Yo también quiero mi final fe...

By SarahiSalinas_

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Hollywood la ciudad de los artistas, de los famosos; de los sueños. Hazel king Turner es una chica no tan com... More

Sinopsis
Prólogo
Dedicatoria
Epígrafe
1. Regreso
2. Inesperado
3. Amigos
4. Trato de comprenderte
5. Fiesta
6. Pensar, recordar y tratar de olvidar
7. Solo un poco de cariño
9. Perdón
10. Películas
11. Horneando
12. Mejores amigos
13. Sabor amargo
14. Simplemente no puedo
15. Cicatrices
16. Sanando heridas
17. París

8. No todo es bonito

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By SarahiSalinas_

Drystan Bouffart

Su acercamiento, su consuelo.

La sentí tan cerca como antes, sentí a la Hazel de antes y esa manera de animarme para no estar triste.

Si así voy a conseguir más de ella me pondría triste todos los días solo para tener un poco más, agradezco que aún se preocupe por mi.

Escucharla hablar de sus libros, su escritura y ver cómo le brillan los ojos de tan solo hacerlo. Vale cada jodido minuto.

Para este entonces ya las clases han acabando me dirijo a la clase extra que voy a tomar como orden de mi padre y del instituto. No me hace ilusión hacerlos al menos estará ahí Hazel.

Caminó unos pasillos más para dar con el aula en la que estaremos asignados, ya hay un par de alumnos pero aún no llega el profesor.

No veo por ningún lado a Hazel, Chelsea no sé qué clase eligió. Repaso el salón viendo si conozco a alguien, no me había percatado que unas bancas más adelante está Bryana, ella voltea disimuladamente me hace un gesto con la mano y sonríe.

Saco mi teléfono para mandarle un mensaje de texto a mi amiga. Solo falta cinco minutos para que inicie. Supongo que me quedaré solo.

Por un momento creí que si vendría a esta clase, quizá se fue a otra con Chelsea.

Nunca he tenido problema para interactuar con los demás, hacer amigos siempre ha sido lo mío, soy tan hablador y extrovertido. Quizá sea porque soy modelo también porque he hecho muchas entrevistas o solo nací con la esencia de ser yo.

En cambio mi hermano Adrien tiende a tener un temperamento muy distinto al mío, es muy cortante o poco afectuoso. A los únicos que he visto que lo saquen de sus casillas o que logren que haga una broma son sus mejores amigos Sacarlett y Dominique.

Son tal para cual aquellos dos, agradezco que los tenga así no se olvida un poquito de la humanidad que posee. Conmigo es tan accesible y siempre me defiende de papá.
Gracias a él estoy aquí o probablemente estaría muy lejos de aquí y yo no hubiese vuelto a ver a Hazel.

No tenía suficientes agallas para volver pedir disculpas por no estar con ella, hubo veces que tenía tantas ganas de venir. Solo que no se pudo, sabía que ella no estaba aquí.

Tuerzo la boca por mis pensamientos, tengo que recuperar el tiempo con ella, el pasado ya fue ahora solo queda ver para delante y disfrutar el ahora.

Mi manager habló conmigo, este fin de semana llegará y tal vez la próxima semana este trabajando de nuevo como modelo. Estoy en Los Ángeles, es la ciudad de las estrellas tengo mucha fe en que me irá bien.
Tengo un currículum muy largo, he trabajado con muchas marcas reconocidas, una de mis favoritas fue con la marca Klein.

Trabajar con Elaine y su equipo fue genial, junto con Abigail Clark la modista más importante del momento.

He ido a muchas pasarelas, he estado en la semana de la moda en Milán. Es lo que me gusta hacer, nunca me arrepentiré. Me encanta mi trabajo.

—¿Estás triste? —su voz la calma con la que lo dice—. Lamento llegar tarde, Chelsea no se apuraba —señala a la rubia.

—Creí que no vendrías —admito—. Me complace saber que no me abandonaste.

Se sienta a lado mío.

—No seas engreído —voltea sus ojos olivo.

—Yo solo vine aquí porque ustedes están aquí, soy pésima para esto —se queja—. A mis padres les da igual qué clase escogiera.

—Que suerte la tuya —giró para verla.

—La favorita de Dios.

—Buenas tardes jóvenes, soy el profesor Muller que estará a cargo de la asignatura que se les impartirá —empieza a escribir en la pizarra—. Como saben es una clase avanzada, un extra para su universidad que vayan a ingresar. A estas alturas ya deberían de saber a lo que quieren dedicarse.

Hay una expresión en el profesor poco amigable, desde aquí se puede notar lo amargado, estricto y poco comprensible que es, espero equivocarme.

No es como si me vaya a dedicar algo referido a la materia o que lo necesite, tengo en claro lo que quiero y es seguir con el modelaje. Sé que mi padre quiere que me integre a la empresa así como lo hizo Adrien, a mi hermano si le gustó pero yo no, soy diferente a eso.
Ni siquiera me hago la idea de estar detrás de un escritorio desde la mañana hasta la tarde o incluso noche.

A mi me encanta disfruta de mi trabajo, sonreír, viajar, ser libre.

Aunque si me preguntaran que es la carrera que elegiría, lo que me gustaría estudiar a parte de ser modelo. Sería la gastronomía, me encanta hacer galletitas, hacer pastas y demás cosas. La cocina me ha gustado desde que mi mamá me hizo mis primeras galletas. Fue ella quien me enseñó a cocinar, a preparar comida tan deliciosa.

—... así que estaremos evaluando esos puntos, el examen tendrá mayor importancia —continúa explicando—. No quiero que me vengan con excusas a la hora de dar sus notas.

El típico sermón de cada maestro, algunos lo cumplen otros no tanto. Me había olvidado que era asistir a clases.

—Ya estuvo que yo valí en esta clase —Chelsea recarga su cabeza en la mesa de su silla—. ¿Por qué existí?. Hazel ¿tú entendiste?

—No soy la de excelentes notas aún así no soy de las bajas, solo trato de sobrevivir a la vida de un estudiante, y a lo otro no entendí muy bien —se encoge de hombros—. Tampoco me puedo dar el lujo de reprobar esto, en la universidad se guiarán por eso.

—Yo solo quiero ir a New York a estudiar fotografía.

¿Así que la rubia dramática le gusta la fotografía?

—¿Tú a dónde irás Hazel? —les prestó atención.

No sé qué es lo que le gusta a ella, nunca me he puesto a pensar que es lo que elegiría.

Le gusta la escritura, la lectura y eso, ¿algo referente a ello?.

—No tengo idea —el poco entusiasmo que hay es suficiente para descifrar que no está lista.

—Supongo que aún tienes tiempo para darte el lujo de pensar correctamente —no le pregunta más, es un chica comprensible.

Le da suficiente espacio para que hable cuando esté lista, entiendo por qué le agrada, respeta sus decisiones y no la presione a que hable de algo de lo cual no está lista.

—Drystan no me vayas a decir que tú tampoco sabes —advierte de una vez.

—Yo sí lo sé.

—¿Y?

—Quiero seguir con mi carrera de modelo, mi padre quiere que me una a la empresa —se me amarga el tono—, solo que yo no quiero y si me diera la oportunidad de ir a la universidad estudiaría lo que me llama la atención.

—Ajá, ¿cuál es eso?

Revelarlo me da un poco de pena. Sé que al día de hoy ya no se ve mal que un chico se interese por la cocina.

Hazel presta atención a lo que diré, ella me vio hornear galletas exclusivas para ella, ¿se hará una idea de lo que diré?.

—Gastronomía, me gusta, me llama la atención —agregó sonriendo—. Jamás le haría caso a mi papá por estudiar algo que ni siquiera me gusta o me llame la atención.

Soy lo suficiente consciente que probablemente mi padre me desherede, ya no necesito su dinero, tengo el mío propio y he trabajado muy duro para tener algo ya.

A mi corta edad he logrado demasiado, días de trabajo sin descanso.

Muchos han de pensar que ser modelo es fácil, que solo es sonreír a la cámara y listo. No, va más allá de todo eso. Hay gracia, hay ensayos, hay mucho trabajo detrás de esas fotos.

—Es muy interesante —se sorprende ante mi respuesta—. Nunca me imaginé que te interesara la cocina, que cool que un chico cocine.

—Hace unas galletas muy deliciosas —halaga mi mejor amiga—. Solía hacerlas las veces que venía de vacaciones.

—Ahora me quedan mucho mejor —le guiñó—. No es por presumir pero hacen que se chupen los dedos.

Adrien siempre ha dicho que soy muy bueno para eso, la veces que estuvimos juntos le preparé la comida yo.

—¿Qué más sabes hacer? —Chel me mira con coquetería—. Si así harás las galletas...

Hace que suelte una carcajada. Me agrada, es tan divertida.

Hazel se queda callada viendo como su amiga me coquetea en su cara, hace una mueca de disgusto.
Sonrió un poco al ver que no le agrada, sé que Chelsea lo hace para jugar.

—Solo juego, no se lo tomen tan en serio —lo último va dirigido para su amiga—. Solo soy un poquito fastidiosa.

Podría poner atención a la clase, es lo menos que me interesa. Ya va media hora, estoy más perdido que en el medio del mar.

—Deberíamos poner atención o no sabremos qué hacer —la morena saca su cuaderno para escribir—. Será mejor que pregunte.

Se levanta de su asiento para dirigirse al profesor, le pregunta las dudas que posee, el maestro amablemente le responde —con la cara de culo que trae dudo mucho que le guste la mera idea de ser molestado en su escritorio—.

—El señor Muller parece tener cara de que no ha follado en años —se echa a reír con su propias palabras—. Está un poco tenso.

—Que manera de decir las cosas, que boca suelta tienes.

—Admite que tu piensas lo mismo.

—No de esa manera —claro que yo solo pensé y dije que tiene cara de culo.

—Pensé que eras más divertido, ahora entiendo tu amistad con Hazel —mueve las cejas divertida.

—Tenemos actitudes diferentes, Hazel es un poco reservada y yo soy solo yo —trato de no decir que que soy un pesado a lado de ella—. Así nos llevamos, congeniamos aunque haya mucho de por medio.

Mi mejor amiga sigue con el profesor.

—¿Siempre has visto a Hazel con los mismos ojos?

—¿A qué te refieres? —no comprendo su pregunta. Y si lo hago mejor me hago el tonto.

—Ya sabes, solo amistad como tu hermana simplemente eso o con ojitos soñadores o algo enamoradizo —parlotea sin parar—. Anda, dime. Es obvio que es muy guapa, tiene una hermosura distinta.

Piensa que voy a caer en sus juegos, sigue empeñada en que me gusta.

Yo quiero y aprecio mucho a Hazel, siempre ha sido mi mejor amiga, no ha habido otra. Solo ella.

—Yo no estoy diciendo que no lo sea, no soy ciego, es hermosa —no le afirmó más.

—Lo es, él chico de la fiesta quedó prendado no se aparto de ella y fue muy amable —ya había olvidado al tipo con el que estaba bailando.

Si me moleste un poco, sin embargo se aceptar que fue mi culpa si yo no me hubiese separado de ella; ella no se hubiera dignado a mirarlo.
Hay chicos que la ven, no presta atención a su entorno vive más en su mundo.

Soy afortunado de ser parte de su mundo. Es lo que me mantiene en un nivel superior.

—Si yo fuera tu me apresuraría antes que alguien llegue.

Frunzo el entrecejo. Niego con la cabeza.
Sí que está vuelta loca.

—¿Eres cupido?, porque déjame decirte que tú radar viene averiado y emparejar no es lo tuyo —agregó decidido a no dejarme llevar por sus juegos.

—Yo sé lo que quiero decir, yo nunca me equivoco —parece muy confianzuda a sus palabras—. Ya te veré todo prendido, enculado.

Trato de responder su ataque, me detengo al ver que Hazel se acerca de nuevo a nosotros. Nos quedamos callados.

—¿Qué ocurre? —nos ve con sospecha. El silencio es obvio que estaba ocurriendo algo.

—Absolutamente nada —sonríe demasiado—. Siéntate y cuéntanos cómo te explico el profesor.

Así es como hace que se le olvide lo que vio hace unos instantes.

Presto atención mientras nos explica más o menos de lo que va, tampoco es como si ella hubiera entendido a la primera pero lo poco que entendió nos lo dice de la mejor manera posible.

Eso me hace confirmar que somos malísimos para la clase y que no es lo nuestro, aunque aquí estamos tratando de encajar.

La clase avanza lentamente, solo quiero que acabe para regresar a la casa y no hacer nada. Las vacaciones de no ir a fotos me gustan pero debo de admitir que lo extraño.

Espero con ansias regresar a mis andadas de trabajo. Probablemente me vea muy lleno de trabajo o con un estrés próximamente es parte de aceptar que estoy tratando de llevar una vida adulta.

—Bien chicos, es todo por hoy, nos vemos el viernes —agradezco al cielo.

Solo tomaremos está clase dos veces por semana.

Recogemos nuestros respectivos cuadernos.

—¿Ya se van?

Mientras caminamos a la par, Chelsea llega a nuestra altura.

—Si

—¿Si vamos a una cafetería?

La vez anterior decidimos no ir, sería de mala educación hacerle de nuevo. Hazel me ve sin saber que decir, se que ella está debatiéndose en su mente si aceptar o no.

—Por mi está bien, no tengo nada que hacer —cedo.

—Igual —caminamos llegando a mi auto—, suban solo dime dónde queda.

Unos minutos más tarde estoy aparcando el coche, bajamos para entrar, la cafetería queda enfrente de donde deje mi coche.

Hay poca gente. Es un lugar pintoresco, las mesas son de diferentes colores pasteles al igual que las sillas. Algunas otras están fuera con sombrillas tapando un poco de lo que queda del sol.

—¿Aquí o fuera? —señalo las mesas.

—Aquí está perfecto —se atreve a hablar la enana—. En la de allá.

Nos dirigimos a una mesa de la esquina que está pegada al gran ventanal que se ve para la calle.

Una chica se nos acerca para ofrecernos la carta. Leo con cuidado lo que tienen disponible, no me apetece comer en si, quizá solo un café o algún postre.

Cuándo ha pasado suficiente tiempo vuelve a regresar toma nota de lo que pedimos.
Mientras esperamos la ojiverde saca su Kindle para ponerse a leer.

Me quedo como un embobado prestando atención a sus gestos mientras se concentra en la lectura.

Deja a un lado su kindle para recibir lo que ha pedido, resulta ser solo un chocolate y Chelsea un frappé, yo solo un capuchino.

Me miran raro.

—¿Qué?

—¿Solo eso?

—Si, no es como si ustedes se llevarán la corona —hago obviedad por sus pedidos—, solo es para pasar el rato.

—Aburrido —arrastra las palabras divertida.

—Soy todo menos aburrido —me defiendo—. Soy el chico más interesante.

—Si tu lo dices —sorbe un poco por la pajita.

—Iré al baño —se levanta para perderse por la puerta que da al sanitario.

—Creo que les molesta nuestras peleas tontas —me susurra.

—¿Por qué susurras?

—No se, la costumbre o para que nadie escuché —dice en voz baja— lo que digo es en serio.

—¿Cómo por qué lo afirmas? —ahí está su lado malvado.

—Está celosa, de que le quite a su amigo —agrega.

—No es eso, está malhumorada que hagamos ruido —contesto sabiendo que es así—. ¿Por qué tendría celos según tú?

—Es más que obvio —se cruza de piernas.

—Pues dímelo sabelotodo —entrecierro los ojos.

—Siente algo por ti, algo minúsculo pero lo hay —no hay sonrisa, no hay broma, hay verdad.

¿Cómo puede solo imaginarlo?

Me río ante su confesión, su imaginación se puso a volar muy alto.

—Ella probablemente esté enojada más por el simple hecho de que somos ruidosos y que no la estamos dejando leer —doy una opinión más viable.

¿Celosa?, ni en mil años lo estaría. Sería el fin del mundo cuando eso pase.

—Como tu lo quieras tomar, yo digo la verdad —sigue bebiendo su frappé—. Allí viene.

Sale del sanitario.

—¡Oh!, ese que viene ahí es el mismo chico de la fiesta —apunta con su rostro—, y va justo a dónde ella está. Esta más que claro que la recuerda.

Es así, el tipo va a su dirección.

La detiene, si, la detiene y Hazel hace caso.

Una sonrisa pequeña se asoma, aprieto la quijada por su acto. Ni a mí me sonrió cuando me vio, es más parecía que era un muerto resucitado.

Me atrevo a detallarlo sin ningún disimulo, alto como yo, un cuerpo atlético que demuestra sus horas de ejercicio. Universitario sin duda, piel bronceada, típico.

Alzó las cejas al ver qué saca su teléfono para anotar algo. ¿Le está pasando su teléfono?.

—Cierra esa boca y cambia tu mirada o así notará lo mal que te viene eso —su crueldad es grande—. Se que es tu mejor amiga tiene derecho a coquetear, ligar o tener novio, ya no está chiquita.

La miro para que se calle, no me agradan sus palabras.

—Te sentó como una patada —se burla.

—No

—Si que lo es —juega—. Solo no lo demuestres.

¿Qué caso tiene?, es mi mejor amiga y así seguirá.

Claro que tiene todo el derecho del mundo entablar conversación con otros chicos, enamorarse de ellos o querer intentar algo. Yo estaré ahí para ella, para todo lo que necesite. En mi sale esa parte protectora, no me gustaría que la lastimen.

Seguimos observando la escena, parece nunca acabar de hablar, conmigo apenas y me da unas cuantas palabras, ¿qué tengo que hacer para que lo haga?.

Yo de años y ese extraño de tan solo días.

Por fin dan por terminada la charla, camina ahora si hacía nosotros.

—¿Él mismo chico de la fiesta? —pregunta su amiga.

—El mismo —asiente—. Michael.

Con que ese es su dichoso nombre.

—Que coincidencia que lo hayas encontrado aquí.

El tipo está en la barra pidiendo.

—Si, no está muy lejos de su facultad —informa—. Esta en su primer año de universidad.

Alzó la cejas sorprendido por saber que ya sabe hasta que grado va. No oculto mi molestia.

—Que bien, hasta creí ver qué intercambiaron número —grazno seco—. No debes de confiar en extraños.

—No le veo nada de malo, se porto muy bien conmigo en la fiesta —golpe bajo, se ha que se refiere—. Me invitó a bailar y me divertí con él.

Lo que más me irrita, bailo con él, seguro puso sus manos encima de ella no me lo quiero ni imaginar.

—Vaya pareces un poco encandila ya —suelto sin contenerme.

—¿Qué te sucede? —se da cuenta de mi actitud—. Estás siendo un completo imbécil.

—Es lo que soy para ti, siempre —le sostengo la mirada—. No es sorpresa, lo deberías de saber más que nadie.

Escupo cada sílaba tratando de que vea mi molestia, mi enojo que me causa todo.

Argh, ni siquiera puedo entenderme yo. No entiendo por qué estoy siendo un idiota en su presencia, no me conozco.

—Uy, será mejor que nos vayamos —soluciona la rubia—. Iré a pagar la cuenta, yo invito —nos deja solos.

—Dime que sucede Drystan de la nada te pones tus moños —una mueca, no una sonrisa—. No te entiendo.

—No necesito que me comprendas, este soy yo.

—Me queda claro, idiota e imbécil —grava en mi mente—. Se más maduro, no juegues y di lo que te está hirviendo por dentro.

Cómo decirle que me enoja que aquel tipo no necesito ni dos segundo para que le diera una sonrisa que yo tuve que ganarme en días.

Ni siquiera me quería dirigir la palabra, huía de mi cada que podía.

Mi culpa, si no la hubiera dejado sola ahorita no estaría teniendo está charla, no hubiera conocido a aquel chico.

—Nada

Había olvidado que se siente estar enojado. De esta manera me doy cuenta que no soporto que otra persona que no sea yo esté a su lado.

—Como quieras —se levanta para salir de la cafetería.

Yo me quedo unos minutos más esperando a Chelsea.

—¿Pelearon? —me ve con pena.

No necesito contestarle, sola saca sus propias conclusiones.

—No seas tan animal, deja que disfrute. Ella sabrá si quiere seguir o no, ha vivido encerrada mucho tiempo —opina.

—¿Tu sabes?

—No, no se que le pasó realmente a Hazel, seguro me lo dirá cuando esté lista —se hace una idea que Hazel paso por algo muy duro—. No soy chismosa en ese aspecto, respeto que no quiera decirlo.

—Gracias por entenderla y esperar.

Salimos del lugar, llegamos al auto. Hazel ya está dentro del auto, decido no decir nada tampoco verla a la cara.

Debo de sacar primero este enojo, decepción de mi mismo. No debería de tratarla así. Merece una disculpa, más tarde.

Ninguno está apto para hablar, dejaré que también se calme, la altere.

Hay un silencio muy largo, muy tenso. Hago gestos.

Pasamos a dejara Chelsea a su casa. Unas cuadras más llegamos a la casa.

Baja del auto, yo no lo hago. Me quedo pensando un poquito, así que tomo la salida más fácil.
Prendo de nuevo el carro y me voy.

No volteo a ver por el retrovisor, soy débil a esa mirada. Debo de pensar con claridad.

•| ⊱✿⊰ |•

Hazel King

Solo lo veo desaparecer por el portón de la casa, me quedo parada viendo como se va sin siquiera mirar detrás de él.

No sé qué ha sucedido con Drystan, estábamos bien esta mañana y de la nada se puso ha despotricar cosas sin sentido, desprendió coraje, enojo y tanto más.

La estábamos pasando bien en la cafetería, me atreví a ir por él, ahora solo se enoja me habla feo y se marcha sin decir nada. Quisiera entenderte pero ni yo misma lo hago conmigo.

Sé que este día no ha sido muy bueno especialmente para él, me contó y vi la nostalgia de que hecha de menos a su hermano e inclusive lo consolé. Aún así no le da derecho a ser un completo idiota.

Quizás las otras veces son de broma está sin embargo fue real, todo fue real, cada palabra llena de rabia.

Caminó para entrar a la casa, lo bueno es no encontrar a mis padres todavía o ya estarían preguntado qué es lo que sucedió. No sabría qué contestarles se preocupan mucho por mí como también de Drystan.

Les debo tanto, nunca me abandonaron en mis etapa oscura, ni siquiera me tacharon de loca o me hicieron a un lado. Lucharon por mí, por que estuviera bien de nuevo, sé que lo siguen haciendo tienen esperanza que vuelva a ser como antes; saben con certeza que solo habrá un fragmento de ello que yo nunca podré ser lo que fui y que solo ha quedado la sombra.

Me encierro en la recámara, saco una pequeña bocina que tengo en uno de los cajones conecto el bluethooth para escuchar música a todo volumen.
Es la única manera que veo para tratar de ignorara el malestar que me causa a ver discutido con mi mejor amigo. Reproduzco el aleatorio así suena al azar.

Amor con hielo de Morat empieza a sonar por toda mi habitación.

Me gusta la música en español, me encanta hablar en español hace mucho que no lo hago, canto a todo pulmón cada letra, Morat es una de mis bandas favoritas de la música en español.

Nunca he ido a ninguno de sus conciertos, después de lo que pasó no tuve tiempo de disfrutar nada, solo me encerré en mi oscuridad hasta que me quedara sin aliento.

Ahora que puedo buscaré en donde estarán para ir a uno de esos tantos conciertos que hacen, sería un sueño asistir y brincar escuchando su música, no me importa si tengo que viajar a donde tenga que viajar.

Deseo conocer a muchos cantantes, verlos en vivo. Quizá luego, aún tengo tiempo.

Saco los deberes que debo de preparar para mañana, mientras realizo la tarea la música sigue su ritmo se reproducen más canciones en español que otra cosa.

Cuando ya he acabado veo fuera y me doy cuenta que el cielo ya está oscuro, la noche a caído por completo. En ningún momento escuché si llegó el auto de Drystan.

Caminó al balcón para verificar su regreso, no hay nada ni siquiera el auto de mis padres solo el de mamá.

¿Estará bien?. ¿A dónde habrá ido?. Solo espero que se encuentre bien.

Un auto entra con sus luces prendidas, por un segundo pienso que es mi amigo la decepción me gana al ver que el auto de mi padre, salen del auto. Me retiro de ahí para ingresar dentro, le bajo el volumen a mi bocina.

Saco un libro de mi librero tengo muchos pendientes que leer y sigo comprando más por línea, mi gusto por los libros no acaba se suma.

Acabo de ver uno que me interesó ya que encuentre más por comprar quizá lo encargué.
Tengo que escribir para mi próxima actualización, ando en busca de nuevas ideas hay veces que no llegan y las otras veces que me siento frente del ordenador para ver si me caen las ideas del cielo por arte de magia.

Ser escritora no es fácil, hay veces que tienes que hacer hasta malabares para lograr escribir o exigirte que hay una comunidad lectora esperando por un capítulo más cada semana.

—Ya llegamos hija —mi madre entra a la habitación—. ¿Dónde está Drystan?, su auto no estaba.

—Salió a dar una vuelta dijo que luego regresaba —miento piadosamente.

Estamos enojados, no se lo diré a mi madre.

—Está bien —veo que viene cansada—. Dejaré que sigas leyendo, yo me daré una ducha para dormir.

—Descansa, dile a papá que él también descanse —no quiero molestarlos.

—Yo le digo cariño, duerme bien y no duermas tan tarde —sale cerrando la puerta.

Continuó con la lectura, tengo una pendiente en mi kindle puede esperar.

De nuevo pierdo la noción del tiempo, bostezo ganándome el sueño. Checo la hora, son casi las once de la noche y no ha llegado.
No quiero dormir hasta verlo llegar.

No sé qué sucede, si llega no le diré nada ni siquiera lo iré a ver solo quiero asegurarme que llegue con bien. Es mi amigo me preocupo, no quiero que nada le pase.

Acomodo un poco los libros que tengo en mi escritorio, los vuelvo acomodar en el librero. Recojo mis convers que están saliendo debajo de mi cama, los llevo a su lugar. Tampoco tengo tanto desorden.

Me siento en el suelo, saco los audífonos no quiero despertar a mis padres ellos ya llegan cansados y lo único que desean es tocar la suavidad de su cama.

Empiezo a trazar círculos imaginarios en mis piernas, ya no sé qué más hacer, dormir no es opción. Trazo las palabras de mis tatuajes, no me inmuto para nada, ya no duele verlos.

Me acostumbre a llevarlos, aceptar que lo hice para darle significado a mi vida, que verlos son un impulso para seguir y saber que les doy un significado de un antes y un después.
Jamás creí rayar mi piel, nunca se me cruzó por mi mente cuando regrese lo primero que quise fue hacerlos. Le conté a mis padres lo que quería hacer, solo se miraron entre ellos y asintieron.

Buscaron un lugar recomendado, que tuviera todo los protocolos de higiene, papá me firmó por el adulto responsable para poder tatuarme.

Algún día podré mostrarlos al mundo entero, y cuando eso suceda sabré que estaré sanando.

Un sonido me saca de mis trazos, me paró como resorte corriendo al balcón. Su auto entra para estacionarse a un lado de los otros autos. Me escondo entre las sombras para que no vea cuando baje.

Tarda por los menos dos minutos para hacer su aparición fuera de su carro, lo examino desde aquí, no veo ningún rasguño, suelto un suspiro al saber que ya está aquí y no le ha sucedido nada malo.

Ahora si puede descansar en paz, ya mañana podré arreglar todo.
Apago las luces de mi recámara solo dejo encendida la lámpara de la mesita que tengo al lado de mi cama. Son casi media noche.

Mañana tendré ojeras.

Me alarmo cuando alguien intenta entrar a mi habitación, apago rápido mi lámpara, me tiro a mi cama para fingir dormir.

Se de quien se trata. Aprieto los ojos, entra la poca luz que hay en el pasillo, unos pasos acentuándose lentamente para no despertarme si tan solo supiera que estoy fingiendo dormir para no enfrentarlo no es el momento adecuado.

—Hazel, lo lamento —hay una debilidad—, no debí portarme como un hijo de la chingada contigo. No lo mereces.

Me tocan sus palabras en lo más profundo de mi pecho, aprieto más los ojos para no abrirlos y enfrentar los suyos.

Quiero que me explique, quiero entenderlo.

—Descansa gnomo, sueña —se acerca lo suficiente como para percibir su aliento en mi cara.

Para ese entonces mi rostro luce sereno, mi respiración lenta con calma.

Besa mi cabello.

—Te quiero, ojalá mañana perdones mi estúpido comportamiento —se aleja. Solo escucho como cierra de nuevo la puerta.

Abro los ojos, suelto todo el aire retenido.

—Hasta mañana Drystan —mañana será otro día para hablar, aclarar dudas.

•| ⊱✿⊰ |•

Celoso Drystan 😬

¿Cuáles serán sus verdaderos
sentimientos?, anda un poco
confundido.

¿Creen que lo perdone?

Nos vemos hasta la próxima 💋

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