Cecilia frunció el ceño, los demonios se ataban a comportarse extraños.
Solo la peli morada podía estar cerca de Akaza el único que al parecer la protegía de los demás.
Cecilia comprendió algo todo lo que había hecho bajo su propio egoísmo estaba comenzando a trabajar en su contra.
La oji azul sintió un escalofrío,como si las lunas demoníacas estuvieran observándola.
Cecilia suspiró profundamente, la idea la estaba alertando.
Cecilia negó un par de veces, imposible que las lunas quisieran lastimarla.
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Cecilia no es consciente de la mirada fogosa de Douma,el cual solo podía observar ese cuerpo virginal y esos labios tan apetitosos.
Douma reprimía el deseo de llevarse a Celia y además todos los demás notaron la incomodidad de la chica.
Eso solo significa una cosa; ella de está dando cuenta que no son lo que parecen y que tienen pensamientos peligrosos hacia ella.
Douma río lijeramente y sus ojos de encuentran con una mirada traviesa.
- solo es cuestión de tiempo para que todos podamos probarte Cecilia-dono ~-
Murmuró Douma.
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Cecilia retrocedió asustada unos pasos hacia atrás, los ojos de kokushibou no dejaban de observarla.
[ Todo es una broma y..... ¡ Mi sobrina! ]
Pensó Cecilia.
Las palabras de la niña se hicieron claras, son demonios sádicos,es lógico que ellos sean así.
Cecilia después de mucho tiempo se dio cuenta que estaba en verdadero peligro.
Kokushibou sujeto fuertemente los cabellos largos morados.
Lágrimas lograron salir de los ojos de Cecilia.
Un grito llamo la atención de ambos
- ¡ Primera creciente sueltala!-
Exclamó Akaza.
Cecilia en el fondo agradecio a su salvador.