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Luffy miraba con orgullo su trabajo, agregar los cupcakes a su venta había sido una gran idea.
Caminó hasta la casa de los Donquixote-Trafalgar con una sonrisa satisfactoria en sus labios, había guardado algo para cierto azabache con ojos grises que últimamente había estado siendo muy amable con él; también quería agradecerle por haberlo visitado hace un par días cuando enfermó.
Peinó un poco su cabello y tocó la puerta, respiró hondo y sonrió. Segundos después, un hombre apareció en el marco de la puerta, regalándole una brillante sonrisa.
—¡Luffy-kun!
—¡Señor Rosi!—se sorprendió, tenía tiempo de no verlo.
—¿Cómo has estado? ¿Tu mamá ha estado bien? —preguntó, causando que el menor se tensara de inmediato, aunque sabía que no lo hacía con mala intención, Rosinante siempre le decía que podía contar con él a pesar de no saber exactamente la situación, sabía de algunos rumores, pero tampoco quería preguntar, sólo sabía por él que su mamá estaba enferma, y nada más.
—Ella está bien, tratando de mejorar—volvió a sonreír.
—Me alegro, cielito. ¿Traes algo para comprar?
—¡Si!—sacó las galletas ordenadamente guardadas en bolsitas decoradas—Tengo estas.
—¿Vendes cupcakes?—miró el pastelito con curiosidad.
—Sí, pero este no está en venta —se avergonzó— ¡Puedo traerle mañana si quiere! —se apresuró a decirle.
—Perfecto—le sonrió con dulzura—Dame todas las que tengas—pidió.
Luffy asintió y se las entregó, Rosinante se despidió y estaba a punto de cerrar la puerta hasta que recordó la otra razón por la que había ido.
—¡Espere! ¿Está Tora... Law?—se sonrojó levemente, apartando su mirada de la mirada sospechosa del rubio.
—Sí, está en su habitación, ¿quieres subir?
—¿N-No puede bajar él?
—No seas tímido, sube —tomó su brazo y lo empujó a las escaleras.
Luffy sonrió avergonzado y subió, pareciéndole demasiado extraño la manera tan confianzuda de dejarlo entrar. No sabía qué habitación era, pero una enorme “L” pegada en una de las puertas rápidamente lo hizo caer en cuenta que ahí era. Se atrevió a abrir la puerta de manera sigilosa, asomó un poco la cabeza y se encontró con Law durmiendo. Sonrió ante la tierna imagen del mayor, tan pacífico y con su expresión suavizada, su ceño no estaba fruncido y sus labios formaban un pequeño puchero.
No sabía si debía despertarlo, pero no podía quedarse demasiado tiempo tampoco, así que se acercó con sigilo hasta la orilla de la cama y con delicadeza empezó a moverlo; a los segundos vió como el mayor abría poco a poco los ojos con expresión somnolienta.
—Mugiwara...—susurró al verlo—Luffy-ya bonito— volvió a susurrar.
El menor se sonrojó ante los balbuceos de Law.
—Lu... Sólo yo puedo decirte así.
—Todos me dicen así—rió suavemente.
—No—frunció el ceño—Sólo yo, nadie más, eres mi Lu.
Cada palabra que Law decía, iban directo a su corazón, llenándolo de calidez, poniéndolo nervioso.
Law se giró, dándole la espalda. Y entonces Luffy se dió cuenta de que seguía durmiendo, que sólo estaba balbuceando. Rió y volvió a moverlo, esta vez más fuerte para despertarlo de una vez por todas.
—Cora-san, déjame en paz, tengo sueño—se quejó.
—No soy tu Cora-san, tonto.
Law despertó de golpe.
Entonces no estaba soñando.
Se sonrojó en ese instante, recordando lo que dijo pensando que seguía dormido.
Mugiwara-ya, ¿qué haces aquí?—se sentó sin verlo.
—Quería hablar contigo y tu papá me dejó entrar—miró sus manos con nerviosismo.
—Tú... ¿Escuchaste lo que dije?—lo miró aún con sus mejillas calientes.
—Sip—rió—Todos me dicen Lu —repitió—Y gracias por decirme bonito.
Law tapó su rostro con sus manos y se dejó caer en la cama con vergüenza, sintiéndose atrapado.
Luffy empezó a reír, apartando el nerviosismo que se convirtió en ternura, era raro verlo tan avergonzado.
—Toma, te traje esto—le extendió el pastelito—Ya que no te gustan las galletas.
Law se sentó rápidamente, recibiendo el postre con una sonrisa que literalmente apareció de pronto.
—Es una forma de agradecerte que hayas ido a visitarme cuando enfermé hace unos días— siguió hablando el menor.
—Lo volvería hacer—soltó sin pensarlo mientras veía el pastelito en sus manos.
Luffy esbozó una sonrisa. Miró a su alrededor toda la habitación, admirando cada detalle, poniendo atención a las fotografías que tenía con su padre y sus amigos, hasta que se topó con algo que llamó totalmente su atención. Se acercó hacia el escritorio y agarró el envoltorio, confirmando que eran los que él usaba para meter sus galletas. Law se alarmó en ese momento y se apresuró a pensar en algo, alguna excusa creíble que no fuera decir la verdad.
—Mi papá dejó eso aquí—explicó.
—Ujum—asintió con sospecha, teniendo un leve presentimiento de que era mentira—Bueno, me tengo que ir.
—¿Tan rápido? ¿no puedes quedarte más tiempo?—preguntó rápidamente, Law, bajando de su cama para acercarse a Luffy.
—A mi hermano no le gusta que vaya solo por la calle tan tarde, me va a regañar—hizo un puchero.
Law quería besarlo.
Apartó rápidamente esos pensamientos, debía controlarse con Luffy en su habitación.
—Yo puedo acompañarte a tu casa—sugirió— Quédate más tiempo.
—No puedo—repitió.
—Bien, no quería recurrir a esto, pero no me dejas opción—cerró sus ojos, respiró hondo y exhaló, segundos después, hizo su mejor expresión tierna, tratando de imitar a su mejor amigo, Zoro quien utilizaba ese método para convencerlo. Pero en su lugar, salió una mueca extraña que hizo reír a Luffy, totalmente opuesto a la reacción que quería.
—¿Qué se supone que estás haciendo? —preguntó divertido.
—Tratando de convencerte—volvió a hacer la misma expresión, poniendo ojos lastimeros y un puchero.
Luffy puso ambas manos en las mejillas de Law e hizo presión, riendo por lo ridículo y tierno que se veía con los labios abultados. Law, por su parte, se sorprendió por tal acción, pero no quería que lo soltara, verlo reír era algo que le gustaba mucho, y si se tenía que ridiculizar para eso, lo haría.
—¡Law~!—Zoro entró de golpe en su habitación, causando que se separaran rápidamente. Los miró con sospecha y con una enorme sonrisa—¿Qué estaban haciendo ustedes dos?—movió sus cejas de manera sugerente— ¡lban a besasarse~!
—¿Qué? ¡No!—se apartó Law con rapidez, frunciendo el ceño hacia su imprudente amigo.
Law bajó sus manos y apartó la mirada, sintiéndose un poquito decepcionado por la reacción, y aunque no estaban haciendo eso, no iba a negar que si lo pensó.
—¿Qué haces aquí, Lu?
—Se llama Luffy —interrumpió Law sin pensar en sus palabras, olvidando por completo que no debía ser tan obvio con sus celos.
—Ya, tranquilo—rió—Sé que se llama Luffy, pero está pequeño.
—Vine de visita—dijo sin explicar más el menor, sintiendo sus mejillas levemente calientes—Ya me iba.
—Pensé que te quedarías más tiempo—el mayor de todos hizo un puchero que ni siquiera notó, simplemente salía cuando estaba frente a él.
—¡Estás haciendo pucheros! ¡Trafalgar gruñón Law está haciendo pucheros!
—¿A qué viniste exactamente, Roronoa-ya?—lo miró con irritación, odiándolo mucho en ese momento.
—Oh, sí—se sentó en el ordenado escritorio de su mejor amigo—Haré una super pijamada en mi casa porque mis padres no estarán el fin de semana.
—Tus pijamadas sólo son ver películas a la mitad porque te quedas dormido.
—No seas aguafiestas, solo di que si como siempre—sonrió y juntó sus manos en forma de súplica.
Law suspiró resignado.
—Bien—rodó los ojos—Pero si al final no aparezco será porque no me dio la gana ir y ya, no vayas a venir hasta aquí para molestarme.
—Amargado, me caes mal—frunció el ceño—¿Y tú? ¿Quieres ir?—miró al menor que estaba ajeno a la pequeña discusión.
—¿Y-Yo?
—¡Sí! Dile a tus amigos también, tal vez así se anima este estúpido—señaló con el pulgar al pelinegro que ahora estaba más atento.
—¿Tú quieres ver a Sanji? —rió Luffy.
—Puede ser, pero es una buena idea, ¿no crees? ¡Estaremos todos juntos!
—Está bien, les diré—asintió emocionado.
Y entonces Law ya no quería faltar.
《🍪》
Luffy entró a su casa, dejó el dinero como siempre en la mesa después de tomar su parte—porque su hermano terminó convenciéndolo de hacerlo—. Subió las escaleras y se encontró a su hermano saliendo del baño con una toalla rodeando su cabello y con su pijama ya puesta. El mayor frunció el ceño y lo golpeó levemente en la frente.
—¿Qué te dije de venir tarde? No me gusta que andes solo cuando está oscuro—se cruzó de brazos.
—No vine solo, Law me acompañó—hizo un puchero mientras sobaba la zona en donde su hermano lo había golpeado.
La expresión del pecoso se suavizó al escuchar el nombre de su lindo vecino, no era secreto para sus compañeros que Ace sentía algo por el ojigris, la forma en la que lo miraba y le hablaba demostraba las obvias intenciones, aunque Law no lo entendiera totalmente.
O al menos eso creía.
—¿Estuviste con él todo el día?—preguntó curioso.
—Sólo un par de horas, estuve en su casa y después llegó Zoro, te prometo que me he portado bien.
—Lo sé—suspiró—Es extraño que te lleves con mis compañeros más que yo.
—Un poco, pero somos todos vecinos, supongo que puede ser normal—se encogió de hombros.
—Tienes razón—asintió—Ya cambiate esa ropa, haré la cena—revolvió su cabello con cariño y se metió en su habitación con una extraña sensación.
Ace se miró en el espejo, sabía que era un chico muy lindo, inteligente y con buena personalidad, pero parecía que nada de eso Ilamaba la atención de Law. Se sentía dolido, dolido y curioso de saber qué era lo que Luffy tenía para llamar la atención de su crush, porque sí, sabía que había algo más, lo supo desde que Law había ido muy decidido de cuidar a su pequeño hermano cuando enfermó, estaba seguro que Trafalgar no tenía ese tipo de atenciones con nadie. Y confirmó sus sospechas ese mismo día al saber que se había molestado en acompañarlo a casa. Esas actitudes eran impropias de Law, todos lo sabían.
No iba a interponerse, Luffy también era un chico muy lindo, inteligente y con gran corazón, lo amaba y si realmente había algo entre ellos, el tiempo lo diría. Amaba a su hermano más que a nada, no era capaz de quitarle la felicidad, aunque eso significaba dejar de lado la suya.
En la otra habitación, el monito sonreía de manera tonta recordando los acontecimientos de ese día. Su corazón palpitaba nervioso a cada momento. La manera en la que lo veía o le decía cosas lindas causaba un caos en su interior. No sabía nada sobre el amor, nunca le había gustado alguien y tampoco le había gustado a alguien, estaba muy metido en sus cosas, pensando en que nadie lo querría por feo y por ser un poco molestón, no quería hacerse ilusiones, pero con Law era imposible.
No le importaría si sus ilusiones fueran rotas, se sentía bien fantasear, aunque sea un momento.
《🍪》
—Les dije que debimos tomar un taxi—dijo Luffy avergonzado, notando la mirada de sus vecinos sobre ellos.
—Zoro vive cerca, no iba a pedir un taxi para cuatro cuadras—respondió Sanji, abrazando con más fuerza su peluche favorito.
—Además, ya está oscuro, es normal andar en pijama a estas horas—agregó Killer, caminando con seguridad mientras arreglaba su gorrito que hacía juego con su conjunto de dormir.
—Si, es normal, ¡pero no en la calle!—exclamó el pelinegro, cuidando que sus almohadas y peluches no cayeran.
Los tres chicos se encontraban de camino hacia la casa de los Roronoa, todos vestidos ya con sus pijamas, caminando como si fueran plenas dos de la tarde. Las personas los miraban divertidos, algunos sólo reían o no les tomaba importancia. Luffy insistió en que debían ir con ropas normales, pero sus amigos lo convencieron de que sería mucho más práctico si ya iban vestidos. Y por esa razón, Luffy iba con su pijama rojiza con corazones blancas, Sanji con su pijama amarilla con nubes naranjas y Killer con su pijama celeste con estrellas de colores.
Luego de caminar un rato, por fin llegaron. Los tres agarraron con fuerzas sus cosas y algunas bolsas de frituras que habían comprado de camino, acomodando sus ropas y verificando que sus pantuflas no se ensuciaran mucho en el camino. Estaba de más decir que estaban nerviosos, los tres querían hacer como si nada, pero eran obvios.
—¡Sanji!—exclamó Zoro al momento de abrir la puerta, tomó la mano del menor y lo metió a su casa, dejando a Luffy y Killer solos.
Ambos se miraron confundidos y empezaron a reír, Sanji ni siquiera sintió cuando ya estaba siendo jaloneado al interior de la casa.
—Ni siquiera nos saludó—dijo Killer, tomando la mano de Luffy para adentrarse al hogar de los Roronoa.
Cuando Luffy y Killer entraron, todas las miradas viajaron hacia ellos. Luffy puso sus ojos rápidamente en Law, se veía lindo en su simple pijama negra con bordes amarillos, pensó que se veía como esos hombres mayores con pijamas aburridas, pero aún así, le parecía lindo.
Kidd hizo señas a Killer para que se sentara a su lado, el menor se soltó del monito rápidamente y corrió hacia donde le estaba haciendo espacio. Luffy, por su parte, tomó asiento en el sofá, sintiéndose un poco extraño al estar en una casa que no era la suya o la de sus amigos.
—Ahora que estamos todos, prepararemos algo de comer y luego veremos una película—dijo Zoro, mirándolos a todos con una enorme sonrisa que de seguro no se le iba a borrar dentro de un buen rato.
—¿Cómo vamos a dormir?—cuestionó Law, no podían todos dormir en la cama de Zoro porque aunque fuera enorme, no era suficiente.
—¿Acabamos de empezar y ya estás pensando en dormir?—preguntó Kidd con una mueca.
—No es eso, lo digo porque lo más seguro es que Zoro-ya se quede dormido rápido y nos deje en el suelo a todos—se cruzó de brazos el amargado de ojeras.
Luffy rió en voz baja ante el comentario, Law se quejaba mucho de muchas cosas y eso le parecía divertido.
—Lo tengo cubierto. Tú, Eustass-ya y yo dormiremos en el sofá cama—vió la mirada de disgusto de sus amigos— Mugiwara-ya, Sanji-ya y Killer-ya dormirán en mi habitación, creo que caben perfectamente en mi cama, ¿les parece bien?
Los menores asintieron sin protesta, al menos dormirían en una cama y no en el suelo o algo así. Law miró mal al más alto, estaría muy separado de Luffy a la hora de dormir y eso no le gustaba, la vaga idea de verlo al despertar había sido una ilusión que rápidamente desapareció con el plan.
—Bien, empecemos— Zoro juntó sus manos con emoción y se dirigió a la cocina.
Sería divertido.
《🍪》
—Y es por eso que tú sólo sirves las bebidas, Law —frunció el ceño el mayor de todos, quitándole los guantes de cocina al mencionado.
Law trató de sacar una bandeja del horno y en un mal movimiento la movió e hizo que toda la masa de pizza se amontonara a un lado, creando una enorme plasta de algo que se veía extraño, además, la había sacado antes de tiempo y seguía muy cruda. Él mismo había insistido en hacer eso, pero fracasó olímpicamente, solo quería que Luffy viera que podía hacer más que servir bebidas en la cocina.
Luffy miró desde el otro lado de la cocina toda la situación, viendo que él ya casi terminaba con su tarea de lavar los platos y utensilios sucios que acababan de utilizar. Sus ojos se encontraron con los de Law e hizo una seña para que se acercara. El mayor con mucha vergüenza hizo caso, quiso verse como alguien que podía ayudar en la cocina para que Luffy se interesara, pero terminó avergonzándose.
—Ayúdame con los platos—pidió Luffy, pasándole los trastes limpios para que los secara y los acomodara en su lugar.
—No entiendo por qué soy tan estúpido para la cocina—se quejó sin apartar la vista de los platos, secándolos con fuerza debido a su frustración—Es decir, soy muy inteligente y bueno en muchas cosas, pero cuando se trata de comida, todo va mal.
—No se requiere ser inteligente para ser bueno en la cocina—rió.
—Quería ayudar—dijo en voz baja.
—Me estás ayudando, quita esa cara.
Ambos se miraron y ríeron. Luffy se percató de que Luffy estaba manchado con harina en algunas partes de su cara, así que se acercó a limpiarlo con sus dedos, pero olvidó que tenía jabón en sus manos, llenándolo de espuma.
—¡Lo siento!—rió Luffy.
—¡Quítame esto, va a entrar en mi ojo y me va a doler!—lloriqueó como un niño pequeño.
Los presentes lo miraron con sorpresa en sus rostros, tratando de no reír por lo ridículo que se veía haciendo eso.
—Ya, no te alteres, no te pasará nada—remojó una toalla y la pasó por toda su cara.
Law miró lo concentrado que estaba en su labor, suavizó totalmente su expresión y una sonrisa se escapó de sus labios.
Zoro y Kidd lo miraron con orgullo y emoción, por primera vez, al fin, alguien había entrado en el corazón de su amigo.
《🍪》
Luffy bostezó por tercera vez mientras una película animada se reproducía en la pantalla. A su alrededor, todos se habían quedado dormidos a excepción de Law que seguía muy pendiente de la película. Se suponía que él y sus amigos dormirían en la habitación de Zoro pero al final, no pudieron contenerse al sentirse tan cómodos en las colchonetas que ordenaron en la sala. Luffy seguía sentado a un extremo del sofá, mientras que Law estaba en el otro extremo.
Law miraba de reojo al monito, notando que poco le faltaba para quedarse dormido también. Tuvo la intención de acomodar un par de cojines para que pudiera recostarse y dormir, pero cuando puso sus ojos totalmente en él, ya se había dormido.
Esperó unos minutos, debatiéndose sobre qué hacer, hasta que al final, se decidió por moverlo a la habitación de su mejor amigo. Apagó la televisión y se acercó al menor, admirando lo lindo que se veía mientras dormía; sonrió inconscientemente y con sumo cuidado lo cargó. Al principio, Luffy se removió y en medio de su sueño, se aferró al cuerpo de Law, apoyando su mejilla en su hombro para sentirse más cómodo.
Law subió sin dificultad las escaleras, Luffy no pesaba mucho por lo que se le hizo fácil subir sin problemas. Entró a la habitación de Zoro y lo dejó sobre la ordenada cama. Luffy rápidamente tomó una de las almohadas y la abrazó con fuerza para dormir más cómodo. Law sonrió, no se cansaría de verlo nunca. Sacó una sábana del armario y lo cubrió hasta los hombros para que no le diera frío. Él, por su parte, decidió dormir en el suelo, por lo que sacó más sábanas y las extendió en el alfombrado piso de la habitación a modo que se hiciera un pequeño colchón, se cubrió y por fin quedó dormido.
《🍪》
Luffy despertó de golpe, rápidamente notó que no estaba en su habitación, supo de inmediato que era muy temprano, el clima estaba muy fresco y a través de las delgadas cortinas verdes se podía notar como lentamente se iba asomando el amanecer, aún seguía todo muy oscuro. Le pareció extraño levantarse ahí, no recordaba haberse movido antes de quedarse dormido.
Muy despacio en medio de la oscuridad, bajó de la cama y al dar el primer paso, tropezó con algo en el suelo, causando que se tambaleara y se escuchara un quejido.
—¡Mi brazo!—exclamó el azabache desde el suelo, encogiéndolo para sobar la zona en donde fue pisoteado.
Luffy se alarmó; gracias al alfombrado suelo de la habitación no logró hacerse daño al caer, así que rápidamente se acercó con mucha torpeza debido a la falta de luz. Law sintió la cercanía del menor y se puso nervioso, así que se sentó y dejó que Luffy sobara su brazo con preocupación.
—¿Qué haces en el suelo? ¿Y si hubiera pateado tu cara?
—Aquí dormí. Estoy bien, no te preocupes— puso su mano sobre la contraria para detenerlo.
—Pudiste dormir conmigo, la cama es lo suficientemente enorme—dijo con inocencia, y Law lo notó, por lo que evitó hacerse otras ideas que no tenían nada que ver—¿Seguro que estás bien?
Law suspiró, acunó el rostro del menor entre sus manos y se acercó para verlo mejor a través de la poca luz mañanera que empezaba a asomarse por las ventanas. Los bonitos ojos cafés del menor lo miraban con intriga y un toque de vergüenza, sonrió ante su ternura y belleza, causando que el menor se sonrojara, aunque no se notaba debido a la falta de luz.
Tener a Luffy de esa manera frente él causaba demasiados estragos en él, preguntándose cómo había llegado hasta ese punto en el que había caído totalmente por él sin darse cuenta. Le parecía todo tan nuevo a pesar de que no era su primera vez sintiendo algo por alguien, lo que estaba sintiendo en ese momento no se comparaba ni un poco.
La idea de poder besarlo apareció como un destello en su mente, emocionándolo más de lo que debía. No tenía mucha idea de cómo es que todo entre ellos había llegado a ese punto, estaba casi seguro de que Jisung sentía algo por él aunque no sé lo haya dicho; quería arriesgarse, por primera vez quería arriesgarse con alguien sin pensar en qué pasaría después.
—Mugiwara-ya —lo miró, desviando a veces sus ojos hacia sus labios, enviando una clara señal de sus intenciones.
—¿Si?—su voz salió más baja de lo que imaginó. Sus manos se movían con nerviosismo en su regazo, expectante.
—Quiero besarte... Voy a besarte.
Luffy no tuvo ni siquiera tiempo para asimilarlo cuando el mayor acortó la distancia entre los dos, uniendo sus labios en un beso tan simple que caló en lo más profundo de su pecho, regalándole una mezcla de sensaciones que le parecían difíciles de asimilar. Segundos después, se separaron, ambos con sus corazones acelerados, viéndose con la esperanza de que pasara algo más. Por un momento, Law se sintió demasiado valiente, pensando en que tal vez después no tendría una oportunidad similar, así que se acercó nuevamente, tomándolo otra vez por sorpresa, uniendo sus labios en otro beso.
Law movió un poco sus labios, incitando a que el menor hiciera lo mismo. Sus pulgares no dejaban de sobar sus mejillas mientras lo besaba, notando su timidez. Sus labios eran suaves, gentiles, cálidos, estaba seguro de que podría pasar mucho tiempo sin dejar de besarlo. Luffy, por su parte, estaba tan nervioso que se le dificultaba seguir el ritmo de aquel beso que llegó de la nada, puso sus manos en cada hombro del mayor, arrugando su camisa de pijama en sus puños debido al nerviosismo del momento, no terminaba de creer que Law lo estuviera besando de esa forma, que estuviera tocando su rostro de esa forma tan cariñosa, parecía una persona totalmente diferente a pesar de que muchas veces lo trató de manera amabilidad y cariño.
En la casi oscuridad de ese amanecer, Luffy fue besado por primera vez.
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