BARDERA 𝒇𝒕. danilo sánchez

By mmarauder

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━━━━ ❪ 𝗯𝗮𝗿𝗱𝗲𝗿𝗮 𝒇𝒕. 𝘥𝘢𝘯𝘪𝘭𝘰 𝘴á𝘯𝘤𝘩𝘦𝘻 ..! en donde 𝘮𝘪𝘤𝘢𝘦𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘳𝘪𝘯𝘰 vuelve a s... More

𝗯𝗮𝗿𝗱𝗲𝗿𝗮
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𝐭𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲

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By mmarauder

the final of football

danilo sánchez

A PABLO LE EXTRAÑABA NO HABER VUELTO A OIR AQUEL MOLESTO NOMBRE EN LOS LABIOS DE SU HIJA. Especialmente cuando ya había superado gran parte de su enojo hacia el chico por petición de su hija.

La rubia yacía en su cama, desplomada. Triste. No podía olvidar nada de lo sucedido, y su mente repetía una y otra vez la situación que tanto la acosaba en sus sueños.

Pero a su vez estaba preocupadisima por la salud de su ex novio. No lo había visto más, y ya había pasado una larga semana.

Repetía también su conversación con el moreno, pensando en qué podía hacer.

Le molestaba tanto que le siga importando su ex pareja.

―No sé qué le pasa ―suspiró― dice que está bien y acompañado, pero sé que está solo y mal.

Micaela asintió con lentitud, captando lo que le decía el de rulos.

―¿Qué pasó Mica?, no me quiso decir nada ―pregunto en voz baja, como si estuviesen hablando de un tema prohibido en la sociedad en la que vivían.

―Es un boludo ―se apresuró a decir, conteniendo las ganas de insultarlo― básicamente es un tarado que le cuesta banda. Que se fue con la primera pollerita que se le cruzo.

Carlos no respondió, solo se quedó estático en su lugar.

―Es un pelotudo ―por fin articulo, decepcionado―. ¿Cómo te... cómo te enteraste?

―No importa, ya está. No quiero gastar más palabras en este pibe, es un caso perdido.

―Justamente por eso estoy preocupado Mi, no lo vi más desde que cortaron ―completo― y lo conoces. No debe estar haciendo nada bueno.

Y era verdad. En ese momento podía estar tanto pajeandose como fumándose un porro. Todo era posible. Nada resultaba siendo bueno bajo esas circunstancias.

Eligió un conjunto vago, casual. Ni muy arreglado ni muy neutral.

En lo que sí se esmero fue en su maquillaje y cabello. Lo peino con plancha, una deteriorada de tanto uso. Y se puso tanta máscara de pestaña que dudaba si no se le caerían las pestañas mismas.

Lo peor era que no tenía en su posición rimel aprueba de agua, por lo que si llegara a llorar, y que conste que era bastante sensible, quedaría como un mapache. Con unas ojeras enormes como bolsas.

En su momento le había prometido ir a verlo a Liniers, pues era un juego importante. Era la final contra Boca, un equipaso. Y si bien resumidamente estaba peleada con el de tez blanca, sabía el peso que pasaria este por faltar a un partido tan importante.

Sin embargo no era su responsabilidad ir. ¿O sí lo era?

Se paso la tarde con Mariela. Esta le aconsejaba lo que debía hacer.

―Él se mandó la cagada, no tenes porque disculparte ―volvió a decir― pero si posta lo queres y lo perdonas, el momento es ahora.

―¿Cómo que el momento es ahora? ―lloriqueo, sin comprender las palabras de su amiga.

―Y sí boluda, si queres arreglarte es ahora ―se quedaron calladas, pensativas― pero pensalo bien.

―Lo pensé todo el día Mari, llevamos la tarde entera hablando de él y el tonto de tu novio, ¿qué me queda por pensar?

La de pelo castañoso la abrazó en señal de consuelo.

―Si lo dudas es por algo, algo queres ―la miró enternecida― y las dos sabemos porqué dudas. Porque queres volver.

Dudaba internamente si era un consejo bueno o totalmente ignorante, después de todo el chico tenía cierta justificación y ella quizá no la quiso oír, o solo era un niñato inseguro sin nada más que hacer.

―¡Amiga fue un tarado de mierda, un retrasado que se cree que lo puedo perdonar así como así! ―se quejó― un pedazo de... ¡un simio con la cabeza quemada!

No obstante no hacía falta palabras para afirmar ni negar nada. Ya estaba decidido.

―Anda ya que es re tarde ―se levantaron de la cama de la ojiazul y se dirigieron a la puerta de su habitación.

―¿Vos no venis?, está tu novio también eh.

―Ya sabes que con Carlos no está todo bien. Anda vos, dale que estás arreglada hace horas, esperando una señal o algo, qué se yo ―la alentó, mientras se despedían.

―Gracias Mari, después te cuento todo ―beso su mejilla y luego de unos minutos pensándolo, mentalizadose para perder su orgullo.

―Ya lo sé ―se sonrieron mutuamente.

Era consciente de la estupidez que iba a hacer, pues Danilo había estado con otra. Su corazón, en un intento de justificarlo, le decía que posiblemente no había sido cuando estaban juntos.

Corriendo a mitad de la calle, con el corazón palpitando a mil amenazando con escaparse de su corazón y un ataque de pensamientos que le aseguraban que era un error irlo a buscar.

Sin embargo ahí estaba, afuera de la cancha de Liniers. Pensando mil y una vez lo que le diría una vez que lo tenga cara a cara nuevamente.

Entro entre el tumulto de gente, sin que nadie la note.

¿Por qué no había casi gente en las gradas?

La respuesta era obvia: había llegado muy, muy tarde. El juego había finalizado.

Con nerviosismo miró hacia todos los lados, sin saber dónde buscarlo. Podría llegar a ser que ya se había ido, pero no se daría por vencida.

Desesperada recorrió todo el lugar con la mirada, y entró a una puerta que encontró por ahí. Un lugar de servicio. Nada. Otra puerta, tampoco había algo.

Subió por las escaleras, sin darse por vencida.

―Disculpa nena, ¿estás perdida? ―un hombre de la tercera edad la interceptó.

―No, eh... ―se rasco la nuca, por poco arrancandose el pelo que tenia en esa zona― vengo a ver a mi hermano, que se lesionó en el partido ―mintió.

―Uuuh, ¿cómo se llama?

Insulto en diez idiomas distintos que siquiera sabía que conocía y prosiguio con su mentora.

―Danilo. Danilo Sánchez, un chico muy lindo pero re bruto. Hasta de mente es así, eh.

―Aah ese pibe. Vaya.

« Menos mal que no es mi hermano: no estaría dispuesta a cometer un incesto por ese negro villero »

En vez de agradecerle como estaba acostumbrada a hacer golpeo su hombro contra el suyo y siguió en búsqueda de su amado. De su ex-amado.

―Dónde concha se metió este guaraní pelado ―dijo para sus adentros, frustrada ante la búsqueda fallida.

Asegurándose que nadie la veía se escabullo hacia uno de los vestíbulos. No sabía con exactitud cómo había quedado el juego, pero por los gritos y alaridos alentando a Boca suponía que Liniers, el equipo que realmente le importaba, había perdido.

Camino lentamente entre el vestidor, llegando a una parte en la que era notorio lo que era gracias a los cubículos de baño.

Todos estaban abiertos, excepto uno. Y por alguna extraña razón sus piernas se dirigieron con seguridad hacia esa puerta, sin que ella ni siquiera lo piense.

Un sonido sordo parecido a una nariz inhalando la sacó de su trance.

Con violencia y sin preguntar si estaba ocupado, cuando era algo obvio que efectivamente alguien estaba adentro, abrió la puerta de golpe.

Ahí estaba a quien estaba buscando. Su nariz pegoteada de una sustancia ilícita, de un polvo blanco.

Sabía bien qué era ello: falopa, merca, droga. Lo que sea.

Sus ojos se aguaron.

―¿Qué mierda haces? ―su voz entrecortada apenas se oía.

―¿Mica? ―no fue capaz, no se digno a dejar de inhalar esa porquería.

Una vez que el hilo blanco que manchaba la palma de su mano se acabó este bajo la cabeza, avergonzado.

―¿QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO DANILO, QUÉ MIERDA TE ESTÁS METIENDO? ―le gritó con toda su bronca acumulada.

Pero ello no la hizo sentir mejor, no sabiendo en lo que la persona que amaba estaba metido.

―¡RESPONDEME NENE! ―lo acorralados contra la pared, agitandolo incesante― ¿VOS TE ESTÁS DROGANDO PEDAZO DE...?

No se atrevió a insultarlo. No podía hablar.

Entró en llanto, y un calor extraño recorrió su cuerpo. Llena de pavor y decepción erupcio de ella.

―¡RESPONDEME! ―sentenció entre llanto.

―N-nada- ―refrego su dedo pulgar justo arriba de su boca, donde estaba su orificio nasal, y quitó cualquier rastro de merca.

―Sos un pelotudo ―susurró, sorprendida de lo que estaba viendo.

Mientras de la habitación de al lado se escuchaban felicitaciones, aplausos y gritos orgullosos, felices, entre los dos adolescentes habia un ambiente tenso, pesado.

―No es nada dije ―respondió agresivamente, empujando a la rubia.

Dado a esto no pudo defenderse, no pudo ni logró detenerlo. En parte no quería hacerlo.

Quizá sería mejor si no lo viera nunca más.

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