—Haz hecho esfuerzo y aún no estabas completamente recuperado.—musitó el Dr Choi mirando de Jungkook a Jimin que tenía la mirada gacha jugando nervioso y culpable con sus manitas.—Un par de días más Jungkook, sin actividad física si no quieres que esta herida se abra.
—No es para tanto.—rodó los ojos el alfa.
Jimin había tenido que llamar al doctor cuando vio que la herida de Jungkook sangraba. Estaba asustado y ahora apenado.
—No debimos.—musitó con un puchero triste cuando el médico abandonó la habitación.—Fue mi culpa.
—No es tu culpa y está exagerando. Ven aquí—respondió estirando su brazo para que él omega se acurrucara.
Jimin enterró su rostro en su lugar favorito.
—Mírame bonito, estoy bien.—susurró el pelinegro.
El omega giró su rostro hacia el alfa.
—Dime que no te arrepientes por favor.—Jungkook acarició su mejilla.—En un par de días estaré bien y no quiero que te alejes de mí.
—No lo hago Jungkook, te quiero.—Una lágrima se deslizó por su mejilla.
—Gracias.—el alfa lo apretó contra su pecho y besó su cabello.
Jimin era suyo y no se estaba yendo a ningún lado.
Se las arreglaron para tener sexo sin tanto esfuerzo los siguientes dos días, Jungkook estaba más que complacido por ello. Amaba la boca del omega y todo lo que podía hacer con ella.
Tres días después el alfa estaba casi recuperado, casi. Aún le faltaban algunos días de placido reposo junto al lindo omega o más bien Jungkook no quería sentirse completamente recuperado, así que permanecieron en la habitación follando como conejos en celo.
El alfa continuó con su trabajo desde casa y Jimin holgazaneaba junto a él mientras eso sucedía. Cuando el alfa terminaba su trabajo se restregaba como un gatito mimado y exigía atención. Jungkook estaba más que feliz de complacerlo. No podía negar que amaba a ese lindo omega meloso. Lo enganchó desde el primer día, dejando salir su lado animal y protector.
Antes de Jimin, su único objetivo en la vida había sido vengar la muerte de su padre y de las familias que había asesinado Do Yun para hacerse de poder. Ahora también era hacer feliz a este bonito omega y su cachorro. Jungkook estaba seguro de que daría su vida por ellos y mataría a cualquier imbécil que intentara lastimarlos.
"No planeas enamorarte de alguien, solo sucede y no puede hacer nada para evitarlo" recordó las palabras de su hermano que se había enamorado de la persona menos indicada. El destino es una comedia cruel y ahora Jungkook estaba viviendo la suya.
Porque Jimin era el menos indicado, no tenía nada que ver con este asqueroso mundo en el que el alfa había nacido. El mundo de Jimin era hermoso y lleno de color, justo como el. El de Jungkook por el contrario, era oscuro y perverso.
Había intentado dejar afuera al omega de su mundo, le había advertido que huyera pero el instinto animal a veces es más fuerte, ambicioso y egoísta.
El sueño del Jimin era conocer Disney y vivir una vida tranquila. Jungkook ni siquiera tenía uno, vivía los días esperando recibir órdenes de su hermano y encontrar la forma de joder a Do Yun. Si algún día se deshacían de él, su vida seguiría igual.
Excepto que ahora fantaseaba con una vida ordinaria, con haber conocido a Jimin siendo otra persona. Seguro lo habría conquistado con flores y citas. Lo habría llevado a Disney y tal vez le hubiera comprado un bonito anillo y pedido matrimonio.
Pero él hubiera no existe y Jungkook era lo que era. No se podía cambiar.
Dejó atrás esos pensamientos y disfrutó al bonito omega en sus brazos. No importaba por cuánto tiempo pero ahora Jimin era suyo, el omega se volvía a entregar a él dócil y lo iba aprovechar.
Por eso ahora estaba ahí jodiendo a su bonito rubio con el cuerpo y el rostro pegados al colchón mientras clavaba su polla en el apretado agujero emitiendo sonidos obscenos de piel con piel.
—Joder nunca me voy a cansar de ti, bonito.—gruñó clavando su polla con las dos manos plantadas a los lados del omega.
-¡Lunas! Se siente demasiado profundo.—gimoteó el omega haciendo una O con su boca.
-¿Quieres que pare?—murmuró en su oído sin detenerse realmente.
—No, no. Me gusta.—gimió Jimin apretando las sábanas en sus puños.
Jungkook disfrutaba de ver la piel enrojecida de esas bonitas mejillas cuanto más estrellaba sus caderas y de la obscena imagen de su enorme y gruesa polla entrando en el hermoso cuerpo del omega. Era adictivo, quería devorarlo.
—Joder, me voy a correr.—gruñó mordiendo el lóbulo de su oreja.-¿Dónde lo quieres esta vez, nene?
—D-dentro.—alcanzó a balbucear el omega mientras llegaba al orgasmo lloriqueando.
—Todo tuyo.—Jungkook dio una profunda estocada y se apretó en el húmedo agujero llenando al omega con su corrida y gruñendo.
Jimin ronroneó sintiéndose pleno y bien follado.
Aún no recuperaban el aliento cuando alguien llamó a la puerta.
-¿Qué mierda?—maldijo Jungkook—Estamos ocupados—alzó la voz.
—Necesito hablar contigo.—la voz de su hermano se dejó escuchar del otro lado de la puerta.
—Dame un minuto.—respondió frustrado y saliendo de Jimin.—Ve a ponerte algo de ropa bonito, necesito atender a mi hermano o va a derrumbar la puerta. La paciencia no es lo suyo.
Jimin asintió todavía ido por el orgasmo. Se incorporó de mala gana con las piernas temblorosas y se apresuró al baño a limpiarse cuando sintió la humedad escurrir por sus muslos.
Jungkook se vistió y le abrió a su hermano.
-¿Qué es tan urgente?
-¿Dónde está el omega?—preguntó Nam echando un vistazo a la habitación.
—En el baño.
—Dile que salga de la habitación, necesitamos hablar.—Namjoon se sentó en una esquina.
Jimin salió aún sonrojado pero ya vestido. Bajo la mirada y fue junto a Jungkook.
-¿Por qué no vas a ver si Yuri nos hace algo de comer? Necesito hablar con mi hermano.—murmuró cerca de Jimin antes de dejar un beso en su frente.
Jimin asintió y salió de la habitación.
-¿Qué es tan urgente?—preguntó cruzándose de brazos.
-¿Qué es lo que está pasando, Jungkook?
—No sé a qué te refieres.
—No juegues al tonto. ¿Crees que no sé qué estás follando con ese omega otra vez? Pude oír sus gemidos desde la entrada.
—No veo el problema.—respondió Jungkook despreocupado.
-¿No ves el problema?—Namjoon ladeó el rostro estrechando la mirada.—Se supone que lo dejarías ir. ¿Cambiaste de idea?
—No lo sé—respondió Jungkook mordiéndose el interior de la mejilla.
No estaba preparado para tener esta conversación pero su hermano no lo dejaría pasar.
—Jungkook...—Nam resopló.—Eres mi hermano, ya hemos tenido una vida de mierda, no quiero mas para ti. Tal vez ese omega, está haciéndose falsas esperanzas de que las cosas van a cambiar. ¿Lo has hablado con el? ¿Le has dicho que nada va a cambiar?
—No puedo permitir que me vuelva a despreciar, no fue nada agradable.—Jungkook negó
-¿Qué harás si él no acepta todo esto?
—Voy a dejarlo ir. No tienes de qué preocuparte. Está más que claro que Jimin no pertenece a este mundo, lo he pensado demasiado.
-¡Pues no parece que él lo entienda si sigue abriéndote las piernas sin medir las consecuencias!—bufó irritado—No será tan fácil para ti cuando llegue el momento y no quiero verte sufrir cuando se vaya y se lleve al cachorro. ¿Vas a estar bien con eso?
—Respetaré su decisión, lo único que quiero es que sea feliz, que ambos tengan una buena vida.—respondió impasible.
—Detén esto Jungkook, es lo mejor. El omega está comportándose territorial. No hace mucho te huía como la peste y ahora lo tienes durmiendo en tu cama y follando. ¿Qué te asegura que no lo volverá a hacer? Estás siendo débil con él y créeme, eso no te llevará a nada bueno. Ahora esta bien para ti, pero el chiquillo te tiene comiendo en la palma de su mano, va a hacerte daño. Habla con el y sácalo de aquí, puede ir a casa con nosotros, Jin estará bien con eso.
—Joon...
Un sollozó fuera de la habitación se coló y ambos se quedaron en silencio.
¡Genial! Jimin había escuchado, empujó la puerta y entró a la habitación. Jungkook maldijo casi inaudible.
-¡No me iré!—chilló furioso mirando a Nam y apretando los puños.—Quiero estar con Jungkook.
—¿Para que omega? Jungkook no va a cambiar por ti.—espetó Nam.
—Nam, no.—gruñó Jungkook.
—Díselo Jungkook, él tiene que saberlo. Tiene que saber que seguirás haciendo lo que haces. ¿vas a despreciarlo otra vez omega?—Namjoon ladeó el rostro.—No creas que por abrirle las piernas las cosas van a cambiar. Somos lo que somos y vivimos una vida muy distinta a la que estás acostumbrado.
—Jungkook.—sollozó el omega con una mirada de súplica.—No me eches, quiero estar contigo.
—Está bien, lo resolveremos.—murmuró Jungkook.
—Habla con el, Jungkook y termina tu luna de miel porque necesito que vuelvas al trabajo. Supongo que ya estás recuperado.—sentenció Namjoon antes de salir de la habitación.