✦☆♥︎𝐃𝐚𝐲𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭♥︎☆✦
(••••)
No lo puedo ocultar más, me es imposible tratar de ignorar lo que mi corazón cada día empieza a gritar, no es un grito de auxilio ni mucho menos uno de terror... Mi corazón grita con fuerza para que se calme cada uno de mis sentimientos que pareciera que ni siquiera los pudieran aplacar los vientos.
✧❛𝐍𝐨𝐞́❛✧
Recosté mi cabeza en la pared con un poco de frustración, llevaba más de cinco horas intentando aprenderme una canción y simplemente no podía gracias a que ciertas personas andaban molestando con su existencia.
—¿De verdad estás aprendiendo a tocar esa canción?—pregunta Mateo entre risas.
—No, estoy pensando en cómo ahorcarte con las cuerdas de mí guitarra—le respondí.
—Ya Mateo, deja de molestar a Noé...—interviene Paulo—Si lo sigues molestando así nunca terminará de aprender a tocar la canción.
—¿Acaso ustedes dos no tienen casa o qué?—preguntó con un poco de molestia.
Paulo sonríe y niega.
—Nos gusta más la tuya, es más... Te regalo la mía—dice Paulo sacando las llaves de su bolsillo.
—¿No tienen tarea que hacer?
Mateo se tira sobre mi cama mirando hacia el techo, esto sólo quería decir que se iba a dormir un rato para evadir sus responsabilidades.
—Ya que lo mencionas sí, y necesito tú ayuda—Paulo saca de sabrá Dios dónde un cuaderno de color azul y lo extiende hacia mí.
—¿Qué?—le digo observando con detenimiento el objeto.
—Necesito evaluar el proceso y el avance de alguien cercano a mí... Tú eres el candidato ideal
—Mejor dile a Mateo que te ayude, ese sí necesita ayuda para superar a su ex—Paulo ríe y una almohada me golpea la cabeza.
—Mejor ayúdalo tú, qué no sabes comunicarte como una persona normal.—murmura Mateo.
—Al menos yo no lloro por alguien—murmuro y Paulo me da un golpe con el cuaderno en la frente.
—No tiene nada del otro mundo, sólo tienes que escribir todo lo que quieras expresar... Cualquier cosa que sientas, algún pensamiento, una experiencia, una sensación.
»Anotarás todo aquello que quieras decirle a una persona en específico, eso te ayudará a comunicarte de una manera más eficiente ya que prácticamente ensayarás cómo expresarlo de forma efectiva y adecuada.
»Ganamos los dos, tú me ayudas con mi tarea mientras yo te ayudo a tener una buena comunicación, a parte de eso esto te puede ser de gran ayuda para gestionar tus emociones... Sé que no te permites ser vulnerable pero al menos deberias intentarlo.
—¿Quieres que aprenda a abrirme con Eva?
—No idiota, la zanahoria quiere que experimentes con ella... Es la persona perfecta para que aprendas a manejar tus emociones y no guardarte nada que quieras expresar mediante palabras.—interviene Mateo.
—¿Experimentar?—pregunto con incredulidad.
Paulo extiende el cuaderno hacia mí y suspira, esperando a que yo termine tomándolo tarde o temprano, sonríe y espera a qué yo diga algo o reaccione.
—Esa es otra forma de decirlo, sólo escribe lo que quieras decirle y lo que te haga sentir estar con ella... He notado que es más sencillo para tí abrirte con ella—dice en un último intento por convencerme de acceder
—Solo hazlo hombre, tienes más oportunidad de ganar que de perder—dice Mateo.
—Todos ganan Noé...
Paulo dejó el cuaderno junto a mí y después de llevarse a Mateo en contra de su voluntad al fin me dejaron en soledad y tranquilidad.
Coloqué la canción nuevamente y me dejé llevar por la melodía, logrando así tocarla luego de haber estado un poco más de cinco horas sin poder tocar ni la primera estrofa completa.
Sonreí después de haber tocado la canción completa por primera vez y me dejé caer en el suelo mirando hacia el techo.
¿De verdad me aprendí una canción de un musical?
Sí, y no cualquier canción... Si no la favorita de cierta castaña.
Decidido tomé el cuaderno y busqué un lápiz entre mis cosas, me senté en mi escritorio y después de pensar muchas cosas decidí hacer mi primera anotación, expresando lo que había sentido al actuar de forma impulsiva y terminar aprendiendo a tocar una canción sólo porque era parte del soundtrack de la película favorita de Eva.
Suspiré y luego de escribir media hoja hice un pequeño dibujo de Eva sonriendo.
(••••)
Mi padre acababa de irse y ya era mi turno a decir verdad, con cuidado tomé mis cosas y me fuí acercando con delicadeza a la puerta.
Se me estaba haciendo tarde para ir a visitar a Eva y ni loco me atrevería a ir casi a la misma hora en la que mi madre entraba al trabajo.
—¿A dónde vas con tanta prisa?—me pregunta mi madre cruzada de brazos observando lo que ocurria.
Con la mano sobre la perilla me quedé petrificado.
—A mi casa...—tragué saliva y solté la perilla para girarme en dirección a ella.
—¿A escondidas cómo si fueras un criminal?—pregunta mi madre haciendo que me diera cuenta de lo sospechoso que me veía, sin pensarlo me indica que la siga y yo cómo el maravilloso ser humano que soy la empecé a seguir hasta llegar a la cocina.
Me senté y permanecí en silencio un buen rato hasta que mi mamá tomó asiento frente a mí.
—¿Desde cuándo la conoces?
Fingí no tener idea de qué hablaba y sólo mire con confusión en su dirección.
—¿Conocer a quién?—hice una pausa para "pensar"—¿A quién conozco? No sé de qué estás hablando.
—Hablo de una castaña de pecas en las mejillas, cabello largo, ojos color ámbar y que lleva por nombre Eva—Tragué saliva y me tensé.
—Me suena—digo tratando de mantener la calma.
—¿Sí? ¿Te suena de verdad?—indaga mi madre.
Noé mantén la calma, no demuestres debilidad.
—Un poco, ¿Por qué?—le pregunto para intentar cambiar de tema.
—Porque casualmente te vieron hace unos días en los jardines del hospital con ella—dice seria y yo siento que me va a dar algo.
—Puede ser que haya estado ahí mirando un atardecer casualmente con alguien.
—Ahora respóndeme ¿Desde hace cuánto tiempo se conocen?
—Unos meses quizás...—mi madre centra su atención en mí y yo sólo quiero tirarme por las escaleras para terminar esta conversación de una vez.
—Unos meses—murmura—¿Has notado algo extraño en tus últimas visitas?
—Desde hace unos días no es tan expresiva y ahora está muy pensativa...
Siento que todo me está sudando y que si esto continúa me va terminar dando un patatus.
—Ya veo—suspira y antes de poder decirme algo su celular empieza a sonar y ella lo atiende tan rápido cómo puede—¿Sí?
Me quedo en silencio intentando descifrar que ocurría.
—¡¿Qué?!—exclama mi madre levantándose de golpe—Voy en camino.
Mis alarmas se encienden y voy tras ella con un poco de miedo, algo me decía que estaba pasando algo que yo ignoraba.
—Dime qué sucede—le interrogo.
—Eva no está en su habitación y no come desde anoche—dice mi madre preocupada—No aparece.
—Voy contigo.
—Noé...
—Si no voy contigo iré por mi cuenta.
—Está bien—acepta y salimos rumbo al hospital.
(••••)
Al llegar al hospital lo primero que ví fué a Shannel muy preocupada abrazándose así misma en la puerta principal.
Rápidamente me acerqué hasta ella, si alguien sabía algo tenía que ser ella.
—¿Que ocurrió?—le pregunté.
—Desde ayer Eva estaba un poco rara ... Estaba apagada y decaída—me responde con una voz cargada de miedo—Cuando la enfermera entró para pasarle tratamiento la vía intravenosa estaba en el suelo y la habitación estaba vacía.
—¿Desde hace cuánto no aparece?
—La hemos estado buscando desde hace una hora.
Mi corazón empezó a palpitar rápidamente, Eva no podía haberse esfumado en el aire, había algo que quizás todos se pasaron por alto.
Decidido me dirigí hacia el patio, me detuve frente a la puerta al escuchar cómo una voz se lamentaba una y otra vez.
Algo me decía que debía ir tras ella, llegué hasta un pasillo largo cuyas luces parecían estar a nada de apagarse, en el fondo del pasillo estaba Harry sentado en un rincón con su celular junto a él, la pantalla estaba totalmente quebrada... Pero él estaba más destrozado que su celular.
—To...to...todo es mi culpa—repetía una y otra vez.
—¿Qué hiciste?
El me miró y por primera vez en mí vida pude ver cuánta repulsión podía sentir una persona hacia otra.
—¡Respóndeme!—exclamé perdiendo la calma—¡¿Qué fué tú culpa?!—le grité tomándolo por el cuello de su camisa.
—¡Todo es tú culpa!—me gritó soltándose de mi agarre.
—¿Qué carajos dijiste?
—Es tú culpa... Eva te llamó, te escribió... Esperó tú visita y tú nunca llegaste—dijo con enojo y frustración.
—¿De qué hablas?
—¿La visitas a diario? ¿No?—suspira con frustración —Sueles llamarla y escribirle todos los días, ¿No es así?—dice enojado.
Y ahí caí en cuenta... Hoy no le dije a Eva que no podía visitarla , no fué mi culpa que mi madre me empezara a interrogar de la nada.
No respondí sus mensajes ni sus llamadas porque estaba muy ocupado aprendiendo a tocar "Rewrite The Stars"...
Pero haber escuchado a Harry me hizo tener una idea de dónde podría estar, sin decir nada regresé nuevamente a la puerta que da hacia el patio y los jardines.
Tiene que estar ahí, no pudo haber salido de las instalaciones del hospital... Eva debería estar ahí o al menos en un lugar cercano.
Sé que puedo tener un pequeño porcentaje de la culpa de pero estoy seguro de que alguien más tiene la mayoría... Eva no ha sido ella desde hace un tiempo.
Me moví entre las diferentes plantas y arbustos lo más rápido que pude.
(••••)
¿Acaso está mal llorar?, es un cruel pecado permitirse dejarse llevar por esas emociones negativas, pensamientos destructivos, voces maliciosas, sentimientos que parecieran no tener un punto de retorno al alcanzar cierto nivel de tristeza, ¿Está mal no engañarse a uno mismo para estar bien con los demás? ¿No se puede llorar con libertad? ¿O es qué acaso está mal llorar?
♥︎✦𝐄𝐯𝐚✦♥︎
Mi madre había traído varios de mis materiales para pintar de casa, intenté con todas mis fuerzas pintar algo pero nada funcionaba.
No podía plasmar lo que quería en un lienzo, no podía demostrar mis sentimientos mediante los pinceles, no me podía expresar correctamente a través de las pinceladas... Simplemente no podía pintar.
Esto es increíble, faltan dos semanas para entregar mi tarea y aún me faltan dos cuadros.
Suspiré y tomé mi celular, abrí el panel de notificaciones... Nada, no había nada de Noé, no había un mensaje de "Más te vale que comas algo por las buenas", no había una llamada perdida, un mensaje suyo en mi buzón de voz... La hora de visita estaba a nada de terminar y no había llegado aún.
Miré la hora por cuarta vez en un lapso de siete minutos, Noé no iba a venir... Usualmente llegaba temprano, él me avisaba con anterioridad.
Suspiré y cuándo casi estaba decidida a tomar una siesta la puerta de la habitación se abrió de par en par.
—Eva...—Harry se sentó junto a mí.
—¿Qué quieres?—le pregunté cortante.
—Lo siento, sé que odias cada vez que te hago un drama sin motivo—dice apenado.
Aquí íbamos otra vez, el ciclo continuaba... Ya se había tardado en venir a disculparse.
—Siempre es lo mismo—le digo.
—Perdón.
—Quiero estar sola—murmuro con molestia.
—¿Podrías escucharme?
—No Harry, tú nunca me escuchas. Sólo te centras en decirme de la peor forma todo lo que hago mal.
»Sólo remarcas mis errores y los haces ver mil veces peor de lo que en realidad son, no puedo hacer algo porque tú empiezas a reclamarme por hacerlo.
—No es cierto.
—Sí, si lo es.
—Sólo quiero hacerte entender y ver qué es lo mejor para tí, que tú no quieras verlo o estés tan cegada para no aceptarlo es tú problema.
Una risa llena de un poco de enojo salió de mis labios, ya entendí a qué se debía todo este show ... Eran celos, Harry desde siempre ha sido muy sobreprotector.
Usualmente no suele comportarse así, sólo saca su lado más horrible cuando se siente amenazando, no importa si es por un chico o alguien más, Harry siempre quiere hacerme ver qué al final del día él es el que siempre ha estado junto a mí y ya visto mi versión más vulnerable y horrible.
—Si es por Noé te sugiero que te detengas ahora, tú sabes que tú odio irracional hacia él no afecta en nada la maravillosa relación de amistad que tenemos desde hace seis años tú y yo—dije con molestia.
—Yo no dije nada de él, es más ¿No es por culpa de él qué estás tan sensible y emocional?
Magnífico, ahora anda echándole la culpa a Noé de mi bajón emocional, el cuál simplemente empezó desde que ví cómo una pintura a la cuál le había puesto tanto corazón y emoción se destruía frente a mis ojos y no pude hacer nada.
Cada día me sorprende más.
—Deja el show porque aquí no hay escenario.
Honestamente me estaba molestando mucho el hecho de que siguiera armando un drama por algo irrelevante, no tenía ningún tipo de relación una cosa con la otra.
—Me sorprendente que aún sigues comportándote cómo una niña que sólo busca llamar la atención—Harry salió molesto de la habitación y me dejó sóla.
La que debería de estar enfurecida debería de ser yo.
Ví la hora por última vez antes de hacer algo netamente por impulso, tomé mi libro y guardé mi celular en el interior de este.
Si quería hacerlo tenía que deshacerme de cualquier cosa que pudiera obstaculizar mi camino, tomé la aguja en forma de mariposa y la saqué, salió un poco de sangre pero no demasiada cómo para preocuparme.
Con la mente llena de frustración salí de la habitación lo más rápido que pude, fuí lo más cautelosa que pude y logré llegar hasta el patio sin ser detectada.
Noé me dijo que usualmente el patio no contaba con cámaras de seguridad, cosa que no me disgustaba en estos momentos.
Me senté al pie de un enorme árbol, miré hacia el cielo y sonreí al ver que no faltaba nada para que el sol se escondiera y la luna apareciera.
Coloqué mi celular en modo avión y abrí el libro, este libro había sido mi mayor acompañante últimamente, me hacía sentir y entender tanto y a la vez nada.
El cielo se tiñó de colores cálidos que iban desde el rojo hasta el amarillo, así cómo también de tonos azulados y violáceos. Esta explosión de color sobre mí me hacía sentir paz y tranquilidad: ver la belleza tan particular y la simplicidad de un atardecer en un jardín repleto de flores era una curita a mi corazón y una caricia a mí alma.
Si bien no podía liberar todo dejando que los pinceles y las pinturas hablaran por mí, podía permitirme conectar conmigo misma y aceptar que está bien no sentirse bien.
Mi mente viajó a aquella tarde en la que Noé me trajo por primera vez a este lugar, ese día él hizo más de lo que yo me hubiera imaginado que haría. Se preocupó por mí pero no me obligó a decirle que ocurría conmigo en ese momento.
Siento que me cerré un poco pero está bien, primero debo reconocer mis emociones negativas y sentirlas cómo se debe sin necesidad de fingir que estoy feliz.
Una lágrima se deslizó por mi mejilla, solitaria y lenta... Delicada y dolorosa, las que vinieron después estaban cargadas de recuerdos y mis propios pensamientos, pero de algo estaba segura... Esta no sería la última vez que me iba a sentir así.
Me sentía cansada, confundida, frustrada y molesta conmigo misma, no era capaz de poder hacer algo por mí cuenta.
¿Harry tenía razón acaso?
¿No pienso en los demás?
¿De verdad es egoísta estar desmotivada?
¿Mi molestia conmigo misma es para llamar la atención y simplemente dar lástima?
No... No es cierto, estoy siendo honesta conmigo misma después de haber ocultado mis emociones por mucho tiempo.
¿Es un acto atroz querer un respiro para llorar en paz?
¿Todos tienen derecho a deprimirse menos yo?
Quizás el problema no sean los demás... Quizás yo sea el problema cómo siempre, sin importar cuánto me enfoque en mí misma ni cuánto me esfuerce en algo... ¿Yo sólo soy capaz de dar lástima?
No... No doy lástima, las personas ven más allá de mi condición de salud... ¿Verdad?
Mi respiración se empezaba a acelerar, las lágrimas me impedían ver con claridad.
—No llores.
Miré en la dirección de la que provenía aquella voz y me encontré con un chico de cabello negro oscuro, tez era pálida, con una expresión de molestia, pero eso no era lo más impactante... Lo más llamativo eran sus ojos grises y la dureza de su expresión combinada con lo profunda que era su mirada.
Estaba apoyado en el tronco del árbol, tenía ropa de hospital como yo y posiblemente también se había escapado.
—El llanto acelera el envejecimiento.—dijo con un tono serio mirándome, sin suavizar ni un poco la expresión tan malhumorada que tenía.
—¿En... En serio?
—No lo sé en realidad pero llorar no le favorece en nada a tú cara.
—Que gracioso, deberías ser comediante—dije con ironía.
—Que extraño, las personas me suelen tener miedo pero tú me tomas cómo bufón—murmura—Una niña me toma por payaso.
—No soy una niña, tengo 19—le dije.
—Ternurita, mejor límpiate ese desastre de la cara y luego entablamos una conversación más civilizada—me dice extendiendo un pañuelo hacía mí.
—Tú deberías de deshacerte de esa expresión tan horrenda, estar amargado no favorece al buen envejecimiento de la piel—le digo utilizando el pañuelo.
—Qué Elysiam me dé paciencia—fué lo último que escuché de él.
Lo busqué con la mirada pero no lo veía por ningún lado... Así cómo llegó se fué, lo único qué quedó fué el pañuelo, el cuál tenía una D y una S bordadas en una de sus esquinas.
Qué raro, pero bueno... Quizás deba seguir su ejemplo y regresar.
Me puse de pié pero sentí que el peso de todas mis malas acciones del día me caían encima, me costaba un poco respirar.
Pegué mi espalda al árbol y con cuidado me volví a sentar en el pasto, tenía mucho frío y mi cuerpo era incapaz de moverse.
Maravilloso, lloré tanto que terminé exhausta... No podía llorar en otro sitio, tenía que ser justo en medio de un jardín con árboles que pasaban los dos metros de altura y arbustos que casi llegaban al metro.
Esto no se podía poner peor... Y ahí fué cuando empezó a llover, Bien hecho Eva, retaste al universo otra vez y terminaste peor de lo que ya estabas.
Tomé cómo pude el libro y lo abracé tanto cómo pude para intentar hacer que no se mojara... O al menos no tanto.
Entre mi visión borrosa y la lluvia era difícil intentar poder enfocar algo... Pero es más sencillo identificar cuándo algo dentro de tí te lo dice, miré hacia lo lejos y ahí estaba... Noé había venido por mí, él estaba gritando mi nombre, así no lo escuchara ni viera con claridad sabía qué era él y qué había venido por mí a pesar de la lluvia.
Ignorando mi estado físico me puse de pié, agarrándo con todas mis fuerzas el libro, me negaba a soltarlo... Di unos cuantos pasos en dirección hacia él y cuándo ví su expresión de alivio mezclada con preocupación todo a mí alrededor oscureció y lo último que sentí fué cómo Noé me sujetaba.
(••••)
Culpa y más culpa, molestia y más molestia, error tras error me muestra mi mente y mi cerebro es incapaz de terminar con esa agonía a la que lo somete mi subconsciente, día tras día, emoción tras emoción. Una lucha sin fin en la cuál ya he perdido en el campo de batalla... Desde hace mucho mi corazón.
✧❛𝐍𝐨𝐞́❛✧
Me sentía culpable, se me había olvidado por completo avisarle que no podía venir a verla cómo de costumbre. Se me olvidó enviarle un mensaje para que comiera, ahora Eva estaba en algún sitio del jardín sóla y posiblemente aterrada.
Supe qué debía encontrarla cuándo empezó a llover, gritaba su nombre, y mantenía la idea de qué estaba en ese lugar.
Al acercarme al área en dónde usualmente veníamos la ví a lo lejos, estaba debajo de un árbol. Corrí en dirección hacia ella y al ver cómo se desplomaba la agarré con fuerza entre mis brazos.
Lo primero que hice fué verificar si pulso, era algo débil pero estaba viva y para mí eso era lo que importaba. Su cuerpo temblaba levemente por culpa del frío, su respiración era lenta y el movimiento de su pecho era apenas visible (por lo menos para mí), envolví a Eva con cuidado en mi suéter.
—Estoy aquí—murmuré—Vine a verte.
Intenté quitarle el libro pero me fué imposible, ella se aferraba a él con la poca fuerza que tenía en ella.
La levanté con delicadeza en mis brazos y comencé a caminar de regreso al interior del hospital, no me importaba que alguien me viera... La opinión de la gente era lo menos relevante para mí en este momento, sólo me importaba Eva.
Mi madre fué la primera que supo que la había encontrado, sus padres fueron los siguientes, Shannel suspiró aliviada y por supuesto... Cierto pelinegro estaba ahí también.
Mi intención era dejarla en su habitación pero sabía que aún no podía realizar ningún movimiento en falso, por lo que al estar lo suficientemente cerca de los demás Harry se acercó hasta mí ,y que aunque no quisiera que ocurriera... Lo mejor sería que él la llevara de regreso, al quedar frente a frente dejé que él tomara a Eva en sus brazos, para llevarla de vuelta a su habitación.
Tengo que admitir que algo en mí se sintió un poco lastimado, yo la había encontrado... Yo la había visto derrumbarse anteriormente, y aunque quizás no fuera nada importante... Eva abrazaba el libro que le regalé cómo si fuera la cosa más preciada y valiosa para ella.
Con muchas ideas que organizar decidí que quizás lo mejor sería volver después... Al fin y al cabo yo simplemente fuí quien la encontró, no tendría por qué quedarme.
Yo no tenía nada que hacer, sólo era un chico malhumorado que la encontró por pura casualidad una tarde y decidió ayudarla... Sólo eso, ante los demás no soy tan importante en la vida de Eva, pero yo sé que a ella le importo y me hería un poco haberla dejado en manos de alguien que sencillamente no era yo.
De camino a casa sólo podía pensar en una cosa, cosa que aún no me quedaba del todo clara:
Eva caminó hacía mí en ese estado o simplemente fué una alucinación mía...
Era muy poco probable que hubiera sido la primera opción ya que ni podía mantenerse de pie por sí misma.
Siguiendo las indicaciones de mis amigos, decidí distraerme un poco. Tomé una larga ducha mientras mis pensamientos hacían eco en cada rincón de mí cabeza, ni siquiera la música podía callar los gritos que mis pensamientos emitían.
Luego de pensarlo un poco, al salir de la ducha y ponerme una pijama tomé el cuaderno azul y empecé a escribir en una nueva hoja, coloqué la fecha y la hora... Escribí mis molestias, mis alivios, mis preocupaciones y por supuesto... Al final del texto hice un dibujo de Eva... Sí la dibujaba al final de cada uno de mis escritos podía convencer a mi mente qué era ella la que me hacía sentir tanto.
Tomé mi guitarra y luego de haberme calmado un poco me dispuse a tocar la canción favorita de Eva. Tenía que pulir las notas y terminar de aprenderme la letra.
«⟨[Nota]⟩»
¡Hola, soy yo de nuevo!
2 actualizaciones en 1 día, esto es algo maravilloso.
No pienso decir nada aparte de que fué un capítulo divertido de redactar... No me pienso hacer responsable de nada!!!
Nos leemos pronto
bonibunny fuera<3