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By KLwrold

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🌈 Tails estÑ enamorado de Sonic pero reprime sus sentimientos por miedo a arruinar su amistad, Amy madura, d... More

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By KLwrold

Capitulo: Cita en el campo de rosas blancas
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Narrador omnisciente:

En la comodidad de su refugio nocturno, Tails entrelazó sus dedos con los de Sonic, dando suaves aprietos que hablaban de cariño y conexión. Estos gestos sencillos, pero llenos de significado, desataron risas contenidas entre ellos, un sonido bajo y compartido que resonaba con la intimidad del momento.

Sonic respondió a los aprietos de Tails con una presión igualmente suave, una comunicación silenciosa que decía más que las palabras. En la penumbra de la habitación, sus risas se mezclaban con la noche, creando una melodía que solo ellos podían apreciar.

La noche envolvió a Sonic y Tails en un abrazo cálido y seguro, y juntos se entregaron al reino de los sueños. Tails, en la comodidad de ese abrazo, soñó con un futuro donde él y Sonic no solo eran compañeros de aventuras, sino también compañeros de vida. En su sueño, Sonic se arrodillaba y, con una sonrisa llena de amor, le pedía matrimonio.

Al despertar, Tails se encontró con la realidad de la habitación tranquila y la respiración pausada de Sonic, aún profundamente dormido. Una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar el sueño, y mientras observaba a Sonic, una sensación de felicidad lo inundó, preguntándose si algún día, ese sueño podría convertirse en realidad.

La serenidad de la mañana se vio interrumpida por el insistente sonido del comunicador de Sonic. Tails, aún envuelto en los cálidos recuerdos de su sueño, abrió los ojos y vio el nombre de Amy parpadeando en la pantalla. La realidad golpeó a Tails como un balde de agua fría, disipando cualquier rastro de la felicidad que había sentido momentos antes.

La frustración, el enojo y los celos se apoderaron de él, una tormenta de emociones que no podía contener. Recordó, con un dolor agudo, que Sonic aún era novio de Amy y que él, Tails, no era más que su mejor ''amigo''. La palabra ''amigo'' resonaba en su mente, ahora teñida de amargura y anhelo.

Tails se apartó suavemente del abrazo de Sonic, su corazón pesado con una tristeza que no podía expresar. Mientras Sonic atendía la llamada, Tails se preguntaba si alguna vez Sonic podría revelar sus verdaderos sentimientos o si estaría condenado a vivir en la sombra de un amor no correspondido.

El sonido del comunicador rompió el silencio de la habitación, y Sonic, aún desorientado por el sueño, respondió la llamada. Al otro lado de la línea, una respiración entrecortada y el sonido de un llanto silencioso captaron su atención. Era Amy, y aunque sus palabras eran escasas, la emoción en su voz era palpable.

- Sonic, por favor, ven a mi casa. Necesito hablar contigo -dijo Amy, su voz temblorosa y apenas audible.

Sonic, confundido y preocupado, no pudo más que asentir.

- Estoy en camino, Amy. ¿Estás bien? -preguntó, aunque la respuesta se perdía en la conexión.

Mientras Sonic se preparaba para salir, Tails observaba, su corazón lleno de un torbellino de emociones. La frustración y los celos se mezclaban con la preocupación por Amy, y aunque quería sentirse enojado, la preocupación por ella también se hacía presente.

Sonic se detuvo antes de salir, mirando a Tails con una expresión de conflicto.

- Tails, no sé qué está pasando, pero tengo que averiguarlo -dijo, su lealtad dividida entre su amigo y su novia.

Tails asintió, forzando una sonrisa.

- Ve, Sonic. Ella te necesita -respondió, aunque cada palabra le costaba más que la anterior.

Con un último vistazo preocupado, Sonic salió, dejando a Tails solo con sus pensamientos y un corazón pesado, preguntándose qué significaría este nuevo día para los tres.

Sonic llegó a la casa de Amy, encontrándola apoyada en la barandilla, su mirada perdida en la serenidad del jardín. Su postura era seria, una estatua de reflexión que no registró la llegada de Sonic. Él, movido por un impulso de consuelo, la abrazó por detrás, rodeando su figura con sus brazos en un gesto de apoyo silencioso.

Amy se sobresaltó ligeramente al contacto, pero luego se relajó en el abrazo de Sonic, su cuerpo cediendo a la familiaridad y el calor.

- Sonic... -su voz era un susurro, cargado de emociones que aún no se atrevía a expresar.

El jardín, con sus flores y árboles, era testigo de este encuentro, un escenario que contrastaba con la complejidad de sus sentimientos. Sonic esperó, pacientemente, a que Amy compartiera lo que pesaba en su corazón, listo para escuchar y, si era necesario, para actuar.

Amy, con la voz quebrada por el dolor, reveló la trágica noticia a Sonic.

- Me llamaron de mi familia... mi madre ha fallecido -confesó, las palabras cargadas de un pesar inmenso.

Sonic, sintiendo el peso del dolor de Amy, la abrazó aún más fuerte, ofreciéndole un consuelo silencioso.

- Amy, lo siento mucho -murmuró, su voz suave y reconfortante- Estoy aquí para ti, para lo que necesites.

En ese abrazo, Sonic intentaba transmitirle toda la fuerza y el apoyo que ella necesitaba en ese momento de pérdida. Aunque las palabras eran insuficientes para aliviar el dolor, su presencia era un faro de esperanza en medio del duelo de Amy.

La tarde trajo consigo una reunión de corazones y espíritus en el taller de Tails. Uno por uno, los amigos de Amy llegaron, cada uno llevando consigo palabras de consuelo y gestos de apoyo. Shadow, Sticks, Cream, Zooey, Sally, Blaze, Espio, Silver, Big, Tikal, Charmy, Tails y Sonic, casi todos se congregaron alrededor de Amy, formando un círculo de amistad que la envolvía como un abrazo colectivo.

- Estamos aquí para ti, Amy -dijo Sally, su voz firme y llena de compasión- No tienes que pasar por esto sola.

Uno tras otro, sus amigos compartieron recuerdos de la madre de Amy, celebrando su vida y el amor que había dejado atrás. Las risas y las lágrimas se entrelazaron, y aunque el dolor de la pérdida era grande, la presencia de sus amigos le recordaba a Amy que la luz del amor y la amistad siempre encontraría una manera de brillar a través de la oscuridad.

En medio del círculo de amigos, Amy compartió una anécdota que trajo una sonrisa a pesar del dolor.

- Cada vez que mi madre me visitaba, siempre preguntaba si Sonic ya era mi novio -dijo, y aunque sus ojos aún reflejaban tristeza, una risa suave se escapó de sus labios.

El grupo no pudo evitar reírse un poco con ella, un momento de ligereza en medio de la solemnidad. Amy continuó contando historias y recuerdos, cada uno un pequeño paso hacia la sanación, una manera de mantener viva la memoria de su madre mientras aligeraba su propio dolor.

Mientras Amy recordaba a su madre, cada uno de los amigos presentes en el taller de Tails ofreció cumplidos y palabras amables sobre ella. Aunque muchos no habían tenido el privilegio de conocerla en persona, las historias y el amor que Amy compartía sobre su madre les permitían saber que era una persona de gran bondad y carácter.

- Debe haber sido una mujer increíble para criar a alguien como tú, Amy -dijo Blaze con una sonrisa cálida.

- El mundo necesita más personas con el corazón y la fuerza que tu madre tenía -añadió Silver, asintiendo con respeto.

La habitación se llenó de un sentimiento de comunidad y aprecio, y aunque la ausencia de la madre de Amy era profundamente sentida, las palabras de sus amigos ayudaban a pintar un cuadro de su carácter y su legado, un legado que viviría a través de Amy y las vidas que ella tocaba.

Al caer la tarde, el taller de Tails se llenó de risas y el sonido de papel siendo doblado. Uno por uno, cada amigo se acercó a una botella de cristal colocada en el centro de la habitación. En pequeños trozos de papel, escribieron recuerdos felices, momentos que habían compartido, chistes internos y aventuras que les habían hecho sonreír.

- Esto es para los días grises -dijo Cream, su voz llena de optimismo mientras depositaba su papel en la botella.

- Cuando uno de nosotros necesite recordar los buenos tiempos -agregó Espio, asintiendo con una sonrisa.

La botella se llenó de recuerdos, cada uno un tesoro de felicidad y cariño. Al final del día, la botella fue sellada y colocada en un lugar especial en el taller, un recordatorio constante de que incluso en los momentos más difíciles, siempre habría razones para sonreír y reírse un rato.

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Al día siguiente, el sol brillaba alto en el cielo de Mobius, reflejando un nuevo comienzo. Sonic, con su característica confianza, había preparado una sorpresa para Amy: una invitación a una cita que estaba seguro de que ella no podría rechazar. Sin embargo, para su sorpresa, Amy declinó la oferta con una sonrisa gentil y un brillo misterioso en sus ojos.

Sonic se quedó perplejo, su mente corría tan rápido como sus pies normalmente lo hacían. Era inusual que Amy rechazara una oportunidad de pasar tiempo juntos, especialmente cuando él era quien invitaba. Mientras observaba a Amy alejarse, una mezcla de emociones lo embargaba.

La curiosidad de Sonic se convirtió en reflexión. Quizás había más en Amy de lo que él había considerado antes. Ella siempre había sido su admiradora más ferviente, pero en ese momento de rechazo, Sonic comenzó a ver a Amy bajo una nueva luz, una que brillaba con independencia y misterio.

Sonic, con su corazón palpitante a un ritmo más lento que de costumbre, se detuvo a reflexionar. Comprendió que Amy necesitaba tiempo para sanar después de la pérdida de su madre. Aunque siempre había sido el héroe veloz, listo para la acción, en ese momento, Sonic sabía que la verdadera fuerza residía en mostrar paciencia y apoyo.

"Ella necesita espacio para encontrar su paz,"pensó Sonic, su mente clara como el cielo azul de Mobius. "Y yo estaré aquí, como un amigo fiel, cuando esté lista para compartir su mundo de nuevo."

Con esa comprensión, Sonic decidió darle a Amy el tiempo que necesitaba, sabiendo que el verdadero amor y la amistad no se trataban de la constante compañía, sino de la libertad y el respeto por los sentimientos del otro.

Sonic se tomó un momento para contemplar el horizonte, donde el sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos naranjas y morados. "Así es como debe ser," pensó. "Dar espacio es tan importante como compartir aventuras. Es el fundamento de nuestra relación.

Con una sonrisa tranquila, Sonic se dio la vuelta y, en un abrir y cerrar de ojos, se lanzó hacia el taller de Tails. La brisa fresca de la tarde acariciaba su rostro mientras corría, recordándole que cada momento tenía su propio valor, ya sea en soledad o en compañía.

Al llegar al taller, encontró a Tails inmerso en su último proyecto.

- ¡Hey, Tails! ¿Qué tal si me muestras lo que has estado haciendo? -propuso Sonic, ansioso por aprovechar la oportunidad de fortalecer su amistad y pasar más tiempo con su viejo amigo.

Juntos, se sumergieron en horas de creatividad y risas, recordando que la verdadera amistad no solo se encuentra en los grandes momentos, sino también en los pequeños detalles del día a día.

Sonic miró a Tails con una chispa de complicidad en sus ojos.

- Tails, ¿qué te parece si nos escapamos a un campo de rosas blancas? Será nuestro pequeño secreto -dijo con una sonrisa.

Tails, con su entusiasmo habitual, asintió con emoción.

- ¡Eso suena genial, Sonic! Siempre he querido ver ese campo.

Así, los dos amigos se prepararon para su aventura, asegurándose de que nadie más supiera de su destino. La idea era simple: disfrutar de la belleza tranquila de la naturaleza, lejos de las miradas curiosas y las expectativas del mundo.

Cuando llegaron al campo, el aroma de las rosas blancas los envolvió, y un sentimiento de paz los inundó. Allí, en la serenidad del campo florido, Sonic y Tails compartieron historias, risas y sueños, fortaleciendo un vínculo que iba más allá de la amistad: una conexión de almas que encontraban consuelo y alegría en la presencia del otro, lejos de todo y de todos.

En el campo de rosas blancas, Sonic y Tails se entregaron a la alegría del momento. Sonic, con su velocidad legendaria, corría en círculos alrededor de Tails, quien reía mientras intentaba atraparlo. Con cada vuelta, Sonic reducía su velocidad, permitiendo que Tails se acercara más y más, hasta que finalmente, con una risa triunfante, Tails logró "atrapar" a su amigo.

- ¡Te tengo! -exclamó Tails, mientras ambos caían al suelo, rodeados de pétalos de rosas que se elevaban en el aire a su alrededor.

En ese instante, no eran héroes ni aventureros, solo dos amigos disfrutando de la simplicidad de un juego en un campo de flores, lejos de las complicaciones del mundo exterior.

La tarde se desvanecía lentamente, y el cielo se pintaba con los colores del atardecer. Sonic y Tails, acostados en el campo, observaban las nubes pasar, saboreando la tranquilidad del momento y la compañía mutua.

Sonic y Tails se encontraron en un abrazo fraternal, compartiendo historias de sus aventuras pasadas. Mientras las estrellas comenzaban a aparecer en el cielo, una conversación íntima se desarrollaba entre ellos, una que los llevó a explorar los confines de su amistad.

- ¿Recuerdas cuando salvamos a Mobius de Robotnik? -preguntó Sonic, una sonrisa nostálgica en su rostro.

- Cómo olvidarlo -respondió Tails- pero lo que más recuerdo es cómo siempre estuvimos ahí el uno para el otro, sin importar el peligro.

En la tranquilidad del campo de rosas, rodeados por la belleza de la naturaleza y el silencio reconfortante, ambos sintieron cómo su conexión se profundizaba. Era un vínculo forjado en la confianza y el cariño mutuo, un sentimiento que, aunque no expresado en palabras, resonaba con claridad en sus corazones.

- Tails, no importa lo que pase, siempre serás mi mejor amigo -dijo Sonic, su voz llena de emoción.

- Y tú el mío, Sonic. Siempre -afirmó Tails, mientras ambos se perdían en el cielo estrellado, contemplando el infinito y todo lo que su amistad les había brindado y les seguiría brindando en el futuro.

Bajo el manto de estrellas, Tails giró hacia Sonic, sus ojos reflejando la luz de la luna.

- Sonic -comenzó con una voz suave- siempre has sido mi héroe, pero ahora, eres mucho más que eso para mí.

Sonic, sorprendido por la sinceridad de Tails, se quedó sin palabras. En lugar de hablar, se limitó a mirar a su amigo, su corazón latiendo al ritmo de las palabras de Tails. Con movimientos tiernos, Sonic acarició la cabeza de Tails, un gesto de afecto y aprecio que no necesitaba palabras.

El silencio entre ellos era cómodo, lleno de entendimiento y una nueva profundidad en su relación. Mientras las estrellas continuaban su danza eterna en el cielo, Sonic y Tails compartían un momento que trascendía la amistad, un momento de conexión verdadera y sincera.

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