La Habitación 428.

By TBOL22

1.2K 147 54

-Lena. - Su voz salió casi como un hilo; no podía soportar que me mirase y que me hablase de esa manera, como... More

Capítulo 2. - No me olvides.
Capítulo 3 - Romperme más. (De Lena para Kara)
Capítulo 4.- Si pudiera.
Capítulo 5. - A-Dios.

Capítulo 1. - ¿Por qué él?

384 38 15
By TBOL22

Lena.18 de marzo de 2024.

Verla, era lo único que podía hacer en ese momento cuando al parecer todos los ojos se habían puesto en mi y estaban desesperados por encontrar una respuesta definitiva. Cada uno de los rostros en esa habitación tenía su propio mar de pensamientos adentro, el que más me preocupaba el ese azul torturado y lleno de dolor; más allá, había dos miradas curiosas que solo buscaban una verdad.

—Lena, ¿qué pasó con Kara en la habitación 428? — Preguntó Alex con un tono afable. — No es que desconfiemos de ti, pero ella sigue siendo un agente del estado. — La directora dio una mirada renuente a la persona a su lado. — Pese a que su identidad ya es de conocimiento público y que no hay mucho que ocultar con respecto a esto, nosotros debemos reportar cualquier tipo de incidente.

Mis ojos fueron a ella, encontrándome de inmediato con esa mirada repleta de añoranza, quizás con matices de odio, con cierto toque de dolor; no podía definirlo, era una tormenta que no dejaba de arremolinarse.

—Lena. — Su voz salió casi como un hilo; no podía soportar que me mirase y que me hablase de esa manera, como... como si le doliera. — Lena, por favor. — Suplicó en un tono cauteloso. — ¿Qué pasó en la habitación 428? — La vi tomar un suspiro tembloroso, cerrando los ojos en ese intento por borrar algo. — ¿Qué te hice, Lee?

Ella no recordaba, lo por esa tortura constante en sus ojos y en la súplica de sus palabras; Kara no recordaba nada y yo no iba a destruirla de esa manera.

—No me hiciste nada. — Corté ese torrente de pensamientos destructivos, tragándome el nudo que se formaba en mi garganta. — No pasó nada en esa habitación. — Kara me miró con confusión. — Estabas extrañamente enojada y un tanto insoportable, te tuve que escuchar durante varias horas decir que a veces te sentías atrapada en un mundo que parecía querer tomar mucho de ti. — Deseaba salir de acá, deseaba correr para dejar de sentir que algo se estaba tambaleando. — Luego dijiste estar cansada y dormiste. — Las tres personas frente a mi abrieron la boca, quizás sin creer por completo lo que había o completamente sorprendidos. — ¿Tengo que firmar mi declaración, Alex? — La Danvers mayor asintió, extendiéndome un papel de la transcripción inmediata del dispositivo que había construido para la DEO. — Perfecto, tengo que irme.

Apenas firmé comencé a reunir mis cosas, sin importar que ninguno de los presentes hubiese dado realmente la autorización para irme; no podía estar ahí, me estaba sofocando bajo la mirada triste de la rubia.

—Lena. — La escuché a mis espaldas. — Lena, espera.

—Lo siento, es que... — La mano de Kara se prendó de mi brazo y me giró con rapidez, logrando desestabilizarme en el acto y casi cayendo sobre su pecho. — Alastor.

La vi tragar duro. — ¿Dijiste la verdad? — Preguntó rápidamente. — Sé que aún hay cosas que te hacen dudar, pero esto me está matando, siento que algo falta, que algo me falta.

—No pasó nada. — No podía hacerle daño de esa manera, a cualquier a menos a ella. — Deja de torturarte, Kara, también puedes caer de vez en cuando.

Su mano se aflojó suavemente, lo suficiente como para darme vueltas y comenzar a caminar sin detenerme. Caminé completamente perdida, sin importar cuanto ardieran las piernas o cuanto se quejarán mis pulmones por la falta de aire, solo caminé hasta que no supe de mi misma y me encontré frente al hotel en que se hospedaba Alastor.

No dudé en tocar la puerta, sin saber realmente que decir o que decisión tomar; por un instante incluso pedí que la vida me diera un segundo más y que él no estuviera en la habitación. Sin embargo, la puerta se abrió.

—¿Lena? — Cuestionó el hombre notoriamente sorprendido. — Yo... yo pensé que no querías verme hasta... — De inmediato su sonrisa apareció, una sonrisa sincera, sin miedos y sin restricciones. — Me alegra verte, ya te extrañaba.

Él me quería, me quiso desde que me vio y nunca tuvo una pared de frente que lo hacía chocar y retroceder constantemente; Alastor tomaba mi mano y simplemente caminaba hacia adelante, no era como Kara que constantemente chocaba con una pared que la impulsaba 10 pasos más atrás, rompiendo mi corazón en el camino.

—Acepto. — Dije sin pensar.

La sonrisa de él se ensanchó. — ¿Qué has dicho?

—Quiero ir contigo a Irlanda. — Dije con convicción. — Puedo dejar a Jess a cargo de la sede de la fundación y yo mudar la casa central a Ashford. — Cada palabra hacía que las mejillas del hombre frente a mi se sonrojaran y la sonrisa se ensanchara. — Solo dame 3 meses para ver lo del traslado y podemos...

Antes de terminar uno de sus brazos se prendó a mi cintura y la otra apresó mi nuca, dándome el preludio de un beso entregado, con él suspirando de felicidad contra mis labios. Mientras lo besaba, sentía que alguien me miraba, sentía que algo me quemaba lento, pero lo ignoré para abrazarme a Alastor.

Me dije a mi misma que merecía ser feliz, que en algún punto podría enamorarme de Alastor tanto como lo estaba de Kara, para por fin poder extirparla de mi corazón y darle la tranquilidad que se merecía.

Me iría una vez más a Irlanda y empezaría de cero.

15 de marzo de 2024, 22:47horas.

Una vez más vi los mensajes que me tenía frente a mis ojos, aún un poco temerosa de lo que podía encontrar.

Kara

Lena, necesito que vengas.

Te necesito.

Estoy en el Hotel de Metropolitano.

¿Qué te ha pasado?

¿Qué necesitas?

Lena, por favor.

Ven.

Te necesito.

Llego en 10 minutos.

¿En qué parte del hotel estás?

Habitación 428.

La recepcionista sabe quien eres.

Dejaré la puerta abierta.

Apresúrate.

No entendía las razones por las que Kara me citaría a este lugar, quizás estaba demasiado herida y no había podido llegar a su casa, o quizás había roto algo y necesitaba ayuda financiera. Podría estarse desangrando, y yo la única información que tenía era que estaba en la habitación 428, en el Hotel Metropolitano.

Por primera vez no había esperado a mi conductor, simplemente había tomado el carro y había conducido lo más rápido posible para poder ir al encuentro de esa mujer que pese a todos los esfuerzos, me quitaba el sueño.

Ella tenía la razón, la recepcionista apenas me miró, dándome pase libre para aventurarme directamente hacia las habitaciones. Conocía este hotel, en algún punto me había hospedado aquí, así que conocía la sistemática de las habitaciones, demorándome apenas dos minutos encontrar la puerta de la que me había indicado Kara.

Con el corazón en la mano empujé suavemente la puerta, encontrándome una gran estancia vacía, con apenas iluminación, las persianas abajo y un silencio casi gélido. Esto no era bueno.

—¿Kara? — Llamé adentrándome, buscándola con la mirada pero ella no estaba aquí. — ¿Cariño? ¿Dónde estás? — Ni siquiera un sonido que me advirtiera donde estaba, dejándome con el corazón en la mano una vez más. — Kara, me estás asustando.

Di un par de pasos más adentro de la habitación, esperando encontrar algún indicio de su paradero, pero antes de encontrarlo, la puerta se cerró de súbito y el cuerpo de la mujer que se habría propuesto a robarme los suspiros emergió de la oscuridad.

Kara estaba de pie tras la puerta, mirándome. — Llegaste. — Musitó recargada contra la pared. — Dijiste 10 minutos.

—¿Qué ha pasado? — Quise buscar algún indicio de heridas o alguna mueca de dolor. — ¡Kara! ¿¡Te han herido!?

Sus ojos parecían tener fuego en ese momento. — ¿Ahora te preocupas por mí? — Su gesto se torció y una sonrisa emergió. — Yo pensé que únicamente te preocupaba él. — Intenté seguir la corriente de todas las pistas para encontrar una explicación lógica. — Últimamente estás con Alastor a toda hora. — Un paso más cerca me dejó detallar el ceño fruncido y los ojos llenos de enojo. — Lo besas frente a mí, como si lo amaras, como si fuese tu vida entera.

—¿Por qué me citaste a aquí?

Ella solo dio un paso más y se quedó ahí. — Porque aquí es donde debes estar.

—¿¡Qué mierda tienes en la cabeza!? — Vociferé sin poder contenerme. — Pensé que te había pasado algo, imbécil.

—¿Tengo que estar muriéndome para que te quieras separar de él? — Lanzó ácidamente. — Porque soy capaz de hacerlo, soy capaz de ponerme kriptonita en el pecho para que despegues de ese...

—¿Esto es un ataque de celos? — Le cuestioné casi sin poder contenerlo. — Lena, es mi novio, es normal que quiera estar con él en algún punto, pero eso no significa que te he olvidado. — Las facciones de Kara no hacían más que endurecerse, de volverse llenas de rabia. — Pero Alastor viene conmigo, quiere conocer la ciudad y también...

—¿¡Qué no entiendes que no quiero verte con él!? — Kara lanzó un alarido casi animal, tomando mis caderas con fuerza. — Me da nauseas ver como te besa, me enerva saber que duermes con él. — Los pasos de esa rubia embravecida me hacía retroceder, aunque no había manera de que poner una distancia prudente con ella; cada segundo que pasaba ella parecía estarme sofocando con su presencia. — ¿¡Por qué tienes que estar con él!? ¿¡Por qué lo eliges a él!?

Estaba cegada por los celos. — Ni siquiera lo conoces.

—Y no quiero conocerlo.

—Estás fuera de lugar. — Intenté alejarla, tomando fuertemente sus hombros para apartarla. — Y me estás asustando, así que te voy a pedir que me sueltes y te alejes. — No me hizo caso, solo dio un paso más dejándome pegada a la pared. — No sé si estás borracha o drogada, pero voy no me vas a buscar hasta que te calmes. — Intenté tirar una vez más, pero parecía una pared de roca frente a mis ojos. — Kara, que me dejes...

—¿Te vas a ir con él? — Esta mujer del demonio me estaba confundiendo. — ¿Lo prefieres a él antes que a mí?

—No se trata de preferir, es cosa de que él es mi novio y tu eres mi mejor amiga. — Intenté separarla, esta vez poniendo las manos sobre su vientre para empujarla, pero obtuve el mismo resultado. — Son dos personas diferente.

—¡No! — Gritó. — Porque no deberías estar con Alastor, él no debería estar aquí.

—¿¡Entonces quien!?

Una mano se posó a la altura de mi cabeza, haciendo añicos la pared. — Yo. — La otra mano rodeó mi cintura, estrechándome contra su cuerpo sin ninguna contemplación. — Yo soy con quien debes estar, no con ese insulso humano. — Sus labios rozaron los míos, electrizando cada parte de mi cuerpo, volviéndome gelatina. — Tienes a una diosa a tus pies y nuca me has mirado. — El corazón se me detuvo por un segundo, intentando procesar cada palabra que soltaba, intentando descifrar si esto era un sueño o ya me había desquiciado. — No pienso perder lo que me pertenece ante alguien que no me llega ni a los talones, Lena, voy a tomar lo que es mío y no pienso pedir permiso para hacerlo.

Antes de que pudiese salir de ese estupor los labios calientes se estrellaron con fuerza contra los míos, robándome completamente el aliento en ese instante. Los labios de la rubia me devoraron y su lengua furiosa se apoderaba de cada suspiro; las manos de ella eran algo diferente, una se aferraba a mi nuca para empujar hacia ella, evitándome la huida a toda costa, mientras que la otra apretaba con fuerza mi trasero para mantenerme completamente pegada a su cuerpo.

El salvajismo de la situación me hizo comprender que algo dentro de ella se había roto, esa pared que le llevaba a chocar y retroceder se había caído por completo para dar rienda suelta a su deseo más profundo y oscuro. Había ardido en celos hoy cuando Alastor llegó conmigo a la reunión de la mano, cuando lo había presentado como mi novio luego del retorno.

Y yo la había amado tantos años, la había amado tan dolorosamente en silencio, esperando a que un día dejase de retroceder, dejase de chocar como si fuese un pájaro ciego y simplemente entregarse. No me pude resistir, no pude simplemente dejarme manipular, sino que rodeé su cuello con los brazos y le devolví el beso con las mismas ganas.

Sentía las manos subiendo por mi espalda, tanteando sobre el abrigo como si fuese algo desconocido que ella jamás había tocado, quizás como si fuese una niña inocente recién salida al mundo. Sin embargo, pronto comprendí que la única inocente era yo, porque lo único que estaba haciendo era buscar una costura para rasgar la prenda y retirarla de mi cuerpo.

—Te voy a hacer mía. — Farfulló sobre mis labios, buscando desesperadamente alguna costura de la blusa. — Te haré...

—No la rompas. — Pedí jadeando. — Puedo sacarla.

Apenas levanté las manos, ella tomó mi muñeca. — No te atrevas. — Advirtió con una sonrisa arrogante. — La única persona que tiene permitido quitarte la ropa, soy yo. — Su brazo me rodeó y sin ningún tipo de esfuerzo me alzó para instarme a rodear su cintura con las piernas. — Nadie, absolutamente nadie te puede tocar.

Entre besos me llevó a la cama, mientras esas manos expertas hacían lo que querían con mi cuerpo, desprendiendo los botones de la blusa y desapareciéndola con tanta rapidez, que para cuando se sentó sobre la cama, toda la ropa superior había desaparecido. Las cálidas manos de la rubia me causaron escalofríos cuando se posaron a la altura de mis costillas, rozando suavemente la parte externa de mis senos.

Sus ojos se perdieron en mis pechos y los suspiros escaparon. — He soñado tantas noches con sabor. — Suspiró. — Por fin puedo tenerla entre mis manos.

Antes de que pudiese tejer una coherencia en mis ideas, la rubia tomó mi pezón izquierdo, mientras su mano abarcó todo mi pecho derecho, gimiendo con devoción cuando apenas tomaba el primer bocado. Los dientes de la superheroína se clavaron en mi pezón, para luego ser consolado con un lametón y una succión furiosa, mientras esa mano tanteaba el porte, el ajuste de su mano y cuanto podía abarcar.

Los gemidos de Kara eran exóticos, eran entregados. La punta de su lengua comenzó a tejer un camino húmedo entre mis pechos, hasta lograr encontrar el otro pezón para darle la misma atención, porque claramente esa rubia no sería egoísta o injusta de ningún modo, siempre tendría que dar igualdad.

—Son perfectos. — La escuché gemir.

—¿Qué? — Lancé un suspiro al sentir una mordida tentativa. — ¡Dios!

—Así es, cielo. — Lanzó con arrogancia, hundiendo la cara en mi cuello para dar besos a boca a abierta. — Soy tu diosa y tu eres mía. — Una succión suave me hizo pensar que ella solo quería dejar una marca que todos vieran, deseando dar un grito de pertenencia. — Debes entregarte a mi sin restricciones.

Kara parecía desesperada, pues terminó de susurrar esas divagaciones posesivas tomó mis caderas y sin delicadeza me tomó de las caderas para arrojarme a la cama, medio desnuda y completamente jadeante. Ella parecía impoluta, sin ningún cabello fuera de lugar y tan bonita como siempre.

La vi desprenderse de la blusa, acechándome como si yo fuese una pequeña cervatilla a punto de ser devorado por una pantera, rodeándome y tanteando mis reacciones, relamiéndose por lo que venía. Las manos ávidas de deseo subieron por mis piernas, recorriendo los muslos y perdiéndose bajo mi falda como una especie de aviso antes de que sus dedos se enrollaran en mis bragas y las rompieran.

—Te voy a hacer correrte. — Sentenció. — Y eso lo haré antes de desnudarte. — La mano de Kara se aferró a mi falda y sin ninguna contemplación la enrolló hacia arriba, dejándome expuesta. — Y tu me vas a ver, porque necesito que veas quien fue la que te hizo quebrarte de placer.

Comprendí que era una muñeca en sus brazos cuando apenas pude medio acomodarme antes de que sus manos tomaran mis muslos y los pusieran sobre sus hombros, con una última mirada furiosa se estrelló contra mi clítoris, succionando fuerte.

No tuve oportunidad de reaccionar antes de que su lengua comenzara a vibrar contra mi clítoris de una manera inhumana, disfrutando de las contorciones de mi propio cuerpo al intentar encontrar razón a esas sensaciones abrumadoras que me estaba atravesando de pies a cabeza.

Quise encontrar algún punto de anclaje, aferrándome con fuerza a su cabello, intentando desesperadamente de separarla para tener un respiro, pero lo único que obtenía era un vibrar más fuerte de su lengua y un gruñido descontento.

—Si vuelves a intentar quitarme mi premio. — Gruñó con los labios rozando mi clítoris. — El maldito dildo que tengo guardado para más adelante terminaría metido hasta las bolas en tu culo, Lena.

—Yo... yo...

Sus hábiles manos volvieron a hacer de las suyas, apresándolas sobre mi vientre, utilizando la otra para subir la falda lo más que podía y dar una lamida tentativa. Sus ojos exudaban posesión y me advertían que un juego más me traería severos castigos.

—Tú me perteneces.

Su lengua volvió a vibrar sobre mi clítoris, esta vez conmigo a su merced sin tener opción a para oponerme a su implacable caricia; sus ojos me miraban con mi fuese una presa y la malicia completa apareció en el momento que comprendió que la falda ya estaba lo suficientemente arruinada como para quedarse enrollada en mis caderas.

Podía sentirla sonriendo con malicia, podía sentirla mirarme con malicia, hasta que comprendí porque lo hacía, porque mientras su lengua me estimulaba tan furiosamente, sus dedos sondeaban hasta penetrarme sin compasión con dos dedos, golpeándome con tanta seguridad que casi me volví mantequilla en ese momento.

—Mírame. — Me separó mínimamente cuando la presión del bajo vientre se volvió casi insostenible. — Mírame, Lena. — Un tercer dedo entró en mí, encorvándose para arrancarme los suspiros. — Mírame mientras te corres. — Ordenó dando lametones tentativos que me arrastraban hasta la locura. — Quiero que sepas quien te está haciendo eso.

—Kara, por favor. — Supliqué sin saber qué.

Ella succionó fuerte. — Quiero que te quede claro a quien perteneces. — Esta vez sus dedos penetrándome con fuerza, combinado con su lengua desesperada acariciándome suavemente para desarmarme. — Grítalo, Lena, grita a quien perteneces.

Algo dentro de mi ese rompió, mi cuerpo completo tembló mientras Kara bebía de mi y sus dedos entraban furiosamente con el deseo de romperme.

—Kara. — Grité montando el clímax con total entrega.

Me quedé volando en un clímax avasallador que apenas soporté, sintiéndome casi de trapo mientras los pies básicamente se me caían sin poder mantenerme en absoluto la firmeza de mis miembros. Sentía que Kara me retiraba la falda y movía algo más, pero no era capaz de reunir las fuerzas para mirarla, estaba agotada.

—Aún no he terminado contigo.

Cuando sentí que su cuerpo se posicionaba caliente y desnudo sobre el mío, supe que no había manera de resistir a esa hambre voraz que parecía tener.

16 de marzo de 2024, 07:32horas.

El cuerpo me dolía, tenía las extremidades dormidas y el hecho de que Kara estuviera casi sobre mi cuerpo no ayudaba a que la circulación volviese a tomar su curso.

Los recuerdos de la noche anterior llegaron de súbito, obligándome a abrir los ojos pese a que no tenía energías, encontrándome de lleno con el costado del rostro de Kara, un perfil lleno de venas rojas que me arrojaron de cabeza al infierno.

Kara estaba bajo los efectos de la kriptonita roja, no había sido porque deseara. Estaba intoxicada.

El corazón se me tambaleó, y sin esperar más reuní mi ropa, incluso las bragas rotas y me largué.

Kara no tenía porque cargar con esto.

Kara.19 de marzo, 2024.

—Te voy a hacer correrte. — Sentencié sin piedad. — Y eso lo haré antes de desnudarte. —Su falda estaba enrollada en mi mano, dejando su vagina expuesta frente a mis ojos. — Y tu me vas a ver, porque necesito que veas quien fue la que te hizo quebrarte de placer.

Desperté de pronto, encontrándome perdida en el techo de mi apartamento, sudando frío.

Lena, ella me había mentido. El olor insistente a ella ese día en la mañana, la sensación absurda de satisfacción, los mensajes y la advertencia de la recepcionista de que ella se había ido apresurada; eran demasiados factores para ignorarlos.

Había pasado más de lo que decía en la habitación 428.

N/A: ¿Qué les pareció? ¿La seguimos?

Continue Reading

You'll Also Like

68.8K 3.8K 23
_______ es una chica no muy popular. molestada y ofendida por su apariencia, ella cre que nunca la trataran bien ni mucho menos la amaran, pero eso e...
12.5K 587 9
no soy bueno poniendo descripcion solo entra y disfruto xd Este fic es 100% original mio y no permito copias sin mi permiso esto contiene lemon
6.7K 806 31
Sunoo es un chico muy inteligente y dulce siempre sobresalía en todo tenía una belleza impresionante y por eso y más era bastante conocido en su escu...
18.8K 814 20
Naruto es el que salvará el mundo ninja. Pero teme todo lo que tenga que ver con ellos; los ninjas harán lo que sea necesario para curar sus cicatric...