Cadenas del pasado

By MaggieAv24

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Will y Nico habían conseguido la casa con acera blanca, los niños y les faltaba el perro, cuando un accidente... More

CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPITULO IV
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO IX
CAPITULO X
CAPÍTULO XII
CAPÍTULO XIII
CAPÍTULO XIV
CAPÍTULO XV
CAPÍTULO XVI
CAPÍTULO XVII

CAPÍTULO XI

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By MaggieAv24

**Un poco de unión familiar

Nico odiaba tener razón.

Bueno, en realidad no, pero para este asunto en particular lo odió un poco, no tanto como odió al tal Paolo, pero estaba bastante cerca.

Cuando Will salió de la casa para ver a su residente, Nico estuvo enfurruñado todo el día, se sentía a punto de hacer una pataleta como las de Bianca, quería hacer algo mesquino y cruel como volver a besar a Helena —así de irracional estaba—, por lo que decidió a rumiar su coraje y esperar a que Bianca se despertara.

Tal vez era tonto porque ni siquiera conocía a ese chico, pero estaba bastante seguro de que ese tal Paolo no quería ser nada más el amigo de Will.

Un par de días después odió tener razón.

***

Había ido a dejar a Bianca a la escuela.

Las cosas con Will no eran muy buenas, pero tampoco malas. Por lo menos no lo eran si no se mencionaba ni a Helena ni a Paolo, este estúpido baile entre ambos era un poco agotador, sobretodo porque al final del día ninguno de los dos sabía dónde estaba parado.

El caso es que a Bianca le faltaban un par de horas para que saliera de la escuela, Will llegaría hasta más tarde y Nico estaba considerando las opciones que tenía con todo este asunto que empezó cuando se despertó del accidente, cuando alguien tocó la puerta.

No se sorprendió de ver a Rachel ahí, tampoco se sorprendió de que no se veía muy amigable, lo había intentado ser cuando cuidó a Bianca, pero no lo logró del todo.

—Hola —dijo Rachel—. ¿Podemos hablar?

Nico asintió, se hizo a un lado para dejarla pasar, sabía que como su hermana, iba a abogar por Will.

Se quedaron parados incómodamente viendo al otro.

—Mira, sé que no debería meterme —dijo Rachel sonrojándose un poco.

Nico la miró con una ceja alzada, la verdad es que era un poco irritante, pero al mismo tiempo entendía el hecho de que quisiera defender a su amigo. Se preguntó si alguien abogaría por él.

—Will es una buena persona, y entiendo que esto es difícil para ti, pero no quiero que lo lastimes.

No sé agregó el "más", pero ambos lo entendieron.

La expresión de Rachel era de pura determinación y un poco asesina, como si estuviera dispuesta ella sola a pelear con Nico por el honor de Will o como si pudiera sacarlo de la casa, cualquiera de las dos le parecía razonable.

Nico estaba buscando que decir cuando el teléfono de la casa sonó, frunció el ceño, le hizo un gesto a Rachel para que esperara y fue a recogerlo.

Will decía que era una tontería tener teléfono en la casa si estaban los celulares, pero Nico había insistido en que podía llegar a necesitarse. En realidad nadie les hablaba porque para eso estaban los celulares, pero aun así Nico se había negado a tirarlo, y tenía razón, iba a alardear con Will despu...

¿Qué?

Dios mío, Will no le había dicho nada de eso.

No pudo seguir con su línea de pensamiento, ya que el teléfono siguió sonando de manera insistente.

—Bueno...

—Buenos días. Hablo de parte del Colegio Olympus, ¿podría comunicarme con el señor Will Solace o Nico di Angelo?

La preocupación se instaló en el pecho de Nico, era la escuela de Bianca.

—Yo soy Nico di Angelo.

—Le hablamos porque Bianca tuvo un pequeño accidente, ella...

—¿Está bien? —interrumpió Nico no de manera amable, sentía el frenético golpeteo de su corazón contra su caja torácica, pensar que algo le podía pasar a su niña lo hizo sentirse mareado.

—Ella está bien. Se separó de su maestra y su grupo para ir a jugar, se golpeó con un columpio del patio de recreo y tuvo una herida en la cabeza y empezó a sangrar, ya sabe que pueden ser un poco escandalosas... —intentó que sonara como un chiste, no funcionó—. La maestra de su hija y la directora del plantel están acompañándola.

—¿Dónde está? —preguntó Nico, mientras su mente corría a mil por hora pensando en todo lo que podía pasar por un golpe en la cabeza, pensar en la sangre de Bianca, aunque fuera solo una gota, lo dejaba sin respiración, y aunque le habían dicho que estaba bien no iba a creerlo hasta que la viera.

—En el expediente de Bianca dice que cualquier cosa que sucede deben llevarla al Hospital del Sur, es donde trabaja su esposo ¿cierto?

El cosquilleo que sintió por la palabra esposo ni siquiera fue registrado hasta después, pues de momento, la preocupación era la emoción que ganaba.

—Sí —dijo Nico—. Gracias, voy para allá.

—La escuela queda a su total disposición si desean hablar sobre el incidente.

—Sí, está bien —murmuró Nico en su prisa por colgar y por salir a ver a Bianca.

Cuando colgó el télefono se dio dos segundos para entrar en pánico, luego se empezó mover. Fue al cuarto de Bianca para recoger una muda de ropa, en realidad quién le había hablado tenía razón las heridas en la cabeza eran escandalosas en cuanto a la cantidad de sangre —eso no lo hizo sentir mejor—, fue a su habitación para tomar algo de dinero en efectivo que aún tenía, también recogió el peluche favorito de Bianca y lo metió en una mochila, estaba por pedir un taxi cuando se topó frente a frente con Rachel, se había olvidado por completo de ella.

—Lo siento ¿podemos hablar después? —dijo intentando esquivarla.

—Te llevo —dijo Rachel, no había escuchado el otro lado de la conversación, pero probablemente dedujo lo suficiente.

—¿Estás segura?

—Mi auto está aquí, no pierdes tiempo esperando un taxi.

—Gracias —dijo Nico de manera sincera.

El viaje fue eterno, su cerebro seguía recurriendo a todo lo que le podía pasar a Bianca, no importaba que tal vez estuviera exagerando, se sentía un poco impotente y luego ¿debía avisarle a Will?

—Maldita sea —masculló Nico cuando se dio cuenta que en su prisa había dejado el celular en la casa.

—¿Qué pasó?

—Olvidé mi celular en la casa y tengo que avisarle a Will.

Rachel le dio una mirada extraña —Mira, no falta mucho para llegar y probablemente Will ya lo sepa, si no, puedo ir a buscarlo mientras tu pides informes.

—Tienes razón —asintió Nico, pero aun así sintió el tirón de incertidumbre en su estómago.

La buena noticia es que en realidad no tardaron en llegar al hospital —Rachel sabía perfectamente cómo usar el acelerador—, la mala es que cuando llegaron se dio cuenta que Rachel tenía razón, Will ya estaba sentado en la sala de espera de pediatría, la peor noticia es que Paolo estaba a su lado y estaba acariciando su brazo de arriba abajo en un movimiento que podría ser tranquilizador —el tipo era evidentemente sexy, con un bronceado espectacular y ojos que parecían chocolate fundido y obviamente el acento portugués—. Incluso Rachel lo miró con el ceño fruncido, aunque en su defensa, Will ni siquiera parecía estar prestando atención, solo veía hacia el pasillo donde estaban los consultorios.

Sus pasos debieron haber llamado su atención, porque de repente Will levantó la mirada y se relajó visiblemente.

—Nico —se levantó (Paolo se levantó con él) y como si estuviera un poco en trance murmuró—. No pensé que vinieras, te estaba llamando.

Nico hizo una mueca —Me llamaron de la escuela, pero cuando venía olvidé el celular. ¿La has visto?

—No, no pude llegar antes. Le están haciendo una tomografía para descartar cualquier posible conmoción, la maestra está con ella.

—Tal vez deberían pensar seriamente en hacerse una limpia con gallina negra —comentó Rachel.

Will resopló, a Nico en realidad no le parecía tan mala idea. Si a Will se le hizo extraño que estuviera con Rachel no lo dijo.

Will y Nico se miraron por un momento, los dos reflejando la misma expresión de preocupación. Rachel les dio a ambos una sonrisa de apoyo y Paolo se quedó atrás, Nico se pudo haber alegrado un poco por eso.

Poco después dos mujeres salieron por el pasillo, Nico reconocía a una de ellas, la maestra de Bianca. Will y él se apresuraron a encontrarlas en el camino.

—Señores —dijo la directora—. Lamento mucho que nos encontremos en esta situación.

—¿Qué pasó? —exigió Will.

Nico lo miró con un poco de sorpresa ante el tono, se sorprendió aún más cuando se dio cuenta que su expresión era de pura furia, sus ojos normalmente alegres, estaban fríos y oscuros.

—Lo lamento mucho —dijo la maestra, no podía tener más de 25 años, lucía tremendamente preocupada—. No me di cuenta cuando se separó del grupo...

—¿No se dio cuenta? —gruñó Will.

Nico se dio cuenta que Will quería acercarse a la maestra, pero toda su postura era amenazante, no lo pensó mucho y estiró el brazo para detenerlo, lo descansó en sus bíceps. Sus ojos se encontraron y fue como si llegaran a una especie de acuerdo, Will no necesitaba aterrorizar a nadie y cuando se enojaba la diplomacia se iba al demonio.

—¿Luego que pasó? —preguntó Nico de manera tranquila, aún no había quitado el brazo que detenía a Will.

—Uno de los niños de otro grupo estaba jugando en los columpios, no vio a Bianca acercarse.

Nico asintió, aún tenían que preguntarle a Bianca para saber lo que había pasado y si las historias no coincidían, bueno... de momento iba a aceptar eso.

—El doctor dijo que necesitaba puntos, nos pidió que saliéramos —dijo la directora.

—Lo lamento mucho —suspiró la maestra.

—Los accidentes pasan —dijo Nico, aunque no supo si sonó convencido.

La directora se removió incómoda —Casi es hora de la salida de los niños...

—Está bien, no es necesario que se queden, gracias.

—Cualquier cosa que necesiten podemos dialogar —comentó la directora.

Nico asintió —Lo haremos.

La maestra parecía a punto de llorar y Nico intentó darle una sonrisa comprensiva, aunque no supo si lo logró del todo. Luego de un momento se dio cuenta que aún estaba deteniendo a Will, quitó su mano y ninguno de los dos dijo nada.

Pasaron otros diez minutos y nadie los iba a buscar todavía, estaba empezando a desesperarse cuando sonó una especie de pitido.

Will maldijo.

—¿Qué es eso? —preguntó Nico.

—Mi localizador, hay una emergencia.

—Debería ir, doctor —dijo Paolo con una voz irritante—. Yo lo puedo mantener informado.

Rachel miró a Nico con una ceja alzada.

—Ve —dijo Nico—. Si me dicen algo...

—Yo te puedo ir a buscar —terminó Rachel por él. Nico le sonrió.

—Bien —dijo Will antes de correr hacia el otro lado del hospital.

Así que Rachel, Nico y Paolo se quedaron en la sala de espera.

Rachel le dio a Nico una mirada de ¿te lo puedes creer? Mientras señalaba a Paolo, Nico resopló suavemente.

Cuando el silencio se hizo pesando, Rachel volvió a hablar.

—¿Por qué hiciste eso?

Nico le dio una mirada de confusión.

—¿Por qué detuviste de esa manera a Will?

—Ya sabes como es Will cuando se enoja, no necesitaba aterrorizar a esa maestra.

La expresión de Rachel hizo algo complicado, antes de que pudiera definir que era, la voz de Paolo sonó:

—Tenía todo el derecho a estar enojado, su hija sufrió un accidente bajo el cuidado de esa maestra.

Nico intentó controlar su irritación ¿quién se creía ese idiota? —No podía gritarle a la maestra, cuando hablemos con nuestra hija decidiremos que acciones tomar.

Rachel lo miró con una sonrisa brillante y una expresión demasiado suave, Nico no entendió por qué, pero era bastante diferente a la expresión asesina que tenía cuando llegó a su casa. Solo hasta después se dio cuenta de todo lo que había hecho y dicho ese día.

El doctor no tardó mucho en aparecer después de eso, sin embargo se acercó a Paolo preguntando:

—¿Es el doctor William Solace?

El tipo negó con la cabeza, mientras se ponía de pie —Soy uno de sus residentes, pero tuvo una emergencia, puedo transmitirle la información que necesite.

Nico también se puso de pie —Muy amable de tu parte, pero puedo hacerlo —se dirigió al doctor—. Soy Nico di Angelo, el otro padre de Bianca.

El doctor miró levemente confundido, luego asintió con una sonrisa a Nico —Mucho gusto, acompáñeme y hablamos en privado.

Nico asintió, se volteó a Rachel que aun no había quitado la boba sonrisa de su cara y la miró sin saber muy bien qué decir, ella pareció entender de todos modos:

—Le diré a Will que venga, y como ya tienes todo resuelto, entonces me voy.

—Gracias —asintió Nico—. Uh, puedes venir a hablar cuando quieras.

Rachel le dio una mirada divertida —Espero que no tenga que hacerlo. Mándame mensaje de como está Bianca.

Nico asintió, ignoró a Paolo y siguió al doctor.

—Ella está bien —fue lo primero que dijo el doctor, y Nico no pudo evitar suspirar de alivio. Está un poco asustada con toda la situación, lo que es realmente comprensible. Hicimos una tomografía y todo está en orden, sin embargo, tuvimos que darle tres puntos en la ceja, las heridas en esa zona suelen sangran de manera exagerada, una enfermera le puso una bata, pero no se asuste cuando vea la ropa de la niña. Es bueno que haya traído ropa de repuesto.

—Siento que debería enrrollarla en plástico de burbujas —murmuró Nico.

El doctor rió suavemente —No sabe la cantidad de padres que me han dicho exactamente lo mismo. Quiero dejarla en observación por un par de horas, no creo que se presente ninguna conmoción, pero solo por precaución.

—Está bien, cualquier cosa —dijo Nico.

—Trate de estar lo más calmado posible para no estresarla más ¿de acuerdo?

Nico asintió, sentía que el corazón se le iba a salir por la boca, pero no asustaría aún más a su hija. Llegaron a una habitación privada donde estaba una enfermera de aspecto amable haciéndole compañía a Bianca, la niña se veía tan pequeña y asustada, estar con Bianca era como hacer su corazón cachitos y luego repararlos.

La frente de Bianca tenía una cicatriz donde le habían dado los puntos, aún estaba rojo e hinchado, le habían limpiado la sangre de la cara y la niña jugueteaba con la bata que llevaba puesta.

—Tuvo suerte —dijo el doctor en voz baja—. A veces ese tipo de golpes pueden ser mucho peor.

Nico no quería pensar en eso.

—¡Papi! —exclamó Bianca cuando lo vio.

—Hola cariño —dijo Nico apresurándose a abrazarla, en cuanto la niña sintió sus brazos empezó a sollozar.

Nico le pasó una mano por el cabello y también quería llorar con ella, no se lo permitió.

—Estás bien, cariño —dijo Nico una y otra vez para poder tranquilizar a la niña y a él mismo.

Mientras abrazaba a la niña se dio cuenta que en una de las sillas tratando de mantenerla oculta, estaba la ropa de Bianca, no se veía demasiado, pero podía darse cuenta de la sangre seca que tenía. Ver la sangre de su hija lo hizo sentir como su mundo se desestabilizó.

Preferiría morir antes de que le pasara algo a ella.

El conocimiento en realidad no lo asustó y no fue un completo shock, era tan normal como respirar, aunque no se imaginó que fuera capaz de brindar ese tipo de amor cuando nunca lo había conocido.

Bianca se aferró a él como si fuera un pequeño koala, era lindo descubrir que se sentía segura con él.

Ni siquiera diez minutos después Will entró corriendo a la habitación, suponía que no era tan raro ver a un doctor en el hospital. Se detuvo un momento como si estuviera evaluando la escena y una sonrisa llena de alivio se apoderó de él.

Nico le pasó a Bianca y ahora fue turno del otro hombre empezar a susurrarle palabras tranquilizantes. Pudo ver que Paolo había seguido a Will hasta la habitación de Bianca y eso lo irritó ¿era acaso que no podía meterse en sus propios asuntos? No se había dado cuenta que se le había quedado mirando fijamente hasta que sus miradas se encontraron, Paolo le dio una sonrisita sardónica y sus ojos brillaban con una especie de desafío, Nico se sintió tremendamente inmaduro cuando levantó una ceja y se acercó más a su hija y a Wll.

Paolo no quería ser solo el amigo de Will y se podía ver a kilómetros, pero ¿qué era lo que Will quería?

Nico sabía que más temprano que tarde se tenía que alejar del lado de Will, así era como funcionaba esto, tenía que dejar de jugar a las casitas y tenía que rehacer su vida como era debido, entonces ¿por qué no le daba la oportunidad a Will de ser feliz con alguien más? ¿Por qué se sentía como un cavernícola cuando alguien claramente se preocupaba por Will?

¿No sería más fácil y tal vez lo haría sentir menos culpable si Will y Bianca tuvieran a alguien más para apoyarse?

—Nico —dijo Will y por la forma en que dijo su nombre, esta no era la primera vez que trataba de llamar su atención.

Nico parpadeó intentando ahuyentar sus pensamientos —¿Qué?

—Te pregunté si me podrías repetir lo que dijo el doctor —Will le dio una mirada preocupada y siguió aferrándose a Bianca.

Nico le contó todo lo que había dicho el doctor, vio a Will estremecerse cuando se dio cuenta de la ropa ensangrentada de Bianca.

—Así que vamos a estar un tiempo aquí —terminó Nico—. Además porque no tengo mi celular y Rachel fue mi vehículo de llegada.

—Podrían esperarme —sugirió Will.

—¿No estás demasiado ocupado? —preguntó Nico con un tono que implicaba que estaba ocupado y no solo con el trabajo.

Will resopló, pero lo dejó pasar —Faltan unas tres horas para que mi turno termine, podrían esperarme, tengo el auto y tal vez, uh ¿podríamos ir a comer?

La oferta sonaba bastante bien, pero hizo sentir nervioso a Nico, nunca habían salido y sí, le preocupaba un poco que los vieran.

—Solo para que Bianca se mantenga un poco más despierta —murmuró Will.

—Está bien —dijo Nico antes de que lo pudiera pensar mucho.

Ambos intercambiaron una mirada y fue como si de nuevo pudieran comunicarse sin palabras.

—Bianca, cuéntanos qué pasó en la escuela —pidió Will.

La niña los miró a ambos con expresión de culpabilidad y sus ojos se llenaron de lágrimas, empezó a hablar tentativamente.

Su historia coincidió con la de la maestra, lo que en realidad fue un alivio porque si era honesto, Nico ya estaba pensando en demandar a la escuela y soltar a un William enojado, tuvo que reprimir el esfuerzo de reírse.

Luego de hablar con Bianca sobre el por qué no se podía separar de su grupo sin decírselo a la maestra, Will se tuvo que ir, cuando salió Paolo ya no estaba a la vista y Nico no pudo evitar sonreír de satisfacción.

Se sentía como una persona terrible.

Bianca estaba más apagada que de costumbre, pero de todas maneras hablaba de como había sido su horrible día, Nico se había olvidado del peluche que estaba cargando, la niña chilló de pura felicidad cuando lo vio.

Alguna enfermera iba a controlar a Bianca de vez en cuando y le daban una sonrisa a Bianca y a Nico una mirada que intentaba transmitir tranquilidad, aun así se sentí como un cable tenso, esperando segundo a segundo que nada más fuera a pasar.

Afortunadamente nada más pasó, y entre la preocupación que sentía y el alivio, el tiempo pasó inusualmente rápido. Antes de que se diera cuenta, ya estaba firmando los papeles del alta de Bianca.

Nico por fin le pudo poner una nueva muda de ropa, al final le dijo a una de las enfermeras si podía deshacerse de la ropa con la que Bianca había llegado, no creía que Will la extrañara.

De cualquier manera todavía tuvieron que esperar a Will, Nico entendía las reservas de dejar dormir a Bianca incluso aunque el doctor le dijo que todo estaba bien. Tuvieron que salir de la habitación para que pudiera ser utilizada, pero Nico estaba un poco perdido en este hospital que parecía laberinto.

—No tengo idea de donde está el consultorio de tu papá —dijo Nico.

Bianca frunció el ceño analizando todas las opciones —Tiene una puerta blanca.

Sí, todos los consultorios tenían una puerta blanca.

Dieron unas cuantas vueltas al hospital y Bianca se reía alegremente cada que regresaban porque en realidad no sabían dónde estaba el consultorio de Will.

En un momento se dio cuenta que esa sala se le hacía familiar, al principio no se dio cuenta por qué, luego los baños llamaron su atención, eran diferentes, cinco años claramente los habían cambiado, pero estaba seguro que ahí era donde había encontrado a Bianca, la abrazó contra él como si ella pudiera recordar algo.

Afortunadamente no tuvieron que caminar mucho, pues a la vuelta pudieron ver a Will —ahora con ropa de civil— despidiéndose de sus compañeros, y por supuesto de Paolo.

— Ahí está papá —dijo Bianca—. Ese es su amigo.

—Sí —murmuró Nico.

Paolo era el tipo que se despedía con abrazos.

Bianca frunció el ceño —No me gusta el amigo de papá.

—Ya somos dos —murmuró Nico.

Probablemente si se viera en un espejo reflejaría la expresión enfurruñada de Bianca ¿o Bianca reflejaba la suya?

—Quiero ir allá.

Nico la soltó, porque si su hija quería ir con su padre ¿quién era él para negárselo?

Will se separó de Paolo cuando Bianca chocó contra sus piernas, se vio sorprendido, pero inmediatamente la cargó, luego alzó su mirada buscando a Nico y cuando lo vio una pequeña sonrisa se dibujó en su expresión.

¿Quién le daba derecho a William a ser tan malditamente lindo?

—Oye —dijo Will acercándose—. Lo siento, me tardé un poco más de lo debido.

—Está bien. Estábamos explorando el hospital.

—Nos perdimos —agregó Bianca.

—Eres demasiado rápida para venderme —masculló Nico.

La niña le sonrió y luego se volvió a Will — ¿Por qué estabas abrazando a ese señor?

Will se sonrojó, Nico reprimió la risa con una tos.

—Eh, me estaba despidiendo de él, a veces los amigos se despiden así.

—No, yo no abrazo a mis amigos —dijo la niña como si fuera la cosa más obvia del mundo.

Nico estaba tan orgulloso de ella.

—No me gusta tu amigo. Ya no te juntes con él —exigió Bianca.

Will la miró con la boca abierta. Controlar sus expresiones fue muy difícil para Nico.

—¿Me vas a prohibir juntarme con la gente?

—Sí —dijo Bianca con tono de duh.

—No te voy a comprar helado.

—Papi me lo compra —replicó Bianca.

Will lo miró con una ceja alzada, sabía que debía decir que no, pero actualmente su cerebro parecía no querer comunicarse con lo demás.

—Te voy a comprar el helado que quieras.

Will resopló.

Y sí, Nico sabía cómo había sonado eso y lo que representaba, también sabía que habría expectativas de acuerdo a su comportamiento, pero era tan fácil caer en la fantasía y además, parte de él quería esto con desesperación, solamente tendría que ver qué parte ganaba.

***

Salieron del hospital y se dirigieron a un McDonald's, desde que era un niño Nico había amado esa comida y al parecer Bianca también porque el sueño que tenía se fue en cuanto se enteró de a dónde iban.

Nico se sentía extremadamente nervioso, podía sentir la cercanía de Will, tampoco ayudaba que el hombre se viera increíble mientras manejaba, cada día Nico se entendía menos.

Técnicamente esta era su primer salida familiar, y eso lo hacía sentir como si tuviera mariposas en el estómago, pero al mismo tiempo se opacaba por una leve sensación de vergüenza, como si toda la gente lo tuviera en la mira y lo juzgara.

Afortunadamente era entre semana y el restaurante al que iban no estaba en una zona céntrica, así que había muy poca gente, aun así Nico no pudo evitar sentir esa picazón que le decía que todo lo estaba haciendo mal.

Aunque en realidad, al contrario de lo que creía, nadie les dedicó una segunda mirada.

Se sentía estresado y como si fuera a saltar fuera de su piel en cualquier momento, no se perdió demasiado en su cabeza porque Bianca empezó a hablar de todo lo que quería comer.

La comida en sí fue tranquila —obviamente Nico se sentó a lado de Bianca, pero a Will no pareció importarle—, llegaron unas cuantas personas más, pero ninguna les prestó atención, aun así parecía que Nico esperaba un batallón de fusilamiento.

Era esa sensación de cuando eres adolescente y estás haciendo lo que tus papás te prohibieron, lo disfrutas, pero tienes miedo.

Solo que Nico no era ningún adolescente y solo estaba pasando el tiempo con su familia, nunca pensó que la vergüenza pudiera eclipsar eso, por suerte, parecía que Will no se había dado cuenta.

—¿Puedo ir a los juegos? —preguntó Bianca después de terminar su comida.

—Una diría que después de un día como hoy no querrías volver a acercarte a los juegos, o que nos darías dos minutos de descanso —murmuró Will.

—¿Sí puedo?

—Bien —dijo Will.

Nico se hizo a un lado para que pudiera pasar, ambos reflejaron la preocupación del otro.

—Yo la voy a cuidar —dijo Nico, no solo porque le preocupaba que Bianca se volviera a lastimar, sino porque en realidad no quería estar a solas con el otro hombre, y era mejor poner distancia.

Bianca estuvo jugando demasiado divertida para una niña que acababa de salir del hospital por herirse, cada que se subía al tobogán le alzaba la mano para que la saludara, era realmente adorable. Luego llegaron un par de niños de su edad y se unió con ella en la diversión, pero luego el niño dijo:

—Allá está mi mamá ¿dónde está la tuya?

Nico contuvo la respiración, porque esto era todo ¿no? En realidad es lo que había estado temiendo, que Bianca se diera cuenta que la familia donde estaba creciendo no era normal.

—No tengo mamá —dijo Bianca simplemente mientras se aventaba del tobogán.

Ambos niños la miraron con curiosidad.

—¿Y quién te ayuda con las tareas? —preguntó uno de ellos.

Nico se quería poner a llorar porque todo lo que había dicho su padre era verdad.

—Mi papá Will, a veces mi papá Nico, pero no sabe colorear.

Nico se ofendió un poco.

—¿Y quién te abraza cuando tienes miedo? —preguntó el otro niño.

—Mis papás —respondió Bianca con un tono de obviedad.

Tenían que hacer algo ante ese tono, era bastante ofensivo para una niña de su edad. Pero Bianca en realidad contestaba todo como si fuera la cosa más fácil del mundo.

Bianca contestó un par de preguntas más, alegando que todo lo que hacían las mamás de los niños también lo hacían sus papás y bueno, sí.

—¿Y no quieres una mamá?

—No —dijo Bianca—. Tengo a mis papás.

Un hecho sencillo.

—Yo no tengo un papá —murmuró otro niño.

—¡Yo tengo dos! —exclamó Bianca alegremente—. Te presto uno.

Y así como así, siguieron jugando. Como si no importara la diferencia que habría entre ellos, tal vez no lo había, solo eran unos niños jugando, tal vez Nico y Will en realidad eran una familia, tal vez no era todo incorrecto.

Pero el mundo era cruel y no todos serían amables.

Les tocaba a ellos enseñarle a enfrentar el mundo.

O tal vez era ella la que le estaba enseñando a Nico.

Tal vez todo era así de sencillo.

***

Ya falta un poquito -mucho- de drama y el final feliz o no :)

Si me siguen desde hace mucho, saben que Bianca viene desde el leyendo, pero también en mi página de facebook hay cosas sobre ella, lo que me hace recordar que hay un hilo donde Bianca usa sus poderes para ahuyentar a un mortal que estaba coquetando con Will xD (es canon en todos los universos)


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