๐•ธidnight ๐•ธemories | jj mayb...

By uaatwd

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โœฟ หšยท ๐”—his is what the night is for.
๐ฉ๐ซ๐จ๐ฅ๐จ๐ ๐ฎ๐ž. the competition.
1. hurricane agatha.

2. new friends.

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By uaatwd

2. ༅
Nuevos amigos

Me desperté con una sensación de confusión y desorientación, apenas consciente de mi entorno.

Al abrir los ojos, me di cuenta de que estaba en la casa de los Cameron.

Maisie, con su rostro preocupado, estaba a mi lado, y sus ojos reflejaban una mezcla de alivio y ansiedad. Mientras intentaba asimilar lo que había sucedido, observé a Sarah, quien aún dormía plácidamente.

El silencio de la casa me envolvió, mi mente era un torbellino de preguntas sin respuestas, lo que había pasado con JJ no era algo… normal.

—Por fin despertaste… —Maisie suspiró alivianada. —¿Estás bien?

—Podría estar mejor. —Me encogí de hombros y me senté en silencio, mi cuerpo relajado mientras apoyaba mi cansada espalda en el respaldo de la cama. —Fue todo… muy rápido.

Ella asintió. —Entiendo. —Maisie quedó en un momento de silencio, sus ojos reojeando rápidamente a Sarah. —Topper fue un idiota. —Susurró levemente, su voz no siendo muy alta y con un tono suave, mientras sonreía y soltaba risitas por lo que había pasado anoche.

—Uhm. —Fruncí mis labios hacia un costado. —Pero JJ… —Suspiré de manera frustrada, mis manos golpeando mi cabeza al bajar.

¿Quizás JJ había hecho lo correcto? Mis pensamientos estaban atrapados en mi cabeza, sin poder salir con facilidad… O tal vez… JJ no podía salir de mi cabeza.

—Sí, lo sé… Lo sé. —Ella se relamió los labios, comprendiendo mi situación. —Fue mucho para la primera impresión. —Afirmó.

—Él podría haber hecho las cosas de otra manera. —La mire a Maisie. Mis ojos mostraban una expresión firme, pero no eran de enojo o ira, sino desilusión.

—Topper también. —Defendió a JJ. —Si él tan solo no se hubiera entrometido… —Ella explicó mientras movía sus manos, sus movimientos eran muy suaves y enérgicos, mientras explicaba lo que estaba diciendo.

Sus ojos me miraban directamente y su tono de voz era muy firme, y con un tono casi de convicción. Sus palabras eran muy claras, y se podía notar que lo que estaba diciendo era algo que creía seriamente.

—Ya cállense. —Sarah murmuró con molestia, ya que el ruido que habíamos estado haciendo la había despertado.

—Buenos días, bella durmiente. —Hablé con un tono burlón mientras soltaba pequeñas risitas.

El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte cuando Sarah nos miró con ojos somnolientos y decidió levantarse.

A pesar de la temprana hora, yo no estaba lista para levantarme… Aunque de todos modos tuve que hacerlo.

Solo quería apoyar mi cabeza en la almohada y sumergirme en un profundo sueño nuevamente, pero, eso será más tarde.

—Gracias por despertarme, de verdad. —Sarah espetó con gracia mientras se frotaba los ojos.

No pude evitar burlarme de ella mientras en mis pensamientos nos maldecía a mí y a Maisie por despertarla. Estaba claro que conversar al amanecer mientras alguien dormía era una idea terrible.

—Solo un minuto más… Por favor. —La mayor suplicó con voz indiferente, con la mejilla aplastada contra la almohada.

—No, Maisie. Tienes que aguantar las consecuencias de haberme despertado a las ocho de la mañana. —Sarah agarró su almohada y golpeó suavemente la cabeza de la rubia, recalcando la frase final. —Y tú tampoco te salvas. —Ella se acercó y me golpeó también.

—¡Auch! Eso me dolió. —Exageré mientras frotaba mi nuca.

—A mi me dolió que me hayas despertado a esta hora, Hale. —Con un movimiento rápido, arrojó la almohada sobre la cama, dejándola en su lugar. —Lo único que deseo ahora mismo… es el desayuno. —Suspiró. —Veré si mis padres están abajo.

Abrió de golpe la puerta de su habitación y salió. Nos iba a avisar si el desayuno estaba listo.

Maisie se acercó y se sentó con las piernas cruzadas sobre mi colchón —No he visto a Rafe desde que llegamos. —Esto la llevó a quejarse y dejar escapar un suspiro de pura frustración.

Levanté las cejas. —¿Has estado pensando en Rafe? —Dejé escapar una risa burlona. —Maise, no es por ser… mala. —Me relamí los labios y hablé con seriedad. —Pero, ¿no te parece que sería una buena idea contarle a Sarah que estás saliendo con su hermano? —Entrecerré mis ojos.

Ella se quedó en silencio, mirándome.

—Es nuestra amiga, no me gusta ocultarle secretos. —Me encogí de hombros.

—Mierda. Lo sé, lo sé. —Bajó la cabeza y pensó por unos segundos. —Uhm, pero… ¿Tú también me contarías que te gusta mi hermano?

—Maisie, no tienes hermano… —Levanté las cejas y la miré con una pizca de desconcierto.

—Ugh, ya lo sé, Amb. —Rodó los ojos. —Pero, si tuviera… ¿Me lo dirías?

Asentí. —Pues claro. —Resoplé y solté una pequeña risita. —Para que me ayudes a conquistarlo. —Bromeé de una manera coqueta y dejé escapar una carcajada.

—Claramente no sirves para hacerte estas pruebas de confianza. —Maisie se llevó las manos a la cabeza con exasperación y sonrió con los dientes apretados.

—¡El desayuno está listo! —La voz de Sarah resonó desde lejos, avisándonos de que el desayuno estaba listo.

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—Y cuéntame, Amber. ¿Cómo le va a tu padre en el trabajo? ¿Está teniendo alguna dificultad con las inversiones? —Ward planteó la pregunta con interés mientras inclinaba la cabeza hacia abajo para tomar un sorbo de café.

—Papá… —Sarah se sintió avergonzada por la pregunta y se quejó con él.

—Oh no, está bien, Sarah. —Sonreí con amabilidad. —Ah, bueno… No hablamos acerca de su trabajo, pero por lo que veo, lo está haciendo bastante bien en realidad. —Respondí afirmando. —Siempre está tratando de encontrar las mejores inversiones y asegurarse de que se mantengan estables.

—Me alegra oír eso. —Él sonrió y habló en un tono tranquilo y sereno.

—¿Tienes idea si quiere nuevos clientes o…? —Rose preguntó. Sentí su curiosidad en su lenguaje corporal.

Creo que sé hacia dónde se dirige esto…

Tomé un sorbo de mi café. —Ah, no… No estoy tan pendiente de eso. —Reí con nervios. —Pero, por supuesto, si tienen dudas, pueden preguntarle a él. —Ladeé mi cabeza.

—Lo haremos. Gracias por atender nuestras dudas. —Rose asintió en señal de gratitud y le dio un mordisco a su croissant.

—No hay de qué… Saben que ustedes pueden confiar en mí para lo que sea. —Asentí con la cabeza una y otra vez mientras le daba un último mordisco a mi muffin.

—Oye, Maisie… Esta semana, ¿puedes enseñarme a surfear? —Wheezie preguntó.

Esta era bastante cercana a Maisie, especialmente por su “ pasión ” compartida por el surf.

—Por supuesto, Wheez. Debo buscar las tablas que utilizaba cuando tenía tu edad. —Afirmó la rubia, dándole una linda sonrisa.

—¡Genial! ¡Eres la mejor! —La niña se levantó de la mesa y se acercó a Maisie para darle un afectuoso abrazo.

—Bien… De acuerdo. —Sarah dejó escapar un suspiro y se puso de pie. —Papá, ¿podemos ir al yate con las chicas? Hay aire acondicionado, y… tenemos calor. —Se excusó con una sonrisa convincente.

Ward la miró. —Claro que sí, cariño… Por supuesto. —Habló con calma y comprensión, la que siempre tuvo él con ella.

Sarah inclinó la cabeza, indicándonos que nos levantáramos de la mesa.

De repente, noté una presencia familiar para los Cameron, especialmente la atención que Maisie le dedicaba.

Por supuesto… Rafe. Con quien Maisie había estado saliendo desde hace unas semanas.

La tensión era notable, a pesar de que no era yo quien estaba enamorada de él.

Una vez a bordo del yate, escuchábamos ruidos provenientes de su interior, y al investigar, nos topamos con John B saliendo por la puerta sin ocultar su presencia.

—Oh, hola. —Sarah saludó con naturalidad y se acomodó el cabello con gracia. —Estás acosándonos… ¿Planeando tu venganza? —Habló con un tono burlón, mostrando una pequeña sonrisa juguetona.

—Sí, ¿sabes que? Dile a tu papá que ya terminé de trabajar. —John B intentó evadir la situación con unas breves palabras. —Está todo listo… —Sarah se lo quedaba mirando. —Solo… colocaré los tanques.

Sarah lo miraba con los ojos entrecerrados, desconfiando de la situación. Se acercó a él y decidió bromear un poco. —Oye, ¿estás bien? Porque… tu ojo se ve horrible.

—Sí, ¿sabes qué? Dile a Topper que ganó la primera ronda. —Se adentró en el barco en el que había venido. —Tuvo suerte. —Se encogió de hombros y se volteó para mirarme. —Y tú, dejaste pensativo a mi amigo… Amber Hale. —Me culpó y señaló.

—Oh. —Levanté las cejas con notoria sorpresa. —¿Cómo se encuentra él? Luego de haberle apuntado a la cabeza… —Fui interrumpida por John B.

Pensando en tí, como siempre. —Espetó, delatando a su mejor amigo sin titubear.

—Eso es… raro. —Apreté los dientes mientras inclinaba la cabeza con suavidad.

—Bien, de acuerdo… Pero… ¿Podemos olvidar todo el asunto de “ pogues versus kooks ”? —Sarah cambió de tema para hablar sobre lo sucedido anoche, mientras miraba a John B con una expresión suplicante e intensa. —Es muy estúpido. —Recalcó.

Este rió de manera sarcástica. —Es fácil decirlo cuando eres una kook.

Después de que JB terminó de hablar, se podía percibir el desafío en la mirada de ambos. Él se alejó, encendió el motor de su barco y se marchó. Sarah le dedicó un gesto con el dedo medio a modo de insulto.

—Idiota… —Maisie se quejó de este adentrándose en el yate.

—Uhm. —Apreté los dientes, mostrándolos. —Es entendible el por qué. —Hablé con un poco de humor.

—Pero, ¡hey, Amber! —Sarah se dió cuenta de lo que había escuchado, pero lo había procesado un poco… tarde. —John B ha dicho que este chico, JJ, ¡estaba pensando en tí! — Sarah me agarró suavemente de los hombros, su rostro irradiaba felicidad.

—¡Yo también lo oí! ¡Fuerte y claro! —Maisie se puso del lado de Sarah. —Está claro que ese chico está más que enamorado de tí.

—Por favor. —Resoplé por la nariz. —Solo me habló una vez y lo estropeó apuntándole en la cabeza al novio de Sarah. —Rodeé los ojos con indignación, me senté en el sofá y me cubrí la cara con notable estrés.

—Amb, no puedes negar el como te miraba mientras tú le hablabas… ¡Era su momento perfecto para besarte! —Maisie, que había estado al tanto de la situación, confesó que el mismísimo pogue me tendría que haber besado anoche.

—Wow, wow, wow. —Paré con las manos a la rubia antes de que intentara decir algo más. —Alto ahí, Gray. —Señalé a la mayor y Sarah solo se reía. —Apenas nos conocemos.

—¿Y qué? Era su momento perfecto. —Suspiró. —Pero… ninguno lo supo aprovechar. —Habló indignada.

La vibración de mi teléfono interrumpió a Maisie. Lo saqué del bolsillo y vi las quince llamadas perdidas de mi mamá.

—Mierda… Debo irme. —Giré mi teléfono para mostrarle a las chicas la situación en la que me encontraba.

Era evidente que esas llamadas perdidas no eran algo trivial. Estaba en serios problemas.

—Carajo… Bien, te alcanzaré hasta tu casa. Llegaremos en cuestión de minutos. —Sarah me dió esperanzas y se apresuró por la pasarela de madera del yate.

La seguimos, ella tomó las llaves del auto, claramente informando a su padre, y rápidamente nos subimos al vehículo para partir.

—Me usarán para la cena… —Suspiré con frustración frotándome la sien.

—Shh… —Maisie me calló. Estábamos a solo tres cuadras para llegar. —Solo… cuídate la cabeza y esconde todos los cuchillos que tengas en tu casa. —Habló con el corazón en la mano. —Y si tienes espadas, también.

—¿Por qué tendría espadas? —Sarah frunció el ceño manteniendo sus ojos en la carretera.

—Para decorar… —Respondió. —Mi abuelo tenía una.

—Gracias Maisie, eres una gran amiga. —La miré de reojo cruzándome de brazos.

Ahora, no tenía ganas de llegar a mi casa.

Mi madre se veía a lo lejos, de pie en el porche. Desde aquí podía percibir su evidente enojo.

Es importante mencionar que no le había enviado mensajes en todo el día, pero de todas maneras, me imaginaba cualquier cosa.

—Al menos está feliz. —Maisie me miró temerosa, sabía cómo eran mis padres, pero intentó bromear.

—¡Como siempre! —Respondí con ironía mientras me bajaba del auto.

Saludé a las chicas y me enviaron suerte. Se marcharon y me quedé sola en el porche frente a mi madre.

—Será mejor que entres. Ahora. —Elevó su voz y recalcó la última palabra.

Luego se apartó para permitirme pasar por la puerta. Permanecí inmóvil en el lugar una vez adentro.

Una vez que cerró la puerta se cruzó de brazos. —¡Por qué mierda no me has respondido los mensajes, Amber! —De un momento a otro, ella había perdido la paciencia, así que, para escapar de su ira, comenzó a desquitarse conmigo.

—Lo siento… Ayer fue una noche caótica, no lo usé en todo el día… —Bajé la cabeza e intenté mantener la calma.

—¡Me preocupé por tí! —Ella dió unos pasos hacia mí.

—Oh, ¿ahora te preocupas por mí? —Estaba empezando a sacarme de quicio.

—¡Pensé que te había pasado algo, Amber! ¡No puedo creer que estés diciendo esto! —Ella agitaba las manos mientras el enojo la dominaba.

Por un lado entendía su situación, pero por otro, no tenía necesidad de gritarme.

—Verás cuando tu padre se entere de toda esta mierda. —Me señaló y me amenazó. —Estoy harta de que salgas y ni siquiera des señales de vida.

—¡Y yo estoy harta de que me trates como basura, mamá! —Finalmente sentí alivio al haber expresado esas palabras, las cuales había guardado por tanto tiempo.

Las lágrimas recorrían mis mejillas mientras me alejaba de mi madre, dejándola perpleja en su lugar, con el típico ceño fruncido que solía llevar en su rostro.

Subí a mi habitación, cerrando la puerta de un portazo y arrojándome sobre la cama, cubriendo mi rostro con la almohada.

Estaba destrozada, no solo por eso, tenía una oleada de emociones abrumándome. Solo necesitaba un momento de paz.

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Eran alrededor de las ocho de la noche, no había salido de mi dormitorio luego de la discusión.

Escuché pasos acercándose a la puerta. El sonido de una llave comenzó a resonar en la cerradura.

Confundida, decidí mirar a través del ojo de la puerta. Era mi papá, sosteniendo una llave en su mano. Decidí girar el picaporte y abrir la puerta.

Me habían dejado encerrada.

—No, no, no, no… —Comencé a girar el picaporte con desesperación mientras que con la otra mano golpeaba la puerta. —¡No pueden encerrarme!

Comencé a pedir ayuda, aunque sabía que solo estábamos mis padres y yo, pero no quería perder la esperanza.

Estaba desesperada, había entrado en pánico y sabía que no había algo peor que esto.

Me deslicé por la puerta entre lágrimas corriendo por mis mejillas, sentándome frente a esta, cubriéndome la cara con las manos y dejando salir todas mis emociones.

Nunca había experimentado esto antes, pero esto fue el colmo. Nunca pensé que mis padres tomarían tales medidas.

Mi plan no era huir por la ventana o algo por el estilo, sino esperar largas horas junto a la puerta hasta que la abrieran. Mantuve mi teléfono apagado y me recosté para tratar de aliviar el dolor.

Intenté decirme a mí misma que no era mi culpa, pero pensamientos intrusivos se filtraron lentamente en mi mente como… “ No es tu culpa. No necesitas sentirte culpable... No lo hagas. ” 

Era duro, era duro no pensar en ese tipo de cosas cuando tenías padres que desaparecían cada vez que perdías en competencias, cada vez que les decías algo que te emocionaba y no te prestaban atención.

Era difícil. Y fue muy duro.

Entonces, finalmente, cerré los ojos y dejé la mente en blanco, esperando que el sueño me abrazara.

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El despertador sonó. ¿Cómo era posible si yo nunca lo programé? Será un misterio… Porque odiaba con todo mi ser despertarme a la mañana.

Casi siempre lo colocaba alrededor de las doce del mediodía… Como mucho hasta la una, pero jamás a la mañana.

Tomé mi teléfono y lo encendí. En cuestión de segundos, recibí una avalancha de notificaciones de mis amigas.

Les expliqué todo lo que había pasado y no lo podían creer. Estaban en el mismo barco que yo, sintiendo conmoción e incredulidad.

⚪ Mai 🤍                                                        🎥   📞   ⋮          últ.vez hoy a las 10:35 a.m  

「Ayer」

Hey, Amb. ¿Estás bien? ¿Qué pasó?
                                                      12:36

Amber, ¿estás ahí? Respóndeme por favor.
                                                                     15:10

Donde sea que estés, contáctame rápido.
                                                                20:34

「Hoy」

Buenos días, Amb. Ojalá veas esto o me
veré obligada a ir a tu casa de inmediato.
                                                                    8:29

Maisie, tengo mucho para contar… Mira el
grupo que tenemos con Sarah, ya expliqué.
9:42 ✓✓

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De pronto, fue entonces cuando escuché nuevamente la cerradura. La puerta finalmente se abrió.

Mis padres estaban uno al lado del otro, con expresiones neutras, como si no supieran que yo había gritado cuando ellos mismos me habían encerrado.

—Buenos días. —Mi padre fue el primero en romper el silencio. —¿Cómo dormiste?

Esa pregunta me hizo mirarlo intensamente mientras fruncía el ceño.

Estaba indignada, no tenía planeado hablarle, pero sentí que era necesario.

—¿A tí qué te parece? —Me crucé de brazos, manteniendo el contacto visual. —Me encerraste.

—Es para que aprendas la lección, Amber. —Habló con un tono defensivo.

—¿Lección? Yo no necesito aprender ninguna maldita lección. —Negué mientras arrugaba el ceño.

Mi padre caminó de manera violenta hacia mí, con la mano levantada y listo para tomar algún tipo de acción... Quién sabía cómo.

—No te atrevas a levantarme la voz, niña. —Me señaló con su dedo índice, dándome algún tipo de advertencia.

Antes de que mi padre pudiera hacer algo, un toque en la puerta principal interrumpió el momento.

Fue mi madre bajó y abrió, y para su sorpresa, era Maisie. Me asomé por las escaleras para escuchar.

—Lo siento Maisie, pero Amber no saldrá esta semana. —Ella le avisó con su doble cara. “ La amabilidad.

—Señora Betty, teníamos planeado un día de playa juntas… —Maisie le suplicó a mi madre, pero fue en vano ya que ella se fue luego de que la mayor le dijera que no. Mi madre se disculpó con ella mientras hacía esto.

Cuando vi la mala cara de mi madre, se lo reproché. —Oh, ¿ahora estoy castigada por una semana? —Pregunté con ironía. —Y aquí la mala soy yo por no haber enviado un estúpido mensaje… —Resoplé mientras negaba con la cabeza.

—Sí, así es. Tendrás prohibido salir de esta casa por una semana. —Arrugó el ceño mientras se cruzaba de brazos y se preparaba para hablar nuevamente. —Y si continúas con estas actitudes de mierda, no verás jamás a tus amigas.

La sensación de frustración crecía en mi interior, y estaba decidida a expresar mis pensamientos con firmeza, pero me rendí. No valía la pena comenzar a gritar y discutir.

La relación con mis padres era como dar un paso adelante y tres pasos atrás.

Comprendí esto a los doce años, justo cuando me adentré en el mundo del surf. Me exigían mantenerme delgada, sufrí su maltrato y nunca recibí la atención que anhelaba. Tan solo era una niña… y lo sigo siendo.

No tardé en irme nuevamente a mi dormitorio, luego de que la llamada de Maisie, haya llamado mi atención.

—Días difíciles, ¿verdad? —Escuché su frustración en el tono de voz. —Tenía tantas ganas de salir hoy… Está demasiado soleado.

—Sí… Lo sé. Te oí cuando le rogabas a mi madre. —Me senté en el borde de la cama, manteniendo el teléfono en mi oído. —No me vendría mal una escapada al faro hoy. —Me reí, haciendo bromas para animar el ambiente.

Ella se quedó en silencio por unos segundos. —Espera… —Se escuchó una puerta abrirse, por alguna razón que no estaba tan segura. —Tienes ventana en tu habitación, ¿cierto? —Esta intentaba recordar. —Estaré ahí a las cuatro de la tarde aproximadamente… ¿De acuerdo?

Levanté las cejas. —¿Acaso quieres que me escape por la ventana, Maisie Gray? —Susurré al micrófono del teléfono.

—Algo así… Solo, haz lo que te digo. Necesito que estés preparada. Iremos al Faro Redfield. —La rubia terminó la llamada de forma directa.

Con algo de inquietud y en silencio, empecé a vestirme cómodamente. Quién sabe qué podría suceder en el camino.

Mi atuendo era sencillo y confortable. Llevaba un top amarillo con tirantes finos y unos shorts de jean celeste. Y, por supuesto, mis adoradas zapatillas Converse blancas.

Decidí no atarme el pelo, ya que llevaba una goma en la muñeca, nunca falla.

Mi maquillaje también fue algo ligero. Un toque de máscara de pestañas, un poco de rubor y brillo labial.

Solo necesitaba ese mensaje de Maisie para poder escapar por la ventana.

Aunque no iba a ser sencillo, ya que mi habitación daba al patio trasero y tendría que atravesarlo todo.

Luego, pasar por la puerta principal con sus innumerables ventanas, lo que me convertiría en un blanco fácil para que mis padres me vieran. Solo entonces podría correr hacia el auto de Maisie.

¿Misión imposible? Nah… La casa de los Hale.

Maisie llegó rápido, me envió un mensaje avisando que estaba a una cuadra de mi casa. De esta manera, sería más sencillo evitar que mis padres vieran su auto estacionado literalmente en la entrada de mi casa.

Abrir la ventana y salir por ella, hecho.

Ahora, tenía que moverme por la parte trasera. Era un tanto complicado, pero afortunadamente contaba con varios árboles en los que ocultarme si necesitaba mantenerme alerta.

Cruzar el patio trasero y dar la vuelta, hecho.

La tarea más difícil... pasar frente a la puerta principal.

Me agaché para moverme con sigilo sin ser vista por nadie. En este momento deseaba tener el poder de volverme invisible.

Justo cuando estaba a punto de lograrlo, una vecina me vio agachada y decidió acercarse para preguntarme por qué estaba haciendo eso.

—Oh Amber… ¿Qué haces ahí? —Ella rió con gracia. Era una anciana muy dulce, no podía culparla. —¿Quieres que llame a tus padres? —Preguntó y levantó la vista, agarrándose de lo que la sostenía.

—¡Oh, no! —Miraba de vez en cuando las ventanas de mi casa, con todo este alboroto, mi madre era capaz de asomarse en cualquier momento. —No es necesario, Señora Goldie. —Respondí con ansiedad.

—Oh, querida… No es una molestia, de verdad. —La vecina se acercó lentamente al porche. No la culpo, llevaba un bastón y apenas podía caminar.

Mientras ella tocaba el timbre, al levantar la vista me di cuenta del hecho.

—Mierda. —Susurré. Y sin muchos rodeos, salí corriendo rápidamente hacia la cuadra donde habíamos acordado encontrarnos con Maisie.

A lo lejos, podía escuchar a mi madre gritándome y lanzándome groserías por mi escapada. Corría a toda velocidad, riéndome mientras lo hacía.

Golpeé la ventana del auto con suavidad y abrí la puerta.

—Hasta que llegas. —Se quejó con un tono burlón.

—¿Sabes lo difícil que es atravesar mi casa y el obstáculo de las vecinas chismosas? —Hablé con poco aire y pausas en el medio, relajándome un poco con una pequeña sonrisa una vez que me abrochaba el cinturón de seguridad.

—Ajá sí. Adivino… La señora Goldie de nuevo. —Cielos, ella era una maldita genio. Pero, tuvo suerte. Goldie estaba al tanto de todo el barrio, por eso era tan conocida.

—Me cae bien, solo que… Esta vez sí que no quiero volver a casa. —Confesé mirándola de reojo. —No después de lo que pasó ayer.

—No puedo creer que tus padres hagan tal cosa como esa. —Negó con la cabeza.

—Uhm, era de esperarse. —Me recliné en el asiento mientras configuraba la radio para poner algo de música.

—¿Qué haces? —Preguntó manteniéndose atenta a la carretera.

—Solo… Escucha y canta.

La canción “ End of the Day ” de One Direction comenzó a sonar con energía a través de los parlantes del auto.

El ritmo pegajoso y las letras emotivas nos atraparon de inmediato. Maisie y yo no pudimos resistirnos y empezamos a cantar con entusiasmo, dejándonos llevar por la música y disfrutando cada nota.

Nuestras voces se mezclaban en armonía, creando un momento especial de conexión y alegría mientras recorríamos el camino juntas.

Al bajar la ventanilla, una ráfaga de aire fresco golpeó suavemente mi rostro, trayendo consigo los sonidos de la música y la voz de mi mejor amiga.

Mientras el paisaje se deslizaba a nuestro alrededor, podía sentir la emoción y la energía de la canción mezclándose con la brisa, creando un momento de plenitud y alegría.

La voz de mi amiga resonaba con entusiasmo, llenando el espacio del auto con su melodía, mientras yo me dejaba llevar por la música y el ambiente relajado del momento.

Llegamos al Faro Redfield, uno de los lugares que ansiaba visitar de nuevo.

La emoción y la nostalgia se apoderaron de mí a toda costa.

—Finalmente… —La rubia colocó sus manos en la cadera, cansada por el viaje que habíamos hecho.

—¿Tú crees que esté abierto? —Le pregunté mirándola.

—Uhm, no lo sé. Pero, lo mejor sería quedarnos cerca. Podríamos tomar fotos y cosas así… —Sugirió, mientras hacía un largavista con las manos, bromeando. —Hay una playa a pocos metros… Tal vez…

—Un rotundo no. —Interrumpí. —Hace mucho calor, Maisie… No estoy apta para caminar tanto. —Sacudí la cabeza en desacuerdo. —Veo que no corriste lo que yo sí tuve que correr. —La observaba mientras caminaba, pero evidentemente no estaba mirando hacia adelante.

Fue entonces cuando choqué con alguien y lo tiré al suelo, cayendo ambos en el proceso.

—¡Fíjate por dónde caminas, idio-... —Al darme cuenta de quién era, me quedé en silencio, observándolo con la boca abierta, sorprendida por el encuentro inesperado.

Ta. —JJ completó la palabra que iba a decir mientras se levantaba y sacudía sus pantalones. —Es raro verte por aquí, princesa. —Extendió su mano para ayudarme a levantarme, su mirada coqueta nunca desaparecía.

—No digo lo mismo, supongo que estar por estos lados es normal para tí. —Me crucé de brazos. —Lo siento, no me presenté. Amber Hale. —Le estreché la mano a su compañero, presentándome.

—Oh, sí. —Este parecía un poco nervioso, pero correspondió mi estrechón de manos, lo que denotaba cierta calidez y disposición a entablar una conversación. —Pope Heyward, un gusto Amber.

Maisie se reía a mis espaldas, notando la cierta tensión que había entre JJ y yo.

Sin embargo, fue respetuosa y se acercó a saludar a ambos chicos, tratando de aligerar el ambiente con su presencia amigable.

—Maisie Gray, chicos. Pero díganme Maisie o… Maise. —Asintió mientras daba una sonrisa de oreja a oreja. —¿Qué los trae por aquí?

Los dos chicos se encontraron con la mirada, sus ojos reflejando nerviosismo y expectación.

Ambos estaban tratando de encontrar las palabras adecuadas para responder a la pregunta de Maisie.

—Ah… Solo caminábamos por… El Fa-Faro Redfield. —El rubio tartamudeó. Pope lo miró mientras sentía como quería que la tierra lo trague.

—Sí, JJ. El Faro Redfield. —Maisie levantó las cejas en señal de asentimiento, con una expresión neutral que dejaba entrever un leve atisbo de sospecha.

—Ya… ¿Por qué su amigo… John B. —Entrecerré los ojos, señalándolos con un gesto circular del dedo, expresando mi curiosidad. —no está con ustedes? —Terminé la frase y me aclaré la garganta.

—Cierto… Kiara tampoco. —Maisie estuvo de acuerdo conmigo, sumando a su otra miembro de su grupo.

—Ellos están…

—John B se quedó dormido y Kie está ayudando a sus en padres en The Wreck. —Pope completó la frase que JJ claramente no estaba por decir.

—Eso no es lo que pasó real-... —Antes de que JJ pudiera terminar, Pope tapó su boca.

—No está… muy bien hoy que digamos. —Se excusó este.

—Sí que lo estoy, al menos lo sé. Porque sé lo bella que está ella hoy. —Me apuntó con el dedo mientras me miraba absorto y con una media sonrisa.

Mi rostro lo decía todo, mis mejillas se tornaron de un color carmesí, mostrando una sonrisa nerviosa mientras inclinaba la cabeza por la ternura que sentía.

A pesar de mis intentos para disimularlo, mis emociones eran evidentes.

—Veo que te levantaste algo coqueto hoy, JJ. —Mi mejor amiga se emocionó por mí y JJ, la conexión que teníamos era palpable incluso al hablar. Nuestras emociones fluían naturalmente.

—Siempre lo hago.

Los amigos comenzaron a pasarse lo que parecía una pelota de tenis, aunque en realidad no lo era, hasta que de repente se escuchó la sirena del auto de la policía.

Ellos miraron confundidos. —Oh mierda. —El chico moreno, al percatarse de que se dirigían hacia su dirección, empezaron a correr hacia su camioneta.

—¡A la camioneta, ahora! —Si no fuera por JJ, nos hubiéramos quedado en el lugar.

Sin embargo, al escuchar la alerta del ojiazul, también corrimos hacia la camioneta.

JJ cambió de marcha y aceleró a toda velocidad. Mi mejor amiga estaba desesperada, al igual que yo.

—¿Alguien me puede decir que está pasando? —Exclamé con desesperación al presenciar todo lo que sucedió en cuestión de segundos.

—¡Es algo difícil de explicar, princesa! —JJ también exclamó mientras conducía en quinta marcha.

—¡Por qué carajos escapamos de la policía! —Maisie, al igual que yo, no entendía nada.

—Esto está mal… Esto está muy mal. —Me pasé las manos por la cabeza, mostrando un rostro preocupado y angustiado.

—Oh sí, la chica surfista, la más conocida en Outer Banks… Escapando con los pogues de la policía. —El rubio bromeó.

—No es gracioso, JJ. —Me pasé la lengua por los dientes, dejando escapar un profundo suspiro.

—Es inevitable bromear, Amber. —Él accionó el freno de mano y se agachó, indicándonos que mantuviéramos silencio.

Los autos de policía pasaron a toda velocidad, fue un milagro que no nos hayan visto.

—Esto es la vida pogue. —Pope se encogió de hombros con una sonrisa juguetona, dejándonos claro que así era la vida de pogue.

—De acuerdo. Si esto es la “ vida pogue ”... Me gustaría que nos dieran el contexto de la situación.

━━━━━━━━━━━━ 𓆉 ━━━━━━━━━━━━

Después de entablar largas conversaciones con los chicos, comenzamos a ganar confianza poco a poco.

Sin embargo, nunca nos revelaron la razón por la cual escapamos de la policía, lo cual nos parecía sumamente extraño.

Finalmente, nos dirigimos a Heywards, la tienda de mariscos del padre de Pope, conocida por muchos en Outer Banks.

—Maldita cosa que no enciende. —JJ golpeó el generador seguido de un par de insultos.

Mientras tanto, yo intentaba alzar el teléfono para captar algo de señal, pero fue en vano.

—Princesa, no creo que tengas señal en La Corte. —Este se burló. —Estás en la parte pobre de la isla, apenas puedo encender este estúpido generador.

—Quiero ver mis redes sociales. —Me quejé en tono de broma, levantando repetidamente el teléfono en un intento desesperado por obtener señal.

Pope rió irónico. —Uhm, tendrás que ir a un ciber.

—¿Un ciber? —Pregunté desconcertada mientras guardaba mi teléfono en el bolsillo.

—Ajá. Son esos lugares donde prestan internet, computadoras… bla, bla, bla. —Maisie, que también se había rendido de buscar señal, respondió.

—Eres tan kook que no sabes lo que es ciber, linda. —Negó con la cabeza y soltó una risa suave. Extendió una cerveza a Pope, pero este la rechazó. —¿Tú? —Él me pasó la lata.

—No, gracias. —Negué, esbozando una leve sonrisa.

—Oh, vamos. No me digas que no te gustó la primera vez que te di una. —Una risa escapó de Maisie por atrás, mientras JJ aguardaba mi respuesta con una sonrisa coqueta.

—Ah… No lo sé… A mí-... —Un claxon de una camioneta interrumpió mis palabras.

Era John B, quien se encontraba en la camioneta que JJ había estacionado en el ¿Château? Bueno, al menos eso me había dicho Pope.

El conductor miró por la ventana y les hizo una seña para que subieran.

John B nos miró con cierta perplejidad.

—Vamos. —Indicó JJ mientras se acomodaba los pantalones y tenía un cigarro en su boca.

—Oh, ¿ellas vendrán? —John B levantó sus cejas, algo confundido por esto.

—¿Por qué no? —Pope se echó a un lado y nos permitió subir. —Damas primero. —Luego miró a JJ, dejándolo pasar también.

—Eres un idiota… —El rubio también pasó pero se sentó del lado del copiloto, luego se dió vuelta y me miró, regalándome una sonrisa inocente.

—A Kie no le agradará-... —La frase de JB fue interrumpida por el dedo de JJ en sus labios.

—Shh… —Lo calló. —Cierra la boca, solo… un momento. —Habló con tranquilidad, pero su voz estaba cargada de humor.

En ese instante, Pope cerró la puerta de la camioneta con firmeza y nos dirigimos hacia el local de la familia de Kiara.

—Y… ¿Que las trae por aquí? —John B nos preguntó a ambas, manteniendo sus ojos en la carretera. —Las kooks no se suelen subir a la twinkie.

—¿A la qué? —Maisie se tapó la boca al reír. —¿Esta camioneta tiene nombre? —Cuestionó.

—Sí, lo tiene… Pero, no estás respondiendo a mi pregunta. —Él respondió con cierta seriedad.

—Ugh. —Rodó los ojos y comenzó a explicar. —Amber y yo vinimos de visita al faro. —Soltó un largo suspiro y continuó. —Luego, cruzamos a Pope y a JJ…

—Y de la nada vino la policía y, ¡bam! Estamos aquí. —Interrumpí a Maisie y terminé de explicar.

—O sea que… ¿ustedes escaparon de la policía con estos dos? —John B señaló a sus amigos mientras conducía.

—Exacto. —JJ se entrometió. —Sus papis no estarán muy felices si se enteran que escaparon de la policía con estos hermosos ladrones. —Se llevó un cigarro a sus labios, inhaló profundamente y dejó que el humo se escapara por la ventana.

—Uhm, no lo creo. Yo no soy un ladrón. —Pope tartamudeó mientras bajaba la ventanilla.

—Amigo, si te juntas con nosotros, eres todo un ladrón. —El ojiazul movió su mano izquierda mientras sostenía el cigarro entre sus dedos.

Pope soltó un resoplido y salió de la camioneta para buscar a Kie.

Pasados los minutos, Pope sale por la puerta y se asoma por la baranda. —Dice que no viene.

La mirada de Maisie se cruza con la mía, estábamos confundidas.

—¿Por qué no? ¿Qué le hiciste, John? —JJ se volteó a mirar a su amigo.

—Mierda… —El mencionado murmuró. —Esperen, yo me encargo. —Se bajó del auto y entró al negocio sin más.

Maisie no se quedó en silencio y decidió preguntar. —¿Él está enamorado de ella? —Se acercó a JJ mientras se cruzaba de brazos.

—Imposible saber. Bueno… De hecho un poco. Pero, tenemos reglas. Un pogue no sale con otro pogue. —Explicó mientras se daba vuelta y nos miraba.

—Ajá. —Asintió, entrecerrando los ojos.

—¿Y eso por qué es? —Pregunté, aún dudando.

—La oración te lo dice, princesa. Un pogue no sale con otro pogue. —Recalcó mientras separaba las palabras con sus manos.

—Veo que no entiendes… —Suspiré frustrada. —Por qué.

Reglas. —Se encogió de hombros y frunció los labios, inclinándolos hacia un lado.

El sonido de la campana de la puerta resonó finalmente, y vimos a John B y Kie salir.

Kie, al vernos, se quedó quieta en su sitio, observándonos con cierta confusión.

—¿Qué hacen ellas aquí? —Preguntó con el ceño fruncido mientras se subía a la camioneta.

John B exhaló profundamente. —Es una larga historia —Libró el freno de mano y comenzó a conducir.

La mirada de Kie estaba fija en nosotras, aún mostraba perplejidad por la situación, lo cual era comprensible.

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El sol comenzaba a ocultarse y la noche se aproximaba.

El silencio se volvía incómodo, las únicas palabras fueron de JJ, quien mencionó que necesitaba un cigarrillo con urgencia.

Hasta que finalmente, Kiara rompió el incómodo silencio al preguntar lo que todos esperaban.

—¿A qué vienen? ¿Saben sobre el caso de John? —Nos preguntó con su mirada fulminante.

—¡No! Ellas no lo-... —JJ exclamó con poca discreción.

—La verdad, estamos aquí hace más de dos horas, al menos debemos saber algo… —Mi mejor amiga se quejó.

Las miradas de los pogues se dirigieron hacia John B, quien era el protagonista de todo, básicamente.

Resopló y comenzó a hablar. —De acuerdo. —Estos días, Scooter Grubbs murió. —Explicó. —Encontramos lo que parecía ser un Grady White. Un bote.

Ambas comprendíamos. —Bien… ¿Pero, a qué viene todo esto? —Pregunté confundida.

—Bien, encontramos una brújula. —Él nos miraba por el retrovisor. —Que… era de mi papá.

Levanté las cejas. —¿Pero tu padre no…?

Los chicos me miraron y me asintieron mientras se encogían de hombros.

John se dió cuenta de estas acciones. —No. No lo está. —Él respondió, tratando de convencerse a sí mismo, y elevó un poco la voz. —Esta brújula tiene algo… No quieren decirme.

—Entonces… Tu padre está vivo, ¿y ahora buscas pistas? —Volví a preguntar para confirmar si lo había entendido correctamente.

—Exactamente. —Asintió con una leve sonrisa. —¿Ven chicos? ella sí entiende.

JJ intentó cambiar de tema mientras se recostaba y comenzaba a hablar. —¿No les importa si me relajo? Fue un largo día y pasaron muchas cosas raras… Pasaré desapercibido. —JJ le extendió su mano a Pope con el cigarrillo. —¿Quieres un poco?

Este le puso la mano en medio. —Quiero estar alerta…

—De acuerdo amigo… Tu problema es que no eres creativo. —Él no paraba de hablar, se notaba que le había dado un par de caladas al cigarrillo.

Lo miré e hice que nuestras miradas se encontraran.

—Oigan, sé que me equivoqué con el faro, ¿sí? —JB lo interrumpió. —Eh… Me equivoqué con casi todo, pero sí tenía razón en algo… ¿okey? Papá intentaba decirme algo… —Se giró a mirarnos rápidamente.

Ahora que reflexionaba sobre lo que decía John B, a lo mejor le resultaba difícil asimilar que, aunque su padre estuviera muerto, en su memoria sigue vivo.

Quizás para él sería reconfortante continuar con su búsqueda…

—Amigo… —JJ suspiró, su mirada lo decía todo.

—No, JJ. Sé que él está vivo. —Se relamió los labios, mirando de vez en cuando el retrovisor. —Él sigue afuera… —Colocó el freno de mano y nos dirigió una mirada a todos antes de bajarse del auto en silencio.

Todos descendimos del vehículo y Kie sacó una mochila que contenía cuatro linternas.

Nos miró. —Ah… Lo siento, no sabía que vendrían… —Ella se disculpó mientras se encogía de hombros, mostrando una sonrisa entre dientes llena de culpa.

—No, está bien. —Le sonreí mientras agitaba la mano.

—¿Quieres mi linterna? —JJ se situó a mi lado y me ofreció su linterna mientras me miraba con sus lindos ojos azules.

—Tranquilo, quédatela tú. A lo mejor… —Comencé a buscar mi teléfono en el bolsillo trasero. —Uhm… —Traté de encender la pantalla del teléfono, pero esta estaba completamente negra. —Genial, sin batería.

Una vez más, JJ me ofreció su linterna, pero la rechacé con amabilidad. Después de todo, eran sus linternas, y sería incorrecto que Maisie y yo nos las apropiáramos.

—¡Vamos! —JB murmuró mientras pisoteaba las hojas secas del lugar.

—Este lugar me da miedo. —Kiara declaró mientras apartaba las hojas de los árboles a un lado.

—Cállense…

—John B… ¿Qué estamos haciendo? —La pelicastaña habló atemorizada.

—Shh. Okey, ¿les pasó intentar recordar una canción pero no saber quién la canta? —Cuestionó este.

—Sí… —Maisie y Kiara respondieron al unísono.

Redfield. Todo esté tiempo pensé que era un lugar, ¿sí? —Él explicó y luego hizo una breve pausa mientras se paraba frente a lo que parecía ser una tumba, iluminando hacia arriba. —Es una persona.

—Wow… —JJ abrió la boca con notoria sorpresa.

—Es mi tatarabuela, Olivia. Redfield… —Seguía mirando hacia arriba. —Su apellido de soltera.

El grupo entero se quedó mirando la tumba durante unos segundos.

—Ayúdenme con la puerta, vamos. —Murmuró mientras colocaba sus manos sobre la puerta de roca.

Pope se unió al chico en un intento en vano, por lo que JJ se unió a ellos y juntos hicieron fuerza.

Una serpiente salió por el agujero que estaba a la vista.

—¡Carajo! —Exclamé al verla y me coloqué detrás de Maisie, ya que le tengo fobia a las serpientes.

—Es una serpiente mocasín… ¡Es venenosa! La muerte nos acecha… —De repente empezó a ladrar.

—JJ, cállate. ¡Cállate! —Ordené y me tapé el rostro.

—Despertarás a los muertos, hermano… —Pope bromeó, pero parecía enserio.

—O a la tatarabuela de John. —Expresó Maisie mientras soltaba una risita.

—Hombre, les temen a los perros… Todos lo saben. —Aclaró. —Esperen, esperen, ¡esperen! —Se acercó con cautela y tomó el hombro de su mejor amigo.

—¿Qué? —Preguntamos todos simultáneamente.

—Si hay una… Seguro hay más.

—¡Ya cállate, JJ! —Pedí con un tono de voz alterado, escondiéndome detrás de mi mejor amiga.

Este seguía ladrando.

—Deja de ladrarles a las serpientes… —Maisie dió un resoplido que con solo escucharlo decía " trágame tierra "

—Me aseguro de que no se acerquen… ¡son serpientes! —Se quejó mientras Pope intentaba callarlo visiblemente estresado.

—John, escucha… No entraremos ahí ¿si? No se abre… Deberíamos irnos. —El chico de gorra declaró mientras intentaba hacerle ver la realidad a su amigo.

—Yo puedo entrar. —La chica con la banda en la cabeza habló mientras observaba el tamaño del agujero.

—¿Qué? —Su amigo estaba completamente confundido. —No, no, no, no... ¿Crees que entrarías por... ese agujero? —Cuestionó, observándolo con perplejidad mientras lo examinaba.

—Oye, es por tu padre. —La mirada de estos se cruzaron, JB la veía atontado. —Honestamente… no creo en esto, pero… mereces saber la verdad.

El ambiente se sumió en un silencio absoluto durante unos breves milisegundos, creando una tensión palpable que parecía detener el tiempo.

Finalmente, Kie decidió entrar por ese tenebroso agujero y quién sabía que se iba a encontrar.

Me dispuse a despejar con cuidado las enredaderas que obstruían la entrada, mientras el resto del grupo se unía a la tarea.

JJ adoptó una postura decidida, listo para ayudar a su amiga a entrar.

Kiara miró fijamente a John B antes de adentrarse, deteniéndose en seco.

—Recuérdame qué buscamos.

—Lo sabrás cuando lo veas. —El castaño respondió evitando el contacto visual.

Antes de adentrarse en la oscuridad, ella colocó su pie en la mano de JJ y lo usó como impulso para deslizarse hacia el interior.

—Bien… ¡La linterna! —Al recibir su pedido desde adentro de la tumba, encendí mi linterna y se la pasé.

El silencio nos envolvió a todos, nuestras miradas se entrecruzaron en espera de señales de Kiara, indicando que algo inusual estaba por pasar.

—¿Estás viva? ¿Aún tienes pulsaciones? —Interrogué con ansiedad tangible en cada mordida de mis uñas.

—Por ahora… —Me contestó con un ligero atisbo de miedo en su voz. —Ah… Necesito más luz. —Ordenó.

—Sí, sí, ten. Aquí tienes. —John B asomó su linterna por la rendija de la puerta de piedra, permitiéndonos vislumbrar con mayor nitidez el rostro de Kie.

—¿Ves algo? ¿Hay oro? —El rubio preguntó con curiosidad.

—No puede ser… —La chica lucía sorprendida, como si hubiera descubierto algo de gran importancia.

Kie se acercó a nosotros y entregó un trozo de papel que llevaba la inscripción " Para Pájaro. "

—Esto no es oro... —Expresó Pope con decepción, mientras John B observaba el papel con aprecio.

—Mierda... —lo examinaba con admiración y sorpresa. —Es de mi papá...

Miré a John con una leve sonrisa, sintiéndome feliz por él.

JJ le dió una calada a su cigarrillo e interrumpió el momento. —Código rojo… código rojo. —Murmuró mientras se acercaba trotando hacia nosotros. —Traficantes, traficantes. —Advirtió.

—Vamos, vamos. —Maisie puso sus manos sobre mi espalda, instándome a avanzar rápidamente.

—Son los que robaron tu casa. —JJ declaró mientras todos nos escondíamos detrás de la tumba.

—La luz. —Pope se puso de pie y le dijo nervioso a JJ, quien llevaba una en la cabeza. —¡Apaga tu luz!

—¡John B! Tuya. —Susurré mientras intentaba ayudar a JB a apagar su luz.

El pequeño automóvil tenía las luces encendidas, lo que significaba que seríamos fácilmente visibles si nos asomábamos.

—¿Serán ellos? —Kie se asomó discretamente.

—Yo tengo el arma. —Agregó el de ojos azules.

—Nos vamos. —Ordenó la castaña, levantándose para correr hacia la salida.

Y así, todos corrimos con linternas en mano, teniendo que saltar por una puerta grande.

—¡Ahí! —Se escuchaban las voces lejanas del conductor. —¡Vuelvan!

Estábamos a punto de correr unos metros más hacia la twinkie, cuando un llamado de Pope nos alertó.

—¡Chicos! —Su pantalón se había quedado atascado en unos picos que contenía la puerta. —¡Estoy atorado, estoy atorado! —Avisó nervioso.

—¡Pope, vamos! —JJ se quejó y desenfundó su arma. —Muy bien... Pope, no te muevas... —Recargó su arma y apuntó.

John B lo detuvo antes de que hiciera algo estúpido.

Maisie, Kiara y yo tiramos de la cintura de Pope para sacarlo rápidamente.

—Lo van a romper, lo van a romper. —El atascado observaba nuestra acción. —Esperen, esperen. Me lastimaré, ¡cuidado! —Finalmente el chico se liberó, y bueno... su pantalón había quedado atascado.

Corrimos hacia la camioneta entre risas y nos subimos con celeridad. Cerraron la puerta y John B arrancó con dificultad.

━━━━━━━━━━━━ 𓆉 ━━━━━━━━━━━━

Nos quedamos en el Château para finalmente leer lo que tanto habíamos esperado desde que Kie lo encontró.

JJ y yo preparamos un sándwich con los ingredientes que encontramos en la casa, agarramos una lata de refresco y estábamos listos para descubrir el contenido del sobre.

—Perfecto, a comer. —Le dimos una bocanada al mismo tiempo mientras JB rompía el sobre.

Saboreé el sándwich y me quedé quieta por un momento. Di una arcada y escupí el sándwich en mi mano, estaba horrible.

Nos acercamos de nuevo después de haber escupido ese repugnante sándwich.

Todos estábamos quietos y en silencio, ansiosos por descubrir su contenido.

El chico sacó un papel grande que, una vez abierto y colocado sobre la mesa, parecía ser un mapa detallado.

—Mierda. —Murmuró.

—Oh, hay una equis. —Pope señaló con atención.

Me acerqué y observé el mapa con calma y mucha atención. Las líneas del mapa eran bastante fáciles de seguir. —Longitud, latitud…

—Bien, tal vez haya algo más ahí. —John buscó y sacó una grabadora del sobre que traía consigo.

—¿Qué es eso? —JJ pregunto confundido.

—Una grabadora, idiota. —Respondí con mucha obviedad y continué observando.

John B pulsó el botón de escuchar y subió un poco el volumen.

Se oía cada palabra que estaban diciendo y también algunos ruidos de fondo, como el viento que soplaba y pasaba cerca de este.

Querido Pájaro. —La voz del papá de John B comenzó a sonar. Era una voz grave y profunda, pero también era suave y cariñosa

—¿Quién es pájaro? —JJ preguntó confundido.

—Así me decía papá… —Respondió con cierta sorpresa. La voz le hacía sentir como si su papá estuviera justo a su lado, y ese sentimiento le hacía sentir como si estuviera seguro y protegido.

Odio decir " te lo dije " pero… te lo dije. Y tú que dudabas de tu papá. —Un pequeño suspiro se escuchó a través de la grabadora. —Sospecho que, en este momento, debes estar lleno de culpa por nuestra última pelea. Pero, no te suicides aún, chico. —Dijo con gracia y seriedad. —Yo tampoco esperaba encontrar el merchant.

John B levantó las cejas al escuchar esto. Su expresión era de sorpresa, pero también había un poco de curiosidad en sus ojos.

En la grabación se lograba escuchar como si estuviera revolviendo algo. —Tenías razón en estar enojado. No fui exactamente " el padre de la década ". ¿Qué puedo decir, chico? Sabía que estaba cerca. —Dió una breve pausa. —Espero que… Escuches esto en nuestra nueva mansión en Costa Rica mientras vivimos de inversiones pasivas y disfrutamos del tiempo libre. —Resopló. —Si no… Si encuentras esto en peores condiciones, bueno… Para eso es el mapa. Ahí está. El merchant naufragado.

El castaño parecía estar reflexionando sobre lo que estaba escuchando, y también estaba intrigado por saber más.

Si algo me pasa… Termina lo que comencé. Consigue el oro, chico. Te amo pájaro… aunque no siempre actuara así.

Hubo un largo silencio hasta que su padre habló.

Te veré del otro lado. —Finalmente, la grabación se corta y nuestras miradas se dirigen a John, quien estaba por derrumbarse.

John se levantó de la mesa y se sostenía del borde de la pared. No pude soportar lo que había escuchado. Estaba completamente destrozado por dentro, y sus emociones brotaban de sus ojos.

—Mierda, ¡lo encontró! ¡Encontró el merchant! —El rubio interrumpió la tristeza con su emoción.

—Podrías… ¿podrías callarte? —Pedí con prudencia haciéndole entender que no era un buen momento para hablar de eso ahora.

Kie se acercó a su amigo y lo abrazó por detrás, tratando de calmar sus emociones.

Los brazos de ella rodeándolo con fuerza en un intento de consolarlo.

Supe en ese momento que su amistad era más profunda que solo palabras, sino un vínculo inquebrantable.

━━━━━━━━━━━━ 𓆉 ━━━━━━━━━━━━

Nuestra unión con el grupo ahora era diferente, nos sentimos parte de ellos una vez que nos invitaron a sentarnos junto a la fogata con ellos.

Kiara me enseñó a tocar el ukelele, Maisie habló con Pope sobre la vida y los otros dos hablaron sobre el tesoro.

Nuestras conversaciones ya no estaban llenas de tensión y desconfianza, ahora hablábamos fácil y abiertamente, compartiendo historias sobre nuestro pasado y soñando con nuestro futuro.

El vínculo que compartíamos se forjó con el calor de la fogata y las risas de la noche.

—¿Cuánto era que había? —JJ habló para todos.

—Cuatrocientos millones. —El dueño de la casa respondió.

Maisie levantó las cejas. —Wow, eso es mucho. —Asintió.

—¿Cómo lo repartiremos? —JJ continuó mientras observaba al grupo y ocasionalmente me miraba a mí. —Antes de que digan… " en partes iguales "... Les recuerdo que soy el único que puede defendernos de los traficantes. —Alzó su arma. —La protección no es barata.

Pope interfirió en su discurso. —No entrenaste. No tienes entrenamiento.

—¡YouTube! —Aclaró este y luego solté una carcajada. —Al menos merezco un cinco porciento más. —Habló con ironía. —¿Alguna objeción? —Nadie respondió. —No lo creo. —Si, no hay objeciones… —Hizo una pausa. —Además, tenemos a las chicas. Ellas son kooks, pueden salvarnos la vida con su dinero. —Nos señaló.

—Ajá sí, primero debo salvar la mía para que no me castiguen. —Apreté los dientes con incredulidad, sin mucho más que decir.

—¿Qué harás con tus cien millones, Pope? —Kie preguntó con una leve sonrisa.

Pensó y asintió. —Pagaré la universidad por adelantado. Y compraré los libros. —La miró. —Son muy costosos.

—¿Qué hay de tí, Kie? —El ojiazul añadió.

—Sí, ¿qué hace una socialista cuando se vuelve rica?

La mencionada soltó un resoplido y se encogió de hombros. —Quiero grabar un demo… Sobre esto. Los Bancos Externos. —Bajó su cabeza y sonrió. —Como Catch Fire sobre Kingston. Tener mi propio estudio… Que Peter Tosh lo produzca.

—Peter Tosh está muerto…

—Sí, lo sé, Pope. El espíritu de Peter Tosh nunca morirá. —Esta también alzó su refresco y bebió un poco.

—Yo ya sé lo que haré. Me compraré una mansión en Figure Eight al lado de Amber y seré un kook. —JJ habló encima de Kiara y luego se me acercó, rodeándome con su brazo.

—¿Y ustedes? —Pope nos miró, —Aunque, bueno… No hace falta que tengan una parte del tesoro… —Bromeó.

Solté una carcajada mientras levantaba mis rodillas y me apoyaba contra ellas, los brazos de JJ rodeándome. —Ah… Desde pequeña que quiero viajar por el mundo y entrometerme en esta cosa de los tesoros… —Asentí mientras empezaba a sentirme nerviosa, pero también emocionada por la cercanía y la intimidad del momento.

—Algo así… —Maisie agregó. —Solo que yo haría algo parecido a Kie… Una tienda… llena de tablas de surf y todo dedicado al mundo surfista. —Afirmó.

—¿Qué harás tú, John B? —Nuestras miradas se dirigieron hacia él nuevamente, las sonrisas adornaban nuestros rostros, mientras esperábamos su respuesta.

Hubo un tenso momento de silencio, antes de que finalmente hablara.

Seremos todos kook. —Tenía una sonrisa traviesa en su rostro y levantó su botella. Sus ojos estaban brillantes y llenos de humor y picardía.

—¡Seremos todos kook! —Nos pusimos de pie y levantamos nuestras latas, brindando por ser kooks.

La alegría era palpable en el aire y estábamos a punto de embarcarnos en la mayor aventura de nuestras vidas.

Aplaudimos y reímos, celebrando nuestra felicidad compartida y el nuevo camino que todos estábamos listos para recorrer juntos.

Holaa! Después de tanto el capítulo dos está publicado! Crean o no, me costó UN MES clavado hacerlo. Quería que sea largo para no dejarlos sin lectura por varios días... Así que acá tienen.

Espero que les haya gustado el reencuentro de los chicos y que ahora va a empezar lo mejoorrr!

Los quiero muchísimo y nos vemos en el siguiente capítulo!

cantidad de palabras: 8720
votos para continuar: 50

—Mar

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