Yoongi fue dejado en una cama, en el cuarto del General, porque el palacio de su esposo quedaba más cerca, el omega notó a Taehyung salir del cuarto, para conversar con su soldado, quien afirmó, saliendo a pasos apresurados. El alfa se acercó, tomando una silla que se mantenía en la esquina y la acercó a la cama.
—Ya ordené que traigan al médico, no te muevas si no es necesario.
—Solo me doblé el pie, no era necesario, cuando el dolor pase, podré levantarme de nuevo—Yoongi pensó en la señorita Jennie—, debería mandar también uno para la concubina Kim, su mejilla estaba en mal estado.
—Ah—Taehyung dirigió su mirada al eunuco sirviente que trabajaba para él, lo llamó y aquel hombre se acercó, Taehyung le susurró al oído una orden. El tipo afirmó y salió del lugar—, ya mande a alguien para ella. No debías haberte metido en esa situación.
—¿Acaso me tenía que quedar de brazos cruzados, viendo como trataban a la señorita Jennie?
—Fue la señorita Jennie quien cometió la falta, no tenías que disculparte. Ah...que problemático—musitó pasando su mano entre sus cabelleras, estaba seguro que lo sucedido llegaría a oídos del emperador, quien de seguro reprendería a su sobrino, pero no podía hacer más, por supuesto que a Kim Taehyung no le gustaba escuchar a ese tipo.
"Que problemático" Yoongi se cohibió cuando escuchó esa palabra, dirigió su mirada a Taehyung.
—Su alteza, aunque haya causado problemas—musitó tratando de mantener una voz fuerte y segura—, hice lo que mi corazón dictó.
—Supongo que la señorita Jennie está indispuesta para esta noche—comentó aquel alfa de un golpe—hizo una mueca, agradeciendo en su interior el hecho que podría tener más tiempo con Yoongi—, omega tú-..
—¡Ya vine!—interrumpió un agitado médico. Una vena resaltó en la quijada del alfa, quien se giró forzando una sonrisa—, escuché lo sucedido.
—Justo vino en el momento más indicado—habló con sarcasmo aquel príncipe.
Vio que el doctor se acercó ya con sus herramientas y subió un poco las vestimentas de Yoongi, para subir el pantalón abajo, tocando el pie.Yoongi soltó un quejido y el médico lo movió con cuidado.
—Esto es muy malo, el pie esta demasiado hinchado y creo que—el doctor presionó sobre una parte y Yoongi soltó un grito de dolor—, tiene un esguince en su pie izquierdo.
—¿Tan frágil eres?—inquirió de un golpe Taehyung al escuchar la mala noticia.
Yoongi cubrió su rostro, avergonzado que ese empujón le haya hecho tanto daño a su cuerpo. Al bajar sus manos, mientras el médico empezaba a vendarlo, su mirada se posó sobre su esposo, el tipo se había demasiado atractivo esa noche, estaba ido, admirando aquel hombre, ni siquiera podía escuchar lo que esos dos conversaban: "Demonios" maldijo en sus adentros. Esos sentimientos aún perduraban a pesar de tantas vidas y sufrimiento.
El médico se retiró después de dar unas instrucciones y le entregó a Taehyung unos instrumentos. El omega desvió la mirada, contemplando un poco el jardín del exterior de su palacio, ya que había una puerta que se abría para permitir que viera aquellas hermosas flores y plantas. Sintió una mano por su pie, por lo cual dio un respingo, viendo como su esposo había tomado su mano.
—¡Su alteza-...
—Quédate quieto, tengo que ponerte la medicina y vendarte. Se lo que hago, no te preocupes.
—P-pero esto es trabajo del médico y usted-...
—Min Yoongi, he visto a mis hombres perder extremidades en la guerra, me ha tocado coser heridas e impedir que mueran desangrados, se lo que hago. Esto no es nada, comparado a lo que he visto—Taehyung terminó de poner aquella planta medicinal y untarla sobre la hinchazón, tomó los retazos de tela y empezó a vendar con mucho cuidado. Taehyung al terminar se dobló las mangas, un dulce olor se hizo presente, frunció el ceño muy extrañado, viendo al frente, notando como Min Yoongi tenía un leve rubor en su mejillas. El omega al sentirse observado, contempló al alfa
—¿Q-qué?
—¿De dónde proviene ese olor? no es el aroma de tu celo—Taehyung se acercó olfateando de forma desvergonzada y notó que Yoongi se removió, asustado.
El rubió apretó sus piernas, estaba teniendo una semi-erección en ese momento por culpa de su omega, que no podía controlar su cuerpo al sentir las manos suaves y desnudas rozando por su piel. Taehyung dejó de oler, ingresó su mano bajo las prendas de su esposo y cuando notó el bulto, Yoongi le dio un empujón, sobresaltado.
—¡N-no toque!
Una gran sonrisa ladina se surcó sobre los labios de Kim Taehyung. Sus ojos resplandecieron de un color amarillo.
—¿Acaso se puso así solo porque toqué un poco su piel? eres demasiado sensible, omega.
—Es una reacción normal—se defendió el mayor que se cubrió con la sábana.
—Si dejas eso así, te dolerá después. Si me dejas hacer mi trabajo, te sentirás mejor—Taehyung se acercó buscando besar los labios de Yoongi, atraido por el aroma del omega.
—¡He dicho que no!—exclamó exaltado el rubio que empujó a Taehyung con cierta fuerza, su respiración estaba muy agitada y pasó saliva con dificultad.
Taehyung le miró con profundidad, por varios segundos, notando el rostro de incomodidad de Min Yoongi, se dio cuenta que no serviría seguir forzando la situación, aunque su cuerpo tambié haya reaccionado a él,afirmó y se recompuso.
—Se que tiene miedo, pero me he prometido que no te haré daño. No pondré una mano encima tuyo si no deseas
Yoongi se cubrió por completo con la sábana. Por supuesto que lo sabía: "Kim Taehyung no le haría daño."
—Quiero estar solo—ordenó con una voz quebrada.
—He entendido, descanse, Consorte Min.
Yoongi se cubrió con la sábana de pie a cabeza, escuchando los pasos del alfa alejarse. Al darse cuenta de que deseaba haberlo hecho con aquel hombre, reprimió sus sentimientos y deseos carnales.Sus lágrimas cayeron en silencio, para mentalizarse que no había tiempo para algo así.
Kim Taehyung se giró viendo la puerta del cuarto, contempló su mano, recordando el roce de sus dedos con la piel suave de Min Yoongi, hizo una mueca—Por favor...cuide su salud, Consorte Min...regresaré—susurró para girarse sobre sus talones, saliendo por completo de aquel palacio, los soldados se despidieron, cerrando la puerta de aquel lugar.
Cuando Min Yoongi se despertó, sus ojos estaban hinchados y empezaba el amanecer, apenas podían verse los pocos colores naranja sobre el horizonte. Hani que ya estaba despierta y se mantenía sentada en una silla de aquel cuarto, al escuchar un quejoso sonido, dejó el libro que fingía leer, ya que era analfabeta y soñar que comprendía lo que los libros decían, la hacían sentir feliz. Se acercó a su señor, con una sonrisa.
—Buenos días, mi señor, ordenaré que le preparen el baño.
—¿Su alteza ya se retiró?
—En estos momentos está partiendo.
Min Yoongi recordó el pañuelo y buscó a su alrededor, abriendo la gaveta de su mesa de noche.
—Yo...tengo que darle esto, ordena a MinHo que venga.
Hani afirmó y salió a pasos apresurados de aquel cuarto.
Taehyung terminó de poner la montura a su caballo, su amigo y mano derecha, Seojoon, ya se encontraba arriba del suyo, terminando de poner una de atar una que otra rienda. El alfa se giró, viendo a su madre, la cual le ofreció una sonrisa.
—Deseo que regreses sano y salvo, hijo—musitó ella con un nudo en su garganta, ver a su hijo partir, era siempre un dolor en su corazón, a pesar que lo vio irse muchas veces, no se terminaba por acostumbrar, pensando que podía ser la última vez que lo contemplara.
—Lo haré, madre. Por favor, cuida de la casa y también de mi esposo y mis concubinas, también de mi hijo—pidió con seriedad.
Ella miró atrás suyo, donde las dos concubinas se mantenían con una sonrisa y también estaba el hijo menor del General, quien aún no comprendía que sucedía a su alrededor.
—Tu esposo no ha venido a despedirte—comentó ella un tanto molesta y enarcó una seria.
—No puede hacerlo, tiene un esguince, puede faltar a despedirse.
—Aunque se estuviera muriendo, es su responsabilidad—resongó aquella mujer muy molesta.
—Madre, te pediré que no seas tan duro con él—tomó las manos de ella, quien no parecía muy feliz—, hazlo por mí.
Taehyung se acercó a su hijo y lo cargó entre sus brazos, pasando su mano por el rostro del más pequeño, acariciando la nariz y labios, el cachorro le ofreció una sonrisa, tomando los largos dedos de su padre, y pegando su mejilla.
—Vernon, cuida a tu madre y quierela mucho, volveré pronto.
—Si, api—afirmó el cachorro y fue entregado a los brazos de su madre.
Aquellas concubinas hicieron una reverencia de respeto. Kim Taehyung sabía que su padre se había ido muy temprano al palacio para trabajar, el alfa se montó sobre su semental y justo cuando estaba por retirarse, escuchó unos pasos detrás suyo, notando como llegaba el palanquín y sobre él, MinYoongi, aquel transporte fue puesto en el suelo, el alfa se bajó del animal, pasos apresurados y toscos, se acercó al omega.
—Consorte Min, deberías estar descansando.
—Es solo que...—Yoongi notó a lo lejos a la señora Kim y las concubinas, quienes le miraban con curiosidad—, sería muy mal educado de mi parte no venir a despedirlo.
—No era necesario.
—Aún así-...
—El médico ordenó que reposara, no puede caminar.
—No caminé, el joven Choi me cargó y me subió al palanquín.
—¿Es así?—Taehyung trató de contener un poco sus celos, su mirada se posó sobre aquel soldado, quien escondió sus manos tras la espalda, mirando a otra dirección donde no se encontrara con los ojos intensos y aniquiladores de su amo. Pasó saliva con dificultad.
—Es costumbre de que la esposa le de un pañuelo a su pareja cuando parte a una guerra—Yoongi sacó el pañuelo bordado, sus manos temblorosas se acercaron a su esposo, lo extendió para dejar ver el trabajo que hizo en esas semanas anteriores—, es para la suerte.
Taehyung tomó aquel pañuelo y lo olfateó con disimulo, sintiendo un poco el aroma de Min Yoongi que había quedado impregnado, su corazón empezó a latir un poco rápido debido a la emoción. Guardó aquella prenda en su bolsillo del pantalón, después se tomaría el tiempo de ver bien la imagen bordada, debía partir y ya era tarde. Yoongi contempló las manos del alfa, muy dentro de él, había esperado que su esposo viera aquel pañuelo y lo elogiara por su trabajo en el bordado; pero entendió que no sería así.
—Cuida tu salud, regresaré pronto. Me retiro.
Taehyung se giró y siguió caminando hasta que subió a su semental, fijó su mirada una vez más en Min Yoongi, sin decir más, dio suaves golpes a su caballo y partió al lado de su mano derecha, saliendo juntos de aquel hogar.
Cuando las puertas se cerraron, la señora Kim se acercó a Yoongi, mirando al omega de pie a cabeza, no pudo evitar fijarse en la cicatriz que marcaba aquel rostro. Su hijo debió conseguir una esposa bonita, sin imperfecciones. Ahora las personas solo andaban hablando sobre la apariencia del nuevo esposo del General de la Guerra, incluso escuchar a sus amigas Nobles comentar al respecto, no era nada agradable.De todas formas, era un matrimonio político, hecho para obtener poder; pero su hijo solo recibió una humillación.
—No causes problemas y quédate quieto en tu cuarto hasta que te cures de ese pie. No entiendo como eres tan débil—comentó ella cubriendo sus labios y mirando con desdén al omega. Con ese cuerpo no podrás dar a luz un heredero.
Min Yoongi quiso decir algo; pero contuvo su orgullo y respiró con profundidad, no sería bueno en ese momento que su esposo no estaba, provocar a la señora Kim. Aquella mujer se subió sobre el palanquin asignado a ella y se retiró sin ver atrás. Las dos concubinas se acercaron al Consorte Noble y le ofrecieron una sonrisa.
—Consorte Noble, ¿Cómo amaneció hoy?—preguntó Jennie con rapidez, llevaba una tela delgada blanca bajo sus ojos, que cubría la parte inferior, para no dejar ver su rostro lastimado—, ayer en la noche me enteré que se sentía mal pero cuando fui a visitarlo, usted ya dormía.
—Preguntas por mí, cuando tu mejilla está así de lastimada—señaló a la parte del rostro—, un pie lastimado no es nada, pero el rostro de una persona es sagrado—dijo con pesar—, no puedes tener ninguna herida, ordenaré al médico que te hagan una buena crema.
—No se preocupe, su alteza mandó ayer a uno de los mejores médicos para que me vieran.
—¿Hizo algo así? oh—Yoongi solo forzó una sonrisa, cierto: Kim Taehyung era amable con sus concubinas, él como su esposo, no era nada especial, a diferencia de ellas—, siempre se preocupa por todos.
—La última guerra que tuvo el General, estuvo dos años—comentó con pesar aquella concubina—, ni siquiera pudo ver nacer a nuestro hijo y lo vio cuando ya estaba grande—recordó ella—, me pregunto cuando tiempo le tomará esta vez.
Yoongi sabía que fueron tres largo meses, en cada vida, incluso alabaron al General porque acabó con todos los rebeldes de la frontera en muy corto tiempo, siendo alabado, ya que nadie era tan eficiente como ese alfa.
—Volverá pronto, el...siempre vuelve—comentó Yoongi sin esperar mucho, hizo un gesto con su mano, el palanquin fue levantado. Las concubinas hicieron una despedida de reverencia, contemplando al omega alejarse, ellas se miraron con una dulce sonrisa, para empezar a conversar sobre otros asuntos.
Una joven enarcó una ceja mientras contemplaba un anillo en su dedo indice, ella miró al frente, donde una sirvienta se mantenía temblorosa, hincada y lloraba, su ropa era de manta y estaba manchada de línea de sangre, donde minutos antes le habían pegado con un látigo. Aquella joven respiró con profundidad y miró con despreció a esa mujer de baja categoría.
—¿Entonces no fuiste tú quien robo mis joyas?—interrogó aquella mujer hermosa, que se quitó el anillo y lo depositó sobre un cofre que se mantenía a su derecha. Su doncella personal contemplaba en silencio la escena—¿Acaso los 10 latigazos no te fueron suficiente? ¡Sirvientes, golpeenla ahora veinte veces y que sea en el rostro, hasta que quede irreconocible!—gritó encolerizada.
—¡Mi señora, por favor se lo suplico! ¡Perdoneme, lo hice por necesidad!
—¡Entonces si fuiste tú, maldita sirvienta! ¿Cómo te atreves a robarle a tu ama? ¡Soy tu dueña!
Una mujer de mayor edad que iba pasando, escuchó aquellos gritos y luego un jarrón ser tirado a un lado, ingresó al cuarto de su hija, viendo a la doncella moribunda.
—Eres demasiado indulgente, sirvientes, llévense a esta ladrona, matenla y ordenen que su familia sea llevada a trabajar en las fosas sépticas.
—¡Mi señora, por favor perdone a mi familia!
Los gritos de aquella mujer suplicando se fueron alejando cuando dos guardias ingresaron y la arrastraron, alejandola del lugar.
—Ye-ji—le llamó su madre, con tono serio—, a buena mañana estás haciendo un escándalo. Debes mantenerte en control, sabes muy bien que no es fácil silenciar los rumores que corren de tí.
—¿Qué le trae por este lugar, madre?—interrogó desinteresada y una doncella se acercó a ella con otra caja llena de joyas de alta calidad—¿Cúal cree qué debería usar hoy?
—Sabes muy bien que estás en edad para contraer matrimonio. Tu tía y yo estamos buscando un prospecto de esposo.
—Se estan tardando mucho...esa chica Min—gruñó aquella jovencita tirando la joya que tenía en su mano—, se casó hace más de un mes con uno de los hijos del emperador. Ni siquiera es bonita como yo, debes ver su cara, tiene el rostro de un zorro astuto—¿Están haciendo bien su trabajo? los buenos esposos se están yendo ¡No quiero casarme con un viejo a estas alturas!
—Sería más fácil si los rumores sobre ti no fueran tan desagradables, no puedes pedir mucho. Hemos encontrado a un prospecto perfecto.
—¿Es rico, tiene mucho dinero y joven?—notó que su madre afirmó y entonces su interés por las joyas, ya no era suficiente—, pareces muy segura.
—Es el sobrino del emperador, el General Kim Taehyung.
—¿Te has vuelto loca? ¡No me casaré con ese hombre sanguinario!—, el emperador lo favorece y tiene mucho dinero para poder mantener a cien hijos—comentó aquella mujer y se le acercó—, y es hijo del cuarto príncipe, hermano de su majestad. Es lo mejor que puede haber.
—¿Pero no se casó hace poco con el hijo del primer ministro?
—Ya tiene poder político, pero eres la sobrina del séptimo ministro, si logras escalar, serás también una de las mujeres más poderosas. Sin embargo, no podrás casarte como esposa consorte.
Seo YeJi se levantó molesta al darse cuenta de su única, opción, negó muy enfurecida.
—¡No seré ninguna concubina! soy Seo Yeji, gané la flor de loto, soy de las mujeres mas hermosas.
—¡Yeji!—alzó la voz su madre, se levantó y la tomó de los hombros para sacudirla, haciendo reaccionar a la mujer., la mujer al darse cuenta de su acción, se tocó la mano y respiró con profundidad. Notó los ojos despreciables de su hija hacía ella por aquel trato—, no quise hacerlo...lo siento.
—¿Cómo se atreve? ¡Jamás me había alzado la voz!
—No tienes opción, has cumplido veinticinco años, es el mejor prospecto. Aunque entres como una concubina, si te conviertes en la favorita de su Alteza, el príncipe Kim...podrás llegar incluso a ser su consorte. He escuchado que el esposo principal, no es muy favorecido.
Seo Ye-ji frunció el ceño, de seguro ese General, debía tener una apariencia demasiado ruda, tosca y con un montón de cicatrices en su cuerpo, además, de masa corporal grande y amante del alcohol, de poco aseo. Con solo imaginarlo, quiso vomitar. Pero eso podía soportarlo si iba a tener poder y riquezas, se convertiría en una de las mujeres nobles más poderosas y todos le rendirán respeto.
Se fue acercando con un pavoneo a su espejo y sonrió gustosa, apreciando su belleza. Si, convertirse en la concubina de ese General, era una gran oportunidad. De esa forma, nadie la vería de menos.