Invierno de colores✓

By Mari_p08

187K 15K 6.2K

LIBRO 3. SAGA «COX» Ethan es el prototipo de chico tímido que por lo general no tiene muchos amigos. Mack es... More

SINOPSIS.
UNO
DOS
TRES
CUATRO
CINCO
SEIS
SIETE
OCHO
NUEVE
DIEZ
ONCE
DOCE
TRECE
CATORCE
QUINCE
DIECISEIS
DIECISIETE
DIECIOCHO
DIECINUEVE
VEINTE
VEINTIUNO
VEINTIDOS
VEINTITRES
VEINTICUATRO
VEINTICINCO
VEINTISÉIS
VEINTISIETE
VEINTIOCHO
VEINTINUEVE
TREINTA
TREINTA Y UNO
TREINTA Y DOS
TREINTA Y CUATRO
TREINTA Y CINCO
EPÍLOGO

TREINTA Y TRES

3.2K 308 226
By Mari_p08

33. Más de lo que debería

La señora Cox es bastante divertida, de hecho, es muy sonriente y animada. En cuanto Ethan y yo cruzamos las puertas de su casa, nos recibió tan efusivamente, que por un momento llegué a pensar que también era parte de su familia.

Eso me emocionó en gran medida.

Por lo tanto, decidí ayudarla en la cocina mientras que los demás se acomodaban en el resto de la casa. Por un momento insistió en que no era necesario, pero yo insistí en ayudarla. Después de todo no es problema para mí, y no me sentiría cómoda si sólo me siento y espero.

Es por eso que ella terminó pasándome los platos que yo iba llenando con ensalada, dejándolos al otro lado de la encimera.

El silencio era cómodo, hasta que lo aprovechó para hablarme

—¿Y cómo van las cosas en tu universidad? ¿Muy pesado para la primera semana?

—De hecho, es divertido —me reí—. Apenas terminamos la inducción, así que... no lo sabré hasta la próxima semana.

—Seguro te irá bien.

—Es lo que espero —suspiré—. Estudiar medicina siempre ha sido un poco... cansado. Esperaba que pudiera adaptarme bien.

—Bueno, te deseo suerte.

—Gracias —sonreí

Se quedó pensando por un segundo, deteniéndose, por lo que yo también lo hice

—Recuerdo que una vez cuando Ethan era niño quería ser doctor. Le dije que podría serlo, sin problemas. Tiempo más tarde, con los programas de la universidad que ves el último año del instituto, ya sabes, digamos que cambió de opinión.

—¿Por qué exactamente?

—Necesitaba mucha vocación, y él... bueno, a pesar de que tiene la disciplina, no estaba seguro. Intenté decirle de muchas formas que podría esperar un año si no tenía idea de lo que quería hacer aún. Después de todo, era sólo un muchacho.

—¿Y le hizo caso?

—No del todo. Digamos que Elliot sabía lo que quería y ya se había postulado, así que Ethan no quería quedarse al final. Empezó a indagar un poco más e hizo una lista de las mejores profesiones que él podría ejercer.

—Entiendo.

—Y lo consiguió. Ahora, aunque insiste en que su vida puede ser aburrida a veces, le gusta lo que hace. —se encogió de hombros—. Es un amante de la lectura, leer tres libros a la semana para una sustentación se le hace... muy fácil.

—Admiro eso de él —asentí—. Es muy resiliente.

—Ethan tiene muchas cualidades, ¿y quieres que te diga algo bueno? —se acercó un poco para hablar más bajo—. Resaltan mucho más cuando está contigo.

Mis mejillas se enrojecieron. Solté una risita

—¿Eso cree?

—Solo hay que ver la forma en la que te mira. Me trae tantos recuerdos.

—¿Por qué?

—El amor sólo se encuentra una vez. Ambos tuvieron la suerte de encontrarlo al primer intento.

—Eso es cierto —afirmé—. Ethan ha sido el primer novio que he tenido y estoy segura de que será el último.

—Tú también me recuerdas a alguien.

—¿Ah sí? ¿A quién?

—A mí.

Me sonrió, al mismo tiempo que yo a ella

Se me hizo un adorable cumplido.

Las pisadas acercándose al lugar en el que estábamos, detuvo nuestra conversación. Miré hacia allí, encontrándome de frente con Ethan que terminaba de recostarse ligeramente en la barra

—¿Necesitan ayuda? —preguntó con cortesía

—De hecho, sí —la señora se limpió las manos—. Ya está todo listo, iré a llamar a tu hermano, porque se me hace extraño que tarde tanto. Mientras, ustedes dos pueden llevar los platos a la mesa.

—Claro —respondió él

—Los veo en un segundo —me tomó suavemente de los hombros para pasar por mi lado. Al salir, pellizcó la mejilla de su hijo y continuó tranquilamente, tarareando una canción

Mi novio me miró

—¿Todo en orden? —cuestionó

—Muy en orden —asentí

—Que bueno —se adentró, posándose a mi lado—. Huele delicioso.

—Tu madre tiene un don con la cocina.

—Lo tiene con casi todo, es como una heroína.

Me reí en un asentimiento

—¿Y...? ¿De qué hablaron?

—De nada —me encogí de hombros, quitándole importancia

Él me miró en todo momento

—¿Nada de nada? Es imposible. Llevaban como media hora aquí.

—Media hora y no pudiste resistirte a aparecer.

—Mi madre es... muy mamá para su propio bien —explicó—. Quería asegurarme de que las cosas que te haya dicho de mi no vayan a avergonzarme.

—No me dijo nada de ti.

—¿Nada de nada?

—De hecho, me felicitó por la universidad, hablamos más que todo sobre ello.

Asintió, tranquilamente

—Qué bueno, porque yo también quería hablarte de eso.

—¿De qué? —lo miré con interés

Se rascó la nuca

—En la biblioteca, ehm... —pareció titubear—. Hay muchos libros que podrían servirte para que estudies. Sé que puede ser una profesión difícil, así que yo... los clasifiqué en orden, ahm... hay una sección sólo para ti. Cuando quieras pasar y ver mejor, seguro que de algo podrá servirte.

Mi sonrisa se acentuó

—¿Hiciste una sección solo para tu novia en tu propia biblioteca, Ethan Cox?

—Bueno, no solo hay de medicina —carraspeó—. También dejé otros para ti. Para cuando tengas tiempo libre y quieras distraerte un rato. Podríamos... leer juntos.

Mis ojos brillaron al oír sus palabras

—Eso me encantaría, galán.

—¿Te encantaría? O sea, ¿no te gustaría, sino que te encantaría?

—Me encantaría mucho. Es muy dulce eso que haces, gracias.

—No, no tienes que agradecer —sonrió de igual forma—. Me hace feliz verte feliz.

Me acerqué un paso. Gracias a mis zapatos que tenían un pequeño tacón, su altura no era un problema para mí. Acaricié el cuello de su camisa celeste.

—Cada día me enamoras más, ¿sabías eso? —le pregunté

—No... —sus mejillas enrojecieron

—No puede ser —me reí—. Has vuelto a ser tú.

—Yo no... —negó, soltando un bufido. Eso me hizo reír todavía más—. Es que estaba nervioso por decírtelo. Sólo es por eso.

—Sí, claro. ¿Por qué no aceptas que te sigo poniendo nervioso como la primera vez?

Se negó a mirarme o enrojecería más. Acarició mi cintura distraídamente con la yema de sus dedos

—Eso ya lo sabes —sonrió de lado

—Dímelo mirándome a los ojos. —reté

Con un suspiro, su vista descendió a la mía. Usó su mano para acariciar mi mejilla, dejando un toquecito en mi mandíbula con su dedo pulgar. Se acercó para susurrar

—Aún me pongo nervioso con tu presencia.

—Y enrojeces —completé

—Y... sí, eso —asintió

—Y tu corazón late muy rápido.

—Eso también —rozó nuestras narices

Me reí. Él sonrió conmigo

—Yo también me pongo así contigo —confesé de igual forma

—Ya lo sabía.

—Sí, ¿cómo no? —estiré mi cuello para seguir mirándolo. Me acercó a su pecho, rodeando mi cintura con su brazo.

—Yo lo sé todo sobre ti.

—¿Ah sí? —elevé ambas cejas

—Sí. —respondió con satisfacción

—¿Y cuándo es mi cumpleaños?

—Fácil. Nueve de marzo.

Mi ceño se arrugó al oír su respuesta

—¿Cómo lo sabes? Nunca te lo dije.

—Lo averigüé —se encogió de hombros

—¿En serio? ¿Con quién?

—Tengo mis contactos —se limitó a responder

Ladeé mi cabeza, aburrida. Dejó un suave beso en mi frente

—Es dentro de poco —murmuró

—¿Significa que ya tienes tu sorpresa preparada para mí? Debo decirte, digo... recordarte que es un día muy especial para mí. Me gusta celebrarlo y me gustan los obsequios. Sobre todo, me gusta el pastel de fresas con chispas de...

—Lo sé, lo sé, lo sé —me cortó, divertido

—¿Así que lo sabes todo?

—Todo sobre ti, sí.

—Oh, cállate —me reí, dándole un ligero empujón. Se dejó llevar, por lo que terminamos con nuestros rostros a escasos centímetros. Se rió conmigo. Dejé un beso suave en sus labios

Antes de alejarme, él se acercó con rapidez y acunó mi mejilla, volviendo a besarme. Me pegó a la encimera, manejando la acción, suave y lenta. Dejó uno último sobre mi labio superior, deteniéndose. Acarició mi cabello, peinándome hacia atrás al mismo tiempo que nos mirábamos

Arrugué mi nariz, divertida. Dejó un beso sobre esta

Soltó un largo suspiro

—Eres todo lo bonito que puedo llegar a merecer —me susurró

—Uy, qué romántico —colgué mis brazos a su cuello—, te amo.

—Yo a ti mucho más.

—¡Chicos! —escuchamos la voz de su madre, bajando las escaleras del segundo piso. Nos alejamos. Ethan se dispuso a abrir el refrigerador, mientras yo acomodaba mi cabello

Su madre cerró la puerta del electrodoméstico, causando que mi novio tuviera que soltarlo de improviso. Nos miró

—Tal parece que Elliot y Alisson no vendrán esta noche.

—¿Ah no? —pregunté

—Supongo que surgieron complicaciones —le restó importancia con un ademán—. Como sea, somos solo los cinco. Será divertido. Ahora quítense, y tomen asiento en la mesa.

—Ahm... —me adelanté—. Yo puedo ayudar con...

—Para nada —me cortó de inmediato—. Eres la invitada especial. Por favor, bebé, llévala. Ya me ayudó bastante.

—Vamos —estiró su mano hacia mí. La tomé, por lo que terminamos saliendo de la cocina de camino al comedor

Ethan no parecía sorprendido de que su hermano y su cuñada hubiesen cancelado a último minuto, por lo que tenía una pequeña idea en mente

—Ethan —llamé

—¿Sí? —sin detenerse, se agachó un poco para oírme

—¿Por qué presiento que ya sabías que seríamos solo los cinco?

—Por nada.

—¿Ah no?

Nos detuvo para mirarme.

—Linda —sonrió—. Mi hermano y yo somos gemelos. Hay algunas veces en las que ni siquiera debo llamarlo para ponernos de acuerdo en algo.

—Oh.

—Pero no te preocupes. —me guiñó un ojo—. Será una noche inolvidable.

Volví a sonreír, dándole un asentimiento

Con esos pensamientos, llegamos a la mesa

❄️

Al principio hubo silencio. De hecho, fue cómodo. Cada uno se centró en su plato de comida e incluso la pequeña Eloise estuvo sorpresivamente tranquila.

Me recordó a Jonas, pues se la pasó intentando peinar una de sus muñecas mientras su padre le daba la comida que iba recibiendo con distracción.

Claro que luego se cansó y estrelló el rostro de la barbie contra la mesa. Me sacó un respingo. Los demás parecían estar acostumbrados

—Quiero jugar en el jardín —pidió

—Estás comiendo, amor —negó su papá

—Pero... —arrugó las cejas, cruzando sus brazos en un mohín—. Ya dije que quiero.

El señor Cox imitó su gesto a la perfección

—Y yo ya te dije que no. Además, es de noche, pescarás un resfriado.

—¡Yo...!

—Ten, papitas. Tus favoritas

Se comió una, sin cambiar su molesta expresión

—Ya te dije que quiero —advirtió. Al ver que no funcionaba, se relajó—. ¿Qué te gustaría a cambio de dejarme salir?

Esa frase se me hizo terriblemente conocida.

Oh, no.

El hombre miró a su esposa en busca de una explicación.

—Yo no tengo nada que ver —esta levantó sus manos en son de paz

—¿Ah no? —elevó una ceja

La señora Cox suspiró

—Hablaron por diez minutos, yo estuve ahí, literalmente sostuve el teléfono.

—No me gusta —renegó—. Le enseña cosas malas a mi niña.

—En realidad —decidí entrometerme, las miradas cayeron en mí—. Jonas es muy educado con las mujeres, lo más probable es que lo único que le haya dicho es que vendrá a verla cuando venga a visitarme.

—¿Qué vendrá a qué cosa? —procesó el hombre

—A... ahm... —titubeé, mirando a Ethan

—Papá —habló este—. Estás exagerando.

—La única manera de que ese jovencito vea a mi princesa es conmigo estando presente.

—Ryan —su esposa negó—. No seas celoso.

—Yo no soy de ninguna forma.

—¿Ah no?

—Jonas es mi amigo —murmuró la pequeña—. Me dijo que me traería una flor que fuera igual de bonita que yo.

—¿Cómo se atreve...? —casi gritó

—Bueno, la cena terminó —mi novio se puso de pie, por lo que yo también lo hice—. Gracias por todo.

—Lo siento —murmuré, mirando al señor—. Hablaré con mi hermano.

—No te preocupes —la mujer me sonrió—. Es adorable.

—No me parece adorable —negó él—. Para nada, ni un poco, ni un centímetro. Vamos a tener una conversación de adultos.

—Es un niño, por Dios.

Ethan tomó mi mano, jalándome fuera de la mesa, por lo que no alcancé a oír lo que siguió después de eso. Me llevó al jardín, de hecho, a la parte en la que los que estaban dentro de la mesa no podían ni vernos ni oírnos, y nosotros a ellos tampoco.

Froté mis brazos, Ethan me atrajo a su cuerpo, rodeándome para que el frío no fuese un problema. Lo cual fue de mucha ayuda cuando pude esconder mi rostro en su cuello

—Jonas se ganará que lo echen sin haberlo recibido —negué—. ¿Desde cuándo es tan coqueto?

—A mí se me hace divertido.

—¿Ah sí?

—Mi padre exagera. Es... muy gracioso de hecho.

—No me gustaría que mi hermano se metiera en problemas.

—Creo que tu hermano sabe perfectamente cómo defenderse.

Negué, aunque alcancé a sonreír

—¿Qué hacemos aquí? —pregunté

—Quería un momento a solas contigo.

—¿Para qué exactamente? —levanté mi cabeza, mirándolo—. ¿Qué tienes planeado para cerrar la noche con broche de oro?

—De hecho, sí tengo algo.

—A ver —sonreí, con emoción

Soltó una bocanada de aire

—Lo estuve practicando, pero creo que ahora lo olvidé...

—¿Lo dices de verdad? —sostuve su rostro con mis manos—. Cualquier cosa que estés pensando hacer, debes saber que voy a amarla, te amo a ti y lo sabes perfectamente.

—Lo sé —asintió

—¿Entonces?

Delineó el contorno de mi rostro con sus nudillos, en una caricia extremadamente suave. Se fue acercando y mis ojos se cerraron en automático cuando juntó nuestros labios. Le correspondí con gran facilidad, usando el cuello de su camisa para acercarlo a mí todavía más. Sus manos terminaron ajustándose a mi cintura.

Cuando nuestras respiraciones se cortaron, nos separamos con lentitud. Dejó su frente sobre la mía, mirándome.

—Mack —pronunció

—Dime —insistí, ansiosa

—Yo... quiero darte un anillo.

Mi corazón se detuvo

—¿Qué tu...? ¿Ah? ¿Qué...? ¿Cómo...?

Se rio

—No hablo de ese anillo —aclaró, tranquilizándome

—Qué bueno, porque yo pensé que... —me corté, negando—. Olvídalo. Continúa.

Sacó de su bolsillo una pequeña cajita que me tendió. Al abrirla, me topé con una sortija plateada con una bonita piedra color morado. Lo sacó, poniéndolo delicadamente en mi dedo anular derecho

—Es mi promesa —explicó—. De que algún día lo cambiaré por el que sea correcto.

Mis ojos se llenaron de lágrimas

—Me encanta —murmuré

—¿Entonces aceptas? —elevó una ceja

—Claro que acepto —volví a besarlo—. Es hermoso, gracias.

—Perfecto para ti.

Nunca pensé que un hombre pudiera ser tan romántico. Y agradeceré por siempre, que Ethan Cox, haya sido el indicado para mí.

❄️

Días después de la cena, felizmente, me duchaba todos lo días y luego de cambiarme, me ponía ese anillo en mi mano derecha, luciéndolo con gran emoción.

Me hacía suspirar

Qué bonita etapa estoy viviendo.

Al salir de la universidad, terminando una de mis clases, me dispuse entonces a caminar tranquilamente hacia el departamento del que ya tenía la llave. Dejé mis libros en mi casillero, por lo que sólo tenía un pequeño bolso colgado en mi hombro izquierdo mientras avanzaba por las calles.

Y en eso, antes de llegar, sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo. Lo saqué, respondiendo a la llamada rápidamente

—Hola, mamá —sonreí

—Hola, preciosa, ¿cómo va todo?

—Bastante bien, diría.

—¿Muy difícil?

—No, creo... digo, ya tenía algunas bases cuando llegué, así que por el momento voy entendiendo todo. Mi profesor se alegra con mi entusiasmo por aprender.

Eso me alegra mucho, cielo.

Suspiré

—¿Y allá? ¿Qué tal van las cosas?

Bueno, tu gato está en las mejores manos.

—Estoy segura de que los señores Houston ya lo quieren como a un hijo.

Así es. Jonas va a verlo algunos días a la semana. Aprovecha para pedir el teléfono prestado.

Bufé

—Hablando de eso, dile que no sea un intenso. El señor Cox se molesta.

Dice que lo tiene resuelto. Y ya sabes cómo es.

Negué con mi cabeza

—Lo único que conseguirá es que lo corran sin haber entrado a su casa.

Bueno, él está seguro de que Eloise se pone feliz cada vez que hablan porque son amigos.

—Está muy chico para tener amigas —contradije—. Dile por favor que la próxima vez que llame a la pequeña Cox seré yo quien responda.

Se rió

—Bien, se lo diré.

Solté una bocanada de aire

—¿Has hablado con Mike?

Tu padre y yo lo llamamos ayer. Dice que hasta ahora las cosas van de maravilla. Y que tú estás ocupada con tu novio como para prestarle atención a tu hermano.

Rodé los ojos, divertida

—Dile que venga a verme.

—Se lo diré.

—Oh... no, mejor yo se lo diré.

De acuerdo —escuché sonidos del otro lado—. ¿Sabes, linda? Debo colgar, hay muchos clientes que atender. Te llamo luego.

—Mamá, ten cuidado con...

No te preocupes por eso, ¿sí? Ya te dije, contraté a otros dos meseros desde que tú y Wendy se fueron, mi trabajo es simple. A veces solo vengo a supervisar.

—Pues... si tú lo dices.

—Confía.

—Okey, confiaré —canturreé, desganada

—Hablamos después, corazón.

—Te amo, mamá.

—Yo más a ti —dicho eso, me colgó

Guardé el aparato entonces y seguí con mi camino con tranquilidad, a pocas calles de llegar a mi destino. Tarareé una canción cuando me adentré al edificio y seguí por el elevador, marcando el piso que ya sabía de memoria.

Alcancé a retocarme lo poco que me había puesto de maquillaje en el camino. Una vez lista y emocionada, salí del cubículo, andando por el pasillo. Me distraje en lo que abría la puerta y me adentraba como si de mi casa se tratara

Miré la sala vacía

—¿Ethan? —pregunté

En respuesta, de la cocina salió una persona, recostándose ligeramente en el umbral con una radiante sonrisa en su rostro

—Elliot —dije de inmediato

—Linda de Ethan —saludó de la misma forma, viéndose algo sorprendido—. ¿Cómo es que siempre sabes quién es quién?

—Fácil. Mi novio no se cree el rey del mundo.

—¿Por qué no creería lo que soy?

Resoplé

—Sí, ¿cómo no? ¿Dónde está?

—Dándose una ducha. —le restó importancia

—¿Y tú qué haces aquí?

—Vine a visitar a mi hermanito, ya sabes. Aunque ahora debo tocar para entrar a la que antes era mi casa.

—Oh, cierto —levanté la llave en mis manos—. Ahora es mía.

—No se tardó —sonrió de lado—. Y tú tampoco te tardaste. ¿Qué encontraré si entro a su habitación?

—Ahm... probablemente limpieza y orden. Lo que tú no tenías.

Se llevó una mano al pecho

—Eso era mucho antes. ¿No conoces a mi novia?

—Sí, la conozco. Me agrada mucho, por cierto.

—No tienes idea —suspiró—. Supongo que estarán ocupados y eso significa que debo irme.

—Sería una buena idea, sí —asentí

—O podría quedarme y arruinarles la diversión. Uhm... eso me recuerda a todas las veces que Ethan lo hizo conmigo, ¿debería vengarme? No soy vengativo. Aunque... sí, sí lo soy.

—O podrías irte y facilitar las cosas.

—¿Facilitar la vida de mi hermano? —repitió, entrecerrando sus ojos—. ¿Qué clase de gemelo malvado sería si lo hago? Eso no suena a mí.

—¿Sabes que sí suena a ti? Tu generosidad y amabilidad. El hecho de que eres un ser de luz.

Suspiró, para entonces asentir

—Siempre tan asertiva.

—¿Te vas?

—Me iré, está bien —levantó sus manos en son de paz—. Como se nota que estás ansiosa.

—Hagas lo que hagas no conseguirás que me avergüence. De hecho, sí. Vamos a disfrutar mucho la soledad.

Soltó un jadeo sorprendido

—Qué atrevida.

—Elliot.

—Bien —pasó por mi lado, abriendo la puerta. Antes de salir, me miró una última vez—. Dile que estuve esperando para hablar con él. Y que es... algo importante.

Eso hizo que mis cejas se arrugaran

—¿Importante? ¿Qué es entonces?

Negó, poniendo una mano sobre mi hombro

—Es un favor de hermano a hermano. No lo entenderías.

—Pero es... ¿grave?

—Es un asunto de vida o muerte.

Eso me dejó todavía más confundida. Antes de que pudiera preguntar otra cosa, Ethan salió de la habitación usando únicamente una toalla en su cintura. Sostenía algo en sus manos. Cosa que, tan pronto me vio, ocultó a sus espaldas

—Mack —su rostro empezó a enrojecer

—¿Qué? —miré de lado a lado

Elliot volvió a jadear con sorpresa

—¿Ahora hasta se ven semidesnudos? —nos señaló—. Qué atrevidos son juntos.

—Sólo lárgate —él le indicó, entre dientes

Más divertido que antes, le hizo caso enseguida, cerrando la puerta a mis espaldas. Volteé a ver a mi novio, quien negó muchas veces

—Es un idiota y lo sabes.

—No preguntaré —lo tranquilicé

—Qué bueno... ehm... ¿vienes?

—Sí, claro.

Entró primero a la habitación con demasiada rapidez, lo seguí a pasos lentos. Cuando ingresé, ya se encontraba buscando la ropa que se pondría

—¿Saldrás?

—Sí, iré a la biblioteca. Alisson está por terminar su turno, así que debo ir.

—Entiendo. ¿Puedo acompañarte?

—Por supuesto.

Tomé asiento en el borde de su cama mientras él terminaba de vestirse. La curiosidad me abrumó por un segundo. Y aunque lo intenté, no pude evitarlo.

—¿Qué quería Elliot?

—Oh, nada —bufó—. Nunca le hagas caso.

Sé que no es nada grave.

Seguramente le avergüenza decirme.

Pero, supongo que una parte de mí ya sabía la respuesta

—Vale —asentí

❄️

Horas más tarde, nos encontrábamos juntos en su lugar de trabajo. Él estaba detrás del mostrador, sentado en una cómoda silla mientras leía, en lo que yo, estaba a su lado, distrayéndome con lo que él debía hacer cada día.

Una chica vino a dejar un libro, lo recibí y en la computadora lo marqué como devuelto, al mismo tiempo que pedía otro, por lo que, lo marqué como prestado y le dije los días hábiles en los que debía devolverlo. Se fue. Luego, llegó otro chico a preguntar por una saga, le indiqué dónde podía encontrarla, y así sucesivamente.

Hasta que, por fin, pude descansar un segundo.

Una mirada gris estaba puesta sobre mí

—Lo haces bien —halagó

—Gracias —le sonreí

—Tendré que decirle a Alisson que sus servicios ya no serán necesarios.

Me reí

—Por favor no hagas eso. Me sentiría mal, además de que es obvio que dentro de nada voy a dejar de tener libertad.

—Es cierto —suspiró con desgano—. Los primeros años son difíciles. Luego te acostumbrarás a querer morir a cada segundo. Al final, tanto estudiar valdrá la pena cuando veas un diez en sus exámenes.

Enarqué una ceja

—¿Lo dices porque tienes memoria fotográfica y siempre sacas diez?

—Lo digo porque sé lo inteligente que eres. Será fácil para ti.

Sonreí otra vez, su mano movió delicadamente un mechón de mi frente

—¿Quieres comer algo? —preguntó

—¿No que no podías comer aquí?

—Eh... —inclinó su cabeza de lado a lado, para entonces aplastar sus labios, mirándome—. Tendré que hacer una excepción por la chica rubia linda que está junto a mí.

—Ethan Cox —llevé una mano a mi pecho—. ¿Me estás diciendo que romperías tus propias reglas?

—Algo así —me sonrió—. Aunque si no quieres...

—¿Por qué no iba a querer? —me adelanté a preguntar

Se rio, poniendo el marcapáginas

—¿Qué te traigo?

—Uhm... —lo pensé por unos segundos—. No tengo idea.

—Anotado —se puso de pie, dejando el libro sobre la mesa—. Luego no te quejes.

—Qué gracioso, galán —bufé

Me miró por segunda vez

—Creo que ya sé lo que vas a querer.

—Es obvio. Conoces todo de mí.

Negó con diversión, para entonces dar media vuelta y dirigirse a la salida. Me quedé en su silla de ruedas, recostándome para soltar un largo suspiro, viendo el techo

Pobre Ethan.

Seguro trabaja muy duro.

Tendré que decirle que cierre antes y lo invitaré a comer por ahí.

La idea me sacó otra sonrisa. Sí, es una fantástica idea, y obviamente que el gran y maravilloso novio que tengo no podrá decirme que no.

Pasados los minutos, seguía estando sola, por lo que le eché una ojeada al libro que estaba leyendo y luego lo dejé otra vez donde estaba, mirando a mi alrededor.

Fue ahí donde escuché la campana sonando.

Una chica de cabello corto ingresó, observando. Su vista rápidamente pasó a mi lugar y eso la confundió en gran medida. Se acercó a pasos rápidos

—¿Está Ethan?

—¿Quién lo busca? —contesté con rapidez

—Una amiga. ¿Puedes decirme dónde está?

—Salió.

—¿A dónde?

—Salió —repetí—. ¿Necesitas algo?

—No, obviamente no fingiré que me gusta leer. Eso lo hacía cuando salíamos.

Cuando salíamos

Mi cuerpo entero se tensó, al mismo tiempo que mis cejas se arrugaron

—¿Quién...? —antes de que pudiera completar la pregunta, la puerta volvió a abrirse y el nombrado ingresó con normalidad. Sostenía mi comida en una de sus manos.

La que casi se cae cuando se dio cuenta de quién más estaba allí

La chica le sonrió, mi pecho se comprimió al verlo

—Pam —nombró él—. ¿Qué haces aquí?

—Escuché que llegaste de Londres y quería verte —soltó una risita—. A la próxima podrías invitarme, ¿eh? Pasé las vacaciones completamente sola y aburrida.

Ethan me miró, luego volvió a ella

—Eso no va a pasar —murmuró en respuesta

La expresión de la tal Pam se descompuso

—¿Y por qué no?

—¿Crees que voy a querer hablarte después de todo?

—Ethan...

—Te presento a mi novia Mack —me señaló, adentrándose para posarse a mi lado—. Deberías irte, nosotros... tenemos cosas que hacer. Juntos.

Nunca dejé de mirarla. Se me hacía bonita, sí, pero imaginar todo lo que Ethan me contó, me hizo imaginarla como la bruja mala de los cuentos.

Esta pareció algo molesta

—Me quedaré —dijo entonces—. Es un sitio público, ¿no? Creo que leeré un poco.

Sin dejarnos responder, se fue adentrando tranquilamente

Ethan suspiró

—Hay que ignorarla, se irá cuando se aburra. Lo hace con facilidad.

Me quedé mirando el camino por donde se fue

—Mack —él me llamó—. Si te sientes incómoda, podríamos...

—¿Por qué me sentiría incómoda? —volteé a él—. Es tu pasado.

—Claro que lo es.

—¿Entonces?

—Es que... —negó con su cabeza—. No vale la pena.

—Tienes razón —suspiré—. Aunque... para mí sí lo vale. Aunque sea un poquito.

Mis palabras lo confundieron

—¿De qué...? —se cortó al ver cómo me iba levantando de mi asiento—. Mack, ¿qué...?

—Ahora vuelvo —besé sus labios—. Guarda mi comida.

—Linda, no tienes que involucrarte —sujetó mi mano con suavidad—. Te prometo que no me afecta y a ti tampoco debería.

—Ethan, relájate —le sonreí, acariciando su cabello—. Sólo iré a ver si alguien necesita ayuda.

—En ese caso, yo puedo...

—No, me encargaré yo.

Sin dejarlo responder, lo solté y comencé a caminar por los estantes. En el primero no estaba, en el segundo tampoco y sin dudas tampoco en el tercero. ¿En dónde demonios se había metido?

Apreté mis dientes, haciéndome una idea. De manera que, comencé a caminar hacia el área de empleados, una puerta que llevaba a una bodega. Lugar donde solo Ethan y personas de confianza entraban.

Tal como pensé, estaba allí, esperando

Mis pasos la alertaron. Volteó a verme

—¿Me dirás que no puedo estar aquí?

—De hecho, no, es un sitio exclusivo.

—Lo sé, Ethan me traía algunas veces. Nos besuqueábamos en las escaleras.

Lejos de ofenderme, me reí

—Qué bueno que lo recuerdes, mi novio también aún tiene pesadillas.

Ladeó su cabeza

—¿Qué quieres? ¿Eh?

—Yo debería preguntarte eso —me crucé de brazos—. Lo cierto es que no necesitas un letrero para adivinar que no eres bienvenida. A pesar de que... ahora que te conozco, creo que sí. Lo pondré tan pronto te vayas.

—¿Quién carajos te crees? —se molestó

—Yo soy la novia del chico con el que jugaste antes. Y no, no estoy celosa. Lo último que podrías hacerme sentir son celos. Mírate, tan desesperada por un poco de atención, sí que me causas lástima.

Dio un paso al frente

—Ten cuidado con lo que dices, Ethan me vio a mí primero antes que a ti.

—¿En serio? ¿Y entonces por qué te quiere lejos? Deberías irte y nunca volver a buscarlo. Porque si tan solo intentas hacerlo otra vez, no seré amable contigo. Y créeme, ahora estoy muy enojada.

Antes de escuchar una respuesta de su parte, oí pasos acercándose. Ethan se detuvo junto a mí de brazos cruzados

—Hazle caso —indicó—. No quiero que vuelvas a pisar mi sitio de trabajo. Y mucho menos que vuelvas a intentar hablarme. Acepta que nunca significaste tanto en mi vida como para no poder olvidarte.

La mirada que nos dio pudo habernos derretido ahí mismo

—Bien —accedió—. Me da igual.

Pasó junto al chico, chocando su hombro con la poca fuerza que tenía. Apenas oímos cómo la puerta se cerró de un golpe algo fuerte, nos miramos

Él me sonreía

—¿Qué? —me encogí de hombros—. Es molesta.

—Lo es.

—Y nunca estuve celosa. Solo... pensé que tenía que defenderte.

—Yo también pude hacerlo, y... no lo hice, no quería ser grosero. Pero al ver como mi hermosa novia la puso en su lugar, no podía quedarme atrás. También quería defender lo nuestro.

—Suerte que no tendrás que hacerlo nunca más —me adelanté un paso—. Ya se acabó.

—Se acabó —asintió

Sujetó mi mano, acercándome a su pecho

—¿Puedes poner esa cara otra vez? Nunca te había visto tan molesta.

—Ah, ¿esta? —arrugué mis cejas de forma exagerada, haciendo un mohín que se pareció más a un puchero

—Sí, esa —sujetó mi rostro, riendo—. ¿Quién diría que eras tan mandona?

—¿Te gusta?

—Eres adorable —rozó nuestras narices

—Ah, eso te gusta más, ¿verdad? —colgué mis brazos a su cuello. Me sostuvo de la cintura—. Deberías alejarme o las cámaras nos verán.

—No he visto las cámaras desde que Elliot y Alisson pasan tiempo aquí cuando no estoy.

—Oh...

Nos reímos al mismo tiempo

—Así que no te preocupes —besó mis labios—. Romper las reglas es parte de nuestra relación.

—Y eso te encanta, ¿verdad?

Soltó un largo suspiro

—Más de lo que debería.

Felizmente, nuestros labios se juntaron una vez más.

Después de todo, estaban destinados a ello. 

*

Dos caps para el final):

¡Gracias por leer!

Instagram: mar_.watt

<3

Continue Reading

You'll Also Like

138K 11.2K 73
Si estás listo, el corazón está abierto, estaré esperando, ven y encuéntrame. Si estás seguro del "para siempre", estaré esperando, ven y encuéntra...
1.9K 199 16
Mi nombre es Emma tengo 20 años vivo con mi mejor amiga Sophie en un pequeño departamento. Nunca me e enamorado hasta que mi vida da un gran giro y...
34.6K 3.6K 9
Sukuna es un Alfa estudiante de medicina que por necesidad abre su propio negocio junto a su amigo Uraume. Este consiste en ayudar a Alfas a conquist...
43.4K 3.1K 34
Dicen que solo hay un paso del odio al amor. Y bueno Amelia y Adrián son la prueba de eso, pero cuidado no todo es tan fácil. Aunque los dos tengan c...