No leer si no leyó "Albus Potter y la maldición de los Potter".
El one shot estará dividido en 2 capítulos y a su vez en saltos del tiempo. El primero transcurre en el año elipsado entre el final de la historia de Amelie y su epílogo. El segundo tiene una primera parte 6 meses después de este último relato y una segunda y tercera que ocurren simultáneos a los primeros capítulos de la historia de Albus.
No desesperen, no mezclo muchos hechos ni muchos personajes. Pasaron como 5 años desde la última vez que publiqué. Me quedó esta historia esperando ser leída alguna vez.
Personajes:
Lysander Scamander: Gryffindor. Durante esta historia está cursando su quinto año en Hogwarts. En la segunda parte, ingresa a sexto. Hijo de Luna Lovegood y Rufus Scamander. Gemelo de Lorcan. Es relator de los partidos de Quidditch al estilo Lee Jordan.
Lorcan Scamander: igual a su gemelo. Enamorado de Lily. Esta historia comienza al ingreso escolar de su quinto año. A finales de cuarto, ocurre el capítulo "Tercera, la vencida" del libro de Amelie donde besa a Lily y Amelie los interrumpe. Es cazador del equipo de Quidditch.
Lily Luna Potter: bueno no voy a hablar de su familia. Gryffindor. En esta historia está cursando su cuarto año, en la segunda parte estará en quinto año. Es decir, es un año menor a los gemelos. Es buscadora del equipo de Quidditch.
Nathaniel Abercrombie: Gryffindor. Golpeador del equipo. Tiene la misma edad que Lily: está cursando cuarto año y en la segunda parte estará en quinto. No sale mucho en las demás historias, conocerán más de él en este one-shot.
Hugo Weasley: hijo de Ron y Hermione. Gryffindor. Guardián del equipo y es nombrado capitán cuando James deja la escuela. Misma edad que Lily: está cursando cuarto año y en la segunda parte estará en quinto.
Juliette Tate: mejor amiga de Lily. Gryffindor. Misma edad que Lily.
Ives y Elliot Peyton: Ravenclaw. Misma edad que Lily. Hermanos de Paris Peyton.
No son importantes pero se nombran todos los Weasley y Potter. Por las dudas, les recuerdo que:
Paris Peyton es la coprotagonista de la historia de Albus (sí, terminan juntos)
Amelie Moore la coprotagonista del libro de James Sirius (sí, terminan juntos, me gustan los finales felices).
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UNA HISTORIA DE AMISTAD
—¿Acaso no me vas a acompañar?
—¿A dónde vas? ¿Te aceptaron en el zoológico?
Su hermano estaba parado frente suyo. Sus ojos azules estaban hundidos en círculos negros de oso panda que penosamente había tratado de cubrir con magia. No era exactamente hábil en los encantamientos de belleza.
—¡Son las pruebas de Quidditch! ¡Cómo puede ser que...
De un segundo a otro, enmudeció. Sus labios estaban sellados entre sí y su cabello rubio siempre despeinado caía sobre su frente en su intento desesperado por romper el hechizo. Le iba a ser imposible, no había encantamientos silenciadores más poderosos que los de Madame Pince.
—Lo siento, profesora —musitó Lysander, apenado—. Ya me lo llevo.
Con sus lentes en la punta de la nariz, la anciana los siguió con la vista hasta que se aseguró de que no rompieran con su religioso silencio de la biblioteca y con un movimiento de varita ordenó la impresión de un cartel con la cara de Lorcan Scamander y un "PROHIBIDO" lo suficientemente en grande y en rojo para colgar en la puerta de entrada.
Lysander amaba a su hermano. A veces le costaba seguirle el ritmo porque Lorcan era un adolescente de 15 años adicto a los azúcares, el deporte y a perseguir a Lily Potter por donde sea que la perciba (aunque, pensándolo bien, puede que aquello también se considerara deporte). Amaba acompañarlo y no había persona en el mundo que lo hiciera reír más, todavía con sus bromas pesadas rozando el mal gusto, pero de vez en cuando era consciente de que su cabello siempre pulcro y arreglado no estaba hecho para los mismos trotes.
No fue hasta que llegaron a los jardines, todavía con los recurrentes saltos estruendosos de su gemelo para llamar la atención, que Lysander tomó finalmente la decisión de revertir el hechizo.
—¡Ahora entiendo por qué te llevas con esa vieja loca! —chilló Lorcan, casi tropezando con su túnica de Quidditch en su intento de caminar al revés y no perder a su hermano de vista—. Todo esto desde que llevas esa insignia.
Con desprecio, terminó sus reclamos señalando a la P escarlata y bronce que orgullosamente llevaba al pecho. Lysander no tenía tiempo nuevamente para sus idioteces. Demasiado trabajo le llevaba ya el tener que hacer la vista gorda con todas las faltas que cometía Lorcan. Poco se había creído que Minerva McGonagall le hubiera concedido el trabajo de prefecto teniendo al lado a este engendro con el que ya le había tocado compartir útero hace 15 años.
—Sh, Lorcan, respeta a los mayores.
—Todos sabemos que yo nací primero, no por nada soy más lindo.
—¿Y se puede saber por qué tanta emoción por las pruebas?
Bajando la colina, nuevamente de un salto, Lorcan volvió a caminar de espaldas para observarlo con una sonrisa gigantesca.
—¡Lily! —chilló, como si fuera obvio. Lo era.
—¿Qué Lily? Yo no conozco ninguna Lily.
—Ja, ja, muy gracioso —refunfuñó Lorcan, intentando no molestarse con la petulante sonrisa que se extendía en el rostro de su hermano—. Hace 9 días y 16 horas exactamente desde que empezamos quinto año y... ¡Todavía no me dirigió la palabra!
—¿Y te comportaste como te lo sugerí?
—Obvio, bro —confirmó, tan rápido como un mentiroso.
Lysander le había sugerido que moderara su intensidad. No quería realmente que su hermano cambiara su personalidad, pero sí que al menos intentara que su lado idiota no se apoderara de todo su ser como siempre cuando Lily estaba cerca. Estaba seguro de que la pelirroja lo quería tal y como era, pero había que reconocerle que Lorcan podía llegar a rozar el límite del acoso cuando se lo proponía. Y Lily Luna Potter no era una persona que destacara especialmente por su paciencia.
—La cuestión es que va a volver a verme sobre una escoba —no hizo ningún esfuerzo en esconder el tono agudo y emocionado de su voz—. ¿Entiendes? No va a poder resistirse, inmediatamente va a recordar cuando ganamos el campeonato el año pasado y entonces... ¿Te había contado esa historia, cierto?
¿Que si se la había contado? Había escuchado la historia sobre su primer beso un aproximado de 2 veces al día durante todo el verano. Todavía cuando las cartas devueltas sin respuesta de Lily se iban acumulando en su mesita de noche, Lorcan le relataba la historia como si fuera un cuento de buenas noches: un campeonato ganado, subir hasta la torre de las mujeres en escoba como un héroe (Lysander creía que "acosador" era una palabra más apropiada), un par de abrazos emocionados y un beso interrumpido porque tenía segunda parte.
Las últimas noches de julio, Lysander ya había optado por ayudar a su madre con las redacciones de "El Quisquilloso" antes que volver a la habitación mientras su gemelo siguiera despierto.
—Solo hazme un favor, déjame que te retoque.
Lorcan estaba a punto de quejarse, pero Lysander fue más rápido y de una sacudida de varita, los rastros de insomnio de la cara de su hermano volvieron a su habitual palidez. No todos sabían hacer encantamientos de belleza, pero Lysander era un amante secreto de la perfección y ni Lorcan le iba a impedir saciar su TOC.
—Te quedaste despierto toda la noche pensando qué hacer, ¿cierto, Romeo?
No sabía cómo sonaban los gruñidos afirmativos, pero seguramente ese quejido de angustia de Lorcan era muy parecido.
—Muy bien, lo que yo digo que hagas ahora mismo es que te acerques tranquilamente y digas un simple "Hola, Lily" y la sonrisa con la que menos ganas le dé de partirte la cara. Si eres capaz de no... —pero no llegaron a pisar el campo de Quidditch que de un salto, Lorcan montó su escoba y a máxima velocidad salió disparado hacia Lily—. ¡Gracias por regalarme todo tu cerebro antes de nacer!
—¡HOLA, BOLITA DE MIEL!
Lily le arrancó la Quaffle a uno de los aspirantes y se la lanzó a la cara. Por suerte, tenía mala puntería.
—¡Aléjate si no quieres morir joven y feo!
Bueno, al menos le había hablado.
El equipo de Gryffindor había perdido a varios de sus integrantes al terminar el año. Habían quedado libres los puestos de golpeador de Ernie Abercrombie y Fred Weasley más dos de cazador: Amelie Moore y, lamentablemente, James Potter, posiblemente el mejor capitán que habían tenido en los últimos 50 años (aunque convenía no decírselo).
Así que allí estaba su amigo Hugo Weasley, sudoroso y tartamudo, intentando no mezclar sus palabras con los gritos de Lily y Lorcan de fondo:
—Así que... bueno, ýa saben lo que es el Quidditch, ¿no? O sea, el deporte este de acá de la escuela...
—¡¿Así es como tratas al amor de tu vida?!
—Los voy a dividir en grupos, necesitamos 5 cazadores...eh no digo...
A Lysander le dio tanta pena que yendo contra las reglas de comentarista parcial (bueno, no es como si alguna vez realmente lo fuera) se entrometió a ayudar a su amigo:
—¡Hola, hola! —relució su brillante sonrisa de dientes blancos, tan blanca como el semblante de Hugo cuando se quedó sin palabras frente a 20 chicos de Gryffindor que lo esperaban ansiosos—. Soy Lysander Scamander su maravilloso comentarista y les presento a Hugo Weasley —lo sacudió por los hombros a ver si así se le borraba la cara de tonto—, su fiel capitán esta temporada y quien los va a llevar a la victoria.
Como si de una publicidad se tratara, extendió aún más su sonrisa, esperando cualquier reacción del público. Uno tosió.
Mierda, era un público difícil.
Apreciando a todas aquellas caras detenidamente, se dio cuenta que apenas conocía a un par..., a excepción del único chico que parecía estar atendiéndolo con una pequeña sonrisilla de labios cerrados. Bueno, al menos alguien estaba conforme con sus palabras.
—Tenemos disponibles dos puestos de cazador y dos de golpeador —contó Hugo, finalmente armándose de valor y dando un paso al frente con el pecho inflado—, ahora voy a necesitar que se coloquen en dos filas: aspirantes a cazador a la derecha y de golpeador a la izquierda. Bien, claro, eso es...
Justo antes de que todos los alumnos pudieran terminar de enlistarse, un grito agudo e incesante se escuchó de fondo y terminó por distraerlos. Lorcan pavonéandose en su escoba, girando alrededor de Lily con un aguamenti de acción continua que la empapaba de pies a cabeza como si fuera una regadera. El cabello pelirrojo de Lily estaba adherido a su rostro y la varita se le había resbalado de las manos.
Lysander no entendía muy bien el concepto de romanticismo de su hermano y casi dio el mismo suspiro de frustración que Hugo ante la escena. Por supuesto que el suyo se debía a que sus más egocéntricos amigos no estaban colaborando con su primer día de capitanía.
—Bueno, aquellos de allá son la buscadora Lily y el cazador Lorcan —improvisó el rubio, tratando de idear la manera más rápida de salvar las pruebas y la estupidez de su hermano al mismo tiempo—. Esperemos que ya no se griten tanto para el día de su casamiento.
Escuchó una risita disimulada y dio vuelta rápidamente. Era el mismo chico que rió ante su otro malo chiste y que trataba penosamente no hacerse notar; ocupaba el tercer lugar de la fila de golpeadores, pero poco le importó a Lysander cuando se acercó a él y lo arrastró rápidamente de la fila tomándolo por el cuello de su buzo.
—Tú eres Nathaniel Abercrombie, ¿cierto?
—Sí —murmuró el Gryffindor con una mirada que era una mezcla de terror y desconcierto. Lysander quiso saber si le tenía miedo a él o al que hubiera sido arrastrado al frente del grupo. Pero entonces, el chico frunció el ceño y le dedicó una mirada de pocos amigos—. ¿Y cómo mierda sabes?
Bueno, definitivamente el miedo no era hacia él.
—Eres el hermano de Ernie, el antiguo golpeador.
Nathaniel asintió, todavía algo contrariado. Era bueno que Lysander fuera comentarista y conociera muy bien a todos los jugadores de cada equipo, porque era buena excusa decirle que conocía a su hermano antes que confesar que lo veía todas las tardes en la mesa de estudio de la biblioteca junto a la ventana. A la gente siempre le daba un poco de impresión su buena memoria.
Hugo a su lado, todavía no comprendía cuál era su plan, así que con una disimulada seña con su cabeza le indicó que acercara la caja de las bludger.
—Bien, Nathaniel, si realmente tienes madera de golpeador, en el momento en que Hugo suelte la bludger, le darás un golpe e intentarás voltear la varita de Lorcan, ¿está bien?
Lysander se alejó, repensando su idea. De esto podían resultar cosas muy buenas: que Hugo encontrara al golpeador ideal, que su hermano deje de hacer papelones frente a Lily y que esta estuviera lo suficientemente conforme con el golpe como para no tomar represalias.
Aunque también podrían resultar cosas muy malas, como que en menor medida le quebraran la muñeca a Lorcan (cosa que Madame Pomfrey arreglaría en un abrir y cerrar de ojos) o que fallaran, lo tumbaran de la escoba o le dieran un golpe en la cabeza tan fuerte que se le reseteara el cerebro... Alto, quizás eso último no resultara tan mala idea.
Para su sorpresa, Nathaniel Abercrombie cambió aquella actitud tan indecisa que tenía y se montó en la escoba como si hubiera nacido para ese reto. Tenía un pelo rubio cenizo repleto de rulos, lo suficientemente largo como para dificultarle levemente la vista pero lo suficientemente corto como para apreciar su mandíbula definida contrayéndose ante los nervios.
—Bueno, ¿preparado? —Hugo no esperó respuesta—. A la una, a las dos...
La bludger salió disparada como un vendaval, deleitándose con el sabor a la libertad si es que una pelota se puede deleitar. Sin embargo, poca atención pudo prestarle Lysander cuando vio cómo Nathaniel sin una pizca de vacilación, la alcanzó y flexionó sus bíceps para redirigirla de un seco y rudo golpe.
En ese momento, apreciando los músculos y la fuerza del muchacho, solo deseó que Lorcan no haya besado a alguna novia de Nathaniel en el pasado porque definitivamente iba a ser su fin.
—¡AAAAAAAAAA! ¡¿Es que quieren matarme?!
El grito rompe tímpanos de Lorcan fue de terror. La bludger atravesó peligrosamente el espacio entre sus brazos y su torso inclinado, la varita se le resbaló de la impresión. El golpe había sido tan limpio y bien calculado que no había heridos, diferente a lo que cualquiera podría creer.
Finalmente, Lily le dio un coscorrón en la cabeza a Lorcan y bajó en picada hacia el grupo para abrazar a Nathaniel.
—¡Eres mi héroe! ¡Podría casarme contigo! —lo apachurró como si fuera un oso de peluche y no se sabía si el chico estaba rojo por la falta de aire o de la vergüenza.
Al mismo tiempo, Lorcan descendió junto a Lysander, sin apartar la vista de la escena.
—Ya vamos —gruñó y por la capacidad telepática de gemelos, supo que le quiso decir que Nathaniel Abercrombie era el siguiente en su lista negra.
Lysander no se opuso. De todas formas, ya había conocido al nuevo golpeador del equipo.
(***)
Poca gente entendía por qué Lysander se llevaba tan bien con su ex. No había pasado tanto tiempo desde su ruptura, de hecho apenas se iban a cumplir 4 meses, pero él la idolatraba tanto que no creía poder separarse de ella. Tyra Collingwood había sido su novia por casi 2 años. Habían sido unos noviecitos tímidos a sus trece pero se entendían tan bien que no era ningún esfuerzo mantener su relación, aún después de terminada.
—¿Por qué no te inscribiste a las pruebas de Quidditch?
—No quiero que te vuelvas a enamorar de mí —bromeó, echando su cabello negro y esponjoso por encima del hombro—. Y porque estoy segura de que el Quidditch no me hará aprobar los TIMOS.
Era una lástima. Tyra era tan buena volando en escoba que lo había dejado maravillado más de una vez. Tenía una naturalidad admirable para cualquier movimiento que realizara, era tan increíblemente perfecta, delicada y sofisticada que su caligrafía cursiva era digna de ser enmarcada y cuando caminaba casi te parecía que lo hacía en puntillas de pie.
Ella le había enseñado los encantamientos de belleza y quizás por eso su oscura tez siempre parecía pulida... ¡Y encima era buena en el Quidditch! Lysander amaba el deporte, pero nunca había tenido ni una pizca de talento para practicarlo.
Secretamente, a veces deseaba ser un poco más como ella.
—¿Me puedes recordar por qué no estábamos juntos? —era una pregunta medio en broma medio en serio.
"No hay pasión" se había justificado Tyra cuando preguntó la primera vez. Lysander no sabía exactamente qué era ni cómo se sentía la pasión, pero tampoco se interesó en saber cómo es que ella lo sabía si supuestamente había sido su único y primer novio...
Pensó que quizás tenía razón. Estuvo un poco triste luego de la ruptura porque Tyra lo hacía sentir muy cómodo consigo mismo, pero la posibilidad de un engaño lo traía sin cuidado.
—Te quiero, Lys —respondió Tyra, tomándolo de las manos repentinamente seria—. Pero no lo suficiente como para soportar tener que darte todos mis apuntes de Transformaciones.
—Hablando de eso...
Su ex rió y justo cuando estaban llegando a la biblioteca se descolgó la mochila del hombro y le entregó los impecables apuntes enrollados con un moño de seda rosa.
—Gracias, eres la mejor —le dio un sonoro beso en la mejilla como despedida.
Desde que Teddy Lupin era profesor de Transformaciones, Lysander había dejado de ser prodigio en la materia. No sabía si en realidad el problema es que temía por su vida en cuanto su hermano tenía que transformar algo o si en realidad se debía a que lo irritaban los continuos suspiros de sus compañeras por el metamorfomago.
Apreció el cartel de prohibición a Lorcan en cuanto atravesó el umbral de la biblioteca. Madame Pince se había asegurado de elegir una foto que no lo favoreciera. Solo por las dudas, Lysander se aseguró de abrir ampliamente sus ojos marrones al saludarla solo para que no lo confundiera con su gemelo.
Y justo cuando estaba por apoyar sus libros en su mesa favorita, algo llamó su atención en la mesa que estaba al fondo, junto a la ventana.
—¿"El Quisquilloso"? ¿Qué te pareció el artículo de los heliópatas?
Nathaniel Abercrombie levantó la mirada de la revista totalmente desconcertado. Llevaba el cabello rubio cenizo recogido en una coleta y sus ojos eran tan oscuros que llamaban la atención por el contraste con sus cejas rubias. Tenía el aspecto de un estadounidense californiano y Lysander se preguntó si quizás era un adinerado con casa de verano en América. Quizás solo así Lorcan quisiera hacerse su amigo...
—Es excelente —respondió, mirándolo por primera vez como si no fuera un completo desquiciado—. Creo que el enfoque que tiene Luna Lovegood acerca de la capacidad de confundirse con el sol a la vista y como lo demostró en su viaje a Grecia con la teoría de que pueden fusionarse es...
Se llevó la punta de los dedos a la boca y los soltó en el aire, deleitado.
Inconscientemente, Lysander corrió la silla y se sentó en frente suyo. Se sentía un poco como en casa.
—Lo sé, es quizás un poco difícil de creer.
—Para nada —suspiró, embelesado con la revista en sus manos—. Ojalá la gente estuviera menos empeñada en tratarla de lunática y comenzara realmente a escucharla.
A Lysander le sudaron las manos. Repentinamente tenía la necesidad de agradarle a Nathaniel Abercrombie de la forma que fuera. No solamente porque era la primera persona fuera de su familia que creía en los heliópatas... Sino porque también se adhería a la fuerte creencia de que si la gente conociera a su mamá, poco se atreverían a juzgarla.
—Fue un poco difícil de escribir ese capítulo, pero me alegro de que saliera a la luz al fin —había logrado el efecto que buscaba: Nathaniel lo miró extrañado e inclinando la cabeza como un cachorro—. Mi mamá es la escritora de "El Quisquilloso", es la revista de mi familia.
La mayoría de las veces, aquella revelación había recibido burlas. Posiblemente era la primera vez que alguien se mostraba admirado.
—¡Woaw! Con razón tienes ese don para la redacción.
—Gracias —murmuró Lysander cohibido y pareció que los papeles se invertían. Siempre lo felicitaban por los relatos de los partidos, pero nunca hubiera creído que se trataba de un "don".
A ver, él era bastante inteligente y sobresaliente en la mayoría de las materias, pero definitivamente no era el mejor alumno de Hogwarts. Era claramente mucho menos gracioso que su gemelo, jugaba terriblemente mal al Quidditch y... ¡Lorcan hasta había heredado los ojos azules! Él se tenía que conformar con unos feos ojos color caca.
Era lindo empezar a creer que tenía un don para algo.
—Felicitaciones por lo del equipo, por cierto. Asumo que quedaste elegido.
—Ah, sí. Y gracias a ti por confiar en que no le reventara el cráneo a tu hermano.
Lysander aguantó la risa y comenzó a desdoblar los pergaminos de su ex para estudiar. Esperaba que a Nathaniel no le importara compartir su mesa, el ambiente se sentía mucho más ameno con gente que le agradaba.
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Holaaaaaa, volví.
La segunda parte ya está escrita. Posiblemente la publique terminando la semana.
Está simple de seguir y no se mezcla tanto con las demás historias porque eran personajes muy secundarios. Sé que posiblemente no recuerden nada y que algunas ni siquiera tengan activadas las notificaciones ya a este punto. Pero aquí está ❤ releí los fanfics el año pasado y me sorprendió encontrarme con la cantidad de personas que también lo hicieron. Qué lindo que hayan pensado en estos personajes más de una vez.
Me dio un poco de nostalgia todo esto y realmente lo escribí en un ataque de inspiración que no aseguro que se vuelva a repetir :( pero bueno... ¡Aún queda un borrador por publicar!
Les dejo una lista de los capítulos relacionados con esta historia porsi andan con ganas de refrescarse la memoria:
- Tecera la vencida (de Amelie)
- Dulce, virgen e inocente (de Albus)
-Ridículo (de Albus, el más importante)
-EXTASIS con los Chudley Cannons.
Sino también pueden esperar a la otra publicación para leerlos. Todos excepto el de Amelie (que es sobre Lily y Lorcan) ocurren cronológicamente después de esta historia, así que se estarían spoileando ah.
Saludos, nos vemos y esta vez sin falta.