personas que amaba. Debería abrazar y aceptar su naturaleza, no luchar contra eso y fingir que podía recuperarse y volverse una buena persona.

—Piénsalo, piensa en lo que tenemos y en lo que hemos logrado en el tiempo juntos —Verosika decidió abordar la situación con calma, porque pensaba que ese delirio sin sentido se borraría de la cabeza de su novio y volvería a entrar en razón en cuestión de días—. Carajo, estamos bien como estamos, perfectamente bien. Dinero, sexo y drogas, no podría pedir otra cosa. Y además, te tengo a ti y nos amamos —la súcubo le sonrió con ternura, se aproximó al imp y lo abrazó con suavidad—. Te amo como nunca amé a nadie. En el fondo, sé que sigues siendo el chico dulce que conocí.

Blitz suspiró contra el pecho de su chica. Le devolvió el abrazo, la sostuvo y permaneció en silencio, aún muy preocupado por sus pensamientos veloces y la nueva meta de su vida. De verdad quería ser tomado en serio, de verdad quería ser apoyado y comprendido. Y por mala obra del destino, Verosika no quería escucharlo.

—Okey. Lo voy a pensar —le dijo en un tono resignado y bajo.

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