Me rompiste el corazón y ni siquiera estuviste ahí para presenciarlo.
King of Greed.
Caminaba por el centro comercial contemplando a mi alrededor.
Josh y Charles me metieron a una tienda de ropa. Tenía que comprarme algo para la graduación que sería mañana.
Opte por un vestido de gasa color rosa pálido y unos tacones plateados.
Josh y Charles decidieron escoger un traje color negro, con camisa y corbata color rosa para ir a juego conmigo.
—Bien Keyla ¿Contenta? Esta sera la última ocasión para usar esto —dijo Josh irritado.
—Esta bien Josh, está es la última.
—¿Vamos al cine?
—Ni en tu puñetera vida Charles , no pienso pisar un cine.
—Por que no Josh, es divertido ¿Cierto Keyla?
—Si pero déjenme escoger —Josh miraba atentamente a la chica de al lado, era hermosa, pelirroja, un perfil perfecto, recién salida de una película de romance.
—No, dije que no —sentencio sin apartar la mirada de la chica.
—¿Por qué no Josh?
—Él idiota tiene miedo de que veamos una de terror —comento Charles mirando a su alrededor.
—No es cierto, ya vámonos, tengo cosas que hacer —dijo Josh tomándonos por los brazos.
—¿Como comerte a la chica con los ojos? —pregunte mirando a Josh divertida.
—Mira güerita oxigenada, no te metas en lo que no te importa.
—No me amenazes Josh.
—Vale, pero vámonos, no soporto estar aquí.
Estar con Josh y Charles fue un alivio para mí, no del todo, pero si una parte, aunque aún dolía ver a Edwin.
No hubo algún caso contra de él, en cambio todo iba a su favor.
Él evitaba toparse conmigo y pues yo también lo evitaba, pero había veces que mi corazón palpitaba con fuerza, al pillarlo con la mirada clavada en mi, meses atrás él bajaba la vista, sin en cambio estas veces alzaba su rostro dibujando una calida sonrisa, aquello provocaba que yo también lo hiciera, a pesar de que dolía por dentro, a pesar de que él ya no era mío.
Él no sólo hirió mi vida sino la de Josh y Charles, a veces cuando pasaba la noche ya fuera con Josh o Charles, los encontraba llorando por él, y eso me dolía tanto que terminaba llorando con ellos.
Por él chico que me enseñó a amar,
por él chico que sacaba mil emociones en un día, por todo lo que no fuimos, lo que fuimos y lo que seríamos.
Por todo, por lo bueno y lo malo.
Por lo que vendría después.
←★♥∞♥★→
Vestía aquel vestido de gasa, los tacones plateados, el atuendo de graduados, el cabello ondulado suelto, me coloqué el rimen y el labial café chocolate.
Mire con atención mi cuello, ahí estaba lo único que me había quedado de él, el collar que me dio meses atrás, lo contemple frente al espejo, al verlo miles de recuerdos invadieron mi mente, todos eran sobre él, deje que todo fluyera.
¿Como era posible que sucediera?
Deje que fluyera, sin importar las consecuencias, lo sabía, sabía que esto sucedería, pero yo mr arriesgue.
No lo niego en mis noches de insomnio, lo sentía, sentía como se hundía la cama ante su peso, sus manos rodeándome, susurrándome al oído que todo estaría bien.
Lo vi en mis recuerdos.
Tomé él sombrerito de graduados y sali de mi habitación.
Oscár había decidido celebrar mi graduación de manera privada, solo él Josh, Charles y yo.
Lo encontré sentado en el sofá con su mirada clavada en en suelo, vestia un traje color azul marino, estaba guapísimo.
—El suelo no se va a levantar por si solo —comente acercándome a él que me miraba divertido.
—¡Dios mío Keyla, pareces una monja!
—¡Vete a la mierda Oscár!
—Cambio de planes no irás a la universidad, te enviaré a un convento.
—Ni se te ocurra Oscár o te acuso con Emily.
—Vale, ya me callo ¿Lista?
—Si Oscár estoy lista.
Salimos de casa, una limusina nos esperaba, nos subimos.
Oscár le dio la ubicación.
No paraba de temblar por dentro, me moría por verlo, por ver si iría como él me lo dijo una vez.
La limusina hizo dos parada para recoger a Charles y Josh.
Nunca conocí a los padres de ambos ya que los padres de Josh vivían en Alemania y los de Charles vivían en Italia ya que ahí reside el padre de Edwin.
Era feliz al ver a Josh y Charles conversar con mi hermano, era algo tan especial que a veces me imaginaba a Edwin entre ellos.
Salimos de la limusina, Oscár ocupo el lugar donde iban los padres de los graduados.
Nosotros ocupamos el lugar donde correspondía a los estudiantes egresados, yo en medio de ambos, por qué así era, los tenía como lapas pegados a mi.
Saludé a Katerinne y Amanda quienes me abrazaron con fuerza y me hicieron saber que estaban de mi lado, aquel gesto tan especial hizo que derramará lágrimas de dolor, por qué la necesitaba, necesitaba a Karely a mi lado.
La ceremonia empezó, no presté atención yo solo lo esperaba a él, empezaron a mencionar a los alumnos pero él no llegaba.
Después de tanto tiempo.
—¡Edwin O'Brien! —anuncio el profesor lleno de felicidad, por qué todos lo sabíamos, los O'Brien eran los favoritos del institutos.
Y lo vi, lo vía acercarse al podio vestido con una sudadera color negro con capucha, unos Jogger color negro y unos Jordan negros con líneas azules.
Él mundo vitoreaba en su honor, le dedicaron unas palabras de honor y ocupo su lugar al lado de los demás.
Mencionaron a Katerinne y Amanda, quienes corrieron felices a ocupar su lugar.
—¡Charles Michael Vips! —él se puso de pie y fue a ocupar su lugar, en él camino las chicas lo vitoreaban, por qué no lo niego él ocupaba el tercer lugar en el top diez de los chicos mas guapos del instituto, Josh ocupaba el segundo y Edwin él primero. Nunca se los dije por qué no quería que se les subiera a la cabeza.
—¡Josh Michael Driver! —él extendió una mano hecha un puño victorioso.
—Te espero allá —susurro cerca de mi oído, me dio una palmadita en él hombro y corrió a ocupar su lugar.
La lista seguía pero yo no era mencionada, ya que él profesor no tubo la decencia de mencionar a los alumnos por orden alfabético, los mencionaba como fuera.
—¡Keyla Arzul Sainz! —anuncio él profesor, yo me levanté aliviada, uno por qué si aprobé y segundo por qué no dijo Alcott. Una foto mia era reproducida En esa gran pantalla.
Recogí mi diploma y ocupe mi lugar al lado de Josh y Charles.
Es que siempre van a estar pegados a mi.
¡Por Dios si naci sin compañía ya ahora tengo a dos pegados como chicles!
Él profesor siguió mencionando a los demás, después de una eternidad me llamaron para que diera las palabras de despedida.
Recibí aplausos y ánimos de parte de mis compañeros y con timidez me acerque al podio y comencé.
—Queridos alumnos, profesores, egresados y todos los que conformamos La Miranda: The Global Quality School.
Se que no ha sido fácil llegar hasta aquí, pero bien está es una victoria más de nuestras luchas de cada día, hoy se cierra un capitulo mas de nuestras vidas, un capitulo que nos ha enseñado a ser fuertes, un capitulo que nos ha preparado para la vida adulta, sabemos que el día de mañana no sera como el anterior, por que esto será más duro, pero sean fuertes.
A pesar de que yo ya no lo era.
—Sigan adelante, luchen por lo que tanto desean, no permitan que nadie se los arrebate, luchen por qué en esta vida no obtienes nada sino luchas, sigan adelante no se cansen de pelear, por que tarde que temprano os llegara su recompensa, al ayer ya pasó, pero el mañana viene y es tu decisión, seguir adelante o quedarte y ver como pasa un dia más —y con el corazón conmovido, con lagrimas en mis ojos ocupe mi lugar.
El himno de Barcelona empezó a sonar, todos cantábamos a una voz por última vez, después de eso dijimos la promesa, dando asi por concluida la ceremonia de egresados, todos nos abrazábamos con fuerza, por qué sabíamos que era momento de emprender un viaje que seria mas dificil que los demás.
Me encontré a Oscár con Charles y Josh, ambos ya se habían quitado el atuendo.
—¡Ahi estás perdida! —exclamo Josh al verme.
—¡Idiotas! —masculle y nos abrazamos los cuatro con fuerza.
—Bien hora de irnos —anuncio mi hermano.
—Aun no necesito ir al baño —dije.
—Esta bien, te esperaremos en la limusina —dijo Charles.
Ambos se alejaron y pues me dirigi a mi destino.
—¿Arzul? —lo escuche llamarme antes de que doblará hacia la izquierda, sentí una corriente de electricidad al sentir él contacto de su piel con la mía.
—¿Si? —pronuncie mientras me daba la vuelta para verlo.
Se me callo el alma a los pies al ver lo guapo que estaba.
—Perdoname se que esto no te lo merecías, pero fue lo único que pude hacer por qué te mereces más de lo que yo te puedo dar.
—Y aun así me conforme con lo poco que me diste Edwin.
—Lo se Nena —al oír esa palabra me rompí y empecé a llorar.
—Se que te debo una explicación, pero no puedo dártelo, no por ahora, necesito que estés bien, y por eso te aleje de mi, no quiero que sufras por mi culpa.
—Y me arriesgue Edwin, di todo por estar contigo, lo sabía, sabia que iba a sufrir, tu lo supiste desde el principio y nunca me dijiste el por que —sus lágrimas corrían por sus mejillas y yo solo esperaba que me abrazara y me dijera que todo estaría bien.
—Lo se, pero es mejor así, aunque duela, es lo mejor los dos —tomo mis mejillas—. Ve y cumple tu promesa, ve y haz feliz a alguien más, aunque ese alguien no sea yo, ve y cumple nuestros sueños, ve y dale ese amor que yo no puedo recibir, no por ahora, ve y busca lo que yo no te puedo dar.
—¿Y como? —coloque mis manos en las de él, las que acariciaban mis mejillas—. ¡¿Como demonios lo voy a encontrar? Si tu tienes todo lo que yo busco!
—¡Lo sé Joder, lo sé, pero no puedo, no podemos maldita sea, yo te hago daño y tu no puedes seguir sufriendo! —dijo desesperado.
—¿Y si no la encuentro?
—Estara en ti, en tu interior. Vez Keyla, todo estará bien. Una parte de mi ira contigo.
—¡Es imposible Edwin, te necesito!
—Arzul, escúchame toda estará bien, ve y vive tu vida, tal vez algún día vuelva a ser él mismo, el chico que fue feliz a tu lado, y si es asi ire a buscarte, pero no por el momento, ve y deja que fluya, no me esperes, vez y vive la vida que te mereces —sus palabras eran sinceras que de me rompían al alma al escuchar lo que me pedia.
—Esta bien —lo abraze por última vez, lloramos como nunca.
Sentí como se me iba algo de mi interior.
Sentí como me rompía y él lo noto.
Al separarme sentí como una parte de mi se desprendió para quedarse con él, tomé su mano derecha donde estaba aquel tatuaje, deposite un calido beso, lo mire y vi como se rompió por completo, ahi lo vi sufrir de verdad.
—Adios Arzul —me dio un cálido beso en mi mejilla.
Y ahí en medio de todo, mi corazón se derrumbó, sentí como un fuerte terremoto destruía todo sin compasión.
Ahí vi como la medicina a mi corazón se alejaba, dejándome frágil e indefensa ante este mundo.
Aquí fue cuando todo terminó.