Cosas varias [Saga So or Mine]

By Elsren

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Especiales, headcanons, cosas randoms que sucederían en la vida de estas parejas de Yandere! retornados Narut... More

Pedidos abiertos
Jin hablando Chileno
Sin Obito
Sin Obito [Pt.2]

Tsukuyomi Infinito [Sin Obito Pt.3]

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By Elsren


Canon


[En dónde vemos un ligero fragmento de lo que vieron los hermanos y Banri en el Tsukuyomi Infinito.]

Cuando la cuarta guerra ninja envolvió al mundo entero, quienes fueron absorbidos por el Infinite Tsukuyomi experimentaron una felicidad y paz sin precedentes, sus sueños se hicieron realidad, la tristeza desapareció y todos eran felices dentro de sus sueños perfectos.

Shun, corrió abrazando a su madre mientras sentía que había pasado mucho desde que no la veía.

—¡Woah! ¡Wah! Mi pequeño hijo es todo un hombre, ¿Por qué corre hacia mamá con tanta emoción? ¿Alguien te está intimidando? ¡Ya verá cuando se meta esta madre! —Jin miró enojada hacia la nada y Shun sonrió y rio.

Tan feliz.

La realidad y la ficción se desdibujó rápidamente de su cabeza y solo se hundió aún más en el abrazo de su madre, la cual estaba cantando y arrullándole mientras acariciaba su cabello dulcemente, la sensación de que había algo mal en esta situación desapareció en cada arrullo y caricia de su madre.

Ahora era un niño de nuevo, acostado en el regazo de su madre y siendo mimado, Shun no quiso irse de este lugar nunca más.

Nunca volvería a dejar ir a su madre sola.

Una lágrima solitaria escapó de su ojo mientras Jin cantaba para que descansara y sus hermanos menores corrían por el lugar intentando atraparse el uno al otro.

No hay dolor, no hay tristeza, no hay un monstruo malvado acechándolos.

Escucha a su madre hablar vagamente con alguien, la voz le parece cálida y conocida, le recuerda un poco al Uchiha que los ayudó y visitó diariamente desde que llegaron a Konoha antes de su inexplicable suicidio y la destrucción de su clan... no... ¿El clan Uchiha destruido? No, la policía de Konoha se llevaba bien con la gente... los Uchihas son buenos, ellos protegieron a mamá...

Si... el abuelo Shun... su abuelo paterno, lleva su nombre en su honor...

Shun se hundió en el sueño eterno sin ganas de despertar jamás.

Shuri no recuerda mucho de su madre, era muy pequeña cuando todo ocurrió, pero si recuerda a la mujer de sus sueños que les cantaría y susurraría palabras bonitas en el oído mientras aleja a los monstruos protegiéndola con su abrazo. Shun, ese tonto, siempre les contaría cosas sobre su madre y lo genial que era, lo buena madre que ella siempre fue para los tres y como sus peluches y frazadas de infancia fueron cocidas personalmente por su madre.

¡Incluso dijo que su ropa de lana la había hecho ella a mano! ¡Al igual que sus gorros, guantes y calcetines!

Mirando a la mujer que se parece exactamente a su hermano menor, solo que, con cabello azul y ojos con corazones en vez de pica, Shuri se siente extrañamente a gusto y su pecho se siente cálido.

La mujer... la extraña y amable mujer la hace sentir en casa, sus hermanos y ella viven una vida buena ahora, no tienen que preocuparse por nada, pero esa mujer... esa mujer la hace sentir completa, como si una parte olvidada de ella volviera a su vida nuevamente y la dejara comportarse malcriadamente.

Aunque no recuerde a su madre, ella se pregunta si así se sentiría tener una.

La señora Jin es amable, dulce y comprensiva, la trata con un amor desbordante y sus ojos de corazón parecen brillar cada vez que la mira. Era como si Shuri fuera única, como si fuera muy especial para esta mujer y eso la hace sonrojar ligeramente mientras se frota la nuca y mira tímidamente a Jin, la cual la felicita por su buen desarrollo en la academia.

Shuri se deja alabar y mimar por la señora Jin, ella le prepara sus comidas favoritas y celebra los logros de sus hermanos y ella, los cuida cuando están enfermos, los ayuda a prepararse para los exámenes teóricos y no se enoja ni irrita cuando se equivocan o hacen preguntas estúpidas.

Arrullada en su cama, Shuri siente el cálido beso en su frente y adormilaba agarra las esquinas del kimono de la señorita Jin, la cual se detiene.

"Mamá..." murmura Shuri antes de ser abrazada suavemente por la señora Jin y se acurruca en sus brazos para conciliar el sueño, protegida del monstruo malo que la haría llorar y la golpearía.

Shura, cuando Shun habla de su madre, lo único que recuerda de ella es su cálido abrazo.

Él quiere una madre, no recuerda mucho de su infancia y alguno de los ninjas médicos que le están enseñando ninjutsu medico teorizan que, si no es por la edad, es muy probable que no recuerde su infancia por un trauma severo que provocó que su cerebro inhibiera los recuerdos de infancia.

Cada vez que le pregunta a Shun con respecto a malas experiencias de infancia, este no le responde.

Bueno, no es su culpa que Shun sea descuidado y deje su diario tirado por allí en donde cualquiera lo pueda leer.

Leer el diario no fue grato y Shura se enteró de muchas cosas amargas y recordó cosas que no quería hacer, entonces, comprensiblemente, esta vez, en vez de confiar en la débil fuerza de su mami, Shura extendió su pequeña manita y tiró del kimono de su madre y la obligó a ir con ellos amenazándola con llorar y hacer un escándalo.

Su aterrador padre los siguió enojado como una fiera con una puta colgando del brazo, pero entonces aparecieron los geniales hermanitos shinobis y los salvaron.

Shura deicidio convertirse en shinobi cuando sea grande, de esa forma, él podrá proteger a los débiles como cuando él era débil y no tenía fuerzas para proteger a su amable madre.

Mirando a su madre siendo cortejada por el hermano de cabello rizado, Shura se esponja y rápidamente se aferra el brazo de su madre mientras le sisea como un gato enojado a ese cuervo malvado que puso sus despreciables ojos rojos en su linda mami.

Su mami inmediatamente centra toda su atención en él y se olvida de todo lo demás mientras lo sienta en su regazo, preguntándole que le sucede y mirándolo con sus hermosos ojos en forma de corazón, acariciando tiernamente su espalda y arrullándolo suavemente.

Lastimosamente, su madre es demasiado bonita y amable, por lo que atrae a muchas moscas molestas y a él le toca defender el honor de su madre, porque como hombre de la casa, debe ponerse los pantalones, no como ese cobarde de Shun que decidió ser empresario o como esa tonta de Shuri que se rindió con la carrera shinobi y empezó a trabajar en una floristería.

¡Hum! Shura cuidaría a su madre y a su hermana de estas molestas plagas.

Banri se encuentra despierto cuando ve en shock una extraña rama acercarse, su cuerpo se paraliza y su mente da vuelta antes de cerrar sus ojos y despertarse sintiéndose mucho más joven y energético de lo que se ha sentido en años. Desganado, se levanta de su cama y se mira en el espejo.

No había nada que pudiera hacerlo feliz desde que perdió a su hija... ¡Oh! ¡Cuánto desearía retroceder en el tiempo y ver todo lo mal que le hizo su esposa a su hija! ¡Protegerla del dolor y ver su sonrisa una vez más! Solo pedía escucharla decir una vez más "Papá".

En vez de encontrarse con su rostro arrugado, flaco, pálido y ojeroso, o que encuentra en el espejo es su cuerpo mucho más joven y su mirada más viva, alarmado, mira la fecha de su calendario dándose cuenta de que esta habitación era la misma que utilizaba cuando era mucho más joven.

-cuando su pequeña niña aún estaba con él, cuando aún podía sonreírle-.

Mirando en shock la fecha marcada, Banri llama a sus sirvientes y muchas caras viejas ahora son jóvenes, conocidos que despidió ahora son pequeños mocosos fugaces, pero nada de eso importa cuando le exige saber la fecha y el sirviente, un poco nervioso por el humor tumuloso de su amo, responde rápidamente.

Banri aun no cree que sus sueños y esperanzas se hagan realidad, por lo que le ordena al sirviente que lo guíe hacia su hija.

El sirviente duda y tiembla, hay vacilación en sus ojos, pero cuando se enfrenta contra la mirada dura de Banri, gélida como el hielo, el hombre se desmorona ante la posibilidad de ser despedido.

Banri ve a su pequeña hija en una sesión de "educación", mira a la mujer estirada levantar una fusta a su hija de tres años y de inmediato ve en rojo. Rápidamente derriba a la mujer de un empujón y recoge a su pequeña niña temblorosa y llorosa que esperaba con los ojos cerrados el golpe.

Jin nunca recibe el golpe y mira llorosa a quien la sostiene en brazos, mira a su padre súper enojado y se congela del miedo, pero cuando ve a la mala mujer en el suelo, sus ojos se llenan de una ligera esperanza.

—¿Quién demonios te crees, perra inútil y sarnosa a intentar golpear a mi hija? —Banri no tiene piedad, ya perdió a su pequeña niña por su negligencia, que lo condenen si ahora no es un padre helicóptero todo el tiempo zumbando alrededor de su princesita.

El hombre pisa la mano de la mujer hasta que los huesos truenan, la mujer grita y sus ojos se llenan de lágrimas mientras mira con ojos llenos de lagrima y rabia a su hija, por lo que él está dispuesto a matarla en el acto, si no fuese porque su hijita es como un ángel.

—P-papi... n-no... n-no lastimes a la m-maestra... d-duele... duele mucho ser golpeada —sollozó su preciosa Jin y Banri de inmediato cambia su estado de ánimo sangriento a uno preocupado y se olvida de todo lo demás.

Su enfoque era su hija.

Atrapar a las ratas que maltrataron a su hija fue fácil, denunciarlos a la policía de Konoha fue aún más fácil, quería hacerles la vida imposible a esas ratas, pero no quería desperdiciar su valioso tiempo con su hija con pequeñas mierdas como esas.

Divorciarse con la perra de Ema fue complicado, esa perra seguía peleando con uñas y dientes por su bebé, pero darle unas cuantas acciones fue suficiente como para calmar a esa zorra rabiosa.

Por supuesto, esas empresas eran papas calientes, una bomba apunto de explotar. Incluso si se veían muy brillantes ahora y generarían ganancias inmediatas, en el futuro esa cosa se derrumbaría y causaría grandes perdidas.

Con la custodia completa, Banri pudo dedicarse completamente a su preciada hija.

—¡Papi! —rio felizmente Jin con sus mejillas sonrojadas mientras corría con sus regordetas, rechonchas y cortas piernecitas y un esponjoso vestido de princesa.

—Mi pequeña princesa... —Banri cerró sus ojos abrazando a Jin, la cual rio en su oído mientras sus cortas piernecitas intentaban rodear su pecho para acomodarse.

—¡Papi, vamos con los patos! —ordenó su princesita y apuntó hacia el estanque, riendo para sus adentros, Banri llevó a su princesita a donde los patos.

Su corazón se sentía tan cálido y feliz... su hija... por fin ella estaba de vuelta...

Mi pequeña Jin...

Banri se sumergió en un sueño eterno, dispuesto a sumirse en la oscuridad para que su hija nunca más estuviera sola ni fuese infeliz.

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