Don't you know that I am righ...

De littlelittlefreak

12.6K 440 135

Martin necesita tener a alguien que le quiera. Juanjo por nada en el mundo quiere querer a alguien. O donde R... Mais

Capítulo 1
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.

Capítulo 5.

2.6K 114 34
De littlelittlefreak


Llego diciembre. Lo que equivale a millones de comercios buscando empleados para la época más movida del año y un Martin repartiendo su curriculum por todos lados.

Ahora que el frío era insoportable el grupo siempre quedaba en alguno de los pisos de los participantes, con una manta, una pizza y una peli mala. Habían dejado las noches de fiesta para cuando una soplada de viento no les congelase los huesos. De hecho, la última fiesta fue la del cumpleaños de Lucas.

Después de que Martin le confesase lo ocurrido, Lucas echó a todos del piso, insistiendo en que Martin necesitaba descansar y que podían seguirlo en alguna discoteca del barrio. Y después de eso...Después de eso nada.

Aunque Martin repitiese que las palabras de Juanjo no le habían causado absolutamente nada cada vez que Ruslana le preguntaba, no había vuelto a encontrarse con él. Y esta vez sí que lo estaba evitando. Es más, Martin no había sido capaz de quedar con nadie del otro grupo.

Había una inseguridad tan compleja de entender que se le creaba en el estómago cada vez que Lucas o Chiara le invitaban a tomar un café con Violeta y Denna.

Él era consciente de la tranquilidad que había sentido con ellas, y sabía que no le iban a incomodar; sin embargo, no paraba de cuestionarse a sí mismo cada vez que pensaba en la opción de salir con ellas.

"No sé que haces en esta fiesta"

Juanjo no dijo nada más que eso, pero Martin saco muchísimas conclusiones de esa frase tan corta.

1. Juanjo pensaba que no encajaba en ese grupo.

2. No era bienvenido en ningún plan que hiciera el grupo.

3. Juanjo podría ser uno de los muchos que pensase de esa forma.

Por lo que siquiera pensar en salir con ese grupo le revolvía la tripa y se le enrojecía las mejillas, pensando en lo tonto y humillado que se vería.

Cuando Ruslana entendió que Martin no iba a querer salir con el otro grupo, comenzó a proponer miles de planes que no fuesen la monotonía de peli y pizza, aunque siempre después del plan superoriginal terminaban de esa forma.

Por ejemplo, ese día.

Ruslana le había dicho a Martin que cuando su madre vino a hacerle la visita algunas semanas antes se toparon con un mercadillo, y que ese mercadillo gritaba 'Martin' por todas partes. Y Martin nunca se resiste a un mercadillo.

Por lo que ahí estaban, con una Ruslana tirando de Martin de un lado a otro y Martin con miles de bolsas en sus brazos, orgulloso de sus compras.

Fue cuando probaban una mermelada artesanal que Ruslana cogió la manga de la chaqueta gorda de Martin, señalándole con una inclinación de barbilla que mirase hacia una dirección.

Detrás de una caseta pequeña que vendía piezas de arte estaba Juanjo hablando muy sonriente con una señora que miraba los cuadros atentamente. Al lado de Juanjo había un niño de unos ocho años en silla de ruedas, mirando algo muy atentamente en el móvil.

Martin quiso girarse, pero cuando el niño llamó a Juanjo para enseñarle algo en el móvil este lo vio.

Martin se quedó de piedra, quieto, no sabía que hacer. Era uno de esos momentos en los que era plenamente consciente de sus movimientos y queriendo actuar lo más casualmente posible, cualquier postura le hacía parecer rígido.

Pero entonces Juanjo le lanzó una sonrisa pequeña, mientras se peinaba el pelo y hablaba con el niño sin dejar de mirar a Martin. Pudo ver como le subía el color rojo a las mejillas. Estaba avergonzado.

Martin pensó en que hacer. ¿Debería de acercarse a saludar, saludar desde la distancia o simplemente ignorarlo? Al final, fue él el que lo habló de mala forma. Martin no le debía educación y amabilidad. Sin embargo, viéndole detrás de ese puestito, con las mejillas rojas y peinando su pelo con nerviosismo, después de que todas sus interacciones hubiesen sido con una seguridad y chulería inmensa, le habían debilitado a Martin la decepción que sentía hacia Juanjo. Es que Martin nunca ha sabido enfadarse.

Así que ignorando los susurros de Ruslana que le proponían ir hacia la dirección contraria, tiro de la pelirroja y se acercó al más mayor.

Cuando el niño más pequeño noto como alguien se acercaba al puesto, levantó su mirada del móvil y puso su sonrisa más grande.

- Hola, buenos días para ustedes, caballeros y caballeras.- El niño se trababa con sus propias palabras y alargaba las 's'. Ruslana rio y le extendió su mano, inclinando su cuerpo por encima de la mesa que los separaba para estrechar la del más pequeño.

- Muy buenos días para ti también, caballero.- Ruslana le dijo poniendo la voz más grave. El niño le extendió la mano a Martin después, y pudo ver como Juanjo lo miraba con ternura, colocando sus manos en los hombros del más pequeño.

- ¿Queréis comprar un cuadro muy bonito? ¿Os gusta el azul? Este es mi favorito, Juanjito lo hizo hace unas semanas. ¿A que es superguay?- El niño hablaba y hablaba, vagando entre sus propias palabras.

- Amor, estos no son clientes, son amigos.- Juanjo se agachó, rojo-rojo y se mordió el labio, avergonzado.

Amigos. ¿Amigos? Martin no le dio muchas vueltas, porque la tercera vez que lo analizo se terminó reprochando por la ilusión tonta que sintió por un término tan simple y común.

Martin vio como Ruslana se mordía la lengua, para callar palabras enfrente del niño, solamente dejando salir un resoplido que solo notaron él y Juanjo.

Juanjo volvió a su postura de pie, bajando la mirada y jugando con sus manos, y por alguna razón a Martin no le gusto verle así, por lo que intentando bajar las tensiones que el comportamiento de Ruslana aireaba, comenzó una conversación con el niño.

- ¿Cómo te llamas?

- Me llamo Leo. ¿Cómo os llamáis vosotros?- El niño acercó su silla a la mesa y apoyó su barbilla en la mesa, sonriendo feliz.

- Yo soy Martin y ella es Ruslana.

- ¿Martin y Ruslana?- El niño frunció el ceño pronunciando los nombres con esfuerzo.- Qué nombres más raros. ¿Sois de un sitio como China?- Juanjo se rio y le reprendió, diciendo que ningún nombre tenía porque ser raro. El niño asintió, pensativo, como si estuviese guardando la información.

- ¿Qué hacéis aquí?- Juanjo se dirigió a ellos por primera vez en toda la interacción.

- Le he traído a Martin aquí, que tenía el día libre, por fin.- Ruslana le respondió seca.

- ¿Muchos trabajos en la 'uni'?

- Si, y ahora que se acerca la Navidad mucho curro, y tal.- Martin se rascó la cabeza, sonriendo.

- ¿En qué trabajas?- Leo le preguntó con ojos curiosos.

- Pues en lo que me toque, dependiendo del mes. Ahora mismo estoy trabajando en una cafetería.

- Yo quiero ser un bombero de mayor.- Leo puso sus manos en su cintura con orgullo.- Bueno, o pintor como Juanji.- Y subió su mirada a Juanjo.

- Leo, no soy pintor, ya te lo he dicho.-  Juanjo negó con la cabeza, poniéndose a organizar unos papeles, intentando esconder su sonrojo.

- Si lo eres, mira todas estas pinturas. Eres como...¿Cómo se llamaba ese pintor que no tenía oreja?- Leo miro al suelo, buscando la respuesta con mucho empeño.

- Van Gogh.- Le respondimos los tres.

- ¡Eso! Como él, pero con oreja. ¿A que no sabiais que 'Von Ga' no tenia una oreja?- Todos jadeamos, actuando sorprendidos.

Una pareja mayor se paró a ver el puesto, señalando uno de los cuadros. Era una pareja elegante, con relojes y joyas brillantes y llamativas.

- Hola, Mariam. ¿Cómo estás?- Juanjo le sonrió con familiaridad.

- Bien, Juanjo, cariño. Ya sabes, la compra del mes. El fin de semana pasado vi un cuadro que me gustó mucho. El de las flores rosas. ¿No lo tendrás por ahí guardado para mí, verdad?

Cuando Martin giro a ver la respuesta de Juanjo vio ilusión en sus ojos, como cuando alguien encuentra esa aguja en el pajar, o agua en el desierto.

- Claro que lo tengo, Mariam. Dame un segundo, que lo voy a coger del coche.- Juanjo corrió las llaves, y cuando iba a salir del puesto se quedó quieto, mirando a Leo. Miro el cielo, no paraba de llover y luego dirigió su mirada a Martin y Ruslana. - ¿Os podéis quedar un segundo aquí, con Leo, por favor? Lo voy a hacer superrápido, y os dejo marchar, que os estoy molestando ya mucho.- Se mordió el labio, de nuevo con las mejillas rojas.

- Claro, Juanjo. No es ningún problema, que no tenemos prisa.- Ruslana miro a Martin como si estuviera loco, pero el más joven solo vio la sonrisa de Juanjo en modo de agradecimiento. 

Por alguna razón Martin sentía la necesidad de demostrar a Juanjo que él sí podía merecer ser parte del grupo, que él era suficiente. Puede que toda esa necesidad naciese por la inseguridad que ya era parte de él desde hace meses o de experiencias pasadas. El pasado hace mucho daño, incluso en el presente.

- Me habéis caído bien. Me gusta que Juanjo tenga más amigos. No sale mucho con sus amiguitos.- El niño rascó su mejilla y les sonrió.

Martin no se esperaba eso, tampoco sabía cómo interpretarlo. Por lo que había escuchado las veces que salió con gente del círculo de Juanjo, el chico era un fiestero olímpico, alguien que nunca rechazaba una noche de fiesta y siempre era protagonista de las mejores anécdotas. No le dio tiempo de preguntar por qué Juanjo llegó corriendo con el cuadro cubierto bajo un brazo.

- Como está el percal, madre mía.- Río, inconsciente de como Martin lo analizaba.

Cuando Martin bajo la mirada al cuadro que tenía entre las manos, ya descubierto, se quedó sin palabras.

Era una mezcla de colores espectacular. Martin no sabía de arte, pero sabía que la pieza que estaba mirando con mucha atención lo era. Nunca había visto algo parecido. Era sin duda alguna, el ejemplo perfecto de algo que solo alguien con mucho talento y experiencia podría crear.

Ruslana y la pareja que compraría el cuadro también lucían impresionados. Con los ojos analizando una y otra vez la pintura. Y el pequeño Leo cruzaba los brazos luciendo orgulloso y chulo.

- ¿A que es increíble?- Chillo emocionado.

- Lo es.- Ruslana dijo. Y que Ruslana aceptase eso frente a Juanjo era mucho.

Juanjo se puso Rojo y comenzó a ponerle la funda al cuadro después de que la elegante mujer le confirmase que ese era el cuadro que buscaba.

- Bien, entonces serían 35, cariño.

- ¿35? ¿Quién crees que soy, Juan Jose?- La mujer se llevó la mano al pecho alterada. - Ya basta con esos precios, chico. Que me los pones en una galería de arte y te los compro de la misma forma.

- Apenas los vendo a este precio, Mariam, como para subir el precio estoy. Y además, tú te mereces una oferta que eres mi más fiel compradora.

Martin estaba confundido por una cosa en concreto. El Juanjo que había conocido las anteriores veces era tan diferente al de esa mañana. No se parecían en nada. Era casi impresionante.

El Juanjo con el que había compartido cama (y un poco más) era chulo, orgulloso, egocéntrico e incluso un poquito tirano. Sin embargo, el Juanjo que discutía con aquella señora el precio de un cuadro que él mismo había hecho era humilde y no paraba de hacer que Martin quisiera pedirle perdón, aunque el daño lo hubiese recibido él.

- Toma esto, y dame ese cuadro que ahora es mío. Y no me des cambio que no lo voy a aceptar, cariño.- La mujer colocó su bolso en el hombro y le ofreció dos billetes de cincuenta. Juanjo jadeo impresionado, y aunque Martin viese como de ilusionado estaba, también vio como negaba con la cabeza una y otra vez.

- Vamos, Mariam, no me hagas esto. Que ya lo hemos vivido varias veces, y siempre acabo, sintiéndome horrible.

- Pues entonces acéptalo, y se acabó. Adiós, Leo, y adiós muchachos.- La mujer se giró, dando la espalda, y con el marido despidiéndose sonriente se marchó.

- Es muy maja Mariam.- Leo susurro para si mismo, sin acabar de entender la conversación que acababan de tener.

- Lo es, Leo. Es maravillosa.- Juanjo le despeinó el pelo, dejándole un beso en la cabeza y guardando el dinero en una caja de metal.

Martin sintió como Ruslana tiraba de la parte de abajo de su chaqueta e inclinaba su cabeza para irse, y Martin se dio cuenta de que ya habían alargado el encuentro más de lo debido.

- Bueno, nosotros vamos tirando que todavía tenemos que comer.

Juanjo se giró, sonriendo y dejando ver un hoyuelo.

- Claro, chicos. Pues ya nos veremos.

- Adiós, amigos.- Leo se despidió sacudiendo su mano.

Se comenzaron a alejar y mientras más pasos daba con más intensidad se repetía una pregunta: ¿Quién era Juanjo?

¿Cómo era posible que actuase de dos formas tan diferentes?

Por alguna razón una conversación que duró 10 minutos pudo cambiar la perspectiva en la que Martin veía a Juanjo totalmente.

El único problema es que Martin ya no sabe en qué perspectiva mirarlo.












Cada vez tardo mas... LO SIENTO. Pensaba que como tenia mas tiempo libre escribiría mas, pero parece ser que mi cerebro conecta tiempo libre con siesta y fiesta jajajaj.

De todas formas mañana puede que escriba el noveno porque hoy se me ha echo un poco truño el capítulo. El único problem es que no se que como dirigir la historia por donde quiero sin q acabe en una mierda dé desarrollo.

Ya lo resolveré!!!

¿Que creéis sobre el cambio de opinión de Martin? ¿QUE CREEIS DE JUANJO?

Y sobretodo, ¿Qué os esta pareciendo la historia? Ser sinceros porfavor amores míos.

Continue lendo

Você também vai gostar

200K 10.8K 99
Segunda parte de One Shots - Selección Mexicana La primera parte se encuentra en mi perfil más de 100 One Shots Pequeñas historia de tus futbolistas...
1.5M 134K 41
¡Está historia ya no está disponible para su adaptación!. →Dónde Jungkook es el padrastro de Jimin y descubre que Jimin tiene OnlyFans← - Quiero que...
71.3K 3.8K 51
Juanjo Bona y Martin Urrutia se conocen en el casting de Operación Triunfo, ¿Dónde les llevará la experiencia?// Historia de los agapornis, lo mas fi...