No intentes esconderte, ahora que puedo ver quién eres realmente.
Solía idealizarte, solía verte en lo que solía ser una humilde acompañía.
Cuándo los demás animales del bosque te apreciaban, cuándo eras un cisne blanco, radiante de encanto.
Uno muy bueno camuflajeando, pretendiendo ser lo que nunca fue, tratando de "ahogar" a un pececillo, ¿ ves? lo bajo que haz caído.
Tu avaricia, tu deseo de poseer cada vez más, fue lo que destruyó lo que pudo haber sido y no fue, ahora a las consecuencias haz de temer.
Retuercete, agitate, haz lo que quieras.
Pero eso no detendrá tu condena
No intentes arrancar tu plumaje negro, no volverás a ser el cisne blanco, tú, haz de pagar la libertad de tus actos.
Caíste, y flotando inerte en el agua
La pizca de vida que te quedaba ha sido liberada
Navega libremente por el aire
El cielo parece dolerle tu muerte.
La lluvia cae en tremendo torrente.
Y golpea tus restos anunciando tu ida, hacía dónde no sabemos, desterrado a ser olvidado.
¿ Qué te ha dejado la avaricía? no pudo haberte dejado más vacía.
Te haz convertido en lo que una vez temías y ahora, mírate, y dime lo que ves, plumas negrizas que cubren tu piel.
Sin haberte dado cuenta te diriges al riachulo de la perdición, dónde tus restos descansan sin nadie que llore, ni rece por ti.
Obtuviste lo qué diste, nada ha sido más justo en todo este tiempo, nace una nueva era, ya que pereció, el cisne negro.