Al día siguiente Hürrem salió a l jardín un momento, quería pasear un poco, una de las odaliscas de la madre sultana se acercó a ella.
La joven hizo una reverencia ante ella y posteriormente le sonrió ligeramente —Sultana, la madre sultana quiere platicar un poco con usted, le gustaría que la viese en el jardín, prepararan el almuerzo ahí, estará la madre sultana y la sultana Sha— dijo con calma.
Hürrem solo la miro por un momento —Bien, gracias— dijo y siguió con su camino, fue llevada por otra de las odaliscas al jardín, al llegar rio pues en el lugar no estaba la madre sultana ni Sha, pero si estaba Mahidevran, un nombre que no mencionaron.
Mahidevran la miro e inmediatamente se levantó —Sultana Bienvenida— dijo con calma.
—Dime por favor que tu no fuiste quien armo esto— dijo seria.
Mahidevran la miro confundida —Yo no hice esto, como tu estoy esperando a la madre sultana o me equivoco— respondió.
Hürrem arqueo la ceja —Bueno, al menos una verdad salió de tu boca— dijo enojada.
Mahidevran la miro seria —Mas verdades han salido de mi boca, pero ya no las recuerdas— dijo y volvió a sentarse.
Hürrem formo en sus labios una sonrisa irónica, se sentó con calma ya que estaba ahí no le pesaba esperar un rato —Bueno, quizás lo hiciste, sin embargo, es difícil saber cuáles de tus palabras fueron verdad y cuales no— dijo sin mirarla.
Mahidevran se tensó un poco con aquello y se quedó callada un buen rato mientras esperaban a la madre sultana.
Los minutos pasaron y nada que llegaban, las jóvenes odaliscas llevaron la comida y la pusieron en aquella mesa, fue el momento en el que Hürrem noto que algo estaba mal ahí, solo había dos vasos y dos cucharas.
Miro a Mahidevran con seriedad —¿Segura que no hiciste esto a propósito? — pregunto con la voz dura.
Ella la miro con cierto enojo —No, Hürrem, jamás haría esto, si quisiera hablar contigo o estar a solas un momento te lo diría directamente y sin excusas— dijo seria.
Hürrem relajo su mirada —Si me disculpa es mejor que me vaya— dijo seria.
Mahidevran le hablo —Créeme, esto no es cosa mía— dijo mientras la tomaba del brazo para detenerla.
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Sha salía de sus aposentos para buscar a Hürrem y almorzar juntas con los príncipes, al llegar a sus aposentos noto que solo estaba una odalisca que daba de comer a los niños. —¿Dónde está Hürrem? — pregunto con calma.
La joven se levantó para hacer una reverencia rápida —Salió al jardín, quería caminar un momento, dijo que le diera de comer a los príncipes si ella se demoraba— dijo con calma.
Sha sonrió —Bien— dijo con calma y se acercó a los niños para besar sus frentes con cariño y luego salió de los aposentos caminando hacia el jardín.
Caminaba con tranquilidad seguida por una de sus odaliscas, paso por aquellos arbustos de rosas hermosas, disfruto con olores que estas desprendían.
Los colores tan vivos de aquellas flores le gustaban, disfruto sentir el aire puro en sus pulmones, paso por el lugar donde se ponía aquella carpa para cuando almorzaban fuera, fue entonces que vio a Mahidevran y Hürrem jutas.
Los platos servidos le indicaban que era su almuerzo y ver solo dos copas le confirmaba que estaban solas, además de eso la cierta cercanía y el toque de Mahidevran a Hürrem le decían muchas cosas.
Una punzada en su pecho le hizo sentir mal, fue como una puñalada en su corazón, aunque no quiso hacer alguna escena o creer del todo en lo que veía o sentía pues aquello solo era una parte, necesitaría escuchar todo para saber lo que había ocurrido, pero no ahora, no se sentía preparada para preguntar y menos para enfrentar si algo resultaba realmente lo que parecía.
Quería confiar, pero era difícil pues en su cabeza la idea de todo lo que debieron vivir juntas estaba muy presente y el hecho de que Hürrem siempre dijo que llevaba a su primer amor en su corazón aun cuando ya no estaba con ellas se presentaba en su mente.
Ella jamás olvido a Mahidevran y aunque estuviese enojada y herida por esta, su corazón no dejaría de amarla tan fácilmente.
Camino hacia otro lado, no regresaría a sus aposentos, simplemente caminaría por aquel gran jardín mientras tranquilizaba a su corazón.
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Hürrem se soltó del agarre de Mahidevran —No quiero que vuelvas a tocarme traidora— dijo seria.
Mahidevran la miro con tristeza —Jamás me perdonaras ¿cierto? — preguntó con la voz un poco quebrada.
Hürrem enderezo su postura —No lo sé, quizás lo haga, pero eso no significara que nos acerquemos, para mi serás alguien que solía conocer madamas— dijo seria y se retiró sin más.
Camino a sus aposentos con calma, su pecho dolía, ser dura con aquella que fue su mas grande amor dolía en el alma, pero no tenía otra opción, a pesar de su enojo la quería y no estaba siendo fácil, si decidía perdonarla y dejar su enojo a un lado quizás rompería el corazón de la otra mujer que la había sacado de la oscuridad.
Entro a sus aposentos viendo a sus pequeños jugar, sonrió y vio a la joven levantar los platos de la reciente comida de los niños.
La joven hizo una reverencia—Sultana, ¿quiere que le traiga el desayuno ahora? — pregunto con calma.
Hürrem sonrió —No hace falta, no tengo apetito— dijo seria.
—Bien— contesto la joven llevando la bandeja y entregándola a uno de los aghas, entonces volteo para ver a la sultana una vez mas —A lo olvidaba sultana, la sultana Sha vino a verla— dijo con calma.
Hürrem la miro seria —Gracias Dilsa, ¿sabes si regreso a sus aposentos? —
La joven respondió con calma —No sultana, le dije que usted estaba dando un paseo y fue a dar uno ella también—.
Hürrem sonrió —Bien, voy a buscarla, cuida de los niños— dijo con calma.
Salió del palacio encaminándose hacia el jardín para poder verla.
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Sha caminaba con calma, se paro en una fuente para tomar un poco de agua y refrescarse un poco, escucho tras de ella unos pasos.
—Sultana— Escucho una voz gruesa llamarla.
Al voltear noto que era un hombre que no conocía, pero por la forma en que vestía seguramente era parte de los pashas de su hermano.
—Pasha— respondió ella con calma.
El hombre sonrió y procedió a presentarse —Soy Mahmoud Pasha, vine desde Egipto ya que hace unos días fui promovido, ahora trabajare aquí en la capital y quería conocerla— dijo con calma.
Sha sonrió un poco para quedar bien con aquel hombre —Bienvenido Pasha, confió en que su trabajo será bueno y que llevara con orgullo el puesto que tiene ahora— dijo con calma.
El hombre se acerco a ella y beso su mano para después seguirla tomando y sonreírle de una manera relajada.
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Hürrem camino por el jardín, vio a la odalisca que acompañaba a Sha dar la vuelta con rapidez, aparentemente se había quedado un poco atrás, pero eso la había ayudado a encontrarla.
Camino con tranquilidad y sigilo para darle una sorpresa a su esposa, la siguió un poco de lejos para que no notara que estaba ahí, la vio detenerse frente a la fuente y acercarse a tomar agua.
Entonces se escondió en unos arbustos esperando a que siguiera caminando, no la miraba solo se escondía, realmente no sabia por que estaba tomando una actitud tan infantil, pero le parecía gracioso.
Después de unos momentos ella sintió que había tardado en moverse de lugar a si que se asomó, miro a Sha con aquel hombre que beso su mano y que la tenia tomada como si no le importase con quien estaba.
La odalisca que las seguía y las observaba a ambas sonrió, su cometido se había cumplido, primero Sha vio a Mahidevran y a Hürrem juntas en lo que parecía un momento a solas y ahora Hürrem veía a Sha con un hombre que parecía cortejarla a simple vista.
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Sha estaba confundida, no sabia como tratar aquello sin ser demasiado grosera con aquel hombre, ante todo debía ser cordial pero como serlo si el mismo hombre estaba propasando los limites atreviéndose a tocarla.
Antes de que dijera algo se escucharon nuevas pisadas, al voltear se tenso un poco e inmediatamente retiro el agarre de aquel hombre sobre ella.
Hürrem los miro con calma, noto la expresión nerviosa de Sha y la sonrisa hipócrita del pasha al verla —Buen día, me dijeron que fuiste a buscarme así que vine a buscarte también— dijo con calma, aunque algo se notaba en su voz, quizás una pisca de enojo como si aquello fuese un reclamo.
Sha se acerco a ella con calma —Bienvenida, te presento a Mahmoud Pasha, recién tengo el gusto de conocerlo, de ahora en adelante trabajara en la capital, era un Bey de Egipto, pero ahora mi hermano lo ha llamado para que se una a sus pashas— dijo mientras se alejaba del hombre.
El hombre sonrió y beso la mano de aquella nueva sultana, no podía negarlo era una mujer hermosa, sin embargo, su mirada había sido cautivada por la sultana de cabellos azabache, que era tal como la había descrito la madre sultana en la carta que le envió —Mucho gusto sultana— dijo con calma.
—Mucho gusto Pasha soy Hürrem, la esposa de la sultana Sha— dijo con orgullo teniendo una postura firme y con una sonrisa ladina, dejándole saber que ella tenia su corazón y que no sería tan fácil quitárselo.
El hombre sonrió entendiendo su postura —Es un placer sultanas, ahora si me disculpan me iré, su majestad me espera— dijo y se retiró sin más.
Sin duda alguna se fue cautivado, aunque un tanto sorprendido, tendría que hablar con la madre sultana pues esta no menciono en ningún momento que la sultana era casada, con una mujer que era una sultana y que además de ser hermosa parecía ser inteligente y poderosa.
Sha se sintió aliviada, aquel contacto con ese hombre le había erizado la piel, algo en el no le gustaba ni un poco.
Hürrem la miro con calma, no reclamaría algo de lo que no estaba segura, pero si estaba un poco disgustada por la situación —Y bien, ¿Qué quería el pasha? — pregunto.
Sha sonrió, era evidente la molestia de la pelirroja, celos quizás era lo que se reflejaba en su mirada justo ahora —Solo quería presentarse, es nuevo y seguramente quiere el respaldo de las sultanas, así siente que lo protegeremos pase lo que pase— dijo con calma.
Hürrem la miro, estaba convencida, quizás en ese momento aquel hombre no quería nada, pero en un futuro seguramente querría todo. —Dime, ¿ya comiste algo? — pregunto con calma.
—No, pensaba ir de regreso a los aposentos, para comer algo antes de sentirme mal— dijo con calma.
Hürrem la miro seria —Deberías priorizar los alimentos, no quiero que pase lo de hace unos meces— dijo seria.
Sha sonrió —No te preocupes, te buscaba para comer algo, pero como no te encontré decidí pasear un poco más, así que ahora iré a mis aposentos a comer algo y luego descansar— dijo con calma.
Hürrem sonrió —Claro, pero olvidas algo, yo comeré contigo, ¿Acaso no pensabas preguntarme si ya comí algo? — dijo con sarcasmo.
Sha se tenso un poco, como la vio con Mahidevran pensó que ya habían comido algo y por ello no pregunto, tampoco le sacaría eso al tema pues no era algo que le apeteciera discutir, quizás solo fue un mal entendido e intentaban recupera, aunque fuese una amistad así que no diría nada por el momento.
—Perdone, no te pregunte por que no era necesario, supuse que entenderías que tienes que venir conmigo para comer— dijo salvando así la situación.
Hürrem solo sonrió y camino hacia el palacio junto a ella con calma, a lo que se refería ella con lo que paso meses atrás fue algo difícil para ambas, de alguna manera el humor de la sultana de cabello azabache decayó tanto que en todo momento estaba triste, dejaba de comer y solo salía del palacio para ir al jardín y sentarse casi todo el día en el pequeño quiosco sin decir ni una sola palabra, jamás entendieron que fue lo que paso, solo sabían que salió de eso gracias a sus hijos.
Caminaron dentro del palacio hasta llegar a los aposentos de Sha y sentarse para comer juntas mientras sus hijos jugaban un poco.