Lujuria [ROMANCE 4] [Vol.1: T...

By Briii_SR

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Una apuesta... ¿Seducir a tu jefe? ¿Qué podría salir mal? More

𝙲𝙾𝙽𝚃𝙴𝙽𝙸𝙳𝙾
𝐿𝒰𝒥𝒰𝑅𝐼𝒜
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐔𝐧𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐨𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐞𝐢𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐢𝐞𝐭𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐎𝐜𝐡𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐳
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐎𝐧𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐨𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐚𝐭𝐨𝐫𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐐𝐮𝐢𝐧𝐜𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐞𝐢𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐨𝐜𝐡𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐮𝐧𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐝ó𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐭𝐫é𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐬é𝐢𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐨𝐜𝐡𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐔𝐧𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐃𝐨𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐓𝐫𝐞𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐒𝐞𝐢𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐒𝐢𝐞𝐭𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐎𝐜𝐡𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 &𝐔𝐧𝐨
𝐼𝑀𝒜𝒢𝐸𝒩𝐸𝒮 - 𝒞 𝟦𝟣
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐃𝐨𝐬
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐓𝐫𝐞𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐒𝐢𝐞𝐭𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐎𝐜𝐡𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐔𝐧𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐃𝐨𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐓𝐫𝐞𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐒𝐞𝐢𝐬
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐒𝐢𝐞𝐭𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐎𝐜𝐡𝐨
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐞
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐔𝐧𝐨
𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨
𝐀𝐠𝐫𝐚𝐝𝐞𝐜𝐢... + 𝐈𝐧𝐟𝐨...
𝐀𝐋𝐁𝐔𝐌 𝐃𝐄 𝐅𝐎𝐓𝐎𝐒
𝐋𝐔𝐉𝐔𝐑𝐈𝐀 [𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 𝟐]
𝐍𝐀𝐓𝐇𝐀𝐍𝐈𝐄𝐋 - 𝐑
𝐃𝐀𝐑𝐂𝐘 - 𝐑
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐒𝐞𝐢𝐬

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By Briii_SR

🤍✨ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴢᴀᴄɪᴏɴ ɪ/ɪ✨🤍
⚠️⚠️ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ ᴀᴅᴜʟᴛᴏ xᴘʟɪᴄɪᴛᴏ⚠️⚠️

┏━━━୨♡୧━━━┓
ᴏʙꜱᴇQᴜɪᴏꜱ
┗━━━୨♡୧━━━┛
ᴅᴀʀᴄʏ ᴅᴜʙᴏɪꜱ

  —Un libro.

El comentario de Nathaniel fue más bien de burla, resignada dejé el objeto en la estantería.

—Tal vez le sirva para que deje de actuar como un idiota.

—Eso no va a pasar, Gael no leería un libro ni aunque su vida dependiera de ello.

No tenía que decirlo, me ha quedado bastante claro desde que lo conozco.

—¿Entonces?

—El reloj es buena opción.

—Ese reloj es muy costoso.

—Es solo un obsequio.

Tomó mi mano llevándome hacia el mostrador de joyería, pero antes de llegar se detuvo; su teléfono alertaba de una llamada, a lo que él inmediatamente le hecho un vistazo, con un: ya vuelvo se alejó para contestar, yo por otro lado continué hasta llegar al mostrador.

—¿Puedo ayudarle?

Una mujer de alta estatura se acercó, no tenía una apariencia amable, de hecho, daba las vibras de ser todo menos eso.

—Voy a querer este.

Se dispuso a sacar el objeto y a ponerlo en su caja correspondiente.

—¿Algo más?

Sí... El obsequio de Stefany sería unos pendientes, en eso habíamos estado de acuerdo.

Me moví hacia el otro extremo para ver la joyería. Todos lucían preciosos, más los de diamantes y perlas.

—¿Puedo ver estos dos?

Al tenerlos más de cerca lucían aún más bonitos, optaba más por los diamantes, Stefany no parecía ser una mujer de llevar perlas, aunque igual lucían divinas.

Ahora tenía un dilema.

Noté a Nathaniel acercarse y sin dudarlo puse ambas opciones de pendientes frente a sus ojos.

—Mira que preciosos, están muy bonitos, me encantan.

Sus labios señalaron una pequeña sonrisa.

—Estarían más bonitos si los llevaras puesto.

Con modestia hice un ademán con mi mano, sentía el ardor cubrí mi rostro.

—No son para mí, son para Stefany.

—A ella no le gustan las perlas ni los diamantes. —¿No? Tenía vagos recuerdos de ella utilizando diamantes en sus prendas. —Le gustan las esmeraldas.

Con tristeza puse las hermosas piedras sobre el mostrador dispuesta a ver otras opciones con referencia a los gustos de mi suegra. La chica, con incluso más amabilidad de la que ha usado conmigo le explicó y mostró las opciones que tenían en joyería. De pronto cobró vida, y todo lo que mostraba era dirigido hacia él.

Me preguntaba si me había vuelto invisible o algo por el estilo.

—Llevaremos estos.

—¿Y va a desear algo más?

«¿Va a desear algo más? Ridícula.»

—Estos también.

—Pero dijiste que no le gustaban. — Murmuré al ver como añadía los pendientes de diamantes y perlas a la compra.

—Son para ti amor.

Levante las cejas viéndolo con ternura. Se giró quedando frente a mí, un paso más y me puse de puntitas para alcanzar sus labios, dándole un dulce beso.

—¿Estás trabajando para ser el mejor novio del mundo?

—Lo hago.

Deje otro beso esta vez en su mejilla.

—Gracias.

—Me agradeces después. —Apretó mi cintura sutilmente causando que me estremeciera.

Dejé que pagara por lo que hemos tomado, sin embargo, me aferré a su brazo en cuanto puso las cosas en la canasta que sostenía con su otra mano.

—Ya tenemos papel para envolver, las tarjetas, los regalos de todos, excepto...

—Christopher.

Caminamos por el centro comercial hasta dar con una tienda infantil, entramos y ojeamos casi todo en busca de algo que estuviésemos seguro de que le gustaría.

—¿Podemos darle dos obsequios a Chris?

—Los que creas necesario para que esté feliz.

—En ese caso, ¿qué tal los legos y este carro de control remoto?

Asintió en respuesta, los tomé y rápidamente me acerqué al cajero de la pequeña tienda para pagar por mi propia cuenta, quería hacerlo desde que llegamos, sin embargo, Nathaniel no me la ha permitido.

—¿Qué tal esto? Últimamente ha estado ojeando muchos cuentos.

Se trataba de una historieta, daba alusión a una historia animada. Seguramente le encantará también, la tomé de su mano y se la pasé al señor junto a mi tarjeta de débito para que se cobrara la compra.

Tome el recibo y la tarjeta de regreso, al igual que la bolsa en donde estaban las cosas.

Sentía su mirada escudriñarme.

—Estabas esperando este momento, ¿verdad?

—No es justo que solo pagues tú, si no voy dos pasos delante de ti no tendría la oportunidad de hacerlo.

Desde que lo recuerdo, nunca me dejaba pagar cuando estaba con él, ya era algo a lo que estaba acostumbrada, muy rara vez era la ocasión en la que intentaba hacerlo, y siempre me reprendía por ello.

Él tomó las bolsas de la canasta, las cuales no eran muchas, yo me aferré a su brazo libre nuevamente caminando a su lado hacia la salida.

El sol brillaba afuera, anoche había cesado la nevada, pero ahora se sentía más frío, el suelo aún estaba cubierto por una fina capa de nieve.

Atravesamos el parqueo hasta llegar al auto que él ha alquilado para este viaje, dejó las cosas atrás, mientras lo hacía yo subí al asiento delantero y de mi bolso saqué el pequeño empaque de la farmacia, fue lo primero que me preocupé por comprar en cuanto llegamos.

No me gustaban estas cosas, siempre optaba por el preservativo, simplemente quería evitar tener problemas para concebir en algún futuro deseado por culpa de esta pastilla. Intenté abrir la cajeta en donde se almacenaba la pequeña píldora. ¿Cuál era la necesidad de poner algo tan pequeño en cartón tan grande?

—¿Vas a matar a mi hijo?

Dejé lo que hacía y confundida lo miré a los ojos, tenía una expresión de no poder creerlo muy reflejada en su mirada, pero esta desapareció enseguida ahora luciendo natural.

—Entonces déjame ayudarte

Tomo el cartón de mis manos dispuesto a abrirlo. Quería decir algo respecto a lo que estaba escuchando, pero era incapaz de formular algo coherente.

Me paso la píldora, pero ni siquiera me atreví a tomarlo, unos pocos segundos después libero una risa de la manera más dulce posible. Me vio con inocencia, tomó mi mano y en la palma

—Solo fue una broma cariño, tómala, no tienes nada en tu pancita... Aún.

—Tus bromas a veces suelen ser amargas y rancias.

—He aprendido de la mejor. —Puso sus manos en el volante, pero no avanzaba.

Tome un trago de agua luego de la pastilla, lo mire extrañada al ver que no nos hacía avanzar.

—El cinturón de seguridad, Isabella.

«Isabella.»

Levante las cejas antes de abrochármelo para que pudiese conducir, su voz no fue ruda, más bien amable, pero no acostumbraba a llamarme así, la única vez que lo había hecho fue en la fiesta de cumpleaños de Christopher, y ni siquiera recordaba el porqué. Se sentía extraño, la única persona que me llamaba de esa manera era Yesenia muy de vez en cuando o mi padre con mucha frecuencia.

—Sí papá.

Exhalo una sonrisa.

—Te quiero.

—También te quiero.

Mientras íbamos de camino me ocupé de revisar las notificaciones que tenía pendiente, David me ha enviado un montón de fotografías la cuales no había visto hasta ahora, las guardé todas en el dispositivo para no perderlas. Aún teníamos un tema pendiente del que nadie me ha dado una respuesta.

Darcy: ¿Qué ha dicho mamá sobre el asunto con Yesi?

Su respuesta fue exageradamente rápida.

Davi: Cambio de planes, Yesenia vivirá conmigo.

¿Con él?... ¿Razón?

Darcy: ¿Y eso por qué?

Esperé una respuesta de su parte que nunca llegó.

Guardé mi teléfono y baje, Nathaniel tomó todas las bolsas otra vez por su cuenta, yo me encargué de abrirle la puerta para que pasara, al igual que la de la habitación.

Las dejo a un lado.

Hensel llevó a Chris y a Stefany a ver una obra navideña y Cloe y Gael andan haciendo actividades, por lo que teníamos la casa solo para nosotros y mucho por hacer.

—¿Quieres empezar con esto ahora?

Subí a la cama quedando de pie un poco más alta que él, crucé mis brazos sobre sus hombros y besé su boca.

—¿Y si mejor tomamos una ducha?

—¿Ahora?

—Sí. —Susurré. —Así te doy las gracias que te debo.

En la curva de sus labios se asomó una sonrisa coqueta y el azul de sus ojos se tornó brilloso. Ya sabía su respuesta sin tener que escucharla, claramente podía verla en él.

Con sus manos tomó mis piernas poniéndolas a cada lado de sus caderas, volví a besarlo con ganas mientras él tomaba el camino hacia el baño.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

Pase mi lengua por toda la longitud de su erección metiendo todo lo que podía en mi boca; mi cabello estaba envuelto en su mano mientras esta presionaba mi cabeza profundizándose aún más en mi garganta causándome horcajadas.

Apreté mis ojos y agradecí en cuanto me liberó permitiéndome respirar.

Jadeante levanté la mirada a sus ojos, sus labios entreabiertos y su mirada bañada en lujuria le daban una visión totalmente distinta, si en su apariencia normal de por sí Nathaniel Meyer ya era bastante sexy, estando de esta manera no había palabra que lo describiera. El agua de la regadera caía mojando su oscuro cabello, bajando por su cuello mientras seguía el camino por su torso, su pecho y su abdomen marcado.

Me encandecía de placer, el cuerpo me palpitaba, toda la parte interna de mis muslos yacía bañada de aquel fluido transparente que mi virtud despedía.

Paso su pulgar por todo mi labio inferior para luego introducirlo en mi boca lentamente, el cual le chupe con fuerza.

Un gruñido salió de su boca.

«Ay señor Meyer.»

Mientras él jugaba con su pulgar en mi boca agarre su miembro con mis manos y lo acaricie a la vez que lo apretaba, era capaz de sentir las venas que sobresalen debajo de su piel.

Volvió a gruñir, pero esta vez con más fuerza.

Sacó su pulgar de mi boca dándome la oportunidad de ahora chupar la cabeza de pene y gran parte de él sin quitar mis manos, de pronto sus gruñidos se hicieron más frecuentes, con más rapidez lo masturbe con mis manos mientras lo sacaba de mi boca, justo en el momento en que una gran descarga de semen se derramó por la comisura de mis labios y mi barbilla callando directamente en mis senos.

Un gemido de sorpresa salió de mi boca, seguido de uno cargado de deseo.

No lo solté hasta que la última gota de placer salió de él.

—Levántate.

Obedecí, me ofreció su mano para ayudarme, pero esa amabilidad duró poco; me soltó enroscando su mano en mi cuello y en un parpadeo ya estaba pegada a la pared acorralada por su cuerpo. Su boca pasó por mi mejilla acelerándome aún más la respiración.

Podía sentir su pene aun erecto presionarse en mi vientre provocándome aún más deseo.

—Abre las piernas, quiero sentir cómo estás.

Cada fibra de mi cuerpo se estremeció por su voz ronca, otra vez lo obedecí, su mano se escabulló por toda mi zona palpándome.

—Carajo Darcy.

Un gemido salió de mi boca al sentir dos de sus dedos hundirse en el interior mi vagina, clavé mis uñas en su piel en modo de súplica.

—¿Me deseas?

Su sonrisa era cruel, solo quería torturarme.

—Sí.

—¿Cuánto me deseas?

—Mucho —balbucee. Metí mi mano entre nosotros y agarré su erección llevándola hacia donde estaban sus dedos.

Sonrió, y con una fuerte embestida se metió dentro de mí, todo mi ser se contrajo y se estremeció al instante, jadeé a boca cerrada implorando por más. Tomó mi rostro con sus manos mirándome a los ojos mientras me embestía con rudeza.

Notaba la satisfacción crecer en su mirada oscurecida.

—¿Así o más fuerte?

—Más...

Me corto las palabras con otra embestida.

Era más el placer que el dolor y justamente así lo deseaba.

—¿Así amor?

Me abracé a él contestándole con los gemidos involuntarios que intentaba callar, me cohibía de hacerlo para no armar un escándalo.

No sentía ni siquiera necesitar una extra-estimulación, todo el placer acumulado estalló en mi cuerpo como fuegos artificiales, trayéndome espasmos, mi mente se nubló por completo. Ni siquiera me percaté de que Nathaniel jadeaba por igual pegado a mi pecho.

Con la poca energía que me quedaba exhale una pequeña risa victoriosa y acaricie su cabello.

Beso mi boca como si fuera suya mientras lentamente lo sentía abandonarme dejando una dulce sensación de ardor en mi zona intima.

Me vio a los ojos buscando mi mirada, la cual dudo mucho que encuentre, estaba tan agotada que lo único que fui capaz de hacer fue liberar el aire de mis pulmones y recostar mi cabeza de su pecho.

—¿Exhausta?

Asentí como pude. Su pecho vibró suavemente por su risa, besos mi cabeza a la vez que me acariciaba.

—Lo hiciste muy bien preciosa, mereces descansar.

Cerró la regadera, me acercó más a la orilla de la ducha, en donde pude verlo tomar una toalla y secarse, envolviéndose la cintura después; se acercó con otra e hizo lo mismo conmigo, secándome desde mis pies hasta la última hebra de cabello.

Luego con otra seca me envolvió y me llevó en sus brazos, aquello último no era necesario, pero si mi hombre quería ser un príncipe no se lo iba a negar.

Me dejó sobre la cama y se alejó un momento yendo por una pieza de la que era su pijama, me ayudó a ponerme la camiseta.

—¿Te molesta dormir así? —Hizo referencia a mi cabello húmedo a lo que negué en respuesta, aunque no era algo que acostumbraba a hacer.

Ya lista me escabullí debajo de las sábanas, él no tardó en subir a mi lado, lo escuché susurrar un te quiero y aunque estaba segura de que le respondía con las mismas palabras, dudo de que me haya escuchado.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵

  Yo envolvía bastante bien, pero Nathaniel Meyer es un perfeccionista, tan solo había que ver los que ha envuelto comparados con los míos.

Lo ayude a envolver el último que quedaba para luego recoger todo.

—¿Vamos a dejarlo debajo del árbol?

—Claro.

Él tomó la mayoría, yo agarré los que pude y le abrí la puerta.

—Ahí están. —Stefany nos apuntó con una cámara, no tuve otra opción que sonreír.

Cloe también estaba acurrucada en el sofá junto a Chris, quien se alejó para cercarse con notable curiosidad.

—¿Ahí están mis regalos? Dalcy.

Asentí, sus pequeños ojos brillaron con emoción. Llevaba un pijama de abejita, literalmente.

—¡¿Puedo abrirlos tío Nat?!

Nope, son los obsequios de navidad.

Www.

Su tristeza no duró mucho, unos segundos después estaba dando brincos por todos lados haciendo sonidos de abejas.

Tome asiento en el mismo sofá que Stefany y Cloe, ambas también llevaban pijamas que lucían bastante cómodas. Yo no iba a hacerlo, la verdad es que me causaba un poco de indiferencia porque no era algo que estaba acostumbrada a hacer, pero Nathaniel logró convencerme, además, estaba tan enrollado en esto que hasta me llevó a comparar una pijama compartida para usar en navidad mientras abríamos los regalos.

Y la del romanticismo era yo.

—Soy una abeja, Dalcy.

Se trepó en el sofá hasta subir sobre mi sentándose en mis piernas.

—Un Abejo.

—¡Sí! ¡Abue soy un Abejo!

Era imposible que Chris no te sacara una sonrisa.

Señaló a Cloe y me miró.

—Ella vino con tío Gael. —Se supone que era un secreto por cómo susurraba, pero lo hacía bastante alto.

Sentí el flas de la cámara de Stefany repetidas veces.

—Su nombre es Cloe, y es mi mejor amiga.

Asintió frenéticamente, pero paró de golpe viéndome con las cejas fruncidas.

—Ella es mía Dalcy.

Me señaló con su dedo antes de bajar de mis piernas. Indignada vi cómo fue corriendo hacia Cloe quien se cubrió por completo con la manta de corazones.

—¿Tú ya?

—¡Sí! ¡Ella me dio mi-mi pijama de abejoto, tú no!

Lleve una mano a mi pecho como si estuviese ofendida, tratando de no reír por su palabra mal pronunciada.

Iba a ser una larga noche.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵
┏━━━୨♡୧━━━┓
¿ᴇꜱᴇ ᴇꜱ ᴛᴜ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ?
┗━━━୨♡୧━━━┛
ɴᴀᴛʜᴀɴɪᴇʟ ᴍᴇʏᴇʀ

  —No recuerdo que hayas insinuado con anterioridad que ella te gustaba. —Su tono de voz era desinteresado, y no era normal en él, por lo general esa no suele ser su actitud cuando hablaba de estas cosas.

Desvié la mirada viendo a Gael, su extraño comportamiento empezaba a preocuparme, ha estado actuando de cierta forma desde ayer y honestamente me gustaría saber qué le sucedía.

—¿Está todo bien?

—Perfecto.

Hensel se recostó en su asiento con la mirada vacilante, me quedo claro de que algo sí pasaba y el único que no estaba enterado era yo.

—¿Me van a decir que sucede?

—Sí, Gael, ¿le vas a decir?

—No tengo nada que decir.

—¿Entonces porque estás actuando así? ¿Está pasando algo? ¿Es el trabajo otra vez? —Cuestione, pero se quedó en silencio.

Deduje que de algo serio se trataba como para que lo fastidiara así y no dijese nada, cuando lo usual era que Gael llamara a las dos de la madrugada por cualquier estupidez que le sucedía.

—¿Sucedió algo?

—No.

—¿Entonces?

—Está dolido.

Soltó Hensel, desvié la mirada hacia él notando como miraba a Gael.

—¿Dolido por qué?

—Porque Darcy te prefirió en vez de a él, le duele el corazoncito.

«¿Qué?»

Sus palabras me confundieron, pero por su expresión y en la manera en que lo dijo supe que no se trataba de una broma. Puse la mirada otra vez en Gael, honestamente esperaba alguna reacción negativa de su parte, pero ni siquiera se dignó en contradecir lo que Hensel había dicho.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste, es que no tiene el valor para decirlo...

—¿Puedes callarte?

—¿Gael? —Cuestione con ganas de saber, parecía una mala broma de las Hensel, pero no decía nada, tan solo se cruzó de brazos enmudecido.

Fije la vista en otro lado sin poder creerlo.

—Dejare que hablen.

Hensel se levantó del sofá y se marchó, el silencio se había vuelto incomodo y pesado.

—¿Puedes hablarme?

—Ya te dije que no tengo nada que decirte, Nathaniel, más que felicitarlos a ambos, espero que su relación sea duradera y todo ese bla, bla, bla...

Ahí estaba.

¿Le gustaba Darcy?

—Gael, oye, no sabía lo que sentías por ella, de haberlo sabido yo... tal vez...

—Y esa es la razón por la que en estos temas eras lamentable y un perdedor, regla número uno, si lo quieres, tómalo, no dejes que nadie más te lo quite. —Señaló con su dedo a la vez que esbozaba una sonrisa. —Sí te vas a llevar de las babosadas que dice Hensel, adelante, solo te voy a decir que ella no me gusta.

—¿Entonces por qué actuaste de la manera en que lo hiciste hace un momento? Porque eso deja mucho que decir.

—Lamentó no mostrar una sonrisa siempre, pero no todo el puto rato debo de estar alegre.

—Y ahora estás a la defensiva.

Levantó la mirada hacia arriba mientras torcía sus labios, no iba a tomarse esto enserio.

—No lo estoy, de verdad, no tienes nada de qué preocuparte, solo me la folle unas tres veces, nada significativo, te lo puedo asegurar.

—¿Perdón?

¿Escuché bien...?

Traté de digerir sus palabras, sentí mi pecho contraerse severamente, me era remotamente imposible imaginar a Darcy y a Gael en una situación así, mi cabeza no era capaz de procesarlo sin causarme una sensación de ansiedad. Ese hormigueo en mis manos que tanto detestaba empezaba a hacerse presente.

—¿Te acostaste con mi novia?

—Ya te dije, no me gusta, pero si se me insinúa no me quedaré de brazos cruzados; es muy coqueta y atrevida. —Dijo con cierto fervor, la risa que luego soltó como si todo esto fuese un chiste únicamente ocasionó que me incomodara.

Ya molesto por su inmadurez me acerque unos pasos a él, la expresión irónica en su mirada solo aumentaba las ganas que ahora tenia de golpearlo.

—Sí me entero de que estás mintiendo...

—Puedes preguntarle, dile que te cuente nuestros secretitos.

—Te vas a alejar de ella.

—En tanto ella pare de buscarme, cosa que no creo que suceda, le gusta; no, le fascina que le meta los dedos y luego le folle la boca como una puta...

Lo tomé del cuello de su camiseta, me generaba asco y revolvía el estómago verlo sonreír como un degenerado.

—¿Sabes cuál es la mejor parte?...

Mi puño se estrelló en su boca antes de que acabara lo que sea que iba a decir, un puñetazo más y se tambaleo cayendo al suelo, pero esa estúpida y enferma sonrisa no se borraba de su rostro.

Mis manos temblaban ligeramente y mi corazón palpitaba a una velocidad que no era normal, el hormigueo en las palmas de mis manos y en mi garganta no cesaba. Me sentía dolido por lo que acababa de escuchar, pero no iba a tomar ninguna decisión sin antes oír lo que ella tenía que decir al respecto, y estaba más que dispuesto a escucharla en estos momentos.

︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵
𝑀𝒾𝓁 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅𝑜𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇

•||𝙽𝙾𝚃𝙰 𝙳𝙴 𝙰𝚄𝚃𝙾𝚁𝙰:
¿Y ahora?....

💛
¡¡¡Mañana tendremos capítulo!!!
💛Besitos y que tengan linda noche Abejotos💛

💙NATH💙

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