La Leyenda de las Facciones y...

By CamiloNavasAlvear

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Athena, después de siglos desde que existe, ha decidido expandirse y formar alianzas con el resto de seres, i... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 56
Capitulo 57
Capitulo 58

Capitulo 55

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By CamiloNavasAlvear

Mientras todos los demás luchaban, Sigfried y Lancelot, que habían terminado juntos, se escabullían por un pasaje secreto de la Segunda Prisión que conduce directo a Judecca. Este camino secreto fue uno que el Sensei les informo a todos para usar, en caso de que hubieran llegado cerca de la Segunda Prisión.

-Te digo algo, no esperaba que estuvieras tan calmado- comento Siegfried a su compañero espadachín, tras unos minutos de caminata silenciosa.

-¿A que te refieres?- Pregunto curioso el descendiente de Lancelot.

-A que con gente poderosa como los Jueces del Inframundo, creí que te volverías loco y correrías emocionado a luchar contra ellos- se explico.

Claro, él mismo deseaba luchar contra ellos, pero podía controlar mejor sus ganas de luchar, a comparación de Heracles, Cao Cao, o el mismo Lancelot.

-Ah, eso. Bueno... no te equivocas. Lo hubiera hecho en otras circunstancias, pero ahora tenemos una misión muy importante. Soy un lunático de las batallas de pies a cabeza, pero el trabajo esta antes que el deseo-.

El ex-exorcista parpadeo sorprendido. -Es... mucho más racional de lo que pensaba-.

-Pero claro... si de camino nos topamos con un Juez del Inframundo que nos moleste, me ocuparé de él- agrego con una sonrisa casi maniática.

-Y tuvo que arruinarlo con eso-.

Da igual. Mientras logren su cometido, es lo único que importa. Por ahora, debían llegar a Cocytos. Por lo que podía sentir, sus aliados no aguantarían mucho.

Sin que lo notaran, Triptolemos estaba viéndolos en la cima de un risco.
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Suikyo se cruzo de brazos tras terminar la ejecución de su técnica. Nunca la había usado, pero gracias a la Estrella Maligna en su interior, sabía la pose y la forma en ejecutar la Ilusión Galáctica. No solo esa técnica, sino que también podía sentir que había otra técnica aun más fuerte del Espectro de Garuda que podía usar. Tal vez si no hubiera dependido solo de sus técnicas de hielo hubiera podido llegar más arriba por las Casas del Zodiaco.

No uso la técnica a toda potencia para no matarlos, pero aun así fue bastante el daño que les dejo. El tipo grande de los guantes de cohete estaba tirado boca abajo en el suelo, pareciendo un cadáver. La Amazona de Plata estaba boca arriba sobre una roca, su armadura casi totalmente destruida, salvo unas partes que protegían su pudor.

El único aun consciente era el hombre de un ojo. Estaba con heridas por todo su cuerpo, aunque sin sangre ya que la técnica cerró cualquier herida al mismo tiempo que la abría, pero todos, o la mayoría de sus huesos deben estar rotos.

Pero el que pudiera ponerse de pie después de eso era de admirar.

-Oye... aun no terminamos- dijo Harbinger, hablando con esfuerzo mientras luchaba para que el aire entrara en sus pulmones. -Tu... no usaste todo tu poder en ese ataque, ¿verdad?-.

-Claro que no. Nadie usaría una flecha para matar hormigas-.

-Hormigas, ¿eh? Tal vez seamos hormigas para ti, pero... si no tienes cuidado, estas hormigas te picaran hasta la muerte-.

Ese comentario le intrigo un poco a Suikyo... tal vez este sujeto era más de lo que pensaba.

-¿Cuál es tu nombre, chico?-.

-Harbinger-.

Harbinger. Tiene un presentimiento con este sujeto. Lo probara para ver de lo que es capaz. Así puede ayudar al Santuario al llevarle a un posible candidato apto.

-¡Aquí voy!-.

Suikyo no tuvo que provocarlo para que atacara, porque Harbinger mismo se lanzo hacía él de un salto, con su Cosmos concentrado en su brazo derecho.

Suikyo se hizo a un lado, esquivando el puño que se estrello con el suelo de más atrás de su posición. El impacto genero un gran cráter y destruyo cualquier piedra cerca. El viejo amigo de Dokho y Shion no se inmuto.

Harbinger se giro y lanzo un puñetazo que Suikyo esquivo fácilmente.

-Tiene el poder y fuerza bruta en Cosmos, pero le falta refinamiento y experiencia- lo analizo mientras esquivaba sus golpes. -Pero tiene un buen control de su Cosmos sin armadura y sabe cuando usarlo y liberarlo para dar un golpe letal. Alguien lo entreno-.

Con un rugido, el puño de Harbinger se estrello contra el pecho de la armadura de Suikyo, pero sin hacerle ningún rasguño ni logrando mover a su dueño.

-¿Esa es toda tu fuerza?- Con solo levantar un dedo y usar un poquito de su Cosmos, Suikyo lanzo a Harbinger a estrellarse contra una roca, que se destruyo y colapso encima suyo. -Solo eres un animal atacando a lo loco. Tal vez lo mejor para tu existencia sería que te eliminará aquí mismo-.

De entre las rocas, salió un Harbinger que sangraba por toda la cara y ya tenía los huesos bastante rotos. Pero aun con su cuerpo dañado, su espíritu estaba intacto.

-Es lo que haces, ¿no? Decidir que castigo darle a las personas. Por eso el nombre de "Juez del Inframundo". Qué bonito titulo... para un idiota ególatra-.

Suikyo no respondió, lo que enfado aun más a Harbinger.

-Puede que para los Espectros, los humanos no seamos más que insectos y que se sientan poderosos al poder decidir de nuestro destino al morir, pero aun así...- apretó fuertemente sus manos sangrantes. -Aun así, ¡hasta los insectos tienen derecho a elegir su destino, aun en la muerte! ¡¿Solo por ser poderoso te crees con el derecho de quitarles eso?! ¡No me hagas reír!-.

Suikyo vio sorprendido como el aura dorada de Cosmos de Harbinger crecía con cada palabra que decía, hasta que la presión del Cosmos comenzó agrietar el suelo bajo suyo.

-¡Arde! ¡Enciéndete, Cosmos!-.

El Cosmos de Harbinger aumento cada vez más y más, hasta cubrirlo por completo de un aura dorada con hilos que se extendían a los lados al azar. La luz de su energía podía ser sentida en todas partes del Inframundo.

-Increíble...- exclamo sorprendido Suikyo por el Cosmos que desprendía el pelilila. -El Cosmos que proviene de él fluye como el agua pero arde como el fuego. Su voluntad es mayor a la de otros Caballeros Dorados que he conocido-.

Y entre todo el Cosmos que liberaba, Suikyo pudo distinguir la imagen de una criatura. La imagen se hizo más clara para él a cada segundo hasta que la vislumbro por completo.

Era un toro. Lo que vio fue un toro dorado.

-Ya entiendo... la armadura por la cual estas predestinado a usar es...-.
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En el Santuario, más exactamente, en la Casa de Tauro, la Caja de Pandora de Tauro reposaba tranquilamente en el centro de la sala, guardando en su interior la poderosa armadura del toro dorado hasta el momento en que fuera abierta por un digno sucesor. Un portador digno podría aparecer de cualquier lado, desde dentro del Santuario, o hasta afuera.

Y en ese momento, sintiendo el poderoso y ardiente Cosmos que se siente más allá del reino terrenal, la armadura encontró a su nuevo portador. Alguien con una voluntad poderosa pero salvaje, que oculta en el fondo de su ser un alma gentil y cálida como la de nadie más.

Un portador digno de Tauro.
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Harbinger sabía que no le quedaba mucho. Este golpe sería el último que daría. No le importaba morir peleando, pero se llevaría a este desgraciado consigo.

Suikyo podía sentir la voluntad de su enemigo, así que como guerrero, debía respetarlo. Encendió su Cosmos y lo elevo para igualarlo. El aura violácea rodeo su figura, aunque no con la misma intensidad que lo hacía con Harbinger.

-Si tienes el valor de enfrentar a la muerte a la cara por lo que crees, ¡entonces ven!- Reto el Espectro. Esta sería su prueba final.

Con un grito de batalla, Harbinger se lanzo contra Suikyo, quien correspondió el asalto corriendo también hacía él. Ambos se encontraron a medio camino y sus puños y Cosmos chocaron.

El choque fue tan intenso que desbarato el terreno alrededor, la onda de impacto incluso empujo los cuerpos inconscientes de los compañeros de Harbinger. La luz que se genero por el choque de los Cosmos de los dos adversarios fue tan ciega que hubiera dejado ciego a cualquier ser normal, humano o no, que la hubiera visto.

Y a pesar de la intensidad del choque de poder, solo duro unos segundos.

-Maldi...ción...- Harbinger se desplomo sobre sus rodillas y cayo al suelo frente su enemigo.

Suikyo se mantuvo de pie como el vencedor. Un resultado obvio, ya que él contaba con una armadura y la experiencia de años de su parte.

-Eso fue impresionante- alabo Garuda a su enemigo. Un segundo después, toda la protección de su brazo derecho se rompió en pedazos. -De haber tenido una armadura y una técnica, es probable que tu hubieras ganado. Alguien con tu poder y talento será bienvenido en el Santuario-.

Uso su Cosmos en los puntos cardinales de Harbinger para evitar que siga perdiendo sangre. Alguien como él no debía morir. Estaba seguro Ox estaría de acuerdo.

Cerró sus ojos para concentrarse en el resto de presencias. Radamantys seguía luchando contra sus dos enemigos, seguramente estaba jugando con ellos. No podía sentir a los otros dos porque estaban ocultando sus Cosmos.

¿Pero cual era el objetivo de estos sujetos? Eran humanos, pero no parece que pertenezcan a la Brigada del Khaos, y si en verdad pertenecen a ellos, no parece que vengan con intenciones de eliminarlos por traición. Algo más hay y no le gusta.

-Pero primero devolveré a estos sujetos al mundo de los vivos-.

-Yo me haré cargo de ellos-.
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(Con Radamantys)

La "lucha" se había detenido un momento al sentir el gran Cosmos de Harbinger. Estuvieron atentos al resultado del enfrentamiento, hasta que sintieron como el Cosmos de Harbinger caía y el de Suikyo quedaba en pie.

-Parece que a ese sujeto tuvo más problemas de lo que pensó- dijo Radamantys. -Se nota que si le toco un verdadero guerrero. Lástima que no haya podido enfrentarlo yo mismo-.

Esquivo una estocada de la lanza del humano que se estiro. Tomo el largo del arma y la tiro a un lado, haciendo que su dueño fuera arrastrado, pero giro y aterrizo sin daño.

Ya se había encargado de la chica rubia. Ella estaba tirada en el suelo con heridas en todo su cuerpo y su espada rota. Aun estaba viva. La hubiera rematado si el sujeto de la lanza no estorbara.

Una cosa que tenía que reconocerle al chico de cabello negro es que tenía una gran técnica. Sus ataques, aunque carecían de fuerza, eran rápidos y muy precisos, apoyado con el Cosmos, se movía velocidades que hubieran matado a cualquier Espectro inferior a él. También tenía buenos reflejos. Claro que no atacaba con todo, pero el que pueda esquivar o bloquear sus puños era de reconocer, además de tener la resistencia de soportarlos.

Pero era un completo novato en el Cosmos. Valentine o Sylphid ya hubieran podido contra él. No sabe si también se contiene o es un ignorante sobre como funciona de verdad el Cosmos.

De todos modos, ya se esta cansando. Si el sujeto no hace nada interesante dentro de poco, lo acabara.

-¿Eso es todo?-.

Cao Cao, rodeado por una capa de Cosmos, soltó un leve suspiro. Su cuerpo estaba cubierto de rasguños, pero ninguna herida grave.

Esto... no estaba saliendo como pensaba.

Sabía que luchar contra un guerrero que dominaba el Cosmos sería difícil, aun más contra un miembro elite del ejercito de Hades, pero creyó que al haber despertado el Séptimo Sentido la lucha sería más igualada; pero aquí estaba, resistiendo, evadiendo los ataques ya que de bloquearlos sus huesos podrían romperse.

¿Tanta era la diferencia? No podía creerlo. ¿A que se debía? ¿La experiencia? ¿Qué era un humano y él un Espectro?

La armadura.

Claro, era por la armadura. Aunque el Sensei dijo que quien elevara el Cosmos más alto era el que ganaba, la armadura daba un gran soporte, un apoyo que su lanza sagrada no otorgaba.

La idea de activar su Balance Breaker en este momento era tentadora... pero la descarto. Solo retrasaría lo inevitable.

Aunque le doliera en el orgullo (y si le dolía y enfurecía al mismo tiempo) Cao Cao tuvo que reconocer que no podía ganar esta vez. Esta vez, se encontró con un muro que no podía atravesar con su lanza.

-En ese caso, debo completar la misión. Ya habrá otro momento para pelear contra ellos-.

-¿Qué tanto estas pensando?-.

Cao Cao abrió los ojos aterrorizados, no sabiendo en que momento su enemigo se había puesto a su costado. Sus cuerpo reacciono antes que su mente, saltando para escapar, pero Radamantys lo tomo de una pierna y lo estrello contra el suelo.

Con su otro pie, Cao Cao pateo la mano del Espectro y rápidamente se alejo de él, para luego acercarse y atacar con estocadas. Elevando su Cosmos, la potencia y velocidad de sus estocadas era de Match 4, pero para Radamantys, era como verlo en cámara lenta, así que esquivaba o desviaba los ataques fácilmente.

Cao Cao lanzaría una onda de poder sacro en un intento de alejar a Radamantys, pero este ni se despeino.

Aunque sabía que los ataques de luz y el poder sagrado no afectaría a los Espectros, había tenido la vana esperanza de que les hiciera algo: pero nada. Era increíble el nivel de poder que tenían los guerreros que dominan el Cosmos a comparación del resto de individuos del mundo.

No tenía de otra. Si quería salir vivo, tenía que forzarse a ir a sus limites. La verdadera batalla no era esta.

-Antes me preguntaste si era todo lo que tenía. ¡Deja que te muestre todo lo que tengo en mi disposición!-.

La True Longinus brillo intensamente como nunca, haciendo que hasta Radamantys tuviera que cubrirse un poco los ojos. Cuando la luz se esfumo, habían 7 orbes de luz flotando alrededor de Cao Cao.

-Este es mi Balance Breaker: Noche Polar Longinus de Chakra Valdine. Estos siete orbes los llamo, Los Siete Tesoros. Cada orbe tiene su propia habilidad, para que sepas-.

-Debiste haber activado tu Balance Breaker al inicio de la batalla- dijo Radamantys. -Y la gente dice que yo soy arrogante-.

-Tienes razón, soy arrogante y eso puede ser un día mi perdición. Te agradezco el golpe de humildad. Realmente me gustaría seguir combatiendo, aun si no puedo ganar, pero tengo trabajo que hacer- uno de los orbes floto. -Nos vemos, señor juez. ¡Atsusa Ratana!-.

Uno de los orbes se lanzo hacía Radamantys, quien iba hacer un movimiento de mano para despacharlo... pero cuando el orbe lo toco, Radamantys desapareció.

(...)

En el Mundo Humano, Radamantys abrió los ojos al reconocer que estaba en un lugar muy diferente de donde estaba antes, solo para después caer al no tener nada a lo que apoyarse y mojarse al mar.

Lo que no sabía, es que Cao Cao al Rio Estigia.

Al darse cuenta de la tetra de su enemigo, la furia de Radamantys se manifestó al liberar violentamente su Cosmos que incinero toda el agua a su alrededor, creando un pequeño espacio de tierra para estar en pie. Un segundo después, despego al aire, dejando una estela violácea de su Cosmos.

(...)

-Eso no lo detendrá por mucho- dijo Cao Cao, girando su lanza. -Será mejor que me apresure-.

El mismo orbe lo toco y lo teletransporto directamente a Cocytos, al punto exacto donde el Sensei dijo que estaría lo que buscaban.

La razón de que no uso esta habilidad de su Balance Breaker antes es porque cuesta demasiada energía mantener su Balance Breaker, energía que no gasta de manera innecesaria. Si ahora lo usa es porque tiene prisa. Además, esta habilidad de teletransportación tiene limites. No puede teletransportar a alguien a otro reino que no sea en el que estén actualmente.

-Bien. Es hora de liberarlo-.

-¿A donde crees que vas?- Una voz que era desconocida para él lo interrumpió.

Triptolemos había aparecido, cargando en sus brazos los cuerpos inconscientes de Siegfried y Lancelot.

Cuando esos dos habían llegado a Juddeca por la ruta secreta, él ya los estaba esperando y los ataco por sorpresa. Aunque alcanzaron a reaccionar para no caer noqueados de golpe, no perdió el tiempo y los derroto a cada uno de un golpe. No los mato porque aguantaron su puño, y porque no quería manchar el recinto del señor Hades con sangre.

-Creo que son tuyos- tiro los cuerpos de los humanos a los pies del chino.

Cao Cao miro con furia silenciosa a los dos que estaban bajo su mando y cayeron. Se consideraba un hombre paciente, pero no soportaba cuando los que estaban bajo su mando fallaban. Eso lo enfurece como ni tienen idea. Pero solo por esta vez, al tratarse de enemigos que eran más poderosos de lo que imagino, no los mataría. Además, aun los necesitaba para más adelante.

-No se cual fue tu objetivo de venir aquí, pero es obvio que fracasaste-.

-¿En serio lo crees?- Pregunto Cao Cao con una sonrisa. -Puede que mis aliados hayan caído, pero creo que estoy de conseguir lo que quiero-.

Y sin más demora, clavo la punta de la lanza en el suelo, atravesando el duro hielo con facilidad.

Triptolemos iba a quemar a Cao Cao con sus llamas, pero vio como el hielo del suelo se rompía, pero no de manera desordenada, sino que el hielo que se fragmentaba seguían un patrón del cual empezaba a darse cuenta.

Alejándose unos pasos, el suelo comenzó a temblar. El hielo siguió rompiéndose en líneas, de las cuales comenzaron a liberar una intensa luz del interior. Triptolemos tomo vuelo para ver desde el cielo.

Desde su nueva vista, pudo ver como el hielo se rompía y formaban líneas hasta dibujar la forma de un pentágono. No solo eso, sino que el hielo que estaba interior marcado por las líneas comenzó a temblar y... ¡a flotar!

-¡¿Qué demonios?!- En todos sus siglos, esta era la primera vez para Triptolemos que veía algo como esto en Cocytos.

Un gran bloque de hielo salió de la zona enterrada y profunda de Cocytos. Pero no era un bloque de hielo solo, sino que tenía algo en su interior.

-Eso es... ¿una persona?- Se pregunto Triptolemos, viendo a quien, o que, estaba dentro.

La criatura era gigante y con un aspecto siniestro, tenía características extrañas, la parte superior del cuerpo era la de un hombre con cabello negro, los ojos estaban cerrados y se notaba que tenía colmillos en la boca, pero su parte inferior era el cuerpo de un dragón asiático.

Tenía dos alas en la espalda, la derecha es un ala de Dragón y la izquierda era un ala de Ángel de color negro.

-¿Quién es?- Se pregunto el Cuarto Juez.

-Este de aquí, es el Veneno de Dios, la serpiente devoradora de dragones del Edén, el Pecador Original: Samael-.

-¡¿La serpiente de la Biblia?!- Exclamo incrédulo Triptolemos. -¿Pero Samael no era uno de los tantos nombres de Lucifer antes de caer?-.

-Debido a que los humanos siempre han asociado al Diablo con la maldad, en algún momento, los humanos consideraron a Samael y el Lucifer original como la misma persona. La confusión se origino debido a que uno de los poderes exclusivos de Lucifer era de cambiar de forma a la de animales- explico Cao Cao. -No te culpo por confundirte, yo tampoco sabía que eran dos individuos diferentes hasta que me lo contaron-.

-¿Y que hace alguien como él en Cocytos?-.

-No me dijeron mucho, pero después de que Dios lo maldijera lo sello en el Infierno Bíblico, pero cerca del final de la Gran Guerra entre las Facciones, Samael se libero de su sello y tomo la forma de un verdadero dragón, lo que ocasiono un gran caos que hizo que las Facciones hicieran una tregua para detenerlo. Al detenerlo, parece que Dios llego a una especie de trato con Hades para sellarlo en Cocytos, un trato del que muy pocas personas sabían- hizo girar su lanza. -Con Dios muerto y Hades siendo solo un alma, el sello estaba débil, solo la True Longinus, que tiene la esencia de Dios y puede matar a Dioses de un golpe, podría romper este sello combinado de la magia del Dios Bíblico y del Cosmos del Dios del Inframundo Griego-.

¿Hades hizo un trato con un Dios extranjero? Aunque su señor no era irracional, sonaba difícil de creer. ¿A que clase de trato pudieron llegar para que Hades aceptara sellar una criatura tan peligrosa en sus dominios? Debió ser uno que realmente valía la pena.

Un fuerte y violento Cosmos se sintió acercarse, y a unos metros de Cao Cao, aterrizo Radamantys, mirando con furia desmedida al chino.

-Llegaste antes de lo que pensaba- dijo Cao Cao.

-¡Te mataré!- Gruño Radamantys, lanzándose a la velocidad de la luz hacía Cao Cao.

Lo hubiera matado de un golpe, si no es por la llegada de un Cosmos mucho más grande que el suyo.

Aterrizando en medio de ambos, el Sensei llegó a la batalla. Levanto un dedo hacía Radamantys y expulso un poco de su Cosmos, generando una pequeña onda que lanzo a Radamantys lejos hasta salir del territorio de Cocytos.

Triptolemos aterrizo frente a los dos intrusos, estando totalmente en guardia contra este recién llegado. El poder de su Cosmos... era absurdo.

-Este sujeto es un Dios. No hay otra explicación para su poder y aura- pensó, sudando frío. No se había sentido tan abrumado frente a la presencia de alguien desde que conoció a su señor Hades por primera vez.

-Lleve Harbinger, Lithos, Heracles y Jeanne al Mundo Humano- dijo el encapuchado a Cao Cao. -Veo que si lograste obtenerlo- miro al Dragón Eater atrapado en hielo.

-Y tu información era correcta. No dejas de sorprenderme, Sensei- dijo Cao Cao, con verdadero respeto en su voz al hombre frente suyo.

-¡¿Quién eres?!- Le grito Triptolemos al Dios. -¿Por que un Dios ayuda a los humanos? No tiene sentido-.

-¿Un Semidiós dice eso? Irónico- se burlo un poco. -Mis motivos son solo míos, pero déjame decirte que no todos los Griegos odian a la humanidad como parece. Por mi parte, solo estoy del lado de una cosa... de la humanidad-.

Tras decir eso, encendió su Cosmos y una llama verde se genero en su mano. Estrello la llama contra el suelo, cubriéndolo a él, Cao Cao y Samael.

Triptolemos corrió hacía ellos, pero cuando iba a tomar al encapuchado, todos ellos habían desaparecido.

-¡Maldición!- Grito con furia el Semidiós. Libero su furia como llamas negras que se extendieron por el suelo.

No muy lejos de donde estaba, Suikyo había llegado. Había llegado justo para atrapar a Radamantys y lo había dejado en el suelo, pero llegó tarde.

Pero al ver el bloque de hielo que tenía atrapado a un ser, muchas preguntas llenaron la mente del ex-Santo de Plata. ¿Qué era esa cosa? ¿Por que Hades tenía algo así guardado? ¿Qué lo hacía tan especial?

Lamentablemente, eran preguntas que no serían respondidas próximamente.
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(Con Amaterasu)

La belleza voluptuosa de cabello negro miraba al individuo que estaba de pie respetuosamente delante de su escritorio. La persona era un hombre adulto bastante alto de complexión robusta y bastante musculosa, cabello negro muy largo llegándole a la cintura. El hombre vestía con una armadura la cual le cubría hasta el pecho pero dejando descubierto su abdomen, también tenía puesta una mascara japonesa llamado Mepo cubriendo parte de su rostro y en su cabeza llevaba un Kawari kabuto. En su espalda poseía una Dharmachakra adornada con flamas.

Este hombre era Bishamonten, también conocido como Vaisravana, o simplemente Bishamon. Era el Dios de los Guerreros y de la Buena Suerte. Es uno de los Siete Dioses de la Fortuna, un grupo de siete dioses que representan la suerte en el Panteón Sintoísta, y Bishamonten era el líder del grupo.

Bishamonten es uno de los dioses más antiguos que existen dentro del Panteón, un seguidor fiel a las costumbres del Panteón, quien suele emerger la justicia de manera digna y justa por orden de sus superiores. Nunca ha hecho nada que los otros dioses consideren molesto o desafiante.

Pero siempre hay una primera vez para todo.

-No sabía que ser un chismoso era tu nuevo pasatiempo- dijo fríamente Amaterasu al Dios frente suyo. -¿Por que le dijiste a mi padre algo que no te concierne?-.

-¿Puedo hablar libremente, mi señora?- Solicito Bishamonten con respeto. Su voz era profunda y grave, tanto que intimidaría a cualquier ser normal solo de oírla.

-Si puedes-.

-Considero que sus acciones con ese humano son indebidas-.

-¿Indebidas en que forma?- Pregunto la Diosa, cruzándose de piernas bajo el escritorio.

-La líder del Panteón Sintoísta solo debería relacionarse con hombres de su mismo panteón. Involucrarse con un sujeto que sirve a un panteón extranjero, aunque se trate de un aliado, no es correcto-.

-Seiya salvo el Panteón, y al Mundo Sobrenatural en general al vencer a Kagutsuchi. Le debemos mucho-.

-No desmerito ese hecho, y también estoy agradecido, pero creo que esa deuda ya se pago. No cuestiono sus decisiones, mi señora. Puede que no me agrade que nos involucremos con otros Panteones, pero entiendo que de no hacerlo, seríamos un blanco fácil para la Brigada del Khaos y visto como marginados por otros panteones. Pero lo que no puedo aprobar es querer formar una relación sentimental con un humano que le sirve a otra Diosa. No importa que tan héroe sea, es un extranjero-.

Esas palabras molestaron a la Diosa, pero Amaterasu oculto su rabia tras un ceño fruncido.

-Para empezar, Seiya no es extranjero, es Japonés. Segundo, no necesito tu permiso ni el de nadie sobre con quien quiero salir. Es mi decisión-.

-Tiene una obligación con su gente, mi señora. No verán con buenos ojos que se involucre con un extranjero- señalo Bishamonten.

-Desde todas las veces que Seiya ha estado en el Taka no Hama hasta ahora, solo tu y mi padre han protestado contra él recientemente. Te aseguro que los habitantes del Taka no Hama, incluso el resto de Dioses, aprecian a Seiya, o mínimo, no tienen nada contra él-.

Seiya era un hombre carismático por naturaleza, un hombre que inspira con el ejemplo, y desde que salvo el secreto de lo sobrenatural de Kagutsuchi, todos en el Panteón, desde los humanos hasta Dioses menores y mayores, ven a Seiya con respeto hasta admiración. No era secreto que ella, Susanoo y Tsukuyomi tenían un gran respeto por Seiya, al punto de una amistad entre un humano y Dioses, algo muy pocas veces visto. Seiya también aceptaba ayudar o pasar tiempo con quien se lo pidiera, claro esta, si no interfería con su deber como Caballero de Athena mientras hacía las tareas de escoltarla o ser mensajero.

Sin que Seiya se diera cuenta, se gano el cariño y respeto de muchas personas dentro del Panteón. Aun habían Dioses que lo miraban con desprecio o si lo consideraban inferior, pero no hacían nada, ya que sabían que no podrían contra él.

-No se que se les metió a ti o a mi padre, pero no tengo intenciones de cambiar mis sentimientos o deseos-.

-Pero señora...-.

Amaterasu levanto una mano, deteniéndolo en el acto. -Es suficiente, Bishamonten. Retírate. No quiero que se vuelta a repetir esto. Se que no te entrometiste por maldad, así que lo dejaré pasar por esta vez-.

Claramente Bishamonten quería protestar, pero se guardo sus palabras y solo hizo una reverencia y se retiro.

Amaterasu suspiro. Sabía que existían Dioses entre sus filas que no verían buenos ojos su relación con Seiya. Ya sea porque él era un mortal y ella una Diosa, porque él servía a una Diosa Griega, o simplemente porque no lo consideraban digno de estar a su lado.

En su opinión, era una tontería. Es cierto que alguien de su posición debería se asociada en pareja con alguien de igual estatus o de respeto, cosa que pasaba en todas partes con gente de su autoridad, pero Seiya no se merecía más que respeto ante todas las veces que él y sus amigos salvaron el mundo de las locuras de sus Dioses. Además, ella tenía más libertad que otras Diosas de elegir pareja.

Amaterasu normalmente estaba dispuesta hacer sacrificios por el bienestar de su Panteón y no hacía movimientos que podrían alterar el orden y paz, por lo que se había mantenido fuera de escándalos o chismes siempre que podía, pero no en esta ocasión. Ella no era el tipo de mujer que se enamoraba, y ahora que finalmente tenía alguien especial con quien quería estar en su vida, no estaba dispuesta a darse por vencida fácilmente. Tenía más rivales de lo que pensó, si la reacción de Athena decía algo, pero no perdería contra nadie.

Los Dioses eran egoístas. Tomaban lo que querían.

Y ella sería egoísta y tomaría a Seiya. Si su padre, Bishamonten o cualquier rival amoroso se entromete en su camino, sentirán el fuego del sol.

En ese momento, Tsunahi entró a la oficina. -Señora Amaterasu, aquí esta los informes para su reunión con el Dios Odín-.

Ah, si. Se había olvidado que el viejo Odín había solicitado una reunión para hacer una alianza con ella, y los líderes de las Tres Facciones también aprovecharían para que el Panteón Sintoísta se uniera a su alianza.

Amaterasu no tiene problema en unirse a ellos, pero al ser un asunto importante, tiene que verlo con el resto de sus hermanos. Además, una reunión legitima dará credibilidad.

-Tráelos. Quiero terminar con esto pronto-.
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(Días después, con los Jóvenes Demonios)

Todo el Clan Gremory, más Irina, se habían reunido en la sala de estar de la nueva y redecorada casa de Issei, que era un maldito departamento gigantesco, para ver la grabación del combate entre los herederos de la casa Bael y la casa Glaysa-Labolas. Aunque habían visto la batalla en directo, revisar el combate entre futuros oponentes era importante para ver sus fortalezas y debilidades.

Antes de eso, vieron el combate entre el clan de Seekvaira y Diodora, donde termino ganando este último, para sorpresa de Rías, que conocía bien las habilidades de su amiga de lentes y creyó que tendría segura la victoria. Tal parece que Diodora era más fuerte de lo que creyó.

En los últimos días, aparte del torneo, lo otro interesante sería el comienzo del Festival Escolar de la Academia Kuoh, en donde Issei, engañado por Kiryu, termino entrando en la competencia de tres piernas junto con Asia.

Shun no estaba presente debido a que, como profesor de la academia, estaba ayudando a la organización y preparación del evento. Azazel, junto el resto de líderes, estaban con Odín, ayudándolo a formar una reunión con los líderes del Panteón Sintoísta, con los cuales Azazel tiene buenas relaciones, para sorpresa de todos. Parece que él y Susanoo son compañeros de bebidas y burdeles. Y los padres de Issei seguían de vacaciones.

El combate no duro mucho. Sairaorg, por su cuenta, derroto a todos los siervos de Zephyrdor, antes de también dejarlo a él fuera de combate.

Y lo derroto de un golpe. Sin poder Demoniaco, sin hechizos, gano con pura fuerza.

-I-Increíble... así que este es... el poder del número 1 de los Jóvenes Demonios...- exclamo incrédulo Issei por la demostración de fuerza.

-A diferencia del resto de su familia, Sairaorg no nació con el Poder de Destrucción y casi no tiene esencia Demoniaca, así que tuvo que entrenar más que nadie para llegar a donde esta. Ni siquiera yo tengo confianza en siquiera darle pelea- comento Rías, admirando a su primo con orgullo.

-Sairaorg-san se mantiene tan en forma como siempre- comento Akeno con una taza de té en mano.

Koneko asintió. -Será un rival difícil-.

-Lo enfrentaremos después de derrotar a aDiodora Aztaroth, ¿no?- Pregunto Xenovia a Rías.

-Si. Si logramos derrotar a Diodora y si Sona pierde, entonces nos tocara enfrentarnos a él. No conozco al resto de su nobleza aparte de su Reina, pero no tengo duda de que todos son muy fuertes-.

A la mención de Diodora, Asia agacho la cabeza y se sobo las manos sobre el regazo.

Otra cosa que podría llamarse interesante... era el asunto entre Asia y Diodora.

Después de su propuesta de matrimonio sorpresiva, ha estado enviado cartas de amor, boletos al cine, invitaciones a cenar, ramos grandes de rosas, pequeñas joyas y cualquier otro regalo romántico que uno se pueda imaginar.

Toda la correspondencia le llego a Rías, al ser la ama de Asia. La insistencia de Diodora en Asia la ha incomodado y ha provocado la furia de Issei, quien, hace un par de noches se despertó al tener una pesadilla de Asia casándose, que solo se calmo cuando la ex-monja le aseguro que aun no tenía intención de casarse.

Pero el punto de tensión llegó a su punto más alto cuando en la mañana, antes que empezaran las clases, justo después de que habían visto la batalla entre Sairaorg y Zephyrdor en directo, Diodora había aparecido sin avisar en el Club del Ocultismo, sorprendiendo al Clan Gremory.

La razón de su visita era que quería intercambiar Alfiles. El intercambio de miembros de noblezas a otras era una practica bastante común entre los Demonios. Debían intercambiar un Demonio Reencarnado por otro del mismo tipo que valga la misma cantidad de piezas. Un ejemplo sería que, si alguien quisiera intercambiar a Issei, debería ofrecer a un Peón con ocho piezas Demoniacas, o a dos Peones con cuatro en cada uno.

La intención de Diodora era clara: quería a Asia. Estaba dispuesto a intercambiar a sus dos Alfiles por ella, pero Rías se negó rotundamente. No importara que tan buena fuera la oferta que le hubiera ofrecido, ella no intercambiara a un integrante precioso de su clan.

Aunque Diodora había parecido molesto por el rechazo, lo acepto, pero declaro que no se rendiría. Incluso se acerco a Asia y se arrodillo, besándole el dorso de la mano.

No hace falta decir que Issei se enojo mucho por ese acto. Apenas le puso una mano encima, Diodora golpeo su mano y se limpio el hombro donde la mano de Issei se había posado por un segundo, como si le hubiera dado asco el contacto de Issei. También lo insulto, pero eso le valió una cachetada de Asia.

Diodora termino por retirarse, pero antes declaro que derrotaría a Issei en el Rating Game que les tocaría y tendría el amor de Asia. Issei, por supuesto que acepto el desafío.

Después de eso, el ambiente en el club se había vuelto tenso, por lo que Rías sugirió revisar la grabación de la pelea de Sairaorg en la casa de Issei, lo que llevo al presente.

-¿Tiene algún plan para derrotar a Sairaorg, Presidenta?- Pregunto Xenovia.

-Todavía no. Tengo que recopilar toda la información sobre su nobleza. Podría pedírsela a mi hermano, pero sería como hacer trampa. Creo que por eso mismo él rechazaría ayudarme con eso- respondió Rías con un suspiro. -Por ahora, lo único que se es que de todos, Issei seguramente sería el único que podría darle pelea en un uno contra uno. Los demás tendríamos que luchar en equipo para enfrentarlo-.

Todos asintieron de acuerdo. Issei se había vuelto el miembro más poderoso desde que obtuvo el Balance Breaker, y al ser su especialidad el combate cuerpo a cuerpo, además de que su armadura le daba fuerza y resistencia muy superiores a las de un Demonio normal, sería el único de todos que podría rivalizar con Sairaorg.

Ganarle, ya era un asunto muy complicado.

Antes que siguieran con su reunión, el timbre de la casa sonó.

-Yo iré- dijo Akeno, levantándose de su asiento y caminando hasta la puerta y abriéndola. -Qué necesi...ta...-.

Sus palabras perdieron fuerza y murieron al ver a alguien desconocido frente a ella. Empezó a retroceder con miedo, siendo vista por el resto de sus compañeros de manera extraña.

-[Compañero, prepárate. Vienen problemas]- aviso Ddraig en voz alta.

Rokudo Beelzebub entró, lanzándola una mirada mordaz a todos y sus labios hicieron una mueca de burla.

-Un gusto conocerlos, Clan Gremory. Lamento entrar con las botas puestas-.

Era un villano y terrorista que vino a matarlos a todos, pero aun tenía modales.
.................................................

N/A: Hasta aquí el capitulo.

Primero, quiero darle un tributo al gran mangaka Akira Toriyama, que todos lo conocemos por ser el creador de Dragon Ball, una obra que nos toco a todos sin importar la edad y que nos marco hasta ahora en Super. Nos dio momentos inolvidables, como la primera transformación de Goku en Super Saiyajin o la aparición de Trunks del Futuro, solo por nombrar algunos. Su legado será eterno.

Con el capítulo, se descubrió que los que Cao Cao buscaba era a Samael. En las novelas de DxD, Hades les dio a Samael a la Facción de los Héroes, pero al ser un croosover de SS y con un Hades que nunca haría tratos con los humanos, tuve que inventarme el como obtendrían a Samael.

Admito que este arco me quedo algo flojo y Harbinger lo salvo más o menos, ya que fue el único que hizo algo. Lo que más me perjudico fue la gran escala de poder que había entre los Espectros y los héroes. A diferencia de los Santos, los Espectros no tuvieron razón para contenerse.

El único que hizo decentemente algo fue Harbinger. Cao Cao, aun con el Séptimo Sentido y su lanza, no fue rival para un Radamantys, que además esta entrenando.

En mi fic, Cao Cao no es tan orgulloso como en las novelas, ya que aprendió que aun con la True Longinus y sus habilidades, existen seres mucho más poderosos gracias al Cosmos, y que casi todos son humanos, así que esta más dispuesto que el de las novelas a no enfrentar a sus enemigos cuando es claro que no puede ganarles y a recurrir a trucos como teletransportar a Radamantys lejos.

Aunque sigue siendo igual de arrogante, sino más, ya que aunque no domina exactamente el Cosmos, eso le da una gran ventaja que lo pone muy por encima de casi todos.

Ya explicaré a profundidad más adelante porque Harbinger es quien más sintonía esta con el Cosmos y Cao Cao es el que menos lo esta.

Y como era obvio, Harbinger será Tauro en la obra. Ya estoy planeando como dejara a la Facción de los Héroes y se unirá al Santuario. Suikyo ya lo reconoció digno, al menos.

Y tuvimos un vistazo a Bishamonten, que se ve igual al de Shummatsu no Valkirye. Ese momento con Amaterasu será parte del arco que habrá después de lo de Diodora y Shalba, pero antes del viaje a Kyoto.

Me disculpo si los últimos capítulos han sido más cortos de lo normal. El siguiente será más largo, se los prometo.

También aviso que volví a la universidad y tengo clases en la tarde, así que me tardaré más en actualizar. Quiero que al menos actualizar un capítulo de cada fic por mes.

Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

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